porque estamos enfermos y vamos a morir
pablo mi単arro prado
porque estamos enfermos y vamos a morir
pablo mi単arro prado
el lobo se hizo perro cuando empez贸 a hurgar en la basura alguien, en el diario el pa铆s
Se enfunda el cuerpo en la piel de otro animal para ir a fundar la luna,
para que sus embriones de multípara hembra puedan vivir indivisibles en el fin del mundo,
para aserrar hombres por el medio si es que todavía queda alguno
Sólo allí regalará su amor
Lo que quieren hacerle ver, no le interesa
Caíste a esta grieta para liarte las manos, que antes, las tenías desatadas,
agarradas a la garganta del amante que te amargó tres años, prona y supinamente
Encuentras el contraste idóneo de las margaritas que fueron creciendo ilusas
de todo lo que lloraste desde el accidente
Espero a los chacales y su sarro con parsimonia
El rocío, metálico y protector, me atrofia y me descafeína por las bravas
Floto, no lo crees, pero floto
A veces sueño en sueños que soy la mujer serena que nunca acabó de dormir
Nunca se sabe lo que habrá de celebrar quien nació sin corazón en la nevera
Vienen al sol en pedacitos
como momias que vieron sin mucha convicciรณn, el extranjero
Hinchan tu corazรณn, visiblemente
prometidas al optimismo marcial del futuro que separarรก, por descuido, la camada
si no hay mรกs cera que la que ahora te quema por el centro el pantalรณn
Finge desiertos donde predicar ofertas irrechazables
Vegeta en la estaciĂłn los dĂas de huelga
Suda, una y mil veces, incapaz de explicar nada
Quiere, la virgen, desterrar la atrofia de su roma lengua
SueĂąa que su hijo se hizo por fin grande
y va al gimnasio
Ni primogénita, ni benjamina, que, sin depositar huevas fueron cayendo con la guerrilla
(dicen que los milicos los ponían a la brasa y se comían partes)
Dejan las uñas de tener bordes para, tercas, seguir creciendo y raspar otra semana entera de vudú
Ahora que la noche es de los tristes
y soy el único animal
que te contempla
Nunca supiste mondarte del todo el alma, gravitar sobre tu lista de festines por el cuello
No fuiste quién a tragarte el horizonte como meta, el globo terráqueo como polvo que no usar
Todavía no sabes si vendrá el invierno
si prefieres arrepentirte en el túnel
o regresar a depredar jovencitos
al otro lado, histórico, del mar
En el agua buscan oro Y en el oro, absoluci贸n
Personas que se escabulleron de respirar como es debido
dedican frases entera al cambio de clima si se encuentra, espeluznado, a otro cabr贸n
En el colch贸n, hambre caimana y juguetes sexuales
Y el pitillo solitario de despu茅s
Habrá un ángel por cada seis demonios
Tomarán estos, en monopolio, la puerta de los laberintos
Les oirás silbar, en demasía para ti que lo eres todo
Sabrán darte en tu veinticinco cumpleaños
una receta
definitiva
para el canibalismo
Demuéstrame que existe Silicon Valley, que, técnicamente, no murió
que acabó la peste negra que trajeron, corruptas, las aves de corral
y que, excrementicia brotó sobre este paisaje farándula de Hitchcock
que del último al primero saboreamos
de la manera en que aman ciertos bichos la madera de ataúd
y lo que hay dentro
A medida que el domingo viene a molestar
con Jesús y sus discípulos,
la ramera dispar de Babilonia, en su presente del montón
encara entumecida y sin papeles
el escalofrío resultante de ser del todo honesta
con sus hijos
Te escupĂan a la cara amor y agua de mar
Intentaban, halagadas, algas agarrarte
peregrinaje pertinaz piernas arriba como si se hubieran metido en el bikini los vecinos
Pusieron perdida, de saliva, la pleamar
Y la brisa, encima, no saliĂł
OjalĂĄ os torpedee un submarino
o siete test positivos de embarazo
Vas desacompasada de beber tanto
Descubriste, domador, el bourbon de Kentucky
Fallas te quiebran por dentro el organismo
viendo como a tu hijo, accidental occidental, la c贸lera de millares le destroza la crisma
porque la Gran Manzana, gandul,
se vino abajo
Cava, cava, infraestructĂşrate
Madruga madrigueras hasta el centro excĂŠntrico
de la tierra
Vienen los cazadores de hombres
El Ăşnico tesoro, ahora posible,
es la venganza
A años vista de ser sede olímpica
y ante la falta absoluta de deportistas de élite,
el gobierno laico de la República bananera de Panamá
desarrolla un peliagudo plan destinado
a incrementar la natalidad mediante publicidad
dudosamente subjetiva
Doce días de camino Buscando apetitos nuevos, formas inmediatas de utilizar los molares
de sujetar la onomatopeya huérfana del sistema digestivo
Cabecilla asmático de una nueva reforma agraria,
cabra montés,
porque el paciente inglés se llevó toda tu hierba
No mires. Sigue adelante. Cloquea
Sólo son sus dioses idiotas en aritmética progresión
Tantos, que acabaron siendo montañas a las que, subdesarrollados, rezan
y llevan a sus hijas, a hombros, a quemar
Cloquea. Cloquea fuerte.
Si vas en misión de paz, es difícil que te crean
El primer hombre que inventó la cárcel
(cuando todos eran amigos. Cuando todos eran tan amigos)
elige bando, se lava las herida con pisco y pregunta por su basilisco amor en caída libre,
que se quedó bien preso, allá por la edad de piedra
Son tus piernas el plenilunio perdido,
mi muro particular de las lamentaciones,
la llave maestra que resucitará a los muertos del obús principal
los días desmedidos, las noches sin lucha,
la organización, entera, mundial,
de la salud
En el momento abúlico en que se declare
la guerra nuclear
utópico será
ser inocente
Sombras, que sonámbulas desplazan cremalleras por la noche
Tasados masculinamente
Discípulos de los frascos nocturnos del amor
Hijos todos de la hiena que más parecía reírse
Sometidos al constante hábito superficial de no poder recordar al día siguiente
su apellido
Se extinguió el formol que te cubría
que te hacía, de veras, olvidar Argelia
Sujetaste, firme, la bolsa con los vegetales de la cena
prisionera de una calle ahora inhóspita, sin recovecos
Aquel tranvía volador te dijo a qué se dedicaba Burik, tu queridísimo hijo
cuando tú lo creías en la escuela
El primer puñetazo te desdobló una costilla y parecieron dos
Visitaste el suelo y te gustó un poco
El segundo ya fue puro plagio, un cohete que te abrió ambas cejas y te devolvió el cerebro al parvulario
donde, sin censura, colgarás las fotos deformes
de la ficha policial
Todos estos años esperando a Moby Dick o a los turistas
o heroicas canciones subidas de tono como si los vikingos cotizaran en bolsa
Ingredientes paramétricos de una nostalgia que sólo admitió astilleros
que le cercenaron pulmón y medio de un plumazo
y nos dejó este cisma higiénico entre mar y cielo
y dos filas de dientes, clamorosos de apretar
En la villa de Castrofilippo nada tienen que decirse
Mecánicos hombres, mujeres y niños celebran su cielo y su infierno a la vez
Micronesia. Cada cual y su espalda.
No suena el teléfono, porque no tienen
Por las noches, si no hubiera grillos,
los harían repoblar
Dime si salpicarás cuando te parta una embolia
si algún músculo inquieto, podado, fortuito, se techará junto a mi
Dime si tu sangre tributaria se alterará en kilogramos cuando la temperatura corporal se sienta traicionada
Dime si te animarás a una última mueca,
si escucharemos el himno,
o tan sólo la alegría
Sabes que no sabes dónde estás Y no te importa
ahora que el bote de cola, inhalado, murió devolviéndote este cáncer sin trópico asociado
Sabes que eso que va por ahí tiene alas y vuela y que estaría cojonudo a la cazuela tú que fuiste cocinera antes que yonqui
Sabes que hay un carrito. Lo has visto.
Y lo que duele al bolsillo es no encontrar el resguardo que canjee a tu niño por este frio universal que campó encima
Sácate el vestido y fabrica bombas
Peregrina luego al sol, encinta y aislante
Sé un terremoto y diluvia metralla
Inflama la hipótesis, mayor de edad, del cuerpo
Respira sin ambages, desgañitada de repetir entre jadeos que me muera
Sácate el vestido y fabrica bombas
Walter tiene una bicicleta
Todos los días avanza en ella orgulloso de ser más veloz que los viandantes
Los viandantes tienen sus piernas
todos los días pasean en ellas orgullosos de ser más rápidos que los cangrejos
Los cangrejos no tienen prisa. Todos los días pasean orgullosos
de no tener que ir a trabajar
No siempre son necesarias las razones
Cizaña superpoblándose de cizaña
Saliste cabizbaja de la cueva porque no te quedaba pared asimétrica en que pintar hombres
Desde que la gasolina se extinguió por completo, si se te incendia el corazón
ya no es por culpa nuestra
Vuelta la espalda, como una orden de alejamiento hasta Somalia
Un secuestro sin secuestrador
Te girarรกs porque alguien, borracho, enunciarรก tu nombre
Y serรก el amor de tu vida
Agua tibia de fregar la materia inerte que se quiera ir
La literatura, sin bruma, muere pronto
Murcia será el lugar donde vayan a morir los hombres
Alguien lo aseguró, catastrófico y genocida, esta mañana
Escarbarán la tierra y caerán agotados de forma natural
Eso es todo.
Y tendrán, conmemorados, su lazo
de un bonito color que aún no haya escogido nadie
Domina la parsimonia de las horas Clava su emoción y andan para él
Olvidó el lenguaje que exigía reglas gramaticales
Bígamo a dos manos de flora y fauna no necesita compañera que le regule el calor
en este citoplasma aletargado
Todavía sonríe al recordar que debajo del mar
hay hombres rana
Se sabían ya borrados. Catatonia puritana del Far West.
El feo vendió a sus hijos El malo, a sus amigos mejores El bueno, barbitúricos, no más
Enfermo de fama, un sheriff que no pedía explicaciones aplicó, duplicados, tormentos de plata en sus pechos
siguiendo la huella de las grandes serpientes que se dedican, abonadas,
a extinguir
Dicen que las precipitaciones y la herrumbre, o la censura barrieron la única copia
La posible, inverosímil, cumbre del expresionismo fílmico alemán
Después de Los Nibelungos, allá por el veinticinco, Tarzán terminaba sus días empalado en una farola por los ardientes comedores de hombres
que habían perdido, esa tarde, el apetito
Canta para los soldados: que se paren de matar
Penetra, aciaga y ciega en la luna, enseña la marca sincrónica del sujetador
(Suena un disparo entre bambalinas y se incrusta en tu maxilar de arriba)
Todos los bebés son iguales cuando nacen muertos
Se queda el portal de Belén sin ángeles
ni argumentos
Pietro se desenganchó Y también Sandrusca
Ahora son marionetas territorialmente extrañas
Títeres manoseados por artesanos del humor más negro,
esclavos de la medicina que los viene a fumigar, a retorcer las cuerdas
Los salteadores de caminos no podrán con ellos
La publicidad, esa sí, es la que mata
Te sentabas, temblando, en el manillar Y conociste Montana
Pasamos como terremoto la costa de California donde el hombre alcanza a parecerse al odio desmedido que le hizo nacer
En una habitación oscura de San Diego conocí tu cuerpo produciendo sombras, y el orgasmo repentino que le escondiste al doctor
Quisiera de vuelta la semana pasada cuando aún tus miembros eran puros en la playa cuando nuestro amor aún era raro y no seropositivo
La noche más triste me arañó la cara
El planeta tierra, halitósico, me obstaculizó un poco
Enfermó grave el conductor de ambulancias y ninguno de sus quince nietos se acercó al filón ponzoñoso de su páncreas
teniendo éste que confiar su muerte altisonante
a los vecinos
Se conocieron en la caricia de los baños públicos
Garantízame furor y furia e iré detrás
Un vuelo majestuoso en tu dirección del hombre bala
A pastar, pacífico, dormitorios insonorizados de amor
Paraíso al que vino el chupacabras
Mala hierba que no muere
termina por no defraudar
La inflación llegaba a amigdalitis La economía en declive Las matrices, refrigeradas, se negaban a nacer esclavos
El pueblo, aburrido, sin pan, sin circo, empezaba a protestar
Así que bajaron ellos, de mutuo acuerdo
En este lugar exacto, a J.M. Aznar, una espada corta le partía por el centro de su brillantemente tierna
región abdominal
Tu sonrisa te abriรณ una puerta Los pechos, dos
Te has aupado a la mesa de la oficina y cantado a gritos con la aspereza donativa de la reina del mambo
aficionada al caos de la bebida fuerte
Rociadas las ortigas con la sal de tus pulmones, alguno, goloso, se irritarรก la piel,
bajo el escritorio,
tocรกndose por ti
Desde este lado escondido del cosmos que de memoria me sé
da igual que me venden las venas o que las venda yo
Será la selección natural de las especies la que, de verdad, me tulla
Peyorativa, sin análisis de sangre, descansará violenta la tierra sobre mí
Sofisma natural de la barbarie
la noche en que, por fin, bata mi récord
Marea negra los latidos en la sien
Abaratada, con el cuerpo reubicado en piezas saca un botellín del mini bar
No. No podemos seguir siendo amigos
Así te pisen la cabeza
Ya tengo gente suficiente clavándome puñales
en la espalda
Son las cuatro y veinte.
Camélida, sobrada de agua, espero misericordia inguinal,
un sexo que herede, sin protocolos, mi carne androide
Caminar sobre el fuego y dormir en el jardín de infancia
Mañana, un coma tutelado que campe a sus anchas
Lisboa cerró su espacio aéreo. Volveré pronto. Te quiero mama.
Le contaste al barrio que en la capital hab铆a monstruos, billetes por fajos, mucha polic铆a y poca diversi贸n
que sentiste tu sangre atrapada cual viruta en la madera,
como palabras cohibidas que no emergen
o el sudor desesperado de la espalda de cualquier tirano
cuando hacen el amor
sin saber c贸mo
Veintidós grados cincuenta y tres minutos latitud sur Sesenta y ocho grados quince minutos longitud oeste
Valles de la luna y la muerte Atacama
El lugar más árido del planeta
Se te cayó una lágrima que no servía para nada
Debajo del almendro le haces un hombre
con los fluidos inexpertos de sexto de EGB
Y te estropeas r谩pido, de tanto madurar
El miedo te cosi贸 la boca, ferment贸 en las cuerdas vocales
y te impide gritarlo todo
S谩came esto ya de dentro
te lo pido por favor
El viento sur arrastra otro día doblegado de difuntos
Te prestaron sangre de sopetón para que no murieras
y esperas que su perdón trepane
La rabia te impide acercarte al éxtasis monocorde del agua
Feliz vida de mierda
Deberías guardar la ropa aunque no te decidieras
a nadar
Crecen las flores y se marchitan
La metamorfosis drogada del caminar del tiempo
A travĂŠs de las persianas, la pena capital pregona tu nombre en el telediario
Llora tu madre noches enteras
sin nadie que la abrace
Esto, sĂ,
es una emergencia
Fundidos. Por encima de la fatiga tras diecisiete horas en la fábrica de zinc
Coagulada la espuma que ni logra confortar
Resumido el día a día como patíbulo
Empequeñecidos Minimizados se alivian al pensar lo que tendrían que hacer
si les contratara la mafia
Hubo un tiempo en que no tenían trompa Ni colmillos
Pacíficos herbívoros de un tamaño superior a lo normal
Ciento cuarenta kilos de vegetación que comer, alargaron su jornada diurna
Y así descubrieron la luna. Diez minutos contemplándola y surgió el amor a sus cuatro fases
Intentando tocarla, desarrollaron trompa Y colmillos, para luchar por ella
Los hombres africanos descubrieron los eclipses Los elefantes, al hombre blanco Los hombres blancos,
la muerte y el marfil
Carnosos, acaparan sol si yo ahorco, tú ahorcas, él ahorca Hombre ciclónico y su sed plácida de mal
decididos a acabar con tu familia
Los huesos, avasallados Dolor de riñones sin donar Tus dedos, descansando de torcerlo todo
Fracasé mañana ya por adelantado
La tierra prometida la compró toda Repsol
Si eres listo, correrás cuesta arriba
Cuento los metros, la ecuación ingrata que nos distancia
Fe en la explosión del odio, si las matemáticas encallan
No has de ser tú el animal que me desprenda de ella, en edad pedregosa de probarlo todo
Si mi hija se vuelve volcánica, si comenzáis a pecar conjuntamente
te arranco el bazo a dentelladas
Anda, una piraña, amenazándote la sangre
buscando gramos de néctar que chupar y comer por el amazonas embarrado de las venas
Su aliento fresco te permite descansar,
doblegarte y regalar el suelo firme
trasladar, agria, la visión al infinito
sembrar, espaciadamente, las semillas automáticas
de la decepción de siempre
Traquetea, a lo largo, el día Truenos parecen llevársele, sobre aviso, la cabellera
Las habituales tareas mercenarias
Esta, en concreto, es una pieza que sus antepasados navajos entonaban antes de ir a partirse el alma a la pradera
Un canto a la madre tierra cuando sólo los bisontes producían polvo
Gestas que se gestan en gestos en la cantina de Jenny o entre sus piernas de vino a granel
Por el día canta la guerra Por la noche lame, de lejos, la paz
La bola de cristal no te había preparado para esto
Una aguja se enhebra y te une al silencio como un bucle
Noche temática de hándicaps amenazando hacerse perenne
Esperas que el miedo converja y se arroje en tus brazos a llorar
que el futuro, en algún momento, se haga presente
de indicativo
A la puesta de sol termina la vida,
un impacto postizo de teor铆as nuevas
Tu mujer, medias de seda, zapatos caros de tac贸n, hace brotar su resaca en los columpios
Despegan, los platillos volantes, su tapa s贸lida de los sesos, con una forma de magnetismo por consolidar
Inician la ruta de vuelta a donde quiera que duerman
porque pediste fuego y al final
prendieron el bosque por entero en tu honor
Descarrila el mar y devora el pan de cada día
con una última palada como de hollín
que vapulea cien años de noviazgo
Punto de congelación de nuestra salvaje atmósfera conjunta,
de la lista de la compra cuando ya no queda nada que comprar
del gigantismo inútil en que de citarte, mi amor,
me salió quiste