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Lenguaje Ecuestre

LA ETOLOGÍA EQUINA

Por: Daja Grube Etóloga Animal con especialización en equinos y caninos

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La etología equina estudia la modificación de la conducta y problemas de comportamiento de los equinos que se encuentran en estado doméstico o estabulado, a diferencia de los equinos que se encuentran en condiciones naturales y libres.

La historia nos dice que el ser humano ha domesticado al caballo por primera vez hace más de 5,500 años en el actual Kazakstán, en Asia central. Desde ese momento, la convivencia del ser humano con el caballo se ha desarrollado paso a paso, siendo usado primero como carne, luego para jalar carretas pesadas, para el uso en las guerras, transporte y, por último, en disciplinas deportivas, crianza y shows.

Actualmente, la mayoría de caballos en el mundo viven domesticados por el ser humano y su crianza no natural define algunos aspectos como la responsabilidad de las buenas o malas conductas del caballo, que dependen en gran parte del cuidado y el tipo de crianza que le puede dar su propietario. Es por eso que

la etología equina evalúa, analiza e identifica algún problema de conducta para proponer una determinada solución.

La vida del caballo estabulado está pendiente de nosotros, no busca su comida ni agua, no elige solo sus compañeros y tampoco se reproduce con yeguas libremente elegidas. Los encerramos a un espacio muy reducido y muchas veces viven encerrados en un box, lejos de una vida libre en manada.

Es muy interesante cómo los caballos confrontan la domesticación y este estilo de vida que les imponemos muy alejado de la manera en que lo vive en la naturaleza. Eso hace que algunos caballos desarrollen malos comportamientos en estabulación.

El aburrimiento toca un rol muy importante en los hábitos no deseados, algunos muerden, patean o se vuelven muy agresivos hacia el humano o sus compañeros equinos. La etología trata de entender las razones y mejorar esas conductas para una mejor convivencia tras métodos de la doma natural, entre otros.

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Debemos entender que lo que nos hace feliz a nosotros, no automáticamente hace feliz a nuestros caballos. El caballo en libertad huye cuando no se siente cómodo o cuando siente miedo.

Cuando trabajamos con caballos debemos aprender a alejarnos de nuestro comportamiento depredador, debemos actuar como el potro líder o la yegua dominante pero con mucha paciencia y buscar la razón y la causa del problema en nosotros o el estilo de vida que les damos para no tratar solamente los síntomas, sino para llegar a una buena comunicación entre ambos.

El caballo, en cambio, debe aprender a respetar nuestra zona individual, a confiarnos y aceptar los compromisos que le ofrecemos. Es una tarea muy compleja, que se puede lograr con ayuda de la etología equina.

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