2 minute read

Todo ser trata de elegir

Quizás al leer este título digas “no siempre se puede elegir”. Bueno, quiero proponerte una mirada nueva. Nos cuesta asumir que elegimos cómo reaccionar o esa circunstancia que nos “toca” hoy. Si fuese así nos quedaríamos con un recorte de las posibilidades.

Quiero mostrarte distintos tipos de elecciones y seguramente en cada posibilidad te sientas identificado. Te propongo que veamos 3 tipos de decisiones que tomamos y hasta se pueden dar en el mismo día.

Advertisement

→ Cuando tenemos opciones y conscientemente optamos por la que nos gusta/conviene:

Por ejemplo: podemos elegir dejar de trabajar para tomarnos un año sabático, irnos de viaje o criar un hijo. O dejar un trabajo en relación de dependencia y emprender si no tenemos apremios económicos.

Quizás una mayoría de nosotros pensemos que esto es elegir verdaderamente. La elección en general parecería que es fácil, tengo más de dos opciones y elijo sin presiones. A veces, aún teniendo opciones que nos gustan se puede hacer difícil, pero me parece (desde mi opinión) que esta es la que nos daría menos trabajo.

Vladislav Babienko

Otra opción que quiero mostrarte es:

→ Cuando elegimos actuar en automático:

Aquí me voy a detener un poco en las emociones. Por ejemplo: cuando nos enojamos ante cada obstáculo por mínimo que sea una y otra vez. Es probable que pienses… “Yo no elijo enojarme, me gustaría tener otra reacción”.

Cuando llevamos muchísimos años actuando de la misma manera elegimos eso que es conocido (sin tener registro, pero lo elegimos). Claro, es muy diferente a la elección anterior donde te sentás en un sillón y tomás la mejor decisión para vos con plena conciencia.

Aún cuando actuamos en automático estamos eligiendo. Hemos vivido muchos años haciendo lo mismo y ahora sin darnos cuenta elegimos repetir la acción porque es conocida y sabemos qué tenemos que hacer. Si en este momento te estás dando cuenta de que hay elecciones automáticas que te lastiman o molestan, quizás sea un momento interesante para revisarlas.

Si aprendiste a gritar, elegís gritar. Sí, elegís… también podrías elegir hacer algo diferente. Nadie dice que sea fácil, pero saber que tenés la posibilidad de elegir te abre un campo de posibilidades que hasta ahora seguro no considerabas.

Y hay otra elección, de la que muchas veces no podemos escapar.

→ Hago esto porque no me queda otra, no elijo:

Bueno… permitime mostrarte que también podés elegir, aún cuando no puedas dejar o prescindir de eso. Por ejemplo: supongamos que tenés un trabajo y haces horas extras todos los sábados a pesar de que no te gusta y a pesar de que ves poco a tu familia. Lo que podés preguntarte por detrás de esto es:

¿PARA QUÉ DECIDO ESTO?

Probablemente en el caso anterior sea para cuidar tu trabajo y no perderlo, o para poder llevar dinero a tu casa porque lo necesitan. Si bien en este caso elegir no es como en el primer ejemplo, hay un sustento en esta elección. En ese caso es importante que puedas detectar los beneficios de esa elección.

Sería muy distinto ir todos los sábados maldiciendo lo que tenés que hacer versus lo elijo porque

en este momento es la opción que necesito. Seguramente puedas elegir cómo vivenciarlo, qué pensar, qué humor tener. Cuando no nos queda otra, lo más sano para la ocasión es elegir cómo vivirlo. Hay escenas o situaciones que no pueden ser cambiadas, en ese caso la elección estará en cómo elegimos vivirlas.

Seguila en @tuveunacorazonada

This article is from: