el nivel educativo de los jefes de hogar, entre otras dimensiones posibles. Este tipo de pobreza es más estructural y de largo plazo que la pobreza de ingreso. Por último, la pobreza de capacidades se mide a través del Índice de pobreza humana, que intenta cuantificar la carencia de capacidades de una población a través de tres dimensiones: ✹ Tener una vida larga y saludable, medida por la probabilidad de no vivir más allá de los cuarenta años. ✹ Tener acceso a conocimientos, medida por la tasa de adultos analfabetos. ✹ Tener un nivel de vida digno, medida a través del porcentaje de población sin acceso a agua potable y el porcentaje de niños con un peso insuficiente para su edad.
Fuente: BID y BM (2006). Estimaciones propias basadas en la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) y la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI).
Como podemos ver, las condiciones de vida de la población dominicana en términos de pobreza de capacidades han mejorado en los últimos años, ya que son variables que dependen mucho de la mejora de la calidad de vida en el largo plazo y, por tanto, muy influenciadas por los avances tecnológicos o médicos que se van dando en el mundo. Pese a esto, la situación de pobreza de ingreso en nuestro país en vez de reducirse se ha incrementado en los últimos años, siendo una preocupación vital de cara al desarrollo humano de República Dominicana, como se ilustra el siguiente cuadro:
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POBREZA