Hoja dominical - Tono 2º

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El Sermón de la montaña “Bienaventurados son los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5: 8). La pureza del corazón significa ser libre de todas las motivaciones e intenciones perversas y pecaminosas, y no tener intereses indignos y deseos egoístas. Significa estar totalmente libre de cualquier cosa que ciega y oscurece la mente para que no se pueda ver las cosas con claridad y honestidad. Significa ser totalmente libre de cualquier cosa que cautiva y oscurece el alma para que no se pueda reflejar y brillar con la luz pura de Dios. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero, si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas; pues si la luz que hay en ti es oscuridad, ¿qué oscuridad habrá? (Mateo 6: 22-23)

Los de limpio corazón son aquellos cuyos ojos son limpios. Los de limpio corazón son los que pueden decir con el santo y profeta Rey David: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién tendré miedo? Una cosa he demandado al Señor, ésta buscaré después; que esté yo en la Casa del Señor todos los días de mi vida. Tú lo has dicho: “Buscad mi Rostro”. Mi corazón te dice, “Tu Rostro, Señor, es el que busco”. No ocultes de mí tu Rostro” (Salmo 27). En la Tradición espiritual de la Iglesia Ortodoxa, la pureza de corazón es una condición esencial para la unión con Dios. Cuando el corazón del hombre se purifica de todo mal, es natural que brille con la luz de Dios ya que Dios habita en el alma. Esta es la doctrina de los santos, según lo expresado por San Gregorio de Nisa: «…el hombre que purifica los ojos de su alma podrá disfrutar de una visión inmediata de Dios… Esta es la misma lección enseñada por el Verbo de Dios (Cristo), cuando dijo: -El Reino de Dios está entre ustedes- (Lucas 17: 21). Esto nos enseña que el hombre que purifica su corazón de cada impulso apasionado verá la Imagen de la naturaleza divina en su propia belleza. A continuación, debe lavar, con una vida de virtud, la suciedad que se ha aferrado a su corazón como el yeso, y luego su belleza divina, una vez más, brillará» (Sobre las bienaventuranzas, Homilía 6) Diócesis de México Iglesia Ortodoxa en América Av. Río Consulado e Irapuato # 53 Col. Peñón de los Baños México D.F. www.ocamexico.org

Catedral Ortodoxa  La Ascensión del Señor  El Apóstol San Pablo dijo en sus cartas pastorales sobre la pureza del corazón: “Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra…” (Tito 1: 15-16) “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento de honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. Huye también de las pasiones de la juventud, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor…” (2da Timoteo 2: 21-22) “La Fe Ortodoxa”, volumen IV, Buenos Aires, Argentina, s/f.

Buscar una sola cosa, el Rostro del Señor, es la pureza del corazón. Desear solo una sola cosa, la Luz del Señor en lo más profundo de nuestras almas, es vivir en completa pureza. Es por esta razón que la Santísima Theotokos (Madre de Dios), es la imagen de la perfecta pureza. La Santísima Virgen es la “Purísima” no sólo a causa de su virginidad corporal, sino también por su solidez espiritual. Su corazón era puro. Su mente estaba en sus cabales. Su alma magnificaba al Señor. Su espíritu se regocijaba en Dios su Salvador. Su cuerpo era su Templo espiritual. Por esta razón Dios consideró su humildad e hizo grandes cosas por ella. Por esta razón, todas las generaciones la llamarán bienaventurada. Por esta razón, ella es la “llena de Gracia” y el Señor está con ella. Ella, en su simple pureza, es la que puede decir a Dios: “Hágase en mí según Tu Palabra”. (Lucas 1) 3er. DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS – Tono 2° -


TROPARIO DE LA RESURRECCIÓN - Tono 2º Coro: Cuando descendiste a la muerte, Oh Vida Inmortal, / diste muerte al infierno / con la brillantez de tu deidad. / Y cuando de las entrañas de la tierra levantaste a los muertos, / todas las potestades celestiales exclamaron, / Oh Dador de vida, Cristo nuestro Dios, / gloria a Ti //.

…pero Dios probó su amor hacia nosotros en que, siendo pecadores, murió Cristo por nosotros. Con mayor razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por Él salvos de la ira; porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, seremos reconciliados y salvos por su vida.

 Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. TROPARIO AL NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA - Tono 2º Coro: ¡Oh Santo Profeta Precursor de la venida de Cristo! / Nosotros, los que con anhelo te veneramos; / no podemos alabarte debidamente. / Porque, por tu honorable y venerable nacimiento, / la esterilidad de tu madre ha sido desatada, / la lengua de tu padre soltada / y la encarnación del Hijo de Dios, / proclamada al mundo. //  Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. CONTAQUIO DE LA RESURRECCIÓN - Tono 2º Coro: Hazte levantado de la tumba, Salvador Todopoderoso, / y el infierno, viendo esta maravilla, / se amedrentó y los muertos resucitaron/. La creación también se regocija contigo, y se alegra Adán /. El mundo, Salvador mío, te canta para siempre //.

Sacerdote: Paz a ti. Lector: Y a tu espíritu. Diácono: Sabiduría. Lector: ALELUYA, en el Tono 2º Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya. Verso: Que el Señor te escuche en el día de tribulación; que te escude el nombre del Dios de Jacob. Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya. Verso: Oh Señor, salva al rey, y escúchanos en el día en que te clamemos. Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya. Diácono: Sabiduría. Estemos de pie, escuchemos el Santo Evangelio.

Diácono: Atendamos.

Sacerdote: Paz a todos. Sacerdote: Paz a todos.

Lector: Y a tu espíritu. Diácono: Sabiduría. Lector: PROQUÍMENO, en el Tono 2º Verso: El Señor es mi fortaleza y mi cantar, y se ha hecho mi salvación, mi salvación. Coro: El Señor es mi fortaleza y mi cantar, / y se ha hecho mi salvación, mi salvación //. Verso: El Señor me ha castigado sobremanera, mas no me ha entregado a la muerte. Coro: El Señor es mi fortaleza y mi cantar, / y se ha hecho mi salvación, mi salvación //. Verso: El Señor es mi fortaleza y mi cantar. Coro: Y se ha hecho mi salvación, mi salvación //. Diácono: Sabiduría.

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ECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS. (Romanos 5: 1 – 10) Diácono: Atendamos.

Hermanos: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien en virtud de la fe hemos obtenido también el acceso a esta Gracia, en que nos mantenemos firmes y nos gloriamos, en la esperanza y la Gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; la paciencia, virtud probada; y la virtud probada, esperanza. Y la esperanza no quedará confundida, pues el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por virtud del Espíritu Santo, que nos ha sido dado. Porque cuando todavía éramos débiles, Cristo, a su tiempo, murió por los incrédulos. En verdad, apenas habrá quien muera por un justo; sin embargo, pudiera ser que muriera alguno por uno bueno;…

Coro: Y a tu espíritu.

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN +L ECTURA MATEO.

(Mateo 6: 22 – 33)

Coro: Gloria a Ti, Señor, Gloria a Ti. Sacerdote: Atendamos.

En aquel tiempo, dijo el Señor: La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero, si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas; pues si la luz que hay en ti es oscuridad, ¿qué oscuridad habrá? Nadie puede servir a dos señores, porque odiará a uno y amará al otro, o bien se entregará a uno, y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: No anden preocupados por su vida, por lo que han de comer o que beberán, ni por su cuerpo, por lo que han de vestir. ¿No es la vida más importante que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Miren cómo las aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas? Por lo demás, ¿Quién de ustedes puede por más que se preocupe añadir a su vida un solo codo? Y del vestido, ¿por qué preocuparse? Aprendan de los lirios del campo cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pues yo les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana es arrojada al fuego, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con ustedes, hombres de poca fe? No anden, pues, preocupados, diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos? Que los gentiles se afanan por todas esas cosas; bien sabe su Padre celestial que de todo eso tienen necesidad. Busquen, pues, primero el reino y su justicia, y todas esas cosas se les dará por añadidura. Coro: Gloria a Ti, Señor, Gloria a Ti.


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