revista cacharros 8y9

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Cacharro(s) 8/9

al norte (heladas) aguanieve.

La cabeza mantenerla ecuánime, andar de un lado a otro aunque no haya gran cosa que atender (ni digerir): no hay mal que dure cien años; fatigarnos, del epitelio a las suprarrenales, sombra inclinada: el objetivo es dormir como un leño: dormid (en nosotros) chorlitos, musarañas, el lirón. Rip Van Winkle, ¿será diciembre? ¿Campanas, al vuelo? ¿Viró el año? ¿Será que cayó el Zar? Dormir, dormir (a pierna suelta) de un salto despertar (día, primero) muérdago y acebo al cubo de basura: sobarse las manos. Sacar del vaso (encajarse) la dentadura (habrá queso y fiambres; cava y postres) el Zar, cayó: al son de un titubeo de campanillas (crótalos) despertar al lirón (musarañas) al chorlito, ponerse a gritar por los cuartos que el año acabó.

LÁPIDA Sea mi cenotafio el siguiente epitafio. Aquí yace, exento de ceniza, quien, ceniza, en otro cenotafio, exento de epitafio, yace.

OFRENDA Nada de dentelladas, tapujos tampoco, y nada de infundios: cada cuerpo (sima) sumido en la molicie. Ahí debajo sentarme: entre mis piernas abiertas una fuente de arándanos (¿con leche?) azul de Prusia, trozos ovalados (gualda) trozos oblongos (gualda) de mango: Hespérides; Walden; el Bosque de la Habana con El Laguito. Morder lo oblongo, hilachas: juguetear entre los dedos (hinchando los carrillos) con unas canicas azul de Prusia (manjar, reblandecido) que fueron bautizadas hace un momento con el eufórico nombre de arándanos: de ahí mi fruición. Ya esa acepción incluso la recoge el diccionario: me dejo caer (piano) (piano) de espaldas, muerdo mango, su jugo rezuma a la derecha por la comisura del labio, del mentón a la tetilla un cosquilleo, liban las hormigas (voladoras) a rastras las abejas acuden revoltosas: el néctar se sume en el ombligo, rebasa el tijeretazo que le dieron ahí a mi madre (pego un

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