Revista Literaria Infame 2do

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Dos años fueron suficientes para cambiar una vida. Ariadna ya no era la misma. Se arreglaba, estaba alegre. El cine, el teatro, los paseos habían adoptado una nueva atmósfera al lado de Sebastián. Pensó que nada podría empañar su actual deseo de vivir. Pero en su cumpleaños treinta y siete, Sebastián demostró que estaba equivocada. -Regreso con Maribel. Acabamos de reconciliarnos. Perdóname. Tal vez fue esa falta de tacto lo que inició la locura, como si el tiempo que pasaron juntos no hubiese significado nada para él. Pudo ser muchas cosas lo que desató la cólera en Ariadna. Pero de algo estaba segura. Se había acostumbrado a Sebastián. Al regresar de la escuela, donde había dejado a su hija, Maribel fue interceptada por el auto de Ariadna. Un hombre la golpeó y la introdujo en la cajuela. Manejando a gran velocidad, llegaron a un paraje solitario a orillas de la carretera. Golpearon a Maribel hasta dejarla inconsciente. Luego, Ariadna sacó un galón de gasolina. El hombre la observaba con mirada imbécil cuando ella empezó a rociar el cuerpo. -Pensé que sólo se trataba de golpearla, Ari -dijo. Ariadna pareció no escucharlo y arrojó un cerillo. Las ropas empezaron a crujir y a retorcerse en medio del humo gris. La mirada vacía de Ariadna habría permanecido igual a no ser por el grito de Maribel. Casi al mismo tiempo, dos disparos se impactaron en su pecho acabando con el sufrimiento. Ariadna volvió la mirada hacia el hombre y le vio guardar el arma mientras musitaba algo indescifrable. Observó de nuevo el cuerpo sin vida de Maribel. Sintió náuseas: había vuelto a la realidad. La cólera había desaparecido y ya era demasiado tarde. Ahora, jamás podría regresar con Sebastián.

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