En 1950, el Cuerpo de Ingenieros de Minas y el Instituto Geológico, conservando sus respectivas autonomías, se reintegran con el nombre de Instituto Nacional de Investigación y Fomento Minero (INIFM). En 1960 se crea la Comisión Carta Geológica Nacional, la cual en 1966 se fusiona con el Instituto Nacional de Investigación y Fomento Minero, bajo el nombre de Servicio de Geología y Minería. El nuevo Código de Minería cambió la base impositiva de los precios a las utilidades, estableció las indemnizaciones por agotamiento de los recursos, derogó los derechos de exportación y proporcionó al gobierno con una amplia facultad discrecional para reducir los impuestos sobre los beneficios de las nuevas empresas. Así, se autorizaba al Estado a conceder grandes exenciones tributarias a las compañías que explotaban yacimientos minerales de alto riesgo, permitiéndoles una rápida amortización de la inversión inicial. También se liberó a las empresas mineras de todo impuesto creado o por crearse, por espacio de 25 años. El nuevo código tuvo el efecto deseado de fomentar grandes y nuevas inversiones en la minería a cielo abierto, que tenía costos unitarios considerablemente más bajos que los métodos usados de manera tradicional. Un aspecto importante del Código de Minería de 1950 fue la creación del Registro de Concesiones y Derechos Mineros, distinguiéndolo de los Registros Públicos creados en 1888, que le atribuyen un carácter imperativo a la inscripción de las concesiones y de los actos y contratos permitidos por la ley. La diferencia fundamental con el primer Código de Minería es el régimen dominalista, en el cual se considera al Estado como titular de los recursos minerales y mediante su soberanía lo administra, lo distribuye o
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lo concede (Dammert y Molinelli, 2007). Así, como resultado, fueron puestas en operación nuevas minas, como Toquepala (cobre), Cobriza (cobre), el complejo minerometalúrgico de Marcona vía la Marcona Mining Company (hierro), Millotingo (plata) y Milpo (plomo/zinc). La Cerro de Pasco Corporation empezó a extraer zinc y plomo de forma intensa en Casapalca y Cerro de Pasco, con lo cual se incrementó la participación del capital foráneo en la exportación de estos metales. Los precios de ambos metales y del cobre subieron de manera importante debido a la política estadounidense de acumulación de stock y a la guerra de Corea. La bonanza económica estimuló la inversión extranjera y el crecimiento de las exportaciones peruanas (algodón, azúcar, metales y lana). En ese momento, la CPC volvió a crecer e incrementó sus inversiones en el país. Así, durante los años cincuenta, la CPC puso en marcha tres nuevas minas: Yauricocha, San Cristóbal y Julcani; realizó nuevas inversiones en La Oroya e instaló una red de plantas hidroeléctricas, manejando la provisión de energía eléctrica de toda la región central.
Otra empresa que hizo su aparición fue la Southern Perú Copper Corporation (SPCC), empresa privada de capitales estadounidenses que explotaba los yacimientos de Toquepala y Cuajone ubicados en la serranía de Tacna y Moquegua, en el sur del Perú. La SPCC inició la explotación minera en Toquepala durante los años cincuenta, mientras que Cuajone fue puesto en explotación años después, al culminar los años sesenta. Desde su puesta en marcha, Toquepala estaba conectada con Ilo por carretera e, igualmente, por un eficiente sistema de tren interno. Luego, cuando se inició la operación en Cuajone, esta se incorporó a la red ferroviaria que fue fundamental para la eficiente producción del cobre en blíster, antes de ser embarcado al extranjero (ver mapa 3-3). El establecimiento de la Southern contribuyó a transformar la estructura de las exportaciones peruanas y la consiguiente obtención de divisas en el Perú de los últimos sesenta años. Así, el cobre se convirtió en un componente fundamental de nuestras ventas en el mercado mundial.
Es importante destacar que la mayoría de los grandes yacimientos de minerales estaba Asimismo, en 1956 la empresa inició la bajo control de las empresas extranjeras y explotación del tajo abierto de Cerro de necesitaba un largo periodo de preparación Pasco, que iba a revolucionar la forma de para producir a su máxima capacidad explotación minera en el país. En efecto, se instalada. Por ejemplo, en 1954, el Estado trataba del primer tajo abierto, pues hasta firmó un contrato especial con la empresa entonces, toda la minería peruana había sido SPCC, dueña del yacimiento de cobre de de socavón. Unos años después, Toquepala Toquepala. Este contrato contemplaba también fue explotada bajo forma de tajo que la empresa pagaría solo un 30% de abierto y, desde entonces, comenzaron a los impuestos sobre los ingresos netos multiplicarse las operaciones de este tipo. hasta que las utilidades acumuladas netas Una nueva minería estaba naciendo en el igualaran la inversión inicial requerida para hacer producir la mina13. Perú.
A pesar de que Marcona Mining Company y la SPCC eran diferentes entre sí, tenían algunas características comunes, como la gran propensión a importar, altas utilidades y altas tasas de repatriación. Marcona Mining Company, Cerro de Pasco Corporation y SPCC controlaban, a finales de 1960, entre el 80% y el 90% de la producción minera del país.
Mapa 3-3 Ferrocarriles y principales centros mineros
Colombia
Ecuador
Entre 1960 y 1969 se produce una pérdida de dinamismo en la pequeña y mediana minería, ante la caída de los precios del plomo y el zinc. El Estado, por su parte, mantuvo una presencia cada vez más importante mediante el Banco Minero, aunque todavía toda la explotación minera estaba en manos privadas. La inversión extranjera, que fue particularmente elevada durante el periodo 1950-1959, experimentó una reducción en la década siguiente (1960-1969) pues sus relaciones con el gobierno se deterioraron, fundamentalmente porque se le gravó con mayores impuestos.
Perú Brasil
Cerro de Pasco
Morococha Lima
La Oroya Huancayo Cusco
Bolivia Arequipa
Cerro Verde Moquegua Cuajone llo
Quellaveco
Toquepala
Chile Fuente y elaboración: Waszkis, H. (1993).
El modelo económico en las décadas de 1950 y 1960 generó buenos resultados macroeconómicos. El crecimiento promedio entre 1955 y 1959 fue de 3.5% por año. Entre 1960 y 1965 se acrecentó a 7% en promedio por año (IBRD, 1966). Asimismo, no coexistían desequilibrios macroeconómicos y los ingresos generados por las exportaciones financiaban cómodamente los gastos fiscales. Los gastos por importación no crecieron de manera tan sostenida, lo cual no generó efectos inflacionarios. No obstante, el modelo no generaba efectos redistributivos. La baja capacidad en las acciones del gobierno hacia políticas redistributivas y el rendimiento desigual del sector moderno orientado a la exportación y los sectores más tradicionales agudizaron la brecha del ingreso urbano-rural (Manzano y Winkelierd, 2009).
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