Provisiones de la Cruz

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nuestro llevar Su muerte, de ser partícipes de Sus aflicciones. La vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos mortales. Obviamente que se ha de manifestar en aquel día, pero lo que llama la atención es que se manifieste ahora y en aquel día. En la Palabra dice: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, vosotros seréis manifestados también en gloria”; y San Juan dice que el mundo no nos conoce porque no le conoció a Él. Aunque ahora somos hijos de Dios, todavía no somos lo que Él desea; pero cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos tal como Él es . Entre ahora y ese momento hay algo que el Señor quiere recibir, que no lo va a volver a recibir nunca más. Hay cosas que el Señor no va a poder recibir de nosotros. Cuando ya estemos glorificados, cuando ya no haya ningún problema, cuando ya no haya diablo, cuando ya la carne esté completamente absorbida por la vida y seamos resurrectos, allá no habrá problemas, ni pecado, allá estaremos felices. Pero hay algo que Dios recibe de su pueblo que no va a recibir en aquel día. Ahora, cuando está el diablo, ahora cuando está la carne, ahora cuando hay oposición es que El recibe gloria de Su pueblo y que Su vida se manifieste en nuestros cuerpos mortales. Es una primicia muy importante para el Señor. Cuando las mujeres venían a ungir al Señor en la tumba, todos lo querían ungir, porque Él había muerto, y cuando llegaron a la tumba, el Señor ya había resucitado y ya no lo podían ungir. Sólo María Magdalena lo pudo ungir. El hermano Nee nos recuerda esto en alguna de sus obras, como La Liberación del Espíritu. El Señor Jesús dijo que lo que María Magdalena hizo se contaría en todo el mundo. Hay cosas que aparecen en un evangelio y otras que aparecen en dos, y otras que aparecen en tres pero el ungimiento al Señor por María aparece en los cuatro evangelios, porque Jesús dijo que en cualquier lugar donde se predicara este evangelio se contaría lo que ella hizo. Ahora, ¿por qué el Señor está tan interesado en lo que hizo María? Porque, fijémonos en el ejemplo dado por el hermano Nee, ella tenía algo muy precioso, algo que costaba trescientos denarios; era un perfume de nardo puro y lo tenía en un vaso de alabastro; ella se anticipó a Su sepultura y eso fue lo que entendió Jesús: Esta se anticipó a mi sepultura. Notemos que ella rompió el vaso de alabastro y ungió al Señor con el nardo puro, y otros decían: Pero, ¿para qué hizo esto? Y Él decía: Dejadla, ella ha hecho lo que podía, y de cierto os digo que donde se predique este evangelio, se contará lo que ésta ha hecho; y cuando las otras mujeres, incluso ella, llegaron a ungir el cuerpo, ya no lo pudieron ungir; la única que lo pudo hacer fue María de Betania, porque se anticipó. Alabanzas en tribulación 196


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