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Evangelismo con Fuego
No tenemos la espalda contra la pared. Muy por el contrario, somos las tropas de asalto enviadas por Dios para liberar a los prisioneros del infierno. Nosotros somos las fuerzas invasoras del Señor. Jesús dijo una y otra vez: "No temáis". Pero eso no fue todo. Jesús era un excelente psicólogo. Notemos que dijo: "No temas; cree solamente..." (Lucas 8:50). Siempre dijo algo más que un simple: "No tengan miedo", o: "Esfuérzate y sé valiente". Si sólo hubiera dicho eso, sería un consejo inútil. El miedo es una fuerza que debe ser enfrentada con otra fuerza superior, la de la fe. El miedo es la fuerza negativa. Su signo es de menos. Alguien una vez me dijo: "El miedo es la cámara oscura en la cual las personas revelan sus negativos". Sólo una fuerza positiva puede cancelar una negativa. Esa fuerza positiva es la fe. De manera que Jesús siempre dijo: "No temas, sólo cree". Lo opuesto al miedo no es el coraje, sino la fe. "... y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe" (l Juan 5:4). La fe es un arma de múltiples propósitos. No es presunción o envalentonamiento. Recordemos a los hijos de Esceva (Hechos 19: 12-16). Un santo tembloroso hace que Satanás triunfe, pero la fe amedrenta al enemigo. Nosotros no hemos sido llamados a temblar, sino a ejercer autoridad y a sacudir al infierno. "Benaía... arrebató al egipcio la lanza de la mano y lo mató con su propia lanza" (2 Samuel 23 :21 ). Así arrebataremos el miedo de las manos del enemigo. Usaremos sus propias armas y haremos que los demonios tiemblen.