Metápolis 01

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EDITORIAL. Directorio Benjamin Jiménez//Diseño Yirah Alejandra Barraza//Consultora DCH//Editor Conrado Romo//Dirección Colaboradores textos Pablo de la Peña//Ciudad búnker, ciudad favela Erick A. Ochoa Lozano//El miedo al otro Perla Marisol González//Impacto social de los fraccionamientos cerrados Hugo Chavolla Sánchez//¿Quién paga la muralla? Carlos E. Estrada Casarín//De la multitud al movimiento: el espacio y los cuerpos de Negri a Foucault Víctor Sánchez Ramírez//Relato de Oblatos Jesús Sánchez//Momentos

ÍNDICE

Colaboradores ilustración y fotografía Luis Ángel Flores//Fotografía Muro contínuo. Portada y página 4. Ángel Antonio Aguirre Jiménez// Fotografía Cotos en declive. Página 6. Conrado Romo García//Fotografía. Página 9. thierry ehrmann//Foucault vía Flickr. Página 14. Lizzy Dizzy//Fotografías Murales de Oblatos. Páginas 16, 17 y 19.

Gran parte de nuestra ciudad está formada por urbanizaciones amuralladas porque gran parte de la población elige vivir en ellas. Es fácil identificarlas: constan de largas extensiones de muros continuos, a veces con alambre de púas, a veces con cercas electrificadas, guardias que vigilan el acceso en todo momento, y generalmente se encuentran en las periferias. Las hay de cualquier nivel socioeconómico; algunas incluso ofrecen canchas de tenis, albercas y campo de golf a sus residentes. En Guadalajara les llamamos cotos, y es lo que ha dado forma al espacio público y lo que ha marcado el crecimiento de la ciudad en los últimos tres o cuatro lustros. No es casualidad que los cotos sean el producto inmobiliario más exitoso en mucho tiempo ya que hemos sido bombardeados por un discurso mediático de miedo al otro, que apoyado en el aumento de la inseguridad, en el fracaso del Estado como proveedor de servicios básicos, y en el aumento de las desigualdades económicas y sociales, ha generado una tendencia hacia una fragmentación del patrón urbano. Pasamos de una ciudad entendida como una unidad, a un muestrario de retazos juntos, sin coherencia, al que llamamos ciudad. DCH.

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Ciudad búnker, ciudad favela

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¿Quién paga la muralla?

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El miedo al otro

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De la multitud al movimiento: el espacio y los cuerpos de Negri a Foucault

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Impacto social de los fraccionamientos cerrados

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Memorias de barrio


CIUDAD BÚNKER, CIUDAD FAVELA. Pablo de la Peña Rodríguez.

Elegir el coto apela a la ilusión de vivir el sueño de la abundancia en medio del caos citadino provocado por el abandono de la planeación urbana metropolitana. Mientras lea estas palabras es probable que una familia de campesinos inicie una nueva vida en alguna de las villas miseria de la ciudad, llámese San Juan Ocotán, la Ferrocarril o alguna en el Cerro del Cuatro. Al mismo tiempo, posiblemente una familia joven de clase media se esté asentando en una pequeña casa en un coto privado del espacio periurbano, y una familia rica se esté mudando a un palacete amurallado en alguna zona acaudalada. Todos inician un nuevo ciclo en una nueva morada, aunque la forma sea radicalmente distinta. La familia campesina incrementará la favelización de la ciudad. Las otras dos representan la ciudad búnker, consagración de lo antiurbano, que coloniza nuestra ciudad desde hace ya más de un par de décadas. La relación entre los tres casos va más allá de que se realice una mudanza; no suelen ser decisiones que se tomen por mera irresponsabilidad o capricho, sino que responden a comportamientos generados por el desastre urbano que asola a la zona metropolitana de Guadalajara. Desastre provocado por la creciente desigualdad entre sus habitantes, la falta de planeación metropolitana y el abandono del urbanismo en manos de los intereses privados.

un modelo industrial, sino que también es el resultado de políticas ineptas que han fracasado en garantizar un modelo económico sustentable y razonable en las zonas rurales, en particular a partir de las reformas de mercado de los años ochenta. El empobrecimiento sostenido en dichas zonas ha forzado la migración masiva hacia las ciudades en busca de un porvenir o, en muchos casos, de la mera sobrevivencia. Este fenómeno no es exclusivamente jalisciense o mexicano; las megalópolis de diversos países en vías de desarrollo están compuestas en gran parte por campesinos migrantes (ciudades de campesinos como las bautizó el sociólogo británico Bryan Roberts). La pobreza en zonas urbanas se exacerba a su vez por la extensión vertiginosa de la precariedad laboral vinculada al trabajo industrial y de servicios. Una tendencia que desvincula el crecimiento de la producción del crecimiento del empleo1. La mayoría de las veces, la población económica más vulnerable vive en asentamientos irregulares. Una familia joven de clase media compuesta por una pareja y dos hijos, ahorcada por deudas y pretensiones frustradas, decide comprar casa en un coto privado. Muchas familias similares, tal vez, preferirían vivir en alguna de las zonas tradicionales de clase media. Pero estas zonas suelen estar saturadas y los precios son cada vez menos accesibles. Estas colonias, además, suelen ofrecer casas habitación para familias más grandes (típicas de los años sesenta, setenta

Vayamos por partes. Desde los años sesenta del siglo pasado, pero sobre todo a partir de los años ochenta, la ciudad creció de forma insostenible debido a las diferentes olas migratorias provenientes de las zonas rurales. Esto no sólo obedece al cambio paulatino de un modelo rural hacia

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y ochenta del siglo XX) en comparación con las familias actuales. Optan, entonces, por comprar una casa dentro de un coto privado, de esos que crecen como hongos alrededor del Periférico Sur y Poniente penetrando cada vez más en el perímetro del bosque de La Primavera y saturando vialidades como Vallarta, López Mateos o Lázaro Cárdenas.

latente de ser víctima del crimen, la humillación y la violencia. Se sacrifica la libertad individual y los derechos civiles por la ilusión de seguridad y comodidad. Paradójicamente, el fenómeno de los cotos privados ha dejado de ser exclusivo de las clases medias y acomodadas ya que la inseguridad y la pretensión de prosperidad ha empujado a familias trabajadoras a refugiarse dentro de las murallas. Sin embargo, las diferencias entre unos y otros son alarmantes, entre la opulencia de los campos de golf y las cajas de zapatos en zonas inaccesibles se genera el embrión de un gueto3. La lejanía con la ciudad y la carencia de identidad ha provocado que muchas de las viviendas en cotos populares hayan sido abandonadas provocando el efecto inverso de lo que proponen, es decir, se han convertido en semilleros de criminalidad. Se sacrifica la identidad y la dignidad por la especulación inmobiliaria.

Finalmente se encuentran los feudos del privilegio, los cotos exclusivos con club deportivo y campo de golf, donde habita la corte de la opulencia. Estos castillos protegen a sus residentes de supuestas amenazas exteriores en forma de crimen, ruido o tráfico. El círculo vicioso consiste en atraer una tipología de gente, muchas veces conservadora y fanática en sus demandas de seguridad y exclusividad, que al segregarse físicamente alimentan la mentalidad cerrada y paranoide contra el intruso (cualquiera que no pertenezca a la tipología)2. El primer damnificado de todo esto es la ciudad popular con sus barrios, tianguis, mercados, centros culturales, templos, plazas, parques y jardines; es decir, aquellos puntos de encuentro que fomentan el sentido cívico y tejen redes de solidaridad entre vecinos. Cabe señalar que el confundir popular con pobre es resultado de la ceguera clasista –ese insufrible rasgo cultural de violencia que tenemos los mexicanos de complacernos al excluir a los demás–. Elegir el coto apela a la ilusión de vivir el sueño de la abundancia en medio del caos citadino provocado por el abandono de la planeación urbana metropolitana. Cobijados por infraestructura privada (aunque muchas veces financiada con recursos públicos), sus habitantes pueden ignorar las brutales desigualdades y la carencia de servicios municipales eficientes. Se sacrifica la disponibilidad del espacio público a favor de la fragmentación social y la polarización.

Alejadas del privilegio se encuentran las villas miseria. Chabolas de construcción propia que carecen de los servicios públicos más básicos como pavimentación, alcantarillado, calles iluminadas y hasta energía eléctrica. Además, como es el caso de la colonia Guayabitos en Tlaquepaque, estos cotos muchas veces se encuentra al lado de ríos contaminados, o como el caso de la colonia Las Juntas, junto a un vertedero de basura que representa un peligro por la acumulación de gases flamables. La mayor parte de la contaminación no es generada por los que la sufren, sino por las corporaciones que terminan envenenando a la población, sobre todo a la más vulnerable. El tercer damnificado es el medio ambiente. Las colonias amuralladas, al estar en zonas “campestres” como La Primavera o contar con áreas verdes comunes, ofrecen al residente una supuesta guarida de la asquerosa contaminación ya tan característica de la ciudad; a pesar de haber sido precisamente el boom de los cotos privados uno de los elementos que provocaron la mala calidad del aire. El modelo del coto genera una ciudad

El segundo damnificado es el ciudadano común y corriente que tiene que respirar el aire contaminado, lidiar con el espantoso tráfico vehicular y vivir con la amenaza

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horizontal, que privilegia el automóvil y obliga a desplazamientos lentos y saturados. Podemos observar un escalofriante ejemplo de la ola privatizadora acechando a los bienes comunes –el agua, el aire, y las reservas naturales, indispensables para nuestra supervivencia–. Todo cabe bajo la misma lógica: comunidades privadas, calles privadas, seguridad privada, escuelas privadas, agua privada, aire privado. Privado es el participio de privar que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española significa: “despojar a alguien de algo que poseía”. El terremoto privatizador no genera riqueza sino que la usurpa.

con Zapopan y ahora ocurre con Ixtlahuacán de los Membrillos. Ante este panorama es un error mayúsculo dejar que Guadalajara permita que este modelo de crecimiento siga proliferando, modelo en donde la urbanización es equivalente a favelización por un lado y la morada amurallada por el otro. Entre la ciudad búnker y la ciudad favela podemos recuperar la ciudad compacta y peatonal, solidaria y popular, ecológica y democrática. Como señala Vanesa Robles: “la mayoría de los especialistas coincide en que inevitablemente llegará el día en que los indeseables cruzarán el muro en forma pacífica o violenta; visible o invisible”5. Esto se debe a que los problemas sociales (violencia, desigualdad, racismo, contaminación o miedo) son como la humedad, que fácilmente penetra a través de los muros.

Resulta difícil de entender por qué los habitantes (familias trabajadoras o de clase media) de los cotos los prefieren antes de irse a vivir a los barrios tradicionales de la ciudad como Analco, Mexicaltzingo, el barrio de Jesús, o el centro. Las respuestas son siempre las mismas, principalmente la inseguridad, en especial a los que tienen familia ya que la integridad física de sus hijos suele ser prioritaria. En segundo lugar, se encuentra el tráfico y reducir el riesgo de accidentes vinculados a éste. Sin embargo, en ambos casos que son legítimos, la proliferación de comunidades privadas y amuralladas no es la solución, sino que parece ser más bien parte del problema.

Referencias. 1. Davis, M. (2006). Planet of slums. Nueva York: Verso Books. 2. Benjamin, R. (2012, 29 de marzo). The Gated Community Mentality, The New York Times. Recuperado de: http://www.nytimes. com/2012/03/30/opinion/the-gatedcommunity-mentality.html 3. Robles, V. (2008). La ciudad del miedo. Cotos, murallas y cámaras. Revista Magis ITESO. Octubre. Recuperado de: http://www.magis. iteso.mx/content/la-ciudad-del-miedo-cotosmurallas-y-c%C3%A1maras

Las villas miseria y los cotos privados son dos caras de la misma moneda: la exclusión social. La ilusión de seguridad es sólo eso, una ilusión, pues el origen de la violencia se encuentra en la enorme desigualdad, la misma que fomenta la fragmentación de este esquema urbano. Los cotos por su naturaleza antiurbana, excluyente y agresiva con el medio ambiente sólo contribuyen a reforzar las lógicas de la violencia. En Jalisco sería oportuno empezar a ver las zonas urbanas y rurales como un continuo. El geógrafo urbano Mike Davis ha señalado que en muchos casos los campesinos ya no tienen que migrar a la ciudad sino que la ciudad migra a ellos1. Zonas tradicionalmente rurales crecen y se urbanizan a gran velocidad, como ocurrió

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Fotografía: Luis Ángel Flores H.

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EL MIEDO AL OTRO. Erick Alejandro Ochoa Lozano.

La proliferación de estos espacios no solo promueve la violencia hacia distintos grupos, sino que la normaliza y la convierte en algo cultural. La privatización de espacios públicos, los que desaparecen para dar paso a espacios que discriminan a los ciudadanos por cuestiones tan diversas como la movilidad, el poder adquisitivo y en muchas ocasiones, la apariencia, se ha llevado a cabo a partir de distintas políticas (municipales, estatales y federales) que han apoyado el amurallamiento de diferentes puntos de la ciudad.

en el que se encuentra la proliferación de las urbanizaciones cerradas, en las que la convivencia entre distintos sectores, diferenciados en muchas ocasiones por su capacidad económica, genera un ambiente de inhabitabilidad para quienes menos recursos económicos poseen. Son estas vidas vividas de forma insoportable, como el trabajador que ahora tiene que caminar varios kilómetros más para rodear los muros, aquel que es discriminado para cruzarlos y trabajar dentro de ellos, y aquellos que perdieron espacios que antes eran públicos, las que hacen que los ricos y “afortunados” se reconozcan como tal.

Los muros, como forma defensiva, han acompañado a los asentamientos humanos desde hace miles de años. Muros que han evolucionado separando vecinos, regiones, estados y naciones, alimentando, en un ciclo que parece no mermar, el miedo al otro.

La proliferación de estos espacios no solo promueve la violencia hacia distintos grupos, sino que la normaliza y la convierte en algo cultural, en donde los males sufridos por los otros, son minimizados. Al final, lo que estos espacios venden, y el ciudadano les ha comprado, es la experiencia de plenitud de la vida humana, plenitud alcanzada por una muralla, la cual permite que uno pueda desenvolverse con total seguridad ante los Otros, cuya marginación no sólo nos atemoriza, también nos ayuda a reconocernos como no marginales.

Para autores como Butler y Derrida, habitamos un mundo rodeado de otredades, en el cual el ser humano solo puede reconocerse a partir de los otros. Para estos autores la convivencia es inherente a la vida humana. Sin embargo, existen personas para las que la forma de convivencia hace que sus vidas no sean habitables, esto es, en palabras de Judith Butler, ciertas condiciones normativas que deben cumplirse para que la vida sea vida (Pulecio, 2011)1. Basta en pensar en una mujer violentada por su esposo, una pareja del mismo sexo que no puede tomarse de las manos en público por temor, o en un ciudadano que es tratado como un ciudadano de segunda clase por las condiciones en las que se desarrolla la ciudad. Es en estas formas de convivencia,

Referencias. 1. Pulecio, J. (2011). Judith Butler: Una filosofía para habitar el mundo. Universitas Philosophica.

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Fotografía: Ángel Antonio Aguirre Jiménez.

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IMPACTO SOCIAL DE LOS FRACCIONAMIENTOS CERRADOS. Perla Marisol González Cázares.

Las ciudades latinoamericanas tienen en común la creciente inseguridad y la violencia, siendo este la principal justificación para la proliferación del modelo ciudad-muralla que tanto éxito ha tenido en nuestra sociedad. La vida diaria productiva no nos permite ver a fondo las diferentes problemáticas sociales que afrontamos de manera automática, esto se acentúa aún más por la falta de la comprensión y el conocimiento de lo que realmente está ocurriendo en una urbe en constante crecimiento y transformación. La globalización está creando una nueva etapa de fragmentación urbana, hasta qué punto se va a llegar para empezar a resolverlo; se le está dando demasiada importancia a la comercialización de los fraccionamientos cerrados, sin medir las consecuencias sociales, urbanas y económicas; es fundamental esclarecer el panorama urbano, analizar de manera completa la complejidad del “ser social” en la actualidad y la correlación con la ciudad.

de la ciudad han generado dicho impacto no solo al medio ambiente, el cual influye en el humano de manera directa, también se ha reflejado en la parte social de manera contundente. El fenómeno de los fraccionamientos cerrados es una respuesta del ser humano que busca resguardarse, sentir seguridad o vivir entre iguales (iguales ingresos, igual modelo familiar); sin embargo, estas urbanizaciones amuralladas han desestructurado el espacio urbano. Según Cabrales (2001): Las evidencias demuestran que, si de volumen se trata, los marginales no son grupos minoritarios, más bien al contrario: la desproporcionada concentración del ingreso que prevalece en América Latina ha situado a las elites como verdaderas minorías que, en el afán de construir sectores de la ciudad a su imagen y semejanza, han creado ghettos burgueses.

La evolución de la ciudad ha generado un impacto no solo al medio ambiente, también se ha reflejado en la parte social de manera contundente. La complejidad de lo que se vive en las ciudades va más allá de solo un cambio drástico en la calidad de vida, también se podría asegurar que se está generando una ruptura social.

Estos guettos, como los define Cabrales, se caracterizan por estar confinados en una administración propia, de acceso exclusivo y con una promesa de seguridad, donde los niños juegan en las áreas de recreación completamente privadas, y alejadas de la realidad que vive la ciudad. Estos guettos se encuentran amurallados, con accesos controlados y con la distinción de que se conectan a vías importantes y generan embudos y vialidades conflictivas.

La Real academia española define Impacto, en un apartado asociado a la cuestión ambiental, como “Conjunto de posibles efectos negativos sobre el medio ambiente de una modificación del entorno natural, como consecuencia de obras u otras actividades”. Las transformaciones

Este fenómeno de urbanizaciones amuralladas, guettos o fraccionamientos

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cerrados, está ocurriendo en toda la mancha urbana, desestructurando los enlaces más importantes de un ser humano que no solo es individual, sino socialmente activo. Eduardo López Moreno (1997) considera que: […] las colonias residenciales son desestructuradoras. Fruto de un proyecto excluyente que intenta separar orgánica y socialmente hablando, creando una unidad aislada y homogénea. Es una subdivisión, o una comunidad planeada que se diseña para estar aparte de la ciudad y no como parte de ella.

Los altos niveles de inseguridad cambian la cara de una ciudad para empeorarla. Alrededor del mundo los ricos han creado arquitectura del miedo, resguardándose detrás de enclaves residenciales fortificados. (United Nations, 2006). La planeación urbana correcta y oportuna será un acierto para la devolverle los espacios públicos a las ciudades latinoamericanas. Uno de los mayores retos de los gobiernos es crear nuevas políticas públicas, no para cancelar un producto que vende, sino para generar una acción que permita unir y regular las condiciones de estos lugares segregados y segregadores de la ciudad.

Un argumento fundamental es el que Fernando Viviescas nos plantea que la ciudad es la más grande obra del ser humano en término cultural y material, pero hace hincapié en que se ha hecho sin conciencia y sin ese propósito. Siendo entonces los fraccionamientos cerrados una evidencia de la falta de conciencia de hacer ciudad, sin tomar en cuenta las repercusiones que en ella podrán tener estos productos inmobiliarios. La dispersión está creando espacios no regulados, solitarios a consecuencia de una expansión acelerada y no controlada. Luis Águila (2014) plantea que:

Referencias. 1. Aguila, J. (2014). Espacio intersticial: surgimiento y transformación: caso, Tonalá, Jalisco en México. Sevilla: Universidad Internacional de Andalucía. 2. Cabrales, L. (2001). Segregación residencial y fragmentación urbana: los fraccionamientos cerrados en Guadalajara. Guadalajara, Jalisco, México. 3. Castells, M. (1977). La cuestion Urbana. México: Siglo XXI. 4. Castoriadis, C. (2007). Democracia y relativismo. Debate con el MAUSS. Madrid: Editorial Trotta, S.A. 5. Gonzalez, D., Orendain, T. & Garcia, M. (2002). Ciudad y urbanismo: ideas y procesos. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 6. United Nations. (2006). UN-HABITAT: State of the world’s cities.

Uno de los efectos de la expansión urbana horizontal y dispersa, principalmente en las ciudades metropolitanas latinoamericanas, ha sido la generación de intersticios emplazados en las periferias, con consecuencias negativas que impactan directamente en el desarrollo urbano del territorio. Con esta expansión urbana se generan paredones con poca iluminación pública y sin visibilidad del o al interior, todo esto genera inseguridad. Sumando a esto existe la necesidad de salir del fraccionamiento cerrado, para encontrarse con los diferentes servicios de la urbe. Las ciudades latinoamericanas tienen en común la creciente inseguridad y la violencia, siendo este la principal justificación para la proliferación del modelo ciudad-muralla que tanto éxito ha tenido en nuestra sociedad.

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Fotografía: Conrado Romo García.

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¿QUIÉN PAGA LA MURALLA? Hugo Chavolla Sánchez.

¿Y si en lugar de destinar los recursos para construir bardas y muros, los utilizamos para unirnos? En pleno proceso electoral para definir las candidaturas a la presidencia de Estados Unidos de América, Donald Trump del partido republicano declaró que, de ser electo presidente, construirá una muralla en la frontera con México para fortalecer la política anti-inmigrante, además planea que el gobierno mexicano pague el costo de su construcción. Ante el enojo causado en los mexicanos, diversos personajes públicos han calificado sus declaraciones como torpes, tonterías y disparates llenos de ignorancia y racismo. Este malestar generalizado probablemente tenga su origen en la preocupación por las alarmantes cifras, y es que se cuentan más de 4 mil vidas perdidas en los últimos 12 años, de personas que buscando una mejor oportunidad económica para incrementar su calidad de vida, intentan cruzar las barreras artificiales y naturales que existen en la frontera entre los dos países de América del norte. Sin embargo pareciera que nuestro enojo hacía las barreras realmente poco nos importan, ya que en el mapa urbano de Guadalajara desde 1967 se han ido creando murallas internas a través de cotos o urbanizaciones cerradas que bajo el argumento de salvaguardarse de la situación de inseguridad cercaron su entorno. Entonces ¿quién realmente paga por estas murallas? económicamente los desarrolladores lo hacen con el objeto de mantener el estatus que da vivir dentro de dicho espacio, destinan recursos materiales para erigirlas, pero quien realmente sufraga los efectos que causan los muros son las personas violentadas por la

segregación en el plano ciudadano. Según el investigador en geografía urbana Bernd Pfannenstein, durante el Foro Metrópolis Abiertas, el 12% de la población de la Zona Metropolitana de Guadalajara vive en fraccionamientos privados que ocupan el 15 por ciento del territorio – alrededor de 45 mil m2– donde se encuentran poco más de 2 mil 500 kilómetros de vialidades de uso exclusivo. En el caso de las murallas internas de Guadalajara, las personas del exterior no luchan por cruzar el muro, no son perseguidos por la guardia fronteriza ni deportados. Los ciudadanos luchan por lograr un espacio digno dentro del esquema urbano; que, a través de estas divisiones, se fragmenta ocasionando el desmembramiento de la comunidad y aumentando la segmentación social que con el tiempo causará el olvido del concepto de ciudad como comunidad urbana para convertirnos en un territorio sin unidad. ¿Y si en lugar de destinar los recursos para construir bardas y muros, los utilizamos para unirnos? Usemos el territorio, los materiales y la mano de obra para generar un mejor entorno de oportunidades en la ciudadanía. Destinémoslo en crear centros de desarrollo comunitarios que promuevan la educación, el civismo, el trabajo y la preparación. Busquemos que todos podamos sentirnos parte de un todo, de una sola comunidad. De esta manera, podríamos poner el ejemplo con coherencia y congruencia respecto a los muros que realmente nos dividen.

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COLABORACIÓN ESPECIAL

DE LA MULTITUD AL MOVIMIENTO: EL ESPACIO Y LOS CUPERPOS DE NEGRI A FOUCAULT. Carlos E. Estrada Casarín.

A las grandes técnicas nuevas de poder debe oponerse una politización que tendrá formas nuevas.

Michel Foucault, 1979.

Ya sea física o virtualmente, el estudio de las sociedades contemporáneas no puede entenderse sin la presencia de los movimientos sociales, fenómeno mundial que han incursionado en la escena de la sociología política del siglo XX y que representan una noción que interactúa con los estamentos del poder político hegemónico y que incluso en ocasiones ha logrado hacer incursiones en el control del aparato estatal (Harvey, 2013). Desde las revoluciones europeas consideradas como positivas por Skocpol debido a las condiciones de los movimientos sociales que las generaron, como la Francesa, la Rusa y la China, hasta los fenómenos más actuales de las “primaveras políticas” del siglo XXI como Egipto, Brasil o Turquía, pasando por:

Tomando como basé la teoría marxista de la “lucha de clases” encontramos algunas referencias que sirven para actualizar el concepto y entenderlo desde las condiciones actuales de las sociedades modernas y posmodernas, ya sea desde los escenarios de las ciudades (Harvey, 2012) o desde las redes electrónicas de información (Castells, 1998).

las experiencias revolucionarias de Rusia en 1905 y 1917, México en 1910 y España en 1936, dónde se crearon formas de organizar la vida desde la perspectiva de la autogestión con los soviets, las comunidades autogobernadas y las colectividades, pues fueron más allá de las fábricas y los campos, se situaron en una práctica política y en unas significaciones que traspasaron las formas de organización del trabajo, ya que elucidaron el germen de una sociedad que quiso radicalmente otra, creando relaciones de apoyo mutuo, comunitarias, autónomas… que se instituyen en esta constelación revolucionaria discontinua y descentralizada que irrumpe desde la lucha de clases de los trabajadores… (Sandoval, 2013).

La revolución según Giddens es el ejemplo más trascendental de la acción política no ortodoxa y se basan en la acción política que realizan los movimientos sociales; empresas colectivas que buscan producir cambios actuando desde afuera de los ámbitos del poder formal. Para situar ontológicamente a los movimientos sociales retomamos a Giddens, cuando conceptualiza como marco ortodoxo de la vida política a los partidos y las instituciones gubernamentales y considera formas de acción política heterodoxas a los movimientos sociales y las revoluciones (2012).

La noción de los movimientos como agentes de cambio social se ha desarrollado desde diversos enfoques tanto filosóficos como sociológicos y políticos.

Si bien, es clara la presencia física y territorial de los movimientos sociales “convencionales”, también analizaremos las herramientas “virtuales” y las estrategias “deconstructivas” (Harvey) empleadas por los movimientos sociales, su apropiación de las nuevas tecnologías de la información, su relación con las formas de organización y su articulación con la población y con el poder.

Entendemos por movimientos sociales a un conjunto de luchas en contra del capitalismo que se dan en un período y en un espacio determinado (Parra, 2005), por lo que estas dos

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variables -tiempo y espacio- se encontrarán siempre presentes, en una dicotomía que sólo puede ser disuelta en la paradoja de la posmodernidad que brindan las tecnologías de la información, materializadas en un espacio virtual, electrónico y atemporal, ya que, según afirman Aceros y Mozca retomando la teoría de Melucci: “incorporando las nuevas tecnologías de la información se puede sustraer la acción humana del dualismo espacio-tiempo y rebasar las fronteras perceptivas, cognitivas y relacionales, reemplazando el binomio posible/ real por la dialéctica de lo virtual/actual” (2006).

las singularidades que son las que definen al sujeto en el conjunto (2005) y que se enfrentan al concepto hobbiano de “pueblo” como una producción del Estado, pero que no se puede incluir en el concepto de multitud, porque posteriormente sería asociada a la noción de masa que maneja Marx en oposición a la lógica del capitalismo y teniendo como base al “individuo social” como un sujeto complejo que se constituye en la cooperación pero que es esencialmente productivo a través de su fuerza-trabajo (Negri, 2005) y de la libertad, que unidos producen lo “común”, eliminando distinciones entre lo político y lo social y pasando al nivel de lo biopolítico:

Los movimientos sociales actúan desde afuera y son capaces de presentarse ante el poder del Estado, ya sea inicialmente como un límite (Negri, 2005) y posteriormente llegar a ser un contrapoder, es decir, ya no requieren llegar al paso cuatro -la institucionalización- que propone Tilly como regla de proceso de los movimientos sociales, pues más que la toma del poder, lo que les interesa es subvertir el orden establecido, transformando la realidad y consiguiendo en el acto, el cambio social.

Si la tradición moderna ordenaba mediante el derecho, los códigos y obligaciones para mantener la soberanía, ahora en la etapa posmoderna es la disciplina la que se encarga de ejercer una nueva mecánica sobre los cuerpos, que, sólo unidos en multitud, representan una amenaza para el poder hegemónico, en este caso representado por el capitalismo, o por una reorganización del poder en la noción de imperio (Negri, 2005).

“Hay que dar cuerpo y sangre al General Intelect si se quiere que este pueda penetrar en el concepto de multitud” afirma Negri (2005) reconociendo las posibilidades de las expresiones y dispositivos de cooperación que dan potencia a la multitud hasta hacerla capaz de expresar el poder político o de enfrentarse a él, ya en la posmodernidad, como algo indestructible ontológicamente hablando, que representa más bien, un límite a la soberanía y al poder mismo, y que, entendido como imperio, tienen los mismos mecanismos pero directamente opuestos.

Para comprender la evolución de los conceptos, nos situamos en la noción de multitud cuando Negri nos remonta a Spinoza, que la entiende como una multiplicidad de singularidades que se disponen en un orden determinado (2005) pero que siempre había sido entendida negativamente. Spinoza la plantea junto a la democracia en un escenario inmanentista y afirma que es un concepto que se expresa por sí mismo, autónomamente y por primera vez en la modernidad se le vincula con teorías del Estado y la democracia (2005). Negri nos habla de que la idea de multitud es originada en el pensamiento republicano maquiavélico, en el cual aparece el movimiento de las clases proletarias organizadas como factor para reorganizar el trabajo en la ciudad y que sería retomado varios siglos después por los movimientos revolucionarios Europa y América del Norte.

Es aquí donde surge una alternativa frente a la hegemonía de la organización social del trabajo, pues el trabajo inmaterial se sale de la influencia y dominio tanto del poder como de imperio y se sitúa en la esfera de la libertad, siendo común y al mismo tiempo siendo límite de la soberanía, negando así la relación con el conjunto y vaciando su significado, siendo poderoso en sí mismo y representando un nuevo paradigma productivo (Negri, 2005) que da efectividad a la lucha y potencia a sus movimientos.

Otro elemento importante que debemos considerar es el concepto de subjetividad, retomado por Foucault y Deleuze, quienes hacen énfasis en el aspecto relacional entre

Para definir la noción de multitud, Negri

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la aborda desde tres aspectos: 1.La multitud como conjunto y multiplicidad de subjetividades, inmanentes, 2.La multitud como clase social no obrera situada en la transición postfordista del trabajo material al trabajo inmaterial, pero siempre en movimiento y 3.Multitud autónoma, independiente e intelectual capaz de no ser aplastada por la masa (Negri, 2005) y capaz de expandirse en su potencia y conquistar los cuerpos, pero que no es representable, pero se opone al pueblo, a la masa y a la plebe. Es aquí donde conectamos con el pensamiento de Foucault, cuando cuestiona al marxismo ya que el proceso revolucionario, según afirma, se da a través de “la importancia del cuerpo” (1979) al que el poder le teme, pues al ser el ejercicio del poder algo físico, busca controlar el cuerpo tanto en la situación de trabajo cómo en su versión subversiva. Sin embargo Foucault afirma también que movimientos sociales debieran de reproducir los esquemas del poder al interior para tener alguna posibilidad de acceder al poder del Estado: Para poder luchar contra un Estado que no es solamente un gobierno, es necesario que el movimiento revolucionario se procure el equivalente en términos de fuerzas político-militares, en consecuencia, que se constituya como partido, modelado —en el interior— como un aparato de Estado, con los mismos mecanismos de disciplina, las mismas jerarquías, la misma organización de poderes (Foucault, 1979).

Partimos de la idea de que es el espacio público es el sitio en que se expresa el poder, sin embargo también consideramos que el espacio privado recibe la influencia del sistema hegemónico, del capitalismo y del autoritarismo y lo podemos confirmar cuando Foucault afirma que nada es más material, más físico, más corporal, que el ejercicio del poder (1979). O bien a lo que Leyva comenta, retomando a Boaventura de Souza Santos cuando afirma que: en el pensamiento occidental moderno existe un sistema de distinciones visibles e invisibles. Las distinciones invisibles son establecidas a través de líneas radicales que dividen la

realidad social en dos universos, el universo de ‘este lado de la línea‘ y el universo del ‘otro lado de la línea‘. La división es tal, que el ‘otro lado de la línea‘ desaparece como realidad, se convierte en no existente, y de hecho es producido como no existente (2009). Así, podemos ubicar entonces a los movimientos sociales de ese lado de la línea que no es que no exista, sino que se expresa de modos distintos a los que estaban codificados por el poder en la etapa moderna (Leyva, 2010) y se encuentra íntimamente ligado a por lo menos tres procesos: la revolución de la informática, la crisis del capitalismo y el florecimiento de movimientos socioculturales tales como el feminista, el de derechos (humanos e indígenas) y el ecologista (Castells, 1998). Si la soberanía se ejerce sobre un territorio, la disciplina sobre el cuerpo y la seguridad sobre la población como afirma Foucault (1978) nos encontramos ante un dilema de multiplicidades, pues el territorio es la noción geográfica que parte de una noción jurídico-política y el espacio es no dialéctico, inmóvil frente al tiempo, rico, fecundo, vivo, dialéctico (1979) surge la pregunta ¿de dónde emergieron entonces elementos hacia la construcción de una nueva sociedad? hacia esa nueva era que Castells llamó Sociedad Red y Era de la Información. Retomando la tradición de Lefebvre, y basándose en la experiencia de la Comuna de Paris, Harvey asegura que los movimientos revolucionarios asumen con frecuencia una dimensión urbana, y aunque cuestionan el pensamiento marxista propone una articulación más allá de los límites de la ciudad para lograr superar el sitio que seguramente ofrecerá la “reacción burguesa” (2013). De nuevo el espacio físico no es suficiente para garantizar el triunfo de la revolución, ya que la centralidad de la ciudad ha sido destruida, desde El Cairo a Nueva York o de Atenas a México, el espacio público fue ocupado por las masas, y en algunos casos reprimido y en otros no, pero la trascendencias revolucionaria es

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cuestionable, lo cual nos lleva a la pregunta: ¿Cómo y en qué lugar podemos reunirnos para expresar y articular nuestras quejas y reivindicaciones colectivas? (2013) de tal forma que se logre la transformación de la realidad y el cambio social.

Referencias. 1. Aceros, J. y Mozca, S. 2006, A propósito de la noción de movimiento: virtualización de los movimientos sociales en Regalado Santillán, Jorge y Gómez Valle, José (Comp.) Hacer Política desde la Sociedad. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 2. Castells, M. 1998. The Information Age: Economy, Society and Culture. End of Millennium. Londres: Blackwell Publishers. 3. De Sousa Santos, B. 2009. Una epistemología del Sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social. México D.F.: Siglo XXI. 4. Foucault, M. 1979. Microfísica del poder. Madrid: Ediciones La Piqueta. 5. Foucault, M. 2006. Seguridad, Territorio y Población, Curso en el Collége de France 19771978. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica 6. Giddens, A. 2012. Sociología. España: Alianza Editorial 7. Harvey, D. 2013. Ciudades Rebeldes, Del derecho a la ciudad a la revolución urbana. Madrid: Akal. 8. Leyva, X. 2010. ¿Academia versus Activismo? Repensarnos desde y para la práctica-teórico política en Conocimientos y prácticas políticas: reflexiones desde nuestras prácticas de conocimiento situado. Chiapas, México D.F., Lima y Ciudad de Guatemala: CIESAS, PDTG- USM, UNICACH. 9. Negri, A. 2004. Guías, Cinco lecciones en tono a imperio. Buenos Aires: Paidós. 10. Parra, M. 2005. La construcción de los movimientos sociales como sujetos de estudio en América Latina, en Atenea Digital – núm. 8 (otoño). 11. Sandoval, H. 2013. Prácticas libertarias y movimientos anticapitalistas, devenir revolucionario de las colectividades en ruptura. México: Grieta Editores. 12. Skocpol, T. 1979. Los Estados y las Revoluciones Sociales, Un análisis comparativo de Francia, Rusia y China. México: Fondo de Cultura Económica. 13. Tilly, C. y Wood, L. 2010. Los movimientos sociales, 1768-2008, desde sus orígenes a Facebook. Barcelona: Editorial Crítica.

Frente a la amenaza de que los grupos “anómicos” sean reabsorbidos por la “praxis dominante”, es otra vez el no lugar del espacio virtual, el espacio que ofrece abundantes recursos tanto de movilidad como de interacción que posibilitan emprender las “guerras de red” (Giddens, 2012) que tiene que ver más con la opinión pública que con recursos y territorios, contraponiéndose a la teoría de Tilly (2010) y dejando abierta la duda razonable sobre si en ocasiones, la falta de recursos aparente, puede convertirse en ventaja para algunos movimientos, y si la globalización nos presenta un escenario nuevo, que ni la posmodernidad pudo considerar hasta ahora. Pero también ese no lugar, es un lugar de riesgo, de control y contrainteligencia, pues el método de control “panóptico” de Foucault se ha adaptado hábilmente a las nuevas tecnologías y frente a las estrategias evasoras de los cuerpos ha mutado hasta convertirse en un aparente aliado y compañero diario de las multitudes, en simulador realista y sincero aparentemente, de causas y movimientos.

Cortesía: thierry ehrmann Vía Flickr.

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Esta secciรณn fue concedida a la Direcciรณn de Cultura Guadalajara. 15


RELATO DE OBLATOS Víctor Sánchez Ramírez.

Hablar de Oblatos es una tarea bastante complicada, ya sea por su historia, por su significado o por su geografía. A partir de la segunda mitad del siglo XVI comenzaron a llegar órdenes religiosas que se dedicaron a la catequesis, a excepción de los Jesuitas quienes se enfocaron en la educación. A Guadalajara llegaron Agustinos (1565), Dominicos (1585), Jesuitas (1586), Monjas Dominicas (1588), Carmelitas (1593), Mercedarios (1628), así como los fundados por San Carlos Borroneo Oblatos del Salvador (1694). Los frailes de la orden de Oblatos, dedicados a la contemplación, solicitaron un terreno en las afueras de la ciudad. Mismo que les fue donado por Juan Santiago de León, estableciéndose el 26 de junio de 1694, en la zona entre Guadalajara, Huentitán, Tonalá y Tetlán, al filo de la Barranca. Se solicitó al Cabildo se les permitiera asignar el nombre de Oblatos del Salvador, al convento en memoria de uno de los primeros erigidos por su fundador. Por mucho tiempo, el casco de la Hacienda de Oblatos ha sido un lugar donde se presume que hay tesoros ocultos. Estos tesoros, se dice, se encuentran enterrados, y tales entierros pueden consistir de joyas y metales preciosos que datan de la época prehispánica y la conquista. Esto podría ser posible tomando en cuenta la cercanía de Tonalá y Tetlán, que se sabe, eran poblaciones considerables aun antes de la llegada de los españoles. Otra base sobre la cual se argumenta la

posibilidad de encontrar tesoros, es que al principio de la colonización de la zona se ocultaron tesoros a raíz de la aprensión de Nuño de Guzmán, el destierro de Juan de Oñate, la muerte de Martín Gamón, la muerte del Gobernador Diego de la Torre e incluso a causa del ajusticiamiento de Pedro de Alvarado, acaecido por el rumbo de Tlacotán, del otro lado del Cerro de la Higuera. De lo anterior se habla debido a que los españoles ya desde su llegada buscaban la acumulación de oro, muestra de ello son los relatos contados en las cartas acerca de la conquista de la Nueva Galicia. Por su parte los hacendados también eran dados a enterrar sus fortunas cuando se aproximaban las guerras. Antes que entregar el oro mejor lo enterraban; se dice que en la noche o en la madrugada se llevaban varios peones para que cavarán profundos posos, una vez que el trabajo estaba hecho mataban a los peones y los enterraban juntos con los tesoros. De ahí vienen los aparecidos con aspecto campesino, que eligen a una buena persona para entregarle el tesoro a cambio de ciertas mandas y favores, que van desde enterrarlos en un panteón, hacerles misas, ponerles velas, flores y muchos otros encargos. El casco de la Hacienda de Oblatos y su molino han sido por muchos años víctimas de los destrozos causados por buscadores de tesoros, que armados de detectores de metales, picos, barras y palas se han dado a la tarea de destruir pisos, bóvedas, bardas,

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Fotografía: Lizzy Dizzy.

cercas, posos de agua, patios, pilas y todo lugar que sea sospechoso de ocultar algún tesoro. Esto a raíz de que “se ve lumbre”, “se aparece un muerto”, “se nota alguna mancha”, o de plano, porque al compadre se le imagina que ahí hay dinero enterrado. Otros platican que en la década de los setenta, cuando se empedró la Avenida Artesanos, en su cruce con la calle Santa Fe uno de los trabajadores al cruzar la calle, del lado de la cerca de piedra sintió como uno de sus pies se hundía tras un leve crujido. La causa: su pie se enterró en un cántaro repleto de monedas de oro, el afortunado sujeto tomó el cántaro con todo y su contenido y se dio a la fuga, nunca más se supo de él.

Una leyenda más del barrio, es que cuando demolieron parte del casco de la hacienda, para construir los condumios que ahora existen, un trascabo desaterró un enorme cofre repleto de monedas de oro, el trabajador, ni tardo ni perezoso con la pala del trascabo saco el ataúd y lo depositó en la caja de un camión de volteo, en el cual escapó en compañía de algunos de sus cómplices. Algunos busca tesoros aseguran que un fulano sacó un gran tesoro de unos arcos que había al costado Oriente del casco de la Hacienda, junto a la avenida Plutarco Elías Calles, donde ahora están los condominios, pero se asegura que el tesoro más grande aun está enterrado en ese lugar.

Don Celso Orozco, vecino de Oblatos, cuenta que por allá a principios de los setenta, un señor que era velador de los múltiples cascajos de la Hacienda de Oblatos, a menudo hacía una fogata bajo unos nichos, esta fogata la hacía en las noches, para calentar la cena que noche tras noche su abnegada esposa le llevaba. Una noche, cuando el fuego ya estaba encendido, se desprendió un nicho, cayendo sobre la fogata gran cantidad de monedas de oro y plata, el celoso guardián espero a que llegara su mujer, escapando así con el tesoro, sin avisar a persona alguna, al día siguiente se supo lo acontecido porque en los cascajos habían quedado marcadas las monedas de oro.

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MOMENTOS. Jesús Hernández.

Momentos, pienso que todos y cada uno de nosotros los habitantes de este bello e interesante barrio donde se encuentra ubicada la ex Hacienda de Oblatos, tenemos algo de que acordarnos, momentos alegres, sin olvidar los tristes, y es que recuerdo tu difícil comenzar, con gente recién llegada, que vivía realquilada trabajando noche y día, soñando con tener su propio hogar. Ante aquella situación, que era la mía, volaron mis fantasías de jovencito. De ningún modo he dejado de estar aquí contigo; y los años me han hecho fiel testigo de la gente que luchó codo a codo para que nuestra colonia, nuestro barrio fuera el mejor que hayamos conocido. Oye, escucha barrio, la voz de este vecino que no quiso dejarte, y que te adora, que celebra a lo grande si te ve cualquier mejora, que padece y se entristece hasta las lágrimas cuando observa un desatino contra ti. Es una suerte vivir aquí contigo por tu fuerza vecinal y asociativa, por tu afán integrador, tu iniciativa; porque no me faltó nunca un amigo, porque aquí junto a ti monté mi vida, porque en ti siempre hallé fuerza y abrigo. Eres mi barrio donde vivo, un barrio como los demás, donde se comparten palabras, risas, penas y esperanzas. En estos edificios que junto a la ex Hacienda estaban dañados, maltratados por el pasar de los años; pero pronto quedarían esos deteriorados departamentos bellamente alineados. Nos pusimos de acuerdo entre vecinos para la llegada del arte urbano, algunas personas los ven con malos ojos y los llaman malditos graffiteros, con afán de desprestigiarlos y hacerlos menos ante la sociedad, pero para nuestro barrio fueron más que artistas. Porque a nuestros edificios, estos que están cerca de la ex

Hacienda les dieron un toque de arte que ellos manejan; vean, que murales tan interesantes. Se formula para ser disfrutado por una mayoría de la población y por lo tanto no se apoya en criterios estéticos obsoletos o temáticas que están lejos de esta mayoría y, sobre todo busca espacios nuevos para que esta proximidad sea más efectiva. Aquí en mi barrio coexisten todas las ramas del arte urbano, desde el graffiti a las representaciones más críticas y reivindicadas de la sociedad, pasando por éstos murales de los edificios, obras que se concentran principalmente en el arte. Cambiar la concepción clásica del espacio: teatro, auditorio, galería, por otros de uso habitual de la población. Las fachadas de nuestros edificios fueron los más indicados para presentar los trabajos de aquellos que quieren ser escuchados por la sociedad, porque parafraseando al poeta griego Simónides de Ceos que decía que la poesía es pintura que habla, y la pintura poesía muda. En nuestro barrio y edificios utilizaron un lenguaje muy sencillo, conciso y claro. Además de darle colorido y vida a nuestras viviendas. Gracias amigos del graffiti por su bellísimo aporte no solo por el arte y el sentimiento que nos compartieron, sino también por el gran mensaje de vida que nos dejaron.

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Fotografía: Lizzy Dizzy.

Fotografía: Cortesía PRONAPRED.

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Cocina Cívica es un método de inducción social, desarrollado por el Órgano Técnico de Asuntos Metropolitanos (OTAM), el cual busca convertir las reflexiones de la ciudadanía en iniciativas y leyes. La ciudad ha desbordado los laboratorios, necesita espacios de sociabilidad y experimentación menos rígidos. Necesita espacios de encuentro informal, donde se desplieguen formas de sociabilidad experimentales y abiertas, necesitamos cocinas. La cocina es un espacio hacker, donde no existe ninguna receta inflexible que no se adapte a las demandas emergentes. La cocina es donde se experimenta para favorecer una vida compartida, donde se preparan las recetas de una convivencia armoniosa, evitando toda solución y mecanismo sistemático. “La cocina tiene muchas identidades: dispositivo de alimentar, corazón del hogar, espacio de sociabilidad y, desde luego, laboratorio casero.” – Antonio Lafuente.

Proximamente. OTAM en colaboración con Dirección de Cultura Guadalajara.

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El Órgano Técnico de Asuntos Metropolitanos, es el instrumento al interior del Congreso de Jalisco con el que los Diputados cuentan para profundizar en temas relacionados a las grandes áreas urbanas de la entidad. El equipo de la actual administración (2015-2018) ha decidido que dada la naturaleza de los debates, es indispensable generar una lógica de operación basada en la Participación Ciudadana y en la Innovación Cívica. Queremos que los temas urbanos dejen de ser exclusivos de los miembros del Legislativo, queremos convertirlos en una discusión abierta sobre el futuro de nuestras ciudades. www.otam.gob.mx



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