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Apuntalado

LORENZO Q. TERÁN lqteran@yahoo.com.mx

Aunque el vaticinio de resultados electorales es cosa compleja, en las recientes elecciones para Gobernador, tanto en Coahuila como en el Estado de México, acertamos en nuestros pronósticos. En una crónica anticipada, refiriéndonos a dichos eventos, adelantamos los resultados en virtud del comportamiento de los partidos y las tendencias del voto ciudadano.

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Dejamos constancia, en nuestras entregas previas a la elección, que Morena iba a alzarse con una contundente victoria en el Estado de México, arrebatándole al tradicional Grupo Atlacomulco la joya de la corona electoral del País. Estábamos seguros del triunfo de la profesora Delfina Gómez Álvarez, excelente candidata y gran educadora. Morena, con esta victoria estratégica, ha apuntalado su futuro triunfo en la elección presidencial del año próximo.

También, debido a la falta de unidad, predijimos que lamentablemente la izquierda no alcanzaría el triunfo electoral en Coahuila

La inmensa mayoría de los electores tiene conciencia sobre cuál es el papel que le toca cumplir en la transformación de este País y, en consecuencia, emite su voto, sin titubeos, a favor del programa de bienestar y democracia. La ciudadanía ha tomado con mucha responsabilidad su rol histórico en la transformación que se viene operando en el contexto nacional, de eso no hay duda. Los ciudadanos están claros y hacen lo que les corresponde para favorecer el proceso de transición a la democracia. Desde el inicio del gobierno de la cuar-

(por cierto, la violación a esta disposición se sanciona con la negativa de registro como precandidato y lo han venido haciendo hace meses); vi) no respetar el derecho de los precandidatos a interponer inconformidades y alegatos con motivo de los resultados. Y no sigo, sólo recuerdo que si sólo hay un candidato, no hay derecho a hacer precampaña. ¿Y las mentiras? Llamémoslas más suavemente, simulaciones. Mauricio Merino lo dice de manera más elegante y precisa: “El Presidente suele negar con palabras lo que sucede en los hechos”. Él decidió, diseñó e impuso el método de selección, participantes, tiempos y modalidades. Si les gusta bien, si no, ancha es Castilla. Como todos saben que sin el respaldo de AMLO no hay manera de ganar, no queda más que apechugar. Ningún candidato(a) tiene ni la más remota posibilidad de obtener la candidatura sin el apoyo del líder.

Mario Delgado declaró, copiando las palabras de su jefe López Obrador, que con los acuerdos del Consejo Nacional, “se decreta la muerte del dedazo y la imposición de candidatos”, para optar por “un proceso incluyente, democrático y transparente”. ¿De veras?

Democrático. Los precandidatos han reconocido que las reglas las dictó el Presidente de la República en la famosa cena Porrúa, que “todo fue muy planchado” y que “el Presidente hizo toda la estrategia”. La imposición niega toda idea de democracia. Por lo demás, ¿se puede hablar de democracia cuando a los precandidatos se les obliga a renunciar a su legítimo derecho de cuestionar los resultados; cuando se les prohíbe dar entrevistas o participar en programas de los medios “conservadores y neoliberales” que son “enemigos” y “adversarios” de la 4T?

¿Cuando no se sabe cómo financiarán una precampaña que durará 70 días? ¿Cuando quedan proscritos los debates y la militancia no puede ni votar? Transparente. No quiero adelantar vísperas, pero Morena nos tiene acostumbrados a la opacidad y no hay que esperar otra cosa. La “encuesta madre” será decidida

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