12 Mensaje Bíblico capítulo doce de su libro (v. 2). Después de la Guerra de los Seis Días, Jerusalén se convirtió en copa que hace temblar, para los pueblos árabes (de alrededor). En 1994, Yassir Arafat, juntamente con Shimón Pérez y Jitzhak Rabin, recibieron el Premio Nobel de la Paz. En diciembre de 1994, el portador del Premio Nobel de la Paz, Arafat, declaró en Gaza: “En cada centímetro cuadrado de tierra palestina que hemos reconquistado de los enemigos sionistas, levantaremos nuestro estado palestino, pero Jerusalén es el objetivo principal de nuestra Guerra Santa.”14 El islam nunca cederá a su demanda por Jerusalén. Por eso, los sacerdotes islámicos, hasta hoy en día, tratan de negar el hecho histórico del templo judío sobre el Monte del Templo. Durante una estadía en Israel, creo que fue en el año 2000, pude leer en un diario como el Gran Mufti de Jerusalén declaraba, desvergonzadamente, que ninguna piedra del Muro de los Lamentos tenía lo más mínimo que ver con la historia judía. Por el contrario, habría sido el muro en el cual Mahoma habría sujetado a su caballo, antes de su visita al cielo. El 7 de junio de 1967, Al Quz (nombre árabe para Jerusalén) se convirtió en una copa que hace temblar, o dintel que hace tropezar, para los pueblos islámicos vecinos. El 8 de octubre de 1990 se produjo un choque sangriento entre palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes sobre el Monte del Templo. Veintidós personas murieron en el mismo. Dicho choque fue desencadenado por palestinos que, desde el Monte del Templo, tiraban piedras y papas llenas de
hojas de afeitar sobre los judíos que oraban en el Muro de los Lamentos. Como se pudo saber a la postre, esos disturbios fueron incentivados por Irak, para desviar la atención de la Crisis del Golfo.15 Como consecuencia de eso, por primera vez en su historia, Israel fue aislado totalmente, por una resolución de la ONU. Ni siquiera EE.UU. votó en contra de dicha resolución. Fue a más tardar a través de eso que quedó en evidencia que Jerusalén no solamente se convierte en un “dintel que hace tropezar” para los estados islámicos, sino también en una piedra de oposición para todos los pueblos. Eso también se reflejó después en los diálogos de paz en Madrid (30/10-03/11/1991), que fueron realizados por presión de EE.UU. y sus aliados, como consecuencia de la Segunda Guerra del Golfo. En el Acuerdo de Oslo, de 1993, también se tocó nuevamente el asunto Jerusalén. Las negociaciones con respecto al estatus definitivo de Jerusalén debían comenzar tres años después. A pesar de que esas negociaciones aún no han tenido lugar, eso igual muestra la importancia central y el poder explosivo de este asunto para el Cercano Oriente y para el mundo entero. También el hecho del comienzo de la Segunda Intifada, en el otoño del año 2000, se encontraba inseparablemente conectado con el Monte del Templo. En Miqueas 4:11-12, leemos: “Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo en Sion (Jerusalén). Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por lo cual los juntó como gavillas en la era.” Jerusalén se
convierte cada vez más en foco del acontecer mundial. Si los acontecimientos con respecto a la Ciudad de Dios continúan acelerándose, o si se dilatan una vez más, eso tenemos que dejarlo en manos de nuestro Señor. Según el testimonio profético, en el correr del conflicto por esa ciudad, en definitiva, tendrá lugar el regreso visible de Jesucristo. Jerusalén es la piedra de oposición para todos los pueblos. Esto no nos debe paralizar ni atemorizar. Más bien, deberíamos estar agradecidos de poder ser testigos del obrar de Dios con Su pueblo Israel, en medio de una humanidad enemiga de Dios. No queremos especular en cuanto a qué sucederá y a cómo sucederá todo eso. Pero Dios cumple Su palabra. Su fidelidad inquebrantable hacia Su palabra, también puede ser reconocida en el asunto de Jerusalén. Es obvio que en nuestro tiempo están comenzando a cumplirse profecías de miles de años atrás. Y como Dios es tan fiel en cumplir Su palabra y Sus promesas, nosotros mismos no podemos sino someter toda nuestra vida bajo Su palabra. ¡Es así como nos encontramos bajo Su fidelidad! Las cosas que suceden con Jerusalén desde 1967, sin embargo, también nos quieren ofrecer una mirada vigilante desde la perspectiva bíblica, para que podamos reconocer como tales a la apostasía apocalíptica y a las seducciones correspondientes, y para que no nos dejemos llevar por las mismas. Y finalmente, detrás del cercano fin del tiempo de las naciones, se vislumbra la segunda venida de Jesucristo. Por eso, no nos queremos rendir ante los sucesos, sino en la anticipación