El Diario NTR

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El Diario NTR

Nuestras Plumas

Jueves 4 de febrero de 2010

7A

Del Serpentario

Angustiado en grado mayúsculo se ha visto al presidente municipal capitalino con licencia, Cuauhtémoc Calderón Galván, porque en una de las más recientes encuestas del PAN ya lo alcanzó José Isabel (Chabelo) Trejo Reyes y, con ello, el senador echó por tierra los dos años y meses de precampaña del alcalde.

Martín Carcaño

RICARDO MONREAL ÁVILA

N

Constitución: Entre la reformitis y la artritis

uestra Constitución cumple sus primeros 93 años el próximo viernes, padeciendo dos riesgos de salud pública: la reformitis y la obsolescencia. La primera alude a la práctica de someterla continuamente a reformas de todo tipo, mientras que la segunda se refiere al riesgo de convertir a la Constitución en letra muerta, en virtud de que esas reformas no se orientan a resolver los problemas de fondo del país, no generan los consensos ciudadanos necesarios para su observancia o simplemente introducen cambios inaplicables o inatendibles. Reformitis y artritis normativa, en este sentido, son complementarias. Una conduce a la otra: se promueven reformas para adaptar la Constitución a las nuevas realidades (en sustancia, para imponer cada seis años un modelo de país al conjunto de los mexicanos), pero estos cambios en serie terminan por paralizarla. Son tantas las reformas promovidas que ninguna de ellas acaba por ser aplicada consistentemente. Es importante señalar que hacer cambios a una Constitución no es, en sí, una acción negativa. Habla de la capacidad de adecuación y adaptación de una Carta Magna a las realidades cambiantes de un país. Sin embargo, cambiar para inscribir en la Constitución un proyecto particular, una visión coyuntural o un modelo partidista de país, es abusar del noble recurso de las reformas, a grado tal de poder transfigurar su naturaleza esencial. Por ejemplo, ¿es válido promover una reforma constitucional para derogar la libertad de expresión en un país? ¿Se puede promover mediante una reforma constitucional la privatización de un recurso energético, cuando el constituyente original determinó su propiedad pública? Son dos casos concretos en nuestro país, que actualmente se están dirimiendo en la SCJN, con motivo de la reforma constitucional de 2007 y la reforma energética de 2008. Dos Constituciones que con frecuencia se toman de ejemplo en el derecho comparado son la de Estados Unidos de América y el Common Law de Gran Bretaña. La primera tiene 223 años de vigencia y únicamente 27 enmiendas o adiciones. Por su parte, el Common Law de Gran Bretaña tiene una tradición de ocho siglos y es el único caso, junto con Israel, de una Constitución no codificada y casi no reformada: la Carta Magna (1215), la Declaración de los Derechos Fundamentales (1689) y el Acta de la Reforma (1832). En 93 años, la Constitución ha tenido más de 500 reformas, adiciones o modificaciones, a través de 189 decretos, hasta el 24 de agosto de 2009. Los presidentes que más han

acudido a este expediente son Ernesto Zedillo, con 78 modificaciones a la Constitución, Miguel de la Madrid con 61y Felipe Calderón con 55, tan sólo en su primer trienio. El artículo que más se ha modificado en todos estos años es el 73 constitucional, relativo a las facultades del Congreso de la Unión, con 13 por ciento de los cambios registrados en nuestra Carta Magna. En una primera etapa, los cambios tuvieron por objetivo trasladar facultades legislativas del Congreso al Ejecutivo (especialmente, durante la etapa del llamado “presidencialismo imperial” o la época del partido prácticamente único). En las últimas dos décadas, en cambio, las reformas han caminado en sentido inverso, es decir, han buscado restituir, ampliar o añadir nuevas funciones al Poder Legislativo. Con motivo de la grave crisis económica que golpea a nuestro país y del severo revés electoral que el partido en el gobierno, PAN, recibió en las elecciones federales del año pasado, el Ejecutivo federal ha presentado un decálogo de reformas, buscando retomar el rumbo y la iniciativa política. Si consideramos que dicho decálogo implica sendas modificaciones constitucionales en los ámbitos político, económico, energético, laboral, educativo, telecomunicaciones, social e institucional, esta administración se perfila de manera acelerada para ser una de las que mayores modificaciones a nuestra

Carta Magna habrá promovido. Tan sólo la iniciativa de reforma política recién enviada al Congreso implica ocho modificaciones a la Constitución. Si consideramos que faltan nueve capítulos más y que cada uno podría contener un mínimo de cinco reformas en promedio, estaríamos hablando de al menos 45 nuevas iniciativas de reforma constitucional por venir. A este ritmo, las adiciones y modificaciones en este sexenio podrían rebasar la centena. Mayor fiebre de reformitis no habría sufrido nuestra Constitución en sus casi 100 años de vida. De aquí surge una interrogante. ¿Qué es lo más conveniente: impulsar un decálogo de reformas jurídicas que siga parchando a la Constitución, con el riesgo de desnaturalizarla, o impulsar una nueva Constitución que refleje el actual orden político, social y económico de la nación? ¿Decálogo de reformas o nueva Constitución?, éste es el dilema. Una Constitución para los próximos 100 años y no un decálogo de reformas para ganar la próxima elección es lo que necesita el país. Una Constitución para el próximo siglo deber ser capaz de establecer las reglas fundamentales de convivencia de los mexicanos en los diversos órdenes de la vida pública. Por ejemplo, mantener y ampliar el núcleo básico de las garantías individuales y de los derechos sociales, integrando derechos huma-

nos de tercera generación. Reconocer el papel complementario del mercado y del Estado en la vida económica, proscribiendo la existencia de monopolios. Asimismo, tutelar los derechos medioambientales de las actuales y futuras generaciones. Garantizar el derecho al trabajo, conciliando el criterio de productividad con las garantías laborales ya reconocidas en la actual Constitución. De la misma manera, abrir paso a formas semiparlamentarias o parlamentarias para superar la actual parálisis de gobierno. Constitucionalizar el principio de seguridad ciudadana sobre el de seguridad del Estado que prevalece actualmente. Incorporar el principio del federalismo cooperativo sobre el de federalismo centralizado que se busca reforzar en estos días. De la misma manera, dar preeminencia a los mecanismos de la democracia directa sobre los de la democracia representativa o, peor aún, los de la partidocracia. Por todo lo anterior, diseñar desde ahora una Constitución para los próximos 100 años es la mejor manera de conmemorar el 93 aniversario de nuestra Carta Magna, el Centenario de la Revolución Mexicana (de la cual es su reflejo normativo más acabado), pero sobre todo, el mejor antídoto contra la reformitis y la artritis que hoy amenazan a nuestra Ley Fundamental. ricardo_monreal_avila@ yahoo.com.mx

Pasiflora, pa’empezar

U

na ola gigante de incertidumbre, un tsunami político, pues, provocó ayer severas inundaciones en algunas aldeas amarillas y creciente zozobra en la barcaza que tripulan quienes se sienten copropietarios del poder público en el condado. La “novedá” de que Antonio Mejía Haro es sólo el precandidato “a prueba” de la Casa Real Gobernante y que puede darse el cambio de bestia (así les dicen también a los caballos) a medio arroyo incomodó a más de tres. Obviamente, el primero en manifestar abiertamente su desbordado malestar fue el mismísimo senador perredista con licencia. En su caso sería sanador, más bien, por aquello de su perfil profesional de veterinario. El caso es que puso el grito en el cielo y el clima se dio una descompuesta del vil carajo. Andaba Toño convertido en un trompo chillador y con una cara de abatimiento que le pasaba un poquito más de media tonelada, kilos más, kilos menos, eso no importa, según el puntual reporte de quienes lo vieron por el rumbo de cierto centro comercial con cines a un lado y café casi enfrentito, allá por la avenida García Salinas. Dialogó el senador-sanador con el presunto presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Zacatecas, cuyas iniciales son Luis Gerardo Romo Fonseca, y todo parece indicar que una larguísima, pero larguísima, charla empezó con los previsibles (y adivinables) lamentos en plan de: ¿Cómo es posible que jueguen así con mi prestigio?... En esto está toda mi familia… Estoy arriesgando mi capital político... Claudia me dijo que yo era el único merecedor de un monumental dedazo… ¿Por qué eso de que estoy “a prueba”? Me tratan como un carro viejo que deja uno encargado “a consignación”, a ver si alguien se atreve a comprarlo… ¡No se vale! Obviamente, Luis Gerardo Romo Fonseca habría hecho hasta lo imposible por convencer a Toño de que se autorrecetara un litro y medio de tecito de pasiflora (la yerba más efectiva para calmar los nervios) y seguir la fiesta en paz. Pero la indignación del senador-sanador no pudo contenerse con la idea de que Amalia García sí le cumplirá eso de que él, y sólo él, es el heredero, sobre todo porque no hay, hasta ahora, evidencia alguna de que está acostumbrada a convertir en hechos sus palabras. Más bien hace lo contario, casi siempre, de lo que ofrece… Y, si a ésas vamos, pues empieza a pandir el cúnico, o al revés, a cundir el pánico, porque “ora” los operadores como Víctor Armas Zagoya, secretario de pintas, banquetas y demás artilugios mapacheriles, anda bien sacadote de onda, cuan redondo es él, porque se ha puesto a considerar que si, en efecto, su jefecita Amalia García le está haciendo al tigre con eso de que el bueno es Toño, pues a la tiznada la carga de ollas, en calidad de mientras, porque entonces van a meterle dinero (del erario) a un precandidato que se puede quedar en el camino… En tanto, un trilema acosa y mantiene como víctimas insomnes de la maldita reconcomia (psicosis e incertidumbre extrema al mismo tiempo, de un trancazo) al oficial mayor, Eduardo Ruiz Fierro, al secretario de Obras Públicas, Héctor Castanedo, y los que se acumulen en las próximas horas, porque ya no saben si será melón, será sandía o la vieja loca del otro día…

De salida Supone Rafael Medina Briones que la receta de Luis El Oso Medina puede aplicarse a medias, porque con una vueltecita a la Acrópolis, disfrazado de atleta, ya da por hecha su campaña, pero hay que ir todos los días… mcomsocial@hotmail.com


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