
4 minute read
UNA MARCA EN PROBLEMAS
from MAZATLAN 290123
by Noroeste
La marca Sinaloa no pasa por un buen momento, es más, podríamos afirmar que pasa por uno pésimo. Los acontecimientos violentos del 5 de enero y la secuela que alcanza características de una guerra de baja intensidad manifestada ordinariamente en agresiones a conductores, despojo de vehículos, ponchallantas, balaceras esporádicas, indican que algo se sigue moviendo en el subsuelo, en el inframundo del crimen organizado.
Peor, durante la comparecencia del capo Sergio Villarreal “El Grande” en la Corte Este de Nueva York, el ex policía federal y ex lugarteniente del entonces líder del Cártel de los Beltrán Leyva el nombre del estado ha aparecido, una y otra vez, en el caso contra Genaro García Luna, ex Secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, y eso apenas empieza, pues se calcula que serán decenas de capos los que pasarán por esa alta tribuna judicial estadounidense y están y estarán, muchos reflectores, para satisfacer el interés y morbo que despiertan este tipo de juicios convertidos en espectáculos.
Advertisement
Incluso, la decisión del Presidente López Obrador, de dar seguimiento al juicio contra el ex Secretario de Seguridad Pública en la conferencia mañanera hará que nuestro estado esté al menos en el imaginario colectivo y, quizá, su eventual asistencia para ver la final de beisbol entre los Algodoneros de Guasave y los Cañeros de Los Mochis va a provocar otra andanada de menciones y preguntas al Sinaloa del 5E sumadas a las que ya están corriendo en redes sociales.
Y es que, más que dar gusto, a su gusto beisbolero habría que verlo en lógica de gobierno y la necesidad de mandar un mensaje de que Sinaloa ha recuperado la tranquilidad y prueba de ello es que él viene a ver un partido de su deporte favorito. Entonces si viene, cualquiera puede venir. O quién sabe, los despojos de vehículos están a la orden del día, como ha sido el caso de una hermana de Gerardo Vargas Landeros, Alcalde de Ahome, que viajaba con su familia de Culiacán a Los Mochis y la asaltaron para quitarle su vehículo quedando todos los ocupantes abandonados en la carretera (Osvaldo Villaseñor, dixit). Y así, hay otros signos de que la resaca es fuerte, que existen ánimos de venganza con el que pase. Lo que genera más malas noticias, ante esta andanada mediática, y el gobierno del estado no ha mostrado una estrategia de control de daños por lo ocurrido el 5E.
Hace lo mismo, como si no hubiera sucedido algo, que sacudió los equilibrios de la pax sinaloense. De manera que pagan inocentes por culpables institucionales. Ante los acontecimientos habrá quien diga que el gobierno no tendrá sosiego. Que vienen tiempos peores. No lo creo, porque hay controles y no sólo me refiero a los del sistema de seguridad. A nadie influyente le interesa que se afecte la gobernabilidad del estado. Que se agudice la incertidumbre y el miedo. Que sigan las malas noticias. Que ellas inhiban, el tránsito por el estado.
Aunque no olvidemos que el gobierno de los Estados Unidos
Es tiempo de que el Gobierno estatal haga un trabajo más eficaz en las carreteras y avenidas y repita la historia de la reparación de nuestras abolladuras humanas y materiales, entre ellas, la de la credibilidad
ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY jehernandezn@hotmail.com de Norteamérica emitió y está vigente una advertencia de viaje a sus conciudadanos para que eviten los viajes a tierras sinaloenses y que, si lo hacen, se muevan con precaución y, por zonas específicas y, en horarios diurnos, para disminuir los riesgos. La buena noticia dentro de esta atmósfera de tensión y zozobra curiosamente viene de los residentes estadounidenses y canadienses que han adoptado a Mazatlán, como lugar de residencia permanente o temporal y, que salieron, lo que no hicimos los patasaladas, organizadamente después del 5E, por las calles del puerto para manifestar que Mazatlán es un lugar seguro, y ese pronunciamiento sonoro que se irradió en la prensa y por las redes sociales, se acompañó con la llegada de al menos una docena de cruceros con miles de turistas procedentes del norte que descienden para perderse por las calles del puerto o los pueblos pintorescos del sur del estado. Se les ve en el Centro Histórico, la Zona Dorada o caminando sobre el largo malecón y, también, en Copala, El Roble, La Noria, El Quelite, Concordia y Rosario y, afortunadamente, vuelven a sus embarcaciones contentos y sin contratiempos.
Incluso, la prensa registra que Mazatlán es la parada del Pacífico donde bajan más turistas para vivir la experiencia sinaloense. Este es un buen indicio de que están operando los equilibrios y, si bien hay tensión entre los actores económicos, hay reglas no escritas que funcionan, y funcionan bien. Al menos hasta ahora. Y, seguramente, la correa de trasmisión de esa experiencia de voz en voz, de selfi en selfi, de video en video, de sobremesa en sobremesa y las atenciones recibidas en el transporte, los restaurantes, las cercanías, son un apoyo silencioso a Sinaloa que se irradia por el infinito de las redes sociales. Se dirá con justicia que Mazatlán no es todo Sinaloa. Cierto es uno de los 18 municipios. Pero, por su perfil turístico y mediático, es el municipio que puede generar las mejores noticias de Sinaloa. El turismo, no olvidemos, condensa muchos atributos: Paisajes, avistamientos, historias, paseos, gastronomía, diversión, bebidas, cultura, misterio, gente maravillosa y, sobre todo, la experiencia del extraño con el otro.
Incluso, como bien lo escribe Claudio Magris en su libro: El Infinito Viajar (Anagrama, 2017), el viaje nunca termina, porque aun cuando cronológicamente puede tener un final, las experiencias que se tienen en una travesía se suma a lo vivido y a lo imaginado, o por imaginar. Entonces, si bien todos tenemos malas y buenas experiencias, todo termina siendo conciencia de lo vivido que lo acreditamos en nuevas experiencias en el ciclo de la vida.
Pero, dejando de lado esa experiencia lúdica y volviendo a Sinaloa, habría que decir que estamos viviendo un episodio más de una historia que se repite con toda su potencia un día sí y otro, también, con su carga de incertidumbre y miedo, pero, paradójicamente, para muchos normalizada, asumida como parte de su vida cotidiana y hasta como espectáculo. Como una epopeya de policías, militares y criminales. Acaso los comentarios de los espontáneos que grabaron las escenas del 5 de enero ¿no nos dicen nada? Las exclamaciones de asombro eran dignas de una película llena de sorpresas, solo con una diferencia de que eran en vivo y a todo color, con las balas silbantes, los vehículos humeantes y los caídos en una batalla necesariamente desigual.
En fin, es tiempo de que el Gobierno estatal haga un trabajo más eficaz en las carreteras y avenidas y repita la historia de la reparación de nuestras abolladuras humanas y materiales, entre ellas, la de la credibilidad. Al tiempo.
De la alcantarilla brota el drenaje.

