Misioneros Nº 211

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EDITADA POR LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS

Nยบ 211 ENERO Aร O 2021

TERCER MILENIO


Nº 211. ENERO, 2021

TERCER MILENIO EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS C/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: dir.nal@omp.es http://www.omp.es

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en este número... IGLESIA A FONDO Filipinas, el país más católico del continente asiático y el tercero a escala mundial, solo por detrás de Brasil y México, celebra este año el 500 aniversario de la llegada del cristianismo a sus tierras.

16 PRIMER PLANO

Con frecuencia se pueden encontrar en el continente africano dirigentes que, mediante todo tipo de ardides, tratan de perpetuarse en el poder. Son los “Trumps” africanos.

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INFORME Pese a la incertidumbre generada por el coronavirus en todo el mundo, los misioneros han sabido adaptar su labor desde su condición de testigos. No hay pandemia capaz de frenar la misión ad gentes.

30 y además... 7 TRIBUNA

De nuevo, la familia

12 EL OBSERVADOR ARGELIA - EL SALVADOR SIRIA - IRAK

22 ASÍ VA EL MUNDO R. D. DEL CONGO HAITÍ - GUATEMALA

36 ENTREVISTA Eduardo A. Roca Oliver, misionero en Mozambique

42 ANIMACIÓN MISIONERA 45 AYUDAMOS A...

República Centroafricana

48 CULTURA

No es un cuento: relatos de niños reales

53 EL CUARTO MUNDO 56 MISIÓN VIVA Guillermo Moret, misionero en Benín


EDITORIAL

CONJUGANDO EL VERBO "CUIDAR"

¿C

ómo la humanidad puede progresar por los caminos de “la fraternidad, la justicia y la paz entre las personas, las comunidades, los pueblos y los Estados”? Toda una trascendental pregunta, a la que el papa Francisco ha querido dar respuesta en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero de cada nuevo año. Y la contestación no podría haber sido a la vez más sencilla y más complicada, porque se podría resumir en un solo verbo: cuidar. Eso sí, con toda la dificultad y diversidad que implica su conjugación. El título del texto lo dice todo: “La cultura del cuidado como camino de la paz”. Si el ser humano quiere avanzar por el que nos empeñamos en convertir –a juzgar por los numerosos y sangrientos conflictos que sacuden nuestro planeta y por lo que nos gastamos en armamento– en siempre tortuoso sendero hacia la paz, es necesario tener claro que el “cuídate” individualista que nos solemos desear no es posible si no nos ocupamos de nuestro prójimo, si no nos hacemos cargo “los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad”. Como sostiene el Santo Padre, “cada persona significa siempre relación, no individualismo, afirma la inclusión y no la exclu-

sión”. “Cada persona –añade– es un fin en sí misma, nunca un simple instrumento que se aprecia solo por su utilidad, y ha sido creada para convivir en la familia, en la comunidad, en la sociedad, donde todos los miembros tienen la misma dignidad”, una dignidad única e inviolable. Todos somos únicos e igual de valiosos. Y lo que nos enriquece

cuidado, a la atención, a la compasión, a la reconciliación y a la recuperación, al respeto y a la aceptación mutuos”, nos va a permitir “apreciar el valor y la dignidad de cada persona, actuar juntos y en solidaridad por el bien común, aliviando a los que sufren a causa de la pobreza, la enfermedad, la esclavitud, la discriminación y los conflictos”.

Las relaciones basadas en el respeto, la escucha, el diálogo, el amor, la solidaridad... nos ayudan a crecer a los ojos de Dios y de nuestro prójimo. a cada uno como persona es los que nos aportan los demás y nosotros aportamos al resto. Las relaciones basadas en el respeto, la escucha, el diálogo, el amor, la solidaridad... nos ayudan a crecer a los ojos de Dios y de nuestro prójimo. El “cuidarse” es imposible si no “nos cuidamos”. Si queremos que en nuestro mundo y en nuestros corazones anide la paz, urge cultivar y practicar una “cultura del cuidado” que erradique “la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación”, que, por desgracia y como confirma el papa Francisco, “suele prevalecer hoy en día”. Esta cultura del cuidado, “como compromiso común, solidario y participativo para proteger y promover la dignidad y el bien de todos, como una disposición al

Este es el camino privilegiado para construir la paz. Una edificación que requiere de artesanos, de auténticos expertos en el bello arte de conjugar el verbo cuidar, que ayuden a cicatrizar las heridas –en forma de hambre, muerte, destrucción y abandono– que deja la guerra, con el fin de “generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia”. Toda una invitación a los “señores de la guerra” en sus más diversas formas y a los que, sin querer, se ven arrastrados al dolor del conflicto, para que cambien de actitud y sigan el ejemplo que se extrae de la mayor y mejor gramática del cuidado: el Evangelio, hecho vida en Jesús y cultivado por quienes le siguen; entre ellos, ocupando un lugar destacado, nuestros misioneros.

EDITA Obras Misionales Pontificias DIRECTOR NACIONAL OMP José María Calderón DIRECTOR Alfonso Blas DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES Rosa Lanoix, Rafael Santos, Francisco José Pérez Valero, Dora Rivas, José Beltrán, TERCER MILENIO José Carlos Rodríguez, José Ignacio Rivarés, Israel Íñiguez, Modeste Munimi, José Ramón Carvallada, María Jesús Sahagún, Carmina Sofía Fernández, Juana Gómez, Juan Lázaro Sánchez, Vicente Marqués Ruiz ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael Santos FOTOGRAFÍAS Efe, 123RF SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36


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Ramón Eguiluz Misionero comboniano en Colombia Somos caricia y sonrisa de Dios si sabemos estar con los demás. Ser misionero es también ser una persona que escucha, acoge y se atiene a lo que el Espíritu le da a conocer.

Youcef Belmehdi Ministro de Asuntos Religiosos de Argelia, sobre el fallecido arzobispo emérito de Argel

Monseñor Henri Teissier

Monseñor Henri Teissier tenía tanto amor a Argelia que se enorgullecía de pertenecer a ella, de vivir en ella y de defenderla, en el sentido de que no abandonó el país ni en sus peores momentos

Mons. Jesús Sanz Montes Arzobispo de Oviedo

Fray José Estévez Iglesias

Siempre conmueve este gesto divino de encarnarse como hombre. Y es lo que en vuestra vocación misionera también vosotros hacéis: dejar casa, padres y amigos, lengua y cultura, para ir a donde la Providencia os envía y anunciar allí el santo Evangelio de la más hermosa Buena Noticia.

Mercedario, misionero en Burundi, Ruanda y Puerto Rico

Hna. María Dolores Otero Fernández Misionera de la Consolata en Argentina La pandemia nos limitó realizar la misión en algunos momentos. El 24 de diciembre cumplí mis cincuenta años de misión en Argentina, y este año fue la primera vez que no pudimos realizar todo lo que habíamos planificado; el Señor quiso otra cosa, le doy las gracias por todo.

Los antes misioneros y hoy disminuidos por el desgaste de los años nos alegramos de que jóvenes que hemos acompañado en tierras lejanas puedan ser hoy sacerdotes y mensajeros en Europa y heraldos del Evangelio en medio de las viejas cristiandades.


TRIBUNA

De nuevo, la familia Por D. José María Calderón.

E

ntre una cosa y otra, la familia está siendo un tema recurrente. La Navidad también es un tiempo propicio para pensar en “los nuestros”. Hoy, en este mes de enero en el que celebramos la Jornada de la Infancia Misionera, quiero reflexionar sobre algo muy importante, muy básico para el hombre. El Santo Padre, Francisco, nos ha regalado la encíclica Fratelli tutti, en la que insiste en una verdad obvia, pero a veces no recordada: la persona, para crecer, necesita vivir en sociedad, necesita contar con la convicción de que su vida es importante para los demás. Los animales viven en comunidades por exigencia de la supervivencia: para defenderse de depredadores, para conseguir alimentarse, para la reproducción de la especie...; pero el ser humano no es así. Vive en comunidad para poder ser persona, para crecer como individuo. La vida social mejora a la persona, le hace desarrollar los talentos que tiene para ser feliz y para poder dar frutos de vida eterna. Y para que esa relación sea de verdad un instrumento de crecimiento personal, debe estar basada en el amor, en ese amor de amistad que hace que uno se sienta amado y pueda también amar y entregarse a los demás. De todo esto, de forma mucho más profunda y bella, es de lo que Francisco nos habla continuamente.

Director Nacional de OMP

Por eso, un ámbito que no es accidental en el desarrollo de la persona es la familia. Es el lugar donde todos hemos aprendido a amar y que nuestra vida tiene valor, no por lo que es capaz de dar, de producir, de desarrollar, sino por sí misma. Mi vida, la tuya, tiene valor, simplemente por existir. En la familia el amor es gratuito y no espera nada a cambio. El amor se nos entrega, y se nos enseña

nifica. Contemplo con esperanza profunda la entrega de tantas religiosas, de tantos sacerdotes y de tantos seglares que en la misión enseñan a los más abandonados lo que es el amor gratuito de una familia, y se convierten, sin buscarlo, en padres, madres, hermanos de los que se sienten no queridos, no amados, ignorados o, como dice también Francisco, descartados.

Para muchos niños y niñas de este mundo nuestro, los misioneros y la Iglesia son su familia; su única familia. que el mayor regalo no es lo que podemos dar, sino el darnos a nosotros mismos. En la familia descubrimos que hay quienes nos aman tal como somos y que se alegran con nuestras alegrías y sufren con nuestras tristezas; de hecho, ¡cada uno de nosotros somos fruto del amor! Santa Teresa de Calcuta repetía que cada uno de nosotros habíamos sido creados por amor y para amar. La familia, por tanto, nos ayuda a ser lo que debemos y queremos ser, lo que Dios espera que seamos. Por eso me emociona, me llena el alma, ver a nuestros misioneros que están desparramados por todo el mundo dando en tantas ocasiones el calor del amor familiar a quienes muchas veces no conocen lo que este sig-

Muchas veces nuestros misioneros no pueden solucionar los problemas físicos, sociológicos, culturales de los hombres y mujeres a los que atienden; pero siempre pueden darles el sentido de familia, en el que la vida de estos niños, estas mujeres, estos pobres de Dios, se hace más necesaria, y les hacen sentir que son dignos de amor y de comprensión. ¿Se pueden ustedes extrañar de que este año 2021 la Jornada de la Infancia Misionera tenga como lema “Con Jesús a Nazaret. ¡Somos familia!”? Sí, para muchos niños y niñas de este mundo nuestro, los misioneros y la Iglesia son su familia. Su única familia, donde aprenden que su vida tiene sentido, que su vida es hermosa para Dios y para los demás. NÚM. 211, ENERO DE 2021

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IGLESIA A FONDO

FILIPINAS

500 años de cristianismo El país más católico de Asia. Eso es Filipinas. Y en nuestros días celebra el 500 aniversario de la llegada del cristianismo a sus tierras. Por su número de creyentes, ocupa el tercer lugar entre todos los del mundo. El primero es Brasil, con 175 millones (84,24% de la población). Después, le sigue México, donde hay algo más de 113 millones (91,66% de sus habitantes). Y el tercero es Filipinas, que cuenta con 86.380.000 (82,33% de sus 104.921.000 habitantes).

Y

la culpa de todo –¡bendito pecado el suyo!– la tiene un tal Fernando. Fernando nació en el norte de Portugal, en Sabrosa, villa de la región vinatera del Douro, a unos 80 km de la frontera gallega. Su nombre completo: Fernando de Magallanes. Sí, el mismo: el consumado navegante que, al servicio de la corona española y al frente de cinco naves y 239 tripulantes, zarpó de Sanlúcar de Barrameda un soleado y feliz 10 de agosto de 1519. En su ánimo y en su cabeza, un solo objetivo muy principal: encontrar una ruta alternativa para llegar, por rumbos occidentales, siguiendo 16 misioneros

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el caminar del sol, a las islas Molucas, las celebérrimas ínsulas de las especias, y conseguir los preciados condimentos: mostaza, pimienta, vainilla, nuez moscada, canela, comino, clavo..., tan valiosos, cotizados y buscados por toda Europa. Tras cruzar el Atlántico y atravesar el estrecho que, desde entonces, lleva su nombre, Magallanes alcanzó lo que nadie había logrado antes: llegó al océano Pacífico por una nueva ruta. Lo atravesó. Y, al cabo de muchas singladuras, descubrió la isla de Guam o isla de los Ladrones. Así la llamaron por los muchos robos que, antes de desembarcar, sufrieron por parte de los nativos. Lue-

go, todo el archipiélago fue rebautizado como las Marianas. Tal, lo que hizo el jesuita burgalés Diego Luis de San Vitores, en honor a Mariana de Austria, viuda de Felipe IV. El 21 de abril de 1521, la expedición, bastante diezmada –quedaban solo tres naves: un barco naufragó; otro, más temeroso y arrepentido, desertó y puso rumbo a España–, alcanzó a fondear en la isla de Cebú, la “reina del sur” de las Bisayas. Estaban en las islas del Poniente o de San Lázaro; que así las bautizó el capitán Magallanes. Más adelante, la expedición del marino malagueño Ruy López de Villalobos, en homenaje a Felipe II, entonces


Conjunto escultórico en memoria de los tres sacerdotes filipinos ejecutados en 1873 por las autoridades coloniales españolas.

todavía príncipe Felipe, las renombró como ahora son conocidas: islas Filipinas. Fernando tenía entonces 41 años. Murió una semana después, en combate contra Lapulapu, jefe de los nativos, en la vecina isla de Mactán. Antes, sin embargo, el jefe de la expedición española había plantado, en la plaza de Cebú, la conocida como “cruz de Magallanes”, cuyos restos, al parecer, siguen allí, en el interior de una nueva cruz que forra y protege a la vieja, porque la gente, muy proclive a atribuir al viejo leño poderes taumatúrgicos, se la estaba llevando a trozos. Ahora, allí sigue, resguardada bajo un templete, a la vera de la basílica del Santo Niño, frente al Ayuntamiento de la ciudad.

Una gran gesta

De sobra es sabido que lo que comenzó como una pura expedición en busca de las preciadas especias terminó siendo una gran

gesta para toda la humanidad: el 8 de septiembre de 1522, casi tres años después de la partida, solo un puñado de valientes marinos, con Juan Sebastián Elcano, guipuzcoano de Guetaria, a la cabeza, arribaron a Sevilla a bordo de la nave Victoria. Eran once españoles, cuatro griegos, dos italianos y un alemán. Habían demostrado al mundo que el planeta Tierra era, en verdad, una esfera. El año que ahora comienza va a poner, otra vez, en el candelero de la actualidad la primera circunnavegación del globo terráqueo. Así va a ser, sobre todo, en Filipinas. Porque, este año de 2021, se cumple el V Centenario (1521-2021) de la llegada de la Iglesia católica al archipiélago más grande del mundo, formado por 7.641 islas. La plantación de aquella cruz, el 21 de abril de 1521, fue el primer paso para una larga andadura que, al cabo de cinco centurias, ha granado no pocos y fecundos frutos.

Cruz de Magallanes

Al presente, la mayor Iglesia del todo el continente asiático –la Iglesia filipina– cuenta con un total de 16 archidiócesis, 58 diócesis, 1 arzobispado castrense, 4 prelaturas territoriales y 7 vicariatos apostólicos. En total, 86 sedes, NÚM. 211, ENERO DE 2021

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en las que trabajan 98.000 catequistas, 4.800 misioneros seglares, 13.525 religiosos (12.009 religiosas y 1.516 religiosos), 30 diáconos permanentes (24 de ellos, religiosos, y 6, diocesanos), 9.803 sacerdotes (6.447 diocesanos y 3.356 religiosos) y 129 obispos. Un gran equipo para un país tremendamente fragmentado por su carácter insular: Filipinas, como queda dicho, tiene más de 7.000 islas, divididas en tres grupos: al norte, Luzón (la capital, Manila); en el centro, las Bisayas (capital, Cebú); y al sur, Mindanao (capital, Davao). Y, repartida por esa multitud de islas, una población que suma 105 millones de habitantes. De ese total, la inmensa mayoría, más de 86 millones, son católicos. Conscientes de la celebración en ciernes, los obispos filipinos no se han dormido en los laureles. Antes al contrario: en su día, la Conferencia Episcopal decidió organizar un “ciclo preparatorio” de nueve años (de 2013 a 2021), asignando un tema concreto a cada año, con el objetivo de profundizar en el carácter misionero de la Iglesia filipina, para celebrar el 500 aniversario de la llegada del cristianismo a ese país.

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Inicialmente, la culminación de las conmemoraciones y actividades pastorales y misioneras repartidas por todo el archipiélago estaba prevista para abril de 2021. Sin embargo, los obispos han creído conveniente ampliar el tiempo de la celebración hasta abril de 2022. La decisión de prolongar la

fecha del histórico acontecimiento obedece a la crisis sanitaria provocada por el temido Covid-19. La pandemia del coronavirus, como en el resto del mundo, también está presente en la nación filipina.

Fiesta misionera

Como no podía ser de otro modo, la celebración que se avecina va a ser una fiesta profunda y radicalmente misionera. Ser discípulos misioneros. Estar preparados para llevar a cabo la misión ad gentes. Tal es la invitación que los obispos filipinos han dirigido a todos los católicos de su país. El año especial anunciado por la Conferencia Episcopal Filipina –después del largo período de preparación–, con vistas al aniversario, está dedicado, precisamente, a la misión ad gentes. La Iglesia de Filipinas ya ha hecho público el logo, el tema y el lema de tan señalada celebración.


azul flotante, mientras tanto, quiere ser representación del Espíritu Santo en forma de paloma. El fondo, el Philippine Sun (sol filipino), marca registrada de las diversas obras de Amorsolo, “significa la nueva vida, el nuevo comienzo, Cristo resucitado, la esperanza de nuestra salvación”. Los obispos también explican que “las cuentas azules también representan el santo rosario, ya que los filipinos somos profundamente devotos de nuestra Santísima Madre”. Todo el esquema de colores se asemeja a la bandera filipina, “porque la fe cristiana nunca es una amenaza para nuestra cultura filipina ni aliena su riqueza,

nuestra fidelidad a la Iglesia católica. De hecho, entre los patriotas que derramaron su sangre en su lucha contra España se encontraba el clero filipino nativo”. Y añaden que entre ellos estaban el P. Mariano Gómez, el P. José Apolonio Burgos y el P. Jacinto Zamora –la Gomburza–; los tres sacerdotes filipinos que fueron ejecutados el 17 de febrero de 1872 por las autoridades coloniales españolas. En una reciente carta pastoral que fue leída en todas las iglesias del país el primer domingo de Adviento, monseñor Rómulo Vallés y Geolina, arzobispo de Davao y presidente de la Conferencia Episcopal Filipina (CBCP), decía: “La Iglesia filipina se regocija al entrar en la celebración nacional del 500 aniversario de la llegada del cristianismo a nuestra preciosa patria. Hace cinco siglos recibimos el maravilloso don de la fe: nuestro corazón rebosa de alegría y gratitud”. El arzobispo también subraya “el amor magnánimo, desbordante y libre de Dios”, que quiso elegir a Filipinas “para recibir este precioso regalo entre todas las naciones y pueblos de Asia”.

Misioneros de la Iglesia en Asia

El V Centenario del cristianismo en las islas llega bajo la bandera de “Dotados para dar”, basado en Mateo 10,8. El logo se creó teniendo en mente la pintura del artista nacional Fernando Amorsolo, titulada El primer bautismo en Filipinas. Muestra una cruz, un barco, un color azul flotando, el sol, el ichthus –el símbolo cristiano del pez– y un santo rosario. La cruz significa la salvación cristiana, mientras que el barco representa la expedición que llevó la fe al archipiélago. El color

porque de hecho los valores cristianos van más allá y cruzan cualquier tipo de diversidad cultural”. Los obispos filipinos no ocultan, en fin, que la cruz de la fe había llegado con la espada de los conquistadores en la época del colonialismo. Pero advierten que “los filipinos, con el tiempo, han aprendido a distinguir entre la fe cristiana y el colonialismo español. Luchamos contra los maestros españoles y los expulsamos, pero seguimos siendo fervientes en

Monseñor Vallés reconoce y señala, además, que la fe cristiana llegó, se desarrolló y prosperó en el país “gracias a la dedicación y heroicos sacrificios de miles de misioneros, hombres y mujeres de distintas partes del mundo”. Estos –recuerda el arzobispo subrayando la dinámica misionera– “apreciaron el don de la fe que habían recibido y quisieron compartir este don con los demás”. Y añade que “este «talento» que ha motivado a los misioneros, generosos a lo largo de los siglos, también debe encender el corazón de todos nosotros NÚM. 211, ENERO DE 2021

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hoy. Debemos comprometernos con la misión aquí, en nuestro territorio y en otros países, hacia los que no conocen a Dios: la misión ad gentes”. Y concluye: “Rezamos por una renovación misionera de nuestra Iglesia, tanto ad intra, como más allá de nuestras fronteras, ad extra, durante nuestra celebración del 500 aniversario de la llegada del Evangelio”. Siguiendo el ejemplo de la Evangelii gaudium, primera exhortación apostólica del papa Francisco, el arzobispo de Davao señala que el país necesita una “transformación misionera” que ponga en el centro la evangelización del mundo de hoy. “Tratemos de renovar el entusiasmo misionero en todos los bautizados”, escribe. Y también recuerda las palabras que pronunció el papa san Juan Pablo II durante su visita a Filipinas en 1981: “Quiero hablarles de mi deseo especial: que los filipinos se conviertan en primeros misioneros de la Iglesia en 20 misioneros

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Asia”. Y el arzobispo remacha: “¡Esto es una clara invitación a participar en la missio ad gentes!” Fue hace 40 años, el miércoles 18 de febrero de 1981, en los jardines de La Luneta, también llamado parque de José Rizal, en memoria del héroe de la independencia, en el corazón de Manila. Todos participaban en la beatificación de Lorenzo Ruiz y compañeros mártires. Entonces, ante la multitud allí reunida, Juan Pablo II, el santo papa polaco, exclamó: “Es un debido tributo de agradecido recuerdo a España, que, a lo largo de tres siglos y medio, llevó a cabo la evangelización de Filipinas; e hizo de ella la única nación de Oriente con gran mayoría católica”. Ahora, el presidente de la Conferencia Episcopal recuerda que toda actividad pastoral de la Iglesia debe estar orientada “a la misión”. Todos los fieles están llamados a ser auténticos “discípulos misioneros”. Para ello –añade– “es necesa-

rio tener una profunda relación personal con Cristo”, como afirma el papa Francisco en la Evangelii gaudium, para que todos los cristianos se conviertan en “agentes de evangelización”. Los cristianos –señala, en fin, monseñor Rómulo


Sí. Los misioneros españoles de hace 500 años no llegaron solo con el catecismo debajo del brazo. Además, propiciaron no poco el crecimiento y desarrollo cultural y social de aquellos pueblos. Para no ser prolijos, bastará un solo botón de muestra para caer en la cuenta de lo que aportaron los misioneros españoles.

(1580), el hospital Naga de San Diego (1586), el hospital de las Aguas Santas en Los Baños (1592) y el hospital San Lázaro, que fue el primer leprosario del Lejano Oriente (1580). Los franciscanos también compusieron y editaron el primer diccionario español-tagalo, que se publicó en Pila, Laguna, en 1613. Fueron ellos, asimismo, quienes publicaron el primer libro impreso en Filipinas en 1593 y el primer catecismo en tagalo. Crearon, además, los primeros montes de piedad –bancos de préstamos sin intereses– y llevaron adelante la construcción de infraestructuras como puentes, presas y carreteras.

país. Enseñó también música y la fabricación y uso de instrumentos musicales. Descubrió las características medicinales de las aguas termales de Los Baños, y defendió enérgicamente los derechos humanos básicos de los pueblos indígenas de Zambales. Marchó en misión diplomática a Japón, donde murió mártir. Desde su llegada en 1577 hasta el final de la misión franciscana española en 1898, los franciscanos establecieron y administraron más de 200 parroquias. En la actualidad, su labor en Filipinas sigue siendo muy grande. Muchas parroquias, colegios y misiones continúan bajo su cuidado y respon-

Por ejemplo, los franciscanos, que llegaron al archipiélago en 1577. Además de fundar pueblos y parroquias, los seguidores del Poverello de Asís levantaron instituciones caritativas bien diversas. Por ejemplo, el hospital San Juan de Dios

Uno de los franciscanos más recordados por su ministerio en Filipinas fue san Pedro Bautista (15421597), quien ayudó al desarrollo de algunos lugares clave que, andando el tiempo, llegarían a convertirse en importantes ciudades del

sabilidad. Además, muchos franciscanos han partido como misioneros a diferentes países de todo el mundo. Han sido consecuentes con el tema y lema del V Centenario: “Dotados para dar”.

Vallés– están llamados a irradiar misericordia, alegría y paz en su servicio en parroquias, comunidades, asociaciones y movimientos. “El impulso misionero debe convertirse en la vara de medir de todo cristiano”.

Desarrollo cultural y social

ALBERTO ANGULO NÚM. 211, ENERO DE 2021

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Momento de la detención del líder opositor ugandés Bobi Wine.

LOS "TRUMPS" AFRICANOS En el nuevo año son varios los países africanos en los que se van a celebrar elecciones. En ellos y en otros más, son frecuentes los dirigentes que, mediante todo tipo de ardides, aspiran a perpetuarse en el poder: son los "Trumps" africanos, dirigentes que quieren eternizarse en su puesto. África es el continente con mayor número de ellos.

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O

currió el 19 de noviembre pasado en Kampala. Los partidarios de Bobi Wine, un popular cantante, candidato a las elecciones presidenciales de enero, protestaban en las calles de la capital ugandesa por la detención de su líder, cuyo verdadero nombre es Robert Kyaluganyi. La policía disparó para dispersar a los manifestantes. Numerosos vídeos sacados por aficionados mostraron también a soldados y a tiradores en atuendo civil. Hubo 50 muertos y numerosos heridos, además de 300 detenciones. ¿El motivo de la represión? Oficialmente, que las normas sanitarias del Covid19 prohíben las aglomeraciones en la vía pública. En realidad, to-

dos saben que, desde 2001, cada vez que hay unas elecciones en este país de África del Este, los candidatos de la oposición son detenidos con frecuencia y sus mítines son dispersados a la fuerza por la policía, no raramente con el apoyo de hombres sin uniforme, de identidad desconocida, que disparan a matar. Si hay quienes piensan que 50 muertos es una brutalidad inaceptable que merece una investigación para depurar culpables, el presidente Yoweri Museveni no es uno de ellos. El mandatario defendió la actuación de la policía y amenazó incluso con acciones más drásticas. Pocos dudan de que, en las elecciones previstas para el 14 de enero, volverá a ganar.


Yoweri Museveni, presidente de la República de Uganda desde 1986.

Museveni lleva en el poder desde enero de 1986, tras derrocar con sus fuerzas del Movimiento de Resistencia Nacional (NRM, en siglas inglesas) al entonces presidente Tito Okelo. Muchos recuerdan que, el día de su toma de posesión, pronunció estas palabras: “El problema de África en general, y de Uganda en particular, son los líderes que quieren perpetuarse en el poder”. Hoy lleva 34 años como presidente y se resiste a dejar el cargo. Cuando un periodista de la BBC, en 2006, le recordó esta cita, su respuesta fue: “Me refería a los que quieren perpetuarse sin democracia. Si la gente renueva mi mandato en unas elecciones libres, yo no entro en esa categoría de dictadores”. Su estrategia se basó en cambiar las leyes aprovechando la amplia mayoría parlamentaria de su partido, el NRM. Tras aprobarse una nueva Constitución, en 1995, Museveni se presentó a las elecciones al año siguiente y ganó. Volvió a vencer en 2001. Cuando se acercaba el año 2006, había una dificultad: la Constitución establecía un máximo de dos mandatos presidenciales. Pero con la holgada presencia en los escaños del Parlamento del partido en el poder, no hubo problema para reformar ese artículo. De esta manera, pudo presentarse, y ganar; en 2006, 2011 y 2016. Para los comicios de 2021 se presentaba otro obstáculo: la Cons-

titución ponía en 75 años el límite de edad para ser presidente, y Museveni los rozaba ya. De nuevo, gracias a la mayoría del NRM, el Parlamento derogó ese artículo, y, de esta forma, el mandatario que en 1986 se quejaba de los dirigentes africanos que se eternizan en el poder se podía convertir, él mismo, en presidente vitalicio.

Poder sin límites

Hubo una época en que el camino para asegurarse el poder sin límites en un país africano pasaba por dar un golpe de Estado. En los tiempos actuales las asonadas militares son raras en el continente. La última ocurrió en Malí en agosto del año pasado. Pero hoy día recurrir a este tipo de procedimientos no resulta nada fácil, porque los golpistas saben que su país será suspendido de pertenencia en la Unión Africana y que los países donantes reducirán las ayudas que necesitan para sostener el presupuesto nacional. Eso no quiere decir, sin embargo, que la alternancia democrática en el poder esté asegurada. Reformar la Constitución para eliminar el límite de mandatos presidenciales se ha convertido en un método seguido por 18 Estados africanos. Sam Nujoma, en Namibia, fue el primero, en 1989. Le siguieron el guineano Lasana Conté, en 2001, y el togolés Gnassingbe Eyadema,

Paul Kagame, presidente de Ruanda desde 1994.

en 2002. Un año más tarde, el Parlamento de Gabón –donde el partido en el poder tiene desde hace 50 años una muy amplia mayoría– votó también a favor de eliminar los límites a los mandatos presidenciales, permitiendo así a Omar Bongo presentarse a las elecciones por sexta vez. Le sucedió su hijo, Ali Bongo, quien va por la misma senda. Uganda eliminó los límites a los mandatos en 2005. A veces las cosas se complican porque la Constitución dice expresamente que el artículo que impone un máximo de dos mandatos no se puede modificar. Ese era el caso de Ruanda y de Congo Brazzaville. En ambos países se cambió la Constitución por otra completamente nueva, en años recientes, y asunto arreglado. El ruandés Paul Kagame, que dirige el país con mano de hierro desde 1994, volvió a presentarse en 2017 y obtuvo un nuevo mandato de siete años, gracias a un 99% de los votos. Otra estratagema, cuando no hay más remedio que aceptar los límites a los mandatos, consiste en poner el contador a cero cuando el dirigente de turno ya lleva NÚM. 211, ENERO DE 2021

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PRIMER PLANO

años en el poder. Así ocurrió en 2015 en Burundi, donde el entonces presidente Pierre Nkurunziza dijo que su primer mandato no contaba, porque fue designado por la Asamblea Nacional en un periodo de transición, y que había que computar desde que entró en vigor la nueva Constitución. El último caso ha sido el de Costa de Marfil, donde el presidente Alassane Ouattara, de 78 años, en el poder desde 2011, primero indicó que no se presentaba a las elecciones de octubre del año pasado porque ya había cumplido dos mandatos; pero cambió de opinión tras la muerte, en julio, de su primer ministro y sucesor designado, Amadou Gon Coulibaly. “Me presento contra mi voluntad, no por placer”, señaló al argumentar que la nueva Constitución, al haber sido adoptada en 2016, le permitía optar a un nuevo mandato, puesto que los dos anteriores había que contarlos a partir de ese año. La oposición contestó esta decisión y boicoteó las elecciones, que ganó Ouattara por el 94% de los votos. Estos tejemanejes han contribuido a que África siga siendo el continente con mayor número de dirigentes que se eternizan en el poder. El récord lo ostenta Teodoro Obiang Nguema, que lleva 41 años de presidente en Guinea Ecuatorial. Otros dos se acercan a los 40 años: Yoweri Museveni, en Uganda, y Paul Biya, en Camerún. Idriss Déby, en el poder en Chad desde 1990, ronda ya las tres décadas.

Ausencia de instituciones fuertes

Durante los dos últimos meses de 2020, el mundo presenció los intentos del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, de aferrarse a su segundo mandato, a pesar de haber perdido. Hizo todo 28 misioneros

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lo posible por revertir el resultado de las elecciones con numerosas acusaciones, sin pruebas, de fraude masivo. Quiso anular las papeletas del voto por correo en Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia y Arizona, los estados clave en los que perdió, pero no pudo hacerlo. El rotativo británico The Guardian explicó, a principios de diciembre, que las elecciones fueron salvadas por cuatro factores políticos: la descentralización, el papel desempeñado por los medios de comunicación, la transparencia en las instituciones y el papel decisivo de los tribunales estatales y

Alassane Ouattara preside Costa de Marfil desde 2011.

federales. Todos ellos actuaron de cortafuegos. Y, cuando el asunto llegó al Tribunal Supremo, con una querella presentada por las autoridades del estado de Texas que pedía anular el voto por correo en cuatro estados, la máxima magistratura desestimó la petición el 11 de diciembre, cerrando la puerta a más maniobras. Estas instituciones fuertes no suelen existir en países africanos, donde el poder judicial no acostumbra a gozar de independencia y los medios de comunicación es-

tán fuertemente controlados por el poder. No en vano, el entonces presidente Barack Obama dejó una frase para la posteridad en su viaje a Ghana en 2012: “África no necesita hombres fuertes, sino instituciones fuertes”. Entre esas instituciones que siguen siendo débiles en la mayor parte de las naciones africanas, habría que incluir a la propia oposición política. Divididas, con escasos medios y en el punto de mira del poder, tienen pocas posibilidades de desafiar al Gobierno en ejercicio. Esto explica


ambiguo que no puede ser utilizado para cerrar la puerta a la eliminación de los límites de mandatos, en teoría por medios legales, como es su votación en el Parlamento. De los bloques regionales africanos, el único que hasta la fecha ha mostrado capacidad de defender la alternancia democrática es el de África del Oeste, la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados del África Occidental). En 2016 forzó la salida del presidente Yahya Jammeh de Gambia, quien se negó a aceptar el resultado de las elecciones de 2016 en las que ganó la oposición. La CEDEAO está formada por países que en su mayoría respetan bastante el juego democrático, y tiene los medios para ejercer la presión necesaria. Al final, Jammeh tuvo que marcharse de Gambia cuando las tropas de la CEDEAO Con 41 años como presidente de

que, aunque la mayor parte de las Constituciones africanas establecen la posibilidad de comicios en dos vueltas, en la práctica, cada vez es más común que el presidente saliente gane en la primera convocatoria. Así ocurrió en casi todos los comicios celebrados en países africanos el año pasado: en Burundi (20 de mayo), Guinea Conakry (18 de octubre), Tanzania (28 de octubre), Costa de Marfil (31 de octubre), Burkina Faso (22 de noviembre) y Ghana (7 de diciembre). La Unión Africana, que ha seguido una política muy estricta de suspensión de países donde se da un golpe de Estado, nunca se ha atrevido a oponerse a la práctica de reformar las Constituciones para eliminar los límites a los mandatos presidenciales. En 2012, ratificó la Carta Africana de la Democracia, las Elecciones y la Gobernanza, que exhorta a los Estados miembros a identificar los medios

Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema es el mandatario africano que lleva más tiempo en el poder.

ilegales de acceder al poder o permanecer en él, sobre todo negándose a “dejar el poder después de la celebración de elecciones libres justas y transparentes”; así como realizando “reformas constitucionales que atentan contra los principios de cambios democráticos”. Pero el lenguaje utilizado es tan

amenazaron con usar la fuerza. Los líderes de la CEDEAO, en 2015, discutieron la posibilidad de prohibir más de dos mandatos presidenciales en una cumbre regional, pero el bloque no pudo llegar a ninguna decisión, debido a la oposición de Togo y de Gambia. JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ NÚM. 211, ENERO DE 2021

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INFORME

No hay pandemia capaz de frenar la misión ad gentes. A pesar de la incertidumbre global generada por el coronavirus, los misioneros han sabido adaptar su hacer desde su ser testigos. Así se afronta el nuevo año, como un momento para repensar cómo ha de ser la presencia y el anuncio, para agudizar el ingenio en medio de las dificultades... Porque, para las mujeres y hombres ad gentes, este 2021, lejos de ser un tiempo muerto por la emergencia sanitaria, es tiempo de vivos.

C

on o sin permiso del coronavirus, con o sin inmunidad de rebaño por la vacuna, no hay quien les frene. Se habrán podido retrasar proyectos, alterar calendarios de acción o reducir dotaciones económicas. Pero ni tan siquiera el confinamiento ha sido capaz de enfriar la pasión de los hombres y mujeres llamados a anunciar la Buena Noticia, ahora con mascarilla. Así es como afrontan 2021 tanto quienes están a pie de obra, como los que se encargan de animar y acompañar a los evangelizadores enviados a los rincones más inhóspitos de los cinco continentes. Para las congregaciones eminentemente misioneras, como pa30 misioneros

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Paqui Picón

ra cualquier otra entidad, todos los planes se han trastocado. Pero, lejos de vivirlo desde el agobio o la pesadumbre, la superiora general de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón, Paqui Picón, afronta el aparente desconcierto como un desafío providencial: “Todo se ha venido abajo, tanto los planes a corto como a largo plazo. Pero no pasa nada. Que se presente un futuro incierto no significa ni mucho menos que nuestro presente sea un tiempo muerto o que lo tengamos que vivir como tal”.

“Hemos expresado tantas veces que estamos en manos de Dios, que ahora se nos brinda una oportunidad extraordinaria para interiorizarlo y aplicarlo de verdad en este día a día tan diferente”, reflexiona esta consagrada que, de un día para otro, tuvo que cancelar todos los viajes programados, el acompañamiento presencial a las comunidades y otras tantas iniciativas. Entre ellas, la Asamblea General del instituto, prevista para el pasado mes de septiembre y cuya celebración está todavía en el aire.


Picón sabe que, a menudo, los hombres y mujeres de la misión adolecen de centrarse en exceso en el hacer, desde “esa profunda llamada a hacer realidad el Reino de Dios entre los últimos”. “Ahora, sin embargo, nos toca ser, si verdaderamente vivimos y nos movemos en el Señor”, aprecia esta religiosa jiennense que, antes de encontrarse al frente de la Compañía, estuvo más de 20 años en África y cinco en Camboya. La opción más que preferencial por los pobres de su instituto ha hecho que, en su caso, las nuevas tecnologías no se hayan convertido en una alternativa a la presencialidad en sus labores de coordinación y acompañamiento: “En muchos de los lugares donde estamos, las hermanas ni tan siquiera tienen luz, por lo que cons-

tantemente tenemos presentes que somos frágiles y vulnerables, lo mismo con las comunidades aisladas de la Amazonia que con las tribus apartadas de India”.

Aprender un nuevo modo

A Paqui no le hace falta sacar moraleja alguna de la emergencia sanitaria, porque, prácticamente desde el minuto cero, su capacidad para contemplar la realidad con los ojos de Dios le ha hecho interpretar por dónde soplaba el viento del Espíritu: “Nos toca estar atentas a la realidad de nuestro hoy, para descubrir los signos de los tiempos, que nos van a llevar a aprender un nuevo modo de hacernos presentes en los lugares donde estamos, un modo nuevo de vivir, de colaborar con la misión desde esta nuestra pequeñez”.

Desde ahí, no duda a la hora de expresar qué le depara este 2021 a la misión ad gentes: “En el compartir que hemos venido haciendo con cada una de las casas, hemos hecho hincapié en cómo estamos viviendo el paso de Dios por esta pandemia. Los ecos han sido impagables, pues todas las hermanas repartidas por las diferentes latitudes me hacen llegar la misma impresión: dentro de la tragedia global de la pandemia, se nos regala un momento de gracia para reactualizar el sentido de la misión hoy”. “La misión ad gentes la tenemos que saber vivir donde estemos. Antes la identificábamos con otros lugares a los que nos desplazábamos y acciones específicas a las que poníamos ese apellido. Ahora no podemos identifiNÚM. 211, ENERO DE 2021

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I N F O R M E 2021: LA MISIÓN EN TIEMPOS DE COVID

car la misión con tareas y espacios”, deja caer. Así, la superiora general está convencida de que esta nueva llamada pasa por “cuidar mucho más nuestra vida interior, dando más tiempo a la contemplación y a ese encuentro personal con el Señor, que es el que da sentido a lo que hacemos”. “¿No es el Señor el protagonista de la misión?”, se pregunta sobre este “mantra” que la acompaña desde el inicio de su vocación y que hoy de nuevo se presenta como desafío para “renovarse desde la raíz, desde la centralidad de nuestra vida en la persona de Jesús”. En esta misma línea, aprecia la necesidad de promover la cultura del cuidado y la ternura que propone el papa Francisco, en esta nueva cotidianidad en que las actividades sociales, pastorales y celebrativas han bajado el ritmo: “Percibo una llamada muy fuerte como Compañía a vivir nuestra fe con pleno sentido, con la esperan32 misioneros

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za y la alegría de que el Señor está presente en todo, que nos conduce siempre a acariciar en lo concreto a sus preferidos, a los pequeños, vulnerables y olvidados”.

Volcarse en el presente

Maru Cornejo tampoco es partidaria de dar las luces largas en la oscuridad que a veces se presenta en Mozambique. Por eso se sentiría satisfecha con que, en 2021, “al

menos no empeoren las cosas y podamos dar continuidad a todo aquello que ya hemos puesto en marcha”. Antes de que el Covid-19 se asomara por la esquina, África le había enseñado a volcarse en el presente y no proyectar demasiado hacia el futuro, a vivir en el día a día: “Aquí no puedes planear demasiado a medio plazo; eso supone un cambio de mentalidad”. Por eso, prefiere detenerse en el aquí y


Maru Cornejo

ahora, que, para ella, se llama Boane, una ciudad a 50 kilómetros de la capital, Maputo, donde coordina el área sanitaria de la fundación Encuentro; una entidad mozambiqueña nacida en 2011 que trabaja acompañando el desarrollo de las comunidades locales en tres pilares: educación, agricultura y salud. Entre otras tareas, esta enfermera sevillana de 44 años es el enlace entre seis comunidades y las unidades sanitarias para identificar aquellos casos que necesitan un acompañamiento sistemático. “Trabajamos con diferentes grupos de riesgo, lo que aquí vendría a ser en torno al 98% de la población”, admite la religiosa de los Sagrados Corazones, lo que le obliga a volcarse en los colectivos al límite, “especialmente niños de cero a cinco años, embarazadas, ancianos solos, enfermos de tuberculosis y VIH”. Para ello, han puesto en marcha un equipo de voluntarios, denominados “activistas”, “a los que capacitamos, formamos y

ayudamos con becas de estudio, material escolar...”. Además de estar presentes en Boane, las misioneras cuentan en la aldea de Antiguos Combatientes con un hogar para 40 niñas huérfanas, que ha continuado a pleno rendimiento, y un centro de infantil, que han tenido que cerrar de forma temporal por la emergencia sanitaria. A pesar de las restricciones iniciales, la pandemia ha sido una prueba de fuego para constatar la resistencia de una red que “busca que sean ellos los protagonistas de su desarrollo”. Ocho años después de aterrizar en Mozambique, tiene la sensación de que “se va avanzando poco a poco, pero se avanza”. “A estas alturas, ya tengo integrado que los procesos de cambio, si verdaderamente pasan por una interiorización de los cambios de hábito, exigen tiempo”. El miedo inicial a un contagio masivo y la consiguiente debacle –otra más– se ha frenado por el momento. Las cifras hablan de

una incidencia menor que en Europa: “Tenemos unos 15.000 casos y el número de muertos ronda los 150, en un país con una población de 30 millones de habitantes”, detalla, a la vez que confiesa que, “en un principio, pensábamos que aquí iba a ser catastrófico, teniendo en cuenta la voracidad en el continente europeo”. A pesar de la pobreza del país, “el tiempo jugó a nuestro favor, puesto que pudimos prepararnos y articular algunas iniciativas de prevención para reducir el impacto cuando el virus nos acechara”. Lo cierto es que Maru se muestra sorprendida de la evolución de la pandemia: “El misterio es que aquí es menos letal. No sabemos si es por el sistema inmunitario de la gente o porque el virus se comporta de manera diferente, pero lo cierto es que la presión hospitalaria es mucho menor”. Eso no hace que la situación sea óptima. Ya se encargan las otras epidemias de complicar el contexto: “Me cuesNÚM. 211, ENERO DE 2021

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I N F O R M E 2021: LA MISIÓN EN TIEMPOS DE COVID

tiona cómo el mundo desarrollado es capaz de movilizarse para buscar una vacuna a contrarreloj, mientras se sigue sin dar respuesta a problemas endémicos, como la malaria, que matan diariamente a muchas más personas en el Sur”. De la misma manera, se siente interpelada por el pueblo africano: “La solidaridad de la gente por el sufrimiento que se vive en los países desarrollados, siento que no es recíproca. Tienen una empatía de la que deberíamos aprender”. Un rasgo que ha visto todavía más patente en las comunidades de base: “La fe vivida está encarnada en la Palabra, que se vive como alimento que ilumina cada día y que da

ma cuando su pontificado se adentra en su noveno año: “Se están dando pasos, y este será uno más de los que viene ejecutando el Papa a través de sus decisiones, y también de los escritos, en los que nos va dejando caer que solo tiene sentido que seamos una Iglesia de calle, a pie de obra, en contacto con el sufrimiento de la gente, y no mirándolo desde lejos”.

El ave fénix

esperanza en la batalla cotidiana”. Así es como ella ve la que denomina “una Iglesia que vive a la intemperie” y de la que se siente parte: “Nuestra comunidad parroquial está formada por «núcleos», que son grupos de familias que se reúnen semanalmente para compartir la Palabra. Actualmente so34 misioneros

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mos 40 familias, y para mí es un espacio privilegiado, a la manera de las primeras comunidades, de esa Iglesia doméstica de la que tanto hablamos en términos abstractos”. A Maru tampoco le suena a quimera la propuesta de renovación eclesial que propone Francisco. Más bien cree que va tomando for-

“No son pocas las ocasiones en las que identifico la misión con el ave fénix. En medio de todas las tormentas a la que se enfrentan los misioneros, da la sensación de que se muere. Pero solo es aparente, renace siempre, se reinventa”, reflexiona el misionero Verbum Dei Juan Martínez Sáez, quien además es director de la Oficina del Fondo Nueva Evangelización de la Confe-


rencia Episcopal Española. Esa es la sensación que le deja un 2020 en el que se han visto obligados a congelar varios proyectos. “Frente a la parálisis inicial provocada por el miedo a lo desconocido, quienes están en el frente nos han demostrado que han sabido sacarse las castañas del fuego. Hemos sufrido una sacudida muy fuerte, pero también he percibido cómo la imaginación y la realidad se han reavivado en esta coyuntura”. “La incertidumbre, hoy por hoy, es grande, a pesar de las vacunas, porque la situación parece alargarse, y todo lo que nos está pasando va pesando mucho”, apunta. Sin embargo, ante este contexto poco alentador, presenta la figura del misionero como aquel que es capaz de contemplarlo con otra mirada. “Nunca eligen las circunstancias en las que se mueven, haya o

no coronavirus. Te encuentras con lo que te encuentras, por mucha idea que te hicieras de tu destino”. Una y otra vez, al otro lado del teléfono o de una videoconferencia en estos meses, Martínez Sáez ha escuchado un “no sabemos cómo, pero saldremos de esta”. Precisamente cree que las nuevas tecnologías y las redes sociales se consolidarán en los próximos meses “como un instrumento de comunicación todavía más esencial para la misión, que va a permitir tender puentes, facilitar procesos, promover nuevos estilos de anuncio”. “Es verdad que nada puede ni debe sustituir a lo presencial, pero las cuarentenas nos han hecho abrir los ojos sobre la verdadera potencialidad de estas herramientas para hacer llegar la Palabra de Dios”, apunta el misionero. También valora cómo la solidaridad con los últimos se ha visto reforzada. Está convencido de que no se les ha dejado solos: “No creo que la gente se haya encerrado en sí misma en un «sálvese quien pueda»”. Más bien lo contrario, ha visto signos evidentes de sentirse prójimo del alejado, de hacer realidad la nueva encíclica Fratelli tutti del papa Francisco, que considera una hoja de ruta ad gentes básica para este nuevo año, pues pone en valor esa “fraternidad y amistad social” que viven los misioneros en su día a día. Por eso, considera firmemente que el año que arranca se presenta como un tiempo para que toda la Iglesia les tome como referencia: “Cuando puede generarse la sensación de que vivimos en medio de un combate donde solo recibimos sopapos, los misioneros, sin pretenderlo, nos dan una lección de creer firmemente que Dios está, y ayuda, en medio de las dificultades”. JOSÉ BELTRÁN

La evangelización, soporte de la nueva estructura eclesial

“C

uando el Papa nos invita a no dejarnos robar la alegría, la esperanza y el ímpetu evangelizador, son los misioneros quienes encarnan estos valores que tanto necesitamos en medio de la tormenta", apunta el misionero Verbum Dei Juan Martínez sobre un estilo que va a tener su traslación a lo institucional. Entre otras cosas, porque está previsto que 2021 ponga a la misión al frente de toda estructura eclesial. Al menos, eso se desprende de los borradores más recientes de la inminente constitución apostólica Praedicate Evangelium. La principal novedad radica en la creación de un gran dicasterio para la evangelización, que será el más importante del organigrama eclesial, por delante de la histórica Congregación para la Doctrina de la Fe. Este nuevo "superministerio" vaticano unificará la labor que hacen hoy la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. "A través de esta reforma, que no es solo de la Curia, sino de todo el Pueblo de Dios, el Papa nos está hablando de introducirnos en una dinámica de evangelización integral, un concepto que pasa por que vayan de la mano el kerigma y sus repercusiones sociales", detalla Juan Martínez, consciente del reto que supone "mantener el equilibrio en todas sus dimensiones". NÚM. 211, ENERO DE 2021

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conectad@s

EL OTRO AMIGO INVISIBLE "En estos tiempos difíciles, en lugar de quejarnos de lo que la pandemia nos impide hacer, hagamos algo por los que tienen menos". ¿Qué tal un regalo para una persona necesitada? Papa dixit.

UN LUGAR EN EL MUNDO Nada como recordar, en el mes de la infancia, a los niños pigmeos de Centroáfrica. Las misioneras #combonianas acompañan a este pueblo "tan rico de valores y tan abandonado de muchos". MISIONERAS COMBONIANAS Twitter @MisionerasComb1

PAPA FRANCISCO Instagram @franciscus

EPIFANÍA (MUY) SOLIDARIA La Iglesia llama la atención sobre la urgencia misionera con un recuerdo y apoyo a los catequistas en los territorios de misión. Que para eso es la Epifanía "manifestación del Salvador a todos los pueblos". TARRAGONA MISSIONERA - Twitter @missionstgn

MARCAR UN TANTO El Bosco Star es el club de baloncesto del Centro Técnico Don Bosco de Parakou; una leyenda en Benín, pero también todo un ejemplo de educación en jóvenes. MISIONES SALESIANAS Twitter @msalesianas

VIAJAR SIN SALIR DE CASA Con el hashtag #TúEresMisión y una visita muy especial a Tierra Santa, Angola y Filipinas. Esta vez tocaba en clave navideña, viral en redes. Es cosa de @TRECE_es. OMP - Twitter @OMP_ES


AY U D A M O S A . . .

República Centroafricana Las OMP envían desde España más de medio millón de euros

B

lancanieves, la bella princesa que protagoniza el archiconocido cuento de los hermanos Grimm, nació en Baviera, al sur de Alemania. ¡Cierto! Pero no menos cierto y verdad es que otra Blanca Nieves no tan famosa, pero sí más actual y real, brotó a la vida en las trigueñas tierras castellanas del Arlanza. En efecto, a 15 km de Lerma, en el pueblito de Paúles del Agua. Allí nació Blanca Nieves, la burgalesa que apostó fuerte por la fraternidad.

Como Abrahán, tampoco ella hizo oídos sordos a la llamada de Dios. A los 12 años, dejó su casa natal, su patria y su familia para viajar a Francia. Allí, se formó como religiosa, entre las Hijas de Jesús de Massac, al norte de Perpiñán. Al tomar los hábitos, Blanca Nieves Sancho Lope –tal, su nombre completo– decidió ser llamada Inés. Y comenzó su dedicación a los demás. Primero, en el departamento francés de Tarn. Después, en Murcia. Y, al cabo,

tomó una decisión más radical. Optó por África, su gran destino. Acudió a compartir sus días con los preferidos del Evangelio en el corazón del continente negro. Más de 23 años llevaba allí: en Nola, una aldea perdida del suroeste de la República Centroafricana, enseñando a salir adelante a las jóvenes más necesitadas del lugar. Ya había cumplido los 77. Sin embargo, allí seguía, dale que dale, “hasta que el cuerpo aguante”. Y aguantó. Pero solo hasta el 20 de mayo de 2019. Inesperadamente, todo se truncó ese día. En esa fecha, la hermana Inés –Blanca Nieves– fue degollada por unos desconocidos en el mismo taller de costura donde enseñaba. Sufrió un “bárbaro asesinato”, al decir del papa Francisco. “Personas indeseables –según monseñor Juan José Aguirre, misionero cordobés y comboniano que lleva más de 20 años siendo obispo de Bangassou– acabaron con su vida”. ¿Crimen ritual o robo de la delincuencia común? Todavía se ignora el motivo y siguen sueltos los autores de tan gran canallada.

Los mellizos de Dios

En el país de sus afanes y desvelos, donde, según su voluntad, descansa su cuerpo –“Si muero, quiero ser enterrada aquí”, había dicho–, están al caer las elecciones. Los comicios se habrán ceNÚM. 211, ENERO DE 2021

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AY U D A M O S A . . .

lebrado el último domingo de 2020. Su actual presidente, Faustin-Archange Touadéra, confía en ganar de nuevo. El ex presidente François Bozizé, también aspira a ocupar el cargo del que fue apartado en el golpe de Estado de 2013... Desde entonces, una frágil paz, impulsada y sostenida por “los mellizos de Dios” (así eran conocidos en todo el país): el arzobispo de Bangui y cardenal más joven de la Iglesia, Dieudonné Nzapalainga –53 años–, y el imán Kobine Layama. Empezaron su particular cruzada en 2012, cuando la alianza musulmana Seleka se alzó en armas contra el Gobierno de François Bozizé, desatando una guerra a la que pronto se sumaron las milicias cristianas anti-Balaka. “Vimos que los musulmanes estaban matando a los cristianos. Y que los cristianos empezaron también a matar musulmanes. Cinco días después, nos juntamos”, cuenta Nzapalainga. Desde entonces, miles de muertos y millares de hogares abandonados. Millones necesitan ayuda humanitaria. Y, para colmo, uno de los dos “mellizos” ha muerto: el imán Layama falleció el 28 de noviembre en Bangui. Tenía 62 años. Pese al acuerdo firmado con los principales grupos armados en febrero de 2019, la paz se ha tambaleado no poco. Pero también, a pesar de que la violencia se ha acrecentado en los últimos meses, la vida sigue en República Centroafricana. Ese país tiene 623.000 km2 de superficie –117.000 más que España–. Y en él solo viven cerca de 5 millones de personas. La mitad de su población es cristiana: se divide, a partes iguales, entre católicos y protestantes. En cifras absolutas, 46 misioneros

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los católicos son 1.859.000 bautizados. De su atención pastoral cuidan 17 obispos, 204 sacerdotes diocesanos, 146 sacerdotes religiosos, 310 religiosas, 41 religiosos y un total de 5.052 catequistas. Unos y otros trabajan repartidos en las 118 parroquias y aproximadamente 1.600 puestos misioneros que hay en todo el país.

El milagro de la solidaridad

Para que toda esa maquinaria apostólica pueda salir adelante, no solo hace falta gente valiente

y comprometida de la talla de la hermana Inés, o como su paisano, el también burgalés –de La Cueva de Roa– y comboniano, monseñor Jesús Ruiz Molina, consagrado obispo auxiliar de Bangassou, en 2017, por el cardenal Nzapalainga. Se necesitan, además, sufragios económicos, combustible imprescindible para que la Iglesia pueda desarrollar su labor. Y, como es bien sabido, las OMP disponen de un Fondo Universal de Solidaridad, que se nutre de las aportaciones de los fieles, por pequeñas que estas sean, y que se

reparte en función de las necesidades existentes en los territorios de misión. Gracias a eso, en la República Centroafricana, un año más, ha sido posible el pequeño gran milagro de la solidaridad. Sí. Más de medio millón de euros. Para ser bien precisos: 516.194,40 . Esa es la cantidad exacta de dinero que la Dirección Nacional de OMP España, por encargo de la Asamblea General de Directores Nacionales de las OMP, ha enviado a la República Centroafricana durante el año 2020.


En esta ocasión, le ha tocado a la Iglesia española mostrar su generosa y fraterna solidaridad con el corazón del continente negro, con esta nación que bien lo necesita: según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que elabora la ONU para medir el progreso de un país y que, en definitiva, muestra el nivel de vida de sus habitantes, los centroafricanos están entre los que peor calidad de vida tienen del mundo. El PIB per cápita, en 2018, fue de 403 euros, cifra que le lleva al puesto 190 de 196 países. Tras recibir las ayudas, el propio Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, escribe a las Obras Misionales Pontificias de España: “Hemos recibido de vuestra sede los subsidios de este año. Estoy muy feliz de que provengan de mi patria. Un gesto de amor y belleza en este año 2020, que creo que será para olvidar en otras muchas cosas. Abajo envío el documento de haber recibido el dinero a través de la Nunciatura de Centroáfrica. El nuncio, Santiago de Wit, también es español”. Y concluye: “Nosotros aquí, en Bangassou, el domingo

que viene, terminamos el Año Misionero Extraordinario. Aquí, no hicimos solamente el Mes. Preparamos un programa para todo el año: cuatro trimestres, que, desgraciadamente, el Covid19 nos ha estropeado bastante”. Entre otros proyectos, la ayuda de los católicos españoles ha garantizado la alimentación de los 41 huérfanos, víctimas de la última crisis político-militar, que viven en el Yamba Mbi Mbi Ngazo, de la archidiócesis de Bangui. También, la asistencia alimentaria y médico-sanitaria, muebles y material didáctico, y formación cristiana para los 46 niños acogidos en la comunidad Nouvelle Jerusalem. Además, ha hecho posible la publicación de un boletín para las nueve diócesis del país

–50.000 ejemplares–, en el que se difunde el mensaje de la paz, tan necesaria. La revista se publica en sango, la lengua local. Por su parte, la parroquia de San Francisco de Asís, en la diócesis de Bossangoa, ha podido atender a niños víctimas del conflicto armado. Mujeres y niños sufrieron los ataques en la ciudad de Bouca. Desde entonces, los pequeños tienen muy arraigado el espíritu de la venganza. Por eso, a 600 niños se les ha organizado un curso de seis jornadas con ayuda psicosocial y formación cristiana para la paz. Y también, la diócesis de Bambari ha podido poner en marcha un proyecto diocesano para los registros de las actas de nacimientos... TOMÁS TAMARREDO

Si estás interesado en realizar un donativo, puedes hacerlo en el número de cuenta ES25 0075 0204 9506 0006 0866. También, accediendo a la página web www.omp.es y pinchando en la opción "Haz un donativo".

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