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Resistencia de las abejas en Los Chenes Monocultivo de semillas, híbridas y transgénicas
from CULIACÁN 200623
by Noroeste
Los menonitas que tenemos alrededor, siguen con la quema, con la deforestación. En estos momentos es la etapa en la que más quemas realizan, porque ya están preparando los terrenos para la siembra de soya, señalan
La milpa como retorno al origen
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Las comunidades mayas organizadas han emprendido un camino para volver al origen: la milpa. Y han generado estrategias agroecológicas que retoman saberes campesinos en contraposición a la dependencia de agrotóxicos y semillas modificadas y plaguicidas que las empresas trasnacionales y los gobiernos se han ocupado de promover a lo largo de décadas.
“Los modelos de desarrollo que nos imponen nos han hecho dependientes y consumidores. Toda la gente ha dejado de producir, cuando antes la milpa proveía todo. Ese era un modelo que nos daba suficiencia alimentaria. Buscamos volver a esa autosuficiencia”, reflexiona José, miembro de Muuch Kambal, una organización de base comunitaria.
La resistencia milpera propone un esquema de labor en el territorio totalmente opuesto al régimen que pregona la agricultura industrial.
Combina técnicas y conocimientos locales ancestrales, preserva las semillas criollas y genera alimentos sanos, incluso en este contexto de crisis ambiental que atraviesa el territorio maya peninsular.
“Antes se hacía el xok k’iin y era preciso, pero ahora los mismos productores se han dado cuenta de que todo cambió. Tanta deforestación, tantos monocultivos y uso de agroquímicos, nos orilla”, asegura Héctor. Las comunidades mayas de la Península de Yucatán atraviesan un escenario de reorganización derivado de las múltiples amenazas que enfrenta su territorio. Mega proyectos interconectados como las granjas porcícolas y avícolas, la construcción del Tren Maya, la expansión de los proyectos turísticos e inmobiliarias y la industria energética atentan contra la libre determinación de los pueblos. El extractivismo desatado propicia el despojo territorial y acentúa una crisis ambiental que se profundiza a la par de las ganancias económicas de un reducido grupo de empresarios.
“No entienden que las abejas y la apicultura son un patrimonio de las familias y garantizan la economía. Son la esperanza de familias que trabajan, ponen todo su esfuerzo. ¿Qué va a pasar con lo se va a sembrar si no están las abejas? ¿Quién va a polinizar las milpas?”, se pregunta María.
“La milpa implica una relación cercana con el maíz: es mucho más que tener un alimento. Es un vínculo de respeto, de agradecimiento, que queremos que también compartan las nuevas generaciones”, agrega Beatriz. Una interrelación de esas características no tiene lugar en el modelo agroindustrial, que propone una relación utilitarista de los medios de producción y bienes naturales, y asume al territorio como un mero espacio a usufructuar.
En Hopelchén, las organizaciones mayas de base llevan más de 20 años trabajando para amortiguar los embates de la agroindustria. La resistencia ocurre en diferentes planos: a nivel territorial se trabaja para reivindicar las estrategias de vida campesina
Poco se habla de la relación entre los proyectos industriales de crianza y procesamiento porcícola y avícola con la desaparición de las selvas de la Península de Yucatán.
““No entienden que las abejas y la apicultura son un patrimonio de las familias y garantizan la economía. Son la esperanza de familias que trabajan, ponen todo su esfuerzo. ¿Qué va a pasar con lo se va a sembrar si no están las abejas? ¿Quién va a polinizar las milpas?”
María
Guardiana de las abejas e integrante del Colectivo de Comunidades Mayas de Los Chenes con foco en el cuidado de las semillas nativas y la biodiversidad. Ya en el ámbito legal, se han promovido y ganado juicios de amparo contra empresas como Monsanto y el gobierno federal para desterrar la venta y uso de variedades de soya transgénica.

En la actualidad, los colectivos comunitarios siguen luchando para que esa decisión se haga realmente efectiva en la Península. “Exigimos respeto a nuestros derechos y esto, por mi derecho y al ejercicio del principio precautorio, deben de parar. No tienen que esperar a ver si nos va a hacer daño, tienen qué parar esto. Esto es insostenible”, dice María. La esperanza de las organi- zaciones mayas crece con cada semilla criolla de maíz, ibes y calabaza que germina en milpas y solares. En la reproducción natural de las colonias de abejas y el zumbido de las Xunáan kaab al interior de los jobones. Brota en los frentes organizados de investigadores que suman su voz y experiencia para fortalecer luchas con herramientas técnicas, legales y mediáticas. Y crece aún más en la sonrisa y la voluntad renovada de niños y niñas de Hopelchén que, desafiantes en un contexto de violencia estructural, participan con entusiasmo de cada actividad comunitaria en la que se exponen aquellos derechos que tanto les pertenecen.
Un banco de jureles de ojo grande siguiendo el rastro de un buceador.