3. Objeto de la guía: la gestión de proyectos sociales La adecuada gestión de un proyecto conlleva recorrer diferentes etapas, todas ellas necesarias e interdependientes. Así, el ciclo del proyecto se inicia a partir de la identificación de una situación inicial (necesidad o problema detectado), sobre la que se quiere actuar mediante una intervención planificada con la intención de generar una situación final mejor. La intervención planificada, incluye la identificación de la idea y el diseño del proyecto así como su puesta en marcha, ejecución, evaluación y, en su caso, ajuste posterior.
Un proyecto es, por tanto, una intervención planificada para responder a una necesidad o problema detectado con la intención de generar una situación final mejor que la situación de partida.
SITUACIÓN DE PARTIDA (necesidad o problema)
INTERVENCIÓN PLANIFICADA PROYECTO
SITUACIÓN FINAL (tras la intervención)
Si nos detenemos en otras características específicas que presentan los proyectos (carácter innovador y temporal), podemos avanzar en la definición: -
“Un proyecto es un proceso único (no estandarizado) que implica la identificación, diseño, puesta en marcha, ejecución y evaluación (planificación) de alternativas de respuesta no ensayadas (carácter innovador), con el fin de obtener unos objetivos, en un plazo determinado, y responder así a una necesidad o problema detectado, generando una situación mejor que la situación de partida”.
Es su carácter único, innovador y temporal (con un comienzo y un fin claramente identificables) lo que permite definir con mayor claridad un proyecto y diferenciarlo de otros conceptos como planes, programas y, sobre todo, servicios. La realización de un proyecto implica un proceso, con principio y fin, que parte del análisis de los problemas o necesidades a los que se pretende dar respuesta e implica la puesta en marcha de actividades innovadoras, que con frecuencia requieren formas distintas de gestionar los recursos de las organizaciones, contando con la participación de las personas destinatarias y otras partes interesadas en todas las fases del proceso. En este sentido, un proyecto constituye una metodología de intervención para el cambio: la puesta a prueba de actividades, recursos… orientados a la transformación y mejora de la situación de partida. Y constituye también, por tanto, un proceso de “investigación-acción” y aprendizaje, a partir de la experiencia.
7