E L P O D E R DE L A E S T U P I D E Z
do a las maneras antiguas cuando ya no son las más idóneas. Es algo estrechamente relacionado con la ignorancia y la estupidez, así como con el miedo de ser (o parecer, o sentirse) «diferente», de «quedarnos atrás» si no seguimos la corriente. El miedo ha sido, durante muchos años, un medio de vender nos toda clase de «innovaciones» inútiles; sobre todo en el campo de la tecnología de la información, pero no solo ahí. «Si no com pra usted estos aparatos, ¡se quedará atrasado!» es un argumento que ha llevado a numerosas compañías (así como a personas y familias) a comprar montones de cosas que no necesitaban y que no estaban preparadas para manejar. El resultado de todo ello no es únicamente un despilfarro monumental, sino también incon tables ineficiencias.2 Sin abandonar el terreno de las costumbres, nos hallamos con el concepto de las «buenas maneras», los modales, las «buenas costumbres». La amabilidad y la cortesía son cualidades positi vas, sin duda, y que guardan mucha relación con la inteligencia. Cuando son genuinas y sinceras, pueden ayudarnos a compren der m ejor a otras personas, a escuchar, a aprender, a compartir; y con ello, a reducir la ignorancia, el miedo y la estupidez. «Protocolo» y «ceremonia» tampoco carecen siempre y por completo de sentido o utilidad. Y en cualquier caso, es importan te respetar las maneras y costumbres de otras personas, incluso cuando no compartimos o entendemos su forma de vida; con ello evitamos malentendidos tan inútiles como peligrosos. Pero cuando las «maneras» se convierten en una prisión que nos impide com unicam os y comprendernos, no debemos sentir miedo de «quebrantar las normas». Siempre es mejor, en todo caso, comprender qué «normas» seguimos y por qué. Debemos ser conscientes de cuándo creemos en lo que estamos haciendo y
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