Historia de roma grimberg

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“botita”: los soldados de Germánico le adjudicaron este apodo cuando aún era niño; en efecto, su madre le ponía pequeñas botas de soldado. La alegría de los romanos fue de corta duración: salían del fuego; para caer en las brasas. Calígula era el último descendiente de la gens Iulia. Y el más degenerado. Tenía el rostro hinchado, los ojos sin vida, rasgos muelles, calvicie prematura. Su debilidad de carácter y sus vicios eran evidentes. El viejo misántropo de Capri juzgaba bien a Calígula cuando decía: "Este muchacho tendrá todos los defectos de Sila y ninguna de sus virtudes". En efecto, el joven arrastrábase como un perro ante el tirano y no mostró la menor emoción cuando supo la muerte de su madre y hermanos.

Cayo César ó Calígula.

A los veinticinco años, este ser de naturaleza tan servil se convirtió de pronto en dueño del mundo. Se desenfrenó. El ahorrativo Tiberio había acumulado riquezas enormes en su largo reinado: Calígula la, dilapidó en nueve meses; para volver a llenarlas, elevó los impuesto y condenó a muerte por lesa majestad a los súbditos más ricos. Un día pronunció cuarenta sentencias de muerte en un tiempo mínimo: cuando su mujer se despertó de la siesta, Calígula se enorgulleció ante ella del dinero que había ganado durante su sueño. En otra ocasión, un condenado a muerte por alta traición resultó menos rico de lo esperado. "Me he equivocado —dijo el emperador—; de saberlo, lo hubiera dejado vivir." Calígula no dejaba escapar ocasión de manifestar que podía permitírselo todo. Si acariciaba el cuello de su mujer o de su amante, solía decir: "¡Qué cuello tan bonito! ¡Una palabra mía y caería bajo el hacha del verdugo!" Un día, en el coliseo le pareció


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