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Prudencia y sentido común

El hilo narrativo del presidente de la Junta Central Electoral se mantiene coherente con la hoja profesional –y aspiracional–que el magistrado Román Jáquez cuenta a través de sus acciones y decisiones. Por ejemplo, para él es aspiracional la equidad de género, la cuota de un 50-50 tanto para hombres como para mujeres en lo que se refiere a la distribución de las candidaturas en el sistema de partidos. A todos los niveles: municipal y congresual. En cuanto a la boleta presidencial, los propios candidatos se decantaron, en las elecciones del 2020, por ejemplo, en apostar a una mujer como como número dos. Luis Abinader eligió a Raquel Peña, hoy vicepresidente de la República; Leonel Fernández escogió a Sergia Elena Mejía y Gonzalo Castillo apostó a Margarita Cedeño, que ya había ocupado el cargo en dos períodos anteriores (2012-2016).

Apegado a su discurso y a su credo de oficio, el magistrado y presidente de la Junta firmó la resolución No.13-2023 sobre la aplicación del porcentaje de las reservas de las candidaturas que establece la Ley No.33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos para las elecciones generales del 2024. Esta resolución provocó el primer enfrentamiento de calado entre partidos y JCE, en vista a las próximas elecciones. Una coalición de organizaciones, con la Fuerza del Pueblo y el Partido de la Liberación Dominicana a la cabeza, depositaron un recurso para que el Pleno reconsidere su decisión.

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Este paso de carácter legal, originado por un total de 15 partidos, supone un episodio que puede definir cuál será el espíritu del Pleno que encabeza la gestión con Román Jáquez como presidente, en lo que concerniente a los procesos de organización de las próximas elecciones. A estas organizaciones no le satisface en lo absoluto la distribución que dispone la Junta con relación a los niveles de elección y el porcentaje para las reservas de las can- didaturas. Esto es: en el nivel senatorial, de diputaciones, de alcaldías, de regidurías, de directores distritales y de las vocalías. Un 20 por ciento para cada uno de los niveles.

A los partidos que firmaron el recurso de apelación no les hace sentido la posición de la Junta. La resolución concluye que de los 32 senadores, el veinte por ciento corresponde a la reserva de 6; de 190 diputados serían 38 y de las 158 alcaldías, tendrían posibilidad de reservarse 32 candidaturas. Así sucesivamente se van estableciendo las cantidades para el resto de los niveles. El Pleno de la Junta, con un voto disidente de Dolores Altagracia Fernández Sánchez, tiene un sustento legal, antecedente judicial para rematar, para sustentar y mantener invariable su posición sobre este asunto.

En caliente, mientras depositaban su recurso de oposición, representantes de algunos partidos incluso advirtieron que sopesarán la posibilidad de no participar en las próximas elecciones, si la Junta se mantiene firme con respecto a la resolución. Una advertencia innecesaria, que pudiera incidir negativamente para que el pleno ceda ante su solicitud. Encontrar un punto de equilibrio en este asunto es el espíritu que debe primar entre las partes. Todavía falta un buen trecho por recorrer en la ruta de la organización de las elecciones municipales y congresuales de febrero y mayo del 2024.

El magistrado Román Jáquez es un magistrado que suele tomar decisiones apegado a las leyes que regulan las decisiones del organismo encargado de organizar las elecciones. El liderazgo político, que es el mismo que aprueba esas leyes que hoy regulan estos procesos, debe sopesar qué se pierde y qué se gana cuando suceden este tipo de casos. Estos días más que nunca debe predominar la prudencia y el sentido común entre las partes.

Peña Gómez venció el prejuicio racial

Fue vencido por el color de su piel? Es que se ha llegado a decir que José Francisco Peña Gómez no fue presidente de la República Dominicana por ser negro.

Empero, esto es «una paradoja», toda vez que los blancos en RD son una ínfima minoría. Al respecto, no cabe dudas que el prejucio racial es acentuado en este sufrido país, pero el prejuicio racial exste en todas partes.

Sin embargo, el prejuicio racial no impidió que Peña Gómez ganara las elecciones de 1994, y sobre este hecho histórico hace poco fue publicado un libro del destacado historiador Bernardo Vega.

El historiador Vega afirma en su libro, que Peña Gómez no fue presidente ni en 1994 ni en 1996, ni nunca, debido a la salida encontrada en 1994 al fraude electoral.

Por tanto, si el llamado «líder máximo» del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) no hubiese enfermado y muerto poco después de las elecciones del año referido, habría ganado indefectiblemente las elecciones realizadas en el 2000.

Esto tanto es así, que Hipólito Mejía ganó las elecciones del

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2000, en virtud del empuje electoral de Peña Gómez de cara a las elecciones en cuestión.

No está de más recordar que en 1996, José Francisco Peña Gómez fue vencido por Leonel Fernández del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) quien, precisamente, no era blanco sino mulato.

De manera que lo del racismo tuvo «su peso», sobre todo en las capas medias del país, aunque ello no habría impedido la victoria de quien ha sido considerado el líder de masas más importante que ya existió en República Dominicana.

Cuanta más información y herramientas de comunicación posee la gente, mayor es la segmentación de sus gustos, particularidades y decisiones. Esto quiere decir que al comunicarse, el emisor debe estar “al ritmo” del perceptor, si quiere resultados óptimos: conocer sus pensamientos, sentimientos y preferencias para lograr esa sintonía ineludible. En el actual siglo, es impensable la comunicación exitosa basada en la improvisación. Es vital que, tanto organizaciones como individuos, actores en las esferas pública y privada, incluyan en los requisitos obligatorios del Plan de Comunicación un capítulo que plantee claramente la investigación, y no programando sólo los profesionales necesarios para llevarla a cabo o el presupuesto a disponer, sino también qué constriñe aplicarla para la promoción y venta de bienes y servicios, sacándole el mayor provecho y a la brevedad posible.

Se logra indagando, profundizando y yendo más allá de lo superficial y urgente, para no descuidar lo verdaderamente importante. Una organización, un académico, un político o un líder de la junta de vecinos del barrio que ignore lo que piensa o sienta su público solo improvisa, y no siempre esta acción da resultados.

Están disponibles en la actualidad muchas herramientas metodológicas y tecnológicas que ya evidencian adelantos en cuanto a una mejor comunicación entre cliente-usuario, candidato-electores y negociante-proveedor. Por fortuna, en el campo de la política ya hay avances en ese orden, puesto que cada vez más aspirantes al poder y gobernantes invierten recursos humanos y económicos para acercarse al ideal de los votantes, dejando de lado el viejo dogma de que para persuadir, con el “carisma” basta.

Ahora que tanto se considera la publicidad digital, se suele confundir comunicación efectiva con mercadearse o publicitarse mucho. Bien se pueden invertir significativas cantidades en publicidad sin conseguir comunicarse efectivamente con los públicos. Pasa también en el ámbito político: el candidato o gobernante tiene una alocución cada día o un anuncio en el programa televisivo, radial o digital más visto y eso no se traduce en conexión con los intereses y motivaciones de la ciudadanía.

A lo anterior se añade que el procesamiento de la información es sumamente difícil, pues escasos son los filtros de la crítica, el análisis y la expresión de puntos de vista que tanta gente propaga, incorporándose en las discusiones, sobre todo públicas, lo cual le concede a una “simple noticia” divulgada en un medio una importante independencia, autonomía y naturaleza incontrolable.

Cada día aumenta la conciencia ciudadana acerca del poder de la retroalimentación, herramienta sagaz para poner en tela de juicio la credibilidad, fortaleza mediática y liderazgo de opinión de cualquiera. Tal conocimiento es celosamente custodiado por las personas; no renunciarán a ese nivel de influencia, por tanto, a los emisores les toca adaptarse y adherirse a las nuevas formas de comunicación.

Por ejemplo, en el campo de la publicidad digital está muy considerado todo lo que implica el big data, que ayuda a reducir tiempo y presupuesto, a analizar infinidad de variables, a personalizar campañas, a crear nuevos productos y servicios, a mejorar la atención al cliente y mucho más. El objetivo es identificar los temas que son importantes para cada quien y explorarlos individualmente en campañas de comunicación.

La comunicación basada en datos da triunfo en una campaña electoral, sólo por mencionar un escenario. Se recuerda que Trump utilizó los mensajes para entusiasmar a segmentos específicos de su circunscripción, y además para restar ánimo a los votantes demócratas.

En fin, una comunicación apropiada hace la diferencia entre el éxito y el fracaso, y dentro de las mejores claves para conseguirla está investigar antes de tomar decisiones de cuáles mensajes dirigir, cuándo, cómo y a quiénes.

NUESTRO TIEMPO NURYS PAULINO » @NURYSPAULINO

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