La exhibición de las mercancías se hacía en los pasillos o patios de sus casas, y por ahí cada ocho días se salía a recorrer las grandes zonas comerciales de la ciudad a ofrecer los productos. Así fue como el Restrepo se volvió el principal abastecedor de casi todos los almacenes de la ciudad. La repartición de tareas es una práctica que aún hoy permanece en el oficio. En los talleres de zapatería hay un artesano dedicado a cortar, otro a guarnecer, y así hasta tener el producto acabado. Hay algunos que saben hacer todo el proceso, que por lo general son los de mayor edad y experiencia, y a quienes dentro del gremio los llaman polifuncionales. Mi historia en particular empieza en la marroquinería, en el barrio Chapinero, más o menos hace unos veinticinco años. Allí aprendí empíricamente la elaboración de bolsos, monederos, billeteras y demás. En el año 2000 incursioné en la elaboración del calzado; aprendí inicialmente el finizaje (la terminación de este producto) y, poco a poco, todo el proceso que lleva la elaboración del zapato. En el año 2013 más o menos, me trasladé al barrio Restrepo, donde adquirí mayor conocimiento y nuevas técnicas en la elaboración de los zapatos. Allí era más fácil encontrar los productos y materiales necesarios. Poco a poco la empresa fue creciendo y nuestros productos empezaron a ser muy apetecidos por su calidad y suavidad. Eso fue un gran triunfo, pero luego llegaron las nuevas reformas y leyes, las cuales nos perjudicaron ya que el comercio empezó a caer y el contrabando llevó a la crisis a las pequeñas empresas, tanto así que vi cómo muchas fueron cerrando definitivamente. Con mucho trabajo y dificultad he tratado de mantenerme a flote con mi empresa. Ahora atravesamos un momento muy crítico a nivel mundial debido a la pandemia, lo que nos llevó a cerrar por muchos meses y nos dejó al punto de pensar si lo mejor era cerrar la fábrica… Pero aún sigo al frente luchando y esperando que se empiece a reactivar nuevamente la economía. *Dedicada a la zapatería desde hace 21 años. Creó junto a Mario Reyes, la fábrica - taller de calzado Ardipiel’s 17