El Diario NTR

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Domingo 26 de febrero de 2012

Nuestra Comunidad

Enrique Salinas:

Burócrata, guerrillero y periodista SAÚL ORTEGA| NTR

E

l poeta y periodista cultural Enrique Salinas Enríquez se califica como “aborigen de la bizarra capital (de Zacatecas)” que ha cursado un montón de actividades que lo llevaron a convertirse en reportero de cultura en la entidad. Afirma que a lo largo de su vida ha sido desde monaguillo hasta burócrata corrupto; pasando por agente viajero, empresario, entre otros oficios. Enrique Salinas es hijo de un personaje a quien el entrevistado reconoce como el último católico y cristero del mundo, motivo por el cual no encajaba en la sociedad y tuvo que dedicarse a viajar gran parte de su infancia, de tal suerte que su familia era una especie de nómada. Esto lo marcó y ha convertido su vida en una forma de constante ir y venir de un lugar a otro por decisión propia. Aún cuando no tuvo durante su infancia una residencia fija, a los 7 años fue monaguillo y le pagaban un peso por acompañar al cura en las misas, lo que llevó a aprenderse la misa en latín, lengua que no comprendería hasta cinco años más tarde, cuando ingresa al seminario Apostólica de los Misioneros del Espíritu Santo, “porque era un lenguaje que manejábamos en la comunidad” relató. Durante su participación en el programa Entre Vistas, que se transmite todos los jueves por Canal 44 de TV Zac, Enrique Salinas rememoró que también fue ayudante de boticario y, aun cuando su familia era pobre, acudía al colegio Margil gracias la amistad que tenía su padre con el Obispo de Zacatecas. Posteriormente fue agente viajero que comercializaba medicinas, pero no fue el único producto, también abrió el café La Hacienda, donde se presentaban algunos espectáculos culturales. Al contraer nupcias por primera ocasión, se vio obligado a cerrar el café e irse a Durango, donde vivió una etapa “gris”, pues trabajó en una empresa donde, según relató, su obligación era “fastidiarle la vida todos los días a 300

personas”. De ahí, se convirtió en burócrata corrupto, “lo cual fue maravilloso”, enfatizó. Aclaró que no tiene nada que ocultar y que nada pueden comprobarle. “Porque no me robé nada; todo me lo daban”. Platicó que cuando regresó a Zacatecas, tras su divorcio en Durango, encontró un puesto menor en el gobierno del más bajo escalón, “en seis meses ya estaba ubicado en un puesto de pagador general de la dirección de caminos, que ya no existe, así que puedo decirlo con toda franquesa”. Cuando recibe ese nombramiento le resulta extraño, dado que venía de un hábito de trabajo “fuerte”, situación que no ocurría en sus nuevas responsabilidades. “Traté de comenzar a poner orden en la Dirección de Caminos, que estaba hecha un desastre y de pronto me llega uno de los contratistas con un sobre y me dice: Señor Salinas, haga favor de aceptar esto”, relató. El sobre contenía billetes, lo que llevó a preguntar al recién burócrata a preguntar: “¿Y por qué es esto?” La respuesta que recibió fue: “No es por nada, es por una muestra de gratitud por sus atenciones”. Este dinero, de acuerdo con quien lo otorgó, no lo comprometía a nada, ni a realizar un pago anticipado ni a realizar favores especiales. “Así me comenzaron a llegar sobres y sobres y sobres, sin tener que hacer yo ninguna tranza ni ninguna maniobra a favor de nadie. Y bueno, le agarré sabor”. Este trabajo duró dos años. “Era increíble, se me olvidada a veces cobrar mi quincena. Era increíble, el dinero sobraba. Pensar que unos meses atrás no tenía ni para cigarros y ahora me sobraba el dinero y me sobraban amigos”. “En realidad, estuve cuatro años en estas esferas gubernamentales y siempre con estos… incentivos”. Entonces reitera, con cierta alegría: “Me sobraban amigos y me sobraban muchachas. Era divorciado y con dinero, era un buen partido. Había un montón de tarántulas que me querían atrapar y amigos… A

la hora que me daba la gana yo tenía a mis amigos disponibles”. Esta situación no duró, lo llevó al aburrimiento y a cavilar: “Si esto es la vida, ya me aburrí”. Entonces hizo algo que califica de drástico: dejó todo eso de la noche a la mañana para irse a la guerrilla nicaragüense con los sandinistas, donde estuvo en un campo de entrenamiento sin llegar nunca a estar en una acción revolucionaria, gracias a que la revolución llegó a su fin. Expulsado de Nicaragua por los sandinistas, quienes lo consideraron sospechoso por llegar solo y sin nadie atrás que justificara su presencia en el movimiento revolucionario, Enrique Salinas dedicó sus ahorros y su tiempo en recorrer Centroamérica. De regreso a México se enlistó en las filas de lo que fue el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), pero descubrió que la izquierda no cumplía sus expectativas, así que abandonó la política. Al abandonar las filas de la izquierda, con 32 pesos en la bolsa compró una cajetilla de cigarros y una cerveza y, tramposamente, acudió a una cantina donde llegarían sus ex compañeros de trabajo en la Huasteca hidalguense, y lo rescataron. Este “rescate” le llevó a ser un vagabundo a quien todo mundo invitaba de un lado a otro, así conoció media

República hasta que regresó a Zacatecas para convertirse en “un vagabundo estacionario”. Para justificar su existencia comenzó a escribir versos. Fue en la cantina El Gallito, que estaba en la Plaza de la Loza en el Laberinto, fue donde tiene su acercamiento con la cultura, dado que ese lugar se daban cita los zacatecanos cultos “de buen nivel, la bohemia en su más esplendorosa expresión”. Fue desde entonces que tiene de frente la cultura zacatecana y comienzó explorarla hasta convertirse en periodista cultural, tarea en la que Enrique Salinas afirmó que es donde más puede aportar a la cultura en la entidad. Entre las cosas que descubrió fue la belleza arquitectónica zacatecana que bautiza como barroco chichimeca porque ahí engloba el fenómeno del mestizaje y sus proyecciones estéticas en esta región. Consideró que es un término que cualquier persona comprende sin necesidad de ser un experto en la materia. Entre los textos que ha escrito en torno a este concepto se encuentra Barbalonga, el indocumentado que descubrió Zacatecas, este sería un capítulo inicial de una posible obra de Enrique Salinas, en lo que podría ser una compilación de sus textos periodísticos sobre el barroco chichimeca.


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