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La Convocatoria Cívica de Baltasar Garzón

04/07/2013 Los progres vuelven a las andadas, esta vez de la mano del exjuez Baltasar Garzón y Federico Mayor Zaragoza, en la creación de un ambiguo proyecto de plataforma de etéreos planteamientos y buenas intenciones con olor a revancha

La diversidad de los firmantes y de los asistentes al acto de presentación, hace pensar en un frente de progres indignados, que más que constituir un frente político, ruegan a la izquierda que se una en un frente común capaz de aglutinar a los descontentos y recoger algunas de las propuestas de los chicos del 15M, para pasar por la quilla a más de uno. Entre los asistentes a la presentación, gentes de militancia desconocida, pero reconocidos progresistas, a los que acompañan personajes del socialismo y antiguos comunistas.

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No sabemos quién, o quienes, pero a la hora de redactar el Manifiesto, debieron acudir a tomarse un descafeinado al bar Gijón, a la hora en que se agitaba Neptuno, a tenor del texto. Si se tercia un compromiso ciudadano, lucharán por mejorar la democracia, combatir la corrupción y si no queda más remedio se propondría la salida del Euro y de la UE. En ningún momento se menciona a los trabajadores, a la inmensa mayoría de la sociedad, a los que sufren la explotación del capitalismo, contra los que van dirigidas todas las medidas económicas del gobierno y de la TROIKA. Los que están viendo recortadas sus conquistas sociales en todos los terrenos y que al jubilarse se ven condenados a la pobreza como los pensionistas. En el manifiesto se usa un lenguaje ambiguo propio del neoliberalismo, que oculta la Lucha de Clases, intentando pasar de contrabando a la Clase Obrera en el paquete de los ciudadanos. A lo largo del manifiesto no se menciona a la monarquía desacreditada y enferma de corrupción que ostenta la máxima jerarquía del Estado. En el manifiesto no se llama a los pueblos de España, no se habla de Andaluces, Canarios, Catalanes, Gallegos, Valencianos o Vascos, no se habla de la cuestión nacional ni de federalismo.

Un llamamiento que se preste, debería mencionar a las minorías y colectivos sociales de homosexuales y lesbianas, a los ancianos, a los estudiantes, a los universitarios, a los intelectuales, a los artistas… No basta con citar de pasada algunos de los problemas que preocupan a los distintos colectivos sociales, es necesario saber hasta dónde se está dispuesto a llegar en esa llamada al compromiso y a la lucha. No se habla para nada de convocar un proceso constituyente, que reforme en profundidad la Constitución de 1978. Estamos ante una puesta en escena fallida, parca, tal vez precipitada y sin un manifiesto programa de mínimos que sea capaz de aglutinar a todos aquellos que estén dispuestos a pelear por defender sus derechos.

Un movimiento político, no es un club de fans

Lo de Garzón, más bien parece una subida al carro del oportunismo, en la esperanza de tomarse la revancha, que la voluntad decidida de crear una alternativa de izquierda comprometida con la transformación y la regeneración de la democracia. Garzón no es un personaje político confiable, entre otras cosas por su falta de pedigrí militante, más bien debería probar suerte en la Opera, como Prima Donna.

Me parece más seria y acertada la plataforma Mesa Estatal proreferéndum de las pensiones, de la que pudiera derivarse una Mesa Estatal por la República Federal.