La princesa comprada del jeque sophia lynn

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mirada—. Ella también lo sabía, así que podría habérmelo dicho antes para poder hacer los arreglos necesarios. Pero, al parecer, no descubrió que las cosas entre los dos no iban a funcionar hasta hacer un par de días. —Ya. —Alice frunció los labios—. Entonces, ¿vas a perder la herencia? Karim se giró para mirarla. Sus ojos centelleaban. —No si encuentro una esposa antes. —Ah, no. —Por fin cayó en lo que Karim estaba sugiriendo y empezó a retroceder mientras el corazón le latía de manera irregular—. Imposible, Karim. No pienso… Se acercó al extremo del banco y por poco choca contra el árbol, pero los fuertes brazos de Karim la cogieron por la cintura y tiraron de ella, acercándola tanto que sus caderas chocaron bruscamente y sus pechos rozaron los duros músculos de su torso. Alice contuvo la respiración mientras miraba fijamente los brillantes ojos color ámbar de Karim, apenas a unos milímetros de los suyos. —Alice Winter —dijo en voz baja, el suave aliento acariciándole el rostro—, ¿vas a decirme… que no hay química entre nosotros? —Yo… —Alice se sonrojó y apartó los ojos, intentando escapar de la intensa mirada de Karim para poner en orden sus pensamientos. Ya había vislumbrado con anterioridad breves destellos del deseo que sentía por ella, sobre todo durante la noche de la boda, pero no de esa manera. Jamás de esa manera. Como estaba prometido y ella solo iba de visita de vez en cuando, hasta ahora habían conseguido mantener las distancias. Pero ahora que volvía a estar soltero y que ella estaba prácticamente sentada sobre su regazo, cada vez costaba más resistirse. —Que nos sintamos atraídos no quiere decir que tengamos que casarnos —susurró Alice, mirando a Karim de nuevo—. He estado con muchos hombres con los que tenía


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