Caminos de luz artificial -XV-

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porque estamos enfermos y vamos a morir

pablo mi単arro prado


porque estamos enfermos y vamos a morir

pablo mi単arro prado


el lobo se hizo perro cuando empez贸 a hurgar en la basura alguien, en el diario el pa铆s



Se enfunda el cuerpo en la piel de otro animal para ir a fundar la luna,

para que sus embriones de multípara hembra puedan vivir indivisibles en el fin del mundo,

para aserrar hombres por el medio si es que todavía queda alguno

Sólo allí regalará su amor

Lo que quieren hacerle ver, no le interesa



Caíste a esta grieta para liarte las manos, que antes, las tenías desatadas,

agarradas a la garganta del amante que te amargó tres años, prona y supinamente

Encuentras el contraste idóneo de las margaritas que fueron creciendo ilusas

de todo lo que lloraste desde el accidente



Espero a los chacales y su sarro con parsimonia

El rocío, metálico y protector, me atrofia y me descafeína por las bravas

Floto, no lo crees, pero floto

A veces sueño en sueños que soy la mujer serena que nunca acabó de dormir

Nunca se sabe lo que habrá de celebrar quien nació sin corazón en la nevera



Vienen al sol en pedacitos

como momias que vieron sin mucha convicciรณn, el extranjero

Hinchan tu corazรณn, visiblemente

prometidas al optimismo marcial del futuro que separarรก, por descuido, la camada

si no hay mรกs cera que la que ahora te quema por el centro el pantalรณn



Finge desiertos donde predicar ofertas irrechazables

Vegeta en la estaciĂłn los dĂ­as de huelga

Suda, una y mil veces, incapaz de explicar nada

Quiere, la virgen, desterrar la atrofia de su roma lengua

SueĂąa que su hijo se hizo por fin grande

y va al gimnasio



Ni primogénita, ni benjamina, que, sin depositar huevas fueron cayendo con la guerrilla

(dicen que los milicos los ponían a la brasa y se comían partes)

Dejan las uñas de tener bordes para, tercas, seguir creciendo y raspar otra semana entera de vudú

Ahora que la noche es de los tristes

y soy el único animal

que te contempla



Nunca supiste mondarte del todo el alma, gravitar sobre tu lista de festines por el cuello

No fuiste quién a tragarte el horizonte como meta, el globo terráqueo como polvo que no usar

Todavía no sabes si vendrá el invierno

si prefieres arrepentirte en el túnel

o regresar a depredar jovencitos

al otro lado, histórico, del mar



En el agua buscan oro Y en el oro, absoluci贸n

Personas que se escabulleron de respirar como es debido

dedican frases entera al cambio de clima si se encuentra, espeluznado, a otro cabr贸n

En el colch贸n, hambre caimana y juguetes sexuales

Y el pitillo solitario de despu茅s



Habrá un ángel por cada seis demonios

Tomarán estos, en monopolio, la puerta de los laberintos

Les oirás silbar, en demasía para ti que lo eres todo

Sabrán darte en tu veinticinco cumpleaños

una receta

definitiva

para el canibalismo



Demuéstrame que existe Silicon Valley, que, técnicamente, no murió

que acabó la peste negra que trajeron, corruptas, las aves de corral

y que, excrementicia brotó sobre este paisaje farándula de Hitchcock

que del último al primero saboreamos

de la manera en que aman ciertos bichos la madera de ataúd

y lo que hay dentro



A medida que el domingo viene a molestar

con Jesús y sus discípulos,

la ramera dispar de Babilonia, en su presente del montón

encara entumecida y sin papeles

el escalofrío resultante de ser del todo honesta

con sus hijos



Te escupĂ­an a la cara amor y agua de mar

Intentaban, halagadas, algas agarrarte

peregrinaje pertinaz piernas arriba como si se hubieran metido en el bikini los vecinos

Pusieron perdida, de saliva, la pleamar

Y la brisa, encima, no saliĂł

OjalĂĄ os torpedee un submarino

o siete test positivos de embarazo



Vas desacompasada de beber tanto

Descubriste, domador, el bourbon de Kentucky

Fallas te quiebran por dentro el organismo

viendo como a tu hijo, accidental occidental, la c贸lera de millares le destroza la crisma

porque la Gran Manzana, gandul,

se vino abajo



Cava, cava, infraestructĂşrate

Madruga madrigueras hasta el centro excĂŠntrico

de la tierra

Vienen los cazadores de hombres

El Ăşnico tesoro, ahora posible,

es la venganza



A años vista de ser sede olímpica

y ante la falta absoluta de deportistas de élite,

el gobierno laico de la República bananera de Panamá

desarrolla un peliagudo plan destinado

a incrementar la natalidad mediante publicidad

dudosamente subjetiva



Doce días de camino Buscando apetitos nuevos, formas inmediatas de utilizar los molares

de sujetar la onomatopeya huérfana del sistema digestivo

Cabecilla asmático de una nueva reforma agraria,

cabra montés,

porque el paciente inglés se llevó toda tu hierba



No mires. Sigue adelante. Cloquea

Sólo son sus dioses idiotas en aritmética progresión

Tantos, que acabaron siendo montañas a las que, subdesarrollados, rezan

y llevan a sus hijas, a hombros, a quemar

Cloquea. Cloquea fuerte.

Si vas en misión de paz, es difícil que te crean



El primer hombre que inventó la cárcel

(cuando todos eran amigos. Cuando todos eran tan amigos)

elige bando, se lava las herida con pisco y pregunta por su basilisco amor en caída libre,

que se quedó bien preso, allá por la edad de piedra



Son tus piernas el plenilunio perdido,

mi muro particular de las lamentaciones,

la llave maestra que resucitará a los muertos del obús principal

los días desmedidos, las noches sin lucha,

la organización, entera, mundial,

de la salud



En el momento abúlico en que se declare

la guerra nuclear

utópico será

ser inocente



Sombras, que sonámbulas desplazan cremalleras por la noche

Tasados masculinamente

Discípulos de los frascos nocturnos del amor

Hijos todos de la hiena que más parecía reírse

Sometidos al constante hábito superficial de no poder recordar al día siguiente

su apellido



Se extinguió el formol que te cubría

que te hacía, de veras, olvidar Argelia

Sujetaste, firme, la bolsa con los vegetales de la cena

prisionera de una calle ahora inhóspita, sin recovecos

Aquel tranvía volador te dijo a qué se dedicaba Burik, tu queridísimo hijo

cuando tú lo creías en la escuela



El primer puñetazo te desdobló una costilla y parecieron dos

Visitaste el suelo y te gustó un poco

El segundo ya fue puro plagio, un cohete que te abrió ambas cejas y te devolvió el cerebro al parvulario

donde, sin censura, colgarás las fotos deformes

de la ficha policial



Todos estos años esperando a Moby Dick o a los turistas

o heroicas canciones subidas de tono como si los vikingos cotizaran en bolsa

Ingredientes paramétricos de una nostalgia que sólo admitió astilleros

que le cercenaron pulmón y medio de un plumazo

y nos dejó este cisma higiénico entre mar y cielo

y dos filas de dientes, clamorosos de apretar



En la villa de Castrofilippo nada tienen que decirse

Mecánicos hombres, mujeres y niños celebran su cielo y su infierno a la vez

Micronesia. Cada cual y su espalda.

No suena el teléfono, porque no tienen

Por las noches, si no hubiera grillos,

los harían repoblar



Dime si salpicarás cuando te parta una embolia

si algún músculo inquieto, podado, fortuito, se techará junto a mi

Dime si tu sangre tributaria se alterará en kilogramos cuando la temperatura corporal se sienta traicionada

Dime si te animarás a una última mueca,

si escucharemos el himno,

o tan sólo la alegría



Sabes que no sabes dónde estás Y no te importa

ahora que el bote de cola, inhalado, murió devolviéndote este cáncer sin trópico asociado

Sabes que eso que va por ahí tiene alas y vuela y que estaría cojonudo a la cazuela tú que fuiste cocinera antes que yonqui

Sabes que hay un carrito. Lo has visto.

Y lo que duele al bolsillo es no encontrar el resguardo que canjee a tu niño por este frio universal que campó encima



Sácate el vestido y fabrica bombas

Peregrina luego al sol, encinta y aislante

Sé un terremoto y diluvia metralla

Inflama la hipótesis, mayor de edad, del cuerpo

Respira sin ambages, desgañitada de repetir entre jadeos que me muera

Sácate el vestido y fabrica bombas



Walter tiene una bicicleta

Todos los días avanza en ella orgulloso de ser más veloz que los viandantes

Los viandantes tienen sus piernas

todos los días pasean en ellas orgullosos de ser más rápidos que los cangrejos

Los cangrejos no tienen prisa. Todos los días pasean orgullosos

de no tener que ir a trabajar



No siempre son necesarias las razones

Cizaña superpoblándose de cizaña

Saliste cabizbaja de la cueva porque no te quedaba pared asimétrica en que pintar hombres

Desde que la gasolina se extinguió por completo, si se te incendia el corazón

ya no es por culpa nuestra



Vuelta la espalda, como una orden de alejamiento hasta Somalia

Un secuestro sin secuestrador

Te girarรกs porque alguien, borracho, enunciarรก tu nombre

Y serรก el amor de tu vida

Agua tibia de fregar la materia inerte que se quiera ir

La literatura, sin bruma, muere pronto



Murcia será el lugar donde vayan a morir los hombres

Alguien lo aseguró, catastrófico y genocida, esta mañana

Escarbarán la tierra y caerán agotados de forma natural

Eso es todo.

Y tendrán, conmemorados, su lazo

de un bonito color que aún no haya escogido nadie



Domina la parsimonia de las horas Clava su emoción y andan para él

Olvidó el lenguaje que exigía reglas gramaticales

Bígamo a dos manos de flora y fauna no necesita compañera que le regule el calor

en este citoplasma aletargado

Todavía sonríe al recordar que debajo del mar

hay hombres rana



Se sabían ya borrados. Catatonia puritana del Far West.

El feo vendió a sus hijos El malo, a sus amigos mejores El bueno, barbitúricos, no más

Enfermo de fama, un sheriff que no pedía explicaciones aplicó, duplicados, tormentos de plata en sus pechos

siguiendo la huella de las grandes serpientes que se dedican, abonadas,

a extinguir



Dicen que las precipitaciones y la herrumbre, o la censura barrieron la única copia

La posible, inverosímil, cumbre del expresionismo fílmico alemán

Después de Los Nibelungos, allá por el veinticinco, Tarzán terminaba sus días empalado en una farola por los ardientes comedores de hombres

que habían perdido, esa tarde, el apetito



Canta para los soldados: que se paren de matar

Penetra, aciaga y ciega en la luna, enseña la marca sincrónica del sujetador

(Suena un disparo entre bambalinas y se incrusta en tu maxilar de arriba)

Todos los bebés son iguales cuando nacen muertos

Se queda el portal de Belén sin ángeles

ni argumentos



Pietro se desenganchó Y también Sandrusca

Ahora son marionetas territorialmente extrañas

Títeres manoseados por artesanos del humor más negro,

esclavos de la medicina que los viene a fumigar, a retorcer las cuerdas

Los salteadores de caminos no podrán con ellos

La publicidad, esa sí, es la que mata



Te sentabas, temblando, en el manillar Y conociste Montana

Pasamos como terremoto la costa de California donde el hombre alcanza a parecerse al odio desmedido que le hizo nacer

En una habitación oscura de San Diego conocí tu cuerpo produciendo sombras, y el orgasmo repentino que le escondiste al doctor

Quisiera de vuelta la semana pasada cuando aún tus miembros eran puros en la playa cuando nuestro amor aún era raro y no seropositivo



La noche más triste me arañó la cara

El planeta tierra, halitósico, me obstaculizó un poco

Enfermó grave el conductor de ambulancias y ninguno de sus quince nietos se acercó al filón ponzoñoso de su páncreas

teniendo éste que confiar su muerte altisonante

a los vecinos



Se conocieron en la caricia de los baños públicos

Garantízame furor y furia e iré detrás

Un vuelo majestuoso en tu dirección del hombre bala

A pastar, pacífico, dormitorios insonorizados de amor

Paraíso al que vino el chupacabras

Mala hierba que no muere

termina por no defraudar



La inflación llegaba a amigdalitis La economía en declive Las matrices, refrigeradas, se negaban a nacer esclavos

El pueblo, aburrido, sin pan, sin circo, empezaba a protestar

Así que bajaron ellos, de mutuo acuerdo

En este lugar exacto, a J.M. Aznar, una espada corta le partía por el centro de su brillantemente tierna

región abdominal



Tu sonrisa te abriรณ una puerta Los pechos, dos

Te has aupado a la mesa de la oficina y cantado a gritos con la aspereza donativa de la reina del mambo

aficionada al caos de la bebida fuerte

Rociadas las ortigas con la sal de tus pulmones, alguno, goloso, se irritarรก la piel,

bajo el escritorio,

tocรกndose por ti



Desde este lado escondido del cosmos que de memoria me sé

da igual que me venden las venas o que las venda yo

Será la selección natural de las especies la que, de verdad, me tulla

Peyorativa, sin análisis de sangre, descansará violenta la tierra sobre mí

Sofisma natural de la barbarie

la noche en que, por fin, bata mi récord



Marea negra los latidos en la sien

Abaratada, con el cuerpo reubicado en piezas saca un botellín del mini bar

No. No podemos seguir siendo amigos

Así te pisen la cabeza

Ya tengo gente suficiente clavándome puñales

en la espalda



Son las cuatro y veinte.

Camélida, sobrada de agua, espero misericordia inguinal,

un sexo que herede, sin protocolos, mi carne androide

Caminar sobre el fuego y dormir en el jardín de infancia

Mañana, un coma tutelado que campe a sus anchas

Lisboa cerró su espacio aéreo. Volveré pronto. Te quiero mama.



Le contaste al barrio que en la capital hab铆a monstruos, billetes por fajos, mucha polic铆a y poca diversi贸n

que sentiste tu sangre atrapada cual viruta en la madera,

como palabras cohibidas que no emergen

o el sudor desesperado de la espalda de cualquier tirano

cuando hacen el amor

sin saber c贸mo



Veintidós grados cincuenta y tres minutos latitud sur Sesenta y ocho grados quince minutos longitud oeste

Valles de la luna y la muerte Atacama

El lugar más árido del planeta

Se te cayó una lágrima que no servía para nada



Debajo del almendro le haces un hombre

con los fluidos inexpertos de sexto de EGB

Y te estropeas r谩pido, de tanto madurar

El miedo te cosi贸 la boca, ferment贸 en las cuerdas vocales

y te impide gritarlo todo

S谩came esto ya de dentro

te lo pido por favor



El viento sur arrastra otro día doblegado de difuntos

Te prestaron sangre de sopetón para que no murieras

y esperas que su perdón trepane

La rabia te impide acercarte al éxtasis monocorde del agua

Feliz vida de mierda

Deberías guardar la ropa aunque no te decidieras

a nadar



Crecen las flores y se marchitan

La metamorfosis drogada del caminar del tiempo

A travĂŠs de las persianas, la pena capital pregona tu nombre en el telediario

Llora tu madre noches enteras

sin nadie que la abrace

Esto, sĂ­,

es una emergencia



Fundidos. Por encima de la fatiga tras diecisiete horas en la fábrica de zinc

Coagulada la espuma que ni logra confortar

Resumido el día a día como patíbulo

Empequeñecidos Minimizados se alivian al pensar lo que tendrían que hacer

si les contratara la mafia



Hubo un tiempo en que no tenían trompa Ni colmillos

Pacíficos herbívoros de un tamaño superior a lo normal

Ciento cuarenta kilos de vegetación que comer, alargaron su jornada diurna

Y así descubrieron la luna. Diez minutos contemplándola y surgió el amor a sus cuatro fases

Intentando tocarla, desarrollaron trompa Y colmillos, para luchar por ella

Los hombres africanos descubrieron los eclipses Los elefantes, al hombre blanco Los hombres blancos,

la muerte y el marfil



Carnosos, acaparan sol si yo ahorco, tú ahorcas, él ahorca Hombre ciclónico y su sed plácida de mal

decididos a acabar con tu familia

Los huesos, avasallados Dolor de riñones sin donar Tus dedos, descansando de torcerlo todo

Fracasé mañana ya por adelantado

La tierra prometida la compró toda Repsol



Si eres listo, correrás cuesta arriba

Cuento los metros, la ecuación ingrata que nos distancia

Fe en la explosión del odio, si las matemáticas encallan

No has de ser tú el animal que me desprenda de ella, en edad pedregosa de probarlo todo

Si mi hija se vuelve volcánica, si comenzáis a pecar conjuntamente

te arranco el bazo a dentelladas



Anda, una piraña, amenazándote la sangre

buscando gramos de néctar que chupar y comer por el amazonas embarrado de las venas

Su aliento fresco te permite descansar,

doblegarte y regalar el suelo firme

trasladar, agria, la visión al infinito

sembrar, espaciadamente, las semillas automáticas

de la decepción de siempre



Traquetea, a lo largo, el día Truenos parecen llevársele, sobre aviso, la cabellera

Las habituales tareas mercenarias

Esta, en concreto, es una pieza que sus antepasados navajos entonaban antes de ir a partirse el alma a la pradera

Un canto a la madre tierra cuando sólo los bisontes producían polvo

Gestas que se gestan en gestos en la cantina de Jenny o entre sus piernas de vino a granel

Por el día canta la guerra Por la noche lame, de lejos, la paz



La bola de cristal no te había preparado para esto

Una aguja se enhebra y te une al silencio como un bucle

Noche temática de hándicaps amenazando hacerse perenne

Esperas que el miedo converja y se arroje en tus brazos a llorar

que el futuro, en algún momento, se haga presente

de indicativo



A la puesta de sol termina la vida,

un impacto postizo de teor铆as nuevas

Tu mujer, medias de seda, zapatos caros de tac贸n, hace brotar su resaca en los columpios

Despegan, los platillos volantes, su tapa s贸lida de los sesos, con una forma de magnetismo por consolidar

Inician la ruta de vuelta a donde quiera que duerman

porque pediste fuego y al final

prendieron el bosque por entero en tu honor



Descarrila el mar y devora el pan de cada día

con una última palada como de hollín

que vapulea cien años de noviazgo

Punto de congelación de nuestra salvaje atmósfera conjunta,

de la lista de la compra cuando ya no queda nada que comprar

del gigantismo inútil en que de citarte, mi amor,

me salió quiste



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