Se refiere al efecto de presión que ejerce la sangre sobre la pared del vaso durante la fase de reposo del corazón (no hay eyección de sangre desde los ventrículos y sus válvulas están cerradas). Depende fundamentalmente de la resistencia que ofrecen los vasos sanguíneos.
Durante la diástole, el músculo cardíaco se relaja, se dilata, se abren las válvulas mitral y tricúspide y los ventrículos se llenan de sangre. Las válvulas de las grandes arterias (pulmonar y aórtica) se encuentran cerradas.
Durante la sístole los ventrículos se contraen, las valvulas mitral y tricuspide se cierran para que la sangre no retorne y las válvulas de las grandes arterias (pulmonar y aórtica) se abren y la sangre es eyectada hacia el interior de los grandes vasos (arterias aórtica y pulmonar).
Los valores típicos de presión arterial para un ser humano adulto, sano, en descanso, son aproximadamente 120 mmHg para la sístólica y 80 mmHg para la diastólica (escrito como 120/80 mmHg y expresado oralmente como "ciento veinte - ochenta" o “doce – ocho”). Estas medidas tienen grandes variaciones de un individuo a otro, no son estáticas y experimentan variaciones naturales entre un latido del corazón a otro y a través del día (en un ritmo circadiano); también cambian en respuesta al stress, factores alimenticios, medicamentos o enfermedades.
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