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Meta Design

Meta Design

Ejerciendo de educador, cuando tiene entre manos un proyecto, propone a quienes están implicados en la toma de decisiones pequeños ejercicios sobre el nombre de los colores o juegos en los que les hace preguntas del tipo, «si la empresa fuese un animal, ¿qué animal sería?». Spiekermann intenta, pues, que los implicados en estas cuestiones sean capaces estructurar un sistema de valores que no esté sometido ni a su gusto personal, ni a las relaciones políticas de la empresa. Sin embargo, no siempre estos planteamientos funcionan, como lo demuestra la frustrada relación de MetaDesign con el Deutsche Bundespost, el servicio postal alemán

Concebida como tipografía corporativa para dicha institución, la Meta surgió de los intentos de Spiekermann para convencer al Deutsche Bundespost «el cliente más aburrido que se pueda imaginar», en sus propias palabras, de la necesidad de acabar con el caos tipográfico que presidía sus comunicaciones: montones de impresos realizados en infinitas versiones de una Helvética que en realidad no es tal y que el diseñador alemán no ha dudado en calificar de «seudo-Helvética». Para ello, sugirió que lo mejor era crear una tipografía nueva y exclusiva. En principio, el proyecto pareció que iba a salir adelante pero, finalmente, Spiekermann chocó de frente con el conservadurismo y la incomprensión.

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El Deutsche Bundespost decidió no dar el visto bueno porque consideró que el proyecto de MetaDesign produciría desorden, cancelando así un trabajo que ya estaba en marcha y en el que Spiekermann había invertido buena parte de sus esfuerzos.

En alguna conferencia, el diseñador ha comentado con ironía la razón del rechazo: No pensamos que fueran a introducir el nuevo tipo, porque era nuevo. Y todos sabemos lo que dicen de las cosas nuevas. Son revolucionarias y revolucionarios son los comunistas. Son revolucionarias y revolucionarios son los comunistas. Y los comunistas están en contra de la libertad de empresa y bla, bla, bla. En fin, que aparentemente esta tipografía iba a minar las bases de la libre sociedad alemana.

Aunque no todo fue negativo. El desinterés mostrado por el organismo oficial permitió a Spiekermann utilizar libremente la tipografía que había creado, relanzándola unos años más tarde. La retomó en 1989 y la digitalizó para poder usarla en las comunicaciones internas de su propio estudio. Encargó, entonces, al holandés Just van Rossum, un «auténtico» diseñador de tipos, los últimos retoques que hicieron de la Meta una tipografía clara y flexible. Algún tiempo después, MetaDesign decidió incluirla en el catálogo de FontShop. Meta pasó a llamarse FFMeta y desde entonces ha sido una de los tipos más solicitados por los diseñadores, sobre todo de los Estados Unidos; por su ubicuidad hay quienes han dicho que era la helvettica de los noventa. Como hasta aquel momento sólo se presentaba en las versiones normal, itálica y bold, hubo que ampliar la familia. Para ello, Spiekermann solicitó ayuda a otro diseñador holandés, Lucas de Groot. Lucas de Groot creó, también bajo la dirección de Spiekermann, la tipografía Folha destinada al periódico brasileño Dinheiro, rediseñado desde Berlín por MetaDesign entre 1994 y 1995. Meta y Folha responden a una manera de trabajar muy propia de Spiekermann. Cuando no encuentra un tipo adecuado a sus propósitos lo diseña específicamente para el proyecto que en ese momento esté llevando a cabo. Otra de las tipografías más conocidas de entre la producidas por MetaDesign es la Officina. Fue un encargo de International Typeface Corporation (ITC) y nació como una fuente intermedia entre los viejos tipos característicos de la máquina de escribir y los tradicionales de imprenta. La idea de Spiekermann era crear una pequeña familia, legible y funcional, capaz de cubrir las necesidades de la correspondencia y la documentación generadas en una oficina. Officina, como Meta, ha alcanzado una enorme popularidad.

Además de MetaDesign, Spiekermann lleva adelante una empresa tipográfica independiente: la ya mencionada FontShop. En este caso, comparte sociedad con Ed Cleary en Canadá y con Neville Brody en el Reino Unido. La trayectoria de FONTSHOP refleja no sólo el amor por la tipografía de Spiekermann sino, también, una de las cuestiones que más le interesan: la relación entre el diseñador y las nuevas tecnologías. Dejando a un lado la creación y distribución de tipos, en los últimos tiempos Spiekermann ha acometido un gran proyecto: el cambio de imagen de la BVG Berliner Verkehrsbetriebe. Para ello ha rastreado su evolución desde los años sesenta, en la época de existencia del Muro de Berlín, hasta llegar a nuestros días, cuando la compañía se ha visto obligada a la reorganización de todo el sistema de transportes. Spiekermann es muy crítico con el diseño alemán. En alguna conferencia ha dicho cosas como que en Alemania existen dos estilos: uno es «el diseño sin necesidad» que se hace sobre todo en la antigua Alemania del Este, un pastiche influido por el neocapitalismo y el otro, «la ausencia de estilo por definición». Son los estándares DIN, en los que las cosas son definidas, construidas por ingenieros más que por diseñadores». Pero lo es también con el diseño en general y, sobre todo, con lo que se hace en el diseño dirigido al público; un público que tiene que enfrentarse cada día a una línea de autobuses, a un tren en el que no se ha señalizado o se ha hecho mal donde colocar la maleta, etc…

Organizaci N Pueden

CONVIVIR, SIN RESTAR UNIDAD Y APARENTEMENTE SIN FISURAS

DISTINTAS MANERAS DE CONCEBIR EL DISEÑO"

Con un gran sentido del humor, se burla de los estilos nacionales, a los que se refiere empleando términos tales como «pastiche nacional» o «prejuicio nacional», y explica con mucha ironía que, por supuesto, el diseño italiano se caracteriza porque usa el mármol, todo es muy grande, muy elegante, muy romano y usa muchas letras capitulares; en el diseño francés predomina la forma de la oliva, y los ingleses son individualistas, informales y muy conservadores. Por su parte, Spiekermann ha desarrollado un estilo gráfico muy definido. Como es lógico, presta una especial atención a la tipografía, elegida cuidadosamente buscando en todo momento la claridad, pues trata de presentar la información de una manera sencilla para que al receptor le resulte en todo momento agradable de mirar y de leer. Cuida el espaciado entre palabras y el interlineado; preocupado por la partición de aquellas y por la forma de las líneas, no suele justificar los textos. Cuando juega con superposiciones, lo hace experimentando con formas y colores pero no con efectos tipográficos que, para él, obscurecerían la información que se quiere transmitir.

Suya es una frase que refleja bien su manera de pensar: «Legibilidad no es comunicación; pero para comunicar, el tipo ha de ser legible», aunque también ha dicho: «El Mac nos ha permitido bajar al tipo de su pedestal; nunca más habrá un tipo sagrado; podemos manipularlo, de la manera que deseemos» y anima a los diseñadores a que hagan sus propios tipos.

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