Misioneros Nº 228

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EDITADA POR LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS Nº 228OCTUBRE AÑO 2022 TERCER MILENIO

AGUSTINOS RECOLETOS

Paseo de

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COMPAÑÍA DE JESÚS

Avda. de la Moncloa,

COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓN Estocolmo, 9.

FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍA

Cardenal Marcelo Spínola, 38. 28016 Madrid. Tel. 91

MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA (HERMANAS BLANCAS) Ángela Figuera, 39. 28003 Madrid. Tel. 91 553 82 60

MISIONEROS CLARETIANOS Clara del Rey, 6. 28002 Madrid. Tels. 91 415 23 61 y 91 415 21 99

INSTITUTO ESPAÑOL DE MISIONES EXTRANJERAS Ferrer del Río, 17. 28028 Madrid. Tel. 91 726 84 27

MERCEDARIAS MISIONERAS DE BÉRRIZ Fereluz, 2. 1ª A 28039 Madrid. Tel. 91 571 63 03

MISIONERAS CRUZADAS DE LA IGLESIA Madre Nazaria, 7. 28044 Madrid. Tel. 91

MISIONERAS DE CRISTO JESÚS Peñuelas, 18. 5º A. 28005 Madrid. Tel.

MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIO General Kirkpatrick, 44. 28027 Madrid. Tel. 91

MISIONEROS ESPIRITANOS Santa Engracia, 149. 1º B. 28003 Madrid. Tel. 91 554

Olivos, 12. 28003

en este número...

IGLESIA A FONDO

las importantes efemérides que

celebra este año no podemos olvi darnos del 25 aniversario de la proclama

16

PRIMER PLANO

de Teresa de Lixieux como doctora de la Iglesia La fecha, el 19 de octubre

INFORME

el lema “Seréis

la Iglesia

y además...

En su viaje a Kazajistán, el Papa pro pone una nueva hoja de ruta espiri tual donde las religiones se purifi quen y acompañen a la sociedad "en los tiempos oscuros que vivi mos"
EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS C/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: dir.nal@omp.es http://www.omp.es Nº 228. OCTUBRE, 2022
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Madrid. Tel. 91 553 36 16 MISIONEROS DE MARIANNHILL Arturo Soria, 249. 28033 Madrid. Tel. 91 359 07 40 MISIONEROS DEL VERBO DIVINO Corazón de María, 19. 5º B. 28002 Madrid. Tel. 91 415 43 55 MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA Diego de León, 36. 28006 Madrid. Tel. 91 411 12 12 Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tel. 91 352 34 16 PADRES BLANCOS Liebre, 25. 28043 Madrid. Tel. 91 574 04 00 SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS Asura, 34. 28043 Madrid. Tel. 91 300 00 41 coeditores TERCER MILENIO
Entre
OMP
ción
Con
mis testigos”,
celebra el 23 de octubre el Domund Una llamada a anunciar el Evangelio que los más de 10 000 misioneros y misioneras españoles asumen en primera persona 7 TRIBUNA Testigos ¿de qué? 12 EL OBSERVADOR MOZAMBIQUE AMAZONÍA - VATICANO 22 ASÍ VA EL MUNDO CHILE -ETIOPÍA CHINA - IRAK 36 ENTREVISTA Fray Fausto Gómez, misionero dominico en Macao 40 ANIMACIÓN MISIONERA 43 AYUDAMOS A... Ghana 46 CULTURA África también es fashion 54 MISIÓN VIVA Rolando Ruiz, misionero javeriano en Marruecos 56 MISIÓN VIVA Ángeles López, misionera comboniana en Mozambique 26 30

Se necesitan testigos

La Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, que este año se celebra el 23 de octubre, se presenta con el lema “Seréis mis testigos”, con la intención de recordarnos la llamada de Jesús resucitado a dar testimonio de Él “hasta los confines de la tierra”, tarea para la que hemos de contar con “la fuerza del Espíritu Santo”. En torno a esas tres expresiones clave ha construido Francisco su mensaje para esta crucial jornada.

El Papa nos recuerda que la Iglesia “no tiene otra misión sino la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo”. Pero, como él mismo precisa, no solo se trata de “dar testimonio”: el envío por Jesús al mundo es “también y sobre todo para ser sus testigos”; los católicos no solo somos enviados “para realizar la misión, sino también y sobre todo para vivir la misión”.

Estamos ante un compromiso que implica no solo el anuncio de la Buena Nueva con la palabra, sino con el ejemplo de vida. Se trata de una experiencia transformadora al estilo y a la causa de Jesús para, como señala Francisco hablando de los misioneros y misioneras, tener “el altísimo honor de ofrecer a Cristo en palabras y acciones, [...] con alegría y franqueza, como los primeros apóstoles”.

Toda esta labor, sin embargo, no se puede llevar a cabo indivi-

dualmente, siendo un francotirador, sino que, como apunta el Santo Padre, la misión “se realiza de manera conjunta”, “en comunión”; y también su dimensión humanizante, transformadora y liberadora es colectiva. El testimonio de

Cristo y de su amor a todos los hombres y las mujeres de cada pueblo, cultura y condición social”. Y entre estos “confines de la tierra”, el Santo Padre ha querido hacer referencia a aquellas “zonas geográficas donde los misioneros

Estamos ante un compromiso que implica

Cristo, se mire por donde se mire, “tiene un carácter sobre todo comunitario”, y busca el bien común, el de la sociedad en su conjunto. Ahí está ese mandato misionero, por el que el Señor nos envía a todos a ser sus testigos, dispuestos a llegar “hasta los confines de la tierra”, allí donde más se necesitan los valores que vivió, compartió y proclamó Jesús.

Ser testigo, vivir la misión exige salir de uno mismo, de su propia comodidad, del área de confort en la que uno se siente seguro, para acercarse al otro, al prójimo, especialmente a los más necesitados y descartados, con ese espíritu de universalidad que caracteriza a la misión. “La Iglesia de Cristo –nos advierte Francisco–era, es y será siempre «en salida» hacia nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas «límites», para dar testimonio de

[...] no han llegado” y que, por lo tanto, no han podido escuchar la buena nueva del Evangelio, así como a los lugares donde, “a causa de las persecuciones religiosas y situaciones de guerra y violencia, muchos cristianos se han visto obligados a huir de su tierra hacia otros países”.

El Papa sigue “soñando con una Iglesia totalmente misionera y una nueva estación de la acción misionera en las comunidades cristianas”. Para hacer realidad este sueño, el Domund nos recuerda que siguen siendo vigentes y necesarias las palabras de Jesús pidiéndonos ser sus testigos; y, ante los temores, debilidades, excusas y cerrazones que podamos esgrimir para desentendernos de esta misión, contamos, como los primeros evangelizadores, con la fuerza del Espíritu Santo, que da “valentía y sabiduría para testimoniar a Cristo delante de todos”.

EDITORIAL
EDITA
Obras Misionales
Pontificias DIRECTOR NACIONAL OMP José María
Calderón DIRECTOR Alfonso Blas DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES Rafael Santos, Francisco José Pérez Valero, Dora Rivas, José Beltrán, José Carlos Rodríguez, José Ignacio Rivarés, María Ángeles Castillo,
Asier
Solana, Israel Íñiguez, Leticia Lanoix, Alberto Bravo, Modeste Munimi, María Jesús Sahagún, Juan Lázaro Sánchez ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael Santos, Ana Fernández FOTOGRAFÍAS Efe, 123RF SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36 TERCER MILENIO
no solo el anuncio de la Buena Nueva con la palabra, sino con el ejemplo de vida .

frases y flashes

José María Rodríguez Redondo

Misionero del IEME en Tailandia

En Tailandia hay total armonía entre budistas y cristianos; cualquier cosa en el día a día se hace en común. Es lo que llamamos diálogo interreligioso de vida, que supone compartir la vida y que todos nos tenemos que ayudar.

Papa Francisco

La belleza de la Iglesia es esta, que somos una sola familia, en la cual nadie es extranjero. Lo repito: ninguno es extranjero en la Iglesia, ¡somos un solo Pueblo santo de Dios enriquecido por muchos pueblos!

Jesús Pérez

Sacerdote legionario de Cristo, tras una experiencia misionera con jóvenes en México

Al volver a España, todos, los 70 chavales, los responsables de grupo y los sacerdotes, hemos repetido la misma frase: "Fuimos a misionar y volvemos misionados". Porque compartir la fe con los demás es crecer en el amor a Dios.

Josefina Oller

Misionera del Instituto Secular Vita et Pax in Christo Jesu en Guatemala

Desde muy pequeña he contribuido a las Obras Misionales. ¡Cómo celebrábamos en aquellos tiempos y con aquellos estilos la fiesta del Domund! Me uno de verdad a todo el equipo de las OMP; rezo para que todas vuestras actividades sean fructíferas y puedan llegar a tanta gente que necesita encontrarse con Jesucristo.

Arturo J. García

Delegado episcopal de Misiones de Valencia

Hacen falta misioneros en muchos lugares. Por ejemplo, en los vicariatos peruanos de Requena y San José del Amazonas, con los que colabora nuestra archidiócesis. Animo a todos, también a los seminaristas, que son los futuros sacerdotes, a valorar la misión y rezar por los misioneros.

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Testigos ¿de qué?

Normalmente hoy, cuando se habla de testigos y de testimonios, nos referimos a personas que nos transmiten cosas: eventos que han vivido, situaciones que se han encontrado, experiencias que han tenido... Son testigos de una hazaña, de una victoria, de un descubrimiento, de un robo o de un secuestro. Pero el cristiano no está llamado a ser testigo de cosas, de algo que pasó... Tú y yo hemos sido elegidos para ser testigos suyos, de Él. Somos testigos del Señor que se presenta a sí mismo como el Camino, la Verdad y la Vida.

La misión de la Iglesia no es un mero transmitir una forma distinta de vivir, una filosofía... La misión de la Iglesia es dar a conocer a una persona, a Alguien. “Nosotros predicamos a Cristo, y a éste crucificado” (1 Cor 1,23). Me sorprende cómo describen los evangelios la forma de actuar de los apóstoles. Se resume en una sencilla y, en apariencia, simple frase: “Y lo llevó a Jesús” (Jn 1,42); “Ven y verás” (Jn 1,46)... ¿Se puede hacer algo mejor que acercar a los hombres a Dios?

El lema elegido por el papa Francisco para el DOMUND de este año 2022 es “Seréis mis testigos” (Hch 1,8). El cristiano es testigo de Cristo, es testigo del Hijo de Dios hecho hombre. Cada uno de nosotros mostramos a Cristo y

queremos ser transparencia suya. Como san John Henry Newman expresó en una bella oración: “Brilla a través de mí, y mora en mí de tal manera que todas las almas que entren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en mi alma. Haz que me miren y ya no me vean a mí, sino solamente a ti, oh Señor”.

Los misioneros y misioneras, da igual su estado, si son sacerdotes, seglares, monjas, casados o consagrados, todos ellos son tes-

Es verdad que a veces nos puede pasar como a aquel que, cuando le señalas la luna, se queda mirando tu dedo señalador, en lugar de la luz que hay en el cielo. Es verdad que hay quienes no se percatan del Sol que ha nacido de lo alto y que es a quien muestran los misioneros, y se fijan tan solo en la labor que estos realizan en su día a día. Pero el fallo no está en el misionero, sino en quien no sabe mirar, como dice una bonita poesía de Emilio Pra-

tigos de Cristo, de su persona, de su salvación. No predican cosas, no predican sus ideas, sus pensamientos, sus criterios... Predican a Jesús de Nazaret, el que venció con su muerte y resurrección al demonio, a la muerte, al pecado. Predican su mensaje de amor: un amor que no es humano, sino divino, y que, por ello, es infinito, como lo es el mismo Dios. Predican el perdón de un Padre amoroso, que está por encima del mal que el hombre puede llegar a realizar; que es siempre una llamada a la vida plena, porque para eso ha venido el Señor, “para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

dos, que sirve de himno litúrgico: “No es lo que está roto Dios, / ni el campo que Él ha creado: / lo que está roto es el hombre / que no ve a Dios en su campo”.

“Seréis mis testigos”. Sí, Señor, queremos ser testigos tuyos, de tu inmenso amor por cada uno de nosotros, y queremos, Señor, que muchos jóvenes, hoy también, en nuestros días, se tomen en serio su condición de testigos tuyos en sus ambientes, entre sus amigos, vecinos, familia...; pero también entre aquellos pueblos en los que hoy –sí, también hoy– se necesitan misioneros y misioneras de por vida, para ser luz, sal, levadura..., ¡amor!

NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022 misioneros 7
TRIBUNA
La misión de la Iglesia no es otra que la de dar a conocer a Cristo y su mensaje de amor, perdón y salvación.

TERESITA DEL NIÑO JESÚS

Iglesia.

este

centenarios.

El verano acababa de terminar. Pero, allá en Calvados, en la norteña Normandía francesa que, mar por medio, linda con el Reino Unido de la Gran Bretaña, los manzanos todavía no habían puesto en sazón a todos sus verdes frutos. El otoño tampoco habían transfigurado aún los glaucos vestidos de los árboles por el tradicional dora-

SANTA Y COLOSAL MISIONERA

do esplendor con que acostumbra a mudar sus hojas cada año cuando llega el entretiempo.

Calvados no solo es famoso por el rico aguardiente de manzana que allí se destila y añeja. También –¡y muy sobre todo!– porque

en esa comarca está Lisieux, pequeña ciudad con menos de 25.000 habitantes que, hoy, es sobradamente conocida en todo el mundo porque, en ella, se levanta la basílica, construida en 25 años (1929-1954), de estilo neobizanti-

no, para honrar a una muy singular joven católica, tan admirable como ejemplar. Y sobre todo, porque en Calvados vivió casi toda su vida la sobredicha muchacha. Había nacido en Alenzón, pero a raíz de la temprana muerte de su

A las puertas del Domund 2022, exactamente el 30 de septiembre, se cumplen 125 años de la muerte de Teresa de Lixieux, y el 19 de octubre, 25 de que la Patrona de las Misiones fuera proclamada Doctora de la
Conviene recordarlo en
año de celebración de
16 misioneros NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022 IGLESIA A FONDO

madre, la familia se trasladó a Lisieux, unos 80 km más al norte, donde vivían sus tías y el resto de su familia materna.

Su nombre, en el siglo: MarieFrançoise-Thérèse Martin Guérin. Onomástica triple, según la costumbre de la época. Nombre que, al entrar en religión, cambió por el de Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz o, simplemente, Teresita, como ella –empujada por su honda humildad– prefería ser llamada.

Así fue “rebautizada” porque un buen día, a la muchacha le dio por visitar el monasterio de carmelitas descalzas que había en su nueva ciudad. Inopinadamente y sin venir a cuento, la madre superiora, María de Gonzaga, sin conocer ni de lejos las más íntimas intenciones de la joven, pero con fino y sobrado olfato de fémina perspicaz, le dejó caer estas palabras que, andando el tiempo, resultarían proféticas: “Mi querida hija, cuando

vengáis a vivir con nosotras, os llamaréis Teresa del Niño Jesús”.

Empeño carmelita

María Francisca Teresa era la menor de los nueve hijos nacidos en la numerosa familia Martin-Guérin. Los cuatro primeros –María Helena, José Luis, José Juan Bautista y María Melania Teresa– habían fallecido a muy temprana edad. Siguiendo los pasos de sus hermanas mayores, María Francisca ingresó en el carmelo de Lisieux 50 años después de su creación: el 9 de abril de 1888. Entonces, formaban la comunidad 27 religiosas. Y la edad media de las carmelitas descalzas allí reunidas frisaba los 50 años.

La nueva novicia, “rebautizada”, al optar por la nueva vida religiosa, como Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, fue un claro contrapunto en aquella madura comunidad de carmelitas hechas y derechas. Cuando ingresó en el

Carmelo de Lisieux, la joven Teresa solo tenía 15 años y 3 meses, edad que, por insuficiente, contravenía los cánones establecidos. Lo normal, por aquellos entonces, era que las postulantes no podían ingresar en el monasterio hasta haber cumplido los 18 años; o, como mínimo, los 16.

Pero el rechazo inicial por ser tan joven para ingresar en el Carmelo, no amilanó a María Francisca Teresa. Antes, al contrario, se empecinó más en la idea. Y, para conseguir su objetivo, le echó mucho coraje al asunto. Como una Juana de Arco rediviva, a los 14 años, decidió lanzarse a la conquista del Carmelo.

Andando el tiempo, no cejó en su empeño. Sin remilgo alguno, removió Roma con Santiago. O, como dirían en Lisieux: “Elle remué ciel et terre”. Pidió ayuda a superioras, párrocos, arciprestes, obispos... Y hasta se enroló en una peregrina-

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ción –organizada por las diócesis de Coutances y Bayeux– a la Ciudad Eterna, para hablar directamente con el mismísimo Papa.

Tras una eucaristía con los 200 peregrinos franceses, 75 de ellos, sacerdotes, el Santo Padre que, entonces, era León XIII, autor de la Rerum Novarum , encíclica donde alza su voz en defensa de los débiles, los pobres y los sin voz, y renombrado, por eso, como “el Papa de los obreros”, que ya tenía 77 años, escucha la petición de la joven. Pero no se la concede de buenas a primeras. Expresamente, le dice: “Hija mía, haz lo que tus superiores te digan”. Y concluyó: “¡Tú entrarás al monasterio, si Dios lo quiere!”.

María Francisca regresó a su Normandía natal un tanto contrariada por el “pontificio revés” recibido. Pero no tanto, porque del viaje a Roma también se llevó una gran satisfacción: aunque por aquellos días –noviembre de 1887– las visitas al Coliseo esta-

ban prohibidas, ella se saltó la prohibición. Burló la vigilancia de polizia y carabinieri. Entró. Y postrada sobre las arenas del Anfiteatro Flavio tuvo ocasión de rezar con fervor por la sangre de tantos mártires allí derramada.

Con todo, el malhumor por la frustración, chasco y fracaso de su baldía intentona no iban a durar mucho... La hija menor del relojero Luis Martin y de Celia Guérin, tejedora de encajes, tenía a quien parecerse. Don Luis, que había estudiado con los Hermanos de La Salle, donde recibió una solida formación religiosa, tampoco pudo ingresar, como pensaba, en la orden de los canónigos de San Bernardo, allá en los Alpes. La razón principal: que no estaba muy ducho en latines. Y eso, a pesar de que se apuntó, durante un año, a clases particulares...

Otro tanto puede ser afirmado de su madre. Celia, la bordadora, tampoco llegó a ser hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, como

pretendía, para dedicarse a la atención y cuidado de las personas más enfermas y desvalidas. Una y otro fueron rechazados aquí y allá. ¡Qué verdad es que “los caminos del Señor son inescrutables”! Para Celia y Luis, también. Pero sus sendas iban a encontrarse. Y no tardando mucho.

Fue en el puente sobre el río Sarthe, en la normanda Alenzón, su ciudad, que está a unos 180 km de París. A lo que parece, ambos estaban llamados a acometer, en común, una gran empresa: la fundación de una muy numerosa familia de profundas raíces cristiana. Ambos se conocieron allí. Con ayuda del Espíritu Santo y también –¡todo hay que decirlo!– con la colaboración de la madre de Luis, quien estaba igualmente aprendiendo, como María Celia Guérin, a tejer encajes con el famoso “punto de Alenzón”...

Rápidamente, tras tres meses de noviazgo, llegó la boda. El matrimonio Martin-Guérin, de pro-

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fundas convicciones cristianas, anticipándose a lo que después proclamara en Vaticano II, estaba convencido de que la futura evangelización depende, en gran parte, de la “Iglesia doméstica”. Tal vez por eso, las cinco hijas que sobrevivieron a los duros reveses de la enfermedad optaron por gastar sus días dedicadas a la oración y la vida contemplativa.

Por aquellos días, en el Carmelo de Lisieux, las religiosas, aunque pobremente, trabajaban duro para ganarse el pan. Se levantaban antes de que los gallos comenzaran a quebrar albores: a las 5:45, incluso en invierno, ya estaba en pie toda la comunidad. Se acostaban a las 11:00 de la noche. Dedicaban seis horas y media a la oración (dos de ellas, a la meditación). Tenían otras dos horas para la recreación en común. Y sus ayunos eran muy estrictos.

Aunque a la joven aspirante a carmelita le pareciera eterno, la verdad es que el chasco que se lle-

vó en El Vaticano la buena de María Francisca no se alargó tanto. Eso fue el 20 de noviembre de 1887. Finalmente, tan solo 41 días después, cambiaron las tornas. El primero de enero de 1888, víspera de su decimoquinto cumpleaños, la joven recibe una carta de la Madre María de Gonzaga. En ella, le anuncia que el obispo ha cambiado de opinión. Que permite que las puertas del monasterio se abran para ella.

Por consejo de su hermana Paulina, deciden retrasar su ingreso hasta abril, una vez pasados los rigores de la Cuaresma. La futura postulante acepta el plan. Ve, de este modo, una ocasión para prepararse por su cuenta, en la intimidad. Finalmente, la fecha de entrada queda fijada. Será el 9 de abril de 1888, día de la Anunciación. Teresa, con 15 años y 3 meses, ingresa, ¡al fin!, en la misma comunidad donde ya estaban Paulina y María , sus hermanas. Así comenzó su postulado, pri-

meros pasos de un “caminito” nada fácil.

Camino hacia la santidad

En el monasterio de Lisieux, con auténtico fervor, Teresita inició el “camino de perfección” trazado por Teresa de Jesús , la abulense madre fundadora. Cumple los diferentes oficios que le son confiados. Y cumple también su labor como maestra de novicias. Inicia, en fin, su camino de santidad, y condensa sus experiencias espirituales en su “caminito” de infancia espiritual. Además, con sus sacrificios y con sus oraciones, acompaña y ayuda a dos hermanos misioneros.

Iluminada por la Palabra de Dios, y probada especialmente, primero, por la muerte de su madre querida cuando todavía era muy pequeña –Teresita tan solo tenía cuatro años y medio–. Después, su queridísimo padre, Luis Martin murió, a los 71, el 29 de julio de 1894. La hermana Teresa del Niño Jesús emprendió el camino hacia la santidad, inspirada en la lectura del Evangelio y poniendo “el amor” en el centro de todo.

En sus manuscritos, Teresa ha dejado no solo los recuerdos de su infancia y adolescencia. También el retrato de su alma y la descripción de sus experiencias más íntimas. Ella descubre y comunica a las novicias confiadas a su cuidado el camino de la infancia espiritual. Además, recibe como don especial el encargo de acompañar con la oración y el sacrificio al padre Roulland, misionero en China, y el padre Belliére , seminarista primero y, luego, Padre Blanco en África. Penetra cada vez más en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocación apostólica y misionera para arrastrar consigo a los demás, movida por el amor.

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Basílica de Santa Teresa de Lisieux

Y es que el Carmelo de Lisieux, donde había ingresado la futura copatrona de las misiones, era un monasterio honda y radicalmente comprometido con la causa misionera. Tan es así que la comunidad de Lisieux había sido capaz de fundar en Saigón, el año 1861, el primer carmelo de Extremo Oriente. La semilla que partió de Lisieux llegó a ser muy fecunda. Pronto, muchos otros carmelos brotaron por tierras del Oriente lejano. De Saigón salieron fundaciones en Hanoi, en la camboyana Nom-Penh. Y de estos, sucesivamente en Hué (Annán), BuiChu (Tonkín), Ilo-Llo (Filipinas), Bangkok (Siam), Manila (Filipinas), Thanh-Hoa (Tonkín), Yunnan-Pu (China), Singapur (Malasia)...

Tal, la atmósfera misionera que la joven Teresita vive y respira entre los muros del carmelo de Lisieux, que, entre sus planes futuros, anidaba partir, como una misionera más, hasta el carmelo vietnamita de Tonkin. Pero... También para ella, como para sus padres, los caminos del Señor fueron inescrutables. En 1896, sus sueños de viajar al lejano Oriente, como hiciera, 350 años atrás, el bueno de Francisco de Jasso y Azpilicueta, más conocido como el navarro Francisco de Javier , quedaron fatalmente truncados por culpa de la enfermedad.

Una imparable tuberculosis arraigó con fuerza y se extendió por sus pulmones con doloroso rigor. Fue un largo “víacrucis” que terminó al año siguiente. Constatando su propia experiencia, tiene comprensión por los ateos, a los que ahora siente doblemente como “hermanos”. En la enfermería conventual, su hermana, Inés de Jesús, comienza a anotar las palabras y observaciones, de la enferma, que serán las “Últimas conversaciones”.

Su Historia de un alma es el libro religioso más leído, después de la Biblia, en la Iglesia del siglo XX. Y también son origen de innumerables vocaciones religiosas sacerdotales y religiosas; y de muchas conversiones. Otro tanto ocurre con su ciudad vital. En la actualidad, Lisieux recibe más de dos millones de visitantes al año. Después de Lourdes, es el segundo lugar de peregrinación más visitado de Francia.

Entre las más grandes

En la tarde del 30 de septiembre de 1897, a las puertas del mes más misionero del calendario, muere con estas palabras en su boca: “Dios mío, os amo”. Años atrás nos lo recordó don Anastasio Gil García, el director nacional de las Obras Misionales que, hace cuatro años, falleció también en septiembre. Había dejado dicho: “El Octubre Misionero no podía tener me-

jor pórtico de entrada que recordar a quien la Iglesia ha proclamado Patrona de las Misiones. Poner todo el empuje misionero de este mes bajo su patronazgo es una verdadera gracia de Dios”. Y más, en este 2022, cuando se cumple el 125 aniversario de su muerte.

Poco antes de morir, Teresa del Niño Jesús también había afirmado llena de fe y plenamente convencida: “Yo no voy a morir. ¡Voy a entrar en la Vida!”. Sobre las 7:20 de la noche, mientras apretaba fuertemente un crucifijo entre sus manos, dijo sus últimas palabras. Inmediatamente, cae levemente sobre su almohada, y luego vuelve a abrir sus ojos por última vez.

Las carmelitas allí presentes cuentan que entró en un éxtasis que duró el tiempo de un credo, antes de exhalar su último aliento. Permaneció con los ojos fijos cerca de la imagen de la Virgen María que le había sonreído de pequeña

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y que sus hermanas habían instalado en la enfermería desde que fue trasladada allí. Al instante de fallecer su rostro recuperó el suave color que le era natural.

Sor Teresita, no llegó a cumplir ni los 25 años. Pero sí cumplió con creces el mandato que, desde el Evangelio, Jesús dirige a todos los creyentes: el de anunciar la Buena Nueva a toda la humanidad; el de ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura.

Tan bueno, elocuente y nítido es su testimonio vital que hizo exclamar a san Pío X: “Fue la santa más grande de los tiempos modernos”. Pío XI, por su parte, consideró que era “la estrella de su pontificado”. La canonizó el 25 de mayo de 1925. Y, el 14 de diciem-

bre de 1927, la nombró, junto al misionero navarro de Javier, copatrona universal de las Misiones. Por su parte, el 19 de octubre de 1997, el santo papa polaco san Juan Pablo II, con la bula Divini amoris scientia la proclamó Doctora de la Iglesia.

No queda ahí la cosa. El 18 de marzo de 2015, el papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto que reconoce el milagro que elevó a los altares a los padres de Teresa de Lisieux, Luis Martin y Maria Celia Guérin, cuya intercesión permitió la sanación de una bebé española. La pequeña Carmen nació en Valencia, el día de santa Teresa de Ávila, cuatro días después de que el matrimonio Martin-Guérin fuera beatificado en la basílica de Lisieux ante 15.000 personas. Finalmente, Luis y Celina fueron canonizados por el papa Francisco el 18 de octubre de 2015, jornada del Domund, y durante la celebración del Sínodo de la Familia. Han sido el primer matrimonio canonizado conjuntamente, en la misma ceremonia.

Si en lugar de ser lo que es, el recordatorio honesto y fiel de una vida edificante y ejemplar en grado sumo, esto fuera el relato informativo, tan pujante en nuestros días, de una heroína futbolística, bien podríamos afirmar que, en su vida, Teresita habría conseguido hacer un asombroso hat-trick. Perdón por el barbarismo. Dicho en román paladino, lo que logró esta joven carmelita lexoviense fue un magistral triplete: Patrona de las Misiones, Doctora de la Iglesia y santa. Así las cosas, ahí va nuestra oración agradecida, un cordial aplauso y un respetuoso ¡chapeau! por la santa, Doctora y Patrona de todos los misioneros.

MARIANA F. ANDRADE NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022 misioneros 21

KAZAJISTÁN KAZAJISTÁN

Francisco reclama "el derecho al cielo"

En su viaje al país kazajo, el papa Francisco propone una nueva hoja de ruta espiritual en que las religiones se purifiquen y acompañen a la sociedad "en los tiempos oscuros que vivimos".

Una gran expectación acompañó los prolegómenos del 38.º viaje apostólico del Papa a la ex república soviética de Kazajistán, histórico enclave para el cruce de culturas y de religiones, a excepción, claro, del negro período del ateísmo de Estado. Llegaba Francisco para participar en el VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, a celebrar en la futurista capital, Nursultán, del 13 al 15 de septiembre, pero el mayor interés mediático estaba en saber si por fin se reuniría con el patriarca Kirill, cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa, tras sus de-

sencuentros a propósito del apoyo inequívoco de este a la guerra de Putin en Ucrania; o si se “tropezaría” con el líder chino Xi Jinping –de paso por la capital kazaja en su primera salida internacional tras la pandemia– y abordarían la renovación del acuerdo bilateral, que concluye este octubre, o el juicio al cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong, acusado de actividades contra el Gobierno chino.

Ya es sabido que nada de eso fue posible, y también que nada de aquello resultó relevante, ni siquiera ese encuentro mundial que reunía a religiones tradicionalmente enfrentadas, pero que se habían

juntado para hablar y escucharse. La muerte de la reina Isabel II de Inglaterra eclipsó informativamente durante demasiados días todo lo que no fuese el cortejo fúnebre y el planeta asistió en medio de un paroxismo un tanto infantil al último adiós de la soberana más longeva de la monarquía británica.

Paz en tiempos oscuros

Mientras, a Nursultán había llegado Francisco “en una peregrinación de paz”, como la había calificado durante un ángelus, “en los tiempos oscuros que vivimos”. Seguía este congreso la estela de las Jornadas de Oración por la Paz

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PRIMER PLANO

inauguradas por san Juan Pablo II en Asís, en 1986, un encuentro interreligioso de gran calado en un momento en el que el mundo, muy debilitado por los efectos de la pandemia del coronavirus, asiste a una peligrosa deriva autoritaria, con una guerra a las puertas de Europa que, sin embargo, está afectando ya a todo el planeta, y con una nueva escalada en la carrera armamentística nuclear y el reposicionamiento de las grandes potencias mundiales de nuevo en bloques antagónicos.

En ese contexto se iba a celebrar el Congreso Mundial, pero, ya se ha dicho, muy pocos se enteraron en el planeta del llamamiento conjunto que, desde el corazón de Asia, lanzaron las religiones, ni del que Francisco hizo a las propias confesiones para volver a su esencia y ser fuente de paz y fraternidad mundial, del “itinerario de sanación para nuestra sociedad” que reclamó a todas las confesiones poner en práctica.

“El mundo espera de nosotros –dijo Francisco en la inauguración del encuentro– el ejemplo de almas despiertas y de mentes claras, espera una religiosidad auténtica. Ha llegado la hora de despertarse de ese fundamentalismo que contamina y corroe todo credo”. “Seamos conciencias proféticas y valientes, hagámonos prójimos a todos, pero especialmente a los tantos olvidados de hoy, a los marginados, a los sectores más débiles y pobres de la sociedad, a aquellos que sufren a escondidas y en silencio, lejos de los reflectores”, añadió.

Un itinerario donde las diferentes confesiones habrán de despojarse de las nocivas adherencias que opacan la entraña de la religión. “Purifiquémonos de la presunción de sentirnos justos y de no tener nada que aprender de los demás; liberémonos de esas concepciones reductivas y ruinosas que ofenden el nombre de Dios por medio de la rigidez, los extremismos y los fundamentalismos, y lo profanan mediante el odio, el fanatismo y el terrorismo”, les pidió el Papa.

No estaba el patriarca Kirill para escucharlo (tal vez, temien-

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do que tendría que oír algo así, decidió no asistir a Nursultán), pero sí la delegación del Patriarcado de Moscú cuando Francisco instó a que “no justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano. ¡Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad!”.

“Comprometámonos, por tanto, aún más, a promover y reforzar la necesidad de que los conflictos se resuelvan no con las ineficaces razones de la fuerza, con las armas y las amenazas, sino con los únicos medios bendecidos por el cielo y dignos del hombre: el encuentro, el diálogo, las tratativas pacientes, que se llevan adelante pensando especialmente en los niños y en las jóvenes generaciones”, añadió. Y todo el mundo entendió de qué hablaba Francisco. Y de quiénes. Igual que cuando invitó a los 80 líderes participantes a “reafirmar la esencia verdadera e irrenunciable” de la religión, porque “el terrorismo de matriz pseudorreligiosa, el extremismo, el radicalismo, el nacionalismo alimenta-

do de sacralidad, fomentan todavía hoy temores y preocupaciones en relación a la religión”.

Necesaria autocrítica

No hubo, pues, componendas con los demás líderes. Es necesaria la autocrítica. Es lo mismo que ha hecho con encuentros bilaterales con líderes de otras confesiones, como con los judíos o los musulmanes, en este último caso con el trascendental Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, que desarmaba cualquier intento de manipulación de la religión por los grupos yihadistas.

Frente a esa visión de “religiosidades rígidas y sofocantes” que “no pertenecen al futuro, sino al pasado”, Francisco esbozó una nueva manera de ser creyente en estos tiempos pospandémicos, unos tiempos donde los fieles, “además de sens ibilizarse sobre nuestra fragilidad y responsabilidad, están llamados al ‘cuidado’; a hacerse cargo de la humanidad en todas sus dimensiones, volviéndose ‘artesanos de comunión’ –repito

la palabra, ‘artesanos de comunión’–, testigos de una colaboración que supere los cercos de las propias pertenencias comunitarias, étnicas, nacionales y religiosas”.

Y pidió algo más. En un mundo donde, como en el caso de Ucrania, se utiliza torticeramente la fe para mandar a los hombres al frente, el Papa instó a los líderes religiosos a poner énfasis en algo que no está del todo bien visto, porque refleja vulnerabilidad. “Depende de nosotros –subrayó Francisco– “además de afirmar la dignidad inviolable de todo hombre, enseñar a ‘llorar por los demás’, porque solo seremos verdaderamente humanos si percibimos como nuestras las fatigas de la humanidad”. E hizo un último llamamiento, hondo, profundo, fundamental, pero vacío de belicosidad: “Defendamos para todos el derecho a la religión, a la esperanza, a la belleza, al cielo”.

Cuidado de la democracia

Pero si Francisco –al igual que el resto de líderes religiosos en el comunicado final– pidió autocrítica a las religiones, hizo lo propio con la

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clase política mundial, a la que incluso invitó, además, a cuidar del sistema democrático. Y, por supuesto, clamó por la paz ante “la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania”. Quedaba pues, claro, ante las críticas por su presunta equidistancia, sobre quién cargaba la responsabilidad de una contienda que lleva ya sobre sus espaldas miles de muertos y millones de desplazados.

Y si a las religiones les pidió desembarazarse del virus del fundamentalismo, a los políticos les demandó “dejar solo a los libros de historia los discursos que, por demasiado tiempo, aquí y en otros sitios, han inculcado sospechas y desprecio respecto a la religión, como si fuera un factor de desestabilización de la sociedad moderna”. “En este lugar es bien conocida la herencia del ateísmo de Estado, impuesto por decenios, esa mentalidad opresora y sofocante por la cual el simple uso de la palabra ‘religión’ era incómodo”, clamó Francisco.

Insistió en que “las religiones no son un problema, sino parte de la solución para una convivencia más

a la sociedad de una riqueza inmensa”.Y podría haberse quedado ahí su mensaje, efectuado en este caso durante el recibimiento que le brindaron las autoridades del país, pero fue un más allá para pedir que se cuide otro elemento extremadamente frágil en estos tiempos. “Es necesario –en todas partes– que la democracia y la modernización no se queden solo en palabras, sino que confluyan en un servicio concreto al pueblo”.

Y continuó con una receta casi en desuso: “Una buena política hecha de escucha de la gente y de res-

armoniosa”, dado que, ante la búsqueda de la trascendencia, las religiones “pueden, en efecto, inspirar e iluminar las decisiones a tomar en el contexto de las crisis geopolíticas, sociales, económicas y ecológicas”.Por ello, reiteró su petición: “Necesitamos la religión para responder a la sed de paz del mundo y a la sed de infinito que habita en el corazón de todo hombre”.

Así pues, no solo reclamó la libertad religiosa como “un derecho fundamental, primario e inalienable”, sino que aseguró que “relegar a la esfera de lo privado el credo más importante de la vida privaría

puestas a sus necesidades legítimas, de una constante implicación de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales y humanitarias, con una atención particular respecto a los trabajadores, los jóvenes y los sectores más débiles. Y también –todos los países del mundo lo necesitan– medidas para luchar contra la corrupción”. “Este estilo político realmente democrático –concluyó– es la respuesta más eficaz a posibles extremismos, personalismos y populismos, que amenazan la estabilidad y el bienestar de los pueblos”.

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INFORME

"Testigo" no es sinónimo de observador inerte ni equidistante. Al menos, para los más de 10.000 misioneros españoles que no permanecen indiferentes ante la realidad doliente que se topan allí donde ellos son testimonio del Resucitado. Para ellos, identificarse con el Evangelio pasa por comprometerse con el pueblo del que se sienten uno más, aunque eso implique arriesgar la vida.

pulos para llevar la Buena Noticia a los confines de la tierra. Así lo expone el papa Francisco en el mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, en el que subraya que estos mensajeros “tienen el altísimo honor de ofrecer a Cristo en palabras y acciones”.

En la misión se conjuga en primera persona y en presente. De “Seréis mis testigos” a “soy tu testigo, somos tus testigos”. La llamada a anunciar el Evangelio se asume como un compromiso personal y comunitario que no habla de futuribles, sino de un “hágase” que se hace real de la mano de los más de 10.000 misioneros españoles presentes en los cinco continentes. El lema del Domund 2022 que remite, desde los Hechos de los Apóstoles, a la confianza que el Resucitado deposita en sus discí-

Lejos de andarse por las ramas, el Pontífice argentino aterriza en una doble vía de compromiso. A quienes realizan su labor evangelizadora en su barrio o en su pueblo, Francisco les invita a reforzar “la atención pastoral de los migrantes”. En paralelo, el Sucesor de Pedro alerta de la urgencia de continuar promoviendo la misión ad gentes , teniendo en cuenta que “existen todavía hoy zonas geográficas donde los misioneros, testigos de Cristo, no han llegado con la Buena Noticia de su amor”. “La Iglesia de Cristo era, es y será siempre «en salida» hacia nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas «límites»”, enfatiza el Papa.

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Mucha sed de Dios

Alberto Íñigo se mueve entre estas dos aguas. Sacerdote de la diócesis de Getafe, acaba de aterrizar de la selva brasileña. A partir de ahora, estará al frente de la parroquia de la Inmaculada de Alcorcón, un municipio madrileño que comparte con todas las demás localidades del cinturón sur de la región un aumento de la población extranjera, que no solo requiere una atención específica, sino una pastoral de acogida e integración plena. “Estamos llamados a ser testigos aquí y allí. Yo lo vivo como la respuesta a la llamada de Dios a hacer su voluntad”, expone Alberto, que ha regresado a España para acompañar a sus padres. Eso sí, “siempre con el deseo de volver en un futuro a la Amazonia”.

Durante los siete últimos años, este presbítero se ha movido entre comunidades campesinas de la diócesis de Bacabal, en el estado de Maranhão, situado en el noreste de Brasil. De ellos, cinco los pasó capitaneando la parroquia de San Francisco de Asís de Lago Verde para después dinamizar las comunidades del municipio de Poção de Pedras. Ambas misiones, inabarcables a simple vista. Solo en Lago Verde, tenía bajo su pastoreo a casi 19.000 personas repartidas en 26 poblados. La comunidad más alejada se encontraba a 48 kilómetros de la ciudad, con las barreras físicas propias de aquellos lares. Aun así, su presencia suponía un salto significativo para sus feligreses. Antes de su llegada, algunas de estas aldeas apenas recibían una visita de un franciscano dos o tres veces al año. Su refuerzo en la zona ha posibilitado asistirlos entre dos y tres veces al mes.

Todavía recuerda sus primeras semanas en tierras americanas, aquellas primeras misas chapu-

NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022 misioneros 31 Alberto Íñigo

rreando el portugués. De aquella etapa rememora cómo le costó encarnar los verbos «salir» y «dejar» las comodidades, la electricidad, el agua corriente, la cobertura... “Allí donde no hay distracciones ni elementos accesorios, ser sacerdote y misionero es muy fácil espiritualmente, aunque humanamente sea mucho más duro”, apunta. También admite que cuando dio el salto al Atlántico, “perdí en lo material, pero he ganado en hondura”. “Soy testigo de que hay mucha sed de Dios en el mundo. En el fondo, toda criatura tiene anhelo

su pasión por el Atlético de Madrid. Pero es cierto que su paso por Maranhão ha dejado huellas visibles. Entre otras, la escuela católica Padre Pío. “Ya hay más de 200 niños escolarizados en el colegio, en una zona donde la inversión educativa es prácticamente nula”, explica el presbítero, que ha buscado dotar al centro, no solo de instalaciones innovadoras, sino también de profesores con una formación docente, humana y cristiana.

El misionero madrileño se siente privilegiado por haber podido acoger en uno de los epicentros de

del Señor en uno y otro lado, pero tengo que admitir que, a pesar de las dificultades que viven, los pobres lo tienen más fácil que los ricos para estar abiertos a la gracia”, expone como uno de los mayores regalos recibidos en este tiempo en el que ha celebrado los sacramentos, fortalecido la catequesis...

Alberto no mide los frutos de su misión ni por número de bautizados ni confirmados. Tampoco lleva el cuentakilómetros en mano. Mucho menos presume de la huella que haya podido dejar en los niños y jóvenes su afición por el fútbol y

las comunidades indígenas dos de los documentos papales de referencia en materia misionera para el presente y el futuro: la encíclica Laudato si’ y la exhortación apostólica Querida Amazonia: “Lo he vivido como un don, porque los obispos que pudieron participar en el Sínodo nos contaron de primera mano cómo reforzar el compromiso de la Iglesia cuando se intenta arrebatar la dignidad y la libertad a los más pobres”.

En este sentido, no oculta la explotación y corrupción que ha visto con sus propios ojos y ante la

que ha tenido que plantarse: “Buscamos estar cerca de las asociaciones de agricultores y ganaderos, pero también apoyando todas las campañas de potabilización de las aguas y la puesta en marcha de pozos y bombas”, subraya. Además, en no pocas ocasiones ha tenido que escuchar aquello de “padre, métase en sus cosas”, como paso previo a amenazas y conatos de persecución. “Recuerdo cómo en un poblado me intentaron privar de la celebración de la eucaristía, porque de alguna manera implicaba bendecir a la gente, pero también todas esas tierras, con lo que implica”. A pesar de estos episodios, Alberto siempre se ha sentido apoyado, tanto por la diócesis, “pero sobre todo por la gente”.

Doble desafío

El ayer y el hoy de Teresa Maluquer también se mueven en ese doble desafío lanzado por el Papa que pasa por ser discípulo misio-

INFORME DOMUND 2022 32 misioneros NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022

nero aquí y allá. Después de entregarse durante 14 años en Guatemala, actualmente esta dominica de la Anunciata no solo colabora con la Delegación de Misiones de Lleida, sino que está volcada con la atención a los migrantes y refugiados desde una ONG jesuita. Desde Cataluña, contempla cómo aquella escuelita que vio nacer en Telemán, hoy es un colegio que no solo ofrece educación primaria, sino también parvulario y secundaria. Además, el hecho de que la obra esté en manos completamente de hermanas indígenas es, para esta consagrada, motivo de orgullo por el fructífero relevo nativo. Por todo ello, no puede evitar emocionarse cuando repasa aquellos primeros pasos del centro: “Teníamos alumnos, pero no teníamos donde dar clase. Consiguiendo donaciones de fuera, la construimos con las propias manos de los padres”. Pero, sobre todo, se queda con el poder transformador

A pesar de este oasis, Teresa se muestra apesadumbrada por el caos en que sigue sumido el país centroamericano desde hace décadas: “Cuando se dice que la paz no

que las familias comenzaron a descubrir en aquellas aulas: “Cuando vieron que aprender a leer y a escribir les permitiría saber a sus hijos qué es lo que firmaban y a qué acuerdos llegaban, planteamos unas clases nocturnas para adultos”. Es más, hace un tiempo tuvo la oportunidad de regresar y ver los frutos de su labor apostólica: “Se acercó un profesor de la escuela para decirme que él fue uno de mis primeros alumnos”. Pero ella se quita méritos: “Es una semilla que hemos cuidado entre todos, el Señor el primero”.

es la ausencia de guerra, describe perfectamente la situación de Guatemala. Yo viví tres dictaduras, una detrás de la otra, entre 1978 y 1992, y ahora la situación no es mucho mejor”. En este 2022 cada día mueren asesinadas doce personas, un 10% más que hace un año. “La injusticia no ha desaparecido: la corrupción y la delincuencia son otro formato de violencia cotidiana”, asevera la religiosa, que constata que se dan todavía “situaciones de esclavitud y explotación, cuando ves cómo las tierras continúan en manos de cuatro ricos”.

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Teresa Maluquer

En medio de esta encrucijada, Teresa se empeñó en ser “testigo de esperanza”: “Cuando ellos sienten que tú estás a su lado y que estás dispuesto a arriesgarlo todo por ellos, como Jesús, notas que acaban descubriendo otro rostro de Dios y de la vida”. Por eso, en sus catequesis a los adultos, la dominica siempre buscaba hacerles caer en la cuenta de que “no valía con aceptar el sufrimiento y esperar al cielo de la vida eterna, que había que defender la dignidad y compartir la vida para hacer realidad aquí el Reino”.

Protagonista de la historia

Esa identificación con las preocupaciones del pueblo es la que también conserva como un tesoro en su corazón el redentorista Olegario Rodríguez . Este religioso encarna, como otros tantos misioneros, el hecho de haber sido testigo y, de alguna manera, también protagonista de momentos históricos de la humanidad. En su caso, una encrucijada especialmente compleja para la Iglesia: la Revolución Cultural de la China impuesta por Mao Zedong, que conllevó la persecución y expulsión de la Iglesia del país.

“Es lo más fuerte que he vivido en mi vida. No hay que olvidar que llegué allí destinado siendo muy joven, cuando prácticamente no había salido del cascarón”, rememora este consagrado que, como todo misionero, dedicó no pocos esfuerzos durante los primeros meses en empaparse de la idiosincrasia del lugar que le acogía y de manejarse con un idioma nada sencillo. Cuando comenzaba a dar pasos en su labor pastoral desde la inculturación –aunque confiesa que nunca se manejó con los palillos para comer–, de un día para

otro se vio abrumado por el hostigamiento del régimen comunista. “Podría desarrollar lo que sucedió de forma detallada, pero se resume fácilmente: la famosa Revolución Cultural no tenía nada: se traducía en arrasar con todo lo que tuviera el más mínimo aroma occidental”.

Aun así, los redentoristas buscaron la manera de sortear los obstáculos dictatoriales para continuar con una presencia callada en el gigante asiático. En concreto, él permaneció en Macao entre 1964 y 1967. “En ese momento aprendí lo que significa ser testigo con la propia vida y no con las ho-

milías. Cuando no puedes predicar abiertamente por la censura impuesta, tu principal testimonio pasa por ser hermano, por hablar con tus gestos, con la entrega cotidiana sin aspavientos”, subraya sobre ese empeño de compartir la cercanía con las familias que tenían como vecinos para ser embajadores de Jesús de Nazaret. “Frente a la imagen que pueden tener de herméticos, intransigentes e, incluso violentos, yo experimenté a una ciudadanía china humilde, sencilla y acogedora”.

Por eso, al traer esa memoria a la actualidad, Olegario lamenta a los 90 años que “hoy no nos creemos lo suficiente el Evangelio como para que seamos capaces de contagiarlo en un tiempo de indiferencia y secularización, que es otra especie de Revolución Cultural, pero más discreta”. Lo percibe cada vez que llega el Domund y se lanza a predicar tanto en el ambón como en los grupos a los que alienta: “La gente no vibra como se vibra en la misión ad gentes Creo que seguimos con una asig-

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Olegario Rodríguez

natura pendiente: hacer comprender que, más que una campaña de cooperación y desarrollo para ayudar como algo periférico y complementario, forma parte esencial e inseparable del ADN de ser Iglesia misionera”. Pero ¿cómo lograrlo? “Cuando se tiene una fe viva y

potente, como decía el apóstol Santiago, desparece lo mortecino y se transparenta nuestra esperanza para atraer a otros”, añade este leonés de Villarnera de la Vega, que no tiene sentimiento de culpa alguna por no haber obrado allí “grandes milagros o grandes predicaciones”, pero sí se muestra satisfecho de ser “presencia permanente con el otro”.

Además del gigante asiático, Olegario también ha saboreado la misión ad gentes en Filipinas y Perú. “De los filipinos recuerdo su intensa devoción que, en nuestro caso, está ligada al santuario del Perpetuo Socorro que, para hacerse una idea, sería lo más parecido a Lourdes en cuanto a impacto y peregrinaciones”, explica el religioso. De su paso por Lima, subraya la acogida personal a pesar de las penurias económicas que atravesaban sus feligreses.

JOSÉ BELTRÁN

Dos proyectos sociales y seis centros educativos nuevos al día en la misión

N

adie puede negar que el Domund 2022 es uno de los más significativos de los últimos tiempos. Propagación de la Fe cumple 200 años de su fundación y un siglo de ser declarada como Obra Pontificia. Además, el Domingo Mundial de las Misiones retoma con fuerza la beatificación de la fundadora pionera de las OMP, Paulina Jaricot, que tuvo lugar el pasado 22 de mayo en Lyon, la localidad francesa natal de esta laica, impulsora de la evangelización y defensora de la justicia social. Este espíritu emprendedor sigue vigente, como muestra el Fondo Universal de Solidaridad de la Obra de la Propagación de la Fe, que en 2021 se alimentó con 63,6 millones de euros en aportaciones, con el Domund como una de las principales campañas de sensibilización. España, solo por detrás de Estados Unidos, es el país que más aporta a las misiones, con 12,9 millones. Gracias a la contribución de los católicos españoles se han podido financiar 453 proyectos en 74 países, que van desde el sostenimiento ordinario y la catequesis, hasta construcciones, vehículos...

En los últimos 30 años, la Iglesia ha abierto en las misiones 21.092 instituciones sociales y 72.295 educativas.

Para hacerse una idea de la magnitud, se traduce en una media de dos instituciones sociales y seis instituciones educativas al día.

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s

#OREMOS

Esta vez por los cristianos perseguidos, por la situación que están viviendo en Nicaragua. Un tuit también puede ser una campana que llame a la oración, a la misa. En Córdoba, Sevilla o Santa Cruz de Tenerife.

AYUDA A LA IGLESIA NECESITADA Twitter @AyudaIglesNeces

MÁS SOLIDARIDAD

No hay nada como empezar el curso habiendo vivido un @VeranoMisión.

El valor, dicen Henar y Mireia, no está en ir, sino en volver. A veces, lo que se deja atrás hace la vuelta difícil.

OMP -Instagram @omp_es

ÁFRICA EN EL CORAZÓN

Un tuit se convertía en el altavoz de lo peor: "Ataque terrorista a una comunidad de las combonianas en Mozambique". La solidaridad se hacía palpable en las redes, como la luz de una vela. Estas misioneras llevan en el país desde 1954.

OMP - Twitter @OMP_ES

DESDE KAZAJISTÁNconectad

En su #ViajeApostólico ha pedido la paz con estas palabras: "El extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio [...] y a la guerra no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados".

PAPA FRANCISCO Twitter @Pontifex_es

#TESTAMENTOSOLIDARIO

El legado de Matilde , profesora de Barbastro (Huesca), va a hacer posible la continuación de un proyecto de inserción socioeducativa para niñas de la calle en Varanasi (India). No hay duda, ellas son las herederas.

MANOS UNIDAS

Instagram @Manosunidas

@

AYUDAMOS A...

GHANA

Casi 160.000euros en dos años

años. Tras la II Guerra Mundial, llegó la descolonización. El 6 de marzo de 1957, la presidencialista República de Ghana alcanzó su independencia. Gracias, en buena parte a Kwame Nkrumah. Hijo de un orfebre, que fue educado en la escuela de una misión católica. Luego, pudo estudiar en Inglaterra. Abrazó el panafricanismo, y acabó siendo el primer presidente de Ghana. Casado con Fathia Halim Rizk, cristiana copta de religión y egipcia de nación, tuvieron tres hijos.

Ghana es el mejor camino para cuantos principiantes quieran adentrarse en el conocimiento del África más honda y profunda. Este país del occidente subsahariano es más pequeño que grande. Está rodeado por Costa de Marfil, al oeste; Burkina Faso, al norte; y Togo, al este. Por el sur, Ghana tiene un inmenso balcón –537 km de costa–por el que se asoma al atlántico y azul horizonte del Golfo de Guinea. La antigua colonia era conocida como Costa de Oro. Así fue bautizada, en el siglo XV, por los portugueses, sus primeros colonizadores. Bien traído estuvo ese nombre que le pusieron, porque las cuencas de sus ríos, tanto el Birim como el Volta, estaban sembradas del precioso y preciado metal. Todavía hoy, la veta de ese oro que dio nombre al país no se ha agotado. Allí sigue (incluso con

los problemas que generan los buscadores ilegales). En la actualidad, Ghana es el 2.º productor africano de oro, tras Sudáfrica, y el 10.º de todo el mundo.

Los portugueses fueron los primeros; dicho queda. Pero no los únicos. Las noticias sobre la abundancia del dorado metal, tan deseado, corrió como la pólvora. La fiebre del oro se disparó por la vieja Europa. Y, como siempre, brotó la ambición desmedida en muchos otros pueblos. Tanto es así que la actual Ghana, entonces colonia portuguesa, dejó de ser monopolio exclusivamente lusitano para caer, sucesivamente, en manos de británicos, franceses, neerlandeses... Y, en el siglo XVIII, llegaron más exploradores europeos: españoles, daneses, suecos, prusianos... Pero, en poco tiempo, fueron expulsados.

Ghana, finalmente, quedó en manos británicas hasta hace 65

La República de Ghana tiene algo más de 30 millones de habitantes. Su superficie no alcanza a ser tan grande como media España. Solo tiene 238.533 km². En su favor, obligado es dejar anotado que, más grande o más chiquita, antes que nada, Ghana es, sobre todo, una nación ejemplar. Es una de las más estables y pacíficas naciones de los 54 países que conforman el continente negro. Nunca ha sido campo de batalla de tantas guerras civiles, revoluciones, asonadas y golpes de Estado como los sufridos por el resto de naciones africanas.

En la memoria quedan los tristes tiempos en que el castillo de Cape Coast era una de las más temidas fortalezas costeras en el tráfico de esclavos donde los negreros almacenaban a sus cautivos como animales. Gracias a Dios, las oscuras mazmorras, ayer, abarrotadas, hoy, solo están llenas de turistas. Y los vie-

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jos cañones que asoman sobre el recinto amurallado y apuntan hacia la playa parecen sumidos en un silencio sin fin.

Ayuda para formar vocaciones

Precisamente, muy cerca de la ciudad de Cape Coast y de su blanco baluarte, a un puñado de kilómetros tan solo, en el suburbio de Pedu, se levanta un edificio no menos singular. Pero construido para unos fines radicalmente contrarios a los que tuvo la fortaleza. Fue levantado en 1957, hace 65 años. No para atesorar oro, ni para almacenar seres humanos con su dignidad pisoteada. Más bien, al contrario: fue edificado para formar a personas comprometidas de por vida, en la construcción de un mundo más fraterno, solidario y respetuoso con la inquebrantable dignidad de todos los seres humanos. Tal es, en definitiva, la bandera que guía a los cientos de personas que viven allí. Son los seminaristas.

Ese, el objetivo y la razón del Seminario Regional de San Pedro, que así se llama. Este centro de formación comenzó su andadura el 12 de marzo de 1957, seis días después de que Ghana accediera a su independencia. Y no fue el primero. El seminario mayor del sur del país lleva ya más de 90 años dedicado a la formación sacerdotal.

Al presente, en el Seminario Regional de San Pedro se están formando 272 seminaristas. De esa cifra, 215 son diocesanos, 1 religioso y 14 proceden de congregaciones religiosas. Otros 41 cursan un año de Pastoral. La mayoría –205 seminaristas– proceden de las cuatro provincias eclesiásticas de Ghana. Otros 9 son diocesanos de las naciones vecinas: 2, de Yamousukro (Costa de Marfil); otros 2, de Para-

ku (Benín); 3 más de Banjul (Gambia)... En total, el equipo de profesores y formadores, con sus correspondientes títulos de doctores y licenciados, asciende a 23. De ellos, una decena son residenciales. Los 13 restantes viven fuera del campus. El personal no docente asciende a 16. Y otros 10 se ocupan de hacer frente a las numerosas necesidades del campus.

Las cifras y datos aquí citados corresponden al bienio 2020-

2021, porque la buena marcha del seminario tuvo que ser interrumpida a causa de la amenazadora pandemia del Covid-19. Para evitar males mayores, el centro fue cerrado temporalmente el 19 de marzo de 2020, pero ya ha vuelto a recuperar su pulso habitual.

Como no podía ser de otro modo, una institución tan compleja tiene que afrontar un presupuesto bien abultado. Por eso, y

porque el 24% de la población todavía vive por debajo del umbral de la pobreza (Ghana ocupa el puesto 140, sobre un total de 189 países, en la lista de la ONU que mide el Índice de Desarrollo Humano). Ni que decir tiene que el sostenimiento de tal empresa necesita ayudas extraordinarias. Ayudas que, a pesar de todos los pesares, siguen llegando de los lugares más inesperados: la pa-

44 misioneros NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022 AYUDAMOS A...

rroquia de San Lucas, por ejemplo, donó medio centenar de colchones para reemplazar a los que estaban inservibles. Otra mujer, Faustina Baah, donó un congelador para el comedor del personal. Los exalumnos del 94 corrieron con los gastos de reparación de las goteras del techo de la capilla. Con su ayuda, también se pudo pintar todo el edificio...

Profunda gratitud

Pero no solo la fraternidad llega de los más próximos –y prójimos–. También de más lejos. Casi 4.000 km median entre Accra y Madrid. Pero, con ayuda de las nuevas tecnologías, la generosidad puede llegar muy lejos y en un santiamén. El pasado bienio llegó. Gracias a la callada solidaridad de los católicos españoles, la Obra de San Pedro Apóstol, en 2020, envió al Seminario Mayor San Pedro, en la archidiócesis de Cape Coast, 78.315,40 . Y en el año 2021, 80.066,64 . Otra pequeña cantidad, 947,84 , fue destinada al Seminario Menor San Pablo de la diócesis de Keta-Akatsi. En total, los subsidios enviados a Ghana desde España en el bienio 20202021 ascienden a 159.329,88 .

Como era de esperar, la recepción de todos estos subsidios no ha quedado sin respuesta. El pa-

dre Robert Charles Snyper, rector del Seminario Regional de San Pedro, ha expresado a don José María Calderón, director, en España, de las OMP, “nuestra profunda gratitud a usted y sus colaboradores por el buen trabajo que han hecho en favor de toda la Santa Madre Iglesia y del Seminario Regional de San Pedro”. Y concluye: “También quiero expresar mi más sincero agradecimien-

Si estás interesado

También,

realizar

to a todo el pueblo de Dios que, de diversas formas, nos ha apoyado económicamente para que los distintos años académicos hayan podido llegar a su fin”. “Tenemos toda la esperanza –dice, en fin, el padre Snyper– de que extienda nuestros queridos saludos a todos los fieles que han luchado, contra viento y marea, para ofrecernos la ayuda financiera”.

TOMÁS TAMARREDO

donativo, puedes hacerlo

NÚM. 228, OCTUBRE DE 2022 misioneros 45
en
un
en el número de cuenta ES25 0075 0204 9506 0006 0866.
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