Matrimonio y Milagros Miranda Lee
6º Serie “Corazones de Fuego”
Matrimonio y Milagros (2007) TĂtulo Original: Marriage and miracles (1994) Serie: 6Âş Corazones de fuego Editorial: Harlequin IbĂ©rica Sello / ColecciĂłn: Bianca Miniserie 18 Protagonistas: Nathan y Gemma
Argumento: Gemma sabĂa que su matrimonio estaba en peligro y que Nathan creĂa que lo Ăşnico que les quedaba era el sexo. Pero Gemma iba a recuperar a su esposo. Iba a hacer todo lo que estuviese en su mano para arreglar su matrimonio. SabĂa que iba a necesitar un milagro, pero era un milagro posible si, como creĂa, estaba embarazada…
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 El estreno de las nuevas obras de teatro de Nathan Whitmore se habĂa convertido en todo un acontecimiento en Sidney durante los Ăşltimos años. Gemma observaba los rostros famosos que habĂa en el vestĂbulo con una sincera falta de interĂ©s. La fama no le impresionaba. ÂżPor quĂ© iba a hacerlo? HacĂa muy poco tiempo no habrĂa sido capaz de reconocer a ninguna de las personas que estaban allĂ aquella noche. —SonrĂa, señora Whitmore —le pidiĂł un fotĂłgrafo— . Y usted tambiĂ©n, señorita Campbell. —SonrĂe, Gemma —le susurrĂł Celeste—. Esto ha sido idea tuya, Âżrecuerdas? Yo te advertĂ que no vinieses, pero ahora que ya estás aquĂ, tienes que sonreĂr. Las dos mujeres sonrieron y Gemma se preguntĂł quĂ© dirĂa el fotĂłgrafo si supiese que, en realidad, estaba haciendo una fotografĂa de una madre y una hija. No cabĂa duda de que la noticia causarĂa un gran revuelo el Sidney, sobre todo si tambiĂ©n se sacaba a la luz que el suegro de Gemma, Byron Whitmore, era además su padre biolĂłgico. La larga enemistad entre la glamorosa jefa de Joyas Campbell y el guapo jefe de Whitmore Opais habĂa alimentado muchas discusiones a lo largo de los años. Se habĂa rumoreado a menudo que los dos empresarios habĂan tenido una aventura en el pasado, pero nadie habrĂa adivinado las extraordinarias circunstancias que rodeaban el nacimiento de Gemma, su niñez a manos de NÂş Páginas 2—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
un hombre que la habĂa robado pensando que era su padre, y su vuelta a las vidas de sus verdaderos progenitores veinte años más tarde. SĂłlo hacĂa tres dĂas que Gemma se habĂa enterado de la verdad, pero ya tenĂa un lazo de uniĂłn con su padre y su madre. En su opiniĂłn, ambos eran personas formidables. No eran santos, por supuesto, pero eran buenas personas y sĂłlo querĂan lo mejor para su hija, a la que habĂan encontrado despuĂ©s de tanto tiempo. Además, el hecho de que por fin fuesen a casarse, la hacĂa a Gemma feliz. Su propio matrimonio era otro tema… A Gemma se le hizo un nudo en el estĂłmago. Su plan para volver a conquistar a Nathan le habĂa parecido bueno en teorĂa. En la práctica, era peligroso y arriesgado y le estaba destrozando los nervios. Pero no tenĂa alternativa. QuerĂa a Nathan más que a su propia vida y estaba segura de que Ă©l tambiĂ©n la amaba, a pesar de todo. No podĂa permitir que un malentendido y la mala suerte acabasen con su matrimonio. Sobre todo, no en esos momentos, cuando cabĂa la posibilidad de que estuviese embarazada. —¿Por quĂ© tarda tanto Byron? —preguntĂł preocupada cuando se marchĂł el fotĂłgrafo—. Espero que no estĂ© intentando hacer de intermediario entre Nathan y yo. Le he pedido que no lo haga. —Por favor. Byron nunca harĂa algo asĂ, Gemma. —Él sabe que ahora mismo tiene poca influencia en Nathan, al que no le gustĂł enterarse de que Byron se habĂa acostado conmigo estando todavĂa casado. Y NÂş Páginas 3—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
cuando le dijo que Ăbamos a casarnos… —Celeste puso los ojos en blanco—. Creo que Nathan lo mirĂł como si pensase que estaba loco. Gemma suspirĂł. —Pobre Byron. No se merece esa reacciĂłn por parte de Nathan. —Francamente, Gemma, nadie se merece el trato que está dando Nathan. Lo que me sorprende es que tĂş lo sigas queriendo. Que no te contase que yo era tu madre me parece despreciable, pero lo otro… —Me prometiste que no volverĂamos a hablar de ello. Sabes muy bien que Nathan estaba fuera de sĂ cuando lo hizo. Si yo puedo perdonarlo y olvidar, Âżpor quĂ© no lo haces tĂş tambiĂ©n? —Lo siento, pero no soporto que los hombres traten con violencia a las mujeres. No obstante, no volverĂ© a mencionarlo. Es tu vida y sĂ© que estás decidida a intentar salvar tu matrimonio. —Y tĂş me has prometido ayudarme. —SĂłlo Dios sabe por qué… —murmurĂł Celeste. —¿PorquĂ© me quieres? —dijo Gemma tocándola cariñosamente en la muñeca. A Celeste le sorprendiĂł verse invadida por aquel amor materno que hizo que se le llenasen los ojos de lágrimas. ParpadeĂł rápidamente y asintiĂł, al tiempo que le apretaba la mano a su hija. —TendrĂ© que fiarme de ti si dices que merece la pena luchar por Nathan, y que no es el cretino más frĂo y cĂnico que he conocido nunca. NÂş Páginas 4—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Lenore piensa que merece la pena —razonĂł Gemma—. Y ella estuvo doce años casada con Ă©l. —A pesar de sus errores, es evidente que ese hombre sabe inspirar lealtad en sus mujeres. —¡SĂłlo ha tenido dos! —Hasta ahora. Si se divorcia de ti, tal y como dice, algĂşn dĂa podrĂa haber una tercera. —No vamos a divorciarnos —replicĂł Gemma—. ¡Y no habrá ninguna tercera! —¿Y cĂłmo pretendes hacerlo cambiar de opiniĂłn? —Utilizando todos los medios que estĂ©n a mi disposiciĂłn. —Umm. Ya entiendo. Lo que querĂas no era venir a la obra, sino a la fiesta que hay despuĂ©s. Gemma se ruborizĂł, pero se negĂł a avergonzarse por su plan. Al fin y al cabo, Nathan era su marido. Además, no iba vestida tan provocativamente como se habĂa vestido Celeste otras veces. De acuerdo, se habĂa puesto un vestido rojo muy ajustado y sĂ, con un escote que dejaba intuir que no llevaba sujetador, pero eso no era ningĂşn crimen. —SĂłlo quiero hablar con Ă©l conseguirĂ© nada si no hablo con Ă©l.
—mintió—.
No
—El que juega con fuego se acaba quemando —le advirtió Celeste—. A mà también me pasó. —Y has terminado con el hombre al que amas. Esa es también mi intención.
Nº Páginas 5—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Celeste se sorprendiĂł al ver la dureza con la que le hablaba su hija. Al fin y al cabo, sus padres eran los dos muy testarudos. Casi sintiĂł lástima por Nathan. —Ah… AquĂ está Byron —dijo Celeste sonriendo y entrelazando el brazo con el de Ă©l—. Pensábamos que te habĂas perdido. ÂżQuĂ© tal van las cosas entre bastidores? —Todo el mundo está muy nervioso. Salvo Nathan, por supuesto, que tiene los nervios de acero. «Igual que el corazĂłn», pensĂł Celeste, pero no lo dijo en voz alta. —¿Te ha dicho algo de mĂ? —quiso saber Gemma. —Ni una palabra. Gemma se sintiĂł alicaĂda. —¿Sabe… sabe que estoy aquĂ, y que voy a ir la fiesta de despuĂ©s? —Se lo he mencionado de pasada, pero a Ă©l no ha parecido importarle. Sinceramente, me sorprende que siga queriendo divorciarse. Nunca lo habĂa visto tan inflexible, tan insensible. Es como si se hubiese puesto una coraza imposible de penetrar. —Es sĂłlo una fachada detrás de la cual se esconde — le asegurĂł Gemma, o al menos, eso esperaba. —Es hora de que entremos, Âżno? —sugiriĂł Celeste para cambiar de conversaciĂłn. HabĂa visto a Gemma dolida y esperaba que ese canalla no volviese a hacerle daño, si no, ella serĂa capaz de matarlo con sus propias manos.
Nº Páginas 6—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—TodavĂa no ha sonado el timbre —contestĂł Byron—, pero, sà —rectificĂł al ver la persuasiva mirada de Celeste—, será mejor que entremos. Un fotĂłgrafo los retratĂł a los tres mientras entraban al teatro. Celeste y Byron sonrieron. Gemma, por su parte, parecĂa muy triste. Estaba empezando a perder la fe en su plan, y la fe en que Nathan la amase. Se sentĂł y ojeĂł el programa que Byron le habĂa dado al llegar, todo con el fin de calmar el cosquilleo que sentĂa en el estĂłmago. Se sobresaltĂł al ver la fotografĂa en blanco y negro de su marido, que parecĂa mirarla y que desprendĂa una dureza de la que ella no habĂa sido consciente hasta entonces. Para ella siempre habĂa sido como un dios. TenĂa un rostro perfecto, una boca sensual y unos preciosos ojos grises. La mirada de aquella fotografĂa era heladora y la sonrisa, cĂnica. Gemma siempre habĂa odiado que le sonriese asĂ, como si hubiese muchas cosas en el mundo que ella todavĂa no conociese. Nathan siempre habĂa dicho que el mundo estaba podrido. Hablaba de la raza humana con cinismo, sobre todo del sexo femenino, probablemente debido a que las mujeres a las que habĂa conocido en su infancia habĂan sido mujeres depravadas, malas. Primero habĂa sido su madre, una chica rica y mimada, que se habĂa marchado de casa en la adolescencia y habĂa llevado una vida disipada, se habĂa drogado y habĂa abusado de todo. Al parecer, lo habĂa metido en un internado cuando Nathan tenĂa ocho años, y lo habĂa sacado de allĂ cada vez que un amante la NÂş Páginas 7—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
dejaba, para volver a meterlo cuando encontraba otro nuevo. HabĂa muerto de una sobredosis cuando Nathan tenĂa diecisĂ©is años y Ă©l habĂa vivido en la calle. Cuando Byron se lo habĂa encontrado, varios meses más tarde, Nathan estaba viviendo con una mujer con edad de ser su madre. Byron se habĂa hecho amigo suyo y, más tarde, lo habĂa adoptado. Gemma se estremeciĂł al pensar quĂ© habrĂa pasado con Nathan si Byron no lo hubiese recogido. Aunque, bajo la tutela de Byron, Nathan habĂa seguido teniendo sus problemas, sobre todo con el sexo opuesto. SegĂşn lo que habĂa oĂdo Gemma, las relaciones que habĂa mantenido con las mujeres de su familia adoptiva habĂan sido, cuando menos, dudosas y su rápido matrimonio con Lenore tampoco habĂa tenido Ă©xito. Cuando Gemma lo habĂa conocido, a principios de ese mismo año, en Lightning Ridge, Nathan ya era un divorciado de treinta y cinco años que estaba hastiado de la vida. Nada más verlo, Gemma se habĂa quedado prendada de su belleza madura, de su estilo y sofisticaciĂłn y Ă©l parecĂa haberse entusiasmado con la belleza joven, la inocencia e inexperiencia con los hombres de ella. Al principio, Gemma no habĂa querido tener nada que ver con un hombre divorciado y mucho mayor que ella, pero no habĂa tardado en ser seducida y en casarse con Ă©l. Se habĂa ido de luna de miel con un montĂłn de advertencias acerca de Nathan. Hasta el momento, el sexo siempre habĂa sido muy importante en sus relaciones. Aunque lo que a Gemma le molestaba más NÂş Páginas 8—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
era que fuese celoso y posesivo, y que acostumbrase a tratarla como si fuese una niña inocente. Su extremo cinismo era otro punto de discordia entre ambos, además de su falta de capacidad para comunicarse con las mujeres a cualquier nivel que no fuese fĂsico. Pero nada de eso significaba que no la quisiera. Sencillamente, no sabĂa cĂłmo expresar su amor, ni confiar en Ă©l. Gemma pensaba que, con el tiempo, podrĂan llegar a tener la relaciĂłn que ella querĂa. Con el tiempo, y con amor. No estaba dispuesta a abandonar al primer obstáculo. A pesar de la importancia del obstáculo. No todas las mujeres perdonarĂan a sus maridos si Ă©stos las acusasen falsamente de infidelidad y si, despuĂ©s, casi las violasen. Pero Gemma tambiĂ©n lo habĂa acusado a Ă©l de infidelidad sin que fuese cierto. Y con respecto a la violaciĂłn…, entendĂa por quĂ© y cĂłmo habĂa ocurrido aquello, y lo perdonaba. Nathan se habĂa vuelto loco al encontrarla en el dormitorio de Damian Campbell. Y habĂa perdido el control. Tal vez si Gemma se hubiese resistido, en vez de quedarse allĂ tumbada, paralizada por el horror, Nathan habrĂa parado. Era evidente que estaba arrepentido. Y ella habĂa acabado por comprenderlo todo. Afortunadamente, porque era posible que se hubiese quedado embarazada esa tarde. Nathan se habĂa olvidado de que le habĂa dicho a Gemma que no tomase más la pĂldora. La mayorĂa de las mujeres habrĂan sentido repugnancia ante la idea de quedarse embarazadas a NÂş Páginas 9—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
consecuencia de una violaciĂłn, pero despuĂ©s de perdonar a Nathan, Gemma habĂa empezado a sentirse bien. Además, tal vez eso la ayudarĂa a recuperar a su marido. ÂżAcaso no se habĂa casado con Lenore porque se habĂa quedado embarazada? Seguro que volvĂa con la mujer a la que amaba si sabĂa que esperaba un hijo suyo. Por eso, esa noche Gemma iba a ir a la fiesta que se daba despuĂ©s del estreno, con la intenciĂłn de seducir a su marido, acostarse con Ă©l y librarlo asĂ de la culpabilidad de haberla dejado embarazada aquella horrible tarde. Porque aunque ella lo habĂa perdonado, era evidente que Ă©l no se habĂa perdonado a sĂ mismo. Gemma estaba segura de que Ă©se era uno de los motivos por los que insistĂa en divorciarse. —Lenore no sale muy favorecida en la foto, Âżverdad? —comentĂł Celeste mirando por encima del hombro de Gemma. Ella se centrĂł en el programa que tenĂa en las manos y examinĂł a la que era no sĂłlo la ex mujer de Nathan, sino tambiĂ©n la protagonista de la obra. Celeste tenĂa razĂłn. La fotografĂa no le hacĂa justicia a Lenore, que era muy guapa en carne y hueso. Era pelirroja y tenĂa unos magnĂ©ticos ojos verdes que gritaban «mĂrame». Gemma se imaginĂł que, en cuanto saliese al escenario, todas las miradas se quedarĂan hechizadas con ella. A pesar de que ya habĂa cumplido los treinta y cinco, Lenore parecĂa mucho más joven. Su figura era tan espectacular como su rostro, era alta, delgada y de porte elegante. Gemma siempre se habĂa sentido torpe en NÂş Páginas 10—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
comparaciĂłn con ella. Por mucho que la gente le dijese que tenĂa una cara guapa y unos ojos bonitos, por mucho que alabasen sus voluptuosas curvas, Gemma se sentĂa inferior que la ex esposa de Nathan. Si hubiese tenido más fe en el amor de su marido, se habrĂa quedado y se habrĂa dado cuenta de que lo que habĂa oĂdo, habĂa sido el ensayo de la obra de teatro, y no una discusiĂłn acerca de su devaneo de la noche anterior. En su lugar, Gemma se habĂa refugiado en casa de los Campbell, lo que habĂa provocado que Nathan la agrediese. La Ăşnica cosa buena que le habĂa pasado la semana anterior habĂa sido averiguar la identidad de su madre y enterarse de que el horrible hombre al que habĂa considerado su padre hasta entonces no lo era. —Byron me ha dicho que Lenore tiene una aventura con Zachary Marsden —susurrĂł Celeste—. Al parecer, tienen planeado casarse al año que viene, cuando Ă©l se divorcie. —SĂ, ya lo sabĂa. —Lenore no es un peligro para tu matrimonio, Gemma. —SĂ, eso tambiĂ©n lo sĂ©. Ahora. —Más vale tarde que nunca. Gemma sonriĂł a su madre. —¿AsĂ es como te sientes tĂş con respecto a tu boda con Byron? —Por supuesto. Estoy deseando atarlo de pies y manos para siempre. NÂş Páginas 11—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Cuándo será el gran dĂa? —Lo antes posible. No quiero ir de blanco ni nada de eso, sino sĂłlo una ceremonia sencilla. Lo Ăşnico que deseo es que Byron me ponga la alianza en el dedo. —Y yo lo Ăşnico que deseo es volver a tener a mi Nathan. —¿Estás segura de que tu amor por ese hombre no es ciego, Gemma? ÂżSabes lo que estás haciendo? Eras muy joven cuando te casaste con Ă©l. TenĂas veinte años. Y ahora eres sĂłlo unos meses mayor. —Y tĂş sĂłlo tenĂas diecisiete años cuando te enamoraste de Byron. —Eso fue diferente. —¿En quĂ©? —¿Por quĂ© no dejáis de cotillear las dos? —susurrĂł Byron—. Va a levantarse el telĂłn. —No te enfades, cariño —le dijo Celeste dándole una palmadita en el brazo. —Claro que sĂ. He puesto mucho dinero en esta obra. —No te preocupes, si fracasa, venderĂ© el yate y te darĂ© lo que me paguen por Ă©l. —Tal vez tengas que hacerlo. —SSSh —dijo alguien detrás de ellos cuando se alzĂł el telĂłn. Poco despuĂ©s todo el mundo estaba en silencio, pendiente de lo que ocurrĂa en el escenario. Gemma enseguida entendiĂł por quĂ© la obra se titulaba La Mujer de Negro. La protagonista, interpretada NÂş Páginas 12—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
por Lenore, era una viuda de unos treinta y cinco años, cuyo marido, mayor que ella, acababa de fallecer. El siniestramente atractivo hijastro de la protagonista se presentaba en el funeral y creaba una atmĂłsfera de tensiĂłn sexual. Pronto fue obvio que habĂa tenido una aventura con su madrastra y que Ă©sta habĂa tenido un hijo suyo, aunque su marido reciĂ©n fallecido habĂa creĂdo que era suyo, y le habĂa dejado en herencia toda su fortuna. HacĂa la mitad del primer acto, la viuda volvĂa a correr el peligro de ser seducida por su hijastro. El entraba en su habitaciĂłn la noche del funeral y conseguĂa atarla de pies y manos a la cama. Estaba a punto de cortarle el camisĂłn con unas tijeras cuando cayĂł el telĂłn. —Dios mĂo —comentĂł Celeste estremeciĂ©ndose y mirando a Gemma sorprendida—. ÂżY el hombre que ha escrito esto es el hombre al que amas? —SĂłlo es una obra de teatro, Celeste —se defendiĂł Gemma, aunque ruborizada—. ¡No es real! —No obstante… —Va a ser un exitazo —exclamĂł Byron—. Mirad al pĂşblico. Todo el mundo habla de la obra. Supe nada más leer el guiĂłn que serĂa una obra conmovedora, un drama erĂłtico, pero verla representada… —sacudiĂł la cabeza con admiraciĂłn e incredulidad—. Y Lenore lo hace muy bien, Âżverdad? ¡Y el hĂ©roe es sencillamente increĂble! —No es ningĂşn hĂ©roe —comentĂł Celeste secamente.
Nº Páginas 13—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Ya sabes lo que quiero decir. Además, apuesto a que no hay ni una mujer en todo el teatro que lo rechazara. —En eso tal vez tengas razĂłn —respondiĂł ella, y Byron la mirĂł como si sintiese celos. —En tal caso, no te llevarĂ© a la fiesta de despuĂ©s. Ese demonio seguro que va. ¡Gemma puede ir sola! —No creo que le importe —murmurĂł Celeste. Tal vez Gemma no quisiese que su padre viese lo que iba a hacer. A pesar de ser un hombre apasionado, Byron estaba chapado a la antigua. Para Ă©l, era el hombre el que debĂa dar el primer paso. AsĂ que tal vez fuese buena idea llevarse a Byron a casa despuĂ©s de la obra. No le costarĂa ningĂşn trabajo. ApoyĂł la mano con aparente inocencia en su pierna. —No seas tonto, Byron. Todo el mundo espera que asistas a la fiesta. Al menos, un rato. Pero podemos escabullirnos pronto. Si Gemma quiere hablar con Nathan, puede volver luego a Belleview en un taxi. —Eres malvada —gruñó Ă©l, pero no apartĂł la pierna. Celeste se limitĂł a sonreĂr. Una madre era capaz de cualquier cosa por su hija. Byron se aclarĂł la garganta. —¿QuerĂ©is tomar algo, chicas? —propuso con voz un poco temblorosa. —Buena idea, querido —respondiĂł Champán. Tenemos cosas que celebrar.
Celeste—.
—Voy por él. Nº Páginas 14—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿QuĂ© es lo que tenemos que celebrar? —preguntĂł Gemma cuando Byron se hubo marchado. No habĂa estado escuchando el comienzo de la conversaciĂłn. —El Ă©xito de la obra. —Supongo que deberĂa de estar contenta por Nathan —comentĂł haciendo una mueca—, pero nunca me gustará esta obra. ÂżCĂłmo iba a gustarme, si es la causa de la ruptura de mi matrimonio? —La obra no tiene la culpa de la ruptura de tu matrimonio. El culpable es Nathan, que se ha negado a escucharte, ha cerrado los ojos y los oĂdos a tu amor. Gemma frunciĂł el ceño, Celeste tenĂa razĂłn. ÂżPor quĂ© le habĂa dado Nathan la espalda a su amor? ÂżPor quĂ© habĂa querido provocar el divorcio confesándole que conocĂa la identidad de su madre? ÂżEra capaz de hacer algo asĂ un hombre que estuviese realmente enamorado? IntentĂł encontrar una respuesta, pero no le gustĂł la conclusiĂłn a la que llegĂł. Nathan no podĂa quererla. Tal vez nunca la hubiese querido. Tal vez todo el mundo tenĂa razĂłn cuando decĂa que lo que sentĂa por ella era sĂłlo lujuria. Tal vez Nathan ya hubiese encontrado a una tercera mujer, tal y como Celeste habĂa sugerido… SintiĂł pánico al recordar que tal vez estuviese embarazada. ÂżPodĂa permitirse pensar cosas negativas, aunque fuesen lĂłgicas? El amor no era algo lĂłgico. Tal vez fuese la vergĂĽenza y la culpabilidad lo que habĂan hecho que Nathan utilizase su Ăşnica arma. Aquel informe. El la querĂa. ¡TenĂa que quererla! Porque si no la querĂa… NÂş Páginas 15—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No tienes por quĂ© ir a la fiesta de despuĂ©s —le dijo Celeste en voz baja. Gemma parpadeĂł, y se dijo que, si habĂa alguna posibilidad de que Nathan la quisiese, tenĂa que aprovecharla. —Voy a ir —contestĂł ella más tranquila, no tenĂa otra alternativa—. No tengo elecciĂłn. Celeste se sintiĂł tentada a llevarle la contraria a su hija, pero luego recordĂł todas las tonterĂas que habĂa hecho ella por amor. Dudaba que alguien hubiese podido disuadirla en aquella Ă©poca. AsĂ que guardĂł silencio, y Byron volviĂł con el champán. Luego, la obra volviĂł a empezar. El segundo acto fue tan sorprendente como el primero. Y, finalmente, los tres se marcharon del teatro para asistir a la fiesta.
Nº Páginas 16—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 2 —¿Por quĂ© no has dado esta fiesta en Belleview? —le preguntĂł Celeste a Byron mientras salĂan del aparcamiento subterráneo—. Aunque no me quejo, Double Bay está mucho más cerca que St. Ives. —Esa es precisamente la respuesta a tu pregunta. Los actores tienen otras dos funciones mañana, dado que es sábado, y la mayorĂa vive cerca de la ciudad. Por eso aceptĂ© cuando Cliff me ofreciĂł su casa. —¿QuiĂ©n es Cliff? ÂżUno de tus amigotes de negocios? —Ya le gustarĂa. Es un productor estadounidense que quiere comprar los derechos de la obra de Nathan. Cuando Cliff la leyĂł, vino disparado. Tiene mucha labia y piensa que los australianos hemos nacido ayer en lo referente al negocio del cine. Aunque, en cierto modo, es cierto. —No le cedas los derechos de la obra por menos de dos millones, Byron —le recomendĂł Celeste—. He oĂdo que es lo que vale un buen guiĂłn hoy en dĂa. —Dos millones, Âżeh? ÂżNo te parece excesivo? —En absoluto. La obra será un Ă©xito, ya sea en el escenario, o en la gran pantalla. —¡Tienes razĂłn! Es probable que valga dos millones. Le pedirĂ© tres. —¡AsĂ me gusta! —riĂł Celeste.
Nº Páginas 17—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma, que iba sentada en la parte de atrás del Jaguar de Byron, guardĂł silencio y agradeciĂł que sus padres estuviesen charlando tan animadamente. AsĂ evitaba pensar en la noche que la esperaba, en su misiĂłn imposible. Se preguntĂł cĂłmo serĂa la casa que habĂa alquilado aquel magnate estadounidense. SuponĂa que un enorme piso al lado del puerto. O un ático. Cuando Byron tomĂł una tranquila calle y parĂł frente a una enorme mansiĂłn blanca de estilo mediterráneo, a Gemma casi se le salieron los ojos de las Ăłrbitas. Nunca habrĂa creĂdo que pudiese haber una casa que pudiese hacerle sombra a Belleview, pero estaba equivocada. Entonces se dio cuenta de que con dinero, no se podĂa comprar todo, ¡pero sĂ, mucho! Celeste debiĂł de pensar algo parecido. —Si puede permitirse un lugar como Ă©ste, Byron — comentĂł mientras bajaban del coche—, entonces tres millones no serán nada para Ă©l. Un guardia de seguridad comprobĂł su identidad en la puerta y los dejĂł pasar. Gemma no perdiĂł detalle del jardĂn tropical, con fuente incluida, que habĂa frente a la casa, luego subieron unos escalones que daban a un pĂłrtico enorme. Los floreros de cerámica que estaban alineados en la galerĂa cubierta tambiĂ©n eran muy grandes y debĂan de haber costado una pequeña fortuna. Byron llamĂł al timbre mientras Gemma se volvĂa a admirar la fuente desde la parte alta de las escaleras. —Si Ma viese este lugar… —murmurĂł. NÂş Páginas 18—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Ya le has hablado de mĂ? —le preguntĂł Celeste al oĂrla mencionar a su vecina de Lightning Ridge. Gemma asintiĂł. —Le escribĂ anoche. Se va a quedar de piedra cuando se entere de que Byron es mi padre. Yo creo que siempre le gustĂł. —¿SĂ? Me parece que tendrĂ© que poner fin a esos viajes de Byron en busca de Ăłpalos. Nunca me ha gustado eso de que la ausencia es al amor lo que al fuego el aire, a los hombres les va más lo de «ojos que no ven, corazĂłn que no siente». Gemma riĂł. —Ma debe de tener unos setenta años, Celeste. No tienes que preocuparte por ella. —¿Preocuparse? —intervino Byron—. ÂżQuĂ© es lo que te preocupa, Gemma? Escucha, estoy seguro de que Nathan acabará por ceder. Dale algo de tiempo al chico y entrará en razĂłn. Gemma sintiĂł nervios al recordar a quĂ© habĂa ido a aquella fiesta. VolviĂł a perder confianza en sĂ misma y tuvo que hacer acopio de valor para no salir corriendo. —Nathan ya no es un chico, Byron —comentĂł Celeste—. Y, de todos modos, no estábamos hablando de Ă©l. ÂżHas llamado a la puerta? En ese momento abrieron y ante ellos apareciĂł un hombre fornido, con rostro rubicundo y pelo canoso. Llevaba una copa de whisky en una mano y un puro en la otra. NÂş Páginas 19—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¡Byron, hombre! —saludĂł con acento estadounidense—. Estaba esperándote. Todo el mundo ha llegado hace ya un rato. ÂżQuĂ© es lo que te ha entretenido? —La prensa. —Ya los he visto rondándote. ÂżLes ha gustado la obra? —Mucho. —¿CĂłmo no? ¡Ha sido increĂble! Si no me vendes los derechos, me tendrĂ© que tirar del Gap. A Gemma le sorprendiĂł que mencionase un lugar de Sidney conocido por los suicidios. Lo cierto era que no habĂa estado escuchando el resto de la conversaciĂłn. —Eso me parece demasiado drástico —riĂł Byron—. Seguro que llegamos a un acuerdo. ÂżTienes unos tres millones? —¡Tres millones! Eres un bribĂłn. Pero no hablemos de dinero en la puerta. Seguro que negociamos mucho mejor despuĂ©s de un par de copas. Entren, señoras, entren —dijo mirando con apreciaciĂłn primero a Celeste y luego a Gemma—. ÂżDos mujeres, Byron? Pensaba que eras un viudo conservador. ÂżAcaso no te conozco bien? —Por favor, Cliff, con una sola tengo suficiente, en especial, con una como Ă©sta —comentĂł haciendo avanzar a Celeste—. Te presento a mi prometida, Celeste Campbell. Celeste, Ă©ste es Cliff Overton. Celeste le dio la mano y sonriĂł seductoramente. Cliff dejĂł escapar un silbido. NÂş Páginas 20—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Ya veo a lo que te refieres, Byron. ÂżY quiĂ©n es esta preciosa jovencita? —preguntĂł volviĂ©ndose hacia Gemma—. No recuerdo haberte visto en el escenario esta noche, cielo, pero una chica tan guapa tiene que ser, sin duda, actriz. Yo te harĂ© una prueba si quieres. —Retrocede, Cliff —dijo Byron rodeando a Gemma por los hombros—. Gemma no quiere ser actriz, Âżverdad, cariño? —¡Gemma! ¡QuĂ© nombre tan estupendo para una actriz! —Gemma es la esposa de Nathan —le informĂł Byron secamente. El productor frunciĂł el ceño. —¿Su esposa? PensĂ© que estaba divorciado. Quiero decir, que Ă©l… Bueno, da igual. He debido entenderlo mal. Encantado de conocerte, Gemma. Debes de estar muy orgullosa de tu marido. Ha escrito una obra increĂble. Por no mencionar cĂłmo la ha dirigido. No sĂ© si se habrá planteado venir a Hollywood a dirigir la pelĂcula. ÂżTĂş quĂ© opinas, Byron? —Eso tendrás que preguntárselo a Ă©l. Supongo que ha venido. El anfitriĂłn volviĂł a parecer desconcertado. —Esto… sĂ… Ha venido… —Entonces vamos a buscarlo —sugiriĂł Byron, y a Gemma se le hizo un nudo en el estĂłmago. De repente, no querĂa ver a Nathan. No allĂ. No rodeados de tanta gente. HabĂa sido una tonterĂa ir. NÂş Páginas 21—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
SiguiĂł a los demás hasta un salĂłn lleno de gente riendo, charlando, bebiendo y fumando. HabĂa mĂşsica, aunque sĂłlo bailaba una pareja. La primera persona a la que vio Gemma fue a Lenore, que estaba al lado del protagonista masculino, rodeados de un grupo de gente. Todo el mundo bebĂa champán y parecĂa muy contento. Cuando Lenore la vio, su primera reacciĂłn fue fruncir el ceño y mirar hacia el otro lado del salĂłn. Gemma siguiĂł sus ojos y lo que vio hizo que le faltase el aire. Nathan estaba sentado en un sofá de cuero. Y la guapa rubia que estaba a su lado no estaba actuando precisamente como si fuese sĂłlo una conocida. Estaba prácticamente encima de Ă©l, que no hacĂa nada para apartarse. A Gemma se le secĂł la boca al ver a su marido doblarse para tomar una copa de encima de la mesa, reĂr y compartirla con su acompañante. Y le dieron ganas de vomitar cuando lo vio rozar su pelo rubio con los labios. De pronto, Nathan mirĂł hacia donde ella estaba, pero apartĂł la mirada. Luego se puso a hablar con la pareja que estaba en el sofá de al lado, sin apartar el brazo de los hombros de la rubia. —¿QuiĂ©n es Ă©sa que está con Nathan? —soltĂł Celeste. —Se llama Jody No—sé—quĂ© —respondiĂł Byron—. Es una de las suplentes. —Esperaba estar equivocado —comentĂł Cliff—, pero ya veo que no. NÂş Páginas 22—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Gemma, cariño —dijo Celeste agarrando a su hija por los hombros y sacándola de allĂ—. ÂżPor quĂ© no te llevo a casa? Ya ves que Nathan no quiere que os reconciliĂ©is. No te rebajes intentándolo. Por favor. Gemma no entendĂa lo que acababa de ver. Nathan la querĂa a ella y no a otra. ÂżPero quĂ© estaba haciendo con aquella rubia? Su instinto le dijo que se marchase de allĂ, pero ya habĂa huido una vez y se habĂa equivocado. —Tengo… tengo que hablar con Ă©l. —AquĂ no, por Dios —le dijo Celeste, señalando el salĂłn lleno de gente. Luego, se volviĂł hacia su anfitriĂłn—. Cliff, seguro que hay una habitaciĂłn más tranquila en la que Gemma pueda hablar en privado con Nathan. —SĂ, por supuesto. Gemma fue conducida hasta un estudio—biblioteca con muebles oscuros, donde esperĂł con Celeste mientras Byron iba a buscar a Nathan. IntentĂł mantenerse tranquila, pero tenĂa náuseas. Nathan entrĂł solo en la habitaciĂłn, no parecĂa en absoluto nervioso. —¿QuerĂas verme, Gemma? —preguntĂł con una indiferencia que la sorprendiĂł. —Eres un canalla sin sentimientos —soltĂł Celeste—. Acabamos de verte con esa mujerzuela. Nathan le lanzĂł una mirada heladora.
Nº Páginas 23—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Ten cuidado con lo que dices, Celeste. Jody no es ninguna mujerzuela. Te lo digo yo, que sĂ© mucho de eso, ahora mismo tengo a una delante. —¡Nathan! —exclamĂł Gemma, consternada por aquella groserĂa. —No pasa nada, Gemma —dijo Celeste—. Puedo cuidarme sola. Ahora, escĂşchame bien, cretino. Por alguna extraña razĂłn que se me escapa, Gemma todavĂa te quiere, y cree que tĂş tambiĂ©n la quieres a ella. O al menos eso pensaba hasta que te ha visto con esa rubia. Pero tĂş y yo sabemos cĂłmo eres. No encajas como marido de una chica tan maravillosa como Ă©sta. AsĂ que, Âżpor quĂ© no nos haces un favor? ¡Sal de su vida y no vuelvas nunca! —Celeste, por favor —gimiĂł Gemma, llevándose las manos a la cabeza. —Eso es lo que pretendo, Celeste —espetĂł Ă©l—. Pero tu querida hija parece no querer captar el mensaje. Lo que no entiendo es por quĂ© le has permitido que venga aquĂ esta noche. No quiero que vuelva conmigo. Quiero el divorcio. ÂżQuĂ© más quieres que te diga? —Yo quiero que me digas muchas cosas —dijo Gemma de repente—. Que me las digas a mĂ. En esta habitaciĂłn, Nathan. El se volviĂł para mirarla, parecĂa furioso. —A ti no tengo nada más que decirte. Gemma casi se derrumbĂł en ese momento, pero sabĂa que si se marchaba sin hacerle ciertas preguntas, nunca se lo perdonarĂa y se quedarĂa para siempre con las dudas. NÂş Páginas 24—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Pero yo sĂ que tengo cosas que decirte a ti. Nathan —dijo con frialdad. El se encogiĂł de hombros con indiferencia. —Como quieras. Gemma se volviĂł hacia su madre. —¿Celeste? ÂżPuedes dejarme a solas con Nathan? —Esto no me gusta nada, pero supongo que no tengo alternativa. Es tu vida, al fin y al cabo. IrĂ© con Byron un rato, pero no estarĂ© lejos. LanzĂł a Nathan una mirada de advertencia y saliĂł de la habitaciĂłn cerrando la puerta tras ella. Se hizo un incĂłmodo silencio, y Gemma se alejĂł con nerviosismo de donde estaba su marido. —No hace falta que te alejes —dijo Ă©l—. No voy a volver a atacarte. —Por Dios, Nathan, Âżes Ă©se el verdadero problema? ÂżDe verdad piensas que no te he perdonado? Lo he hecho, y entiendo que estabas sometido a mucha presiĂłn cuando lo hiciste. —Me estás malinterpretando, Gemma. Me da igual que me perdones o no. Y tampoco me importa si te acostaste con Damian Campbell. —¡No me acostĂ© con Ă©l! Te lo juro. No te negarĂ© que yo le gustaba, y que tal vez Ă©l quisiese que hubiese algo más entre nosotros, pero no hubo nada. Y ahora que sabe que es mi tĂo, ya no hay ningĂşn peligro. La risa de Nathan la hizo estremecerse.
Nº Páginas 25—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Como si algo tan insignificante como un incesto fuese a detener a un hombre como Ă©se. Veo que sigues sin crecer. PensĂ© que el tiempo pasado en casa de los Campbell te habrĂa hecho abrir los ojos. —Siempre piensas lo peor de los demás, Âżverdad? No todo el mundo es malo, Nathan. El riĂł, y avanzĂł muy despacio hacia Gemma, poniĂ©ndola tensa y haciĂ©ndola sentir una mezcla de excitaciĂłn y aprensiĂłn. Cuando Nathan levantĂł la mano para tocarle la barbilla con un dedo, ella tenĂa los ojos muy abiertos, tenĂa miedo. —Si no todo el mundo es malo, querida, entonces sĂłlo es cuestiĂłn de tiempo y oportunidades. Hasta las mejores personas pueden corromperse. Si no, mira a Byron. SĂłlo necesitaba a una mujer como Celeste para tirar por la ventana todos sus principios. A una gente le corrompe el sexo. A otra, las drogas. O el dinero. O el poder. Hasta las personas más inocentes pueden corromperse si caen en manos equivocadas. Las palabras de Nathan parecieron perderse bajo el hechizo de su cercanĂa, y de ese dedo que en aquellos momentos le trazaba un cĂrculo erĂłtico alrededor de la boca. ClavĂł sus ojos en los de Gemma, que no fue capaz de apartar la mirada. —Yo podrĂa haberte corrompido si hubiese querido —murmurĂł Nathan. Gemma gimiĂł cuando Ă©l apartĂł el dedo. Aturdida, se quedĂł quieta un momento, hasta que se dio cuenta de que Ă©l le estaba mirando el pecho, que subĂa y bajaba al ritmo de su agitada respiraciĂłn. NÂş Páginas 26—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Tal vez ya lo haya hecho —continuĂł Nathan metiendo las manos por dentro del escote y bajándole el vestido hasta dejar sus pechos al descubierto—. ÂżPor quĂ© si no te habrĂas vestido asĂ esta noche? —preguntĂł acariciándole los pezones ya erguidos—. A no ser que quisieras que te tocase asĂ, e incluso de un modo más Ăntimo… Gemma se vio inundada de placer, y el corazĂłn le dio un vuelco cuando vio que los ojos de Ă©l tambiĂ©n estaban encendidos de deseo. —Lo he hecho porque te quiero. Y porque pienso que tĂş tambiĂ©n me quieres. El puso expresiĂłn de sorpresa y, poco despuĂ©s, de enfado. —¡Entonces es que estás loca! —exclamĂł mientras le colocaba el vestido—. Yo no te quiero, ni tĂş a mĂ tampoco. Dios santo, pensĂ© que habrĂas crecido un poco, que habrĂas aprendido a llamar a las cosas por su nombre. Lo que hay entre nosotros se llama lujuria, Gemma, lujuria. SĂłlo los románticos hablan de amor cuando quieren decir sexo. Y ahora, vete de aquĂ antes de que haga algo que ambos podrĂamos lamentar más tarde. Gemma lo mirĂł boquiabierta, la cabeza le daba vueltas. —¿No me has oĂdo, zorra estĂşpida? —espetĂł Ă©l—. ¡Vete! Y llĂ©vate tu ingenuidad contigo. Ya no tengo paciencia. Nunca debĂ casarme contigo y nada de lo que digas o hagas impedirá que me divorcie de ti. NÂş Páginas 27—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma fue dando tumbos hasta la puerta y se agarrĂł al pomo con fuerza. Pero no la abriĂł. RespirĂł profundamente varias veces y, cuando hubo recobrado la compostura, se volviĂł una vez más hacia su marido. —Dime sĂłlo una cosa antes de que me marche —le pidiĂł. —¿El quĂ©? —preguntĂł Ă©l con el ceño fruncido. —Si no me querĂas, ni creĂas que yo te querĂa a ti, Âżpor quĂ© te casaste conmigo? No te hacĂa falta casarte conmigo para tenerme. Su risa irĂłnica incrementĂł la confusiĂłn y el dolor de Gemma. —Porque pensĂ© que querĂa tenerte en mi cama para siempre, y sĂłlo para mĂ. Incluso estaba dispuesto a permitir que tuvieses un hijo para que siguieses allĂ. Una tonterĂa, pero hasta los hombres maduros pueden hacer esas tonterĂas cuando están cegados por el deseo. Francamente, estaba bastante prendado de tus encantos cuando el destino quiso hacer que te marchases a casa de los Campbell, por eso reaccionĂ© tan mal cuando te encontrĂ© en el dormitorio de Damian. —¡Pero yo no dormĂa allĂ! —gritĂł ella—. ÂżCuántas veces tengo que decirte que no me he acostado con Damian Campbell? —Como ya te he dicho antes, ya no me importa lo que hicieras. Mi apetito por tu juventud y tu inocencia parece haberse saciado. Ya has visto lo que me ha curado. Tiene treinta y tres años, es rubia y muy, muy ingeniosa. NÂş Páginas 28—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma lo mirĂł fijamente y sacudiĂł la cabeza con incredulidad. —Nunca lleguĂ© a conocerte, Âżverdad? Damian, sĂ. Me dijo que eras malo, y debĂ haberlo escuchado. —¿Por quĂ© no lo hiciste? —Porque era tan estĂşpida que creĂa que me querĂas, que creĂ en ti. —Pues sĂ, eso fue una estupidez, estoy de acuerdo contigo. —No tienes conciencia en lo que a las mujeres se refiere, Âżverdad? Eres como el protagonista de tu obra. SĂłlo te importa el sexo. Hasta es probable que te acostases con Irene, tal y como me contĂł Damian. —Ese cerdo va a recibir algĂşn dĂa su merecido. —Supongo que vas a decirme que eso tambiĂ©n es mentira. —Por favor, claro que no me acostĂ© con esa zorra patĂ©tica, aunque supongo que no vas a creerme, porque eso significarĂa que tu querido tĂo te habrĂa mentido. —Supongo… que fue Irene la que le mintiĂł a Ă©l — dudĂł Gemma. —¡Buena idea! Es sorprendente que uno más uno no sean siempre dos, Âżverdad? A veces, hay que saber leer entre lĂneas. —¿TambiĂ©n contigo? ÂżTal vez estĂ©s apartándome de ti porque pienses que es por mi propio bien, que no eres una buena influencia para mĂ?
Nº Páginas 29—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Eso es muy noble por tu parte, ojala pudiera darte la razĂłn, pero serĂa mentirte, querida —dijo avanzando hacia ella con los ojos brillantes. —No me toques —susurrĂł Gemma. —¿Que no te toque? Hace un par de minutos te morĂas porque te tocase. ÂżQuĂ© ha ocurrido para que cambies de idea? ÂżAcaso estás empezando a dudar de mi sentido del honor? ÂżTe preocupa que, de repente, me convierta en el animal del otro dĂa? —No me das miedo, Nathan. —Pues deberĂa. Porque si te quedas aquĂ más tiempo, mi dulce Gemma, tal vez te corrompa de verdad. Gemma lo mirĂł fijamente, tenĂa enfrente a un extraño que habĂa sido su marido, pero al que no conocĂa. —Demasiado tarde —se burlĂł Ă©l—. Retiro la oferta. Además, acabo de acordarme de que le he prometido a Jody una noche de infatigable energĂa. No puedo malgastarla contigo. Gemma le dio una bofetada. El echĂł la cabeza hacia atrás, y la mejilla se le puso colorada inmediatamente, pero no se apartĂł, se limitĂł a frotarse la cara y a sonreĂr irĂłnicamente. —¿Te encuentras mejor ahora? —le preguntĂł a Gemma. —Te odio, Nathan Whitmore —dijo ella con voz temblorosa—. No sĂ© cĂłmo puedes mirarte al espejo por las mañanas. He venido aquĂ esta noche con la NÂş Páginas 30—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
esperanza de que pudiĂ©semos volver a estar juntos. Estaba preparada para perdonártelo todo porque pensaba que me querĂas, o porque yo te querĂa. Pero ya no te quiero. Me niego a querer a alguien que no merece mi amor. —No sabes lo que me alegra oĂr eso, Gemma. Porque yo no quiero tu amor. Es lo Ăşltimo que querrĂa de ti. Gemma no podĂa seguir negando sus frĂas palabras. Pero… ÂżquĂ© serĂa de ella sin Nathan… sin sus sueños? ÂżAcaso merecĂa la pena continuar? —¿QuĂ© sigues haciendo aquĂ? —insistiĂł Nathan—. ÂżQuĂ© más queda por decir? Eres libre, Gemma. Libre de tu matrimonio. Libre de mĂ. Eres una chica afortunada, Âżno crees? Ahora, márchate. Gemma consiguiĂł salir de la habitaciĂłn e ir hasta donde estaba Celeste, que, nada más verla, llamĂł a Byron para que las llevase a las dos a casa.
Nº Páginas 31—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 3 La vida continuĂł. Gemma no lo habĂa creĂdo posible, despuĂ©s de su traumático encuentro con Nathan. PensĂł que morirĂa de dolor. Nathan no la querĂa; nunca la habĂa querido. Todos sus sueños y esperanzas de futuro se veĂan nublados por esa realidad. Su matrimonio habĂa sido una burla desde el principio. ÂżPor quĂ© no habĂa sabido ver las señales? ÂżPor quĂ© se habĂa negado a ver lo que los demás veĂan? «Porque eres una tonta y una ingenua», le decĂa una enfadada voz interior. «O al menos, ¡lo eras!» Esa misma voz interior, la ira y una creciente amargura era lo que impedĂa que se derrumbase. Cuando se levantĂł el domingo y le dijeron que Nathan habĂa hecho llevar su coche durante la noche, junto con el resto de sus pertenencias, y se habĂa marchado de nuevo sin hablar con nadie, Gemma no pudo sentirse más indignada. ÂżQuĂ© habĂa pasado con el hombre del que ella se habĂa enamorado? ÂżDe dĂłnde habĂa salido ese malvado extraño? ÂżAcaso siempre habĂa estado ahĂ, escondido detrás de una frĂa fachada de persona honesta? No obstante, ella no era la Ăşnica que estaba decepcionada. Byron y Lenore estaban casi como ella. Ava y Melanie, por el contrario, siempre habĂan tenido sus dudas acerca de Ă©l. Jade habĂa tenido sentimientos encontrados hacia Ă©l. NÂş Páginas 32—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
En esos momentos, a Gemma le avergonzaba haberlo perdonado por la violaciĂłn. Seguro que Ă©l habĂa disfrutado de aquel perverso momento. No habĂa sentido que habĂa traicionado su amor, como ella habĂa pensado al principio, sino que a su ego le habĂa dolido que su posesiĂłn sexual se fuese con otro hombre. El domingo por la noche, Gemma se dijo que no se derrumbarĂa por Ă©l. No merecĂa la pena. AsĂ que el lunes por la mañana hizo acopio de valor y volviĂł al trabajo. Nada más entrar en la tienda se dio cuenta de que todo el mundo debĂa de estar al corriente de su separaciĂłn de Nathan, porque las chicas estaban muy simpáticas con ella, algo nuevo. Cuando Byron le habĂa dado trabajo en una de las tiendas más exclusivas de la ciudad, Gemma habĂa notado cierto resentimiento en el resto de la plantilla. A pesar de que enseguida habĂa demostrado su valĂa, y su buen nivel de japonĂ©s, Gemma suponĂa que habrĂa conseguido evitar aquella hostilidad si Nathan le hubiese permitido salir de vez en cuando con sus compañeras. Dadas las circunstancias, no le extrañaba que pensasen que era una estirada, asĂ que, aquella mañana, se sintiĂł emocionada por su amabilidad y le costĂł trabajo contener las lágrimas. PasĂł la mañana sonriendo con falsedad, pero a la una de la tarde, estaba deseando marcharse a comer sola. Un par de minutos despuĂ©s de la una, salĂa del hotel cuando oyĂł una voz masculina que la llamaba. —¿AdĂłnde vas? NÂş Páginas 33—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Damian, eres un demonio. Me has asustado. —A veces es el Ăşnico modo de hacer las cosas, cuando no le responden a uno al telĂ©fono. Gemma se ruborizĂł. —Lo siento. Iba a llamarte, pero se me olvidĂł. De verdad. He… he estado un poco complicada este fin de semana. —Ya me imagino. Celeste me contĂł lo que ocurriĂł el viernes por la noche. Por eso me sorprendiĂł que Ava me dijese esta mañana que habĂas vuelto al trabajo. —Me parecĂa lo mejor. —Estoy de acuerdo contigo. Veo que estás decidida a no venirte abajo. La vida es demasiado corta para desperdiciarla llorando por cretinos como Nathan Whitmore. A Gemma le dieron ganas de gritarle a Damian que no tenĂa derecho a juzgar a Nathan, que no sabĂa nada de Ă©l, pero consiguiĂł controlarse. —Bueno, preferirĂa no hablar de Nathan, si no te importa —dijo en su lugar. —Tus deseos son Ăłrdenes para mà —dijo Damian agarrándola del brazo—. ÂżDe quĂ© quieres que hablemos mientras comemos? —¿QuiĂ©n ha dicho que voy a comer contigo? — replicĂł ella sonriendo a regañadientes. —¿No quieres comer con tu pobre y viejo tĂo? — bromeĂł Ă©l.
Nº Páginas 34—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma riĂł al oĂr la descripciĂłn que hacĂa Damian de sĂ mismo. SĂłlo tenĂa veintinueve años. Y era alto, moreno y guapo, elegante y muy rico. La mayorĂa de los hombres habrĂan estado atractivos con aquel traje. El estaba imponente. Y lo sabĂa. —Me parece bien que comamos, pero me niego a hablar de Nathan. Ni quiero oĂr tampoco ningĂşn comentario sarcástico acerca del hecho de que Celeste y Byron sean mis padres. —¡Eh! ÂżQuĂ© crees? ÂżQue soy un monstruo sin sentimientos? SĂłlo quiero comer con mi preciosa sobrina que, por cierto, está guapĂsima con el pelo recogido. Te tienes que peinar asĂ para la fiesta del viernes por la noche. —¿QuĂ© fiesta? —los piropos de Damian le parecieron inaceptables, y que la invitase a una fiesta la hizo sentir incĂłmoda. ÂżAcaso todavĂa tenĂa en mente lo que Nathan le habĂa dicho acerca de su tĂo? Esa parecĂa la Ăşnica explicaciĂłn lĂłgica. O tal vez era que habĂa perdido confianza en el sexo masculino en general. —Una fiesta normal y corriente, de gente joven. PensĂ© que te vendrĂa bien salir, bailar un poco y conocer gente nueva. Aquello sonaba bastante inocente. Y Damian era su tĂo. ÂżPor quĂ© dudaba? —No… estoy segura. —Eh, no te preocupes. Ya no tienes que hacer nada que no quieras hacer. Ahora sĂłlo tĂş mandas en ti misma, Âżrecuerdas? PiĂ©nsalo y, si te apetece animarte el viernes, NÂş Páginas 35—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
llámame. Y ahora vamos a comer antes de que se te pase la hora.
Gemma necesitaba animarse el viernes por la noche. Y no sĂłlo el viernes… El trabajo ocupaba su mente durante el dĂa, pero, por la noche, en Belleview no habĂa ninguna actividad con la que distraerse, ni mucha conversaciĂłn. Byron pasaba mucho tiempo con Celeste. Y Ava, o bien desaparecĂa en su estudio con Vince, o salĂa con Ă©l. Y, conociendo cĂłmo habĂa sido su existencia hasta entonces, Gemma no querĂa estropearle aquel glorioso momento de su vida. AsĂ que Gemma fingĂa ser feliz quedándose en casa sola, viendo la televisiĂłn. DecĂa que estaba cansada despuĂ©s de haber estado de pie todo el dĂa. Aunque lo cierto era que cada vez estaba más deprimida. Cuando Damian la llamĂł el jueves por la noche, no necesitĂł presionarla demasiado para que aceptarse acompañarlo a la fiesta.
Damian colgĂł. No se molestĂł en ocultar su demonĂaco regocijo. Estaba solo. Celeste acababa de marcharse con Byron, y Cora estaba en la cocina, recogiendo las cosas de la cena. —Por fin —murmurĂł y pensĂł en cĂłmo tendrĂa que resultar el viernes por la noche. NÂş Páginas 36—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
La dulce Gemma no podrĂa resistĂrsele con las drogas que le echarĂa en la bebida. Damian temblĂł al pensar en el placer de tenerla por fin en su poder. HabĂa esperado meses. Ninguna otra mujer habĂa poseĂdo su cerebro y su cuerpo tanto como Gemma. La habĂa deseado desde el primer momento que la habĂa visto, en el baile. Y habĂa ido convirtiĂ©ndose en una obsesiĂłn. El hecho de que fuese su sobrina no cambiaba nada. Sino que le añadĂa un toque todavĂa más perverso a la experiencia. Damian subiĂł las escaleras sin dejar de darle vueltas a la cabeza. La primera vez tenĂa que tener mucho cuidado. TendrĂa que darle todo lo que ella necesitaba: ternura, consuelo, amor… DespuĂ©s, cuando las drogas hubiesen hecho efecto, la iniciarĂa en otros placeres más refinados. Era sorprendente el dolor que una mujer podĂa soportar, e incluso disfrutar, cuando se le daba a beber el cĂłctel adecuado. TendrĂa que grabarlo todo en vĂdeo, por supuesto, cuando llegasen a ese punto, para que Gemma no se sintiese tentada a contárselo a alguien cuando las drogas hubiesen dejado de hacer efecto. Eso no podrĂa permitirlo. Damian sonriĂł. Tal vez incluso pudiese sacarle dinero. No serĂa la primera vez. Era sorprendente el dinero que estaban dispuestas a pagar algunas mujeres con tal de que no les enseñase las cintas de sus relaciones NÂş Páginas 37—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
sexuales a sus familias o maridos. Nunca decĂan ni una palabra. A Damian le resultĂł una ironĂa que hubiese sido Nathan quien le hubiese dado la idea de grabar sus encuentros sexuales para chantajear a mujeres. Pobre Irene… En cierto modo, era justo que la propia mujer de Nathan fuese chantajeada del mismo modo. Aunque la, justicia no le interesase a Damian lo más mĂnimo. El sĂłlo tenĂa un objetivo en la vida. El placer. Estaba deseando que llegase el viernes por la noche.
Byron no fue a cenar a casa el viernes por la noche. HabĂa quedado con Celeste despuĂ©s de trabajar para ir a cenar y al teatro en la ciudad. Ava y Vince tambiĂ©n habĂan salido a cenar a casa de la familia de Vince. Lo que significaba que Gemma estarĂa sola en Belleview cuando Damian fuese a recogerla a las nueve. No le habĂa dicho a nadie que iba a la fiesta, y le aliviaba no tener que hacerlo. A Gemma no le apetecĂa nada enfrentarse a los gestos de desaprobaciĂłn. Todos los Whitmore tenĂan una muy mala impresiĂłn de Damian, aunque ella nunca habĂa visto ninguna prueba de que fuese tan mujeriego como decĂan. Seguro que era tan inocente como su hermana Celeste habĂa demostrado ser.
Nº Páginas 38—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Nathan habĂa sido el que más habĂa criticado a los dos hermanos, y habĂa demostrado ser Ă©l el peor de todos. No obstante, a Gemma le preocupĂł no haberle contado a Ava ninguna mentira acerca de su salida. ÂżY si volvĂa y encontraba su cama vacĂa? La pobre se preocuparĂa, y Gemma no querĂa algo asĂ. Finalmente, decidiĂł dejar una nota diciendo que una amiga del trabajo la habĂa invitado a una fiesta, que no se preocupase si volvĂa tarde. Byron le habĂa dado un juego de llaves de la casa, y un mando de las puertas exteriores, asĂ que no tendrĂa problemas para entrar. Una vez solucionado ese problema, Gemma decidiĂł darse un baño relajante, y, despuĂ©s, vestirse. TenĂa mucho tiempo, porque parecĂa ser que esas fiestas no empezaban temprano. Ni tampoco habĂa que ir demasiado elegante. Damian le habĂa sugerido que fuese cĂłmoda, con vaqueros, o una falda, y una camiseta. El armario de Gemma estaba repleto de trajes clásicos, pero tenĂa una falda de cuero marrĂłn—rojiza que, conjuntada con una camisa color crema, resultaba bastante informal. Y el color resaltaba las mechas que le habĂa dado su peluquero en el pelo castaño. RecordĂł que Damian le habĂa dicho que estaba guapa con el pelo recogido, asĂ que se lo recogiĂł y se dejĂł algunos mechones sueltos alrededor de la cara y el cuello. Se puso unos pendientes de aro dorados y un par de cadenas de oro al cuello. Como era por la noche, se maquillĂł bien, se puso tacones altos y perfume.
Nº Páginas 39—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma estaba lista y esperando cuando llegó Damian, poco antes de las nueve. Silbó nada más verla, algo que irritó a Gemma, al igual que sus palabras. —Estás estupenda. Tendré que quitarte a los hombres de encima a escobazos. Gemma frunció el ceño y inmediatamente para tranquilizarla.
Damian
sonriĂł
—No te preocupes, estás conmigo. Si no le contamos a nadie que soy tu tĂo, no se acercarán a ti. A ella no acabĂł de gustarle la idea, no deseaba que nadie pensase que eran novios, pero tampoco querĂa pretendientes esa noche. No le apetecĂa nada bailar con desconocidos. ÂżPor quĂ© habĂa aceptado ir? No estaba preparada para aquello. —Aunque fuese por ahĂ diciendo que soy tu tĂo — añadiĂł Damian divertido—, nadie me creerĂa. Gemma se dijo que tenĂa razĂłn. Aparentaba menos edad de la que tenĂa, sobre todo vestido de negro, como aquella noche. Todo en Ă©l era negro: la camisa, los pantalones de lana, los zapatos y calcetines. Llevaba incluso un anillo color de Ă©bano en un dedo y un reloj con la esfera negra en la muñeca Al menos a nadie le sorprenderĂa que estuviesen juntos, como le habĂa pasado a menudo cuando iba con Nathan, dada la diferencia de edad entre ambos. Por un momento, se puso tensa. ÂżPor quĂ© seguĂa pensando en Ă©l? ÂżPor quĂ© no podĂa olvidarlo, como Ă©l habĂa hecho con ella? Gemma se llevĂł instintivamente una mano al vientre. ÂżY si estaba embarazada? No querĂa estarlo. No en esos NÂş Páginas 40—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
momentos. QuerĂa olvidarse de Nathan, sacarlo de su cabeza para el resto de la vida. —¿Te encuentras bien, Gemma? —preguntĂł Damian tan preocupado que la hizo sentir culpable. Ella se dijo que no tenĂa motivos para inquietarse, le vendrĂa la regla en cualquier momento. —Estoy bien —contestĂł sonriendo rápidamente—. Y tienes razĂłn, hacemos buena pareja. El sonriĂł, irradiando ese encanto deslumbrador que aceleraba el corazĂłn de todas las mujeres. Pero Gemma sabĂa que su corazĂłn no volverĂa a acelerarse durante mucho tiempo. Aunque tampoco se habĂa acelerado nunca antes por Damian, Nathan habĂa perdido el tiempo sintiendo celos de Ă©l. PensĂł con amargura en todo lo que habĂa sufrido por las cosas que Nathan habĂa imaginado que habĂa entre Damian y ella. En cierto modo, deseĂł que hubiese ocurrido algo entre ellos para justificar el trato que le habĂa dado. No habĂa nada peor que ser acusado, y castigado, por algo que no se habĂa hecho. —Deja de pensar en ese cretino —dijo de repente Damian, haciĂ©ndola volver a la realidad y tomándola de la mano para hacerla bajar las escaleras. Antes de que se diese cuenta, Gemma estaba sentada en el Ferrari de Damian y con el cinturĂłn puesto. —Tengo que cerrar las puertas —explicĂł ella. —Por un momento, pensaba que ibas a echarte atrás.
Nº Páginas 41—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Eso nunca —contestĂł Gemma, decidida a apartar a Nathan de su mente para el resto de la noche—. Por cierto, ÂżdĂłnde es la fiesta? —En un bar en el norte de Sidney. Seguro que no lo conoces. El local no es demasiado nuevo, pero la mĂşsica es estupenda y las copas, baratas. Gemma riĂł. —No creo que a ti te importe demasiado lo que cuesten las copas. —Uno no se hace rico si no mira lo que gasta. EnciĂ©ndeme un cigarrillo, por favor. Están en el salpicadero, y llevo un encendedor en el bolsillo izquierdo del pantalĂłn. Yo no puedo sacarlo, tengo que concentrarme en la carretera. Hay muchĂsimo tráfico. Era cierto que habĂa mucho tráfico en la autopista del PacĂfico, no obstante, a Gemma le incomodĂł hacer algo tan Ăntimo como meterle a Damian la mano en el pantalĂłn. Afortunadamente, enseguida encontrĂł el mechero y le puso a Damian el cigarrillo encendido entre los labios. Sus miradas se unieron en ese momento y Gemma apartĂł la suya rápidamente. No habĂa nada de platĂłnico en la mirada que Damian acababa de dirigirle. O eso, o su imaginaciĂłn le habĂa causado una mala jugada. Lo más probable era lo segundo. Damian siempre se habĂa comportado como un perfecto caballero con ella. Siempre. Si sospechaba de Ă©l, era por culpa de todo lo que Nathan le habĂa dicho. Y no habĂa que escuchar las habladurĂas de la gente. Con aquella determinaciĂłn, Gemma volviĂł a sonreĂr a Damian. NÂş Páginas 42—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Muchas gracias por sacarme necesitaba. Estaba muy deprimida.
de
fiesta. Lo
—Lo sĂ©, cielo, lo sĂ© —dijo Ă©l con ternura—. Pero el tĂo Damian sabe exactamente lo que necesitas para animarte…
Nº Páginas 43—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 4 Luke no solĂa ir a fiestas. Con treinta años, se consideraba demasiado viejo para eso. HabĂa salido mucho durante un par de años, despuĂ©s de la universidad, pero esos eran tiempos pasados. Su vida en aquellos momentos era Joyas Campbell. SĂłlo habĂa ido a esa fiesta para hacerle un favor a su madre. Al parecer, su hermana pequeña, Mandy, iba allĂ todos los viernes por la noche, y su madre querĂa que fuese a ver cĂłmo era el local. Luke pensĂł que su madre era demasiado protectora con su hermana, ya que Mandy tenĂa veinte años y era una chica muy sensata, pero le habĂa prometido ir a ver si habĂa algo de lo que preocuparse. Se quedĂł en un rincĂłn, sacudiendo la cabeza al ver lo que tenĂa ante los ojos. ÂżCĂłmo habĂan podido divertirle esas cosas en el pasado? La mĂşsica estaba altĂsima y las luces se encendĂan y apagaban de un modo enloquecedor, habĂa mucho humo y un centenar de personas sudorosas aglomeradas en un espacio para unas cincuenta. No obstante, Luke entendĂa que a Mandy le gustase aquel lugar, aunque le preocupĂł que se consumiese droga tan abiertamente. Nadie se molestaba en ocultarse para tomarse una pastilla o fumar marihuana. Y tambiĂ©n habĂa visto un par de intercambios de pequeños paquetes sospechosos en el lavabo. EmpezĂł a preocuparle que Mandy fuese a aquel lugar tan a menudo. NÂş Páginas 44—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Se quedĂł en su rincĂłn esperando que apareciese para hablar con ella, pero despuĂ©s de media hora, seguĂa sin llegar. Iba a marcharse cuando le llamĂł la atenciĂłn un hombre vestido de negro, un hombre excepcionalmente guapo de pelo moreno, ojos negros y dientes muy blancos. No le sorprendiĂł ver a Damian Campbell en un lugar como aquĂ©l. Todo el mundo sabĂa que llevaba una vida decadente. Le gustaban las mujeres guapas, y no le importaba si estaban casadas. Y la chica que iba con Damian era muy guapa, y estaba casada. Luke reconociĂł a Gemma Whitmore, la habĂa visto en la fotografĂa del periĂłdico del domingo, en el artĂculo acerca del estreno de la Ăşltima obra de Nathan Whitmore. En ella aparecĂa entre Celeste y el padre adoptivo de Nathan, Byron Whitmore. Luke era un hombre astuto. HacĂa tiempo que estaba al corriente de la enemistad entre los Whitmore y los Campbell, pero no habĂa que ser demasiado listo para darse cuenta de que algo estaba pasando entre las dos familias. Celeste Campbell y Byron Whitmore eran, de repente, como uña y carne, aun asĂ, no pensaba que con Damian y la esposa de Nathan Whitmore la situaciĂłn fuese la misma. A Luke le oliĂł mal aquello. ObservĂł las travesuras de Damian desde lejos. Con el pretexto de bailar, estaba toqueteando a la señora Whitmore todo lo que podĂa. NÂş Páginas 45—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
De repente, la chica se apartĂł de Ă©l, tambaleándose. ParecĂa confundida. Fue entonces cuando Luke se dio cuenta de que estaba bajo la influencia de alguna droga. El alcohol no solĂa producir aquel desconcierto. DecidiĂł acercarse más para ver si captaba parte de la conversaciĂłn. —No… no me gusta esta fiesta, Damian —dijo ella arrastrando las palabras y llevándose la mano a la frente—. Tengo calor, y me encuentro extraña. Será mejor que me lleves a casa. —Antes irĂ© a buscarte algo fresco de beber —se ofreciĂł Damian y la llevĂł hasta una pared para que se apoyase—. QuĂ©date aquĂ. No tardarĂ©. Luke no supo quĂ© hacer. No querĂa tener lĂos con Damian Campbell, sobre todo en esos momentos, en que acababan de darle el puesto de director de marketing en Joyas Campbell. Pero el comportamiento de Gemma Whitmore le preocupaba. Ella no se daba cuenta de lo que estaba pasando y Luke sospechaba que no habĂa tomado la droga conscientemente. Si no, no estarĂa tan extrañada por su estado. Con aquello en mente, siguiĂł a Damian hasta la barra y vio cĂłmo Ă©ste echaba unos polvos en el zumo de naranja y lo mezclaba bien. ¡AsĂ que estaba en lo cierto! Damian estaba drogando a la chica sin su conocimiento. No obstante, aquello no era asunto suyo, Âżo sĂ? Durante diez minutos, Luke discutiĂł con su propia conciencia. Finalmente, decidiĂł buscarse problemas. Pero Damian y la chica ya no estaban en la pista de baile, ni en la sala. Se maldijo y saliĂł al aparcamiento, donde NÂş Páginas 46—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
vio a Damian llevando a la señora Whitmore hasta el coche, y besándola. Ella llevaba los brazos colgando, inertes, como si fuese una muñeca. Luke se enfureciĂł. No volviĂł a detenerse a pensar, ni a sopesar el coste de sus actos, atravesĂł el aparcamiento, le hizo darse la vuelta a Damian y le dio un puñetazo en la mandĂbula. Damian cayĂł al suelo inmediatamente, quedándose inconsciente encima del asfalto. Luke supuso que ni siquiera le habrĂa dado tiempo de ver quiĂ©n le habĂa pegado. —¡Eh! —gritĂł un tipo que estaba un par de coches más lejos—. ÂżQuĂ© está pasando ahĂ? Luke no se quedĂł a dar explicaciones. AgarrĂł a la chica, que se habĂa quedado sentada en el suelo, con los ojos en blanco, y la llevĂł hasta su coche. La metiĂł como pudo en el asiento del copiloto y corriĂł a ponerse detrás del volante, para marcharse antes de que nadie lo viese. No estaba seguro de lo que iba hacer, sobre todo, despuĂ©s de haber visto por el espejo retrovisor que Damian Campbell empezaba a ponerse en pie. EsperĂł a haber conducido varias manzanas para detenerse y valorar la situaciĂłn. TenĂa a la señora Whitmore en su coche, gimiendo dĂ©bilmente. ÂżQuĂ© le habrĂa dado el cretino de Damian? Claramente, demasiado de lo que fuese. Lo Ăşnico que se le ocurriĂł a Luke fue llevarla a casa, con su marido. Se mirĂł el reloj, eran las once y treinta y cinco. ÂżEstarĂa Nathan Whitmore en casa? ÂżY cuál era la direcciĂłn? La señora Whitmore no estaba en condiciones NÂş Páginas 47—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
de decĂrselo, y no llevaba encima ninguna tarjeta. Luke vio una cabina de telĂ©fonos en la esquina y decidiĂł llamar a su marido. Todo aquello era muy complicado y empezĂł a arrepentirse de lo que habĂa hecho, hasta que mirĂł el rostro inocente de Gemma Whitmore. ÂżCĂłmo podĂa su marido haberla dejado salir con aquel demonio? Luke tuvo suerte, el nĂşmero de telĂ©fono de los Whitmore estaba en la guĂa, y el marido estaba en casa. Fue escueto y hablĂł con seriedad, esperando que Nathan Whitmore fuese un hombre sensato. HabĂa oĂdo que era un tipo frĂo, pero los hombres no eran siempre frĂos cuando se trataba de sus mujeres. —Señor Whitmore, soy Luke Barton. Siento molestarle a estas horas, pero era una emergencia. —¿Le conozco, señor Barton? —No personalmente. Tal vez haya oĂdo hablar de mĂ. Soy directivo de Joyas Campbell. Acabo de ser ascendido a director de marketing y ventas. —En ese caso, Âżno se ha equivocado de telĂ©fono? Las emergencias relativas a Joyas Campbell no son asunto mĂo. Aunque tal vez pueda contactar con mi padre… —Esto no tiene nada que ver con el trabajo, sino con su esposa… —¿QuĂ© ocurre con mi esposa? —Esto es un poco violento. —Está empezando a preocuparme, señor Barton. ÂżLe ha ocurrido algo a Gemma? ÂżEstá bien? —Eso creo. NÂş Páginas 48—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Eso cree. ÂżQuĂ© es lo que quiere decir? —Voy a explicárselo desde el principio. Esta noche, he ido a un bar en el norte de Sidney, en busca de mi hermana, y allĂ he visto a Damian Campbell bailando con una mujer a la que enseguida he reconocido como su esposa. Nathan murmurĂł un par de palabras de mal gusto acerca del acompañante de su mujer. —Estoy de acuerdo con usted, señor Whitmore, por eso les he estado observando de cerca, y pronto me he dado cuenta de que su esposa estaba drogada. He visto a Campbell echándole algo en la bebida sin que ella se diese cuenta. —¿Y dĂłnde está exactamente ese bar? ÂżMi esposa sigue estando allĂ? —No se preocupe, señor Whitmore. Yo he alejado a su esposa de ese cerdo. La tengo en mi coche. Está… dormida. Si me da su direcciĂłn, señor Whitmore, la llevarĂ© a casa. —¿Está seguro de que está bien? ÂżNecesitará un mĂ©dico? —Yo creo que lo Ăşnico que necesita es dormir, y que mañana tendrá una horrible resaca. Pero, sĂ, estoy seguro de que está bien. Luke grabĂł en su memora la direcciĂłn y las indicaciones que le dio Nathan Whitmore. Afortunadamente, no vivĂan demasiado lejos de donde estaban.
Nº Páginas 49—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Nathan Whitmore iba y venĂa con nerviosismo por la acera cuando Luke detuvo el coche frente a su casa. Nathan corriĂł al asiento del copiloto, desatĂł el cinturĂłn y su esposa, inconsciente, cayĂł de lado, a sus brazos. Nathan la mirĂł a la cara con expresiĂłn adusta. —DebĂ haber matado a ese cretino la primera vez que se acercĂł a ella —murmurĂł. —SĂłlo está dormida, señor Whitmore —le asegurĂł Luke—. He comprobado su pulso. Está bien. —¿Sabe quĂ© le ha dado exactamente? Luke negĂł con la cabeza. Gemma se removiĂł en brazos de su marido. —¿Eres tĂş, Nathan? —preguntĂł con un hilo de voz. —SĂ, Gemma, soy yo. Ella suspirĂł satisfecha y volviĂł a su estado de inconsciencia. —¿Me puede ayudar a subirla? —le pidiĂł Nathan a Luke. Un rato despuĂ©s, Luke estaba sentado en el borde del sofá de un salĂłn muy elegantemente amueblado mientras Nathan Whitmore dejaba, supuestamente, a su esposa en la cama. Nathan le habĂa pedido a Luke que esperase, y asĂ habĂa hecho. Pero estaba tardando mucho. Luke estaba volviendo a preocuparse acerca de lo que habĂa ocurrido en el aparcamiento, a pesar de no haberle hecho daño de verdad a Damian Campbell. El NÂş Páginas 50—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
problema era quĂ© habrĂa visto. Esperaba que no lo hubiese reconocido, ni hubiese apuntado la matrĂcula de su coche. Si lo habĂa hecho, ya podĂa ir despidiĂ©ndose de su puesto en Joyas Campbell. —¿Quiere algo de beber, señor Barton? —preguntĂł Nathan cuando volviĂł al salĂłn—. Yo voy a tomarme una copa, pero puedo prepararle un tĂ© o un cafĂ© si lo prefiere. —Un whisky me vendrĂa bien. Luego, conversaron, y Nathan intentĂł que Luke le diese más informaciĂłn acerca de lo ocurrido. —AsĂ que le pegĂł. —Tuve que hacerlo, pero está bien. Vi cĂłmo empezaba a ponerse de pie, pero espero que no me reconociese. —Cuando lo vea, le aseguro que no volverá a ponerse en pie. Luke frunciĂł el ceño. —¿Cree que es buena idea? —No, pero estoy harto de ser prudente. Ese hombre es un peligro. Alguien tiene que pararlo. —¿Pararlo? —repitiĂł Luke—. ÂżQuĂ© quiere decir con pararlo? ÂżSe refiere a…? Luke vio cĂłmo la expresiĂłn de Nathan Whitmore se convertĂa en una máscara de piedra. Sus ojos grises se volvieron glaciares.
Nº Páginas 51—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No se deje llevar por su imaginaciĂłn, señor Barton, hay muchos modos mejores para detener a un monstruo como Ă©se que matarlo. Se hizo un incĂłmodo silencio en la habitaciĂłn. Luke terminĂł su copa e iba a levantarse para marcharse cuando sonĂł un telĂ©fono. Su anfitriĂłn se disculpĂł y saliĂł de la habitaciĂłn, cerrando la puerta tras Ă©l. Luke lo oyĂł hablar, pero sin entender lo que decĂa. Cuando volviĂł, tenĂa una expresiĂłn peculiar en el rostro. —Era mi padre —le explicó—. Parece que nuestros problemas se han solucionado solos, señor Barton. —¿Nuestros problemas? —Con Damian Campbell. —¿QuĂ© quiere decir? —Nuestro querido señor Campbell ha tenido un accidente de tráfico. Ha estampado su Ferrari contra un poste telegráfico hace una hora. Ha muerto al instante. Luke no hizo ningĂşn comentario y Nathan Whitmore sonriĂł frĂamente, luego, le dio un trago a su copa.
Lo primero que sintió Gemma al empezar a despertarse fue dolor de cabeza. Gimió suavemente y se subió las sábanas hasta el cuello, apretando los ojos de dolor. El colchón se hundió a su lado y una mano le apartó algunos cabellos de la cara.
Nº Páginas 52—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿CĂłmo te encuentras? —le preguntĂł una voz que le resultĂł familiar. —Me duele mucho la cabeza —murmurĂł. DespuĂ©s se puso de lado y abriĂł poco a poco los ojos. Nathan estaba sentado en el borde de la cama, mirándola con sus bonitos ojos grises. Aunque en esos momentos no eran tan bonitos, estaban apagados y hundidos, y tenĂan debajo unas enormes sombras oscuras. Pero a Gemma le sorprendiĂł más darse cuenta de dĂłnde estaba que el aspecto de Nathan. Por un momento, se preguntĂł si los Ăşltimos quince dĂas habĂan sido una pesadilla de la que acababa de despertarse. Pero no era el caso. SĂłlo tenĂa que mirar a Nathan a la cara para saberlo. ÂżQuĂ© estaba haciendo allĂ? Lo Ăşltimo que recordaba era haber estado en un bar con Damian, y que se habĂa sentido extraña. Hizo un esfuerzo por recordar más. Alguien la habĂa besado. Y la habĂa agarrado con fuerza. ÂżHabĂa sido Nathan? CreĂa recordar haber hablado con Nathan en algĂşn momento de la noche. ÂżHabĂa ido Ă©l en su busca y la habĂa alejado de Damian? No, aquello no le cuadraba. Recordaba haber estado con otro hombre… Le doliĂł todavĂa más la cabeza al intentar recordar. DebĂa haberse emborrachado. No obstante, sĂłlo habĂa tomado un par de copas de vino antes de pasar al zumo de naranja. ÂżLe habrĂan echado ginebra o vodka en el zumo?
Nº Páginas 53—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Luego recordĂł algo que la alarmĂł. La habĂan llevado a un sitio y alguien la habĂa desnudado. ÂżHabĂa sido Nathan? LevantĂł las sábanas y vio que sĂłlo llevaba puesta la ropa interior. MirĂł a su alrededor y vio su ropa doblada encima de una silla y sus joyas en la mesita de noche. —No te preocupes —dijo Nathan frĂamente—. No te he tocado, salvo para desnudarte y meterte en la cama. Aunque a ti te apetecĂa algo más. Tuve que luchar contigo para salir de la habitaciĂłn con mi virtud intacta. PodrĂa haber hecho lo que hubiese querido contigo y no habrĂas puesto ninguna objeciĂłn. Menos mal que volviste a desmayarte. —¡No te creo! —exclamĂł ella, horrorizada porque sospechaba que era la verdad. —No te avergĂĽences, Gemma. No fue culpa tuya. Todo el mundo se sentirĂa desinhibido bajo la influencia de determinadas drogas. —¡Drogas! —Eso es. Tu querido tĂo Damian te estuvo echando algo en la bebida toda la noche. Gemma lo mirĂł fijamente. El sacudiĂł la cabeza y la mirĂł lleno de reproche. —¿Por quĂ© saliste con Ă©l? Te advertĂ que el hecho de ser tu tĂo no lo detendrĂa. Los hombres como Ă©l no tienen escrĂşpulos, ni moral, ni conciencia. Esas Ăşltimas palabras indignaron tanto a Gemma, que no pudo evitar replicar: NÂş Páginas 54—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Le dijo la sartĂ©n al cazo. Te he dicho cientos de veces que Damian siempre se ha portado como un caballero conmigo, Âżpor quĂ© no iba a salir con Ă©l? Además, ÂżcĂłmo sabes tĂş que fue Ă©l quien me puso la droga en la bebida? Pudo ser otra persona. —Es normal que no me creas, pero tengo un testigo que lo vio todo. Luke Barton. Trabaja en Joyas Campbell. Se dio cuenta de lo que estaba pasando y no le gustĂł. Cuando Damian te llevaba hacia su coche y empezaba a atacarte, Ă©l intervino. —¿CĂłmo que intervino? ÂżQuĂ© quieres decir? —Que te rescatĂł, querida. Le dio un puñetazo en la mandĂbula a Damian y te metiĂł en su coche. Tienes suerte de que el tal Luke fuese un tipo decente. PodrĂa haberse aprovechado de ti en vez de llamarme y traerte a casa. Gemma cerrĂł los ojos al oĂr todo aquello. No querĂa creerlo, porque hacerlo era aceptar que todo lo que habĂa dicho acerca de Damian era cierto. Y que todo lo que habĂa dicho acerca de ella tambiĂ©n lo era. Era una ingenua. Le doliĂł el estĂłmago sĂłlo de pensar en la vileza de su tĂo. ÂżCĂłmo habĂa podido llegar al punto de drogarla y…? SintiĂł náuseas y arremetiĂł contra la persona que tenĂa más cerca, la persona cuya traiciĂłn le dolĂa todavĂa más que la de Damian. AbriĂł los ojos y dirigiĂł a Nathan una cĂnica mirada.
Nº Páginas 55—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Y por quĂ© no le dijiste al tal Luke que estábamos separados? ÂżPor quĂ© no le dijiste que me llevase a Belleview en vez de traerme aquĂ? Nathan pareciĂł sorprendido con su tono acusatorio, y eso la enfadĂł todavĂa más. —No podĂas resistirte a tener la oportunidad de decirme: «Te lo dije», Âżverdad? TenĂas que tratarme con prepotencia, hacerme sentir estĂşpida. TenĂas que demostrarme que sabĂas más que yo y que, si te hubiese escuchado, todo esto no habrĂa pasado. Nathan suspirĂł con fuerza. —Eso no es verdad, Gemma. Cuando Luke me llamĂł, sĂłlo pensĂ© en ti. Y tenĂa que ver con mis propios ojos que estabas bien. —¡Eres un mentiroso! ¡No te importo! ¡Siempre has pensado sĂłlo en ti mismo! Gemma apartĂł las sábanas y saliĂł de la cama, tomĂł la ropa de encima de la silla y se volviĂł hacia Nathan, que seguĂa imperturbable. —No pienses que eres mejor que Damian, porque no lo eres. Sois los dos unos cerdos. Os odio a los dos. Cuando pienso que he dormido en la misma cama en la que has debido de estar con Jody toda la semana, me dan ganas de vomitar. Nathan se puso en pie, lĂvido. —Jody no ha estado en esta cama. Ni una vez. —¿Y se supone que debo creerte? —Es la verdad. NÂş Páginas 56—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Estás diciendo que no la trajiste a casa despuĂ©s de la fiesta? —No, no es eso lo que he dicho. —¡Ves! SĂłlo estás jugando con las palabras. Seguro que le encantĂł complacerte en todos esos modos en los que tu inocente y tonta mujer no querĂa hacerlo. —Yo nunca quise que hicieses nada con lo que no estuvieses cĂłmoda, Gemma. Ella riĂł. —Entonces, Âżpor quĂ© me has cambiado por una mujer más mayor, con más experiencia? ÂżYa no te satisfacĂa limitarte a hacer el amor? Tal vez debĂ preguntarle a Lenore quĂ© hizo para mantenerte en su cama durante doce años. Es evidente que mi tĂ©cnica dejaba bastante que desear. —Eso no es cierto. Sabes que me gustaba hacerte el amor. —QuĂ© amable por tu parte. Eso me produce una gran satisfacciĂłn. De todos modos, ya es agua pasada, Âżno? Lo nuestro ha terminado, tal y como me dijiste la Ăşltima vez que nos vimos. Si te quise en el pasado, ahora ya no te quiero, asĂ que no te deshagas todavĂa de tu nueva amante, porque yo no pienso volver contigo. Voy a darme una ducha y a vestirme, despuĂ©s, llamarĂ© a Belleview y les dirĂ© dĂłnde estoy. Espero que no se hayan dado cuenta de que no he dormido en casa. —Ya he hablado yo con Byron. Sabe dĂłnde estás. —Espero que no le hayas dado falsas esperanzas —le advirtiĂł Gemma—. Los dos sabemos que quiere que NÂş Páginas 57—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
volvamos a estar juntos. Pero no permitirĂ© que nadie me manipule. —No te negarĂ© que se alegrĂł de saber que estabas conmigo. —Dios mĂo, has cambiado de opiniĂłn, Âżverdad? Quieres que vuelva contigo. ÂżPor quĂ©? Acaso te importa tanto la opiniĂłn de Byron que estás dispuesto a volver a tener a esta zorra inocente y tonta en tu cama. —No hables asĂ de ti misma. —¿Por quĂ© no? A mĂ me parece muy apropiado, sobre todo despuĂ©s de los acontecimientos de anoche. Todo el mundo sabĂa cĂłmo era Damian, incluso Celeste. Salvo la tonta de Gemma, que creĂa que era un caballero, en vez de darse cuenta de que no era más que un pervertido. A veces me pregunto si hay algo en mĂ que atrae a ese tipo de hombres. Nathan palideciĂł y Gemma, sin saber por quĂ© se sintiĂł culpable. —Será mejor que no sigamos con esta conversaciĂłn —dijo ella de repente—. Porque no hay nada que puedas decir ni hacer para que retomemos nuestro matrimonio. PasĂł al lado de Nathan y entrĂł en el baño. Se sintiĂł bien despuĂ©s de dar un portazo y golpear los grifos con fuerza. Pero cuando se metiĂł en la ducha y el agua caliente empezĂł a caerle encima, no pudo evitar llorar. Lloraba por su inocencia y su amor perdidos, lloraba por todos los sueños que habĂa tenido en el pasado y que ya nunca se harĂan realidad. Cuando saliĂł a la cocina, ya no quedaba rastro de sus lágrimas. Nathan estaba tomándose un cafĂ©. Gemma se NÂş Páginas 58—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
sentĂa serena, aunque un poco frágil. El dolor de cabeza habĂa disminuido, y todavĂa tenĂa el estĂłmago revuelto. El reloj de la pared marcaba las once y cuarto. —Voy a llamar un taxi —dijo airadamente. El la mirĂł de arriba abajo. —Será mejor que te sientes un momento, Gemma, tengo algo que decirte…
Nº Páginas 59—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 5 Gemma se sentĂł encima del montĂłn de deshechos, apartándose las moscas y buscando entre la suciedad y las rocas que habĂa a su alrededor. La probabilidad de encontrar un Ăłpalo o piedra preciosa de valor era remota, pero a Gemma le tranquilizaba hacer aquello. La vida en Lightning Ridge la habĂa serenado. Cuando habĂa bajado del aviĂłn algo más de seis semanas antes, estaba destrozada. Veinticuatro horas antes habĂa asistido al funeral de Damian. HabĂa permanecido incondicionalmente al lado de su madre y de su abuela, fingiendo, por ellas, que todavĂa querĂa a su tĂo, que todavĂa lo tenĂa en alta estima. HabĂa sido Byron quien le habĂa pedido el favor, explicándole que habrĂa sido cruel manchar la memoria de su hijo y hermano. Cruel, e innecesario. ÂżQuĂ© habrĂa ganado contando lo que Damian habĂa intentado hacerle la noche del accidente? Gemma estaba en un estado emocional demasiado dĂ©bil para contradecir a su padre. HabĂa empezado a derrumbarse desde que Nathan le habĂa dicho que Damian habĂa fallecido en un accidente. Nathan habĂa intentado decĂrselo con tacto, pero no habĂa podido entender sus lágrimas. Al principio la habĂa mirado con incredulidad y, despuĂ©s, con ira al pensar que estaba llorando por semejante hombre. Pero Gemma no lloraba por Damian, sino por los problemas que se creaba la gente sin necesidad alguna. ÂżPor quĂ© no podĂa ser bueno todo el mundo? NÂş Páginas 60—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Nathan no dijo ni una sola palabra mientras la llevaba de vuelta a Belleview. Gemma sospechĂł que pensaba que habĂa tenido algo más que una relaciĂłn platĂłnica con Damian, pero estaba demasiado cansada para intentar convencerlo de lo contrario. Se sentĂł en el coche hecha un ovillo y temblando, a pesar de que hacĂa un dĂa bastante cálido de primavera. De no haber sido por Ava, Gemma se habrĂa hundido completamente aquel dĂa, pero ella la habĂa abrazado, alimentado y acostado despuĂ©s de darle un par de pastillas para dormir. Cuando se despertĂł a la mañana siguiente, el sol brillaba con fuerza. DespuĂ©s del funeral, Gemma habĂa sentido que tenĂa que marcharse de allĂ. Tanto Celeste como Byron habĂan discutido con ella, querĂan que se quedase para cuidarla. Incluso Ava habĂa intentado convencerla diciĂ©ndole que necesitaba su compañĂa en Belleview. Gemma habĂa sonreĂdo al oĂrla decir aquello, Ava ya no la necesitaba. AsĂ que habĂa hecho caso omiso de los deseos de todo el mundo y habĂa comprado un billete para Lightning Ridge. SĂłlo habĂa prometido que escribirĂa. Se negaba a dar una fecha definitiva de vuelta. Se disculpĂł con Byron por volver a dejar el trabajo, pero, en esa ocasiĂłn, lo dejaba de verdad. Si volvĂa a Sidney, buscarĂa otra cosa ella sola. Aunque Gemma se preguntaba si volverĂa a Sidney. A pesar de que Lightning Ridge nunca le habĂa gustado, en esos momentos era capaz de apreciar la belleza de las rocas y del cielo azul. Y le habĂa ido bien la tranquilidad de la vida allĂ. Lo Ăşnico que le estaba costando era NÂş Páginas 61—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
adaptarse al calor. Gemma sacĂł un pañuelo del bolsillo de sus pantalones cortos vaqueros y se secĂł la frente. —¿QuĂ© demonios estás haciendo sentada ahĂ, bajo el sol? —la regañó Ma—. Es casi mediodĂa. —¿De verdad es tan tarde? —respondiĂł Gemma bajando del mentĂłn y mirando a Ma avergonzada. HabĂa adquirido la costumbre de soñar despierta desde que estaba en Ridge y se pasaba mucho tiempo sentada, dejando vagar su mente. La primera vez que lo habĂa hecho, le habĂa dado una pequeña insolaciĂłn. No se habĂa quemado, porque la piel de Gemma no era de las que se quemaban, pero le habĂa dado un horrible dolor de cabeza que le habĂa durado varios dĂas. —MĂrate —la reprendiĂł Ma—. Te estás poniendo negra. ÂżNo has utilizado crema protectora? —Sà —se defendiĂł ella—. De verdad. Pero tengo una piel con mucha melanina. —¿Mucha quĂ©? —Melanina. Es un pigmento. —Es una excusa, eso es lo que es. Supongo que no quieres llegar a mi edad con un cáncer de piel. ÂżPor quĂ© no haces algo Ăştil? —sugiriĂł Ma—. Ve a buscar algo de beber mientras yo bajo la compra del camiĂłn. Para Ma, algo de beber era siempre una cerveza, pero Gemma no puso objeciones. A ella tambiĂ©n le gustaba tomarse una cerveza fresca cuando hacĂa mucho calor. Como aquel dĂa. ¡Y eso que estaban sĂłlo en noviembre! Para Navidad el calor serĂa insoportable. Ma pensaba que el refugio en la montaña era fresco en comparaciĂłn con su vieja caravana, pero no tenĂa nada NÂş Páginas 62—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
que ver con el aire acondicionado de Belleview. De vez en cuando, Gemma echaba de menos las comodidades. Y tambiĂ©n otras cosas. Aun asĂ, le habĂa ido bien volver a sus orĂgenes, a una vida básica. En Sidney la habĂan mimado demasiado, y eso habĂa hecho que se volviese dĂ©bil. Cuando habĂa empezado a tener problemas, habĂa sucumbido a la autocompasiĂłn. Un par de semanas en Ridge le habĂan venido muy bien. Al igual que no tener televisiĂłn ni vĂdeo. Pasaban las noches charlando, y Gemma habĂa empezado a ver su matrimonio de otro modo. Ma tenĂa un modo de expresarse que hacĂa que las cosas pareciesen más sencillas. —SĂłlo era sexo, cariño —habĂa dicho acerca de los sentimientos de Nathan y Gemma—. Ocurre a menudo. Lo cierto es que la mayorĂa de los matrimonios empiezan asĂ, pero luego llegan los niños y o la cosa dura, o se rompe. Ser padre hace que uno madure. Aunque no siempre. Algunos hombres no crecen nunca. Esa es la verdad, y no merece la pena que una se rompa el corazĂłn por ellos. Gemma no pensaba que Nathan fuese de Ă©sos. Era un individuo muy complicado, con traumas del pasado. Aun asĂ, le venĂa bien oĂr algo de filosofĂa de andar por casa. —TĂş tampoco crees que yo quisiera a Nathan, Âżverdad?
Nº Páginas 63—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No. Te dejĂł boquiabierta con su cara bonita y su saber hacer, eso es todo. ÂżCĂłmo ibas a quererlo? Ni siquiera llegaste a conocerlo. Salvo en el sentido bĂblico. Las dos rieron en ese momento, pero Gemma todavĂa no se habĂa olvidado de Nathan. Ni tampoco de cĂłmo era hacer el amor con Ă©l. No obstante, sabĂa que habĂa sido la vĂctima de un hombre endiabladamente sexy que habĂa tomado su virginal cuerpo y lo habĂa programado con respuestas que sĂłlo Ă©l podĂa provocar, y necesidades que sĂłlo Ă©l podĂa aliviar. Por eso le iba a costar tanto olvidarlo. Tal vez nunca lo conseguirĂa si lo que ella sospechaba resultaba ser verdad. Pero eso no significaba que tuviese que venirse abajo por Ă©l. No, ella era más dura que todo eso. Gemma entrĂł en el refugio. Se estaba agachando para sacar dos latas de cerveza de la pequeña nevera que habĂa en un rincĂłn cuando se sintiĂł mareada. Instintivamente, se sentĂł en el suelo y metiĂł la cabeza entre las rodillas. Y asĂ fue como se la encontrĂł Ma cuando entrĂł. —¡Dios mĂo! —exclamĂł dejando las bolsas de la compra en la mesa de la cocina y corriendo hacia ella—. ÂżQuĂ© te pasa? Gemma levantĂł la cabeza muy despacio. Ya no veĂa puntos negros, pero todavĂa tenĂa frĂo y estaba sudorosa. —Casi… casi me desmayo. —¿Ves lo que pasa cuando no haces lo que te dicen? Seguro que tienes otra insolaciĂłn. NÂş Páginas 64—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No creo que sea eso —dijo ella en voz baja—. Creo que estoy embarazada. —¿Has ido al mĂ©dico? —No. —Entonces, ÂżcĂłmo lo sabes? —Porque no he tenido el periodo, me duelen los pechos y tengo náuseas por las mañanas. —¿Y por quĂ© no me lo has dicho antes? —Intentaba fingir que no era verdad. Ma se sentĂł en el suelo, a su lado, con el ceño fruncido. —¿No quieres tener el bebĂ©, querida? —En cualquier otra circunstancia, estarĂa encantada, pero Ă©ste no es el momento adecuado. Siempre jurĂ© que un hijo mĂo no tendrĂa que pasar las penurias que pasĂ© yo, que no serĂa educado por un solo padre, sin hermanos. —¿No estarás planeando deshacerte de Ă©l? —¡No! Claro que no. —Yo te ayudarĂ©, pero Ă©ste no es un lugar para criar un hijo. TĂş deberĂas saberlo mejor que nadie. Gemma mirĂł a su alrededor. —Lo sĂ©. —¿QuĂ© piensas que deberĂas hacer? —TodavĂa no lo sĂ©. —¿De cuánto estás? NÂş Páginas 65—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—De algo más de dos meses —dijo añadiendo una semana a la fecha real. Le habĂa contado a Ma casi todo lo que habĂa pasado entre Nathan y ella desde su Ăşltima visita a Lightning Ridge, salvo lo de la violaciĂłn. SĂłlo le habĂa dicho que habĂan tenido una fuerte discusiĂłn. —¿Es de tu marido, verdad? —Oh. Ma… TĂş tambiĂ©n, no. Claro que es de Nathan. Nunca me he acostado con otro hombre. SĂ© que no crees que quisiera a Nathan, pero estás equivocada. Lo querĂa. Nunca le habrĂa sido infiel. Ma intentĂł reconfortarla con un abrazo. —Te creo, cariño. Pero tenĂa que preguntártelo. Venga, vamos a levantarnos del suelo y a tomarnos algo fresco. A no ser que prefieras tumbarte. —Ya me encuentro bien. De verdad. Me sentarĂ© a la mesa contigo. —Te buscarĂ© una limonada. embarazadas no beben cerveza.
Las
mujeres
Gemma no creĂa que una o dos latas de cerveza fuesen a hacerle ningĂşn mal, pero no se molestĂł en discutir. —¿TodavĂa lo quieres? —le preguntĂł Ma cuando se sentaron a la mesa. A Gemma se le hizo un nudo en el estĂłmago. La verdad era que no estaba segura. Se encogiĂł de hombros. —Tal vez. Probablemente. No lo sĂ©. Sigo pensando mucho en Ă©l. Es un hombre difĂcil de olvidar. NÂş Páginas 66—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—TendrĂ© que conocerlo algĂşn dĂa, para ver cĂłmo ha hecho para calarte tan hondo. —Dudo que llegue ese dĂa. No creo que se pase por aquĂ. —No sĂ©. Tal vez, cuando le digas que estás embarazada, venga corriendo. —No voy a decirle que estoy embarazada. A Ma casi le da un ataque al oĂr aquello. —¿Que no vas a contárselo? ÂżPor quĂ© no, muchacha estĂşpida? —Porque Ă©l no quiere saber nada de mĂ y estoy segura de que no querrá el bebĂ©. —¡TonterĂas! Se casĂł con su anterior mujer porque estaba embarazada, y no le gustaba tanto como tĂş. Y tampoco me creo que no quiera saber nada más de ti. Ese hombre estaba loco por ti, tan loco, que se casĂł contigo a pesar de haber dicho que nunca volverĂa a hacerlo. Es cierto que los celos le hicieron perder la cabeza, pero muchos hombres hacen locuras a causa de los celos. Estoy segura de que se arrepiente de haberte dejado. Gemma recordĂł la mañana despuĂ©s de la muerte de Damian, cuando ella habĂa acusado a Nathan de querer volver. El no habĂa respondido, ni habĂa hecho nada para intentar convencerla de retomar su matrimonio. HabĂa tenido muchas oportunidades, sobre todo, teniendo en cuenta que ella se encontraba muy vulnerable emocionalmente.
Nº Páginas 67—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No puedo negar que Nathan tuviese celos. Pero no me quiere, y está claro que no quiere que vuelva. Si no, habrĂa llamado, o escrito, o venido. No, no utilizarĂ© al bebĂ© para hacer volver conmigo a un hombre que no me quiere. —Entonces es que eres tonta. ÂżY si se entera de que estás embarazada e intenta quitarte al bebĂ©? Gemma mirĂł a Ma sorprendida. —Es un hombre rico, Âżverdad? —continuĂł Ma—. Me contaste que habĂa heredado una fortuna de sus abuelos y que, además, las obras de teatro le daban mucho dinero. Gemma asintiĂł. —Es increĂble todo lo que puede comprar el dinero —comentĂł Ma secamente. —¡Nathan nunca harĂa algo asĂ! —¿CĂłmo lo sabes? TĂş misma has dicho que ni siquiera lo conoces. ÂżY si Ă©l siempre hubiese querido un hijo varĂłn y tĂş lo tuvieras? ÂżY si se vuelve tan loco por el niño como lo estaba por ti? Ese hombre tambiĂ©n tiene unos derechos legales. Tal vez ni siquiera necesite sobornar a nadie para hacerse con la custodia. Todo lo que necesita es un juez comprensivo. Gemma sacudiĂł la cabeza. —Nathan nunca harĂa algo asĂ. —Por favor, abre los ojos. Es el momento de ser realista, no una romántica. TambiĂ©n debes pensar en ti. Criar a un hijo sola es muy duro hoy en dĂa. Lleva mucho tiempo, y mucho dinero. NÂş Páginas 68—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Yo tengo tiempo y dinero —respondiĂł Gemma irritada, arrepintiĂ©ndose de haberle dicho a Ma que estaba embarazada—. Si quiero más dinero, sĂłlo tengo que buscarme un buen abogado, divorciarme de Nathan y dejarlo pelado. —Oh, cielo. ÂżEn eso te has convertido viviendo en la ciudad? ÂżEn una avara sin corazĂłn? Gemma la mirĂł con los ojos muy abiertos, incapaz de creer lo que Ma le estaba diciendo. —No me mires asà —dijo Ma, sacudiendo una mano—. Ya no eres una niña inocente. Eres una mujer casada y vas a tener un hijo de tu marido. ¡No es el momento de divorciarse! —TĂş no lo entiendes —lloriqueĂł Gemma—. ¡Nathan no querrá ese hijo! —¿Por quĂ© no? Se pondrá contentĂsimo. Gemma iba a contarle la verdad cuando algo la hizo mantener la boca cerrada. —Probablemente no crea que es hijo suyo — murmurĂł. —¡TonterĂas! Hoy en dĂa hay pruebas demuestran esas cosas. PodrĂas demostrárselo.
que
—Ma, ya vale. Por favor, no quiero contarle a Nathan que estoy embarazada. —¡Eres una loca y una cabezota! —Tal vez, pero es mi vida, y mi bebé. —Eso es muy inocente por tu parte, Gemma. —¡No soy inocente! Nº Páginas 69—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Entonces demuĂ©stralo contándole a Nathan lo del bebĂ©. Haz que ponga su falta de interĂ©s por el niño y su intenciĂłn de divorciarse por escrito. —¡Está bien! IrĂ© a Sidney y se lo contarĂ©. —No. Lo llamaremos y le haremos venir aquĂ. Quiero ver a ese demonio con mis propios ojos. Y quiero ver cĂłmo se toma la noticia de tu embarazo. —¿Y cĂłmo quieres hacer que venga hasta aquĂ sin decirle que estoy embarazada? —Algo se me ocurrirá. No te preocupes.
Nº Páginas 70—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 6 Nathan iba a ir. Gemma todavĂa no podĂa creerlo. Ma habĂa ido a la ciudad la tarde anterior y habĂa comprado un test de embarazo en la farmacia. Cuando habĂa visto que el resultado era positivo, habĂa vuelto a la ciudad y habĂa llamado a Nathan a casa. Aparentemente, Nathan volarĂa esa mañana, y luego alquilarĂa un coche. No habĂa querido que Ma lo recogiese en el aeropuerto. Gemma supuso que, si el aviĂłn llegaba a su hora, aparecerĂa por allĂ sobre las once. Dado que aĂşn no eran las once, todavĂa tendrĂa que esperar una hora. Estaba muy nerviosa. —Quiero saber quĂ© le has dicho a Nathan para hacerlo venir —le pidiĂł a Ma—. Le has dicho que estoy embarazada, Âżverdad? —No. —¿Por quĂ© no me cuentas lo que le has dicho? —Porque no. —¡Eso no es una respuesta! —Pues es lo Ăşnico que vas a sacarme. Ve a ponerte guapa para tu marido. Y cámbiate de ropa. —¡No! Estoy bien con estos pantalones cortos y esta camiseta. Es lo que llevo siempre y no voy a cambiarme para nadie, mucho menos para Ă©l. Ma se encogiĂł de hombros y tuvo que luchar para no sonreĂr. La pequeña Gemma sabĂa que asĂ vestida NÂş Páginas 71—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
llamarĂa más la atenciĂłn a un hombre de ciudad que con ropa más elegante. Gemma tenĂa las piernas largas y bien formadas, y los pantalones cortos sĂłlo le tapaban el trasero. Y si se agachaba, ni siquiera. Luego llevaba una camiseta que habrĂa sido recatada para cualquier muchacha peor dotada que ella. Pero el embarazo habĂa hecho que a Gemma se le llenasen los pechos y los pezones, oscurecidos y dilatados, se le marcaban a travĂ©s de la fina tela. —Tampoco pienso maquillarme —espetĂł Gemma—. ¡Ni pienso hacerme nada en el pelo! Lo cierto era que Gemma nunca habĂa necesitado maquillaje, con aquella piel aceitunada y esos ojos marrones de espesas pestañas, los pĂłmulos se le sonrojaban cuando le subĂa la sangre y tenĂa unos labios muy generosos. Y con respecto al pelo, en esos momentos le caĂa sobre la cara de un modo mucho más sexy que cualquier peinado. Ma estaba segura de que, cuando llegase Nathan Whitmore, no podrĂa apartar la mirada de su preciosa mujer, ni tampoco podrĂa evitar desear volver a tenerla en la cama. —Ponte al menos un poco de pintalabios —se quejĂł Ma. —¿Para quĂ©? Ya te he dicho que Nathan no quiere saber nada de mĂ. Ni yo de Ă©l. Espero que no le hayas dicho lo contrario. No lo has hecho, Âżverdad? —¡Claro que no! Lo Ăşnico que le he dicho es que no te encontrabas bien. NÂş Páginas 72—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Venga, Ma, Nathan no habrĂa venido sĂłlo por eso. Te habrĂa dicho que llamases a un mĂ©dico. —Esto… no tenemos a ese tipo de mĂ©dicos aquĂ. —¿QuĂ© tipo de mĂ©dicos? ÂżUn ginecĂłlogo? —No, un psiquiatra. —¿Le has dicho que me estoy volviendo loca? —Más o menos. —Ma, ÂżcĂłmo has podido? Ma se encogiĂł de hombros. —Ha sido muy fácil. —Es Nathan el que se va a volver loco de ira cuando sepa que le has mentido. —¿No podrĂas fingir que estás un poquito chiflada? —Muy graciosa. —Mira, he conseguido que venga. Le aclararĂ© las cosas en cuanto llegue, y cuando tĂş le cuentes la verdad, se olvidará de mi mentirijilla. —En eso tienes razĂłn —comentĂł Gemma sintiendo que se le hacĂa un nudo en el estĂłmago al pensar en cĂłmo reaccionarĂa Nathan cuando le dijese que estaba embarazada—. ¡Esto va a ser un desastre! —Claro que no. Aclarará muchas cosas en tu mente, y os dará a los dos la oportunidad de llegar a un acuerdo con respecto al niño. Como ya te he dicho, Gemma, Ă©l tambiĂ©n tiene derechos. Es mejor que sepas quĂ© papel quiere desempeñar en la vida de su hijo desde el principio. Tal vez sĂłlo quiera darle apoyo econĂłmico, pero me da la sensaciĂłn de que va a querer algo más. NÂş Páginas 73—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Ahora, voy a preparar una taza de tĂ© y vamos a sentamos a hablar de otra cosa, Âżde acuerdo? —De acuerdo —accediĂł Gemma suspirando. Ma fue a preparar el tĂ©. No estaba segura de lo que pasarĂa entre Nathan y Gemma, pero era de las que creĂan que el matrimonio era algo muy serio. Uno no debĂa tomárselo a la ligera. Gemma se habĂa casado con aquel hombre e iba a tener un hijo suyo. Los dos tenĂan la responsabilidad de intentarlo de nuevo, sobre todo, teniendo en cuenta que lo que los habĂa separado habĂa sido una serie de malentendidos. En aquellos momentos, no parecĂa que pudiese haber entre ellos nada más que sexo, pero tal vez aquel hijo hiciese que el señor Nathan Whitmore viese a su esposa como a algo más que un objeto sexual. Tal vez empezase a apreciar su generosidad y su cariño y, a lo mejor, con el tiempo empezarse a quererla. En cualquier caso, pensaba haber hecho lo correcto organizando aquel encuentro. Gemma estaba muy nerviosa a las once, y Nathan todavĂa no habĂa aparecido. SintiĂł una mezcla de alivio y decepciĂłn. SaliĂł una vez más a mirar si veĂa algo en el polvoriento camino. En un par de ocasiones habĂa visto una nube de polvo a lo lejos y se le habĂa acelerado el corazĂłn, pero ningĂşn coche se habĂa acercado por allĂ. La tercera vez que aquello ocurriĂł, Gemma ya no sintiĂł el cosquilleo en el estĂłmago, pero entonces apareciĂł un coche y Gemma se quedĂł pálida y temblorosa. —Ya está aquà —susurrĂł. NÂş Páginas 74—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Ma se puso en pie, era una figura imponente, a pesar de ir vestida con un vestido de flores que debĂa haber tirado a la basura hacĂa años. Le puso una mano tranquilizadora en los hombros y la mirĂł a los ojos. —Cálmate, cariño. Es sĂłlo un hombre. Gemma tragĂł saliva, sabiendo que Ma decĂa las cosas como las pensaba, pero que no conocĂa toda la verdad. A Gemma le preocupaba cuál serĂa la reacciĂłn de Nathan cuando supiese que habĂan concebido un hijo durante aquella horrible tarde. Era irĂłnico que al principio hubiese pensado en utilizar el embarazo para recuperar a Nathan. En esos momentos, ya no lo querĂa. SĂłlo habĂa aceptado decĂrselo cuando Ma le habĂa advertido que tal vez Nathan le causase problemas más adelante. No obstante, seguĂa sin tener ganas de darle la noticia. —No te escondas —la regañó Ma—. Sal y recĂbelo con la cabeza bien alta y la espalda bien recta. No permitas que piense que le tienes miedo. —No le tengo miedo —tenĂa miedo de sĂ misma. Gemma saliĂł a la luz del sol con Ma justo cuando un Corolla azul aparecĂa donde terminaba el camino. LevantĂł la mano para hacerse sombra en los ojos, pero le temblaba tanto, que volviĂł a bajarla. Nathan saliĂł de detrás del volante del polvoriento coche, como si acabase de salir de un despacho con aire acondicionado. Llevaba un traje de chaqueta gris claro, camisa blanca y corbata gris oscura. Ma, que era la primera vez que lo veĂa, se sintiĂł intimidada al verlo avanzar hacia ellas con el sol bailando sobre su pelo rubio. NÂş Páginas 75—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Vaya, niña —murmurĂł entre dientes Ma—. No me habĂas dicho que fuese tan guapo. —Es sĂłlo un hombre, Ma —contestĂł Gemma con perverso humor, pero el corazĂłn le latĂa a toda velocidad al ver a su guapo marido. Sus bonitos ojos grises se posaron en Ma, y luego en Gemma, y la recorrieron de pies a cabeza. Ella se despreciĂł a sĂ misma por la reacciĂłn de su corazĂłn, pero al menos sabĂa que aquello no era amor, sino lujuria. —Tienes buen aspecto —comentĂł Ă©l secamente—, para alguien que acaba de tener una crisis nerviosa. —Lo primero —intervino Ma—, tengo que decirle que Gemma está perfectamente bien, como ya ha notado usted. Le mentĂ para hacer que viniese, señor Whitmore. Y no me arrepiento de ello. El la fulminĂł con la mirada, pero Ma no retrocediĂł ni un centĂmetro. —Espero que tuviese un buen motivo para hacerlo —espetó—. Y, a juzgar por la expresiĂłn de Gemma, no parece estar de acuerdo con usted, señora… —Llámeme Ma. Lo cierto es, señor Whitmore, que Gemma tiene algo importante que decirle y yo querĂa estar a su lado cuando lo hiciese. —¿Por quĂ©? ÂżAcaso cree que le harĂa algo? ÂżQuĂ© le ha contado de mĂ? —Nada que no haya visto con mis propios ojos en estos segundos que lleva usted aquà —replicĂł Ma poniĂ©ndose colorada—. Es usted un tipo muy frĂo. Mi Gemma estará mejor sin usted. NÂş Páginas 76—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—PermĂtame que le diga que hay muchas personas que están de acuerdo con usted, señora, y con respecto a que soy frĂo… —se quitĂł la chaqueta, se aflojĂł la corbata y se desabrochĂł el primer botĂłn de la camisa—. En estos momentos tengo más bien calor. Pero estoy seguro de que no me has hecho venir hasta aquĂ para pedirme el divorcio, Gemma. HabrĂa sido suficiente con que hubieses llamado a Zachary por telĂ©fono. —Esto no tiene nada que ver con el divorcio, Nathan —contestĂł ella—. DejarĂ© en tus manos todos los trámites, dado que eres tĂş el que tienes más ganas de deshacerte de mĂ. Ha surgido un problema y a Ma le ha parecido que debĂas estar al corriente. Nathan arqueĂł la ceja izquierda y mirĂł a Ma. —Creo que deberĂamos ir dentro —dijo ella. —Estoy de acuerdo —asintiĂł Nathan, agachándose al pasar por la puerta. —Es un cerdo arrogante —le susurrĂł Ma a Gemma— , pero muy sexy. Entiendo que te estĂ© costando olvidarte de Ă©l. Gemma gimiĂł en silencio. Casi se habĂa derretido al verlo salir del coche y recorrerla con aquella sensual mirada. Nathan se quedĂł de pie al lado de una de las sillas que habĂa alrededor de la mesa de madera que dominaba la Ăşnica habitaciĂłn del refugio, sin molestarse en ocultar lo que pensaba acerca del lugar. —SiĂ©ntate —le pidiĂł Gemma—. Las sillas tal vez sean un tanto bastas, pero son sĂłlidas. ÂżQuieres algo de beber? NÂş Páginas 77—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No, gracias. Me gustarĂa que me dijeses por quĂ© estoy aquà —contestĂł Ă©l mientras se sentaba. Gemma tragĂł saliva y despuĂ©s se lanzĂł, antes de que le diese tiempo a reflexionar. —IrĂ© directamente al grano. Lo cierto es, Nathan, que estoy embarazada. Y te aseguro que es de ti. Si no me crees, estoy dispuesta a hacer las pruebas necesarias cuando haya nacido el bebĂ©. ÂżEran imaginaciones suyas o la sangre habĂa huido de su rostro? DebiĂł de habĂ©rselo imaginado, porque la siguiente cosa que hizo Nathan fue reĂrse. Tanto Ma como Gemma lo miraron con la boca abierta. —Si tuviese que creer que existe un Dios justo, Ă©ste serĂa el momento —dijo por fin Nathan. Gemma no sabĂa de quĂ© estaba hablando. SĂłlo sabĂa que le habĂa dolido que se riese. Finalmente, Ă©l bajĂł la mirada y le temblaron levemente los hombros. Gemma se odiĂł por sentir lástima por Ă©l, pero cuando Nathan levantĂł la mirada, su expresiĂłn volvĂa a ser implacable. —¿No querrás decir un Dios injusto? —soltĂł ella—. No creerás que yo quiero este bebĂ©, Âżverdad? Sus miradas se cruzaron, la de ella proyectĂł toda la ira y la amargura que habĂa en su corazĂłn. —Me gustarĂa hablar a solas con mi mujer —le dijo Nathan a Ma. Ma mirĂł a Gemma con aire vacilante, ella asintiĂł, aunque sĂłlo con la cabeza, no se atrevĂa a hablar en esos momentos. Estaba demasiado nerviosa. NÂş Páginas 78—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Ma suspirĂł y se puso en pie. —No estarĂ© lejos —le advirtiĂł a Nathan mientras salĂa fuera a regañadientes. Gemma mirĂł a Nathan y le alegrĂł sentir ira en su interior. Era mejor que pensar lo atractivo que estaba o en lo que harĂa si Ă©l le sugerĂa que volviesen a estar juntos. TenĂa que estar loca para seguir considerando aquello. Aquel hombre nunca la habĂa querido. La habĂa utilizado y habĂa abusado de ella. —¿Bien? —dijo Gemma—. ÂżQuĂ© es lo que querĂas decirme a solas? El la mirĂł a la cara, como queriendo averiguar cĂłmo se sentĂa. Gemma no estaba preparada para lo que iba a decirle. DebĂa haber sabido cĂłmo querrĂa Ă©l solucionar el problema. —Supongo que quieres abortar —comentĂł Nathan— . Y supongo que quieres que yo te pague el aborto. Dadas las circunstancias… —No —lo interrumpiĂł ella—. No quiero abortar. Voy a tener este bebĂ©, pase lo que pase. La respuesta pareciĂł dejarlo perplejo. —Pero, Âżpor quĂ©? Cada vez que mires al niño, recordarás cĂłmo fue concebido. Acabarás odiándolo, como me odias a mĂ. —QuĂ© poco me conoces, Nathan. Pero no tengo por quĂ© darte explicaciones de mis motivaciones. Ni de mis sentimientos. Ya te he informado de la existencia del bebĂ©, y de mi intenciĂłn de tenerlo. Ahora, querrĂa saber cuáles son tus intenciones. ÂżQuieres desempeñar algĂşn NÂş Páginas 79—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
papel en su vida? En cualquier caso, te aseguro que vas a pagar por ello, y mucho. —¿AsĂ que eso es lo esencial? El dinero. Vas a tener el bebĂ© porque me sacarás más dinero cuando nos divorciemos. Gemma estaba escandalizada, pero no dejarĂa que Ă©l dijese la Ăşltima palabra. —¿Y por quĂ© no? Si es eso lo que quiero. La niña tonta e inocente por fin ha crecido, Nathan. Te voy a exprimir, como me exprimiste tĂş a mĂ. Sin piedad. Y sin amor. En esos momentos, Nathan se quedĂł realmente pálido y Gemma sintiĂł remordimientos. ÂżCĂłmo habĂa sido capaz de decir aquellas cosas? —¿Y cuánto dinero quieres, Gemma? —preguntĂł Ă©l—. DĂmelo. —¿Acaso crees que sĂłlo quiero dinero? —¿QuĂ© es lo que quieres entonces? —quiso saber Ă©l, exasperado—. DĂmelo y, si es posible, te lo darĂ©. Ella riĂł. Y los ojos se le llenaron de lágrimas. —¿Y si te dijese que quiero que vuelvas conmigo, que seas mi marido y el padre de mi hijo? ÂżY si te dijese que quiero tu amor? ÂżPodrĂas darme eso, Nathan? Él no contestĂł. —Justo lo que pensaba —continuĂł Gemma con amargura, secándose las lágrimas. Cuando volviĂł a levantar la mirada, tenĂas los ojos brillantes y duros—.
Nº Páginas 80—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
En ese caso, me conformarĂ© con que seas un verdadero padre para el bebĂ©, no sĂłlo una chequera. —Nunca he intentado rehuir mis obligaciones como padre. —Una postura muy noble por tu parte. —Creo que ya ha quedado claro que no soy noble, Gemma, pero tengo mis propias obligaciones morales. Si estás dispuesta a olvidar mis evidentes deficiencias como marido, yo estarĂa dispuesto a darle otra oportunidad a nuestro matrimonio. ÂżQuĂ© opinas? —¡QuĂ© te vayas al infierno, Nathan Whitmore! No quiero un marido que no me quiera. ÂżQuiĂ©n te crees que eres para hacerme semejante oferta? Vuelve a Sidney, con tu querida Jody. Seguro que no te sientes culpable exprimiendo a alguien como ella. Y si se queda embarazada, seguro que abortará. —¿QuĂ© está pasando aquĂ? —preguntĂł volviendo a entrar—. ÂżPor quĂ© estáis gritando?
Ma
Gemma estaba casi fuera de sĂ. —El tiene la culpa de todo. Primero, querĂa que abortase y, cuando le he dicho que no, me ha sugerido que volviese a Sidney con Ă©l y fingiĂ©semos que somos una familia feliz. —Bueno, Âży cuál es el problema? —quiso saber Ma, desconcertada con la actitud de Gemma—. A mĂ me parece que tiene sentido. Seguro que no quieres tener al niño sola, y educarlo sola, Âżverdad? Sobre todo teniendo un marido que desea cuidar de vosotros dos.
Nº Páginas 81—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma no podĂa creer lo que estaba oyendo. Ma, en quien confiaba y se apoyaba, se estaba volviendo contra ella. —AquĂ no estarĂ© sola. Te tendrĂ© a ti. —¿Durante cuánto tiempo, cielo? Soy cada dĂa más vieja. Me encantarĂa teneros aquĂ, a ti y al bebĂ©, pero no me parece práctico. Seguro que quieres algo más para tu hijo —avanzĂł y tomĂł las temblorosas manos de Gemma entre las suyas—. IntĂ©ntalo, cariño. Y si no funciona, al menos no tendrás nada que reprocharte. —¿CĂłmo va a funcionar si no nos queremos? — gimiĂł Gemma. —Los dos querrĂ©is al niño —insistiĂł Ma—, y tal vez asĂ aprendáis a quereros el uno al otro. —¿QuiĂ©n ha dicho que los dos querremos al niño? — murmurĂł Gemma, sabiendo que Nathan no lo querrĂa. Era Ă©l quien no querĂa que le recordasen constantemente lo que habĂa hecho. —Si vienes conmigo, Gemma —intervino Ă©l—, te prometo que harĂ© lo posible por arreglar lo que hice. SĂ© que no vas a creerme, pero nunca tuve la intenciĂłn de hacerte daño. —Pero me lo hiciste. —SĂ… sĂ. Es verdad —confesĂł Nathan—. Ăšltimamente he tenido mucho tiempo para pensar en lo que hice y para arrepentirme. Si eres lo suficientemente generosa como para darme una segunda oportunidad, no volverĂ© a defraudarte. Ni tampoco a nuestro hijo. Y, ÂżquiĂ©n sabe? Tal vez Ma tenga razĂłn. Tal vez podamos NÂş Páginas 82—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
aprender a querernos esta vez. A mĂ me gustarĂa pensar que es posible… Gemma lo mirĂł fijamente. Era tan listo… ÂżQuiĂ©n habrĂa dicho que unos minutos antes habĂan estado hablando de abortar? ÂżQuĂ© habĂa detrás de aquella oferta? ÂżQuerĂa volver a tenerla en su cama? ÂżO sĂłlo querĂa quedar bien con Byron otra vez? Gemma no entendĂa por quĂ© le importaba tanto la buena opiniĂłn de su padre. Desde luego sĂ sabĂa que a Byron no le gustarĂa que Nathan se divorciara estando ella embarazada. —Gemma —le dijo Ma—. El hombre no puede hacer nada más. Ve con Ă©l, cariño. Dale una segunda oportunidad. Gemma no tenĂa la intenciĂłn de volver con Ă©l. No habĂa perdonado ni olvidado lo que le habĂa hecho. —VolverĂ© a Sidney contigo —le dijo—, pero no irĂ© a vivir contigo. Quiero mi propia casa. Y una pensiĂłn decente. —Gemma, no seas tan testaruda —la reprendiĂł Ma. —No, Ma. No voy a cambiar de idea. Ya lo he decidido. —Puedes quedarte con la casa de Avoca si quieres — le ofreciĂł Nathan con tanta tranquilidad que Gemma sospechĂł de la oferta—. Y diez mil dĂłlares al mes. ÂżTe parece suficiente? —Es una oferta más que generosa —comentĂł Ma. —Lo es —espetĂł Gemma mirando fijamente a su marido. El la miraba frĂamente. Y Gemma sabĂa que NÂş Páginas 83—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
tenĂa la costumbre de no mostrar ninguna emociĂłn cuando su cerebro estaba más activo. No era normal que aceptase todo lo que ella le pidiese. ÂżQuĂ© estarĂa tramando? ÂżQuerrĂa utilizar de nuevo el sexo para volver a doblegarla? Gemma casi riĂł al pensar aquello. Nathan no necesitaba tramar nada. SĂłlo tenĂa que tocar los botones adecuados para volver a tenerla a sus pies. Era un alivio que Ă©l pareciese no darse cuenta de ello. ÂżO sĂ se daba cuenta? SerĂa una locura ponerse a su alcance, sobre todo en esos momentos, en los que echaba tanto de menos compartir la cama con Ă©l. Tal vez si esperaba un par de meses, a que su cuerpo empezase a cambiar con el embarazo, ya no correrĂa el riesgo de que la sedujese. Nathan se mirĂł el reloj. —Siento meterte prisa, pero si queremos tomar el aviĂłn de esta tarde deberĂas hacer las maletas. —Yo no tengo tanta prisa —respondiĂł Gemma—. La verdad es que me gustarĂa pasar aquĂ las Navidades con Ma. E ir a Sidney a principios de año. El rostro de Nathan se ensombreciĂł. E incluso Ma frunciĂł el ceño. —No me gusta que te quedes aquĂ, con este calor y estas condiciones —argumentĂł Ă©l. —El calor le está afectando —intervino Ma. Gemma la mirĂł exasperada. —Es verdad —añadiĂł Ma—. Y tiene náuseas por las mañanas. TodavĂa no ha ido al mĂ©dico, aunque el test de NÂş Páginas 84—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
la farmacia ha dado positivo. Yo creo que tu marido tiene razĂłn, Gemma. Cuanto antes vuelvas a Sidney, mejor. Yo te harĂ© la maleta si quieres. Gemma sabĂa reconocer la derrota. —No —suspiró—. Yo la harĂ©. ÂżEstás segura de que habrá billete para mĂ en el vuelo de la tarde? —le preguntĂł a Nathan a pesar de saber que los vuelos no solĂan ir llenos en esa Ă©poca del año. —Ya te he reservado uno. Su presunciĂłn la irritĂł. —¿Y por quĂ© me has reservado un billete? No sabĂas que estaba embarazada cuando llegaste. —Porque pensĂ© que tal vez tuviese que llevarte al loquero en Sidney. —Ah… sĂ, se me habĂa olvidado. —Yo me llevarĂ© al señor Whitmore a dar un paseo mientras te cambias, cielo —se ofreciĂł Ma—. Tal vez le apetezca ver una vieja mina de Ăłpalos. Gemma observĂł cĂłmo Ma tomaba a Nathan del brazo y lo sacaba fuera. TodavĂa no habĂan salido a la luz del sol y ya iba charlando con Ă©l alegremente. Los hombres guapos y ricos siempre lo tenĂan todo más fácil. Pero, en esa ocasiĂłn, Nathan no iba a tener las cosas nada fáciles. Iba a costarle trabajo volver a ganarse su confianza o su amor de nuevo, ¡le iba a hacer falta un milagro!
Nº Páginas 85—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 7 —¿Podemos hablar, Gemma? El aviĂłn acababa de despegar de Lightning Ridge, y Gemma estaba intentando calmar los nervios cuando Nathan le hablĂł. Lo mirĂł con frialdad. —¿Hablar, Nathan? Eso es nuevo para ti, Âżno? —Deja el sarcasmo, Gemma. No va contigo. —Me da igual si va conmigo o no. No voy a fingir estar contenta con esta situaciĂłn. No me ha gustado que me hayáis coaccionado para que vuelva a Sidney. Y no me gusta que des por hecho que voy a hacer lo que tĂş quieras. Eso se acabĂł, Nathan. —Ya me doy cuenta. Pero aquĂ hay que tener en cuenta algo más que mis deseos. El niño que llevas en tu vientre será el hermano o hermana de Kirsty, algo que ella siempre habĂa querido. Tal vez podamos llegar a un acuerdo más amistoso por ella. Kirsty… Gemma no habĂa pensado en ella. Le dio un vuelco el corazĂłn. La pobre lo habĂa pasado muy mal durante los Ăşltimos años. Sus padres se habĂan divorciado y luego su padre se habĂa casado con una chica poco mayor que ella, una chica a la que Kirsty habĂa considerado su amiga. HacĂa poco tiempo que habĂa aceptado el matrimonio de Gemma con su padre. Anunciar que iba a tener un hermano y decirle al mismo tiempo que iban a divorciarse le disgustarĂa tremendamente. —Pobre Kirsty —murmurĂł Gemma. NÂş Páginas 86—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—PodrĂamos al menos posponer el divorcio una temporada —sugiriĂł Nathan—. Ella no sabe que nos hemos separado. Desde que está interna está mucho más contenta, y Lenore no ha querido decirle nada para no disgustarla de nuevo. Gemma sabĂa que Nathan se referĂa a que Kirsty habĂa sorprendido a su madre besando a Zachary Marsden. La propia Gemma se habĂa sorprendido al saber que estaban juntos hasta que le habĂan dicho que Ă©l estaba divorciándose de su mujer, que tambiĂ©n se habĂa enamorado de otra persona. Gemma entendĂa que esas cosas podĂan pasar pero, no obstante, le parecĂa que un divorcio era una cosa muy triste, sobre todo con niños de por medio. PensĂł en su propio hijo, condenado a tener unos padres divorciados incluso antes de haber nacido. A no ser que ocurriese un milagro… Se volviĂł a mirar a Nathan y al ver su frĂa expresiĂłn se dijo que aquel milagro nunca ocurrirĂa. El nunca la querrĂa como ella querĂa ser amada porque no era capaz de amar asĂ a una mujer. Lenore le habĂa dicho una vez que no dejase a Nathan, porque eso acabarĂa con Ă©l. Lenore se equivocaba. Nathan estaba acabado desde mucho antes de conocer a la propia Lenore. Su madre habĂa sido la culpable. Su madre, y la otra mala pĂ©cora con la que habĂa vivido siendo sĂłlo un chico. A pesar de comprender a Nathan, eso no cambiaba los hechos. Gemma no se arriesgarĂa a volver a ponerse en sus manos de nuevo, porque no eran unas buenas manos para las mujeres. NÂş Páginas 87—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Pero ella tampoco podĂa arruinarle la vida a otras personas. Kirsty no superarĂa su divorcio en esos momentos. —No quiero disgustar a Kirsty —comentĂł Gemma— . Y estoy dispuesta a posponer nuestro divorcio indefinidamente si eso fuese de ayuda. De todos modos, no creo que quiera volver a casarme nunca más. —Te he amargado la vida —dijo Nathan con tanta tristeza, que Gemma se sorprendiĂł. —¿Amargarme? —repitió—. Yo no dirĂa eso. Simplemente, ya no soy una romántica, me he vuelto realista. DeberĂas estar contento, Nathan, ahora veo el mundo de un modo mucho más parecido al tuyo. —¿Y acaso crees que eso me gusta? —Bueno, lo que está claro es que no te gustaba que fuese una niña inocente. —Claro que me gustaba. —SĂłlo durante un tiempo. —¿Podemos hablar de otra cosa? —¿CĂłmo quĂ©? —¿Sabes que tus padres se casaron hace dos semanas? —SĂ, por supuesto. Me escribieron para contármelo. —Pero no fuiste a la boda —comentĂł Ă©l en tono casi acusatorio. —No. Y ellos lo entendieron. Les enviĂ© una tarjeta y un regalo, y mis mejores deseos. No me digas que tĂş sĂ fuiste. NÂş Páginas 88—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Byron querĂa que fuese su testigo, asĂ que no podĂa negarme. —¿A pesar de despreciar a la mujer con la que se iba a casar? —Celeste no es tan mala como yo pensaba —admitiĂł Ă©l. —Vaya, no me lo puedo creer —se burlĂł Gemma—. Lo prĂłximo que vas a decirme es que sabes que no tuve ninguna aventura con Damian. —SĂ© que no la tuviste. Gemma dio un grito ahogado. —Si la hubieses tenido —continuĂł Nathan—, no habrĂas adoptado la postura que has adoptado hoy. SĂ© cuando alguien está indignado de verdad. Y sĂ© cuando alguien tiene el corazĂłn lleno de rencor. No me odiarĂas tanto como me odias si no fueses inocente. SĂłlo siento no haber confiado en ti. —¿QuĂ© es esto, Nathan? Tus disculpas me están poniendo nerviosa. Me pregunto quĂ© es lo que quieres. —Has madurado mucho, Âżverdad? —Cosas que pasan. SuĂ©ltalo. ÂżQuĂ© quieres? Nathan se encogiĂł de hombros. —Lo que te he dicho delante de Ma. Quiero que le des a nuestro matrimonio, y a mĂ, una segunda oportunidad. —¿Por quĂ© iba a hacerlo? TĂş ya no me quieres. —Un matrimonio puede sobrevivir sin amor. Yo no querĂa a Lenore, y fuimos bastante felices durante doce NÂş Páginas 89—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
años. Y le dimos a Kirsty un hogar estable, algo a lo que los niños tienen derecho, Âżno crees? —¿Tengo que recordarte que os divorciasteis cuando Kirsty estaba en una de las Ă©pocas más complicadas de su vida, la adolescencia? No, Nathan, no quiero volver a estar constantemente preocupada acerca del papel que juego en tu vida. Tal vez soportase que no me quisieras, pero no podrĂa soportar que me fueses infiel. Por cierto, ÂżquĂ© tal Jody? —No estoy teniendo una aventura con Jody —espetĂł Nathan—. La relaciĂłn que tengo con ella hoy en dĂa es estrictamente profesional. —¿Y quĂ© estás haciendo entonces para tener sexo? Porque no puedo creerme que pases sin Ă©l. El frunciĂł el ceño con frustraciĂłn. —¿Acaso creerĂas lo que yo te dijese? Lo dudo. AsĂ que, sĂ, tienes razĂłn, he estado acostándome con toda la que se me ponĂa delante. ÂżTe hace eso feliz? —Sà —respondiĂł ella con dureza—. Y quiero que sigas haciĂ©ndolo, porque si se te ocurre acercarte a mĂ, Nathan, tal vez te haga mucho daño. —Tal vez llegue el dĂa en que quieras que me acerque a ti. Gemma riĂł. —No creo que eso ocurra en un futuro prĂłximo. —Yo no estarĂa tan seguro. Ella volviĂł la cabeza para mirarlo. —Te lo estoy advirtiendo. NÂş Páginas 90—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
El la mirĂł tambiĂ©n, con los ojos entrecerrados. —No, soy yo el que te lo está advirtiendo. No vayas demasiado lejos. Estoy intentando hacer lo mejor para ti y para el bebĂ©, pero no pienso hacer de chivo expiatorio. No quieres volver a compartir cama conmigo. Lo entiendo. Pero eso no significa que me guste, porque, aunque tĂş ya no me desees, yo sĂ sigo deseándote, cariño. Eso no ha cambiado. Ni tampoco creo del todo que tĂş no sientas nada por mĂ. Tus ojos siempre han traicionado a tus sentimientos, y el modo en que me miraste en Lightning Ridge me recordĂł cĂłmo solĂas mirarme cuando nos conocimos. —No puedo negar que sigo encontrándote fĂsicamente atractivo, Nathan —dijo ella con brusquedad—. Pero el deseo sin amor nunca me ha llamado la atenciĂłn. Ah, ya sĂ© que piensas que nunca te he querido, pero Ă©se es tu problema, no el mĂo. TĂş eres el que es incapaz de amar, no yo. Es evidente que para ti el sexo es un fin en sĂ mismo, pero a mĂ me parece repulsivo. —¿De verdad? —comentĂł Ă©l con indiferencia. Y, con la misma indiferencia, le agarrĂł la mano que tenĂa más cerca de Ă©l, le dio la vuelta y se la llevĂł muy despacio hacia los labios—. En ese caso, esto te parecerá repulsivo —dijo pasándole la punta de la lengua por la palma. Ella sintiĂł que un escalofrĂo le recorrĂa todo el cuerpo. —Y esto… —Nathan apretĂł la mano de Gemma contra su boca abierta, succionando mientras seguĂa lamiĂ©ndola con la lengua. NÂş Páginas 91—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
A Gemma se le hizo un nudo en el estĂłmago. Y se dijo que apartase los ojos de Ă©l, y que apartase tambiĂ©n la mano. Pero se quedĂł petrificada mientras Ă©l le decĂa con la mirada lo que de verdad le gustarĂa estar haciĂ©ndole. A Gemma se le secĂł la boca al evocar varias imágenes del pasado. Nathan era muy bueno con la boca. Muy, muy bueno. Y con la lengua… No habĂa ni un centĂmetro de su cuerpo que no hubiese explorado con ella, haciĂ©ndola estremecerse de placer. Como se estaba estremeciendo en esos momentos. —Vuelve a casa conmigo —murmurĂł Nathan excitado—. No te arrepentirás. Te lo prometo… Se habĂa equivocado al escoger la palabra «arrepentirse». Porque claro que Gemma se arrepentirĂa. Y mucho. Su orgullo sufrirĂa, y tambiĂ©n su autoestima. VolverĂa a convertirse en la muñeca sexual de Nathan, volverĂa a ser su marioneta. Por mucho que desease volver con Ă©l, no podĂa hacerlo. ¡No lo harĂa! Muy despacio, con dolor en el corazĂłn y en el cuerpo, negĂł con la cabeza hasta que Ă©l dejĂł de hacer lo que estaba haciendo y apartĂł la boca de su mano. ParecĂa desconcertado. —¿Por quĂ© no? —gruñó—. SĂ© que quieres venir conmigo. —Sà —admitiĂł ella—. Lo deseo tanto que casi me duele. —PodrĂa obligarte —le advirtiĂł Ă©l en tono sombrĂo, con los ojos brillantes de deseo.
Nº Páginas 92—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No, no podrĂas —respondiĂł ella sorprendentemente segura de sĂ misma—. A no ser que fueses tan cruel como Damian. Y tĂş no quieres ser asĂ, Nathan. En el fondo, sĂ© que eres un buen hombre. El la mirĂł fijamente, inesperada convicciĂłn.
desconcertado
por
su
—¿Lo soy? Me pregunto si un buen hombre harĂa lo que yo te hice —comentĂł, apretándole a Gemma las manos con tanta fuerza que casi la hizo gritar—. ÂżTe pedirĂa un buen hombre que te deshicieses de tu bebĂ©? ÂżIntentarĂa un buen hombre seducirte a pesar de saber que lo odias? Gemma no supo quĂ© responder, mirĂł con los ojos muy abiertos el rostro atormentado de Nathan. De repente, Ă©l le soltĂł las manos como con desprecio. —Sigues siendo demasiado confiada —la criticó—. No te fĂes de mĂ, Gemma. Nunca te fĂes de mĂ. No soy de fiar. —Me estás asustando, Nathan —susurrĂł ella. —Mejor. El miedo hará que te mantengas en guardia. Gemma se sintiĂł confusa, porque, además de haber conseguido encenderle las venas, sentĂa en su interior algo muy parecido al amor, y eso la aterraba. QuerĂa alargar la mano y reconfortarlo, llevarse ese rostro torturado al pecho y decirle que se lo perdonaba todo. Lo que demostraba que Nathan tenĂa razĂłn. SeguĂa siendo demasiado confiada, pero al menos Ă©l le habĂa advertido que seguĂa deseándola, y que no lo dudarĂa a la hora de intentar saciar ese deseo si le daba la oportunidad. Gemma tendrĂa que recordar aquella NÂş Páginas 93—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
advertencia y no estar a solas con Ă©l más que lo estrictamente necesario. —En ese caso, no quiero que vengas a verme a Avoca sin avisar —dijo fingiendo frialdad. —De acuerdo. —No quiero que te ofrezcas a llevarme hasta allĂ. IrĂ© en mi propio coche. —Muy sensato. —Supongo que tendrĂ© que dejarte que me lleves a Belleview esta noche —murmuró—. ResultarĂa extraño si no lo hicieses. TendrĂ© que quedarme allĂ uno o dos dĂas antes de marcharme. Si no, Ava se enfadarĂa conmigo. —No, no se enfadará. No está en Belleview. No hay nadie allĂ. —¿QuĂ©? —Supongo que sabes que Celeste y Byron estarán todavĂa dos semanas más de crucero. —SĂ, me lo contaron en su carta, pero pensĂ© que Ava sĂ estarĂa allĂ. —Pues no. Estaba harta de estar sola en una casa tan grande y se ha ido a vivir a un lujoso ático con Vince hasta que Byron y Celeste vuelvan. De hecho, Byron me ha comentado que está pensando en vender Belleview al año que viene. Celeste no quiere vivir en la misma casa en la que Ă©l viviĂł con Irene, y en febrero Ava se habrá casado, asĂ que la casa se quedará vacĂa. —QuĂ© pena —dijo Gemma con tristeza—. Es una casa tan bonita… DeberĂa quedarse en la familia. ÂżY Jade NÂş Páginas 94—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
y Kyle? Tal vez ellos quieran vivir allĂ. No podrán seguir viviendo en la casa flotante cuando nazca su bebĂ©. —Byron se la ha ofrecido, pero Kyle acaba de comprar una casa en Castlecrag, con vistas al puerto. DespuĂ©s de vivir en un barco, dicen que no quieren estar lejos del mar. De hecho, no creo que Jade tenga demasiados buenos recuerdos de Belleview, pero supongo que no ha querido decĂrselo a su padre para no hacerle daño. Gemma frunciĂł el ceño. —Parece que estás al corriente de las idas y venidas de toda la familia. ÂżTe han dejado volver al redil? —Yo no dirĂa eso exactamente, pero Byron me mantiene informado. SĂłlo he visto a la familia en la boda de Celeste y Byron. —¿Y cuál creen que es la situaciĂłn entre nosotros? —Eso tendrás que preguntárselo tĂş. Yo no he hablado del tema con nadie. Me parece que Ava espera que volvamos a estar juntos. Incluso me sonriĂł. Una vez. Y Jade, que es una romántica, siempre ha pensado que estamos hechos el uno para el otro. —TambiĂ©n piensa que tĂş me quieres —le recordĂł Gemma—. Y que yo te quiero —añadiĂł con un nudo en la garganta. —SĂ. Jade siempre ha sido optimista. Me dio la impresiĂłn de que pensaba que, con el tiempo, me perdonarĂas. Cuando se entere de que estás embarazada, lo dará por seguro.
Nº Páginas 95—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Tenemos… tenemos que contarle a todo el mundo que estoy embarazada? —¿Por quĂ© no Ăbamos a hacerlo? ÂżAcaso estás considerando abortar? —¡Por supuesto que no! —Entonces, no hay por quĂ© mantenerlo en secreto. AsĂ todo el mundo sabrá por quĂ© has vuelto conmigo. —No he vuelto contigo. —Ya sabes lo que quiero decir. Todo el mundo pensará que lo has hecho. Les dirĂ© que te vas a quedar en Avoca porque no te encuentras bien y allĂ se está mucho más tranquilo, y que yo irĂ© a verte a menudo. Ellos no sabrán si es cierto o no. Eso sĂ, tendrĂ© que llevar a Kirsty a que te vea algĂşn fin de semana, sobre todo teniendo en cuenta que es casi verano. Ya sabes cuánto le gusta la playa. —Oh, no. Me acuerdo de lo que ocurriĂł la Ăşltima vez que estuvimos allĂ los tres juntos. Dejaste que Kirsty se fuese al cine toda la noche para poder… —¿Hacer travesuras contigo? —Sà —respondiĂł ella recordando imágenes que habrĂa preferido olvidar. Nathan suspirĂł con nostalgia, como si Ă©l tambiĂ©n estuviese recordando. Pero lo Ăşnico que lamentaba era no poder repetir aquello esa misma noche. —Tengo que admitir que siempre has sido una tentaciĂłn para mĂ, Gemma. Ella no comentĂł nada al respecto. No se atreviĂł. ÂżQuĂ© mujer no querrĂa ser una tentaciĂłn para un NÂş Páginas 96—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
hombre? Nathan no podrĂa haberle dicho nada más seductor aunque lo hubiese intentado. Gemma estaba a punto de lanzarse a sus brazos y rogarle que la llevase a la cama. —Ya veo que piensas que soy un cretino. El tĂpico hombre al que sĂłlo lo quiere su madre. Luego riĂł diabĂłlicamente. Y Gemma se dijo que no podĂa ser verdad lo que estaba pensando. HabĂa leĂdo casos de abusos de un padre a una hija, o de un hermano a su hermana. Aunque suponĂa que una madre tambiĂ©n podĂa abusar sexualmente de su hijo. Eso explicarĂa el problema de Nathan para querer y confiar en las mujeres, el hecho de que centrase sus relaciones en el sexo, y su negativa a abrirse a nadie, en especial acerca de todo lo relativo a su pasado. Si aquello era verdad… El tierno corazĂłn de Gemma se llenĂł de emociĂłn, sintiĂł comprensiĂłn y tristeza y, cuanto más vueltas le dio, más se convenciĂł de que tal vez eso fuese la respuesta al complicado caso de Nathan Whitmore. ÂżPensaba Lenore como ella? ÂżEra por eso por lo que le habĂa dicho que, si dejaba a Nathan, lo destruirĂa? Tal vez debiese hablar con ella e intentar averiguar algo más acerca del enigmático hombre con el que se habĂa casado. —Lo cierto, Nathan —dijo fingiendo indiferencia—, es que nunca me has hablado demasiado de ti. Independientemente de que nos divorciemos o no, eres NÂş Páginas 97—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
el padre de mi hijo y me parece que ha llegado el momento de que me hables un poco de tu niñez. Lo mirĂł con inocencia, pero Ă©l frunciĂł el ceño como preguntándose cĂłmo habĂa surgido aquel tema de conversaciĂłn. —No me parece ni el momento ni el lugar para ponerse profundo, Gemma. —¿Por quĂ© no? Tenemos un par de horas y los aviones me ponen nerviosa. PensĂ© que tal vez te gustarĂa ayudarme a relajarme contándome anĂ©cdotas de tu niñez. —Dudo que las anĂ©cdotas de mi niñez te ayudasen a tranquilizarte —respondiĂł Ă©l irĂłnicamente, reafirmando las sospechas de Gemma—. Te sugiero que te pongas cĂłmoda y que intentes dormir un poco. Cuando lleguemos al aeropuerto todavĂa nos quedará un rato en coche hasta Belleview, y en hora punta. A no ser, por supuesto, que hayas cambiado de opiniĂłn y prefieras volver a casa conmigo —sugiriĂł sonriendo. La sonrisa irĂłnica de Gemma lo dijo todo. —Ya suponĂa que no ibas a querer —añadiĂł Ă©l—. Me casĂ© con una chica con carácter y clase. Nuestro hijo o hija dará gracias de las excelentes cualidades de su madre, dado que tendrá la desventaja de tenerme a mĂ como padre. —Siempre has sido un buen padre para Kirsty, Nathan, y lo sabes. —Tal vez, pero todos cambiamos. Ya no soy el mismo hombre que se casĂł con Lenore. Ni siquiera soy el mismo que se casĂł contigo. NÂş Páginas 98—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma no podĂa estar en desacuerdo con aquello. Deseaba que se abriese a ella y le contase lo que le habĂa sucedido siendo un niño. QuerĂa que aprendiese a confiar en ella, y a amarla. TodavĂa la deseaba, eso era evidente. Tal vez si volviesen a vivir juntos, si le dejase que volviese a hacerle el amor… «¡No!» Se dijo automática e instintivamente. Nathan siempre habĂa utilizado el sexo para evitar cualquier otro tipo de intimidad. Gemma sĂłlo podĂa intentar que Ă©l fuese más comunicativo manteniendo su relaciĂłn platĂłnica. En el aviĂłn ya habĂan hablado mucho. ÂżHabrĂa sido igual si ella se hubiese derretido con su primera caricia, si hubiese aceptado volver a vivir con Ă©l? No, Ă©l la habrĂa seducido con la mirada y con sus palabras para evitar que pensase. Aquella era su manera de actuar con las mujeres por las que se sentĂa amenazado. No obstante, no era fácil rechazar lo que le ofrecĂa. Para ella, el deseo sin amor era repulsivo. Aunque en aquel vuelo se habĂa dado cuenta de que seguĂa queriendo a Nathan tanto como siempre. SerĂa extremadamente doloroso para ella ser testigo de las infidelidades de Nathan. Porque si habĂa algo que Gemma sabĂa de su marido, era que no podĂa ser cĂ©libe, a no ser que estuviese escribiendo. Y en esos momentos no estaba escribiendo. Ella harĂa el sacrificio si aquello podĂa provocar el milagro. Sospechaba que, a veces, los milagros necesitaban que los hombres les echasen una mano. NÂş Páginas 99—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Por quĂ© pones esa cara? —¿QuĂ© cara? —No te hagas la tonta conmigo, Gemma. Ya sabes a lo que me refiero. Es el tipo de expresiĂłn que se ve mucho en las salas de espera de los dentistas. —Ah, esa expresiĂłn. SĂłlo estaba pensando en que voy a tener que pasar la noche sola en Belleview. —Si quieres compañĂa, yo me quedarĂ© contigo —se ofreciĂł Nathan. —Ya lo sĂ©, pero no, gracias. Seguro que tienes que volver al teatro. La funciĂłn debe continuar, ya sabes. —En realidad, he buscado a alguien para que se ocupe de todo esta noche, asĂ que estoy libre. No puedo dejarte sola en esa casa tan grande. Ya lleva dos noches vacĂas, y ya sabes que las casas vacĂas son el objetivo preferido de los ladrones. No te molestes en discutir conmigo. Insisto. —Está bien —asintiĂł ella—. Pero no intentes nada, Nathan. —No te preocupes, no intentarĂ© nada. Sobre todo, en Belleview. ÂżTe das cuenta de que nunca hemos hecho… nada allĂ? Gemma se ruborizĂł. Tal vez no hubiese hecho nada con Nathan en Belleview, pero habĂa pensado mucho en ello antes de que se casasen. Nunca olvidarĂa la noche que llegĂł allĂ, sobre todo, cuando Ă©l la estuvo enseñando a jugar al billar. Si Lenore no hubiese llegado en ese momento, sĂłlo Dios sabĂa lo que podĂa haber ocurrido. NÂş Páginas 100—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Al igual que sĂłlo Dios sabĂa lo que podĂa ocurrir esa noche. Nathan ya le habĂa advertido que no confiase en Ă©l lo más mĂnimo. —Tampoco cambiaremos el status quo. —Aguafiestas. Gemma lo mirĂł con incredulidad. —¿QuĂ© te pasa, Nathan? TĂş no solĂas ser tan… —¿Grosero? —SĂ. —Se llama frustraciĂłn, cariño. Nada más verte con esos pantalones cortos y esa camiseta mi decaĂda libido se ha puesto a trabajar a toda marcha. —Tu libido nunca ha estado decaĂda, Nathan. —No contigo, eso es cierto. —¿Podemos hablar de otro tema? —Si insistes. —Insisto. —Muy bien, pero yo tengo que tener la Ăşltima palabra. Si cambias de opiniĂłn, querida esposa mĂa, házmelo saber. EstarĂ© esperándote. Ahora, ponte cĂłmoda, cierra los ojos y relájate. TodavĂa nos queda una hora para llegar a Sidney. Gemma gimiĂł en silencio. ÂżCĂłmo iba a relajarse si estaba completamente excitada? ÂżY sabiendo que esa noche estarĂa a solas con Nathan en aquella casa tan grande? ÂżCĂłmo iba a conseguir que su relaciĂłn siguiese siendo platĂłnica? ÂżCĂłmo? NÂş Páginas 101—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 8 Eran casi las siete y media de la tarde cuando el Mercedes azul oscuro de Nathan entrĂł en Belleview. Gemma observĂł la impresionante casa con cierta tristeza al pensar que pronto dejarĂa de pertenecer a la familia. —QuĂ© pena que Byron vaya a venderla —comentĂł suspirando con nostalgia. Nathan la mirĂł pensativo antes de torcer el gesto. —¿Te acuerdas de la primera vez que la viste? Pensaste que parecĂa estar sacada de un cuento de hadas. —Pues ya no lo pienso. Aunque tengo que admitir que es una de las casas más bonitas que he visto nunca. Fui muy feliz el tiempo que estuve viviendo aquĂ. —Todo lo contrario del tiempo que pasaste siendo mi mujer. Gemma tomĂł aire y lo dejĂł escapar muy despacio, mientras se volvĂa a mirar a Nathan. —PodrĂa haber sido muy feliz siendo tu mujer si me hubieses tratado como a una mujer de verdad, en vez de cĂłmo a una amante cara. —La mayorĂa de las mujeres darĂan lo que fuese por ser tratadas como yo te tratĂ©, Gemma. Ella suspirĂł con tristeza. —En ese caso, es evidente que no soy como la mayorĂa. Siempre he concebido el matrimonio como una NÂş Páginas 102—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
pareja en la que marido y mujer son los mejores amigos además de amantes, los mejores amigos que lo comparten todo y no tienen secretos el uno para el otro. —TĂş tambiĂ©n tenĂas algĂşn secreto —le recordĂł Nathan con frialdad—. Seguiste viendo a Damian Campbell a escondidas. No quiero decir que te acostases con Ă©l —se corrigiĂł rápidamente al ver que ella parecĂa indignada—, pero quedaste con Ă©l y no me lo dijiste. —No quedĂ© con Ă©l. HablĂł conmigo durante unos minutos en el baile, y luego nos vimos por casualidad en la calle a la hora de la comida. Mira, no pienso defenderme. Es evidente que no estaba preparada para enfrentarme a un demonio de hombre como Ă©l, pero tampoco hice nada de lo que tenga que avergonzarme. Si no te lo contĂ©, fue porque eras tan posesivo y tan celoso, que no me atrevĂ a hacerlo. Esa era otra de las cosas que me resultaba muy difĂcil de soportar, tus celos. Sin confianza, el matrimonio está condenado a fracasar, Nathan. —Dime, Gemma, Âżhice algo bien durante todo el tiempo que estuvimos juntos? —Me hiciste… el amor muy bien. —Pero es evidente que no fue suficiente. —No. —Y supongo que en esta ocasiĂłn, tampoco lo será. —No. Nathan guardĂł silencio unos segundos y la mirĂł fijamente a los ojos. En el Ăşltimo momento, Gemma se resistiĂł a lamerse los labios que, de repente, se le habĂan NÂş Páginas 103—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
quedado secos, pero no pudo evitar entreabrirlos, y el pulso se le acelerĂł. —Ya veremos, Gemma —dijo Ă©l por fin—. Ya veremos… Nathan apartĂł finalmente los ojos de ella, se desabrochĂł el cinturĂłn y saliĂł del coche. Aquella iba a ser una noche larga y difĂcil, pero Gemma iba a mantenerse firme. ¡No harĂa el amor con Ă©l! Hiciese lo que hiciese, y dijese lo que dijese. Aunque se metiese desnudo en su cama, ella se limitarĂa a poner la otra mejilla. No pudo evitar reĂr al pensar en esto Ăşltimo, y aĂşn no habĂa parado cuando Nathan abriĂł la puerta. —He debido de perderme el chiste. ÂżTe importarĂa contármelo, dado que te parece tan importante lo de compartirlo todo? —El sarcasmo no está hecho para ti, Nathan. —Ni el celibato tampoco. —Yo no te he condenado al celibato. Tienes mucho donde elegir. —SĂ, mucho, pero da pereza ponerse a buscar. —En cualquier caso, tu vida sexual no es mi problema. ÂżTe importarĂa sacar mi equipaje del maletero? Estoy cansada y hambrienta, y me gustarĂa entrar en casa. El se quedĂł sorprendido con su autoritarismo y su inflexibilidad. —¿Seguro que eres la chica dulce y complaciente con la que me casĂ©? NÂş Páginas 104—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Parece mentira, Âżeh?, machote —contestĂł ella, sintiendo que hacĂa mucho tiempo que no tenĂa tanto control sobre su propia vida. HabĂa rechazado las insinuaciones sexuales de Nathan con bastante estilo y sofisticaciĂłn e incluso era capaz de darle Ăłrdenes sin titubear. TodavĂa estaba muy lejos de conseguir su milagro, pero tenĂa la sensaciĂłn de que iba por buen camino. Se dio la vuelta y subiĂł las escaleras. Se detuvo para esperar a Nathan frente a la puerta. —Creo que tu estancia en Lightning Ridge no te ha hecho ningĂşn bien —se quejĂł Ă©l mientras sacaba la maleta del coche y subĂa las escaleras. Luego la dejĂł al lado de Gemma mientras abrĂa la puerta—. Esa Ma es una mujer dura. Me amenazĂł con arrancarme la piel a tiras si te hacĂa algo. Gemma riĂł. —Bien hecho. Tal vez tenga que cumplirlo. Y tampoco creo que Celeste, Kirsty y Lenore estuviesen muy contentas. Y Jade y Ava tampoco te lo perdonarĂan. Tal vez debiese llamar a Melanie a Inglaterra y preguntarle cuál cree ella que serĂa el mejor castigo. Nathan la mirĂł fingiendo estar aterrorizado. —No hagas eso. Esa mujer me daba mucho miedo. Admiro a Royce por habĂ©rsela llevado. Es evidente que los pilotos de FĂłrmula Uno no saben reconocer el peligro. —Melanie era una mujer muy cariñosa e incomprendida —insistiĂł Gemma pasando al lado de Nathan para entrar. Dio la luz e, inmediatamente, la NÂş Páginas 105—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
enorme araña de cristal inundĂł la espaciosa entrada de luz. —He oĂdo decir lo mismo de Lucrecia Borgia — comentĂł Nathan—. Esto… —dudĂł, mirándola esperanzado—. ÂżEn quĂ© dormitorio quieres que deje tu maleta? —Muy gracioso, Nathan. En el que siempre he dormido aquĂ, que no es el mismo que el tuyo. —No he podido evitar intentarlo —murmurĂł Ă©l mientras subĂa las escaleras—. ÂżTe importarĂa preparar un cafĂ©? Y ver quĂ© hay por ahĂ de comer. Como Gemma no contestĂł, Nathan se detuvo y se volviĂł a mirarla, sonriĂł avergonzado. —¿Por favor? —añadiĂł. —Supongo que no me importarĂa, teniendo en cuenta que yo tambiĂ©n necesito comer algo. —Gracias a Dios —murmurĂł Ă©l y siguiĂł subiendo. Gemma se quedĂł un momento donde estaba, sonriendo primero y frunciendo el ceño más tarde. ÂżAdĂłnde habĂa ido a parar toda su ira? ÂżY sus nervios por las posibles intenciones de Nathan? ÂżEstaba volviendo a comportarse como una ingenua, pensando que Ă©l sĂłlo querĂa volver a ganársela, o estaba siendo sincero? ÂżQuĂ© pasaba con Jody y con las otras mujeres que Nathan habĂa estado viendo en su ausencia? ÂżIba a demostrarle con la abstinencia que sĂłlo le importaba ella, su esposa? Gemma no tenĂa demasiada esperanza en eso Ăşltimo. El celibato no iba con Nathan. HacĂa tiempo que NÂş Páginas 106—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
sospechaba que, para Ă©l, el sexo era un modo de desahogarse emocional y fĂsicamente. Por eso no lo necesitaba cuando escribĂa, porque descargaba todas sus emociones en los personajes. Gemma fue hacia le cocina y encendiĂł la luz al llegar. Se preguntĂł cĂłmo hacer que Nathan volviese a escribir. Tal vez eso resolviese sus problemas. Estaba atravesando el comedor cuando oyĂł un ruido que le era familiar, pero que no reconociĂł al instante. Era un perro que gemĂa. MirĂł a su alrededor, pero no vio nada. Y volviĂł a oĂrlo. Gemma apartĂł las cortinas que daban a la terraza. AllĂ habĂa un perro enorme, de una raza desconocida para ella, que apretaba la nariz contra el cristal. La mirĂł con aquellos enormes ojos marrones y volviĂł a gemir. —Oh, pobrecito. Era un perro enorme y feo, y tan delgado que parecĂa reciĂ©n salido de un campo de concentraciĂłn. ParecĂa un gran danĂ©s, pero debĂa de ser un cruce. Naturalmente, no llevaba collar que lo identificase. ÂżQuiĂ©n iba a buscar a un perro tan descuidado? Era evidente que lo habĂan abandonado y habĂa ido allĂ en busca de comida. —Espera aquà —le dijo al perro, y subiĂł corriendo las escaleras. —¡Nathan! rápidamente!
¡Nathan!
ÂżDĂłnde
estás?
¡Ven
—¿Qué pasa? —preguntó él preocupado. Nº Páginas 107—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Necesito las llaves. Hay un perro fuera, el pobre está muerto de hambre. Tengo que dejarlo entrar y darle algo de comer. Nathan la agarrĂł con firmeza por los hombros, parecĂa exasperado. —¿Un perro? ÂżHas subido gritando porque hay un perro? PensĂ© que habĂa pasado algo horrible. —Y es que ha pasado algo horrible. Alguien sin escrĂşpulos ha abandonado al pobre animal. Tienes que verlo, Nathan. Está tan delgado, y tan sucio, y tan… —Y tan lleno de pulgas, seguro. AsĂ que no vas a meterlo en casa y darle de comer. Si lo haces, no querrá marcharse. Y, entonces, se morirá de hambre, porque tĂş te vas a Avoca mañana. —Pero… pero… no puedo quedarme sin hacer nada. ¡No puedo! —Claro que puedes. Haz como si no estuviese. ÂżHacer como si no estuviese? ÂżDarle la espalda a esos tristes ojos? ÂżQuĂ© clase de criatura inhumana pensaba Nathan que era? ÂżQuĂ© clase de criatura inhumana era Ă©l? —Tal vez otras personas fuesen capaces de hacer eso, pero yo no —dijo zafándose de sus manos, enfadada—. No te estoy pidiendo permiso, Nathan. Dame las llaves, por favor. Y con respecto a mi viaje a Avoca mañana, me llevarĂ© al perro conmigo. —¿Por quĂ© tengo que estar casado con una mujer que no es como todo el mundo? Está bien, dime dĂłnde está y yo abrirĂ© la puerta. Me gustarĂa ver a esa pobre criatura con mis propios ojos. NÂş Páginas 108—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Ambos bajaron las escaleras hacia la terraza. —¡Dios mĂo, si es un caballo! —exclamĂł Nathan al verlo—. ¡Y mira que dientes! —Por favor —se quejĂł Gemma quitándole las llaves de la mano y avanzando para abrir las puertas—. Si tanto miedo te da, quĂ©date donde estás. No necesito ayuda. He manejado a perros mucho más fieros que Ă©ste. Gemma abriĂł la puerta, pero lo hizo tan bruscamente, que el perro corriĂł a esconderse entre las sombras de la terraza. —¿Ves? —comentĂł Nathan—. No quiere entrar. —¿QuĂ© te pasa? ÂżNo tuviste perro de pequeño? Gemma se arrepintiĂł inmediatamente de ese Ăşltimo comentario. Era evidente que no habĂa tenido perro. —No, no tuve —contestĂł Ă©l, que no pareciĂł demasiado molesto con la pregunta—. Tuve peces una vez, pero los amigos de mi madre solĂan apagar los cigarrillos en la pecera. Gemma archivĂł esa informaciĂłn en su carpeta de Nathan para el futuro. Le habĂa contado más cosas ese dĂa que en los seis meses que habĂan estado casados. —¿Y Kirsty? ÂżNunca pidiĂł un perrito para Navidad? —No. Se conformĂł con una piedra—mascota. —¿Una piedra—mascota? Nunca habĂa oĂdo hablar de semejante tonterĂa. Nathan sonriĂł divertido. —Fueron muy populares en Sidney durante una Ă©poca. Sobre todo, entre los padres. No tenĂan los NÂş Páginas 109—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
dientes afilados ni habĂa que darles de comer —frunciĂł el ceño—. ÂżQuĂ© estás haciendo ahĂ, en la puerta? ÂżNo vas a ir a buscar al maldito animal? —Primero estoy dejando que se acostumbre a mĂ y, en cualquier caso, no voy a hacerlo entrar a la fuerza. En ese momento el perro se acercĂł un poco, mirando a Gemma y a Nathan con sus conmovedores ojos marrones. Gemma decidiĂł sentarse en la puerta, sabĂa que el animal tardarĂa en confiar en ella. —Ve a buscar algo de comida —le dijo a Nathan—. Ava siempre tiene filetes en el congelador, descongela uno en el microondas, no tardarás nada. —SĂ, me apetece un filete —asintiĂł Nathan. —No es para ti, idiota. —Ya me parecĂa a mĂ. Tal vez encuentre algo tambiĂ©n para nosotros, además de para Fauces. Fauces gruñó al oĂr lo que a Gemma le pareciĂł un buen nombre para el animal, teniendo en cuenta… Sinceramente, nunca habĂa visto unos dientes asĂ. Aquellos dientes habrĂan puesto en evidencia a Blue. SonriĂł al pensar en Blue. ApoyĂł los codos en las rodillas y la cabeza en las manos, y suspirĂł. Si habĂa aprendido algo con Blue, era que no habĂa que hacer movimientos bruscos. —Supongo que alguien te ha asustado —dijo charlando con el perro—. Aunque seguro que tĂş asustarĂas a cualquiera, aunque creo que eres un cordero con piel de lobo, Âżverdad? NÂş Páginas 110—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
El perro se acercĂł a ella muy despacio, con la lengua fuera. Gemma levantĂł la cabeza muy despacio y dejĂł caer las manos para que Ă©l las oliera. TardĂł un rato, pero enseguida empezĂł a frotar el hocico contra sus dedos. —¿Estás segura de que no muerde? El perro se apartĂł inmediatamente al oĂr a Nathan y gruñó. —¿Por quĂ© lo has preguntarle Gemma.
asustado?
—se
volviĂł
a
—¿Acaso es culpa mĂa que a pesar de semejante tamaño el perro sea como un gatito asustadizo? —Mira quiĂ©n habla. Nathan sonriĂł, y a ella le dio un vuelco el corazĂłn. Estaba tan atractivo cuando sonreĂa asĂ. Gemma apartĂł la mirada y se puso en pie. —No merece la pena que me quede aquĂ contigo merodeando. ÂżHas encontrado algĂşn filete en el congelador? —SĂłlo restos y lomo. —Eso valdrá, Fauces no notará la diferencia. —¿Se lo vas a dar al perro? ÂżFauces? —AsĂ se llama, se lo has puesto tĂş. —SĂ. ÂżNo te parece apropiado? Me suena demasiado permanente. Quieres llevártelo a Avoca, Âżverdad? —Por supuesto. Hará de perro guardián. —Supongo que sà —murmurĂł Nathan—. No lo habĂa pensado. Está bien. Puedes quedártelo. —¿Vaya! Gracias. NÂş Páginas 111—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿CĂłmo sabes que no es de nadie? —preguntĂł Nathan ignorando el sarcasmo. —¿Acaso tiene pinta de ser de alguien? —Tendrás que llevarlo al veterinario. —NingĂşn problema. —Y necesitará un collar y una correa. —Podemos comprarlo mañana, cuando abran las tiendas. —Eres tan testaruda como dice Ma. —Y tĂş eres tan frĂo y tan cretino como ella pensaba si no me ayudas con esto. Nathan sonriĂł, derrotado. —¿Crees que a Fauces le gustará más la carne en dados o en tiras? Gemma le puso los brazos alrededor del cuello y le dio un beso antes de darse cuenta de lo que hacĂa. Inmediatamente, Ă©l la abrazĂł por la cintura y la apretĂł contra su cuerpo, besándola en los labios con intensidad. Gemma retirĂł la cabeza al notar que la presiĂłn iba aumentando. TambiĂ©n quitĂł los brazos de alrededor de su cuello y apoyĂł las manos contra su pecho. Pero Nathan siempre habĂa sido mucho más fuerte de lo que parecĂa, y con sĂłlo una mano en la espalda de Gemma, podĂa retenerla junto a Ă©l. Antes de que Gemma se hubiese dado cuenta, Ă©l le habĂa hecho abrir los labios y le estaba metiendo la lengua en la boca. En ese momento, la lucha de ella fue más interior que fĂsica. IntentĂł encontrar todas esas buenas razones por NÂş Páginas 112—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
las que no debĂa permitir a Nathan que le hiciese el amor. Con las sensaciones de placer que la bombardeaban en esos momentos, dichas razones le parecĂan no sĂłlo irrelevantes, sino tambiĂ©n masoquistas. ÂżPor quĂ© no se dejaba derretir junto al hombre al que amaba y permitĂa que la llevase a aquel mundo erĂłtico que Ă©l siempre habĂa sabido proporcionarle? SĂłlo tenĂa que cerrar los ojos y dejar que fuese su cuerpo el que reinase. Nathan no necesitaba que le diese permiso, ni ninguna instrucciĂłn. El lenguaje corporal de ella le decĂa todo lo que querĂa saber, que era que ella lo deseaba tanto como Ă©l. Gemma ya se estaba imaginando desnuda debajo de Ă©l, con sus labios recorriĂ©ndole los lugares más sensibles de su cuerpo, haciendo que se le cortase la respiraciĂłn. Su gemido de entrega tuvo como respuesta otro profundo gemido de Nathan. Gemma estaba volviendo a poner las manos alrededor de su cuello cuando la caballerĂa llegĂł a su rescate en la forma de un perro, que se lanzĂł a travĂ©s de la puerta abierta y apretĂł sus formidables dientes contra la pierna del hombre que estaba atacando a su nueva amiga.
Nº Páginas 113—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 9 El brazo de Gemma se cayĂł del borde del sofá en el que habĂa pasado la noche, sus dedos rozaron algo caliente y peludo. Ese algo caliente y peludo tenĂa tambiĂ©n una lengua que era como papel de lija. —¡Puaj! —exclamĂł, pero no retirĂł la mano. En su lugar, abriĂł los ojos y mirĂł directamente a los del animal—. Bueno, Fauces, supongo que deberĂa estarte agradecida. Entonces, Âżpor quĂ© no lo estoy? ÂżCĂłmo es que me dan ganas de estrangularte? Gemma le dijo aquello con voz tranquila, sonriendo, y Fauces meneĂł el rabo tan contento. Gemma siempre habĂa sabido que era al tono de voz, no al contenido de las palabras, a lo que respondĂan los perros. —Menos mal que no le has hecho nada grave a Nathan, si no, no estarĂas aquĂ en estos momentos. HabrĂa llamado a la perrera inmediatamente. Fauces sĂłlo habĂa mordido los pantalones de Nathan antes de que Ă©ste se apartase de Gemma y le gritase al animal, que, asustado, habĂa vuelto a la terraza. Nathan habĂa fruncido el ceño, habĂa cerrado las puertas dando un golpe y se habĂa vuelto hacia Gemma. Pero el momento ya estaba roto, lo que le produjo frustraciĂłn e ira. —Aunque no te tiene mucha simpatĂa —le dijo Gemma al perro—. Creo que a Nathan no volverás a gustarle.
Nº Páginas 114—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
El perro se puso tenso de repente y gruñó. Gemma se apoyĂł en el codo para incorporarse y mirĂł detrás del sofá. El pomo de la puerta que daba al pasillo estaba girando, y Nathan no tardĂł en asomar la cabeza. Fauces se puso de pie inmediatamente, temblando de indignaciĂłn y miedo. —¿Te importarĂa hacer salir a esa bestia? —pidiĂł Nathan—. Me gustarĂa desayunar. Gemma sonriĂł. —Espera un momento. Tengo que ponerme la bata antes —no pensaba pasearse por ahĂ en camisĂłn, a pesar de que era muy casto. No habĂa tenido ese tipo de camisĂłn desde que se habĂa casado con Nathan, que le habĂa regalado lencerĂa sexy desde el primer dĂa de su matrimonio. No obstante, ella se habĂa comprado un camisĂłn sencillo de algodĂłn para ir a vivir con Ma, y Ă©se era el que llevaba puesto. Una vez con la bata puesta, hizo salir fuera al perro y cerrĂł la puerta tras de Ă©l. —Ya puedes entrar. Nathan entrĂł en la habitaciĂłn con unos pantalones vaqueros azules y una camiseta blanca, todavĂa llevaba el pelo rubio mojado de la ducha. ParecĂa mucho más frĂo y sereno que cuando habĂa salido de aquella habitaciĂłn la noche anterior. —¿Has dormido bien? —le preguntĂł Gemma, decidiendo que era preferible mantener una conversaciĂłn banal antes que verse envuelta en un tenso silencio. NÂş Páginas 115—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No hagas preguntas tontas —soltĂł Ă©l mientras ponĂa a hervir el agua—. ¡Por supuesto que no he dormido bien! —Oh… —Iba a ofrecerme a ir hasta Avoca delante de ti, dado que no conoces bien el camino, pero despuĂ©s del desastre de anoche, he decidido que prefiero no hacerlo. —Oh… Gemma hizo lo posible por ocultar su decepciĂłn, pero no lo consiguiĂł. Molesta consigo misma, bajĂł la mirada y tuvo que aceptar que su determinaciĂłn de mantener aquella relaciĂłn platĂłnica se estaba tambaleando despuĂ©s de lo que habĂa pasado la noche anterior. Cuando volviĂł a mirar a Nathan, Ă©ste estaba estudiando su rostro. —Si quieres que vaya contigo, dĂmelo. Si quieres que me quede allĂ… tambiĂ©n podrĂa hacerlo. La obra está funcionando estupendamente y tengo un subdirector que puede ocuparse de todo durante un tiempo. —¿Por quĂ© piensas que quiero que te quedes en Avoca conmigo? —dijo ella intentando sonar sorprendida—. No malinterpretes lo que ocurriĂł anoche, Nathan. Me besaste y yo te devolvĂ el beso momentáneamente. Pero yo misma habrĂa parado aquello en cualquier momento si Fauces no lo hubiese hecho. —¿De verdad esperas que me crea eso?
Nº Páginas 116—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Cree lo que te dĂ© la gana. No tengo intenciĂłn de cambiar de opiniĂłn. Por ahora, nuestro matrimonio es sĂłlo de apariencia. ¡No habrá sexo entre nosotros! —Ya veo. En ese caso, no tengo otra alternativa más que hacer lo necesario para no enloquecer. Gemma palideciĂł, pero levantĂł la barbilla con orgullo. —Ya te he dicho que no espero que vivas como un monje. No obstante, espero… que seas… discreto. —¿Discreto? ÂżEs eso lo Ăşnico que te importa? ÂżQue sea discreto? Gemma se sintiĂł como acorralada en un rincĂłn emocional desde el que no tardarĂa en decir la verdad. Por supuesto que no era eso lo Ăşnico que le importaba. Le importaba Ă©l. Lo querĂa. Pero su objetivo era conseguir su amor, no su deseo. Y aquella era la Ăşnica manera de hacerlo. Si tenĂa que arriesgarse a que Nathan se fuese con otra en busca de sexo, lo harĂa. Aunque eso no significase que le gustase. —Por Dios, ÂżquĂ© es lo que quieres de mĂ? —preguntĂł Gemma—. Me haces daño, Nathan. Y mucho. Necesito que me demuestres que te importo. No soy sĂłlo un cuerpo. Tengo sentimientos aquĂ dentro —se golpeĂł el pecho—. Este bebĂ© necesita un padre que respete a su madre, que piense en ella como en algo más que una compañera de cama. —No pienso en ti sĂłlo como en una compañera de cama. —¿No? Pues perdona que te diga que los hechos no concuerdan con tus palabras. Siempre me has dado la NÂş Páginas 117—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
impresiĂłn de que lo Ăşnico que querĂas de mĂ era sexo, incluso ahora, despuĂ©s de todo lo que hemos pasado y a pesar de estar embarazada. Entiendo que quieras huir de todo con el sexo. Del pasado, del presente y del futuro. Porque, cuando el sexo es bueno, puede crear un mundo en el que la realidad ocupe un segundo lugar. Y cuando es estupendo, puede comenzar a convertirse en un fin, en una obsesiĂłn. CrĂ©eme si te digo que yo tambiĂ©n podrĂa obsesionarme tanto como tĂş. Pero no me lo puedo permitir, Nathan. Voy a tener un hijo. Voy a ser madre. Ahora tengo otras prioridades, como la estabilidad y la seguridad. DemuĂ©strame que puedo confiar en ti como marido y padre, hasta que la muerte nos separe, y yo te darĂ© todo el sexo que quieras. El estuvo un rato sin decir nada, simplemente mirándola fijamente con una de esas expresiones indescifrables que tanta frustraciĂłn le hacĂan sentir a Gemma. —QuĂ© discurso —comentĂł por fin en tono bajo y controlado—. SĂłlo dime una cosa antes de que me marche de esta casa. ÂżTodavĂa me quieres? Gemma gimiĂł en silencio. ÂżQuĂ© podĂa responder a eso? No querĂa mentir, pero tampoco querĂa admitir algo asĂ. —Una vez me dijiste que no creĂas que te hubiese querido nunca. ÂżCĂłmo me preguntas ahora si todavĂa te quiero? —No juegues a las adivinanzas conmigo. Quiero la verdad, y la quiero ahora.
Nº Páginas 118—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma pensĂł en algo que Ma le habĂa dicho y decidiĂł que era mejor que mentir. —¿CĂłmo se quiere a alguien a quien ni siquiera se conoce? —¿QuĂ© demonios significa eso? —Pues eso, Nathan. Que no te conozco. No conozco tus deseos ni tus sueños. No sĂ© quĂ© te ha hecho daño en el pasado, ni por quĂ© haces ciertas cosas a veces, ni por quĂ© reaccionas de determinadas maneras. SĂłlo te conozco superficialmente, la carne que cubre tus huesos. SĂ, es una carne muy bien puesta y sabes cĂłmo utilizarla en la cama. Tal vez siga enamorada de esa carne, pero no sĂ© si te quiero, Nathan, no estoy segura. Gemma se dio cuenta de que tal vez aquello fuese la verdad. Tal vez no lo amase en realidad. Se sentĂa confundida. —Tal vez no debĂ hacerte esa pregunta —murmurĂł Nathan, luego la mirĂł de un modo penetrante—. ÂżEstás segura de que quieres ese bebĂ©, Gemma? No quiero que un niño inocente sufra por algo que yo hice. Nunca te he dicho lo mucho que siento lo que ocurriĂł, no tengo ninguna excusa. Lo que hice fue imperdonable, pero tú… —Nathan, ya vale. Ya te he perdonado por eso. ÂżCuántas veces tengo que decĂrtelo? Si en algĂşn momento te he dado la impresiĂłn de no querer el bebĂ©, lo siento. Lo que no querĂa era que nos divorciásemos, educar al niño sola. SĂ© cĂłmo es eso, al igual que tĂş, y no es lo ideal. Pero nunca lo harĂa sufrir por el modo en que NÂş Páginas 119—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
ha sido concebido. Si hubiese pensado por un momento que podrĂa hacer algo asĂ, habrĂa considerado abortar. —Gracias. Estaba un poco preocupado por eso. —¿Y por quĂ© no lo habĂas dicho antes? —¿El quĂ©? —¿Por quĂ© no me habĂas dicho que estabas preocupado? Eso es lo que hacen los maridos y las mujeres, Âżsabes? Se cuentan sus preocupaciones. A Ă©l pareciĂł desconcertarle la idea. Gemma decidiĂł que ya habĂan hablado demasiado por esa mañana. Nathan parecĂa correr peligro de saturarse. —¿Estás preparando el cafĂ©? —preguntĂł Gemma sonriente. Él pareciĂł todavĂa más desconcertado, pero despuĂ©s de sacudir la cabeza se puso a prepararlo. —DespuĂ©s del desayuno —continuĂł ella alegremente—, quiero que me hagas un mapa. Y despuĂ©s tendrás que ir a comprar provisiones para el perro. Y luego… Gemma lo mantuvo ocupado hasta que se despidiĂł de Fauces y de ella. Lo cierto era que le ponĂa nerviosa ir ella sola por la autopista del norte hasta Avoca, que estaba a ochenta kilĂłmetros de Sidney, pero no querĂa que Nathan se diese cuenta. Era importante que viese que podĂa arreglárselas sola, que no era una mujer dĂ©bil e insĂpida que se achantaba ante el primer problema que le surgiese. NÂş Páginas 120—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
No obstante, cuando llegĂł el momento, Nathan se resistiĂł a dejarla marchar. Le dijo que le preocupaba que viviese sola y le prometiĂł que irĂa a verla con Kirsty al sábado siguiente. Dado que ya era miĂ©rcoles, no faltaba mucho, pero a Gemma le pareciĂł una eternidad al dejar atrás Belleview y a Nathan. El viaje fue muy cansador. Fauces se negĂł a tumbarse en la parte de atrás y se pasĂł todo el camino levantado y con la cabeza apoyada en su asiento, echándole saliva en la espalda. Era evidente que era la primera vez que montaba en coche, porque estaba muy nervioso. Y a pesar de que Gemma intentĂł tener paciencia con Ă©l, la distrajo y la cansĂł. Además, se perdieron en un par de ocasiones. Gemma se sintiĂł aliviada al ver que llegaban a Avoca y que en un par de minutos llegarĂan a la casa de la playa. Gemma mirĂł el ocĂ©ano que se extendĂa a su izquierda. Era miĂ©rcoles, la Ăşltima semana de noviembre y no habĂa demasiada gente. No habĂa estado nunca allĂ en Navidad, ya que habĂa ido a Sidney desde Lightning Ridge en febrero, pero habĂa pasado la Semana Santa allĂ y la ciudad habĂa bullido de actividad. Algo que no le apetecĂa nada, ya que su estancia en Ridge le habĂa hecho apreciar la paz y la tranquilidad. No obstante, no tendrĂa que salir de casa si no querĂa. Era espaciosa, tenĂa su propia piscina y un enorme balcĂłn con unas magnĂficas vistas del ocĂ©ano PacĂfico.
Nº Páginas 121—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Vio el viejo teatro, orgullo de la ciudad, y Gemma supo que estaba muy cerca de casa. Estaba deseando sentarse con los pies en alto y beber algo frĂo. —Y me encantarĂa que te quitases de mi espalda, perro —le dijo a Fauces, que respondiĂł lamiĂ©ndole de nuevo la cara—. Lo siento, ven aquĂ y lámeme todo lo que quieras. Buen perro. Buen perro. No, no eres un buen perro, eres un perro flaco, apestoso y lleno de pulgas, pero no tengo escapatoria. Fauces ladrĂł y casi le rompiĂł los tĂmpanos. —Dios mĂo —murmurĂł ella mientras iba hacia el garaje—. Te sugiero que reserves tus ladridos sĂłlo para emergencias. Si los vecinos te oyen demasiado a menudo, me denunciarán por contaminaciĂłn acĂşstica. Sacar al perro del coche fue casi tan difĂcil como habĂa sido meterlo, pero una vez en tierra firme, Gemma pudo llevarlo al jardĂn trasero, que estaba muy bien vallado, y lo dejĂł allĂ con suficiente comida y agua antes de ir a abrir la puerta de la casa. Era evidente que hacĂa mucho tiempo que no iba nadie y olĂa a humedad. Al parecer, cuando Nathan querĂa utilizarla llamaba a una señora de la limpieza para que fuese, la limpiase, la airease y le llenase los armarios de la cocina y la nevera con lo básico. Pero Gemma no le habĂa permitido hacerlo en esa ocasiĂłn. No tendrĂa nada que hacer si alguien le hacĂa la limpieza y la compra. TambiĂ©n le habĂa dicho a Nathan que ella se ocuparĂa de llamar a alguien para que limpiase la piscina, que no habĂa sido utilizada ese verano y estaba verde de algas.
Nº Páginas 122—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma todavĂa no habĂa entrado en la casa y se estaba diciendo que ya descargarĂa el coche despuĂ©s de ir al cuarto de baño y de beber algo fresco, cuando el telĂ©fono empezĂł a sonar. Supo inmediatamente que se trataba de Nathan. —SĂ, Nathan, he llegado bien —dijo nada más descolgar. —¿CĂłmo sabĂas que era yo? —¿PercepciĂłn extrasensorial? —bromeó—. Vamos, Nathan, ÂżquiĂ©n iba a ser si no? ÂżQuiĂ©n más sabe que he vuelto de Lightning Ridge y que estoy en Avoca? —PodrĂa habĂ©rselo dicho a Ava y a Jade. —¿Lo has hecho? —No, porque entonces tendrĂa que haberles explicado por quĂ© estás allĂ y no aquĂ conmigo. —PensĂ© que ibas a decirles que no me encontraba bien… —¿Imaginas cĂłmo se lo tomarĂan? Me acusarĂan de todo tipo de negligencias y volverĂan a hacerme el vacĂo. No, Gemma, si no te importa, mantendrĂ© tu presencia en secreto durante un tiempo. —No podrás mantenerla en secreto con Kirsty si vas a traerla el sábado. —Esperaba que cambiases de opiniĂłn al respecto y que aceptases que fuese yo solo. Te prometo por mi honor que me portarĂ© bien. Gemma pensĂł que de buenas intenciones estaba empedrado el camino del infierno. Y tal vez Nathan no NÂş Páginas 123—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
serĂa el Ăşnico en cometer un error. Ella sabĂa que tambiĂ©n tenĂa sus debilidades. —¿Gemma? Ella suspirĂł resignada. ÂżCĂłmo iba a rechazarlo completamente con lo dulce que habĂa sido, cuando era obvio que se preocupaba por ella? Pero eso no querĂa decir que tuviese que hacer una estupidez como la de dormir a solas con Ă©l en la misma casa en la que la habĂa seducido por primera vez. —Está bien, Nathan, pero no quiero que pases la noche aquĂ. ÂżPor quĂ© no vienes sĂłlo el domingo? HarĂ© un asado para comer. Gemma supo por su silencio que Ă©l se sentĂa decepcionado con la respuesta, pero no iba a cambiar de opiniĂłn. —Gracias por la generosa oferta —contestĂł Nathan—, pero si sĂłlo voy a poder disfrutar de tu compañĂa un dĂa, no quiero que cocines. Yo reservarĂ© en algĂşn sitio agradable para comer. Mucho mejor. Un lugar pĂşblico serĂa mucho más seguro que la cocina. —¿QuĂ© tal Fauces? —preguntĂł de pronto—. No parecĂa demasiado contento cuando os marchasteis. —Ha estado muy pesado todo el camino —admitiĂł ella—, pero ya está bien. —Debiste dejar que lo llevase al centro de acogida de animales. —Nathan, sabes que nadie se habrĂa llevado a un perro asĂ. NÂş Páginas 124—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Supongo que tienes razĂłn. Bueno, tengo que marcharme al teatro y ver quĂ© ha pasado en mi ausencia. Seguro que han hecho alguna pifia. —PensĂ© que habĂas dicho que tu subdirector podĂa ocuparse de todo. —Te mentĂ. Gemma riĂł. —Te llamarĂ© mañana —insistiĂł Ă©l—, a ver quĂ© tal estás. —No te preocupes si no estoy en casa. Tengo que ir al veterinario y a hacer la compra. —Y tienes que ir a un mĂ©dico de verdad, que no se te olvide, pide cita con un ginecĂłlogo. —Lo harĂ©, no te preocupes. —No me preocupo. —Claro que sĂ. Ahora dime adiĂłs y cuelga el telĂ©fono. Tengo cosas que hacer. —Desde luego, sabes cĂłmo hacer que un hombre se sienta querido —murmurĂł Nathan. A Gemma le alegrĂł que no pudiese verle la cara. Porque lo deseaba con locura. El domingo iba a ser un dĂa muy duro. —Cuelga, Nathan —le ordenĂł en tono monĂłtono. —Está bien, está bien.
Nº Páginas 125—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 0 A Gemma le sorprendiĂł cĂłmo se sintiĂł durante los siguientes dĂas ella sola, bueno, con Fauces. Siempre habĂa pensado que le gustaba la soledad, nunca habĂa tenido amigas Ăntimas en el colegio, y habĂa pasado muchas, muchas horas de su vida sola. AsĂ que no habĂa creĂdo que vivir sola fuese a resultarle como una prueba, ni que fuese a necesitar ir acostumbrándose poco a poco. Pero pronto se dio cuenta de que nunca habĂa pasado veinticuatro horas completamente sola, sobre todo, de noche. El viernes por la noche incluso dejĂł entrar a Fauces en casa, y le permitiĂł que durmiese a los pies de la cama. No obstante, echaba de menos el contacto con seres humanos. HablĂł con el veterinario durante más tiempo del necesario, y lo mismo hizo con el mĂ©dico, las vendedoras de las tiendas e incluso con el cajero del banco. Las llamadas de telĂ©fono de Nathan eran una verdadera bendiciĂłn, y Gemma intentaba hacerlo hablar y hablar, pero Ă©l no era demasiado hablador. Una vez que sabĂa que ella estaba bien, colgaba. En ese aspecto, no habĂa cambiado nada. AsĂ que el sábado estaba deseando que llegase el domingo y ver a Nathan. Gemma tuvo que aceptar que estaba aburrida y que tendrĂa que encontrar algo que hacer para llenar tantas horas de soledad. Porque, si no lo hacĂa, volverĂa a Sidney, a vivir con Nathan.
Nº Páginas 126—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
El sábado por la mañana, a las nueve, fue en direcciĂłn a Erina Fair, el centro comercial más grande de la costa Central, que estaba sĂłlo a diez minutos de Avoca. Gemma pasĂł un par de horas buscando y comprando algo atractivo y veraniego para ponerse al dĂa siguiente, despuĂ©s se comprĂł una nueva máquina de coser, algunos patrones de ropa de bebĂ© y tela. Además, se llevĂł un montĂłn de novelas. Luego, de camino a casa se detuvo en un videoclub y alquilĂł un par de comedias para aquella noche. La risa era un buen remedio para la soledad y el aburrimiento, o eso habĂa leĂdo en alguna parte. Al llegar a casa, Fauces ladrĂł excitado y Gemma esperĂł que no hubiese estado haciendo lo mismo en su ausencia. Para compensarlo, le abriĂł una enorme lata de comida para perros y luego lo dejĂł entrar en casa, y Ă©l se instalĂł en la alfombra que habĂa frente al televisor, en el salĂłn principal. Gemma se pasĂł un par de horas instalando la máquina de coser en la mesa del comedor y aprendiendo a utilizarla. HabĂa tenido la asignatura de textiles y diseño en el colegio, y se le daba bien coser, pero no habĂa vuelto a hacerlo desde que se habĂa casado con Nathan. El habĂa elegido la mayorĂa de su ropa, la habĂa vestido con ropa de diseño. En una ocasiĂłn, incluso habĂa hecho que le hiciesen un vestido a la medida para ir a un baile. Gemma sintiĂł un poco de vergĂĽenza al pensar en aquel vestido. Porque pensar en el vestido la hacĂa pensar en el baile, que habĂa sido donde habĂa visto por primera vez a Damian. TodavĂa no habĂa aclarado sus ideas acerca de Ă©l. ÂżHabĂa nacido siendo malo o se habĂa NÂş Páginas 127—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
convertido en malo con el tiempo? ÂżHabrĂa sido corrompido en algĂşn momento crucial de su joven vida? Gemma empezĂł a preguntarse cuál habrĂa sido su relaciĂłn con su hermanastra, Irene. Ella habĂa tenido una personalidad muy retorcida, una gran capacidad de odio y de venganza. ÂżHabrĂa sido ella quiĂ©n le habrĂa contagiado a Damian su modo egoĂsta y malvado de ver la vida? DejĂł de pensar en Damian para pensar en Irene. ÂżQuĂ© habrĂa ocurrido realmente entre la mujer de Byron y Nathan? No creĂa que Nathan se hubiese acostado con ella, pero debĂa de haber hecho algo para que Irene mintiese asĂ sobre Ă©l. Tal vez habĂa jugado con Ă©l como venganza porque Byron se hubiese acostado con Celeste, y tal vez Nathan la hubiese rechazado. Eso parecĂa encajar con lo que sabĂa de ambos. Tal vez se lo preguntara a Nathan al dĂa siguiente… Si se atrevĂa. Se levantĂł de la mesa con el ceño fruncido. Pensar en personas como Irene y Damian siempre la agitaba, tal vez porque le preocupaba que Nathan pudiese ser como ellos. Ella era una persona sencilla, a la que le gustaba decir abiertamente lo que pensaba y sentĂa. No le era fácil tratar con personalidades oscuras y complejas, como la de Nathan. Odiaba no saber exactamente a quĂ© se enfrentaba. SĂ, le preguntarĂa acerca de Irene al dĂa siguiente. Y tal vez le preguntase más cosas. Como por su madre… O tal vez no…
Nº Páginas 128—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
A las seis de la tarde, estaba sentada enfrente de la televisiĂłn viendo las noticias y devorando una hamburguesa casera con patatas fritas. JustificĂł la ingesta de colesterol diciĂ©ndose que estaba comiendo por dos. En realidad, el calor de Ridge le habĂa hecho perder unos kilos y estaba bastante delgada, a excepciĂłn de los pechos, que le habĂan crecido con el embarazo. El mĂ©dico le habĂa dicho que eso era normal y que tenĂa suerte de tener los pezones grandes, ya que asĂ le serĂa más fácil amamantar al bebĂ©. Y ella habĂa pensado que seguro que tenĂa leche suficiente para amamantar a cuatrillizos. No obstante, a Nathan parecĂa gustarle su pecho. Y mucho. PensĂł en el conjunto que se habĂa comprado para ir a comer con Ă©l al dĂa siguiente y se sintiĂł culpable. ÂżPor quĂ© provocarlo si no estaba preparada para acostarse con Ă©l? Aquel vestido de lunares verde y blanco era, sin duda, una provocaciĂłn. Dejaba su espalda al descubierto y llevaba unas cazuelas que moldeaban y levantaban sus pechos. Por supuesto, iba con un pequeño bolero blanco que ocultaba gran parte de sus curvas y que tenĂa pensado ponerse, pero aun asĂ dejaba ver parte del escote. Gemma decidiĂł no ponerse aquel vestido y, de repente, vio a Nathan en la televisiĂłn. Sorprendida, dejĂł de comer y se quedĂł boquiabierta cuando la cámara enfocĂł a la rubia que iba agarrada de Ă©l y que le sonreĂa con dulzura.
Nº Páginas 129—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Estoy tan emocionada —comentaba la rubia—. Cuando Lenore dijo que iba a dejar la obra en Navidad, no pensĂ© que me darĂan a mĂ el papel principal. Pero mi querido Nathan tenĂa fe en mĂ, y sĂłlo puedo decir que harĂ© todo lo que estĂ© en mis manos para no decepcionarlo —y le lanzĂł una mirada que lo decĂa todo. Con la que se ofrecĂa a Ă©l completamente. Sin poder evitarlo, Gemma dejĂł las patatas y se puso en pie. —¡Eres un cerdo mentiroso! —gritó—. Te estás acostando con esa zorra y ahora todo el mundo lo sabe. Fauces se levantĂł tambiĂ©n y lloriqueĂł confundido antes de comerse las patatas que Gemma se habĂa dejado y volver a tumbarse frente a la televisiĂłn. —Traidor —le dijo Gemma, luego se echĂł en el sofá y se puso a llorar. Una pequeña voz en su interior le decĂa que no sacase conclusiones precipitadas, pero con poco Ă©xito. LlorĂł ruidosamente, culpándose a sĂ misma.
enfadada,
pero
acabĂł
ÂżQuĂ© habĂa esperado que hiciese, si lo habĂa rechazado y le habĂa dado permiso para serle infiel? Nathan no era de los hombres que se iban a la cama sin encontrar antes consuelo en un cuerpo de mujer. HabĂa sido una tonta al pensar que no le entrarĂan ganas de matarlo. Porque era lo que tenĂa, ganas de matarlo. QuerĂa meterse en el coche, ir a Sidney y arrancarle los ojos. Y, con respecto a la rubia… A Gemma se le ocurriĂł pegarle NÂş Páginas 130—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
los labios, para que no pudiese actuar, ni tampoco jugar con los maridos de otras. La horrible vocecilla interior le dijo que esa mujer sĂłlo le estaba dando a Nathan lo que ella nunca le darĂa. Y Gemma tuvo que admitirlo. ÂżCuántas veces le habĂa sugerido Nathan que fuese más agresiva en la cama? ¡HabĂa sido una tonta! Y seguĂa siĂ©ndolo por haber alejado a Nathan del Ăşnico lugar en el que eran compatibles. Y todavĂa podrĂan ser más compatibles si ella superase sus remilgos acerca de determinadas actividades. Gemma se dio cuenta de que lo que le pasaba en realidad era que le faltaba confianza en sĂ misma. Cuando Nathan le hacĂa el amor, la hacĂa llegar a otro mundo, pero un mundo en el que ella sĂłlo recibĂa, no daba nada. Si empezase a hacerle el amor a Ă©l, tendrĂa la responsabilidad de su placer. Pero, Âży si no se le daba bien? ÂżY si no tenĂa el valor de acabar lo que hubiese empezado? Iba y venĂa por la habitaciĂłn, con Fauces detrás, hasta que ella se detuvo y mirĂł al perro divertida al pensar en la pareja que formaban. —¡Esta es una manera muy tonta de sacarte de paseo! —dijo, y luego rió—. Venga, voy a buscar tu correa e iremos a dar un paseo de verdad, luego tendrĂ© que tomar una decisiĂłn.
El domingo amaneciĂł con la promesa de ser un dĂa caluroso de verano. Ya era diciembre. HacĂa tiempo de NÂş Páginas 131—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
playa. Aunque a ella no le gustaba demasiado la playa. HabĂa crecido en el interior del paĂs y el mar la intimidaba. No obstante, le gustaba caminar por la arena, e incluso por las rocas cuando la marea estaba baja y no habĂa olas que la asustasen. Nathan habĂa dicho que no llegarĂa más tarde de las once y media, pero ya era casi mediodĂa cuando su Mercedes apareciĂł en el camino. Gemma, que llevaba maquillada y vestida desde las once, estaba hecha un manojo de nervios a esa hora. —Llegas tarde —le dijo desde el balcĂłn cuando hubo salido del coche. El mirĂł hacia arriba, parecĂa divertido. —Hola a ti tambiĂ©n. Me alegra que me digas que te alegras de que haya llegado bien, y que me preguntes si he tenido un buen viaje. A pesar de haber decidido mantenerse frĂa y sofisticada acerca de la situaciĂłn con Jody, lo cierto era que Gemma estaba celosa y deseaba decir algo hiriente. Pero se controlĂł. —Estaba preocupada —se quejĂł. —HabĂa un accidente en la autopista —le explicĂł Ă©l dando la vuelta al coche y subiendo las escaleras—. Además, no llego tan tarde. —Debiste haber salido antes. ÂżO acaso te acostaste tarde anoche? —Lo normal para un sábado por la noche. Siempre hay que salir más veces al escenario a saludar. NÂş Páginas 132—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
AcabĂł de subir las escaleras, y Gemma se permitiĂł mirarlo. Para un hombre de treinta y cinco años estaba demasiado bien. TenĂa el pelo fuerte, cuidaba su lĂnea y las Ăşnicas arrugas que habĂa en su rostro sĂłlo parecĂan realzar su belleza. Tal y como iba vestido, con unos pantalones grises oscuros y una camisa de manga corta de color crema, no aparentaba tener más de treinta años y era un hombre por el que se habrĂa sentido atraĂda cualquier mujer. Gemma volviĂł a recorrer su cuerpo con la mirada antes de subir hasta los ojos, que la miraban sorprendidos. —¿Llevo la bragueta abierta o algo asĂ? —preguntĂł Nathan. —No, sĂłlo estaba pensando en lo bien que te conservas para tener treinta y cinco años. —Me haces sentir como un bote de pepinillos en vinagre. De todos modos, ya no tengo treinta y cinco, mi cumpleaños fue hace un par de semanas. Gemma lo mirĂł con arrepentimiento. —No te pongas sentimental —le advirtiĂł Ă©l—. No pasa nada porque no te acordases. SĂłlo a los niños les duele que se olviden sus cumpleaños. A los adultos no les importa. Aunque Gemma estaba segura de que a Ă©l le habĂa dolido que no se acordase. Y tambiĂ©n de que a su madre drogadicta debĂan de habĂ©rsele olvidado los cumpleaños de Nathan muy a menudo. NÂş Páginas 133—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—He reservado en el restaurante para las doce y media —añadiĂł Ă©l—, asĂ que tal vez debamos irnos directamente. Son más de las doce, y aunque no se tarda nada en llegar, seguro que nos cuesta encontrar aparcamiento. —¿AdĂłnde vamos a ir? —Al Holiday Inn de Terrigal. —Vaya, todavĂa no he estado en Terrigal. He oĂdo que es muy bonito. —Es el lugar más bonito que he visto nunca. HabrĂa comprado una casa allĂ si hubiese mejores olas. Hablando de cosas bonitas… —la mirĂł de arriba abajo, terminando en el escote. ArqueĂł una ceja antes de volver a mirarla a los ojos—. Iba a decir que llevas un vestido muy bonito, pero no creo que Ă©se sea el adjetivo adecuado. ÂżDĂłnde lo has comprado? No te lo habĂa visto nunca antes. —Lo comprĂ© ayer. —¿Pensando en la comida conmigo? Gemma se estremeciĂł, tenĂa miedo y estaba excitada al mismo tiempo, pero ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Lo mirĂł fijamente a los ojos. —Sà —se limitĂł a contestar, con eso ya le habĂa dicho todo lo que Ă©l necesitaba saber. No obstante, la reacciĂłn de Nathan fue extraña, se puso pensativo. —¿En quĂ© estás pensando? —preguntĂł Gemma. El sonriĂł con ironĂa. NÂş Páginas 134—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—En que debĂ haber traĂdo a Kirsty conmigo. Gemma pensĂł que no se habĂa dado cuenta de que querĂa volver con Ă©l. Lo más probable era que pensase que sĂłlo lo estaba provocando. O que lo estaba probando. AsĂ que antes de que a Nathan le entrasen más dudas, ella se acercĂł, le puso los brazos alrededor del cuello y le dio un beso. El se mostrĂł sorprendido y tenso al principio, y no intentĂł abrazarla, asĂ que ella lo agarrĂł con más fuerza, se apretĂł contra su cuerpo y le lamiĂł los labios con la lengua, como Ă©l le habĂa hecho tantas veces, hasta que consiguiĂł que los separase. Hasta aquel momento, Gemma habĂa sido frĂa y calculadora con sus actos, pero, entonces, una explosiĂłn de deseo la sorprendiĂł. GimiĂł con pasiĂłn y recorriĂł la boca de Nathan con la lengua. Le dio un vuelco el corazĂłn cuando Nathan le rodeĂł la cintura con sus manos, con fuerza. Le gustĂł sentir aquellos dedos clavándose en su piel. Hasta que, de repente, Nathan la apartĂł. —No, Gemma —le sorprendentemente sereno.
dijo
en
un
tono
Ella se dio cuenta de que tenĂa la boca y el cuerpo calientes, que sentĂa un hormigueo, se dio cuenta como nunca de que era una mujer. ÂżCĂłmo podĂa parecer Nathan tan tranquilo cuando ella estaba deseando arrancarle la ropa, devorarlo, hacer todas esas cosas que no habĂa hecho nunca antes? —¿Por quĂ© no? —gimiĂł Gemma—. No lo entiendo… —bajĂł la mirada confusa y triste, frustrada. NÂş Páginas 135—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Porque en realidad no quieres que ocurra. —¿CĂłmo puedes decir eso? ÂżCrees que estaba actuando? Ya sĂ© por quĂ© no quieres hacerme el amor — soltĂł de repente—. No me necesitas porque has estado haciĂ©ndolo con Jody hasta esta mañana. El pareciĂł sorprendido, y eso la enfadĂł todavĂa más. —No te molestes en negarlo, os vi la otra noche en televisiĂłn y vi cĂłmo te miraba ella, por no mencionar lo que dijo. No hay que ser demasiado listo para atar cabos. Yo me culpĂ© por haberte hecho ir a los brazos de otra mujer, pero ya veo que es ahĂ donde prefieres estar. ¡Debe de ser muy buena en la cama! ÂżO es que yo soy demasiado inexperta y aburrida? Bueno, tal vez pueda encontrar a alguien a quien no le parezca aburrida. Tal vez necesite que me suban el ego a mĂ tambiĂ©n. Durante unos segundos, la expresiĂłn de Nathan fue sombrĂa, pero luego la mirĂł preocupado. —Siento que la entrevista te hiciese pensar algo que no es. Lo Ăşnico que puedo hacer es repetirte que no hay nada personal entre Jody y yo. Tampoco tengo nada con ninguna otra mujer. Nunca ha habido otra mujer que no fueses tĂş, desde el dĂa en que te conocĂ. —No me tomes el pelo, Nathan. —Estoy intentando tener paciencia contigo —replicĂł Ă©l frĂamente—, y, en cierto modo, tambiĂ©n con Jody, porque entiendo que no debĂ actuar con ella como lo hice en aquella fiesta, ni debĂ llevarla a casa despuĂ©s. Tengo que admitir que tenĂa la intenciĂłn de acostarme con ella ese dĂa, pero nada más entrar en nuestro piso NÂş Páginas 136—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
supe que no podrĂa hacerlo. Le ofrecĂ una copa, le dije que lo sentĂa y le pedĂ un taxi. —¿Entonces por quĂ© actĂşa ante las cámaras como si fuese tu amante? —Porque le gustarĂa serlo. Le gustarĂa ser la amante de cualquier hombre que pudiese lanzar su carrera profesional. Es una actriz muy ambiciosa. Y tambiĂ©n muy buena. AsĂ que, cuando se presentĂł la oportunidad, yo le di lo que querĂa con la esperanza de que me dejase tranquilo. Pero todavĂa no ha captado el mensaje, serĂ© más claro en un futuro. Además, en enero la obra se va a Melbourne, pero yo no voy a ir. —¿No vas a ir? —No, estoy cansado de dirigir. Voy a volver a escribir. —Ah —a Gemma le dio un vuelco el corazĂłn al oĂr aquello. Era lo que ella habĂa querido. No irĂa en busca de ninguna otra mujer cuando se metiese de lleno a escribir—. ÂżUna obra nueva, o esa que tenĂas empezada? —Una nueva, me parece. Tengo una historia en mente, llena de conflictos y promesas erĂłticas. —Suena bien. ÂżDe quĂ© trata? Nathan sonriĂł con picardĂa. —Es acerca de un hombre que está casado con una joven preciosa y por la que está loco. Pero las cosas empiezan a ir mal y ambos se distancian una temporada. Ella piensa que Ă©l sĂłlo la quiere por el sexo y no vuelve con Ă©l hasta que no le demuestra que sus sentimientos son mucho más profundos. El está decidido a hacer eso, NÂş Páginas 137—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
aunque le resulte muy difĂcil cuando la ve vestida con ropa provocativa y cuando ella hace tonterĂas como darle un beso con lengua a plena luz del dĂa. —¿De verdad? ¡QuĂ© chica tan poco considerada! —Eso es lo que piensa el marido, que necesita demostrarle a ella que es capaz de controlarse en ese aspecto, porque en una ocasiĂłn hizo algo… algo por lo que sigue sintiendo un gran remordimiento. En esos momentos a Nathan se le nublaron los ojos y Gemma tambiĂ©n se puso a llorar. —Oh, Nathan —murmurĂł. Luego se limpiĂł las lágrimas y consiguiĂł sonreĂr—. Ya hemos hablado bastante de teatro. Si no nos vamos pronto, llegaremos tarde a comer. Voy a dejar a Fauces en el jardĂn trasero y a buscar la chaqueta y el bolso. —¿Ese vestido tiene una chaqueta? —SĂ. —¡Gracias a Dios!
Nº Páginas 138—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 1 Nathan tenĂa razĂłn acerca de Terrigal, era uno de los lugares más bonitos del mundo. La playa era preciosa, pero era cierto que no habĂa olas. Aquel lugar era más adecuado para familias que para hacer surf. Y aquel dĂa estaba lleno de familias, habĂa miles de cuerpos y sombrillas sobre la arena blanca y muchos más instalados debajo de los majestuosos pinos que daban sombra en una zona de cĂ©sped que estaba al final de la playa. Enfrente de los pinos estaba el majestuoso Holiday Inn, cuya arquitectura mediterránea hacĂa pensar en la Costa Azul. Gemma no habĂa estado nunca en la Costa Azul, pero habĂa visto fotografĂas. Y Terrigal parecĂa estar sacado de allĂ, con las enormes colinas que se cernĂan sobre la costa y las casas construidas en ellas para aprovechar las vistas panorámicas. Nathan condujo despacio por la calle principal y por delante del hotel, luego torciĂł un par de esquinas, hacia lo que parecĂa la parte de atrás del hotel, pero donde estaba, en realidad, la entrada principal. —¡Dios mĂo, un sitio para aparcar! —exclamĂł metiendo el Mercedes entre dos coches—. Uno nunca deja de asombrarse. Debes de haberme traĂdo buena suerte, Gemma. Esto nunca me ocurre cuando estoy con Kirsty. Siempre nos toca dar vueltas y acabamos aparcando lejĂsimos. —SĂłlo podemos estar aquĂ dos horas —le advirtiĂł Gemma viendo una señal que habĂa en la acera. NÂş Páginas 139—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Yo creo que nos dará tiempo a comer en dos horas. —Eso espero, si el servicio no es demasiado lento. Nathan la agarrĂł por el brazo. —¿No te lo he dicho? Es un bufĂ©. Cada un se sirve lo que quiere, y la cantidad que quiere. —Umm. Suena estupendo. Pero vamos a engordar. —A ti no te vendrá mal. Has perdido peso. —No de todas partes. El mirĂł al valle que habĂa entre sus pechos. —SĂ, ya me he dado cuenta. —Vas a hacer que me ruborice. —TĂş tambiĂ©n determinadas cosas.
estás
haciendo
que
sienta
—Nathan, para. —No puedo, lo siento. —¿Y quĂ© vas a hacer? —Hacerte cruzar esas puertas de cristal delante de mĂ e intentar pensar en otras cosas. Gemma estaba tan ocupada intentando parecer serena, que no apreciĂł la amplitud del interior del hotel, ni la exquisita decoraciĂłn que era más bien victoriana que mediterránea. —Sigue andando —le dijo Nathan entre dientes mientras la conducĂa hacia unas anchas escaleras que se dividĂan en dos en el primer piso, allĂ habĂa un cartel que indicaba los baños.
Nº Páginas 140—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Puedes ir al cuarto de baño de caballeros un momento —le susurrĂł Gemma a Nathan. —PreferirĂa ir al de señoras. Mira, vamos a apoyarnos un momento en la barandilla, luego se me pasará. Y eso hicieron, Gemma fingiĂł mirar a su alrededor, se sentĂa divertida y culpable al mismo tiempo. Si no se hubiese puesto un vestido tan escotado, Nathan no estarĂa en una situaciĂłn tan incĂłmoda. Aunque aquello tambiĂ©n era culpa de Nathan. En esos momentos podĂan estar en casa, en la cama. Pero Ă©l no habĂa querido. Que sufriese un poco. —Ya está —dijo Nathan despuĂ©s de cinco minutos—. Vamos. —¿Hacia dĂłnde? —Justo detrás de ti. Se llamaba el Invernadero, era una zona rodeada de cristaleras que daban a la playa, y un techo tambiĂ©n de cristal que tenĂa algĂşn aislante para el calor. Era espectacular. La comida estaba dispuesta en mesas. Y a Gemma le llamĂł la atenciĂłn lo bien presentados que estaban los platos, tanto frĂos como calientes. Todo parecĂa muy apetitoso. —Por aquĂ, Gemma —la dirigiĂł Nathan agarrándola del brazo, apartándola de las mesas de comida y llevándola hacia donde estaban las mesas. Le dio su nombre a un camarero y Ă©ste los acompañó hasta una NÂş Páginas 141—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
mesa al lado de las ventanas, una de las pocas que quedaban libres. Una vez sentados, Nathan pidiĂł un vaso de Riesling para Gemma y una cerveza para Ă©l. —¿Te parece si bebemos algo antes de ir a buscar el primer plato? Ella asintiĂł y no le importĂł esperar las bebidas en silencio, admirando las vistas. El agua era de un azul muy intenso y brillaba bajo el sol, el cielo era de un azul un poco más claro que en Ridge. —QuĂ© bonito es —murmurĂł. —Alguna vez vendremos a quedarnos unos dĂas. —SĂ, me encantarĂa. La comida resultĂł ser tan deliciosa como parecĂa y el ambiente era muy relajado y tranquilo y durante las siguientes dos horas Gemma no tuvo la oportunidad de tener ninguna conversaciĂłn profunda con Nathan. Su mesa no estaba lejos de las demás, y cualquier habrĂa podido oĂr lo que hablasen, asĂ que acabaron hablando de la comida, o de los planes de Gemma para ocupar su tiempo en Avoca. —No hace falta que te hagas tĂş los vestidos —le dijo Nathan con el postre—. Seguro que hay tiendas en Sidney que están especializadas en ropa de embarazada a la medida. PodrĂas venir conmigo a Sidney un dĂa y comprarĂamos todo lo que necesitases. —Me gusta coser, Nathan —contestĂł ella con firmeza. NÂş Páginas 142—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Entonces haz ropa para el bebĂ©. No me gusta que mi mujer lleve ropa hecha por ella misma. —SĂłlo hago cosas para llevar por casa —respondiĂł ella resignada. —¿Acaso es un crimen querer que mi esposa tenga lo mejor? Además, me gusta verte con ropa bonita. —No soy una muñeca, Nathan. —Ya lo veo —comentĂł Ă©l enfadado—. Esa es otra de las cosas que hice mal como marido. Te comprĂ© ropa bonita. CĂłmo pude comportarme asĂ. Espero que me perdones por haber sido generoso y haber querido hacerte feliz. Gemma dejĂł la cuchara y mirĂł al horizonte. ÂżAcaso Nathan no se daba cuenta de que las cosas materiales no eran lo que hacĂa feliz a una mujer? Cuando se lo dijo, Ă©l frunciĂł el ceño. —¿Tanto te molesta que te regale cosas, si a mĂ me hace feliz? QuiĂ©n sabe, tal vez haya cosas que podrĂa darte y que sĂ te harĂan feliz. —¿Como quĂ©? Además de ropa y joyas, una chica sĂłlo puede conducir un coche, no veinte, y sĂłlo puede vivir en una casa. El resto son extravagancias y caprichos. Yo no crecĂ rodeada de riqueza, Nathan, y a pesar de que me gustan las comodidades, no necesito lujos para ser feliz. —Ya veo… —Nathan empezĂł a jugar con el postre, parecĂa decepcionado por la respuesta de Gemma. ÂżAcaso habrĂa planeado regalarle algo más para ganársela? NÂş Páginas 143—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Ella alargĂł la mano y cubriĂł la suya, acariciándosela. —Ya me has dado el mejor de los regalos: un bebé… El parpadeĂł, luego la mirĂł y los ojos le brillaron con cinismo. —TodavĂa no estoy del todo convencido de que estĂ©s contenta con eso. Gemma apartĂł la mano sorprendida, se sintiĂł herida. —Ese es tu problema, no voy a intentar convencerte de lo contrario. —Supongo que no —replicĂł Ă©l agitado, luego mirĂł a su alrededor hasta que llamĂł la atenciĂłn de la camarera y le pidiĂł la cuenta con brusquedad. Diez minutos más tarde, volvĂan al coche en silencio. Cuando estuvieron sentados, Nathan la mirĂł exasperado. —Por Dios, no me hagas el vacĂo. No quiero volver a Sidney sabiendo que estás enfadada conmigo despuĂ©s de haberme pasado el dĂa intentando complacerte. —No estoy enfadada, Nathan, sino frustrada. Hay muchas cosas de las que no te das cuenta. —Pero lo intento. Y tal vez tambiĂ©n haya otras cosas que tĂş no ves. No eres perfecta, Gemma. Deja de exigirme a mĂ que lo sea. Ella lo mirĂł fijamente. ÂżEra eso lo que estaba haciendo? ÂżExigir perfecciĂłn? —Tienes que darte cuenta, amor mĂo —añadiĂł Nathan con ternura—, de que no tienes todas las respuestas a la vida, porque ni siquiera has vivido tanto. Buscas una existencia utĂłpica que ningĂşn hombre del mundo podrĂa proporcionarte. Los hombres y las NÂş Páginas 144—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
mujeres somos, por naturaleza, muy diferentes. No siempre nos comprendemos. A veces chocamos. TĂş quieres que yo te abra mi alma, pero yo no me siento cĂłmodo haciĂ©ndolo. Tendrás que aprender a confiar en mĂ sin conocer todos los detalles de mi vida antes de conocerte. —No quiero conocer todos los detalles de tu vida antes de conocerme, sĂłlo algunos de crucial importancia. —¿CĂłmo por ejemplo? —CĂłmo quĂ© ocurriĂł entre Irene y tĂş. ÂżQuĂ© pasĂł realmente? —AsĂ que sigues creyendo lo que te dijo el cretino de Damian. —¡No! Te creĂ a ti cuando me dijiste que no te habĂas acostado con ella, pero no soy tonta. Tuvo que pasar algo más. Y no puedo quitármelo de la cabeza. Necesito saberlo. —Y si te lo cuento, ÂżquĂ© más querrás saber despuĂ©s? Gemma pensĂł en su madre y se sonrojĂł al sentirse culpable. Por suerte, Nathan no la estaba mirando en esos momentos, habĂa arrancado el coche y estaba saliendo del aparcamiento. —Te lo contarĂ© si insistes, pero no te enfades conmigo si no te gusta lo que oyes. No pretendo ser un santo, ni siquiera hoy en dĂa, pero esto ocurriĂł hace muchos, muchos años, una Ă©poca en mi vida en la que no sentĂa compasiĂłn por las mujeres, sobre todo, por determinadas mujeres. Gemma tragĂł saliva. ÂżDe verdad querĂa oĂr aquello? NÂş Páginas 145—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Nathan la mirĂł, pero su curiosidad sobrepasaba a su miedo, y no dijo nada. —El primer dĂa que lleguĂ© a Belleview —comenzĂł Nathan mientras iban hacia casa—, supe que Irene era una falsa. Era cruel con Ava, despiadada con Jade, pero dulce con Byron. Me atreverĂa a decir que ella lo querĂa, pero era evidente que su amor no era correspondido. El la soportaba bastante bien, pero no la trataba con cariño, ni, mucho menos, con pasiĂłn. —¿CĂłmo iba a hacerlo? —comentĂł Gemma—. Estaba enamorado de mi madre, Celeste. —Eso parece. Pero Byron hacĂa mucho tiempo que no tenĂa nada con ella, asĂ que no tengo la menor duda de que dormĂa con su mujer cuando estaba en casa. En cualquier caso, Irene odiaba a todo el mundo que pudiese quitarle el amor de su marido. Odiaba a Celeste, a Ava, a Jade. Todas fueron vĂctimas de sus celos. Cuando Byron me adoptĂł, ella fingiĂł estar de acuerdo, mientras que, en realidad, tambiĂ©n sentĂa celos de mĂ. Yo creo que decidiĂł seducirme como venganza porque Byron no la querĂa. Además, a ella parecĂa interesarle el tipo de vida que yo habĂa llevado antes de llegar allĂ. —¿Y quĂ© tipo de vida era Ă©se? —quiso saber Gemma. —Vamos —riĂł Ă©l—, no me digas que Ava no te ha contado que estuve viviendo con una mujer mucho mayor que yo. Me cuesta creerlo. —Tal vez lo mencionase en alguna ocasiĂłn. —Seguro que sĂ. Y es verdad. Lorna tenĂa cuarenta y dos años cuando fui a vivir con ella, y yo sĂłlo diecisĂ©is. NÂş Páginas 146—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Dado que mi madre habĂa muerto con treinta y tres, Lorna era lo suficientemente mayor para representar el papel de madre si hubiese querido. Y me tratĂł de un modo bastante maternal… al principio. Pero las circunstancias de mi pĂ©rdida de virginidad no tienen nada que ver con la historia de Irene. —Pero yo pensé… —dijo Gemma sin poder evitarlo, con los ojos abiertos como platos. —¿El quĂ©? ÂżQue Lorna no habĂa sido la primera? ÂżQue debĂ haber tenido muchas otras oportunidades antes, dado el tipo de vida que llevaba? —Sà —contestĂł en voz baja. —CrĂ©eme, tuve muchas oportunidades. Ya era un hombrecito con catorce años. Y las amigas de mi madre me rondaban todo el tiempo, y tambiĂ©n los amigos. —¿Pero tĂş te resististe? —SĂ, a pesar de que algunas mujeres eran jĂłvenes y muy sensuales. Uno o dos de ellas eran casi tan guapas como mi madre que, a pesar de su drogadicciĂłn, era impresionante. No obstante, no era su fĂsico lo que atraĂa a los hombres, sino ese halo de inocencia que hacĂa imposible pensar que hubiese estado con tantos hombres. Gemma se encogiĂł ante aquellas palabras tan crudas, pero no dijo nada para no interrumpir. —Lo cierto es que era una zorra promiscua. No puedo recordar ninguna ocasiĂłn en la que me tumbase en la cama y no la oyese con algĂşn cretino en su habitaciĂłn. ÂżSabes lo que es oĂr a tu madre gemir asĂ, Gemma? ÂżPuedes imaginarte cĂłmo me sentĂa, en mi NÂş Páginas 147—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
pequeña cama, encerrado en mi habitaciĂłn, de la que se me prohibĂa salir, pero preocupado por si le ocurrĂa algo? Y despuĂ©s, cuando crecĂ y entendĂ lo que pasaba, sentĂ que la odiaba… —Oh, Nathan… —No me malinterpretes, tambiĂ©n la querĂa. Y ella a mĂ. SolĂa meterme en un internado cuando estaba con alguien que no me trataba bien. Era su manera de protegerme, aunque yo lo que querĂa era protegerla a ella. Me escapaba y causaba problemas con el cerdo que estuviese con ella en esos momentos, que terminaba por marcharse. Luego, durante un tiempo, volvĂamos a estar estupendamente bien juntos, hasta que aparecĂa otro payaso en escena. Nathan dejĂł de hablar para calmar su respiraciĂłn, y Gemma se conmoviĂł al pensar en lo dura que debĂa de haber sido su niñez. Aunque, al menos, no habĂan abusado de Ă©l, como ella se habĂa temido. Su madre lo habĂa querido a su manera, y Ă©l la habĂa querido a ella, lo que significaba que era capaz de amar, capaz de entregar su corazĂłn. —Nunca me creerĂ© que se tomase una sobredosis deliberadamente —continuĂł Nathan—. Nunca habrĂa hecho algo asĂ. DebiĂł de ser un accidente. Alguien debiĂł de darle heroĂna más fuerte de lo que pensaba. Bueno, el dĂa que la encontrĂ© muerta me quedĂ© deshecho. LlorĂ© y llorĂ©, y luego salĂ de casa y me emborrachĂ©. —¿Y fue asĂ como acabaste liado con Lorna? — sugiriĂł Gemma—. ÂżCuando más vulnerable eras?
Nº Páginas 148—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
El asintiĂł, muy despacio, con tristeza. En esos momentos, no estaban lejos de Avoca, y, de repente, Nathan echĂł el coche a un lado y apagĂł el motor. En el interior del coche se hizo el silencio, sĂłlo se oĂa la respiraciĂłn entrecortada de Nathan. —Era amiga de mi madre —le explicó—. Una de las pocas mujeres que se habĂan acercado a mĂ. Yo pensĂ© que estarĂa a salvo con ella. Y lo estuve, durante un tiempo —riĂł con tristeza—. Yo tenĂa la fantasĂa de llegar virgen al matrimonio, supongo que eso les ocurre a chicos con madres como la mĂa. O se vuelven igual de promiscuos, o todo lo contrario. Yo siempre jurĂ© que no serĂa como ella. Menudo ingenuo. Una noche, Lorna me enseñó que estaba viviendo en un paraĂso de tontos. RiĂł con frialdad y Gemma se quedĂł sorprendida, sin palabras. —Damian no utilizĂł una tĂ©cnica original contigo, cariño. Utilizar drogas para hacer algo sin el consentimiento de una persona no es nuevo, en especial si se combinan las drogas con alcohol. Una noche, Lorna me emborrachĂł y me dio algo más. DebĂ de perder el conocimiento, porque cuando volvĂ en mĂ estaba completamente desnudo en su cama, donde ella me enseñó que practicar el sexo con una mujer a la que no amas no es nada repulsivo. Nathan se detuvo un momento antes de continuar. —Tengo que admitir que al principio no me sentĂ cĂłmodo con lo que estaba pasando. Mi mente decĂa no y mi cuerpo, sĂ. Pero el remordimiento no pudo evitar que mi joven cuerpo se excitase, ni tampoco pude impedir NÂş Páginas 149—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
que ella me tratase como a un objeto al que utilizĂł una y otra vez. A Gemma se le habĂa secado la boca, tenĂa los ojos muy abiertos y la mente funcionándole a toda velocidad. ÂżAcaso Nathan no se daba cuenta de que Ă©l no tenĂa la culpa de nada de aquello? Lo que habĂa hecho aquella mujer era casi una violaciĂłn. Aunque, sĂ, Nathan debĂa de entenderlo tambiĂ©n asĂ, por eso estaba tan horrorizado por haberla violado. Y por eso le preocupaba que ella tuviese algo que ver con Damian, que era un hombre sin conciencia en todo lo referente a las mujeres. Ella habĂa sido tan inocente como Nathan en su adolescencia, los dos habĂan sido vĂctimas de personas sin escrĂşpulos. Nathan le hizo perder el hilo de sus ideas al reĂr con tristeza. —Veo que su fĂ©rtil y comprensivo cerebro está trabajando, señora Whitmore, pero no me perdone antes de tiempo. DespuĂ©s de aquello, seguĂ viviendo con Lorna. Ella me enseñó todo lo que sĂ© acerca del sexo, y yo disfrutĂ© de cada momento. Y todavĂa no sabes lo que le hice a Irene, que fue algo que planeĂ© y llevĂ© a cabo deliberadamente. Gemma se mordiĂł el labio inferior, tenĂa un nudo en el estĂłmago. —Pareces preocupada —comentĂł Nathan—. ÂżSeguro que soportarás el resto? Te estás poniendo verde. Gemma levantĂł la barbilla. —Quiero saberlo todo de ti. NÂş Páginas 150—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿De verdad? Bueno, ¡luego no me digas que no te lo habĂa advertido! —riĂł Ă©l—. No es una historia feliz y tampoco tengo intenciĂłn de aligerarla. Irene vino a mi habitaciĂłn una noche, un par de semanas despuĂ©s de que me adoptasen. Era muy tarde. Byron estaba de viaje de negocios, y ella llevaba puesto un camisĂłn muy transparente. ÂżHas visto alguna vez una fotografĂa de Irene de joven? Supongo que no. Ella se deshizo de todas cuando empezĂł a envejecer. Era muy atractiva, y muy sensual, tenĂa el pelo y los ojos negros, y un cuerpo muy voluptuoso. El caso es que, si estaba nerviosa, no lo parecĂa. ApoyĂł la espalda en la puerta de mi habitaciĂłn y me dijo que, si no hacĂa lo que ella querĂa le contarĂa a Byron que yo habĂa intentado seducirla. Dados mis orĂgenes, yo sabĂa que Byron creerĂa a su esposa, no a mĂ, y que me echarĂa a la calle. Cuando me dijo lo que querĂa, sentĂ vergĂĽenza y miedo. —¡CĂłmo no! —No por lo que tĂş estás pensando, Gemma. ¡Me sentĂ muy tentado! Lorna me habĂa enseñado muy bien, y sĂłlo con mirar a la mujer de Byron, casi desnuda, ya estaba excitado. Aunque llevaba el pijama puesto y ella no se dio cuenta. Pero, en esa Ă©poca, mi respeto por Byron era mucho mayor que el deseo que sentĂa por su esposa. E ideĂ© un plan con la esperanza de pararle los pies a Irene. —¿Qué… quĂ© hiciste? —Le dije que me encantarĂa hacer lo que ella me pedĂa, y que pensaba que era la mujer más bella, sexy y deseable del mundo, y que no habĂa pensado en otra cosa que no fuese hacerle el amor desde que habĂa NÂş Páginas 151—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
llegado a Belleview. Luego le contĂ© que Lorna me habĂa enseñado una tĂ©cnica oriental que hacĂa que se intensificase el placer. Le dije que, si esperábamos veinte horas a hacer el amor, durante ese tiempo el deseo la harĂa excitarse todavĂa más y luego sentirĂa algo que nunca olvidarĂa. —¡Dios mĂo! —¿Te parece horrible o es que te interesa la tĂ©cnica? —bromeĂł Nathan. —Esto… —Gemma se humedeciĂł los labios. —Da igual. Me lo inventĂ©, pero sonaba factible. Necesitaba tiempo para reunir el equipo. —¿El equipo? —No el equipo que tĂş piensas. TenĂa que conseguir una cámara de vĂdeo. —Una cámara de vĂdeo. —Eso es. AlquilĂ© una y la metĂ debajo de la cama. Cuando llegĂł la hora de la cita con Irene, la encendĂ. Ella apareciĂł cinco minutos más tarde. Con gran dificultad, la convencĂ de que se sentase a un lado de la cama y me contase con detalles todo lo que querĂa que le hiciese, y todo lo que iba a hacerme a mĂ. La convencĂ de que era parte de la tĂ©cnica y que, si esperábamos una noche más, el placer la harĂa enloquecer. Al dĂa siguiente hice copias de las cintas y le di una a ella. Luego le dije que, si volvĂa a acercarse a mĂ le darĂa otra copia a Byron. Y, como estaba inspirado, tambiĂ©n le dije que, si le ponĂa otra vez la mano encima a Jade, tambiĂ©n le darĂa una copia a Byron. NÂş Páginas 152—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Y cĂłmo reaccionĂł ella? —GritĂł. DespotricĂł. Luego me suplicĂł, despuĂ©s me insultĂł. Finalmente, pareciĂł tenerme miedo. Y tengo que admitir que me gustĂł verla asustada. Me gustĂł sentir que tenĂa el control. Y decidĂ tener siempre el control de mi vida, y de mi sexualidad. Y lo he mantenido durante mucho tiempo. SĂłlo en una ocasiĂłn… —la mirĂł rápidamente— lo perdĂ, pero eso ya lo sabes. De hecho, creo que ya te he contado demasiadas cosas. Y seguro que a partir de ahora intentarás psicoanalizar todo lo que hago. Tienes tendencia a querer analizarlo todo, en eso te pareces mucho a tu padre. El estuvo investigando mi pasado cuando lo conocĂ. Afortunadamente, luego me dejĂł seguir haciendo mi vida. Por cierto, que es hora de que continuemos con nuestras vidas. Será mejor que te lleve a casa. La tarde está pasando y todavĂa tengo que hablar varias cosas contigo. —¿El quĂ©? —preguntĂł ella un tanto distraĂda, todavĂa pensando en todo lo que Nathan le habĂa contado. —Pues tenemos que decidir quĂ© les vamos a decir a Byron y a Celeste. Llamaron anoche, tienen un comprador para el barco, asĂ que vuelven a casa mañana.
Nº Páginas 153—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 2 En cuanto Celeste llegĂł a Sidney y se enterĂł de que Gemma estaba embarazada, saliĂł corriendo a Avoca. Byron la acompañó. El parecĂa muy satisfecho, mientras que Celeste no podĂa ocultar su preocupaciĂłn. AsĂ pues, en cuanto pudo, mandĂł a Byron a hacer un recado para poder quedarse a solas con su hija. Gemma se sintiĂł nerviosa, sabĂa que Celeste le harĂa todo tipo de preguntas. Incluida aquella que Gemma no querĂa contestar. —¿QuĂ© está pasando aquĂ, Gemma? —fue lo primero que le dijo Celeste—. No puedo creer lo que Nathan le ha contado a Byron de que os habĂ©is reconciliado, ni que los dos estĂ©is encantados con la idea de tener un bebĂ©. Si es asĂ, Âżpor quĂ© no estás en Sidney con Ă©l? No me creo que te hayas quedado aquĂ porque te hayas estado encontrando muy mal y te venga bien el clima. A mĂ me parece que estás estupenda. Radiante, de hecho. —Bueno, yo… —Por favor, no intentes engañarme —la interrumpiĂł Celeste con impaciencia—. Dime la verdad. No me gusta que la gente se ande por las ramas. Te quiero, y te apoyarĂ© siempre, pase lo que pase, pero necesito saber la verdad. Gemma se dio cuenta de que, si mentĂa, su madre se darĂa cuenta. VolviĂł a arrepentirse de haberle contado el incidente que habĂa tenido con Nathan. Pero eso ya estaba hecho, y no habĂa marcha atrás. NÂş Páginas 154—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Nathan y yo vamos a intentar reconciliarnos, por el bebĂ© —respondiĂł Gemma con toda naturalidad—. Pero yo no querĂa ir a vivir con Ă©l porque no nos estamos acostando juntos por el momento. Quiero ver si le importo como persona, no sĂłlo como compañera de cama. Y sĂ, para tu informaciĂłn, el bebĂ© fue concebido aquella tarde en tu casa. Y no, eso no me importa. Quiero tener este bebĂ© y lo querrĂ© tanto como quiero a su padre. Celeste enarcĂł las cejas. —¡PensĂ© que lo odiabas! —Me resulta gracioso oĂr eso, sobre todo, viniendo de ti. ÂżCuántos años has pasado diciendo que odiabas a mi padre? —Una madre nunca quiere que su hija cometa las mismas tonterĂas que ella —gruñó Celeste—. El haber querido a Byron durante todo este tiempo me ha dado muchos dolores de cabeza. —Y, a partir de ahora, muchos años de felicidad. —Supongo que sĂ, pero eso es porque Byron tambiĂ©n me quiere a mĂ. ÂżPuedes decir lo mismo de tu marido? —No. TodavĂa no. Pero pienso que quiere quererme. Aunque no está seguro de cĂłmo hacerlo. Está intentándolo, Celeste. Y está hablando conmigo, contándome cosas que no me habĂa contado nunca antes. —¿De verdad? Me sorprende. Nathan nunca me ha parecido de los que se confĂan con nadie.
Nº Páginas 155—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Y no lo es. Normalmente. Pero he conseguido pillarlo en uno o dos momentos en los que estaba más vulnerable y me ha contado más de lo que pretendĂa. Aunque no todo. No obstante, con el tiempo espero llegar a descifrar a Nathan por completo. Tuvo una niñez muy dura, ya lo sabes. Necesita mucha comprensiĂłn y compasiĂłn. Celeste frunciĂł el ceño. —TĂş tambiĂ©n tuviste una niñez muy difĂcil, Gemma. Todo el mundo ha pasado Ă©pocas difĂciles en algĂşn momento de su vida, pero, al final, uno tiene que seguir adelante. No quieras saber demasiado, cariño. Tal vez haya cosas que sea mejor que no sepas. Y tal vez haya cosas que no debas hacer —la mirĂł con severidad—. ÂżDe verdad que no te estás acostando con Ă©l? Gemma intentĂł no ruborizarse. —No me estoy acostando con Ă©l. —¿Y Ă©l está de acuerdo? Gemma recordĂł que Nathan la habĂa rechazado cuando se le habĂa ofrecido en bandeja de plata y la vergĂĽenza la hizo ruborizarse. —SĂ. Su madre la mirĂł con incredulidad. —Y no se está acostando tampoco con la tal Jody, Âżverdad? —Nunca se ha acostado con ella. —¿Es eso lo que te ha dicho?
Nº Páginas 156—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma no pudo evitar sonreĂr al oĂr el cinismo en el tono de su madre. —SĂ, eso es lo que me ha dicho y le creo. Yo le habĂa dicho que podĂa acostarse con quien quisiera, pero Ă©l me ha asegurado que no se ha acostado con nadie. —Dios mĂo, sorprendida.
¿estás
loca?
—preguntó
Celeste
—SĂ. Estoy loca por Ă©l. Tan loca, que estoy dispuesta a hacer lo que sea para ganarme su amor. Celeste sacudiĂł la cabeza. —Mi querida niña, creo que tendrĂ© que enseñarte muchas cosas acerca de los hombres. Nunca se les da permiso para acostarse con otras mujeres. Es probable que lo hagan. —Nathan no lo hará. —¡Estás como una cabra! —TĂş no conoces a Nathan. —Y pretendo seguir asĂ. —El me ha dicho que ya no tiene una mala opiniĂłn de ti. De hecho, me parece que te admira. Celeste mirĂł a su hija con los ojos entrecerrados. —¿Te estás burlando de mĂ? —¡Eso nunca! —Umm. Supongo que tal vez yo tambiĂ©n deba intentar llevarme bien con Ă©l, ahora que va a ser el padre de mi primer nieto. —SĂ, abuelita —bromeĂł Gemma. Celeste hizo una mueca. NÂş Páginas 157—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Vaya, eso suena horrible, Âżverdad? CumplirĂ© cuarenta años la semana que viene. Me estoy haciendo vieja, Gemma —se quejĂł. —Te estás poniendo cada dĂa más hermosa, mamá. El matrimonio te sienta bien —respondiĂł ella. Celeste se ruborizĂł. —¿De verdad piensas eso? He aumentado de peso Ăşltimamente. No he hecho más que el vago en cubierta, y beber champán. —Suena estupendo. —Lo ha sido —suspirĂł Celeste. —¿Y por quĂ© vas a vender el barco? —Ah, no ha sido el barco lo estupendo —comentĂł Celeste quitándole importancia—, sino… —dejĂł de hablar y mirĂł a su hija a los ojos. Por primera vez, probablemente en toda su vida, la atrevida jefa de Joyas Campbell parecĂa sentir vergĂĽenza. —Madre —dijo Gemma riendo—, ÂżquĂ© habĂ©is estado haciendo papá y tĂş? En ese momento volviĂł Byron, con una botella de jerez en cada mano. Se quedĂł delante de la puerta del balcĂłn, golpeando el cristal con una de ellas para que lo dejasen entrar. Gemma le abriĂł y aprovechĂł para mirarlo de pies a cabeza. TenĂa un aspecto fantástico. Estaba moreno, relajado y parecĂa muy joven. Nadie habrĂa creĂdo que tenĂa cincuenta años. Y, de acuerdo con la reacciĂłn de Celeste, tampoco debĂa de haber estado actuando como si los tuviese. NÂş Páginas 158—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Por quĂ© estás sonriendo asĂ, hija? Tal vez no debĂ haber preguntado. Seguro que habĂ©is estado hablando de mĂ a mis espaldas, Âżverdad? Byron las mirĂł a las dos y fue a dejar las botellas en la barra que separaba la cocina del salĂłn. —No he podido encontrar la marca que me habĂas pedido, Celeste —añadiĂł mientras buscaba tres copas—. El señor de la licorerĂa me ha dicho que cree que dejaron de fabricarla en 1922, asĂ que he comprado estas dos. Me ha dicho que tienen un sabor parecido. —Gracias, cariño —le dijo Celeste, que ya sabĂa que la marca que le habĂa pedido ni siquiera existĂa. Lo habĂa hecho para mantener ocupado a Byron mientras ella interrogaba a Gemma. —Vamos a tomarnos una copa —propuso Ă©l muy contento abriendo la botella y llenando las tres copas—. Luego llevarĂ© a mis dos preciosas mujeres a cenar fuera. —No es necesario —protestĂł Gemma—. Yo puedo cocinar. —Cariño —la regañó Celeste poniendo los ojos en blanco—, cuando un hombre te ofrece llevarte a cenar, no rechaces la oferta. Sinceramente, creo que tengo que enseñarte muchas cosas acerca del sexo opuesto. —Yo creo que deberĂamos dejar que fuese Nathan quien le enseñase —dijo Byron—. Y, hablando de Nathan, me ha pedido que te diga que vendrá el viernes por la noche. —¿El viernes por la noche? —repitiĂł Gema.
Nº Páginas 159—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—SĂ. Y Jade y Kyle tambiĂ©n. Nathan les ha invitado a pasar el fin de semana. —Oh… —Gemma no supo si sentirse aliviada o preocupada. ÂżNo les parecerĂa extraño a Kyle y a Jade que Nathan y ella durmiesen en habitaciones separadas? ÂżO acaso Nathan pretendĂa que no durmiesen en habitaciones separadas? Tal vez habĂa cambiado de opiniĂłn… —Te vendrá muy bien estar acompañada — murmurĂł Celeste, que, a juzgar por su mirada, parecĂa estar leyĂ©ndole el pensamiento a su hija—. Debes de sentirte muy sola durante la semana sin Nathan. —Lo cierto es que me gusta estar sola —respondiĂł Gemma rápidamente—. Estoy acostumbrada. —¿Acaso nos estás sugiriendo que nos vayamos? — preguntĂł su padre. —¡De eso nada! Me sentirĂa muy decepcionada si no os quedaseis al menos un par de dĂas. —Me alegro, porque eso es lo que vamos a hacer. —Los dos tenĂamos pensado estar aquĂ hasta finales de semana, Âżverdad, Celeste? AsĂ que nos quedaremos hasta el viernes, hasta que vengan Nathan y compañĂa. Ahora, venid aquĂ las dos y tomad vuestras copas. —Me apuesto cien dĂłlares a que no consigues pasar el fin de semana sin sucumbir a la tentaciĂłn —le susurrĂł Celeste a Gemma. Ella se quedĂł sorprendida, pero luego le pareciĂł divertido. TomĂł una copa de jerez, se la llevĂł a los labios y mirĂł a su madre a los ojos. NÂş Páginas 160—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—De acuerdo, acepto la apuesta. —¿Os importa, chicas, si os dejo solas un momento? —preguntĂł Byron—. Voy a tomarme la copa en la piscina, y a saludar a ese enorme perro tuyo, Gemma. No me extraña que pudiese cruzar las vallas en Belleview. Nunca habĂa visto un perro tan grande en toda mi vida, pero me gusta. —Ve. Por cierto, me alegro de que tĂş tambiĂ©n le gustes a Ă©l. Con Nathan saltan chispas cada vez que están juntos. Fauces no ha vuelto a intentar morderlo, pero le gruñe mucho. —Pero si a mĂ me ha tomado cariño inmediatamente —comentĂł Byron sorprendido. —TambiĂ©n le cayĂł bien el hombre que vino a limpiar la piscina. Creo que sĂłlo se entiende mal con Nathan. —¿QuĂ© le ha hecho al perro? —La verdad es que nada. Me parece que Fauces es un perro guardián frustrado, y piensa que necesito que me protejan de Nathan. —Un perro listo —murmurĂł Celeste entre dientes. Afortunadamente, Byron estaba saliendo y no la oyĂł. —¿Y quĂ© te estaba haciendo Nathan para que el perro creyese que necesitabas su protecciĂłn? —quiso saber Celeste. Gemma suspirĂł. —No te precipites a sacar conclusiones. SĂłlo me estaba besando. —Hay besos y besos. Supongo que tĂş estabas intentando quitarte a ese cerdo de encima y Ă©l no querĂa. NÂş Páginas 161—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma riĂł. —Yo no me resistĂ lo más mĂnimo, de hecho, era yo la que no querĂa parar. Pero le agradezco a Fauces que interviniese. —AsĂ que a Nathan no le gusta eso de que no compartáis la cama. —Yo nunca he dicho que le gustase. —¡Tal y como yo pensaba! Estoy segura de que no vas a ser capaz de resistirte todo un fin de semana. Sobre todo, porque estás enamorada de Ă©l. Espero que seas consciente de ello. Gemma se encogiĂł de hombros. —Como ya te he dicho, si quieres, apostamos. —¿De acuerdo, Âżcuánto quieres apostar? —Decide tĂş, que estás tan segura de mi capitulaciĂłn. —De acuerdo. Si pierdo, te darĂ© el CorazĂłn de Fuego… Gemma abriĂł la boca, sorprendida. Celeste habĂa pagado dos millones de dĂłlares por aquel Ăłpalo. De hecho, Gemma lo habĂa tenido en su poder unos dĂas, y habĂa creĂdo que era parte de su herencia. Se habĂa sentido muy decepcionada al saber que era una propiedad robada. TodavĂa recordaba la primera vez que lo habĂa tenido en la mano y cĂłmo se habĂa sentido cautivada por su extraño esplendor. ÂżSerĂa capaz de resistirse a hacer el amor con Nathan si Ă©l cambiaba de opiniĂłn e intentaba seducirla, a cambio de conseguir aquella piedra preciosa? NÂş Páginas 162—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Y si pierdo? Celeste sonriĂł con petulancia. —Si pierdes, serĂ© yo quien le ponga el nombre al bebĂ©. Gemma parpadeĂł sorprendida, no le parecĂa una apuesta nada equilibrada. —No pude… elegir tu nombre, ya vez —le explicĂł su madre emocionada. A Gemma se le hizo inmediatamente un nudo en la garganta. —De acuerdo, trato hecho —y se preguntĂł si no deberĂa acostarse con Nathan sĂłlo para que Celeste pudiese ponerle el nombre a su bebĂ©. Celeste dejĂł su copa, tenĂa los ojos brillantes. —Voy a ir a refrescarme un poco —dijo con voz temblorosa—. ÂżTe importarĂa ir a preguntarle a tu padre a quĂ© hora tenemos que estar listas para la cena y recordarle que haga una reserva donde quiera que vaya a llevamos? Gemma encontrĂł a Byron relajándose en una hamaca, debajo de un árbol, con Fauces tumbado a sus pies y disfrutando de que le acariciasen las orejas. —No te levantes —dijo Gemma al acercarse. TomĂł una silla y se sentĂł a su lado—. Celeste me ha pedido que te recuerde que reserves mesa. Y tambiĂ©n quiere saber a quĂ© hora tenemos que estar preparadas. —No hace falta reservar, es lunes por la noche — respondiĂł Ă©l antes de mirarse el reloj—. Son las cinco y veinte. ÂżQuĂ© te parece si salimos de aquĂ sobre las siete? NÂş Páginas 163—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Me parece bien. —No entiendo por quĂ© Nathan no se entiende con este perro —reflexionĂł Byron en voz alta—. Es tan dĂłcil como un corderito. —Yo pienso que tiene algo que ver con que nunca tuvo perros, ni ningĂşn otro animal, cuando era pequeño —intentĂł explicarle Gemma—. Nunca ha estado en contacto con animales, y ellos lo notan. Seguro que tĂş sĂ que tuviste alguno de niño. Byron pareciĂł considerar aquello, asintiĂł muy despacio. —SĂ, tienes razĂłn. He tenido muchos animales a lo largo de los años, incluido un perro. Era un labrador, un perro grande, gordo y perezoso, y yo lo adoraba. —Nathan no tuvo nadie a quien querer de niño, salvo a una ninfĂłmana inestable que no pudo demostrarle cĂłmo era el amor de verdad. Desde entonces, creo que ha estado luchando por aprender a amar, en especial con las mujeres. Para Nathan, la intimidad es sĂłlo una intimidad fĂsica. Byron suspirĂł. —Yo esperaba que, a estas alturas, ya no estuviese influenciado por esa mujer —murmuró—. No fue su cuerpo lo que corrompiĂł, sino su idea de sĂ mismo como hombre. Gemma frunciĂł el ceño. —¿Estás hablando de la madre de Nathan? —No, aunque, como tĂş dices, tambiĂ©n tiene mucha culpa. Me referĂa a Lorna Manson. NÂş Páginas 164—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Ah, ella. —¿Estás al sorprendido.
corriente?
—le
preguntĂł
Byron
Gemma asintiĂł. —HabĂa oĂdo rumores por parte de Ava, pero fue Nathan quien me contĂł los detalles más escabrosos. ¡Aquella mujer llegĂł a violarlo! —SĂ, lo hizo, pero lo que le hizo más daño a Nathan fue que violase su mente. ÂżSabes que esa zorra solĂa decirle que era una mala hierba, igual que su madre? Que habĂa heredado su debilidad por el sexo y que ninguna mujer lo querrĂa nunca para otra cosa, al igual que ningĂşn hombre habĂa querido nunca a su madre para otra cosa que no fuese sexo. —¡Dios mĂo! No, eso no lo sabĂa. —Ya me lo imaginaba. Nathan se derrumbĂł en una ocasiĂłn, una noche poco despuĂ©s de conocernos, y me lo contĂł. Estaba bastante borracho. No dejaba de repetirme que Ă©l querĂa ser bueno, pero que le preocupaba estar programado para ser malo. A Gemma le horrorizĂł que alguien hubiese podido jugar asĂ con la mente de un niño, sobre todo, de un niño tan vulnerable como Nathan debĂa haber sido en aquella Ă©poca. Pero aquello explicaba muchas cosas. No le extrañaba que hubiese enloquecido despuĂ©s de lo que le habĂa hecho. HabĂa debido de pensar que era el animal depravado e incapaz de controlarse que Lorna le habĂa dicho que era. Gemma se preguntĂł si todavĂa seguirĂa pensándolo. Tal vez fuese por eso por lo que estaba intentando que NÂş Páginas 165—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
su relaciĂłn fuese platĂłnica durante una temporada. Tal vez intentase demostrarse algo a sĂ mismo, y no a ella. No obstante, aquello le hizo sentir a Gemma mucho más segura de que estaba haciendo lo adecuado no acostándose con Ă©l. Su intuiciĂłn femenina la habĂa llevado en la direcciĂłn adecuada, y hubiese hecho una apuesta o no con Celeste, tenĂa decidido seguir sin tener sexo con Nathan durante una temporada. —Yo hice todo lo que pude para convencerlo de que aquello no era cierto, por supuesto —continuĂł Byron—, y pensĂ© que lo habĂa conseguido. Pero tal vez no lo hice. Tal vez en lo más profundo de su ser sigue pensando que no se merece el amor de nadie, y que lo Ăşnico que puede ofrecer a una mujer está entre sus piernas. Oh, Dios mĂo, lo siento, Gemma. Siento haber sido tan ordinario. Me olvidĂ© de con quiĂ©n estaba hablando. Lo siento. —No tienes que disculparte. Te agradezco que seas tan franco conmigo. Y no quiero que te preocupes por Nathan. Estará bien. Los dos estaremos bien. Byron sacudiĂł la cabeza. —Eres muy optimista. O eso, o muy terca. —¿Me parecerĂ© a mi padre o a mi madre? —A tu madre, sin duda. Esa mujer desesperarĂa al santo Job. Ella… —¿QuĂ© pasa? —Celeste apareciĂł de repente, con las manos en las caderas y expresiĂłn exasperada—. He mandado a Gemma a hacerte un par de preguntas sencillas y no ha vuelto. Hola, perro —añadiĂł dándole NÂş Páginas 166—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
una palmadita a Fauces, que se habĂa levantado y habĂa empezado a restregarle la nariz por la mano. —Creo que tambiĂ©n le gusta Celeste —le dijo Byron a Gemma. —Eso creo yo tambiĂ©n. Nathan se va a poner enfermo. —Soy yo la que se va a poner enferma si no me dais una respuesta. —¿A quĂ©, querida? —preguntĂł Byron con burlona inocencia. —¿De quĂ© estabais hablando aquĂ lo dos? —La verdad es que hablábamos de perros —dijo Byron—, bueno, de perras en realidad. Celeste parecĂa perpleja. —Pero Fauces es un perro, perro. ÂżNo? —mirĂł por debajo del animal para asegurarse—. SĂ, es un perro. —Estaba pensando en buscarle una compañera para que no estĂ© solo —añadiĂł Gemma, siguiĂ©ndole la mentira a Byron. —Será mejor que lo lleves al veterinario —le aconsejĂł Celeste—. Y que lo capen. —¡Ay! —exclamĂł Byron—. ÂżHas oĂdo eso, Fauces? Será mejor que empieces a correr, amigo —le dio una palmadita al perro y se puso de pie—. Será mejor que vaya a afeitarme antes de que salgamos. Celeste lo mirĂł con recelo. —¿Por quĂ© me da la sensaciĂłn de que me habĂ©is mentido? NÂş Páginas 167—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma mirĂł a su madre y tomĂł una decisiĂłn. —Porque tal vez lo hayamos hecho. No, no te enfades. Byron sĂłlo estaba protegiendo a Nathan. —¿Protegiendo a Nathan? No… no lo entiendo. —No, ya lo veo, y es injusto que sigas sin entenderlo. Nathan es tu yerno y va a serlo durante mucho tiempo, asĂ que me parece que te mereces saber lo que lo ha convertido en el hombre que es hoy en dĂa. Pero tienes que prometer que me escucharás y que intentarás ser comprensiva. SĂ© que finges ser una mujer dura, madre, pero no lo eres. Eres tan suave y dulce como Fauces… Un rato despuĂ©s, Celeste miraba a su hija con los ojos llenos de lágrimas. —Yo… yo no sabĂa… Oh, pobre chico… —Ya no es un chico, mamá. Es un hombre. Un hombre honrado y bueno. Pero necesita que las personas que están a su alrededor crean en Ă©l para poder creer en sĂ mismo. Dicen que uno tiene que quererse a sĂ mismo para poder querer a los demás. Yo pienso que a Nathan le cuesta quererse a sĂ mismo a causa de lo que aquella mujer le hizo en un momento tan importante de su vida. —Las cosas que le decĂa eran… horribles. —SĂ, es verdad. —Quiero anular la apuesta, Gemma. No me parece bien hacerla. Haz lo que creas que debes hacer, cariño. Me parece que eres muy sensata en todo lo relacionado con Nathan. Estoy segura de que tomarás la decisiĂłn correcta. De todos modos, te darĂ© el CorazĂłn de Fuego. Quiero que seas tĂş quien lo tenga. NÂş Páginas 168—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma sacudiĂł la cabeza muy despacio. —¿Por quĂ© no? Puedo permitĂrmelo. —No es más que un objeto, madre. Yo no quiero objetos. ÂżPor quĂ© no lo vendes? Dale el dinero a la organizaciĂłn benĂ©fica de Byron de ayuda a los niños de la calle. —¿Estás segura? —SĂ, al cien por cien. Ah, y, madre… serĂa un honor que fueses tĂş quien eligiese el nombre del bebĂ©. A Celeste se le llenaron los ojos de lágrimas, se llevĂł las manos a la boca en un vano intento por contener un sollozo. —No sabes… lo feliz… que acabas de hacerme. Gemma se deshizo por dentro, las lágrimas tambiĂ©n inundaron sus ojos. —Y tĂş no sabes lo feliz que me has hecho a mà —fue lo Ăşnico que pudo decir antes de fundirse en un abrazo con su madre.
Nº Páginas 169—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 3 Byron y Celeste mimaron a Gemma durante aquella semana, no la dejaron que cocinase ni un dĂa y le dieron todos los caprichos. El calor habĂa aumentado, asĂ que pasaron la mayor parte de las tardes al lado de la piscina, para ir luego a cenar fuera. En cierto modo, el viernes Gemma se sintiĂł aliviada al ver marcharse a sus padres. Estaba segura de que habĂa engordado un par de kilos. Teniendo en cuenta el consejo de Ma de no beber alcohol, habĂa rechazado la habitual copa de jerez antes de las cenas, el vino durante Ă©sas, y el vaso de oporto antes de acostarse, pero los refrescos que habĂa estado tomando tambiĂ©n engordaban. Celeste habĂa quemado las calorĂas haciendo largos en la piscina sin parar, pero a Gemma nunca le habĂa entusiasmado nadar, y hacĂa demasiado calor para ir a dar largos paseos. El jueves por la noche, estudiĂł su figura en el espejo del cuarto de baño despuĂ©s de darse una ducha y se dio cuenta de que todas sus curvas se habĂan redondeado. TenĂa además un par de estrĂas en los pechos. Aquello la disgustĂł. ÂżCĂłmo estarĂa cuando su vientre se hinchase como un balĂłn? Se imaginĂł con los pechos caĂdos y cartucheras y con estrĂas por todas partes, y en cuanto Celeste y Byron se hubieron marchando el viernes, fue a comprar algĂşn vĂdeo con ejercicios para embarazadas y una crema hidratante que le garantizase que su piel estarĂa suave y elástica.
Nº Páginas 170—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Pareces cansada —fue lo primero que le dijo Nathan al llegar aquella tarde, poco despuĂ©s de las siete. Fauces le gruñó y Nathan mirĂł al perro con el ceño fruncido—. MantĂ©n las distancias, perro, y yo harĂ© lo mismo —luego se volviĂł hacia Gemma y le dio un beso en la mejilla—. ÂżQuĂ© has estado haciendo? PensĂ© que Byron y Celeste iban a cuidar de ti, pero pareces agotada. Gemma no quiso decirle que tal vez se hubiese pasado haciendo ejercicio aquella tarde, asĂ que se limitĂł a encogerse de hombros. —No… no he dormido bien Ăşltimamente. —Pues ya somos dos. Pero, en serio, Gemma. Espero que te estĂ©s cuidando como es debido. —Estoy embarazada, no inválida, Nathan —replicĂł ella, molesta porque sĂłlo con mirar a Nathan pensaba en el sexo. ÂżCĂłmo podĂa tener aquel efecto en ella? No obstante, lo tenĂa en muchas mujeres. La Madre Naturaleza le habĂa dado el rostro y el cuerpo de un dios. Ya con diecisĂ©is años, habĂa desatado un deseo incontrolable en una mujer con edad suficiente para ser sensata. Pero Lorna no lo habĂa sido, y casi habĂa destruido la fe de Nathan en sĂ mismo, como ser humano. Con eso en mente, Gemma renovĂł su promesa de demostrarle a Nathan lo mucho que a ella le importaba, el ser humano, no sĂłlo el semental. Algo que bruscamente.
no
estaba
haciendo,
hablándole
Nº Páginas 171—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
SintiĂł remordimientos y le sonriĂł para pedirle disculpas. —Supongo que parezco acalorada porque he estado en la cocina, haciendo la cena. SĂ© que me dijiste que no lo hiciese, ya que Kyle y Jade no llegarán hasta tarde, pero no me apetecĂa volver a salir a cenar, asĂ que he metido un pollo en el horno y he preparado unas verduras. Espero que no te importe. —No, no me importa —contestĂł Ă©l, sonriendo cariñosamente—. ÂżPor quĂ© iba a importarme? Sabes que me encanta tu pollo al horno. —Estupendo, entonces, Âżpor quĂ© no vas a sentarte y yo irĂ© a buscarte algo de beber? Supongo que estás cansado, despuĂ©s de haber venido conduciendo desde Sidney. Los viernes por la tarde debe de haber mucho tráfico. ÂżQuĂ© te apetece? ÂżCafĂ©? ÂżCerveza? ÂżO tal vez vino blanco? Dado que se habĂa pasado toda la semana sin probar ni una gota de alcohol, supuso que una copa o dos de vino blanco no le harĂan daño. —Lo que quiero es que tĂş te sientes, yo irĂ© a buscarte algo de beber —le dijo Nathan—. ÂżHay vino en la nevera? —Un montĂłn de botellas —admitiĂł ella, encantada de que fuese tan considerado—. Creo que Celeste y Byron se están convirtiendo casi en alcohĂłlicos. Nathan riĂł. —Es posible. Tal vez sea eso lo que hace que estĂ©n tan felices juntos. Me parece más probable que estĂ©n borrachos todo el tiempo, que estĂ©n enamorados. NÂş Páginas 172—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
A Gemma no le gustĂł aquel comentario. —Yo no creo que estĂ©n enamorados —dijo ella, y Nathan se volviĂł a mirarla. —¿Por quĂ© dices eso? —Porque estar enamorado es un estado temporal, como una enfermedad que luego se pasa. Se quieren, Nathan. Se han querido durante más de veinte años. —Yo pensaba que lo que sentĂan era más bien deseo. Byron no puede apartar los ojos de Celeste. —Ni las manos. —¡Gemma! —Pero eso no quiere decir que no se quieran, Nathan —argumentĂł ella acalorada—. El deseo es sĂłlo otra parte del amor. Yo odiarĂa amar a un hombre y no sentir deseo por Ă©l. Era valiente decir aquello, sobre todo, al hombre que tenĂa delante. Nathan entrecerrĂł los ojos y mirĂł a Gemma a la cara enrojecida, y luego bajĂł la mirada hacia su cuerpo que, en esos momentos, estaba cubierto por unos pantalones cortos de color rosa y una camiseta a juego. Gemma se habĂa recogido el pelo en una cola de caballo e iba descalza. No llevaba más maquillaje que un toque de pintalabios rosa. —¿Y quĂ© te parece lo contrario? ÂżPodrĂas sentir deseo por un hombre al que no amas? —le preguntĂł Nathan. —Sà —admitiĂł ella—. Pero no indefinidamente. AcabarĂa queriendo algo más.
Nº Páginas 173—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Yo no estarĂa tan seguro de eso, Gemma. El deseo corrompe, por naturaleza. Puede hacer que uno quiera todo tipo de cosas. Y que haga todo tipo de cosas. A Gemma le dio un vuelco el corazĂłn. ÂżEstaba Nathan siendo cĂnico o le estaba mandando algĂşn oscuro mensaje? —SiĂ©ntate y pon los pies en alto —insistiĂł Nathan bruscamente—, yo irĂ© a buscarte una copa de vino. Y tal vez me tome una tambiĂ©n. He tenido una semana horrible. Mientras Ă©l iba a por el vino, Gemma decidiĂł que no le darĂa más vueltas a lo que Nathan acababa de decirle. Lo más probable era que fuese sĂłlo un comentario instintivo, debido a su tumultuoso pasado. Aunque resaltaba la falta de confianza que tenĂa en sus propias emociones, y en las de ellas. ÂżQuĂ© necesitarĂa Nathan para creer que lo amaba, y que Ă©l tambiĂ©n la amaba a ella? Porque se amaban. Si no, no estarĂan allĂ en esos momentos. Juntos. Aunque el hecho de que Gemma estuviese segura de sus sentimientos, no la tranquilizaba, sino que le hacĂa tener más cuidado para no cometer errores, para no estropear lo que podrĂan tener juntos durante el resto de sus vidas. PensĂł que a Nathan no le ayudarĂa saber cuánto lo deseaba. HabĂa sido una tonterĂa sacar el tema del deseo. —Gracias —le dijo cuando Ă©l le dio la copa y se sentĂł en el sillĂłn de enfrente. Fauces, que estaba tumbado en NÂş Páginas 174—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
la alfombra, no lejos de Nathan, lo mirĂł mal y se acercĂł a Gemma. —Veo que sigo siendo tan popular como siempre — comentĂł Ă©l—. Supongo que se le habrá caĂdo la baba por Byron y Celeste. —Bueno, no exactamente… —Pero seguro que no los ha tratado como a mĂ. —Esto… no… —Ya me parecĂa. Dicen que los animales tienen un instinto con las personas. ÂżNo crees que estĂ© intentando decirte algo acerca de mĂ? —SĂłlo que es tan precavido contigo como tĂş lo eres con Ă©l. AlgĂşn dĂa os mirarĂ©is el uno al otro y decidirĂ©is que habĂ©is sido unos tontos no queriendo ser amigos. —¡Cuando las ranas crĂen pelo! —riĂł Nathan. En ese momento, sonĂł el telĂ©fono. —Yo contestarĂ© —se ofreciĂł Gemma, dejando la copa de vino y poniĂ©ndose en pie. —¿DĂgame? —Gemma, soy Kyle. Tenemos problemas, asĂ que, lo siento, pero no vamos a poder ir. A Jade le ha dado un mareo hoy en el trabajo y el mĂ©dico le ha dicho que guarde reposo absoluto todo el fin de semana. Gemma frunciĂł el ceño, preocupada. —Pero está bien, Âżverdad? —Jade estaba embarazada de casi ocho meses y Gemma pensaba que no debĂa seguir yendo a trabajar, pero no serĂa ella quien le dijese lo que tenĂa que hacer. NÂş Páginas 175—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—SĂ, está bien. He estado intentando que delegue todo el trabajo hasta que haya nacido el bebĂ©, pero como Byron ha estado fuera estos dĂas, ha querido seguir yendo. No obstante, Byron estará de vuelta el lunes y supongo que, entre los dos podremos convencerla de que se lo tome con calma a partir de ahora. ÂżQuĂ© tal tĂş, cielo? —Bueno, no estoy mal. TodavĂa tengo náuseas por las mañanas, pero el mĂ©dico me ha dicho que es probable que se me pasen pronto. —Tengo que decir que nunca he visto a un hombre tan emocionado con el embarazo de su mujer como lo está Nathan —comentĂł Kyle—. Ya sabes, Gemma, que hay veces que la gente se lleva una impresiĂłn equivocada de Nathan. Parece un tipo frĂo y controlador, pero, por experiencia, a veces las personas que parecen más frĂas son las que son más blandas por dentro. —Ya sĂ© a lo que te refieres, Kyle, y supongo que tienes razĂłn. —Jade me ha pedido que te dĂ© un mensaje, que te diga que seas cariñosa con Nathan. No sĂ©, yo pensĂ© que tendrĂa que haberle dicho a Ă©l que lo fuese contigo. Eres tĂş la embarazada. No obstante, ya conoces a Jade, tiene mucho instinto e intuiciĂłn, asĂ que tal vez debieras hacerle caso. —Lo harĂ©, Kyle, lo harĂ©. —Tengo que dejarte, Gemma. He de ir a la tienda de la esquina a por chocolate. La futura madre tiene ese antojo. ÂżTĂş todavĂa no los tienes? —No, todavĂa no. NÂş Páginas 176—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Pues ya llegarán. Tengo que darle a Nathan una lista de cosas que debe tener a mano si no quiere tener que recorrerse las calles de Sidney a medianoche en busca de tiendas abiertas. Por cierto, Âżha llegado ya? —SĂ, hace unos minutos. —Vais a poder pasar el fin de semana solos. —SĂ. —Aunque no creo que a Nathan le importĂ© —rió—. Bueno, adiĂłs, cariño. CuĂdate. —TĂş tambiĂ©n, Kyle. AdiĂłs. Gemma colgĂł. Cuando se volviĂł, se encontrĂł con Nathan mirándola con frustraciĂłn. —No me lo digas. No pueden venir. —Jade se ha mareado en el trabajo y el mĂ©dico le ha dicho que tiene que guardar cama un par de dĂas. —¡Es una muchacha estĂşpida! ÂżPor quĂ© no se lo toma todo con más tranquilidad? Seguro que vuelve a Whitmore Opals poco despuĂ©s de que haya nacido el niño. No entiendo a las mujeres que tienen hijos y no quieren quedarse en casa a cuidarlo. —No seas tan estrecho de miras, Nathan. Jade no descuidará a su bebĂ©. Kyle no lo permitirĂa. Pero tiene derecho a trabajar si es lo que quiere. —¿QuĂ© estás diciendo, Gemma? —replicĂł Ă©l—. ÂżQue tĂş querrás volver a trabajar cuando haya nacido nuestro hijo?
Nº Páginas 177—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No, no estoy diciendo eso. Siempre he querido ser madre a tiempo completo. Al igual que siempre he querido tener más de un hijo. —¿Cuántos? Gemma se encogiĂł de hombros. —No lo sĂ©. Cinco o seis. —¡Cinco o seis! —Nathan se echĂł hacia delante en el sillĂłn y casi se le cayĂł el vino—. Dios mĂo, tengo treinta y seis años. —SĂ, ya lo sĂ© —respondiĂł ella con tranquilidad—. Pero yo sĂłlo tengo veinte. Y soy yo la que va a tenerlos, Nathan. Tu parte del proceso no requerirá demasiados esfuerzos. Además, pensĂ© que te gustaba la idea de ser padre. Nathan volviĂł a apoyarse en el respaldo, poco a poco, la expresiĂłn de sorpresa dejĂł paso a una expresiĂłn mucho más frĂa. —Yo creo que será mejor que vayamos de uno en uno —luego, se puso en pie—. Voy a ir a trabajar un rato al estudio. AvĂsame cuando estĂ© preparada la cena. Gemma observĂł, desconcertada, cĂłmo Nathan atravesaba el pasillo y se encerraba en su despacho. El portazo que dio acabĂł con todo el optimismo que habĂa ido alimentando desde que habĂa llegado Nathan. En esos momentos, se daba cuenta de que no se habĂa solucionado nada. No para Ă©l. TodavĂa seguĂa estando inseguro de su relaciĂłn. Tal vez aĂşn pensase que sus sentimientos por Ă©l estaban basados en el deseo. Tal vez todavĂa creyese que ella era demasiado joven para estar enamorada. ÂżQuiĂ©n diablos sabĂa lo que pensaba? NÂş Páginas 178—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
A partir de aquel momento, el fin de semana fue horrible. Nathan sĂłlo saliĂł del estudio para comer e ir al baño. El domingo por la tarde, Gemma saliĂł de la casa frustrada y enfada y decidiĂł irse a la playa, que estaba llena de gente. TenĂa ganas de darle patadas a la arena, y de desahogarse con todo lo que la rodeaba. En su lugar, tuvo que andar con cuidado para no pisar a la gente que tomaba el sol, hasta llegar a la orilla del mar, donde intentĂł calmarse. Si hubiese llevado el bañador, tal vez se habrĂa metido al agua, pero iba con unos pantalones cortos y una camiseta. —¿Señora Whitmore? ÂżEs usted? Gemma se volviĂł al oĂr aquella voz masculina que no le era del todo desconocida y descubriĂł un rostro que le era vagamente familiar. FrunciĂł el ceño mientras intentaba recordar a aquel hombre. TenĂa unos treinta años. No era demasiado guapo, pero tenĂa buen cuerpo, y una cara interesante, los rasgos un tanto duros. —Soy Luke Barton, señora Whitmore —se presentĂł Ă©l sonriendo de un modo encantador y muy atractivo—. De Joyas Campbell. ¡Por supuesto! El hombre que la habĂa rescatado de Damian aquella horrible noche. Sus inteligentes ojos la recorrieron de pies a cabeza, sin molestarse por ocultar su admiraciĂłn, pero no habĂa recelo en su mirada cuando Gemma le devolviĂł la sonrisa.
Nº Páginas 179—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—SĂ, ya sĂ© quiĂ©n es —le dijo afectuosamente—. Y sĂ© lo que hizo por mĂ. Nunca le he dado las gracias como debĂa, señor Barton. —Ya lo hizo su marido. —Ah, sĂ, mi marido —comentĂł ella con frialdad. Luke Barton pareciĂł darse cuenta del tono y cambiĂł de expresiĂłn. —¿Está de vacaciones? —le preguntĂł a Gemma. —No, no estoy de vacaciones. Ahora vivo aquĂ. Y no, no he roto con Nathan —añadiĂł antes de que Luke sacase conclusiones precipitadas—. El está en Sidney durante la semana y viene los fines de semana. En estos momentos está ocupado, escribiendo. —Ya entiendo. Yo estoy de vacaciones hasta Año Nuevo, gracias a Dios. La jefa ha estado fuera un mes y el trabajo ha sido una locura sin ella, pero vuelve mañana. —SĂ, ya lo sĂ© —comentĂł Gemma sonriendo al ver el gesto de sorpresa de Ă©l—. Celeste es mi suegra, ahora que se ha casado con Byron —no tenĂa por quĂ© contarle todos los secretos de su familia. —¡Es verdad! Los dos rieron, y Gemma pensĂł que Luke no sabĂa ni la mitad de la historia. SeguĂan en la orilla, riendo, cuando llegĂł una ola enorme y los empapĂł a los dos. A Luke no le importĂł, ya que iba en traje de baño, pero a Gemma se le mojĂł toda la ropa y se le pegĂł al cuerpo. —Oh, ¡vaya! —exclamĂł intentando despegarse la camiseta del pecho—. Tengo que ir a cambiarme. NÂş Páginas 180—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Vive lejos? Yo la acompañarĂ©. Tal vez quiera ponerse el traje de baño y volver conmigo. Gemma sabĂa cuál serĂa la reacciĂłn de Nathan si se enteraba de aquello. —Esto… no, no creo, Luke. ÂżPuedo llamarte, Luke, verdad? —Si yo puedo llamarte a ti Gemma… —respondiĂł Ă©l sonriendo. —No veo por quĂ© no. ÂżPor quĂ© tenĂa que sentirse culpable por estar charlando con aquel hombre, o por ir paseando con Ă©l, o por ir a la playa con Ă©l? No era un extraño, y habĂa demostrado ser una buena persona, una persona en la que se podĂa confiar. A pesar de lo que habĂa ocurrido con Damian, ella seguĂa confiando en la gente. SeguĂa creyendo que habĂa buenas personas, no como Nathan, que desconfiaba de todo el mundo. No obstante, ella no podĂa pasarse el resto de su vida evitando compañĂas masculinas porque Nathan fuese a preocuparse, a enfadarse o a ponerse celoso. —Por supuesto que puedes llamarme Gemma — añadió—. No quiero que me llames señora Whitmore. Ven, por aquĂ. La casa no está lejos. Le daremos una sorpresa a Nathan. La reacciĂłn de Nathan no fue exactamente de sorpresa al ver a Luke Barton casi desnudo en su casa. Se comportĂł con perfecta educaciĂłn, pero Gemma se dio cuenta de que estaba tenso. Luke no pareciĂł darse cuenta. Se sentĂł en una de las banquetas de la cocina y NÂş Páginas 181—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
charlĂł con Ă©l acerca de su obra, que habĂa ido a ver la semana anterior. —LlevĂ© a mi hermana Mandy —comentó—. Acaba de romper con su novio y estaba triste, asĂ que pensĂ© que le vendrĂa bien ir al teatro —rió—. Y tanto que la animĂł. DespuĂ©s de la obra, no dejaba de hablar de ella. Ni del protagonista. Yo, personalmente, creo que la protagonista femenina era mucho mejor. Normal, Âżno? —Lenore es mi ex mujer —le explicĂł Nathan con frialdad. —¿De verdad? —Luke mirĂł sorprendido a Nathan, y luego a Gemma, que estaba intentando relajarse, pero no podĂa. —Tengo que volver a escribir —dijo Nathan terminando la taza de cafĂ© que Gemma les habĂa servido—. Me alegro de haberte visto de nuevo, Luke. —He pensado que voy a volver con Luke a la playa a darme un baño —anunciĂł Gemma, y luego contuvo la respiraciĂłn. Nathan se quedĂł helado un momento, antes de volverse a mirarlos a los dos por encima del hombro. —En ese caso, vigĂlala, Luke. No es una buena nadadora, Âżverdad, Gemma? —No, la verdad es que no. —Yo cuidarĂ© de ella. —Eso espero. ÂżSe lo estaba imaginando Gemma, o Nathan habĂa dicho aquello con un cierto tono de advertencia? En cualquier caso, a partir de ese momento Luke pareciĂł NÂş Páginas 182—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
sentirse menos cĂłmodo con ella, mantuvo las distancias y no hizo ni dijo nada que pudiese parecer insinuante. Al final, se separaron, Luke se fue con una chica y Gemma volviĂł sola a casa.
Luke tambiĂ©n se sintiĂł aliviado, aunque no lo demostrĂł. No debĂa haber ido a casa con Gemma Whitmore, sobre todo sabiendo que su marido estarĂa allĂ. Ya habĂa visto lo que sentĂa Nathan Whitmore por su esposa el dĂa que la habĂa llevado a casa. No era el tipo de marido que permitĂa que otros hombres admirasen a su mujer, ni siquiera desde lejos. ParecĂa un tipo frĂo por fuera, pero, en realidad, debĂa de tener una intensidad emocional en su interior que a Luke le daba algo de miedo. Luke se reprendiĂł por haber sido tan tonto. El no habĂa querido tener nada que ver con aquella mujer. Era guapa, pero no era su tipo. SĂ lo era la que le estaba sonriendo en esos momentos. La tomĂł de la mano y avanzĂł hacia las olas, riendo. Y se olvidĂł por completo de Gemma y Nathan Whitmore.
Nathan debiĂł de saber que habĂa llegado a casa, porque cuando Gemma fue a la cocina a servirse ¡una copa de vino, apareciĂł de repente detrás de ella. —¿Te has divertido nadando? —le preguntĂł.
Nº Páginas 183—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Supongo que sà —respondiĂł ella de manera cortante. —Luke está aquĂ de vacaciones, Âżverdad? —SĂ. —No quiero que salgas con Ă©l. Gemma se volviĂł para mirar a Nathan a los ojos. —Soy una mujer casada. No voy a salir con ningĂşn hombre. Pero si veo a Luke en la calle, o en la playa, hablarĂ© con Ă©l. —¿E irás a nadar con Ă©l? ÂżY luego lo traerás a casa para hacerle un cafĂ©? —Tal vez. —No quiero que lo hagas. —¿El quĂ©? —Que lo traigas a casa. No quiero que estĂ©s a solas con Ă©l. —¿Por quĂ© no, Nathan? ÂżNo confĂas en mĂ? —No se trata de confiar en ti. No confĂo en la situaciĂłn. Luke es un hombre moderno, y le gustas. —Pero Ă©l a mĂ no me gusta. —Tal vez te guste… en otras circunstancias. —¿QuĂ© clase de mujer piensas que soy? —Una mujer muy frustrada, imagino. Ella lo mirĂł fijamente, furiosa, sĂ, se sentĂa muy frustrada. —Bueno, tal vez lo sea, pero eso no significa que vaya a buscar consuelo en los brazos de otro hombre. El NÂş Páginas 184—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
sexo no es lo más importante del mundo, Nathan. Ni tampoco es necesario para mantener la cordura. Yo puedo pasar sin Ă©l si tĂş tambiĂ©n puedes. —Tal vez yo ya no pueda más —murmurĂł Ă©l—. Tal vez no soporte estar ni un minuto más a tu lado sin tenerte. —En ese caso, ya sabes lo que tienes que hacer, Âżno? —SĂ. ¡Ya lo sĂ©! Gemma se quedĂł allĂ, sin aliento, excitada, sintiendo que se le aceleraba el pulso al ver a Nathan mirándola asĂ, con incontrolable pasiĂłn. Entonces, Ă©l hizo algo que la sorprendiĂł. AgarrĂł las llaves del coche, que estaban al lado de la nevera, y saliĂł de la casa. Cuando Gemma oyĂł arrancar el motor, saliĂł corriendo al balcĂłn, pero el coche ya estaba alejándose. LlamĂł a Nathan, pero si la oyĂł, hizo caso omiso de sus gritos. «Volverá», se dijo Gemma temblorosa. «Se ha dejado los papeles y la ropa. Seguro que vuelve cuando se haya calmado». Pero Nathan no volviĂł. Deprimida, Gemma dio de comer a Fauces y luego lo hizo entrar en casa. El perro parecĂa sentir su tristeza, porque se tumbĂł a sus pies cuando ella se sentĂł frente al televisor, incapaz de comer, incapaz de hacer otra cosa que no fuese castigarse mentalmente por todas las cosas que habĂa hecho mal. HabĂa sido muy insensible con el tema de Luke. Era normal que Nathan se hubiese sentido inseguro. NÂş Páginas 185—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
ÂżPor quĂ© no lo habĂa tranquilizado en vez de provocarlo? ¡Era una idiota! Se hicieron las siete. Las ocho. Las nueve. Nathan no iba a volver. Gemma hizo salir a Fauces para que pasase la noche fuera. Desde la semana anterior ya no dormĂa con ella, ya que habĂa encontrado un par de pulgas en la cama una noche. CerrĂł con llave la puerta de atrás y marcĂł el nĂşmero de telĂ©fono de Nathan en Sidney, pero no hubo respuesta. Tal vez estuviese allĂ, pero no quisiese responder. Tal vez la estuviese castigando. Si era eso lo que querĂa, estaba funcionando. Hecha un mar de lágrimas, se obligĂł a darse una ducha. DespuĂ©s, se secĂł y se echĂł la crema que habĂa comprado, se puso un poco en cada pecho y se la extendiĂł con movimientos circulares, con la mente completamente perdida. Cuando por fin dejĂł de llorar, vio de pronto el reflejo de Nathan en el espejo. Se dio la vuelta, sorprendida, y el bote de crema se le cayĂł a los pies. —Has… has vuelto. Nathan no dijo nada, se limitĂł a observar su cuerpo desnudo durante un tiempo. Luego, se acercĂł a ella, recogiĂł el bote de crema del suelo, con una expresiĂłn que no dejaba entrever sus pensamientos ni sus intenciones y volviĂł a mirarla. Ella parecĂa no poder moverse, ni respirar, sintiĂł calor por todo el cuerpo. —Me parece… —dijo Nathan muy despacio, echándose crema en la palma de la mano— que deberĂas dejarme terminar lo que has empezado. NÂş Páginas 186—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 4 —No puedo dejar que mi esposa se haga el amor ella sola —continuĂł Nathan con tranquilidad, dejando el bote encima del tocador. —¡No estaba haciendo eso! —protestĂł Gemma, le daba vueltas la cabeza—. Yo… yo… —Ssssh. DĂ©jame a mà —hundiĂł los dedos de la mano derecha en la crema y empezĂł a frotarle los pechos, dejándola sin aliento cada vez que le tocaba los pezones. Cuando hubo terminado toda la crema, la masajeĂł con ambas manos, acariciándole ambos pechos a la vez. Gemma no pudo evitar gemir y cerrar los ojos. HabĂa deseado aquello durante tanto tiempo. No querĂa que parase… El parĂł, pero sĂłlo un momento, para echarse más crema y extendĂ©rsela por el estĂłmago. Gemma se sintiĂł temporalmente decepcionada. Le habĂa encantado que le acariciase los pechos. Pero se olvidĂł de aquello cuando Nathan bajĂł hacia sus muslos. —Abre las piernas —le ordenĂł. Gemma parpadeĂł y lo mirĂł, ruborizada. El parecĂa muy sereno y aquello le sentĂł como un jarro de agua frĂa. ÂżEstaba asĂ porque, a partir de entonces, iba a controlar todos sus deseos? ÂżO porque estaba teniendo cuidado, dado que ella estaba embarazada? Gemma no querĂa que estuviese tranquilo, ni que tuviese cuidado. Lo querĂa tan apasionado como siempre. QuerĂa que le hiciese lo que necesitaba, y lo que NÂş Páginas 187—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
tanto le gustaba. No habĂa lugar para tĂ©cnicas erĂłticas, ni para juegos previos. QuerĂa que Nathan se quitase la ropa y la acariciase con manos temblorosas, que la besase hasta que los dos deseasen ser uno. Tuvo todo aquello en la punta de la lengua, y tal vez su expresiĂłn la traicionĂł, porque Nathan dio un paso adelante y la besĂł, haciĂ©ndola olvidar su insatisfacciĂłn. Lo hizo con pasiĂłn, al tiempo que la agarraba por los glĂşteos y la levantaba para pegarla contra su cuerpo. A Gemma le sorprendiĂł sentir su erecciĂłn contra el estĂłmago. ¡AsĂ que no estaba tan tranquilo como parecĂa! Eso la hizo sentir todavĂa más deseo, y gimiĂł. AbriĂł la boca y dejĂł que Ă©l le metiese la lengua. Cuando le hizo abrir un poco las piernas y empezĂł a acariciarla, Gemma deseĂł completar aquel viaje que no habĂan hecho nada más que comenzar. Nathan dejĂł de besarla para tomarla en brazos y llevarla hasta la cama. AllĂ, la tumbĂł con cuidado y continuĂł besándola mientras la acariciaba. Gemma se quejĂł cuando Nathan se apartĂł de ella para desnudarse, aunque lo hizo con rapidez. —Dime que me quieres —le pidiĂł Gemma cuando Ă©l se puso por fin encima. El dudĂł, y eso hizo enloquecer a Gemma. —¡Dilo! —insistiĂł. Jadeando, Nathan se dio la vuelta sin soltarla, poniĂ©ndola encima de Ă©l. NÂş Páginas 188—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¿Por quĂ© no me dices que me quieres? —quiso saber Gemma—. SĂ© que me quieres, igual que yo te quiero a ti. —¿De verdad? —preguntĂł Ă©l en tono de burla—. ÂżCĂłmo lo sabes? No tengas en cuenta lo que estás sintiendo en estos momentos. Esto no es amor. PodrĂa hacer sentir a muchas mujeres lo mismo que te estoy haciendo sentir a ti en estos momentos. Indignada, Gemma intentĂł apartarse de Ă©l, pero Nathan la agarrĂł por las muñecas y la hizo apoyarse de nuevo en su pecho. —Eres un cerdo, Âżlo sabes? —SĂ. —¡Te odio! —Ahora sĂ que estás mintiendo. No me odias, Gemma, aunque tal vez tengas motivos para hacerlo. TodavĂa me deseas. Ese es uno de los motivos por los que volviste a Sidney conmigo. Tal vez el bebĂ© fuese el principal, pero Ă©se fue otro. Que lo llamemos «amor» no cambiará la realidad de la atracciĂłn fĂsica que sentimos el uno por el otro. Que me obligues a decirte que te quiero es de hipĂłcritas. Ahora, Âżpor quĂ© no te callas, cariño? He vuelto para hacer el amor contigo, no para discutir contigo. —¿Por quĂ©? —¿Por quĂ©, quĂ©? —¿Por quĂ© has vuelto para hacer el amor conmigo? ÂżTe preocupaba que pudiese tener una aventura con Luke Barton? NÂş Páginas 189—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—En parte, sĂ. —¿Y cuál es la otra parte? —¿No lo sabes? —riĂł Ă©l—. LlevĂł todo el fin de semana subiĂ©ndome por las paredes, deseando hacerte el amor. No sĂ© ni cĂłmo he sobrevivido. Escribir ya no me funciona. Esto es lo Ăşnico que puede hacerme sentir humano otra vez. Diciendo eso, le soltĂł las muñecas y le puso las manos detrás de las rodillas, separándoselas y haciendo que Gemma se sentase a horcajadas sobre Ă©l. Luego la penetrĂł y la agarrĂł con fuerza. —Por favor, no te muevas —le ordenĂł cuando Gemma empezĂł a luchar contra Ă©l. —Pero me estás haciendo daño —protestĂł ella. El pareciĂł sorprenderse. —En las caderas —le dijo Gemma sin aliento. El dejĂł de agarrarla con tanta fuerza y le acariciĂł la piel. —Lo siento. Pierdo el control, cuando estoy contigo. —Lo sĂ©. —No seas tan petulante —murmurĂł Nathan—. Y cállate. No me dejas concentrarme. Antes no solĂas hablar cuando hacĂamos el amor. Gemma abriĂł la boca y dejĂł escapar un grito ahogado de placer. Nunca habĂa estado antes encima de Ă©l, y la sensaciĂłn era increĂble. AcompasĂł sus movimientos a los de Ă©l. Nathan gimiĂł y aquel gemido hizo que Gemma se excitase todavĂa más, que desease NÂş Páginas 190—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
volver a oĂrlo gemir, volverlo loco. Instintivamente, su interior se contrajo y sintiĂł una experiencia imposible de describir. —Oh, Dios —murmurĂł Nathan, casi como si estuviese sufriendo. Cuando la agarrĂł por los hombros e intentĂł hacerla bajar para besarla, Gemma se resistiĂł, no querĂa dejar de hacer aquello. AsĂ que Nathan bajĂł las manos hasta sus pechos. Gemma nunca habĂa sentido tanto placer, nunca habĂa estado tan excitada. —Sà —gimiĂł al sentir una explosiĂłn en su interior—. ¡SĂ! —volviĂł a gritar convulsionándose y contrayĂ©ndose en una serie de violentos espasmos. Varios minutos despuĂ©s de haberse dejado caer sobre el pecho de Nathan, se sintiĂł incĂłmoda, como en el pasado. No sabĂa si era el silencio de Nathan lo que le preocupaba, o el haber perdido el control ella tambiĂ©n. Por un momento, se habĂa perdido en su propio placer, y no le habĂa preocupado nada más que su propia satisfacciĂłn. ÂżEra eso amor, o sĂłlo deseo? ÂżAcaso le acababa de demostrar Nathan lo que hacĂa tanto tiempo que le habĂa dicho, que lo Ăşnico que sentĂa por Ă©l era algo fĂsico? El dejĂł escapar un suspirĂł, y Gemma se temiĂł lo peor. Se sintiĂł obligada a decir algo, algo que rompiese la tensiĂłn de aquel momento. —¿Vas a quedarte, Nathan? —le preguntĂł con cautela. —¿Esta noche, quieres decir? NÂş Páginas 191—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—No. No sĂłlo esta noche. Aunque, por supuesto, quiero que te quedes esta noche. —Supuse que querrĂas. —Si no vas a seguir dirigiendo la obra —continuĂł Gemma, intentando ignorar el dolor que le habĂa causado el comentario irĂłnico de su marido—, podrĂas venirte a Avoca. Es aquĂ donde querĂas vivir cuando nos casamos. No tienes que vender el piso de Sidney si no quieres. Podremos utilizarlo cuando vayamos allà — aunque en realidad ella no querĂa volver nunca allĂ. Nunca habĂa sido feliz en aquel lugar. —No, creo que lo venderĂ©. —Como quieras —comentĂł Gemma, aliviada. —Me gustarĂa darme una ducha —dijo Nathan de repente—. Y me gustarĂa que me acompañases —tomĂł su cara con las manos y la obligĂł a mirarlo a los ojos. Lo que vio Gemma, la horrorizĂł. HabĂa un cinismo casi amargo en aquellos frĂos ojos grises, acompañados de una perversa determinaciĂłn. Acababa de cruzar una lĂnea invisible con Ă©l en lo referente a su vida sexual juntos, y Nathan no tenĂa pensado dejarle dar marcha atrás. No podrĂa volver a negarse a hacer nada. La agarrĂł con fuerza mientras echaba las piernas hacia un lado de la cama. Se puso de pie y la agarrĂł con una mano por el trasero y con la otra, por la cintura, soportando todo el peso de su cuerpo. Gemma, medio aturdida, pensĂł que le gustaba aquello, seguir unida a Ă©l. La llevĂł hasta el cuarto de baño y le hizo abrir la ducha y ajustar la temperatura antes de entrar. NÂş Páginas 192—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Gemma dio un grito ahogado al sentir el chorro caliente de agua caer sobre ambos, Nathan hizo que se colocasen de tal manera que el agua cayese en medio, sobre sus pechos. Luego la besĂł sin importarle que el agua cayese sobre sus cabezas y resbalase por sus espaldas. Fue una experiencia increĂblemente erĂłtica, en especial cuando Gemma volviĂł a sentir el cuerpo de Ă©l frotándose contra el suyo. Ella apretĂł sus mĂşsculos internos contra la erecciĂłn de Nathan, y se habrĂa quedado asĂ eternamente si Ă©l no la hubiese hecho bajar al suelo. A Gemma le costĂł un momento guardar el equilibrio, tenĂa las piernas dĂ©biles. DespuĂ©s, Nathan tomĂł jabĂłn y una esponja y se los tendiĂł. Al principio, a Gemma le temblĂł la mano, pero poco a poco fue perdiendo la timidez y, animada por su propio deseo, fue bajando la mano del pecho hasta su erecciĂłn. Al llegar allĂ, se le cayĂł el jabĂłn y se quejĂł de su torpeza. —DĂ©jalo —dijo Ă©l, y gimiĂł al sentir que le frotaba con la esponja hĂşmeda. A Gemma le volvĂa loca oĂrlo gemir asĂ. AgarrĂł la esponja con más fuerza y lo frotĂł de arriba abajo. El jurĂł entre dientes y se apoyĂł en la pared, temblando bajo sus caricias. Aun asĂ, no era suficiente para Gemma. QuerĂa hacerlo estremecerse de incontrolable placer, querĂa que no fuese capaz de parar, como le pasaba a ella cuando Ă©l le hacĂa el amor. QuerĂa que fuese completamente suyo. Aunque aquel fuese el Ăşnico modo.
Nº Páginas 193—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¡No! —protestĂł Nathan cuando Gemma apartĂł la esponja y se puso de rodillas delante de Ă©l. Ella no le hizo caso, se echĂł hacia delante y besĂł sus muslos antes de tomar su erecciĂłn entre las manos y luego besarlo. —¡No! —gimiĂł de nuevo Nathan. Pero ella no tenĂa piedad, ni conciencia, estaba tan excitada, que aquello le parecĂa la cosa más natural del mundo. Primero lo acariciĂł con la lengua y luego le hizo temblar al tomarlo entre sus labios, al principio sĂłlo un poco, y luego cada vez más. Nathan pareciĂł quedarse helado un momento, y ella deseĂł llevarlo rápidamente al lĂmite, hacer que se rindiese. Si no conseguĂa su corazĂłn, al menos tendrĂa su cuerpo. No le permitirĂa que se echase atrás, ni que la rechazase. Lo apretĂł más con los labios, buscĂł con las manos los lugares más Ăntimos de su cuerpo. De repente, dejĂł de caer agua y Gemma sintiĂł que la levantaban, la sacaban de la ducha, la envolvĂan en una toalla y la llevaban de vuelta al dormitorio. —Si pensase que podĂas haberle hecho esto a cualquier otro hombre —rugiĂł Nathan, dejándola en la cama y quitándole la toalla… A Gemma le costĂł unos segundos encontrar la voz. —Sabes que no lo he hecho, Nathan. DespuĂ©s de ti, nunca podrá haber otro. TĂş me has convertido en lo que soy. Y me has hecho completamente tuya. No me digas que tienes miedo de tu propia creaciĂłn. Esto es lo que NÂş Páginas 194—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
siempre quisiste que fuese, Âżno? Tu esclava sexual, dispuesta a hacer todo lo que quisieras. ÂżPor quĂ© me paras ahora? DĂ©jame que te dĂ© placer —le rogĂł poniĂ©ndose de rodillas y abrazándose a su cintura—. DĂ©jame que te haga el amor. EmpezĂł a besar las gotas de agua que habĂa sobre sus costillas y luego fue bajando poco a poco hasta su erecciĂłn. —Quiero hacerlo —insistió—. Y tĂş quieres que lo haga. DĂ©jame… Y Ă©l la dejĂł.
Nº Páginas 195—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
C a p Ăt u lo 1 5 —¿No te parece que Ava está preciosa? —comentĂł Gemma suspirando. —Todas las novias están guapas —respondiĂł Nathan—. ÂżTe arrepientes de no haber tenido una boda religiosa? —En cierto modo. Supongo que habrĂa sido bonito de recordar, pero ya es demasiado tarde —y se tocĂł el vientre. Estaba embarazada de poco más de cuatro meses, y empezaba a notársele. TambiĂ©n estaba muy feliz. Lo habĂa estado desde que Nathan habĂa vuelto a su vida, dos meses antes. Al principio, se habĂa temido que su relaciĂłn no hubiese cambiado, que siguiese siendo sĂłlo sexual, que Ă©l no la quisiera. Pero Ma habĂa tenido razĂłn al decir que lo que necesitaban era pasar tiempo juntos. SegĂşn iban pasando los dĂas, Gemma estaba más convencida de los sentimientos que tenĂan el uno por el otro. Tal vez Nathan no le hubiese dicho con palabras que la amaba, pero se lo demostraba con todos sus actos. Por supuesto que a ella le hubiese gustado que se lo dijese, pero no iba a ser ansiosa. Ni tampoco iba a esperar que ocurriese un milagro. A Nathan no le gustaba la palabra «amor». VolviĂł a fijarse en Ava, que estaba en el altar con Vince, mirándolo con tanta admiraciĂłn, que a Gemma se le hizo un nudo en la garganta. Cuando la oyĂł decir los votos, sintiĂł que se le llenaban los ojos de lágrimas. NÂş Páginas 196—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Voy a llorar —le advirtiĂł a Nathan—. DĂ©jame tu pañuelo. El suspirĂł y se sacĂł el pañuelo de seda del bolsillo de la chaqueta. Gemma se sonĂł la nariz y Jade, que la oyĂł, se volviĂł a mirarla. —No estarás llorando, Âżverdad? SĂ, estás llorando. Ahora me voy a poner a llorar yo tambiĂ©n. Toma, Kyle, sujeta al bebĂ©. Yo tambiĂ©n estoy emocionada. Kyle agarrĂł encantado a su precioso Dominic y lo mirĂł con tanta adoraciĂłn como miraba Ava a Vince. Dominic Henry Gainsford habĂa nacido un mes antes y tenĂa a sus padres encandilados, tanto, que Jade querĂa tardar una temporada en tener otro. Gemma no querĂa que sus hijos se llevasen demasiado tiempo. TenĂa planeado tenerlos uno detrás de otro, hasta que la familia estuviese completa. Tal vez tendrĂan que vender la casa de Avoca, pero todavĂa no se lo dirĂa a Nathan. Ya le habĂa sorprendido bastante saber que querĂa tener media docena de hijos. Por fin más tranquila, volviĂł a centrarse en la ceremonia justo en el momento en el que declaraban a Ava y a Vince marido y mujer. HabĂa sido una ceremonia tradicional y muy conmovedora y Gemma se arrepintiĂł de no haber tenido algo parecido. No obstante… entrelazĂł su brazo con el de Nathan y sonriĂł. TenĂa que dejar de quererlo todo. Ya era una de las chicas más afortunadas del mundo. Un año antes, habĂa llegado a Sidney sin nada. Y en esos momentos, tenĂa una maravillosa familia e iba a tener un bebĂ©. NÂş Páginas 197—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Vince y Ava fueron a firmar el certificado de matrimonio. Todo el mundo se sentĂł y el Ăłrgano empezĂł a sonar. Gemma observĂł a los invitados. No habĂa conocido a la familia de Vince hasta ese mismo dĂa, y eran muchos. Por parte de la novia, habĂa menos invitados, pero mucho más de los que habrĂan asistido seis meses antes. Desde que habĂa conocido a Vince, Ava habĂa florecido, tanto personal como laboralmente. Su exposiciĂłn de arte, que habĂa tenido lugar un mes antes, habĂa tenido mucho Ă©xito y ya la habĂan catalogado como una de las mejores nuevas artistas australianas. Byron estaba muy orgulloso de ella, como el resto de la familia. Gemma habrĂa deseado que Melanie estuviese allĂ. HabĂa sido más que un ama de llaves para los Whitmore, una amiga, pero acababa de dar a luz a una niña, a la que le habĂan puesto de nombre Tanya. Les habĂan prometido que irĂan a verles desde Inglaterra cuando Gemma hubiese dado a luz, para reunirse todos con sus respectivos hijos. Gemma se preguntĂł quĂ© sexo tendrĂa su hijo. Nathan y ella habĂan deseado no saberlo hasta el final. QuerĂan que fuese sorpresa. Y como le habĂa dicho a Celeste que fuese ella quien eligiese el nombre, no querĂa pensar en cuáles le gustaban a ella, sĂłlo esperaba que su madre no escogiese ninguno raro. —Byron me ha dicho que Celeste ha cedido el CorazĂłn de Fuego al Museo Nacional —le comentĂł Nathan en voz baja—. TambiĂ©n me ha dicho que quiso regalártelo a ti, pero que lo rechazaste. NÂş Páginas 198—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Es cierto. —Supongo que vas a decirme que ese Ăłpalo de dos millones de dĂłlares era sĂłlo algo material. —Y lo era. —SĂłlo tĂş pensarĂas algo asĂ. —¿Estás aceptado?
enfadado
conmigo
por
no
haberlo
—Estoy enfadado contigo por hacer siempre lo correcto. SĂłlo espero no haberme equivocado yo. —¿Acerca de quĂ©? —De algo que te he comprado. Nathan no le habĂa hecho regalos desde que habĂan vuelto a estar juntos, salvo en Navidad. Y a ella le gustaba la sensaciĂłn de ser una esposa de verdad, no una amante cara. —¿QuĂ© me has comprado? —preguntĂł intentando no parecer preocupada. —Tal vez debĂ habĂ©rtelo consultado antes. —Nathan, si no me dices lo que es, te vas a pasar la noche en tu estudio. ¡Escribiendo! —Belleview —contestĂł Ă©l por fin—. Te he comprado Belleview. Gemma abriĂł la boca y lo mirĂł fijamente. Se le detuvo el corazĂłn y los ojos se le llenaron de lágrimas. —PensĂ© que te gustarĂa vivir allà —comentĂł Ă©l mirándola preocupado—. Te pusiste tan triste cuando te dije que Byron iba a vender la casa, que pensé… Pero supongo que he vuelto a equivocarme. NÂş Páginas 199—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Ella sacudiĂł la cabeza y se limpiĂł las lágrimas. —Nada me habrĂa hecho más feliz —y volviĂł a llorar. Nathan le puso un brazo alrededor de los hombros y la echĂł hacia Ă©l. —Por fin —suspiró—. Por fin he hecho algo bien. Aquella noche, Gemma se quedĂł tumbada en la cama, cansada, pero feliz. El viaje desde Sidney a Avoca, despuĂ©s de la recepciĂłn, le habĂa parecido largo. Febrero habĂa sido tan caluroso como enero y, a pesar de que soplaba algo de brisa, la casa estaba caliente. —Te has metido muy pronto en la cama —bromeĂł Nathan al verla—. ÂżEs una indirecta? —Como te acerques a mĂ esta noche, te mato —le advirtiĂł ella bostezando. —Te compro una casa de tres millones de dĂłlares y asĂ es como me lo agradeces. —Te lo agradecerĂ© mañana por la mañana. —Tal vez estĂ© muerto mañana por la mañana. —¿Nunca aceptas un no por respuesta? —No. Gemma observĂł cĂłmo se desnudaba. Ella tambiĂ©n estaba desnuda, hacĂa tiempo que habĂa dejado de ponerse camisĂłn, ya que le parecĂa una pĂ©rdida de tiempo. Siempre acababa quitándoselo. Nathan la mirĂł un momento y luego se dio la vuelta y se fue al baño a darse una ducha. Gemma se dio la vuelta en la cama y suspirĂł resignada. Luego, oyĂł cĂłmo NÂş Páginas 200—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
dejaba de caer el agua y se puso tensa, esperando a que Nathan volviese y apretase su cuerpo fresco y desnudo contra su espalda. Luego la penetrarĂa asĂ, como habĂa estado haciĂ©ndolo Ăşltimamente, para no molestar al bebĂ©. A Gemma le excitaba mucho aquella posiciĂłn. SintiĂł calor y humedad entre las piernas sĂłlo de pensarlo. Y entonces Nathan volviĂł y la hizo suya sin más preámbulos. Los dos llegaron enseguida al clĂmax, pero Nathan siguiĂł dentro de ella, acariciándola con cuidado mientras las respiraciones de ambos se calmaban. Gemma suspirĂł satisfecha. —Tienes un modo muy extraño de decir que no —le susurrĂł Ă©l al oĂdo. Luego le dio un beso en el hombro. —Umm. —¿QuĂ© tal está el bebĂ©? —preguntĂł mientras le acariciaba el vientre. —Creciendo. —¡Dios mĂo! ÂżLo has sentido? Se ha movido. Es la segunda vez esta semana. —Probablemente estĂ© protestando por tanta acciĂłn. —¿De verdad te hace feliz que haya comprado Belleview? —quiso saber Nathan—. Nos quedaremos aquĂ hasta que haya nacido el bebĂ©, ya que tu ginecĂłlogo está aquĂ, pero luego tendremos que volver a Sidney entre semana y dejar Avoca sĂłlo para los fines de semana.
Nº Páginas 201—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Me parece estupendo —contestĂł Gemma, volviĂ©ndose para mirarlo a los ojos—. Adoro esa casa. Y te adoro a ti. El la besĂł, pero no le dijo que la quisiera. Y eso le doliĂł a Gemma, como hacĂa mucho tiempo que no le dolĂa. Tal vez Nathan sintiĂł el dolor, porque intensificĂł el beso y la acariciĂł hasta volver a hacerla enloquecer de deseo. Pero cuando hubieron acabado, Gemma volviĂł a preguntarse si Nathan nunca le dirĂa que la querĂa. Aquella noche, cuando se durmiĂł, Gemma tenĂa las pestañas y las mejillas hĂşmedas.
Los primeros dolores llegaron cuando estaba en casa, sola. Era un domingo de mediados de junio, aunque la llegada del bebĂ© no estaba prevista hasta dos semanas más tarde. Nathan habĂa ido a Sidney para ayudar a Celeste y a Byron a mudarse de Belleview. Al principio, Gemma pensĂł que era sĂłlo un dolor de espalda, pero al sentir la primera contracciĂłn, supo que el niño estaba de camino. IntentĂł no ponerse nerviosa y llamĂł a Belleview, donde no respondiĂł nadie. Entonces se dio cuenta de que no tenĂa el nuevo nĂşmero de telĂ©fono de Byron. ¡Ni tampoco su direcciĂłn! LlamĂł al telĂ©fono del coche de Nathan, pero tampoco obtuvo respuesta. Durante unos minutos, no supo quĂ© hacer.
Nº Páginas 202—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—¡Jade! —gritĂł de repente, y marchĂł el nĂşmero de su hermana que, afortunadamente, sĂ estaba en casa. —Soy Gemma —le dijo rápidamente, pero intentando no parecer asustada—. Me he puesto de parto y Nathan está en Sidney, ayudando a Byron y a Celeste, y no tengo su nĂşmero de telĂ©fono —sintiĂł otra contracciĂłn y no pudo evitar gemir de dolor—. Dios mĂo, Jade, me duele mucho. —Lo sĂ©, cielo, lo sĂ©. EscĂşchame. Llama un taxi y vete al hospital lo antes posible. Yo contactarĂ© con Nathan y con el resto y les dirĂ© que vayan directos allĂ. ÂżEntendido? —SĂ, Jade —contestĂł ella, casi llorando de dolor. —Ahora, cuelga y llama a ese taxi. Cuando el taxista la vio, palideciĂł, la hizo sentarse y condujo todo lo rápidamente que pudo. Afortunadamente, era un domingo de invierno, asĂ que no habĂa demasiado tráfico y llegaron al hospital en quince minutos sanos y salvos. En esos momentos, las contracciones ya eran muy seguidas. Gemma consiguiĂł entrar en el hospital, donde una enfermera le pidiĂł inmediatamente una silla de ruedas. Diez minutos más tarde, estaba tumbada en una cama, vestida sĂłlo con una bata. Ella estaba segura de que el nacimiento serĂa inminente, asĂ que cuando fue el mĂ©dico a examinarla y le dijo que todavĂa podĂa tardar horas, Gemma lo mirĂł horroriza. —No… no estoy segura de poder soportarlo. —Intentaremos que estĂ©s lo mejor posible —le dijo el mĂ©dico despuĂ©s de pedirle a la enfermera que le NÂş Páginas 203—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
pusiesen una inyecciĂłn—. A veces el primer bebĂ© tarda en nacer. SerĂa aconsejable que intentase relajarse. ¡Relajarse! ÂżCĂłmo iba a relajarse con aquel dolor? Casi ni sintiĂł cĂłmo la pinchaban, a pesar de que no le gustaban nada las inyecciones. QuerĂa llorar, pero su orgullo no se lo permitĂa. Todas las mujeres se enfrentaban a aquello. ÂżAcaso ella era demasiado dĂ©bil? ÂżO cobarde? ÂżO era que algo iba mal? Tal vez la cabeza del bebĂ© fuese demasiado grande. Dios santo, ÂżdĂłnde estaba Nathan? ÂżY Celeste? QuerĂa estar con su marido. Con su madre. QuerĂa… EmpezĂł a sentirse aturdida. SintiĂł menos dolor. Tal vez fuese a sobrevivir, despuĂ©s de todo. SuspirĂł y sintiĂł que se relajaba. Quince minutos más tarde, tenĂa ganas de empujar.
Cuando Nathan recibiĂł la llamada de Jade, casi se muere. Gemma estaba de parto, sola y, probablemente, preocupada. No debĂa haberla dejado sola. ÂżEn quĂ© habĂa estado pensando? Le dijo a Jade que llamase a Byron y a Celeste y Ă©l piso el acelerador del Mercedes. Media hora más tarde, llegaba al hospital. Al entrar, preguntĂł por la maternidad y una enfermera lo condujo hasta la habitaciĂłn de Gemma. Al entrar, se encontrĂł con que la cama estaba vacĂa.
Nº Páginas 204—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
—Debe de estar en el paritorio —le dijo la enfermera—. Tiene que lavarse, ponerse guantes y una máscara antes de entrar. —Pues adelante. Si le pasa algo a mi Gemma, voy a echar abajo este hospital. —Empuje más fuerte justo a mitad de la siguiente contracciĂłn —le dijo el mĂ©dico—. DĂ©jese llevar. Gemma mirĂł por encima de su hombro, hacia la puerta, que estaba cerrada. —¿Ha llegado ya mi marido? —preguntĂł a la enfermera—. Por favor, vaya a ver… La enfermera mirĂł al mĂ©dico, que asintiĂł. SaliĂł de la sala y Gemma intentĂł concentrarse en empujar, pero tenĂa la sensaciĂłn de que el bebĂ© no nacerĂa hasta que Nathan no hubiese llegado. —Empuje —le ordenĂł el mĂ©dico, que parecĂa molesto con ella. TerminĂł la contracciĂłn, y en ese momento apareciĂł Nathan por la puerta. —AquĂ está su marido, señora Whitmore. Nathan se acercĂł a toda prisa y tomĂł su mano, parecĂa nervioso y preocupado. Ella le sonriĂł dĂ©bilmente y le habrĂa dicho algo si otra contracciĂłn no se lo hubiese impedido. —Empuje más fuerte, Gemma —insistiĂł el mĂ©dico—. Empuje. ClavĂł las uñas en las palmas de las manos de Nathan, pero Ă©l no dijo nada. Se alegraba de poder NÂş Páginas 205—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
compartir el dolor que, evidentemente, estaba sufriendo su mujer. —Muy bien —dijo el mĂ©dico—. Un par de empujones más y todo se habrá acabado. Nathan mirĂł el rostro pálido y ojeroso de Gemma, y se dio cuenta de que la querĂa más que a su propia vida. ÂżCĂłmo no se habĂa dado cuenta antes? ÂżCĂłmo podĂa haber pensado que era sĂłlo deseo lo que sentĂa por ella? Aquel dĂa no sentĂa deseo. SĂłlo admiraciĂłn, ternura y cariño. SĂłlo amor. Se agachĂł y le dio un beso en la frente. —Puedes hacerlo, cariño —la animó—. Puedes hacerlo… Ella hizo acopio de todas sus fuerzas y volviĂł a empujar. Entonces oyeron llorar al bebĂ© y Nathan se quedĂł sorprendido. Casi se le habĂa olvidado el bebĂ©, de lo preocupado que estaba por Gemma. —Es un varĂłn, señor Whitmore —anunciĂł el mĂ©dico con orgullo—. Enfermera, dele el niño a Gemma. Se lo merece. Nathan observĂł cĂłmo el rostro exhausto de Gemma se llenaba de alegrĂa. AlargĂł los brazos para tomar a su hijo. —Oh, Nathan —dijo, llevándose al niño al pecho—. ÂżNo te parece precioso? ÂżNo es la cosa más bonita que has visto nunca? Nathan tragĂł saliva. SĂ, nunca habĂa visto nada tan bonito como a su hijo y a su mujer juntos. Se le contrajo NÂş Páginas 206—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
el corazĂłn al pensar cĂłmo habĂa sido concebido el niño, pero enseguida se dio cuenta de que lo que hubiese ocurrido en el pasado ya no importaba. TomĂł la decisiĂłn de que volverĂa a casarse con Gemma. Ella avanzarĂa del brazo de su padre y vestida de blanco hacia el altar, donde Ă©l la esperarĂa. Y todo el mundo, incluso Ma, estarĂa presente. Y luego se irĂan de luna de miel. Pero, sobre todo, Nathan tomĂł la decisiĂłn de que no volverĂa a pasar un dĂa sin que le dijese a Gemma cuánto la querĂa. —¿QuĂ© nombre crees que le pondrá Celeste? — preguntĂł ella interrumpiendo sus pensamientos. —Alexander —respondiĂł Nathan inmediatamente— . Tu madre me ha llamado cuando venĂa de camino y me ha dicho que se llamarĂa Alexander si era niño, y Augusta si era niña. —Menos mal que ha sido niño —dijo Gemma riendo. —Estoy de acuerdo —sonriĂł Ă©l. —En ese caso, denme al pequeño Alexander —les pidiĂł la enfermera—. Necesita un baño, y algo de ropa —y se lo llevĂł haciĂ©ndole carantoñas. —Me parece que Alex va a ser un donjuán, como su padre. —Pues yo creo que se parece a su madre. —¿En quĂ©? —En que es adorable. Gemma contuvo el aliento, aquello era lo más parecido que Nathan le habĂa dicho nunca a que la querĂa. NÂş Páginas 207—208
Matrimonio y Milagros – 6° Serie “Corazones de Fuego” – Miranda Lee
Nathan se quitĂł la mascarilla y se agachĂł a darle un beso en los labios. —¿Te he dicho Ăşltimamente que te amo? A Gemma se le detuvo el corazĂłn. —No… Ăşltimamente, no —consiguiĂł decir. —Te amo —repitiĂł Ă©l. Gemma cerrĂł los ojos y luego dejĂł escapar un suspiro. ÂżCuántos momentos podrĂan ser tan maravillosos como aquĂ©l? ÂżCuándo podĂa uno tenerlo todo? ÂżCuántos milagros ocurrĂan? —Te amo —volviĂł a decirle Nathan con voz temblorosa.
Fin
Nº Páginas 208—208