Economia verde 2010

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Capítulo 2 EXPERIENCIAS EMPRESARIALES

sofía, la ausencia de enfermedad existe cuando estos dos principios se encuentran en equilibrio, que se logra mediante una alimentación adecuada, tolerancia y serenidad espiritual. La alimentación macrobiótica, por tanto, propugna una adaptación de las tradiciones culinarias de Extremo Oriente, donde alimentación, medicina e incluso espiritualidad se encuentran a menudo interrelacionadas. Bajo esta creencia, Salvador observa que los productos recomendados en este tipo de dietas, eran desconocidos en España, y comienza a elaborar de forma artesanal el tofu, tempe y seitán, que habían sido usados como alimentos en China, Japón, y Oriente Medio desde hace centenares de años. Estos productos, derivados del grano de soja y del gluten del trigo, eran considerados inicialmente comida típica de monjes y nobles. De hecho, el tofu fue introducido en Japón hacia el año 700 por unos monjes japoneses que se habían trasladado a China para estudiar el budismo. De igual forma, en China, el seitán era conocido también como “la comida de Budha” debido a la utilización que le fue dada por los pacifistas monjes budistas, en sustitución de la carne. El negocio se sitúa inicialmente en un pequeño local de la familia de Salvador, originaria de Castellcir. Aunque él no poseía experiencia previa en el sector, y había creado diferentes negocios sin éxito, tenía un profundo conocimiento del sector conservas y de venta de setas por toda la geografía española que forjaron su perfil comercial. El negocio fue expandiéndose a lo largo del tiempo, siempre muy lentamente siguiendo el crecimiento natural del mercado, y manteniendo la fidelidad a los principios originales de “cuanto más vegetal mejor”. El caso de Vegetalia es la de un proyecto dedicado plenamente a la alimentación natural y biológica, que no ha entrado en la posible elaboración de otros productos (por ejemplo, carnes) ecológicas, a excepción de algunos productos lácteos y huevos. Se trata, por tanto, de un negocio basado en la dieta ovolácteovegetariana, la modalidad menos estricta dentro del vegetarianismo, pues, además de incluir cereales, patatas, legumbres, verduras, frutas frescas, frutos secos y aceites, admite otros productos como la miel, lácteos y huevos. Vegetalia tiene una clara misión en su proyecto de alimentación ecológica, tal y como aparece en su portal de Internet: “Encontrar constantemente el equilibrio entre la tradición artesanal y el uso de la tecnología más avanzada para garantizar la máxima calidad, pasando, ante todo, por el respeto al entorno y la conservación del medio natural”, siendo su visión del negocio igualmente ambiciosa, seguir siendo líderes en nutrición ecológica. Y es que, el proyecto de Vegetalia es un proyecto asentado sobre una filosofía de vida. Bajo la doctrina de que uno de los factores más importantes para gozar de buena salud es comer bien y beber agua de buena calidad (somos lo que comemos), la empresa no sólo fabrica comida ecológica sino que se esmera por cuidar el entorno en el que opera, garantizando siempre el cierre del ciclo de los elementos. Propugnan la independencia y autosuficiencia llevadas a cabo con sostenibilidad, y por eso trabajan para reducir los niveles de CO2, utilizan agua de pozo propio y disponen de placas solares en el tejado de sus instalaciones para obtener energía eléctrica directamente de la Naturaleza. De igual forma, los residuos orgánicos obtenidos de la elaboración de sus productos son reciclados y utilizados para alimentar a los animales de la finca en la que se ubican (caballos y burro), y el agua obtenida de la cadena de producción es conducida para el riego del huerto.


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