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Egipto, el Poder que nace del fusil

06/07/2013 Una vez más el poder de las armas se ha impuesto al poder de las razones y las decisiones democráticas, con el visto bueno de aquellos que dicen defender todo lo contrario

Los argumentos a favor de la intervención del ejército en el conflicto egipcio parten de Europa, con destino a oriente medio, con la esperanza de justificar lo que se considera injustificable en cualquier otro país. El doble rasero de los europeos pone en evidencia sus contradicciones a la hora de mantener principios y coherencia en la escena internacional. Egipto amenaza con reproducir la situación de guerra civil en Siria y es una clara señal de que el islamismo crece como forma de entender el mundo, enfrentándose a la occidentalización como al demonio pecaminoso de los infieles que ofende a su Dios, Alá el grande. Los islamistas se parapetan detrás de este planteamiento sencillo, simplista y esquemático, pero fácil de explicar y de entender para las masas de semianalfabetos y fanáticos que conforman en altísimo porcentaje la población del mundo árabe, en el que las mujeres carecen de derechos, y sólo aprenden a leer las obligaciones que El Corán les impone.

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Por regla general, el sistema a de enseñanza del árabe (lengua conocida en la mayoría de los países islámicos), se basa en aprender a leer y escribir con El Corán en la mano, cualquier otra lectura está prohibida por blasfema o infiel. El árabe es al Corán lo que el hebreo al judaísmo, al igual que en su día lo fue el latín al cristianismo, hasta el Concilio Ecuménico Vaticano II, a partir del cual se celebra el culto religioso en las lenguas de las naciones, conservándose el latín para algunas ceremonias sacramentales o grandes rituales.

El analfabetismo es el gran problema árabe

La moral represora del Corán, genera una represión sexual enfermiza que se ha visto desatada en muchos de los manifestantes de la Plaza de Tahrir, donde se han producido un escandaloso número de violaciones de mujeres, en un claro síntoma de enfermedad cultural. Se ha llegado a producir 46 violaciones de mujeres (denunciadas) en un solo día, por parte de quienes rechazan a los Hermanos Musulmanes. En medio del descontento y del caos emerge el ejército, en una acción paternalista, para reprimir a sangre y fuego a los que resultaron electos en las urnas creando mayor confusión, si cabe, en el ya de por sí caótico Egipto.

Para algunos estamos ante el regreso del nasserismo, para otros se trata de corregir la política sectaria de los Hermanos Musulmanes, pero al final, estamos ante un Golpe de Estado "manu militari" que pretende mantener a Egipto donde estaba, es decir, en manos de una oligarquía militar que viene gobernando el país desde hace décadas. Pero no seamos ingenuos, el número dos de Osama bin Ladem, Ayman al-Zawahiri, es egipcio, fundador en su adolescencia de la Yihad Islámica Egipcia y al que se asoció con la muerte de Anwar el-Sadat y desde la muerte de Sadat, el islamismo ha crecido de forma incontrolada gracias a la pasividad de Hosni Mubarak. Tanto unos como otros saben y practican la vieja máxima, de que el Poder nace del fisil, por consiguiente del mundo árabe no cabe esperar otra salida que el enfrentamiento armado entre fieles e infieles. El islam no entiende de democracia, ese concepto no se incluye en El Corán y ni en su marco conceptual.