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Santa Ana Tepetitlán, invasión silenciosa para La Primavera
TRAS SALIR DEL POLÍGONO DE PROTECCIÓN
Las últimas mediciones de la problemática señalan que 30 hectáreas que eran de bosque ahora tienen casas y calles de arena
AGUSTÍN DEL CASTILLO GUADALAJARA
Ahora ya estamos legales, se puede decir, porque tenemos varios años pagando mil pesos al mes por el lotecito; a cambio nos dejan un recibo y nos prometieron que una vez que terminemos, como en tres años, nos darán nuestro título”
ALEJANDRO DE DIOS HABITANTE DE BRISAS DE LA PRIMAVERA
Alejandro de Dios Martínez llegó a Brisas de La Primavera, en Zapopan, “como caidista (paracaidista)” hace 10 años. Alguien les dijo a él y sus vecinos que había terrenos disponibles, y lo mejor, en un bosque. Su estrategia al llegar fue poner una empalizada y no moverse porque había amenazas de desalojo.
De Dios Martínez es del estado de Puebla y llegó a Guadalajara en busca de trabajo. Surgió la oportunidad, que no dejó ir, de hacerse de un lote. Con el tiempo se negoció con un ejidatario de Santa Ana Tepetitlán de quien no dice el nombre. “Ahora ya estamos legales, se puede decir, porque tenemos varios años pagando mil pesos al mes por el lotecito; a cambio nos dejan un recibo y nos prometieron que una vez que terminemos, como en tres años, nos darán nuestro título”, explicó aliviado. Alejandro es dueño de un changarro en la parte más cercana al bosque. Todavía coexiste con pinos y encinos que han sobrevivido al embate de la urbanización hormiga. Su casa está en un lote totalmente accidentado, pero sus innovaciones técnicas funcionan: llantas viejas apiladas sirven como escalinata para llegar a su cabaña, donde vende refrescos, caramelos, comida enlatada, pan y leche. Su caso es parte de la silenciosa invasión de la ciudad socialmente más precarizada a La Primavera. El fenómeno se detonó con el amparo 413/2001-3 que las autoridades ejidales promovieron para no reconocer el decreto de protección de La Primavera. Lo ganaron en un juzgado de distrito el 19 de abril de 2007 y en un tribunal colegiado, en la revisión principal 465/2007, en junio de 2008, por lo cual la zona protegida desde 1980 perdió “hasta 640” hectáreas boscosas. En 2009, cuando se confirmó que esa área ya no era parte del polígono protegido, comenzó la lenta invasión al bosque.
En 1993, Santa Ana Tepetitlán tenía apenas 700 metros cuadrados (m 2 ) de invasión y para 1999 sólo creció 400 m en el potrero llamado Las Lomas, pero el efecto del juicio ganado en primera instancia se advertía ya en 2008, cuando ya había 7.64 hectáreas transformadas. Para 2011 ya eran 9.40 hectáreas invadidas y en 2015, 20. El último año en que el Organismo Público Descentralizado (OPD) Bosque La Primavera midió la extensión del fenómeno, es decir, 2020, ya eran 30 hectáreas las cambiadas de bosque a casas, calles de arena y eriales.
IGNORADOS DE TODOS “Vivir aquí es muy tranquilo, nadie nos molesta, pero también estamos olvidados: jamás sube hasta acá un
LUZ DE ESPERANZA Y AUTÉNTICOS MC
Arrancan colocación de cédulas de desaparecidos en bardas de la ciudad
LAURO RODRÍGUEZ GUADALAJARA camión recolector de basura”, reconoció Alejandro. Por eso o se entierran los desechos o se avientan a la barranca o se queman, lo que provoca riesgos inevitables de que el fuego se propague. “Hace una semana subieron los bomberos, pero el fuego estaba del otro lado de esa barranca”, explicó para exculpar a su gente.
El colectivo Luz de Esperanza y la agrupación Auténticos MC arrancaron ayer la colocación de cédulas de búsqueda en bardas de la ciudad y de todo el estado como parte de la campaña Ventanas de esperanza, cuyo fin es visibilizar y difundir la crisis de desaparecidos. El vocero de Auténticos MC, Israel González, señaló que la iniciativa será financiada con recursos propios de la agrupación y donaciones. Su objetivo, añadió, es contrarrestar las acciones de invisibilización de la crisis que se implementan desde el gobierno encabezado por Enrique Alfaro Ramírez.
Para pegar las lonas, tanto el colectivo como la agrupación política primero pedirán permiso por escrito a los dueños de las bardas. Si se da la autorización, entonces ambos buscarán financiamiento para la impresión de las imágenes y la pintura. La meta inicial de la campaña es intervenir al menos 50 bardas en los municipios de la ciudad y 100 más en el resto del estado. El vocero de Luz de Esperanza, Héctor Flores González, destacó que a partir de las acciones de difusión del colectivo se ha logrado dar con al menos cinco personas que tenían reporte de desaparición. Por ello lamentó que desde el gobierno estatal se busque borrar las cédulas con el fin de que no se muestra la realidad de las desapariciones.
En donde vive tampoco sube la Policía, pero lo bueno es que los ladrones no molestan mucho. “Sí hay riesgo de que aprovechen que la gente se va a trabajar, pero los que nos quedamos con nuestra presencia ayudamos para que no se animen a robar”.
“Vea los cables de luz –sigue en el desahogo–, de a tiro nos la robamos por muchos metros y no es que uno no quiera pagar, es que no hay manera de tenerla si no es de ese modo”, justificó.
Los usos del suelo en la zona son diversos: a una casa precaria sigue otra mejor edificada, luego una explanada de agave, luego un vertedero de llantas y basura hacia la caída de una barranca. Arriba de la casa de Alejandro ya han metido maquinaria para hacer terraplenes. Se van los árboles y queda un terreno ajustado para alojar una construcción en el mejor de los casos; en otros, muchos lotes “comprados” son marcados con estacas, pero la erosión destruye la huella de la posesión.
Por eso hay que acudir a profesionales como Antonio Hernández, un maestro de obra que le hace una casa sólida y con cimientos profundos a su cuñado. A los lados parece que todo se desmorona y no es casualidad, pues la zona es una caldera volcánica dotada de suelos delgados y frágiles que ceden con facilidad cuando se les despoja de vegetación. El cambio de uso de suelo exhibe con facilidad esta fragilidad extrema: en los temporales más fuertes, los de la parte baja de la montaña, sobre todo si están asentados en los arroyos, van a padecer las consecuencias de este cambio hormiga.
Treinta hectáreas o 300 mil metros cuadrados parece mucho, pero apenas es una fracción del predio de Las Lomas, que fue extraído del régimen de protección hace 14 años de forma definitiva. Eso indica que si hubiera voluntad de negociación se podría rescatar la mayor parte; sin embargo, nadie ha hecho público con precisión el tamaño del predio. La sentencia judicial hablaba de “580 a 640 hectáreas”, pero el negocio nadie lo para, lamentó el campesino Benjamín Rivera Rodríguez, descendiente de los fundadores de la comunidad agraria que fue destrozada por la invasión urbana irregular.
“Esto trae apoyo de Zapopan y de muchos funcionarios que toda la vida han sacado negocio por permitirlo”, denunció de manera contundente. Luego se detuvo un momento a contemplar desde lo alto el impresionante fresco hacia el oriente y el sur de una metrópolis populosa y caótica en pleno mediodía: una nata de grises en la atmósfera, un Sol que cae a plomo, un calor ascendente y seco sobre miles de kilómetros cuadrados llenos de construcción, calles, algunos árboles y ruido, mucho ruido que alcanza a remontar hacia esta amenazada tierra silvestre.
LA INVASIÓN CRECIENTE
700 METROS CUADRADOS era la superficie invadida hasta 1993 en Santa Ana Tepetitlán
9.4 HECTÁREAS se habían invadido ya en 2011
20 HECTÁREAS en 2015 30 HECTÁREAS en 2020
GOBIERNOS INDIFERENTES Flores González recriminó que desde el gobierno estatal hay línea para desaparecer a los desaparecidos, estrategia que ya se impone en los Municipios.
Reconoció que los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan han abierto diálogos con familias de víctimas y han accedido a difundir cédulas en parabuses y recaudadoras; sin embargo, a la par se encargan de borrar fichas en espacios públicos.
El municipio donde más desdén ha encontrado el colectivo es Tlaquepaque. Flores González acusó que incluso los policías han tenido una actitud hostil hacia las familias al grado que ya hay un proceso abierto en la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) para buscar una conciliación.
DIFUSIÓN. A través de la campaña Ventanas de esperanza se buscará intervenir al menos 50 bardas en los municipios de la ciudad y 100 más en el resto del estado.
MÁS. La reingeniería administrativa del Legislativo considera también mesas de trabajo hasta el 28 de agosto.
Activan alerta atmosférica en Tala por incendio
LAURO RODRÍGUEZ GUADALAJARA
El anuncio de que se pretende derribar miles de viviendas abandonadas en Tlajomulco de Zúñiga no fue tomado de buena manera por el colectivo Luz de Esperanza. Su vocero, Héctor Flores González, mencionó que, de concretarse, podría ser aprovechado por las autoridades para ocultar fosas clandestinas.
Flores González apuntó que derribar las viviendas donde hay altas posibilidades de que existan fosas clandestinas sólo servirá para que se siga ocultando la problemática.
“Se me figura que quieren tapar un hoyo. Están muy mal. Quieren aprovechar, me imagino, para que no se sigan encontrando más cuerpos porque indudablemente hay más cuerpos en toda esa zona. Hay zonas en El Salto también, sabemos que hay mayor concentración de fosas que inclusive en Tlajomulco. Es muy difícil que la Comisión (de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco) y la Fiscalía (Especial de Personas Desaparecidas) nos lleven”, señaló.
Añadió que programas como el que implementa el gobierno de Tlajomulco para tapar ventanas y puertas de casas abandonadas con bloques de cemento también propician que las fosas y demás actividades delictivas queden ocultas y, por lo tanto, impunes.
“Hay infinidad de casas que tienen hasta las ventanas tapadas con colchones, claramente se ve venta de droga o casas de seguridad (…) Hacen acciones por un lado para pintar el ojo al macho y por otro lado siguen favoreciendo este tipo de delitos”.

Recalcó que la situación de inseguridad es tan grave en Tlajomulco que al día de hoy los integrantes del colectivo al que pertenece no pueden acudir a realizar siquiera pega de cédulas de búsqueda.
En enero, la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco realizó un estudio de análisis y contexto de Tlajomulco para determinar los riesgos y el nivel de la crisis de desaparecidos en el municipio, pero al día de hoy el documento aún no es público.