La barca sin pescador - Alejandro Casona

Page 56

Alejandro Casona (1903 – 1965)

(Evocadora, íntima.) Me acuerdo una vez, siendo muy niña. Éramos nueve hermanos, ocho varones grandes y yo. Una noche no sé lo que había pasado en casa; a mi madre se le caían las lágrimas; mi padre apretaba los puños contra el mantel, y los ocho hermanos hombres estaban pálidos, con los ojos clavados en el plato. Nadie se atrevía a moverse ni a respirar siquiera. Había un silencio tan frío que se metía en la sangre. Sólo se oía una gota de agua que escurría del cántaro. ¡Glú­glú... glú­glú... glú­glú...! Gracias a ella no me eché a llorar. Y mire lo que son las cosas; después de sesenta años, de aquello tan terrible que ocurrió en mi casa ya no me acuerdo. Pero lo que no podré olvidar nunca, para darle las gracias, es aquél glú­glú de agua, que era el único que se atrevía a hablar para que yo no tuviera miedo. (Ricardo le aprieta cariñosamente los hombros. Pausa.) RICARDO. ­ ¡Abuela! MARKO. ­ Buena gota de agua... Un chaparrón diario es lo que usted necesita. ABUELA.—(En brusca transición.) ­ Qué raro que no pegaras tu el coletazo. Siempre lo dije, eh: ya de pequeño eras medio bruto, ¡y hay que ver lo que has crecido! (Ricardo contempla su barquito, alisándolo con la escofina.) ¿Va a trabajar ahora? RICARDO. ­ Me hubiera gustado dejarlo terminado; pero ya no hay tiempo. ABUELA. ­ Con qué ganas ha tomado el trabajo. Como si no lo hubiera hecho nunca. RICARDO. ­ Quizá sea eso. MARKO. ­ ¿De qué se ocupaba allá en su tierra? RICARDO. ­ Jugaba a la Bolsa. MARKO. ­ Ajá. (Pequeña pausa.) ¿Y después de jugar en qué trabajaba? RICARDO. ­ La Bolsa no es un juego. Es un mercado. MARKO. ­ ¿Un mercado?

56


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.