Pensar en Revueltas: Los «Ensayos sobre México»

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Pensar en Revueltas Los «Ensayos sobre México»

Vladimir Estrada Barrera | Luis Fernando Figueroa Olivo | Tita Graciela Gómez Galicia | Samuel David Bencomo Guerra | Thania Karina Aguilar Ramos | Jafet Murrieta | Liliana Jiménez Sánchez | Rosbelia Jaimes Jaimes | José Luis Peralta Sandoval | [nota preliminar de José Manuel Mateo]


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obranegra esperanza 957-302 narvarte, 03020 benito juárez ciudad de méxico obranegra@yahoo.com diseño: andrés mario ramírez cuevas edición y tipografía: obranegra primera edición: abril de 2015 hecho en méxico · edición no venal


Pensar en Revueltas Los «Ensayos sobre México»

Vladimir Estrada Barrera | Luis Fernando Figueroa Olivo | Tita Graciela Gómez Galicia | Samuel David Bencomo Guerra | Thania Karina Aguilar Ramos | Jafet Murrieta | Liliana Jiménez Sánchez | Rosbelia Jaimes Jaimes | José Luis Peralta Sandoval | [nota preliminar de José Manuel Mateo]

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Jos茅 Manuel Mateo Centro de Estudios Literarios Instituto de Investigaciones Filol贸gicas Universidad Nacional Aut贸noma de M茅xico


Nueve lecturas

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ntre el 25 de septiembre y el 4 de diciembre de 2014 nos reunimos una vez por semana para leer y comentar el libro Ensayos sobre México, de José Revueltas. Uno de los propósitos fue aproximarnos a una práctica ensayística que, desde mi punto de vista, funda su especificidad literaria en la tensión que surge cuando la escritura combina acción cognoscitiva, pasión intelectual y radicalidad política. Bajo esta idea, y luego de echar un vistazo a la teoría del ensayo, a algunas antologías del género preparadas en México durante el siglo xx y a ciertas formulaciones de Theodor Adorno y Jacques Rancière —principalmente—, dedicamos la mayor parte del tiempo a leer y releer el volumen, quizá a veces con demasiada insistencia en un par de escritos: “La independencia nacional, un proceso en marcha” y “La revolución mexicana y el proletariado”. De los aproximadamente veinte asistentes iniciales, persistieron alrededor de trece y nueve de ellos entregaron al final un escrito breve que condensa su postura ante uno o más de los ensayos de Revueltas. Aquí se encuentran dispuestos esos nueve trabajos sin ninguna jerarquía ordinal, pero sí con la intención de que este breve cuaderno pueda ser leído de principio a fin. Cada quien seleccionó el género bajo el que decidió dar cuenta de su reflexión: hay escritos próximos al interés académico, otros a la glosa que sabe destacar los puntos de inflexión y algunos se decantan por repasar su propio proceso del pensar, o bien, por comunicarse íntimamente mediante las posibilidades de comprensión que brinda una carta. Si


aparecen al principio los escritos de Vladimir Ilich Estrada Barrera y de Luis Fernando Figueroa Olivo es porque ambos brindan una descripción inicial del curso y gracias a ello ponen en contexto el trabajo de todos quienes asistieron. En las palabras de Tita Graciela Gómez Galicia, Samuel David Bencomo Guerra, Thania Karina Aguilar Ramos, Jafet Murrieta Barrios, Liliana Jiménez Sánchez, Rosbelia Jaimes Jaimes y José Luis Peralta Sandoval encuentro una práctica reflexiva que no se deja intimidar por la forma y hace de su derecho a la lectura propia un ejercicio de libertad que de ninguna manera aparta la atención al mundo: nadie en el grupo fue ajeno (cómo podría) a lo sucedido entre los días 26 y 27 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero, donde fueron desaparecidos 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos. La demanda de justicia y de su presentación con vida persiste. Recordar ese hecho atroz dificulta seguir escribiendo esta nota; pero es necesario continuar, sin perder de vista las condiciones que el país impone a sus estudiantes y a su gente. Reunirnos para leer y estudiar juntos debe mantenerse como parte de nuestros derechos políticos (o ciudadanos, si se prefiere) y es en la Universidad donde siempre debemos ejercer tal garantía. Por ello considero digna de anotar la procedencia del grupo, pues de alguna manera da cuenta de este derecho y muestra que José Revueltas es leído —por fortuna— dentro y fuera del campo literario: Vladimir, Luis y Tita son parte de las carreras de Filosofía (el primero) y Letras Hispánicas (los segundos), de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam; Samuel llegó desde la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de los Andes,


con sede en Mérida, Venezuela; Thania estudia Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam; Jafet es profesor en The Churchill College (Ciudad de México) y también estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam; Liliana pertenece al posgrado en Estudios Mesoamericanos, de la misma facultad, ya multimencionada; Rosbelia estudió Letras Latinoamericanas en la Universidad Autónoma del Estado de México; y José Luis forma parte de la carrera de Trabajo Social, también en la uaem. A todos ellos debo gratitud por persistir, por el intercambio de puntos de vista y por el renovado compromiso con el que me llevan a seguir explorando en qué consiste lo literario en la obra ensayística de José Revueltas. No puedo concluir sin antes señalar que la actividad formó parte de los cursos de educación continúa que ofrece el Instituto de Investigaciones Filológicas de la unam y llevó el título «José Revueltas: Política y Estética del Ensayo». Agradezco las facilidades que nos brindó el departamento de Extensión Académica y Difusión del Instituto para la realización del curso; en especial, a Aarón Polo, Cecilia López y Luis Figueroa, quien, además, decidió integrarse al grupo y contribuyó a corregir las pruebas de este cuaderno. Igualmente es necesario agradecer el aliento de la coordinadora del Centro de Estudios Literarios, la doctora Mónica Quijano, y del director del iifl, el doctor Domingo Alberto Vital Díaz. México, 2015, a 13 días del 14 de abril, fecha de 1976 en que murió José Revueltas sin dejar nunca de estar entre nosotros.


Vladimir Ilich Estrada Barrera Colegio de Filosofía Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México


Acrítica y autocrítica: lecturas sobre José Revueltas ¿Qué es la historia de México? —Algo absolutamente parcial por falta de crítica y autocrítica, una especie de chisme sabroso. ¿Qué es el chisme, por qué es tan común? —A falta de libertades, tenemos la murmuración y el chisme.1

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n el presente escrito se revisan algunos de los elementos de análisis que durante el curso José Revueltas: política y estética del ensayo pusimos en juego para valorar la escritura ensayística de Revueltas dentro de su vasta obra literaria. Para dar principio y como reseña de una experiencia de lectura personal, destacaré que uno de los méritos fundamentales del trabajo ensayístico de José Revueltas se encuentra en su extraordinaria capacidad de pensamiento crítico, de análisis y de síntesis, para cuestionar la debilidad con que la sociedad mexicana enfrenta el dominio que el Estado mexicano detenta en los campos ideológico, político y cultural. En este plano general, son dos los elementos que señalaré muy brevemente, por su vigencia y por la exactitud con la que reflejan la actual crisis histórica y política de

1 Magdalena Saldaña, “Uno de los mayores problemas del mexicano es ser acrítico por completo”, en Conversaciones con José Revueltas, Andrea Revueltas y Philippe Cheron (comp.), México, Ediciones Era, 2001. p. 124.


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nuestra época. El primero de ellos es el concepto de autocrítica, entendido como autogestión académica pero también como autocrítica dirigida a la falta de libertad e independencia política del individuo en la sociedad; ambos sentidos los encuentro desarrollados en el ensayo Hacia dónde va México, que aborda los acontecimientos y consecuencias del movimiento estudiantil de 1968. Y, en segunda instancia, delinearé una aproximación a la definición del ensayo, a partir de la respuesta que da José Revueltas a la pregunta “¿Es esencialmente político lo que escribe?”; él responde: “La literatura es siempre un medio, pero al mismo tiempo un fin, una expresión de crítica social elevada, y lo que sí es probable es que una novela tenga a la larga una mayor consecuencia que un simple manifiesto político. Yo sólo quiero expresar mi preocupación”.2 Resulta necesario recuperar algunas definiciones sobre el ensayo esbozadas por el investigador venezolano Gustavo Guerrero, en un artículo de reciente publicación, donde analiza algunas de las perspectivas del género a partir de su desarrollo y valoración crítica en América Latina. Entre el yo y el mundo, inquiriendo e ignorando, como enseñó Montaigne, las palabras urden así ante los ojos del lector la trama de una pregunta y una especulación que resumen el intento por construir literariamente una verdad. Ortega y Gasset decía en Meditaciones del Quijote (1914) que el ensayo era la ciencia menos la prueba explícita; Mallarmé arriesgaba que pensar era escribir sin 2 Ibíd., p. 120.


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instrumentos. Picón-Salas ilustra el hecho de que la escritura ensayística puede ser una manera de pensar específica y que sólo existe, en tanto y en cuanto ejercicio indagatorio de la prosa de ideas, en el acto material de su ejecución. Muchos años después, Beatriz Sarlo lo dice en ese otro ensayo sobre el ensayo que se intitula “Del otro lado del horizonte” y donde no sólo sostiene que “Facundo no existe fuera de la escritura”, sino que añade asimismo que “el ensayo se piensa mientras se escribe o, por lo menos, deja la impresión de asistir siempre a la puesta en escena de un pensamiento en el momento en que ese pensamiento se está haciendo” […] Y es que, a diferencia de lo que ocurre en Europa, el ensayo marca entre nosotros una frontera impar de la literatura en los límites de la filosofía, la historia, la antropología, la sociología y la crítica literaria; digamos que describe unos confines únicos y bien particulares donde la diferencia americana trata de abrirse paso forcejeando con el paradigma moderno europeo, o ajustando cuentas con él [….] Allí, en ese espacio medianero, la producción de una cierta imagen de América Latina se hace indisociable de las tensiones entre la subjetividad literaria y la racionalidad de las ciencias sociales y humanas, algo que sólo el ensayo parece capaz de compendiar y plasmar en toda su intensidad. Alberto Giordano ha escrito que “por el ensayo el saber se somete a la prueba de la literatura”.3 3 Gustavo Guerrero (2012) “Modos, rutas y derivas del ensayo contemporáneo. De la tierra firme al mar sin orillas” [En línea]. Revista de la Universidad de México. Nueva época. Agosto 2014, No. 126 <


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Y a propósito de este mismo asunto recordemos lo que Theodor Adorno señala acerca del ensayo con respecto a la teoría y los conceptos, el ensayo “Es lo que ha sido desde el principio, la forma crítica par excellence; y ciertamente, en cuanto crítica inmanente de las obras espirituales, en cuanto confrontación de lo que son con su concepto, crítica de la ideología”.4 Paralelamente, el planteamiento a través del cual Revueltas ensaya el concepto de autocrítica queda establecido por su crítica a la ideología dominante en la realidad política de nuestro país. Como lo señala en el siguiente párrafo: El mexicano es incapaz de asumir la autocrítica —y por ende la crítica—, ni a nivel del individuo ni al nivel del país. La situación existencial desazonante y de incertidumbre respecto a ciertos valores determinados, en que la crítica y la autocrítica podrían colocarlo, hacen que el mexicano reaccione contra éstas de un modo primitivo e irracional, de incomodidad apenas reprimida y que estalla luego en una tortuosa irritación, indirecta y siempre a través de ambiguas pero malintencionadas formulaciones, lo que termina por lanzarlo a salvaguardarse de todo examen objetivo en la furibunda reafirmación de sus mitos y el encomio enfermizo y http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/articulo.php?publica cion=780&art=16292&sec=Art%C3%ADculos#subir> [Consulta: 28, noviembre, 2014]. 4 Theodor W. Adorno, “El ensayo como forma”, en Notas sobre literatura. Obra completa, vol. 11, Madrid, Akal, 2003. p. 28.


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jactancioso —que en lo privado se vuelve soez— de sus propios defectos.5 Más adelante José Revueltas aborda la crítica de la ideología del poder en su forma de lenguaje ideológico; toma para ello el concepto de revolución mexicana, en cuyo desdoblamiento y usos se disimulan y aparecen las diversas enajenaciones de la sociedad. El empeño más definido de este desdoblamiento del lenguaje ideológico tiende a diluir las relaciones de clase de la sociedad y el contenido burgués del Estado, dentro del concepto genérico, global, informe, de revolución mexicana, concepto que, en la medida en que los sectores financieros y comerciales de la burguesía se han ido identificando con la estrategia económica del régimen, a su vez se confunde con la idea de nación y una filosofía peculiar y privativa de ésta en tanto que forma específica, única, del ser mexicano y de su historia.6 El ensayo de Revueltas apunta a desentrañar la lógica con la que opera la manipulación ideológica del poder político en el Estado mexicano, realizando un análisis de la estructura del lenguaje político y de algunas de sus consignas históricas como la del candidato a la presidencia Luis Echeverría resumida en la frase “Arriba y adelante”, que Revueltas define 5 ¿Hacia dónde va México? en José Revueltas y el 68. Andrea Revueltas, Philippe Cheron (comp.), México, Diversa, UNAM-Era, 1998, p. 136. 6 Ibíd., p. 151


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como de la “más alta vacuidad y pertinencia históricas”. Y esto es así porque: Las palabras del lenguaje político tienen una estructura y un funcionamiento que son totalmente distintos a los que tienen las palabras en otro contexto. La razón es la siguiente: en tanto que instrumentos de comunicación específica en un campo tan directo y plástico como es el de la sociedad, las palabras políticas establecen un vínculo inadvertido entre la inmediatez concreta más activa y directa de las relaciones sociales y la tendencia histórica dominante, donde sólo en muy raras ocasiones se produce una coincidencia unitaria, monística entre ambas. Insertas en el lenguaje político como su esencia enajenante, las ideologías concurrentes dentro de la inmediatez social hacen todavía más difícil si no es que imposible esta coincidencia en el terreno de lo concreto. Por eso el lenguaje político, sus consignas, sus lemas, sus voces de orden, revisten un doble significado.7 Es en esta doble articulación del lenguaje político, entre 7 Ibíd., pp. 164-65. Pienso que la consigna ¡Todos somos Ayotzinapa! como un reclamo popular de justicia por los hechos ocurridos los días 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, donde fueron asesinados y desaparecidos estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos, en la voz del presidente Enrique Peña Nieto, durante el mensaje presidencial del 27 de noviembre, adquiere un sesgo de manipulación ideológica del lenguaje político, tal y como lo refiere en su ensayo José Revueltas.


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relaciones sociales y la tendencia histórica dominante, donde encuentro que es oportuno destacar la contribución que hace José Revueltas al proponer como tópico de ensayo el concepto de autocrítica, que solamente señalaré en su definición quedando pendiente para otra ocasión su exposición. En el texto titulado ¿Qué es la autogestión académica?, Revueltas enumera lo siguiente: 1. La autogestión académica es, ante todo y esencialmente, una toma de conciencia. 2. Conciencia de lo que es el estudiar y el conocer, no como ejercicio abstracto y al margen del tiempo y la sociedad que los rodean, sino como algo que se produce dentro de ellos y como parte de ellos, en relación y condicionamiento recíprocos. 3. Esta relación y condicionamiento no obran en virtud de su sola y simple presencia, sujetos a su mero impulso espontáneo. Requieren del impulso de la parte que representa el factor consciente de la relación, o sea, del que estudia y conoce, cuyo impulso no puede ser sino revolucionario, cualesquiera que sean las características de la sociedad y de su tiempo. 4. La autogestión transforma a los centros de educación superior en la parte autocrítica de la sociedad. Es decir, si la educación superior anteriormente sólo desempeño un papel crítico, ahora, mediante la autogestión deberá desempeñar un papel transformador y revolucionario. La crítica representa una acción paralela, dirigida desde fuera, hacia la sociedad, sin compromiso alguno, como una simple definición, como una


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clasificación inerte, del mismo modo en que se define o clasifica un fenómeno de la naturaleza. La autogestión, en cambio, cuestiona a la sociedad desde dentro, como parte de ella que es, y que, en tal condición, asume la conciencia autocrítica de dicha sociedad. Esta conciencia, como crítica, es la negación de la sociedad que sea (burguesa o socialista), y como autocrítica es la negación de la negación: subvierte dicha sociedad, representa lo nuevo e implacable lucha contra lo viejo.8 La autogestión sería así el ejercicio autocrítico que se realiza desde la Universidad y toma por asunto lo político; es también una continua necesidad histórica de la sociedad mexicana en su conjunto. Para la clase gobernante y para la clase subordinada. Y es la juventud, la de cualquier época —así como la del 68—la que tiene en su horizonte la posibilidad de llevarla a cabo de forma más auténtica. De manera que la literatura política de Revueltas permanecerá vigente mientras la falta de autocrítica sea una costumbre arraigada en todos los estratos sociales de la sociedad mexicana.

8 “¿Qué es la autogestión académica?”, en México 68: Juventud y revolución, op. cit., pp. 107-109.



Luis Fernando Figueroa Olivo Colegio de Letras Hispánicas Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México


Notas sobre tres rasgos de los Ensayos sobre México

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n este curso nos dimos a la tarea de descubrir cualidades literarias en ciertos textos de José Revueltas, específicamente en los que integran el libro Ensayos sobre México. Aquí presento tres rasgos que logré organizar del material que fui recopilando a lo largo de nuestra búsqueda de una estética del ensayo. Sin embargo, tengo que advertir que lo expuesto son meras aproximaciones, hipótesis que abordo libremente, sin un método riguroso, un mero ensayo de ideas. En primer lugar, se encuentra el ambiente polémico que emplea Revueltas en su ensayo “Crisis y destino de México”. La construcción de un debate adquiere las cualidades de un recurso literario porque actualiza los procesos intelectuales de Revueltas relacionados con sus lecturas. En este ambiente polémico se localizaron dos relaciones de intertextualidad. Por un lado, se encuentra una clara conexión con el controversial ensayo de Cosío Villegas: “La crisis de México” (personaje fundamental en el ensayo/debate de Revueltas). Por el otro, un no tan evidente contacto con la obra de Rancière: El desacuerdo. Política y filosofía.1

1 Jacques Rancière, El desacuerdo. Política y filosofía. Buenos Aires, Nueva Visión, 1996.


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Además de la manera de concebir el desacuerdo, la conceptualización de la palabra es otro punto en el que también se observan coincidencias entre Revueltas y Rancière. A grandes rasgos, en la palabra convergen tres dimensiones de lo humano: lo estético, lo ético y lo político. Así que cuando el ser se pronuncia, lo hace desde estos tres niveles. En los Ensayos sobre México es patente que Revueltas escribe, se pronuncia, con esta idea en la mente. El uso de esta noción en sus escritos constituye el segundo rasgo literario. El tercer rasgo también está relacionado con la palabra. No obstante lo ya dicho, para Revueltas este asunto implica otras problemáticas que deben atenderse; una de ellas es la tarea de reajustar el significado que han ido adoptando las palabras para explicar la realidad. En específico, se interesó por las expresiones que se usaban para definir los hechos históricos de nuestra nación. Así podemos ver que en los Ensayos sobre México se dedicó a reconstruir los significados de ciertos conceptos que se fueron anquilosando en los discursos históricos y políticos. Debido a que las palabras tienen implicaciones en la realidad y a que Revueltas era un militante del comunismo —quizá el más destacado de nuestro país— interesado en los cambios, reconoció como una necesidad la labor de clarificar términos, la cual es evidente a lo largo del libro en cuestión, un fragmento ejemplar está en “Crisis y destino de México”: “De aquí que necesitemos una buena dosis de valentía y de palabras claras para el estudio y la solución de los problemas que plantea la crisis de México”.2 2 José Revueltas, Ensayos sobre México. México, Era, 1985, p. 116.


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A partir de este tercer aspecto quiero dar cabida a un ejercicio imprevisto, nacido entre los debates del curso: la comparación entre Revueltas y Paz. Para realizarla, tomaré el capítulo “Los hijos de la Malinche” de El laberinto de la soledad, en el que se percibe un interés por aclarar conceptos, análogo al de Revueltas.3 En su caso, a Paz le interesa la palabra chingar. Sin embargo, con ella quiere llegar a otra, a una sustantivada: la chingada. Ya allí, se concentra en la configuración, casi legendaria, del ser mexicano. Por su parte, Revueltas toma la palabra revolución, empleada en distintos ensayos. Su esclarecimiento ocurre en “La revolución mexicana y el proletariado”, en donde escribe: “Explica Lenin que la revolución consiste en el traspaso del poder de las manos de una clase, a las manos de otra clase u otro grupo de clases”.4 A lo largo del ensayo, se va reajustando el sentido de este concepto y, en consecuencia, se establece que la revolución del 20 de noviembre no es La Revolución de nuestra historia, sino que, más bien, dicho fenómeno corresponde a una época anterior, mejor conocida como la Conquista, sobre todo con respecto al “traspaso del poder de las manos de una clase, a las manos de otra”; no obstante, la Conquista también puede verse como el primero de otros tantos procesos revolucionarios, es decir, momentos en los que el poder cambiará de manos. A primera vista, ambos escritores privilegian una fuente para fijar el concepto que buscan aclarar. Octavio Paz utiliza 3 Véase Octavio Paz, El laberinto de la soledad. México, Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 72-97. 4 Revueltas, op. cit., p. 84.


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Anarquía del lenguaje en la América española de Darío Rubio; Revueltas cita a Lenin. A pesar de esta coincidencia procedimental, las diferencias se hacen visibles al observar detenidamente el método de trabajo. Paz es más liviano, por así decirlo. Revueltas es más firme. Paz se lanza hacia un tema y luego a otro y los va atando con todas las referencias literarias que nos presenta. Revueltas, en cambio, va poco a poco, afianza un punto, luego otro, regresa a uno ya establecido y de ahí arranca hacia uno nuevo o poco abordado; en cuanto a su fuentes, son pocas las que revela. Dicho de una manera metafórica, ya antes usada (que parafraseo burdamente): Paz va iluminando aquí y allá, va encendiendo muchas y breves luces, como las de los juegos pirotécnicos. Revueltas, en cambio, ilumina poco a poco, una luz menos profusa, pero más estable; es una lámpara de petróleo, una luz más certera.



Tita Graciela Gómez Galicia Lengua y Literaturas Hispánicas Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México


El ensayo literario de Revueltas o lo literario en sus ensayos

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ntes que nada debo confesar que mi amor primigenio hacia los textos revueltianos corresponde más bien a la narrativa. Recuerdo que uno de los rasgos que atrapaban mi atención eran las llamadas digresiones dentro del texto; esos diálogos interiores de los personajes o la voz del narrador omnisciente —que algo revela del propio autor— daban pie a que me interesara por desentrañar los conceptos. Me viene a la memoria la ocasión en la que Bautista, personaje de Los días terrenales, pisa mierda mientras pega propaganda y comienza a divagar acerca de que al menos la mierda animal es mejor que la humana, pensamiento reflejo del desencanto que siente ante el partido y, más aún, ante la condición humana. Es en este punto en el que encuentro, sin lugar a dudas, el ensayo literario de Revueltas. Cosa muy distinta lo que ocurre en la recopilación Ensayos sobre México. En ésta, encuentro un tipo de ensayo, desde mi punto de vista, más sociológico que literario, en la mayoría de los casos. Digo que en la mayoría y no en todos, porque los más breves y algunos fragmentos de los largos, me parecen de lo más literario, en cuanto al uso de la función poética del lenguaje.


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A propósito, del primer apartado de “Caminos de la nacionalidad”, titulado “Mixcóatl”, cabe citar la frase introductoria: “Nada más apasionante, más lleno de interés humano y de viva dramaticidad, como el constituirse en observador de un pueblo para advertir su desarrollo y sus aventuras históricas”. En dicha cita podemos advertir que Revueltas se considera un observador apasionado del desarrollo del pueblo y de lo que denomina “sus aventuras históricas”. Líneas más abajo, añade la siguiente descripción: Conjunto epopéyico, sinfonía impetuosa en que se ligan, se rechazan, se confunden, se injurian, en los más diversos tiempos y ritmos, todos los instrumentos, la furia varonil de los metales, la tempestad lóbrega y apasionada de los violines, el augurio tenaz de los contrabajos, la ironía de las maderas, el reiterado coro de las percusiones. Y en medio de todo esto, como una estrella sumergida en las lejanías de un túnel inmenso, como un anhelo vital y empecinado, la pregunta: ¿cuándo?, ¿en qué momento llegaremos y a qué hora terminará el viaje? Hago esta cita amplia porque es uno de los fragmentos donde se evidencia el recurso de introducir una serie de metáforas luego de una comparación inicial, misma que hace del devenir histórico una obra sinfónica en la que pueden reconocerse las secciones de instrumentos según sus aportaciones a la obra. Además finaliza con la imagen de la estrella sumergida, en representación de la luz que da indicios de esperanza en medio del viaje oscuro que ha sido la historia hasta ese momento, seguramente en un sentido negativo


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para la clase oprimida. Semejantes recursos retóricos gritan lo literario del texto. En otros ensayos, como “La independencia nacional, un proceso en marcha”, Revueltas hace un recorrido histórico extenuante; o bien, en “La Revolución Mexicana y el proletariado”, con sus apartados “I. El marxismo como instrumento vivo para la investigación”, “II. El desarrollo de las relaciones agrarias de propiedad antes de la Independencia Nacional”, etcétera; en estos casos, su voz adquiere más tintes sociológicos que literarios, color que incluso se acentúa al presentar cuadros comparativos de datos referentes a la producción. No obstante, ambos textos abren parámetros, suscitan polémica e invitan al receptor a reconsiderar cuestiones que quizá ya se habían dado por sentadas, como los conceptos de proletariado, burguesía, revolución y propiedad privada, cuyo cambio semántico debemos actualizar, de acuerdo a nuestra época, ahora globalizada, carente de clase media, con una riqueza polarizada en beneficio de los grandes magnates, las transnacionales y la clase gobernante —que no dirigente— y, en fin, habría que recurrir a la visión de Revueltas para reconceptualizar tales términos. De ahí lo enriquecedor de la pluma de este luchador social a través de la estética y de la vida misma.


Samuel David Bencomo Guerra Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas Universidad de los Andes Mérida-Venezuela


Ensayos Sobre México: Revueltas y la problemática nacional

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l carácter político de José Revueltas aparece claramente explicito en su obra; el ensayo, como categoría literaria, fue un medio que el escritor supo usar para explicar con mayor facilidad su punto de vista, acerca de la realidad social, política y económica por la que atravesaba la nación. Lo relevante de su trabajo y de la serie de ensayos radica en la necesidad persistente de Revueltas por explicar las causas del momento histórico, y el devenir del pueblo mexicano, apelando a la historicidad en todo momento. Pareciera como si Revueltas nos hablara hoy en día; un común denominador de los escritores políticamente comprometidos, es su tendencia a expresar las dificultades y José Revueltas no es la excepción: su escritura —difícil, un tanto oscura, compleja, llena de notas negativas— nos retrata además una predisposición, apartada un poco de ese retrato social de las cosas; su análisis va mucho mas allá, no es solo literatura socialista, con toda seguridad es materialista, marxista, y dialéctica, pero llena de un carácter intelectual, que no sólo facilita la discusión, sino que además propone un debate filosófico de altura en temas de carácter social y político.


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En uno de sus ensayos, —quizá el mas corto de esta selección— que lleva por titulo “Democratización y desarrollo económico”, el escritor en un breve espacio, es incisivo al determinar que las condiciones de desarrollo económico no estipulan un avance en el escenario político, es decir, el alcance de las fuerzas de producción no es un peldaño en la carrera por el ejercicio democrático. Son proféticas las palabras de Revueltas, quien afirma: “ahora bien, si el desarrollo económico de México en la actualidad es independiente del desarrollo democrático, nadie podrá decir que en el futuro la situación permanezca inalterable” (Revueltas, 1985: 133). La referencia entonces a la tarea histórica que según el autor es inmediata se traduce en la necesidad de transformar las relaciones capitalistas de producción en relaciones socialistas, no obstante el autor es severo en determinar que dicha condición no le será dada a la clase obrera de buenas a primeras; no es interés de la burguesía dejar que la clase proletaria se transforme en clase independiente y mucho menos en factor político de desarrollo. Los apuntes que hace Revueltas sobre las condiciones para el desarrollo de las fuerzas productivas están secundados por la fatalidad del manejo político gubernamental, por ese “centralismo político” que se va acrecentando a expensas de las libertades de los ciudadanos que no tienen acceso a la maquinaria de debate, ejercicio y toma de decisiones; de nuevo parece como si nuestro autor hablara en una columna de cualquier periódico en este momento. El estancamiento del desarrollo, entonces, no como tema económico sino ante todo político, se remite a la imposibilidad de determinar cierta concurrencia democrática en los aspectos primordiales de la acción política.


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Ahora bien, nuestro autor señala que existía en el México de entonces (esto es, de los años sesenta) cierta “armonía” entre fuerzas productivas y relaciones de producción capitalista, lo que claramente influye en el sostenimiento del status quo de la burguesía nacional; la paradoja entonces se sucede en el momento que hace su aparición en la arena lo que Revueltas llama “Centralismo Democrático” el autor lo define como “la conservación del dominio de la clase obrera como tal clase por parte de la burguesía, aunque no pretenda lesionar los intereses de los obreros en tanto que simples asalariados y aun hasta proteja sus conquistas y aspiraciones gremiales con animo paternal” (Revueltas, 1985: 133) Lo prometedor del caso es la condición dentro de la cual el tema de la democratización da pie al avance de las fuerzas políticas y las condiciones de alcance social de la clase obrera; los históricamente oprimidos, entonces, no alcanzarán la verdadera emancipación, que es de carácter político, en tanto no sofoquen las condiciones de paternalismo, y tolerancia económica, que la clase dominante les ha impuesto. Revueltas nos lleva con claridad a un estado de lucidez en el cual delimita que si existe un sistema de desarrollo político éste debe ir acompañado por un espectro de democratización no excluyente. El autor no niega la existencia de la clase dominante, y tampoco se deslinda de ella en un concepto marxista ortodoxo, donde se instaure la dictadura del proletariado, lo que queda claro en la tesis del ensayo acerca de la democratización y el desarrollo de Revueltas, es que quien debe llevar los hilos y la conducción de la dirigencia política nacional es la clase obrera, con el reto que supone hacerlo a expensas de la coexistencia con la burguesía.


Thania Karina Aguilar Ramos Ciencias de la Comunicaci贸n Facultad de Ciencias Pol铆ticas y Sociales Universidad Nacional Aut贸noma de M茅xico


Después del naufragio: lo literario en el ensayo político de José Revueltas

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la distancia, tratar de enganchar el trabajo ensayístico de José Revueltas —tan lleno de argumentación teórica y, aparentemente, tan falto de formas literarias— a las faldas de un universo preocupado por la experiencia estética y la relevancia poética, parece una empresa tan imposible como trágica. Al asomar cabeza, o medio cuerpo, en los textos políticos del escritor duranguense, el lector podrá notar con facilidad la severa inclinación que éstos tienen por lo académico. Todo indicaría que el despliegue conceptual, el exhaustivo análisis histórico y el elevado volumen de su pensamiento crítico, forman en conjunto una corriente marítima que los voltea mar adentro, lejos de las suaves costas literarias. Algunas posturas que refuerzan lo anterior, pondrían a los textos políticos de Revueltas bajo la idea de un naufragio inminente. Por ejemplo, en su defensa ensayística del ensayo, Theodor Adorno aboga por las formas propias de un género despreciado en Alemania por su posición incómoda; una posición que lo alejaba tanto del árbol familiar de lo poético como de lo filosófico. En su caracterización, el género se eleva muchos metros sobre el suelo para encontrar


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lugar entre las nubes: no son necesarias las proposiciones universales ni la rigurosidad metodológica, pues finalmente es el ejercicio ametódico que encuentra, en el desgajamiento de lo pasajero, lo irrelevante, lo ocioso, su propia y única manera de reconfigurar el objeto de reflexión. Por eso apunta: “el ensayo mismo, siempre referido a algo ya creado, ni se presenta como tal ni aspira a nada que lo abarcara todo, cuya totalidad equivaliera a la de la creación”1. De ahí que desde el asiento de la Filosofía el ensayo fuera poco aplaudido, pues, al separarse de la lógica discursiva imperante en las disertaciones filosóficas, también se aleja de la ambición por dividir al mundo en categorías universales y esto implicaría la renuncia a la objetividad frente a lo subjetivo. Por eso, Adorno también añade que ni siquiera habría razón por la cual esperar manifestaciones similares a las esperadas de la ciencia. Para el autor alemán, el ensayo no busca cristalizar verdades absolutas sino intenta encontrar fisuras en aquellos cristales que parecían sólidos. En Ensayos sobre México “compendio de textos que analizan las circunstancias del país desde una óptica marxista-leninista”, José Revueltas se apoya sobre el materialismo histórico para intentar comprender la realidad posrevolucionaria que le presenta el México recién subsanado. El recorrido cronológico le permite experimentar el nacimiento, el auge y la caída del optimismo y la esperanza en un régimen que, a la par de los años, se pudre, se consume y se deshace frente a la barba comunista del duranguense. Los incansables retornos 1 Theodor Adorno, “El ensayo como forma” en Notas sobre literatura, edición de Rolf Tiedemann, Akal Ediciones, Madrid, 2003.


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a épocas de quiebre y cambio (la conquista, la independencia, la revolución), funcionan como el respaldo, engrosado poco a poco, de sus principales temas: el ser nacional, la mentalidad sexenal, la gestación de las clases sociales mexicanas, el papel del proletariado y la burguesía, la conciencia de la clase obrera, etcétera. ¿Cómo encontrar un matiz literario cuando el análisis que realiza es siempre desde lo que Adorno calificaba, en otras palabras, como la celosía del lenguaje científico? ¿Cuál es entonces el salvavidas que le permite retornar a la isla de lo literario? Indudablemente se encuentra en la experiencia estética, pero no en aquella que se acerca con sumisión a lo poético “a la forma por la forma”. Otras interpretaciones, que miran a lo artístico fuera del producto final, pueden aportar en la respuesta. Contrario a las concepciones generales acerca del arte, que suelen abrazar el concepto desde la singularidad de las formas, cuando Jacques Rancière analiza el fenómeno del arte contemporáneo se separa de lo afectivo y lo representativo; para él, el arte consiste en una dinámica de intervención en el mundo común. Poner en crisis el mundo compartido por todos a través del lenguaje genera un vínculo forzoso con lo político, ya que es el lenguaje quien separa al ser humano de las demás especies en la tierra: “el hombre, dice Aristóteles, es político porque posee el lenguaje que pone en común lo justo y lo injusto, mientras que el animal solo tiene el grito para expresar placer o sufrimiento”2. A partir 2 Jacques Rancière, Sobre políticas estéticas, Museu D’Art Contemporani de Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, 2002, p 14.


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de esa capacidad, los individuos pueden establecer y configurar espacios comunes, donde las decisiones que atañan a lo que sea que se circunscriba a ellos puedan ser dispuestas por quienes ahí se desenvuelven. Por eso, para el filósofo francés la política es, ante todo, un principio organizativo; porque permite la distribución de espacios, y la participación de todos en su configuración. De ahí que el arte se prenda de una noción política: “el arte consiste en construir espacios y relaciones para reconfigurar material y simbólicamente el territorio común”3. Lo anterior, permite interpretar lo literario en los ensayos políticos de Revueltas de una forma distinta. Es a través de la palabra que los individuos pueden poner a prueba el orden, los espacios y los objetos comunes. En este sentido, la ensayística de José Revueltas funciona como la intervención descrita por Rancière: como una redisposición del espacio común que busca, a través del análisis, modificar la manera en que las circunstancias nacionales habían sido vistas. Revueltas pone en crisis una realidad dada disponible a todos a través del lenguaje y, sin afán de cristalizarla, encuentra con ayuda del rigor conceptual, la grieta en el cristal que le permite regresar a tierra firme. Visto de ese modo puede descansar en las suaves costas literarias.

3 Ibid., p. 13.



Jafet Murrieta Barrios Profesor en The Churchill College Ciudad de MĂŠxico


Pensar en lo literario en Revueltas…

C

alle de San Felipe, Santa Úrsula Coapa. ¿Qué es lo literario, pensar el ensayo, ensayar sobre el ensayo, reclasificar la idea de ensayo literario? Todo esto me retumba y suena a atrio; Revueltas a revoloteas; y entre el revoloteo de mis pensamientos y la imagen de un niño vestido de acólito con barba de chivo, sólo logro ver a Rancière tratando de llegar a un acuerdo con Adorno en la forma del ensayo en las afueras de Papasquiaro sin llegar a nada. Y sí, finalmente, no llego a nada. Regreso a mis errores, me siento apandado por este material de sueños, pensando sin la cabeza en lo pesado de la palabra sagrada y en esta realidad que hoy me hace preguntar: ¿dónde está Dios en esta tierra? ¿Será que hemos llegado a este valle de lágrimas sin aún comprender los motivos de Caín; y en consecuencia, estamos viviendo los días terrenales? El revoloteo de mis ideas vuela, regresa, se posa ¿y lo literario en Revueltas dónde queda al final de todo? Parque hundido, barrio de Mixcoac, un hombre dirige un coloquio de perros; otro, de la misma edad pero de distinguida figura, lo mira sopesando y analizando la situación; el


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primero, de no tan relucientes silueta y postura sigue considerando si es pertinente o no asistir a la toma del antirrábico: existen 11 perros detenidos falsamente acusados por el asesinato de un bebé en Lomas de la Estrella, Iztapalapa. Al final del coloquio el observador se levanta, camina y queda frente al orador; ambos se miran fijamente, se reconocen, el caballero de fina estampa alza la mano e indica a un joven que anda en bicicleta haciendo arriesgadas maniobras: “ausencia de disciplina —interior y exterior—, no son sino defectos de juventud”. El orador sólo sonríe y se aleja con el contingente de perros que parten rumbo a la oficina de asuntos perrunos de la ciudad. Instituto de Filológicas, Ciudad universitaria, en la sala de juntas se discute acerca de lo literario en José Revueltas. Pienso, hace dos meses entré a este curso pensando en un Revueltas sobre todo literato, en cambio hoy, en este preciso momento lo que menos tengo claro es dónde radica lo literario en él, entonces hago un recuento del curso y no consigo disociar el recuento del curso con la situación de mi país. No sé si Revueltas buscaba una definición de lo mexicano o no, lo que sí veo en él es a un hombre interesado en la realidad de su país, no como materia de estudio sino como materia de transformación; veo en sus ensayos la crítica como un posible vehículo que nos permita, por fin, poner en marcha la tan anhelada transformación de nuestro pueblo. Y es aquí cuando miro alrededor y me siento perdido entre los caminos que se abren para lograr esto, Revueltas nos legó la crítica, la insistencia en el ejercicio del intelecto y el estudio como herramientas para lograrlo; sin embargo cuando contrasto eso


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con la realidad no veo nada, los días y las cuentas ya suman más de 43 por 43 y los números no cambian ni restan y todo sigue igual: ahora al 68 se le sumó un 43. Solo sé que hoy encuentro en Revueltas una propuesta y que en las marchas que se acontecieron en paralelo, donde él, José, Pepe, es precisamente uno de los estandartes de esta desestabilización, surge la imagen del cártel “Menos Paz, Más Revueltas”. Y no me gusta; yo lo borraría, tachonaría y pondría en una pinta grande “Menos Revueltas, más pensar Revueltas”. Propondría evocar mejor sus ideas y juicios en donde expone que lo que hay que hacer es replantear la realidad. Estudiar las revueltas y a Revueltas es la propuesta, lograr que su literatura sea herramienta de transformación de nuestra realidad, y es que si la literatura no es agente transformador, ¿qué sería? Vaya, por fin llegué, he aquí lo literario en Revueltas.


Liliana Jiménez Sánchez Estudios Mesoamericanos Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México


Revueltas y la construcción ensayística de “La revolución mexicana y el proletariado”

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l ensayo “la dicha y el juego le son esenciales… Sus conceptos ni se construyen a partir de algo primero ni se redondean en algo último. Sus interpretaciones no son filológicamente definidas y concienzudas, sino por principio sobreinterpretaciones”. Esto es lo que señala T.W. Adorno en “El ensayo como forma” a propósito de un acercamiento al tema. ¿Podemos, entonces, decir que el texto de Revueltas “La revolución y el proletariado” es un ensayo? Sí, según mi perspectiva, “La revolución y el proletariado” así como los escritos reunidos en el volumen Ensayos sobre México bien puede ser considerado como ensayístico si atendemos a ciertas premisas como la anterior, además de algunas otras consideraciones que tanto Liliana Weinberg como Jaques Ranciére perfilan para hablar del ensayo y del concepto de política como palabra, y ésta a su vez como diálogo: una conversación directa entre escritor y receptor, pero también entre conceptos y “autores”. Ya Bajtin cuando hablaba de la importancia del texto en la vida social y cultural del hombre, y del estudio de aquel, señalaba cómo nunca los enunciados que pronunciamos


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(entendidos estos como textos) son nuevos, es decir, esos mensajes siempre se encuentran re-elaborándose. Revueltas, así como otros autores parte de una idea si bien conocida, de igual manera, renovada a su manera en el desarrollo de sus ensayos. “La revolución mexicana y el proletariado” empieza por cuestionar la idea de lo que se ha denominado y caracterizado como revolución; José Revueltas propone una definición de ella, la de Lenin, y la problematiza además, como es característico en el conjunto de escritos que forman el libro compilado, presenta un panorama histórico para mostrar cómo dicho “traspaso del poder” (o revolución) ocurre necesariamente de unas personas a otras; incluso surge también en este ensayo la idea de cómo cada revolución necesita o implica una teoría. De los ocho fragmentos en que organiza Revueltas su texto, tres están dedicados a la ejemplificación de ese cambio de poder no entre clases, sino entre propietarios: recuerda las relaciones agrarias de propiedad y en la industria. Después habla de la clase obrera, del movimiento que constituyeron los trabajadores y de sus características. La burguesía, el proletariado, la nacionalidad, entre otros, surgen entonces como conceptos y motivos necesarios en la escritura del Revueltas ensayista. La necesidad de un plan para el proletariado, esto es de una ideología, que vaya más allá de la exigencia de mejoras económicas, se establece como uno de los puntos a destacar. Dicha idea podemos vincularla a la de Ricardo Flores Magón en “La revolución”, “Despierta proletariado” o “Carne de cañón”, por mencionar algo, donde habla al pueblo. En ambos


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escritores se remarca la necesidad de una meta que no culmine con la exigencia o el “cambio”, sino que fructifique la siembra de aquellos que buscan cierta diferencia en su modo de vida. Dice Flores Magón, en “La revolución”: Hay que hacer que este movimiento, causado por la desesperación no sea el movimiento ciego del que hace un esfuerzo para liberarse del peso de un enorme fardo, movimiento en que el instinto domina casi por completo la razón. Debemos procurar los libertarios que este movimiento tome la orientación que señala la Ciencia. De no hacerlo así, la Revolución que se levanta no servirá más que para sustituir un Presidente por otro Presidente o lo que es lo mismo, un amo por otro. 1 Además escuchamos en “¡Despierta proletariado!”: ¡Arriba, proletariado consciente; arriba hermano! En estos momentos muchos proletariados están sobre las armas; pero no saben lo que hacen, o mejor dicho, no saben para quien trabajan, como dice el vulgar adagio. Tú, que conoces los intereses de tu clase; tú, que sabes lo que necesitan los pobres corre a decirles: ‘Compañeros, para conquistar la libertad y la felicidad se necesita algo más que un corazón bravo y un arma en la mano: se necesita una idea en el cerebro… ¡Arriba Proletariado consciente; arriba hermano! Es preciso que vueles al lado de tus inconscientes hermanos 1 Ricardo Flores Magón, “La revolución”, en La revolución mexicana, Grijabo, México, 1970, p. 47.


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para decirles: ‘Compañeros, habéis sido hasta hoy, brazo y cincel; ahora es preciso que seáis cerebro, brazo y cincel”. 2 Como observamos la posesión de una idea por parte del pueblo y del proletariado es una premisa básica en la lucha: para Flores Magón en la revolución; y para Revueltas en el movimiento obrero; pues no puede éste consolidarse si no existe ese plan que los fundamente, que los lleve del ruido a la palabra, como diría Ranciére. Y Revueltas señala eso al inicio de su ensayo: No puede haber movimiento revolucionario en un país dado, esto es, el proletariado no puede arribar a los frutos que espera en la lucha de clases, si no se ocupa, sobre la base del conocimiento del marxismo, de elaborar la teoría propia, los métodos propios, el camino propio que sigue la revolución de acuerdo con las características nacionales. Agreguemos a esto que el proletariado no puede vivir única y exclusivamente para sí mismo. Él tiene la necesidad de elaborar su táctica y estrategia, en función de las relaciones con las demás de la sociedad, así como un ejército en el combate tiene que saber la situación concreta del enemigo tanto como su propia situación y la de sus enemigos. 3 Revueltas como Flores Magón proponen no sólo un movimiento donde el proletariado consiga mejores condiciones 2 Ibid, p. 60. 3 José Revueltas, “La revolución mexicana y el proletariado”, en Ensayos sobre México, Ediciones Era, México, p. 85.


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para sí en cuanto clase, buscan también —sobre todo el primero— no perder de vista las relaciones presentes y las que se establecerán con el resto de las clases sociales. Ambos escritores abordan el tema de la revolución; cada uno a su manera se vuelve responsable ante el asunto como lo propone Adorno en su texto. Revueltas y Magón ensayan cada uno a su manera; los “conceptos [se] expone[n] de tal modo que se presten apoyo mutuo, que cada uno se articule según las configuraciones con otros”.4 El primero se vale de conceptos como burguesía, nacionalidad, crisis, y revolución a lo largo de sus escritos para definir al proletariado; Magón recurre a los de capital, y propiedad, así como a los de libertad, igualdad y fraternidad. “El ensayo es interpretación en cuanto forma particular y dinámica de conocimiento, un conocimiento cuyo interés no es otro que la comprensión de un mundo puesto en valor”, según lo plantea Liliana Weinberg en El ensayo entre el paraíso y el infierno5, y así también sucede en la construcción de los textos comentados: la revolución es el tema central y de ahí se crean y re-crean conceptos aledaños según el tiempo y el espacio de los autores: antes y después, y sin embargo un presente que se reconstruye para ambos. 4 Véase T.W. Adorno “El ensayo como forma”, en Notas sobre literatura, consulta en línea: https://docs.google.com/folderview?id=0B89N-y189XNZDNhNDcwNjktN2UyMS00MzZkLTk5Y2UtNTJmNTBjNjc0OTQ5, consulta: 28 de enero de 2015. 5 Liliana Weinberg, El ensayo entre el paraíso y el infierno, Fondo de Cultura Económica, Universidad Nacional Autónoma de México, México, p. 22.


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Revueltas, del mismo modo que Magón, se convierte en sujeto de experiencia y sujeto de juicio;6 su escritura se convierte en una interpretación del momento que vive. Hace de su ensayo un texto político no sólo por su contexto o ideología, lo hace en tanto se vale de la palabra para cuestionar los conceptos (el de la revolución o el proletariado), para analizarlos, para proponer-se por medio de ellos. “La revolución mexicana y el proletariado” sí es un ensayo: utiliza la palabra como arma o herramienta, como voz donde encontramos a Revueltas llamando a sus lectores, pero de igual manera donde observamos al colectivo a través de una mirada histórica en su reseña y una mirada actual en aquella realidad que no dista mucho de la nuestra.

6 Véase Weinberg, op. cit., p. 33.



Rosbelia Jaimes Jaimes Letras Latinoamericanas Universidad Aut贸noma del Estado de M茅xico


“Lo mexicano” sin límite de tiempo

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n el debate de “lo mexicano” se ciernen muchas posturas. A principios del siglo xx, luego del fracaso de la Revolución como uno de los peldaños más esperanzadores, los intelectuales se preocuparon por cuestionar la viabilidad de la nación mexicana y esclarecer los factores que impedían la conformación de la identidad. Destacan las formulaciones de Samuel Ramos, quien abriría el debate con su obra El perfil del hombre y la cultura en México (1934), en la cual intentó psicoanalizar al mexicano para exponer las anomalías mentales que obstaculizaban su crecimiento y, por ende, el afianzamiento de una identidad; en 1949 Octavio Paz publicó, en Cuadernos Americanos, El laberinto de la soledad, donde se refiere al mexicano como alguien que vive en la eterna adolescencia, oscilante entre la niñez y la edad madura, en medio de esos mundos que lo separan y lo mantienen inmóvil en el tiempo; un año después apareció “Posibilidades y limitaciones del mexicano” de José Revueltas, publicado en la revista de Filosofía y Letras, pero que debe su creación a una conferencia dictada en la misma Facultad.


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El ensayo de José Revueltas surgió como la reafirmación de su postura ante el tema, al mismo tiempo que como una respuesta crítica a cada uno de los planteamientos generales que se habían hecho desde la filosofía, con Samuel Ramos, o desde la literatura, con Xavier Villaurrutia. En palabras de Liliana Weinberg el ensayo crítico es: la permanente ratificación de un contrato de diálogo y lectura en el seno de un espacio público habitado por grupos de debate, sectores intelectuales más o menos formalizados, estructuras de sentimiento, instituciones: el ensayo no es sólo el despliegue del texto sino la postulación de un recinto simbólico donde se reúne una serie de lectores dispuestos a dialogar y debatir en una atmósfera de sentimientos y opiniones plurales.1 En sus ensayos, Revueltas emprende un diálogo con el fin de hacer sus apuntes sobre la identidad mexicana. Por ejemplo, en 1942 apareció “México: reptil y ave”, donde comparó al ser mexicano con el arqueopterix, una especie de transición entre los reptiles y las aves que, en tanto símbolo, explicaba las condiciones históricas que trajo consigo la conquista: “México reptil, México reptante, México humillado y con veneno. Era cuando el gran imperio fue arrasado y herida el águila.”2 Herida por la serpiente del resentimiento y el rencor que convertiría a los conquistados en un pueblo 1 Pensar el ensayo, Siglo XXI Editores, México, 2007, p. 113. 2 Visión del Paricutín, obras completas, t. 24, Era, México, 1983, p. 167.


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tímido, reservado, pero en constante acecho, en una espera precavida, ensayando su caminar, con la aspiración de que, un día, el águila derrote a la serpiente. Otros textos donde vuelve sobre esta cuestión son El luto humano y “Réplica sobre la novela: el cascabel al gato”, texto que se antoja como una fuerte crítica a “la clase intelectual” que habla del desarrollo histórico y de la idiosincrasia mexicana con “un espantoso mar de sofismas, de eclecticismos bastardos y de actitudes conciliadoras”.3 En “Posibilidades y limitaciones del mexicano”, Revueltas comienza por cuestionar lo que ya se había dado por sentado, es decir, la existencia del mexicano. De esta manera rescata el tema de “la propensión a lo fácil y arbitrario” de las posturas que intentaban definirlo “por su sentido de la muerte, por su resentimiento, por su propensión a la paradoja y por sus inhibiciones y elusiones sexuales”; lo rescata de lo que él llama “literatura barata de salón”.4 Más que establecer, al autor le interesa entender “lo mexicano” en el nivel de lo universal: “El hombre es el mundo de los hombres y las condiciones materiales de su vida determinan su conciencia, su organización social y política, sus costumbres y su ideología”.5 La revisión crítica de la historia viene a ser, nuevamente, el núcleo del asunto, pues de acuerdo con Revueltas, el ser nacional ha estado en constante evolución debido a diferentes factores históricos como la conquista del Anáhuac, 3 Ibid., p. 207. 4 Ensayos sobre México, obras completas, t. 19, Era, México, 1985, p. 45. 5 Ibid.


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acontecimiento que desde su perspectiva puso a las nacionalidades autóctonas bajo un nuevo sistema de opresión donde la religión y el idioma decantaron una nacionalidad semejante a una “nebulosa memoria colectiva de algo que existió” y que apenas si se dibuja en su español y en la paganización del catolicismo. En cada una de las grandes etapas de la historia posteriores a la conquista, la nacionalidad se ha mantenido como algo informe o precario y, desde luego que tal condición ha influido, por ejemplo, para que “la religión católica del mexicano sea una religión triste, desgarradora y llena de nostalgia”, que no deja de concebirse como una imposición de los conquistadores. La transformación deviene de una “contradicción”, porque, pese al atraso histórico, “el mexicano puede añadir nuevas nociones y aportaciones a la cultura universal”. Esta postura viene a cargar de sentido el concepto de lo nacional, puesto que Revueltas hace un llamado a dejar atrás los esencialismos para empezar a forjar una filosofía que involucre al país en el acontecer universal en lugar de separarlo y pretender que posee una esencia y un destino aparte.



José Luis Peralta Sandoval Ciencias de la Conducta Trabajo Social Universidad Autónoma del Estado de México


José Revueltas y su ideología transformadora

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uerido Revueltas:

En este tiempo he leído una de tus obras y me has dejado sorprendido: por la forma en que escribiste y actuaste, porque mezclaste tu vida con tus ideas y con ello lograste ser una persona congruente, un hombre a respetar. De ti admiro esa actitud de aferramiento: estabas convencido de que la lucha te llevaría a la transformación y a superar las desilusiones, como esa que me diste a conocer sobre tu presencia en el Partido Comunista Mexicano. También me hablaste de ese momento cuando te dijiste ideólogo del movimiento del 68, cuando no lo eras, claro, pero lo afirmaste sólo para evitar nuevas detenciones. Tus escritos y sobre todo el contenido crítico de cada obra tuya también me sorprende. En “La revolución mexicana y el proletariado”, por ejemplo, explicas que la palabra revolución tiene varios significados para las diferentes clases sociales; dices: para los campesinos la revolución significa tierra y desposesión de los señores feudales, como para el general Calles


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y los industriales de Monterrey significa supresión de las huelgas, aniquilamiento de los sindicatos, detención de la reforma agraria… [y si] para el proletariado la revolución significa mayores salarios, menor jornada de trabajo, buenos contratos colectivos, lucha por la independencia del país, intensificación de la reforma agraria, para algunos sectores de la burguesía significa todo lo contrario. Con base en este fragmento me cuestiono y cuestiono a mi contexto: ¿Qué clase de revolución se necesita en México para cambiar la dirección que ha llevado en los últimos años dentro de un sistema capitalista? Nuevamente es necesario definir el término revolución, con el fin de no dividirnos por intereses particulares o por deseos, sino que nos unamos con un fin y ése sea el del cambio. Nos dices que debemos recurrir al marxismo, no como un dogma o un cuerpo doctrinario, sino como el principio del que nosotros, siendo el proletariado, podemos ampliar la teoría; sobre todo, el marxismo es una guía para entender qué es una revolución y qué significan procesos como: 1. El desarrollo de las relaciones agrarias de propiedad en el país. 2. El desarrollo de la industria. 3. Las formaciones sociales engendradas por el desarrollo económico agrario e industrial. 4. La actuación política de cada grupo social. Nuestra orientación revolucionaria, entiendo, comienza en las aulas, donde los jóvenes y la población prefiguran y se


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hacen eco los cambios; el destino de México se traza en un salón de clases. Debemos dejar de pensar en las armas y crear una revolución intelectual donde el proletariado deje de ser masa y se convierta en un proletariado intelectual; es decir, se trata de que usemos nuestra conciencia sobre la realidad en la que vivimos, de que recurramos a la reflexión, al estudio de la historia, a la unión entre el mismo proletariado, a los libros y el conocimiento que generemos para cambiar una nación decadente; éstas son nuestras mejores armas para una verdadera revolución. Nos dice que no hay que olvidarnos de la historia de este país, en donde la propiedad se creó sobre la base del despojo de los pueblos indígenas, y después sobre el poder civil y el de la iglesia, que ha ido pasando de manos. Adviertes que siempre debemos analizar qué tipo de izquierda nos ha representado y que tipo de revolucionarios”son los que han llevado una dizque revolución, cuando sólo han tenido en mente reformas para despojarnos de nuestras tierras y para comprar la fuerza de trabajo del proletariado por un sueldo miserable que no alcanza ni para comprar los productos de la canasta básica. Y a pesar de todo debemos detenernos un momento para pensar: ¿Qué tipo de revolución queremos, qué tipo de representantes necesitamos, qué tipo de reformas son las que se necesitan aplicar y qué tipo de izquierda se necesita? Habrá que cuidarnos de la ignorancia, querido Revueltas, y de la insuficiencia de los que se dicen marxistas, y de los que intentan pasarse de listos frente a los problemas de la lucha social.


Índice José Manuel Mateo Nueve lecturas Vladimir Ilich Estrada Barrera Acrítica y autocrítica: lecturas sobre José Revueltas

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Luis Fernando Figueroa Olivo Notas sobre tres rasgos de los Ensayos sobre México 21 Tita Graciela Gómez Galicia El ensayo literario de Revueltas o lo literario en sus ensayos

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Samuel David Bencomo Guerra Ensayos sobre México: Revueltas y la problemática nacional

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Thania Karina Aguilar Ramos Después del naufragio: lo literario en el ensayo político de José Revueltas

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Jafet Murrieta Barrios Pensar en lo literario en Revueltas…

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Liliana Jiménez Sánchez Revueltas y la construcción ensayística de “La revolución mexicana y el proletariado”

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Rosbelia Jaimes Jaimes “Lo mexicano” sin límite de tiempo

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José Luis Peralta Sandoval José Revueltas y su ideología transformadora

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“Surge la imagen del cártel «Menos Paz, Más Revueltas». Y no me gusta; yo lo borraría, tachonaría y pondría en una pinta grande «Menos Revueltas, más pensar Revueltas». Propondría evocar mejor sus ideas y juicios en donde expone que lo que hay que hacer es replantear la realidad. Estudiar las revueltas y a Revueltas es la propuesta, lograr que su literatura sea herramienta de transformación de nuestra realidad, y es que si la literatura no es agente transformador, ¿qué sería?…”

Jafet Murrieta


“Es a través de la palabra que los individuos pueden poner a prueba el orden, los espacios y los objetos comunes. En este sentido, la ensayística de José Revueltas funciona como la intervención descrita por Rancière: como una redisposición del espacio común que busca, a través del análisis, modificar la manera en que las circunstancias nacionales habían sido vistas. Revueltas pone en crisis una realidad dada disponible a todos a través del lenguaje y, sin afán de cristalizarla, encuentra con ayuda del rigor conceptual, la grieta en el cristal que le permite regresar a tierra firme. Visto de ese modo puede descansar en las suaves costas literarias.”

Thania Karina Aguilar Ramos


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