Vitalizando la Historia Política. Estudios Sobre el Chile reciente (1960-2010)

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Vitalizando la Historia PolĂ­tica Estudios sobre el Chile Reciente 1960 - 2010


Derechos de propiedad intelectual reservados para: Taller de Historia Política O.C.F. RPI ISBN

: 195432 : 978-956-332-896-7

Ilustración de Portada e Interiores: Álvaro Pinto Ibarra Diseño de Portada: Israel Fortune Fuentevilla. Impreso en Gráfica LOM Santiago de Chile, 2010.


Agradecimientos:

Si bien la presente publicación agrupa una serie de artículos escritos por estudiantes o recién titulados de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, los que a su vez forman parte del Taller de Historia Política, el noviciado de los autores ha sido compensado con la atenta revisión del comité de académicos formado para dicho fin. Su aporte por medio de los comentarios, las sugerencias y las críticas, han enriquecido incalculablemente no sólo a las páginas de este libro, sino también a la primera formación como investigadores de quienes las han escrito. A la profesora Carolina Figueroa Cerna y a los profesores Benjamín Silva Torrealba, Luis Castro Castro, Jorge Gonzalorena Döll, Leonardo Jeffs Castro y Jaime González G., queremos hacer explícito nuestro más sincero agradecimiento por acompañarnos en este proyecto. Agradecemos también muy especialmente a nuestro compañero Álvaro Pinto Ibarra, quien realizó la ilustración que aparece en portada y las que acompañan a cada artículo. Su labor creativa ha ayudado a graficar lo que creemos es el espíritu y el objetivo que anima a este trabajo: “Vitalizar la Historia Política”.



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Introducción Este libro se compone de distintos artículos que abordan variadas temáticas relacionadas con la historia política reciente de nuestro país. Si bien está dirigido a todo aquel que se interese por el estudio y el conocimiento de la historia, ha sido particularmente pensado para los estudiantes secundarios, creemos que el conocimiento de su pasado les será de utilidad para plantearse a sí mismos desde su presente y hacia el futuro de manera crítica y activa. Este hecho determina la necesidad de ser cuidadosos a la hora de explicitar desde dónde se plantea, en qué se enmarca y cómo se utiliza la presente publicación, cuestiones todas que pretendemos abordar en esta introducción.

a) Presente, Historia e Historia Política Observando el hecho de que a lo largo del tiempo la Historia, en tanto disciplina, se ha planteado a sí misma desde distintas perspectivas y finalidades, no pretendemos en estas breves líneas una sentencia absoluta, sino una reflexión a partir de lo que pensamos que la actualidad demanda de quienes nos hemos planteado ejercer este oficio. En esa dirección parece ser que lo único que puede decirse de la Historia a manera de una definición que pretenda universalidad es que la Historia es aquello que su propio tiempo le exige. En coherencia con lo anterior, desde una óptica política y siguiendo los planteamientos del historiador español Josep Fontana, en toda época ha existido una relación directa entre Historia y proyecto social. Dicha relación puede darse tanto en un marco de legitimación con respecto a la formación social hegemónica existente en un momento determinado, como en el de su cuestionamiento con el objetivo de lograr su transformación. Por lo tanto, independientemente de si esta situación se da de manera explícita o velada, en tanto portadora de una lógica sobre el cómo debería estructurarse el mundo en que vivimos, todo relato histórico contiene un indiscutible contenido político. Sin embargo, es necesario aclarar que aunque toda Historia posea un componente político, ello no quiere decir que toda producción historiográfica deba entenderse necesariamente como Historia Política. En ese sentido, la Historia Política posee elementos que la ligan a lo que es –o a lo que a nuestro juicio, debe ser- la Historia en su generalidad y otros que la particularizan como una subdisciplina de ésta. Entre los primeros se cuentan la rigurosidad y cientificidad metodológica en que todo ejercicio historiográfico debe fundamentarse, apuntando siempre desde una perspectiva analítica, a dar explicación del presente por medio del estudio de su objeto, vale decir, el pasado. También en cuanto a su función dentro de la sociedad, la Historia se erige


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como una herramienta de concientización y construcción de la identidad colectiva de los grupos humanos, posibilitando así el sentido de pertenencia a éstos por parte de los individuos. Entre los elementos particulares de la mencionada subdisciplina, se encuentra en primer lugar su campo temático específico de estudio, vale decir, la política. Pero no la política de las “grandes obras” ni los “grandes personajes”, sino consonantemente con el método científico y la dimensión analítica ya señalados, se habla aquí de la política como las relaciones que establecen los distintos actores –partidos políticos, fuerzas armadas, grupos económicos, poderes fácticos, movimientos sociales, etc.– que se desenvuelven dentro de la sociedad sobre la base de sus respectivos intereses. Ello implica una apertura metódica y temática en pos de lograr explicaciones que den cuenta de la complejidad subyacente a tales relaciones –en su dimensión ideológica, imaginaria, práctica, proyectual, etc.– y cómo ellas confluyen en torno a aquello a que su antagonismo las conduce: la lucha por el poder. Con respecto a esto último, la función de la Historia Política asume un rol activo en estas relaciones y luchas desde una doble perspectiva. Siempre insistiendo en la honestidad y la seriedad que el oficio del historiador demanda, la primera se encuentra en el componente identitario que posibilita las acciones coordinadas de los individuos agrupados. En tal sentido la memoria histórica siempre será un elemento legitimante y cohesionador para levantar distintas reivindicaciones sociales. Pero la Historia Política posee además un importante papel que cumplir en relación a la praxis política que los actores sociales materializan, constituyéndose en un factor que no sólo fundamenta nuestro actuar, sino también en una herramienta de análisis que arroja luces sobre cuál es la dirección en que tal accionar debe dirigirse para conseguir los objetivos trazados. Como ya se ha dicho, esta es una reflexión para nuestro presente. En la lectura que hacemos de éste (y que es la inspiradora de este libro), salta a la vista que las condiciones de vida en que una gran mayoría se encuentra, están lejos de caber en la categoría de “dignas” y que tal situación obedece a problemas estructurales de nuestra sociedad. Entendemos además que los cambios necesarios para lograr soluciones, exigen la participación directa, crítica, consciente y responsable de todos quienes la conformamos. Es así que a nuestro juicio, las tareas que hoy debe fijarse la Nueva Historia Política que nuestro presente nos exige y sobre las cuales en el campo historiográfico ya comienzan a verse avances son, en primer lugar, la superación de una historia narrativa y descriptiva que entienda a la política como la actividad institucional y excluyente desempeñada por elites. En segundo lugar, el desligamiento del panfletarismo con que se la ha estigmatizado, el que en muchos casos existe, reduciendo su producción a un ejercicio de proselitismo político.Y finalmente, consagrarse como una disciplina seria y analítica al servicio de la praxis política de los actores sociales, y en nuestro caso,


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de los actores sociales que han sido históricamente postergados, para que sobre la base de una verdadera democracia, el futuro de todos sea efectivamente decidido por todos.

b) Una aproximación contextual Los artículos contenidos en el presente libro abordan distintos aspectos de la historia política de Chile en el período que va desde mediados del siglo XX hasta nuestra actualidad. Si bien el resultado final puede ser una mirada fragmentada de dicho período, ello obedece a la búsqueda de nuevos temas y enfoques en los que se propone incursionar. Esto no significa, sin embargo, desconocer la existencia de un telón de fondo en torno al cual todos los trabajos se articulan en vistas a explicar algunas particularidades de un proceso general cuyas causas e implicancias van incluso más allá de lo nacional. Tal cuestión, siguiendo la tesis de Luis Corvalán Márquez, puede sintetizarse como la lucha al interior del País entre tres proyectos globales de desarrollo por lograr su implementación, cada uno impulsado por distintas alas políticas que interpretaban los intereses de diversos sectores y clases sociales, y la resolución del conflicto resultante al triunfar el proyecto de la derecha política y el gran empresariado con la imposición de un modelo de desarrollo autoritario y neoliberal, cuestión que se definió con el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Al iniciarse este proceso, el contexto internacional estaba marcado por el conflicto conocido como “La Guerra Fría”, el cual consistió en la lucha entre las dos mayores potencias mundiales que emergieron después de la Segunda Guerra Mundial, por hegemonizar al concierto mundial alrededor de su propuesta política y económica. De tal manera, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) buscaba expandir su proyecto de una sociedad comunista y los Estados Unidos (EE. UU.) hacían lo mismo en función de una de tipo capitalista. En este sentido, América Latina se encontraba formalmente dentro del área de influencia norteamericana, sin embargo, al interior del continente existían grandes convulsiones sociales producto de las paupérrimas condiciones de vida en que los pueblos de los diversos países se encontraban, llegando a cuestionarse así las estructuras sociales tradicionales. Cuba se convirtió en el referente de este panorama al gestarse una revolución que, liderada por Fidel Castro, triunfó en 1959, provocando un cambio en la política que EE.UU. tenía hacia todo el Continente. Esta nueva política constaba de dos aristas: la primera, de tipo político-económica, fue la denominada Alianza Para el Progreso impulsada desde 1961, a través de la cual se buscaba socorrer mediante créditos y programas de desarrollo a los países que iniciaran reformas económicas y sociales que evitaran que la experiencia cubana se repitiera en ellos. La segunda, de tipo militar, corresponde a la formación de las Fuerzas Armadas (F.F.AA.) de dichos países en la Doctrina


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de Seguridad Nacional, la que redefinía sus funciones para responder ya no a los peligros de conflictos internacionales, sino al representado por el llamado “enemigo interno”, identificándose éste con los sujetos que al interior de los territorios nacionales, promovieran las ideas y las prácticas que condujeran a una sociedad comunista. Una expresión concreta de este adoctrinamiento es la Escuela de Las Américas, que funcionó en Panamá entre 1946 y 1984, en ella se graduaron más de 60.000 militares y policías de 23 países de América Latina. Esta situación coincidió en Chile con el agotamiento del patrón de desarrollo sustitutivo de importaciones en torno al cual se había logrado acuerdo al interior de la clase política desde la década de 1930. Esto llevó a que tanto la izquierda como la derecha y el centro, enarbolaran sus propias propuestas alternativas de desarrollo. Así la izquierda cuyo eje político estaba conformado por el Partido Comunista (PC) y el Partido Socialista (PS), se propuso avanzar hacia el socialismo por medio de la nacionalización de las riquezas nacionales, la estatización de la banca y una reforma política que traspasara el poder de decisión al pueblo en general, apoyada principalmente por los trabajadores y sectores populares. La derecha constituida primero por el Partido Liberal y el Partido Conservador, y luego reformulada a partir de 1966 en el Partido Nacional (PN), sentó las bases de lo que luego sería el proyecto neoliberal, consistente en la búsqueda del desarrollo nacional a partir de la empresa privada y la apertura económica al exterior teniendo a los mecanismos del mercado como único regulador de la economía sin la intervención del Estado, lo que políticamente estaría acompañado por una vigorización del Poder Ejecutivo, despreciando a la “politiquería” y defendiendo la naturaleza técnica de las decisiones, para lo cual buscó el apoyo del gran empresariado y la pequeña burguesía nacional. Por su parte, el centro político representado por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), impulsó un proyecto reformista coincidente con las políticas de desarrollo emanadas desde los EE.UU. a través de la CEPAL, estimulando una integración subregional con el fin de ensanchar los mercados y la industria nacional, interpretando primeramente para ello a la clase media y a sectores poblacionales. Como señala Alan Angell, cada uno de estos proyectos fue ensayado desde la década de 1960 en adelante en el marco de una progresiva politización de diversos aspectos de la cultura y la participación activa en la vida política de cada vez más amplios grupos sociales, principalmente de los postergados sectores populares que se manifestaban tanto en lo institucional como en la movilización en pos de sus reivindicaciones sociales. El primero fue el de la derecha encarnado por el gobierno de Jorge Alessandri entre 1958 y 1964. Su fracaso y baja popularidad marcó el inicio de la crisis de representatividad de este sector político cediendo paso al gobierno de Eduardo Frei Montalva entre 1964 y 1970 a cuya candidatura terminó prestando apoyo considerándola un “mal menor” ante la posibilidad real del triunfo que la izquierda tenía, dado el estrecho margen por el que Salvador Allende fue derrotado en 1958 y


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el episodio llamado “el naranjazo”, en que el candidato socialista Oscar Naranjo Arias, fue sorpresivamente electo con gran holgura como diputado por Curicó en una complementaria realizada en 1964 ante la muerte de su padre que ocupaba dicho cargo, cuestión que reflejó el ascenso electoral que estaba viviendo la izquierda. El gobierno de la Democracia Cristiana impulsó algunas reformas de profundo alcance en 1967, como la Chilenización del Cobre, la Reforma Agraria que cuestionó el concepto mismo de la propiedad privada y la Ley de Sindicalización Campesina mediante de la cual se rompió el pacto de dominación que daba a la derecha una sobre representatividad electoral. Empero, el gobierno de Frei Montalva tampoco tuvo un consistente éxito económico ni logró crecer en el apoyo social que necesitaba para seguir gobernando en el siguiente período presidencial. De esta manera el histórico candidato de la izquierda, Salvador Allende, llegó a la Presidencia como representante de la Unidad Popular (UP) triunfando por escaso margen, pero interpelando a amplios sectores sociales vinculados incluso con las políticas más radicales de la Democracia Cristiana. No obstante, durante los tres años que se extendió el nuevo gobierno, la situación política se polarizó en dos bloques, pasando el PDC a constituir una decisiva oposición al ver con malos ojos la profundidad de los cambios sociales que la UP buscaba materializar, las que en caso de lograrse dificultarían de sobremanera su posibilidad de volver a ser gobierno en el siguiente período. Pero la hegemonía de la oposición estuvo dada por el PN y los sectores de extrema derecha, los que supieron imponer una estrategia que apuntaba a sobrepasar la institucionalidad generando una situación de desorden social y cooptando a las FF.AA. para que definieran el conflicto en su favor a través de un golpe de Estado. En este proceso tuvo gran importancia la intervención norteamericana que venía manifestándose con progresivo aumento desde el gobierno de Eduardo Frei Montalva, reflejándose principalmente en apoyo financiero a partidos y otras organizaciones políticas anticomunistas, a campañas mediáticas como la llamada “Campaña del Terror” o a medios de comunicación como “El Mercurio” y a manifestaciones en contra de la UP como el paro de camioneros realizado en octubre de 1972. De esta manera, luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la derecha política y el gran empresariado pudieron implementar el proyecto de desarrollo neoliberal que defendían, dejando la administración del Estado en manos de las FF.AA. y prestando apoyo a la dictadura militar impuesta como colaboradores individuales. En este contexto se procedió a la eliminación de la experiencia política anterior, pues la politización social era vista por las nuevas autoridades como la causa de los conflictos ocurridos, los que habrían sido impulsados por una clase política demagógica que no interpretaba realmente los anhelos de la sociedad a la que habían instrumentalizado para satisfacer sus ambiciones de poder. En concordancia con la Doctrina de Seguridad Nacional, tal eliminación significó la destrucción física de quienes defendían las ideas y prácticas marxistas o de izquierda en general por


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medio del exilio, la tortura y el asesinato de miles de chilenos. Significó también una redefinición de las relaciones sociales en que la política ya no tenía lugar y en el que a las organizaciones de trabajadores, estudiantes, pobladores, etc., sólo les cabía una función de articuladores de las actividades exclusivamente propias de los grupos que representaban, y cuya relación con el Estado se daría solamente bajo el principio de la subsidiaridad, lo que equivale a decir que el rol del Estado correspondería a posibilitar el accionar de los distintos sujetos y cuerpos sociales cuando éstos no pudieran llevar a cabo las tareas específicas para las que estaban organizados, pero sin poder estos últimos influir en la organización de aquél. Todo este proceso tampoco estuvo exento de diferencias al interior de la nueva clase en el poder, la que estaba dividida entre los nacionalistas que defendían la conformación de una sociedad corporativista al estilo de los fascismos europeos (principalmente el italiano) y los llamados “Chicago Boys” (grupo de economistas neoliberales), que aliándose posteriormente con los gremialistas liderados por Jaime Guzmán –fundadores posteriormente de la Unión Demócrata Independiente (UDI)– propugnaban la asimilación de los principios neoliberales como articuladores de la sociedad. Estos últimos fueron quienes lograron hegemonizar a su favor a la dictadura militar. Es así que el proyecto autoritario y neoliberal se institucionalizó a través de la Constitución de 1980, estableciéndose junto con ésta un plan de normalización –consistente en el paso de la administración del Estado desde los militares hacia los civiles– en que el en ese momento General, Augusto Pinochet Ugarte, permanecería en el poder hasta 1997 luego de ser ratificado como Presidente de Chile mediante plebiscito en 1988. No obstante aquello, el optimismo con el que la dictadura veía el proceso que se llevaba a cabo pronto se vino abajo, pues los negativos impactos que las medidas neoliberales habían tenido para los trabajadores y los sectores populares en términos de salarios y empleos, se tradujeron a partir de la crisis económica registrada en 1982, en una serie de paros y jornadas de protestas nacionales desde principios de 1983, lo que vino a desestabilizar fuertemente al régimen. A partir de esto se posibilitó también la rearticulación de la clase política que había sido perseguida durante la década de 1970. Además volvió a tener importancia la influencia norteamericana que veía con preocupación la inestable situación, frente a la cual vio como solución la necesaria conformación de un pacto político que permitiera avanzar a una democracia formal. De esta modo, a lo largo de la década de 1980 los intereses de todos estos actores sociales se manifestaron de manera cooperativa o antagónica, definiéndose el conflicto en el plebiscito del “SÍ” y el “NO” de 1988, en el que se decidiría la permanencia de Pinochet en el poder o la posibilidad de elecciones presidenciales abiertas y competitivas para el año siguiente. Lo resultante aquí fue la conformación de la Concertación de Partidos por el No, coalición que gobernaría por los siguien-


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tes veinte años con el nombre de Concertación de Partidos por la Democracia y que correspondió a la materialización de la alianza entre la clase política de centro e izquierda renovada bajo el amparo de los EE.UU. en el contexto internacional del fin de la Guerra Fría, la que se definió con la caída de la URSS. Así, el fin de la dictadura militar en Chile estuvo marcado por el acuerdo de la Concertación con los militares y con la derecha civil que había cooperado con dicha dictadura, el que se tradujo en el desligamiento de los nuevos gobiernos con respecto de los movimientos sociales sobre los que se reorganizaron en la década anterior, la marginación de la izquierda del sistema político y principalmente, el respeto de la institucionalidad consagrada por la Constitución de 1980 y la continuación del modelo económico neoliberal como proyecto de desarrollo nacional. Con ello los gobiernos concertacionistas revistieron al proyecto impuesto por el régimen militar, de una legitimidad en la ciudadanía a través de la instauración de una democracia formal y el sello social que escasa proporción ha poseído en relación con los enclaves autoritarios y las políticas macroeconómicas que en lo medular han sido conservados. Como correlato de esto, se constata desde el conjunto de la sociedad, una apatía política y el volcamiento hacia el consumo como motor de las aspiraciones y los proyectos individuales de vida. Como corolario de lo anterior, hoy asistimos al triunfo electoral de la derecha en las elecciones presidenciales del 2009-2010, resultando electo Sebastián Piñera como representante de la Coalición por el Cambio, la que desde un programa de tipo tecnocrático y “apolítico”, representa un paso más en la profundización del modelo neoliberal, pues reúne en su gobierno a los mismos civiles que durante la dictadura militar colaboraron con su implementación.

c) Para utilizar este libro: elementos prácticos Como ya hemos dicho, el presente libro está compuesto por una serie de artículos monográficos y de carácter auto conclusivo. Ellos se encuentran estructurados dando prioridad a un criterio cronológico por sobre el temático con la idea de ir construyendo una visión lo más panorámica posible conforme se avanza temporalmente. Se incluye además un anexo conceptual a manera de glosario, vale decir, una serie de conceptos ordenados temáticamente a los cuales se puede recurrir para entender de mejor manera la propuesta teórica desde la cual cada autor argumenta su hipótesis.También pretendemos que resulte de utilidad como una herramienta a la que incluso se pueda recurrir para entender los trabajos de otros investigadores. El anexo bibliográfico también ha sido pensado para profundizar tanto en las temáticas que cada artículo aborda en particular, como para entender el contexto ge-


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neral en que se desarrollan. Cada libro referenciado contiene una breve descripción de su hipótesis y contenido, con el fin de facilitar su posterior consulta. Con el ánimo de amenizar la presentación de los distintos trabajos contenidos y también con el de sintetizarlos desde una perspectiva visual, cada uno de ellos está precedido por una caricatura representativa. Agradecemos muy especialmente a nuestro compañero Álvaro Pinto por empeñarse en esta labor creativa. Finalmente, nos gustaría insistir en que si bien cada artículo es perfectamente legible por separado, una comprensión acabada del período estudiado sólo es posible en la medida que los lectores (re)creen una visión conjunta de éste, esa es a su vez la única forma de entender históricamente la manifestación y articulación de las relaciones de poder en la sociedad de una manera analítica y crítica.

Taller de Historia Política septiembre de 2010


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A la luz de la Historia: El poder moral de negociación en una Iglesia política y sus influencias en el Chile contemporáneo 1962-1970* Francisca Antonieta Villalobos Conejeros**

Resumen: Este artículo pretende analizar el comportamiento de la Iglesia Católica desde una óptica política, motivados por la carencia de estudios que analicen la institución religiosa como un objeto-actor político. Se afirma a partir de esto que esta institución se constituye como un actor político en la coyuntura acaecida entre los años 1962 y 1970, lo anterior se ratifica por medio del surgimiento en su seno de diferentes grupos de carácter episcopal y pastoral y a su vez de discursos relacionados con el acontecer político de la época. Todo esto la hace poseedora de un poder moral de negociación que la sitúa como una institución de gran influencia en el electorado y en la ejecución de los proyectos políticos en disputa hasta la fecha. Palabras clave: Teología de la Liberación – Poder de Negociación – Positivismo.

Este artículo constituye de manera sintetizada y modificada, capítulos de la tesis titulada: Fe y política: la Iglesia Católica y el poder de negociación en Chile 1962-1970. Tesis para optar a los grados académicos de Licenciado en Historia, Licenciado en Educación y al título profesional de Profesor de Enseñanza Media en Historia y Ciencias Sociales, Instituto de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad de Valparaíso, enero 2010.

** Licenciada en Historia y Educación por la Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción El actuar de la Iglesia Católica es relevante. El poder discursivo que esta institución posee sobre la población es evidente, ya que no tiene, ni tendrá vocación de minoría. La importancia de esta institución en su relación con la sociedad ha sido subestimada por múltiples apreciaciones subjetivas de diversos actores que determinan opiniones negativas en torno a su estudio. Sin embargo, se rescata su recorrido en la historia nacional considerando que en la historiografía, salvando algunas excepciones, el estudio de esta institución se ha remitido a una descripción de sus acciones particulares, de manera positivista, omitiendo la mayoría de los aspectos más importantes, elaborando una historia religiosa insuficiente y poco rigurosa, apegada a apreciaciones sobre sus actuaciones en determinadas coyunturas desde el ámbito subjetivo que no alcanzan a dar cuenta del impacto que ésta tiene en la sociedad civil y política de manera objetiva. Considerando lo anterior y lo importante que es este órgano religioso para la sociedad es que se pretende recuperar y resaltar en un análisis, desde la historia política, la importancia de la Iglesia como actor-objeto1 en el escenario político, avanzando en la comprensión del entramado social en su máxima complejidad. Para comprender de mejor manera a esta institución, es necesario decir en primer lugar que no existe unanimidad en su definición, y considerando aquello es que se propone la siguiente conceptualización: la Iglesia Católica es una congregación de fieles creyentes católicos, regida por el Papa en Roma (como vicario de Cristo en la tierra), que pretende la propagación y profundización de la fe cristiana, en el espacio público o privado, de manera total o particular. En vista y considerando lo anterior, la amplitud de su estructura permite evidenciar que la Iglesia se distancia de ser una institución rígida, inflexible, o poseedora de un solo discurso. Por el contrario, existen múltiples voces en su interior que en determinados momentos sobresalen y determinan su recorrido. Considerando lo anterior, se busca establecer si la Iglesia se constituye como actor político, en qué período y de ser así cómo se verifica y qué implicó este proceso. Para responder a las interrogantes recién planteadas, se afirma que la Iglesia Chilena se conformó como un actor político entre los años 1962-1970, verificándose a nivel Episcopal (sacerdotes) como pastoral (laicos), por medio de la elaboración de diferentes discursos y grupos al interior del seno católico.

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Cuando hablamos de actor-objeto, nos referimos a que la Iglesia Católica puede considerarse un actor (como los partidos políticos, los organismos sociales, etc.) que interactúa y conforma el entramado social; y a su vez como un objeto de estudio en sí mismo.


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Para sustentar esta investigación y para poder analizar el comportamiento de la Iglesia Católica en lo político, se emplea como base el análisis politológico desarrollado por Veit Strossner sobre la Iglesia Católica Chilena entre los años 1973 y 1991, quien toma a su vez el marco teórico que el politólogo alemán, Hans Joachim Lauth, utiliza para analizar a la Iglesia mexicana entre 1964 y 19882. En ambos artículos se expone el concepto de BARGANING POWER o PODER DE NEGOCIACIÓN3, distinguiendo de él aspectos económicos y políticos. Para el análisis del caso chileno, el componente económico no es relevante ya que esta institución no se desenvolvió en el mercado como un gran empleador, inversionista o consumidor. No obstante, en cuanto a lo político, Lauth entiende que se vincula a este poder de negociación en lo relacionado con sus propios recursos, es decir, como estructura eficaz, invulnerable y que asegura el funcionamiento del proceso político que se desarrollase en el país. El que la Iglesia chilena haya tenido (y tenga) importantes medios de comunicación evidenció que tanto creyentes como no creyentes, voluntaria o involuntariamente, se apoyaban en estos medios para defender sus posturas respecto al acontecer político, ya sea para atacar, defender o propagar alguna idea, lo que sumado al peso de la voz de la alta Jerarquía (por medio de comunicados, declaraciones y pastorales) y de las elites religiosas, produjo efectos en el contexto político, social y cultural del país. Se puede entonces vincular su función en el ámbito político a la legitimación que ejerce sobre el sistema por medio de la influencia en la opinión pública. Tal y como lo plantea Veit Strasser, se sostiene que: Aparte de su labor en el sector educativo y social, su función puede ser la de legitimar o deslegitimar el sistema político… A través de su influencia en la opinión pública, la Iglesia tiene un gran impacto en la aceptación que la población tiene de las políticas gubernamentales4.

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Strossner, Veit: “La Iglesia chilena de 1973 a 1993: de Buenos Samaritanos, antiguos contrayentes y nuevos aliados. Un análisis politológico”. En: Revista Teología y vida,Vol. XLVII, 2006. El autor se ampara en el marco teórico propuesto por Hans Joachim Lauth en su texto México entre el gobierno tradicional y la modernización. Los sindicatos en la transformación de la política y economía (1964 - 1988), Münster, Hamburgo 1991, para analizar el comportamiento de la Iglesia Católica Chilena, en el proceso político desde 1973 hasta 1993 basándose en la ciencia política. Entendemos para este artículo que este concepto hace referencia a que la Iglesia Chilena (a diferencia de otras instituciones de la región americana) al no poseer influencias en el mercado como propietaria o inversionista desarrolla un rol de negociadora entre las agencias políticas (llámese partidos, organismos sociales, etc.) influenciando las mentalidades del electorado. Strossner, Veit. op. cit. p. 78.


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Considerando que la Iglesia no poseía medios eficaces para influir en el proceso político, se apoyó en sujetos individuales o partidos políticos, para que como “sucursales del poder” éstos ejercieran la “canalización de sus intereses”, existiendo entonces dos campos de acción que en la práctica chocaron recurrentemente. Por una parte lo pastoral (tareas dentro de la comunidad católica) y, por otra, lo eclesial (tareas de la Iglesia como institución relacionada con otras dentro y fuera del país). La Iglesia, por su integridad, debía asumir posturas relacionadas con sus intereses y debía responder y unificar las posturas personales de los miembros de la alta Jerarquía, que eran quienes finalmente determinaban las pautas de acción del comportamiento institucional y por ende, de la población católica. Esto en la práctica, entre 1962 y 1970, reflejó la inestabilidad política existente al interior de la institución eclesial y la dificultad de tomar una postura unívoca en lo concerniente a su rol como una de las instituciones civiles más importantes del país, intermediando entre las fuerzas políticas y sociales para asegurar lo que para ellos era la “estabilidad de la nación”. Sobre lo anterior, se sostienen las siguientes apreciaciones: En primer lugar, se afirma que su poder de legitimación no se determina por lo social, funcional o democrático de su estructura, sino por su alcance religioso, es decir, por el anuncio del reino de Dios y por su servicio a hombres y mujeres. Por lo tanto, como quiere servir a todos, necesariamente debe participar en el proceso político, y aun más, considerando las posibles amenazas en el cumplimiento de su misión. En segundo lugar, para lograr este objetivo en el quehacer social (considerando la universalidad de sus temáticas y la necesidad de vincularse con lo terrenal) usa diferentes tácticas: apelaciones al gobierno y a la opinión pública por medio de declaraciones, cartas pastorales y manejo de influencias con personas poderosas en el sistema político y/o económico. La Iglesia fue capaz de legitimar o deslegitimar el sistema político por medio de diversas publicaciones (principalmente en la Revista Mensaje), las cuales por su carácter religioso y de medios masivos de largo alcance en la época estudiada, presentaron distintos análisis de la realidad nacional emanados y sustentados en la Jerarquía o desde sus centros de estudio. Esto último contribuyó de manera directa a la movilización o desmovilización de la población. En tercer lugar, en cuanto a su rol dentro de la sociedad, se evidencia que el contexto social se replica al interior de la institución. Con esto se quiere plantear que las formas de vivir la religión dependen del lugar que se ocupa en el entramado social, esto es, dependen de la clase social a la que cada fiel pertenezca. Por lo tanto, cada uno vive de manera diferente su vocación religiosa. Se debe considerar además que la institución a la que pertenecen posee recursos propios como instituciones de enseñanza, espacios de prensa, organizaciones y distintos movimientos de laicos. A partir


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de lo anterior, es posible comprender lo difícil de producir un discurso homogéneo, haciéndose casi imposible obtener una linealidad en sus posturas políticas. En una perspectiva más global, considerando que en la Institución religiosa se cruzan las realidades de clase, podemos distinguir Iglesias ricas o pobres. Las Iglesias ricas tienen por centro a la Iglesia Romana y geográficamente representan a las del primer mundo. Las Iglesias pobres son el resto, la periferia, el tercer mundo. Ambas, las ricas y las pobres, se encuentran influidas por el sistema de producción y por los conflictos sociales y por ende cada episcopado (o aparato eclesiástico) desempeña permanentemente (consciente o inconscientemente) funciones en la lucha de clases.5 Al reflejarse las estructuras sociales y culturales de sus fieles, se evidenciaron las diferencias económicas y políticas que evitaron la uniformidad y aumentaron la ambigüedad de las posturas al interior de la jerarquía católica. Para el caso latinoamericano y chileno, respecto a las relaciones intraeclesiales (entre el Vaticano, la Jerarquía y los fieles) y con la sociedad civil (Estado y ciudadanos), se impulsó un acercamiento desde el catolicismo hacia la modernidad, relacionado con los intereses económicos de algunos sectores y con las necesidades de los más pobres. Esto trajo, por una parte, la vinculación y promoción de una serie de políticas y reformas (como la reforma agraria) y, por otra, la negación con ciertos proyectos políticos y económicos (como el de la izquierda marxista)6. No obstante lo señalado, la Iglesia se situó en la sociedad moderna, como una institución que veía en peligro su poderío y tanto sus formas como sus contenidos tendieron a licuarse antes de publicarse. Esto patentó la inauguración de una práctica política que combatió la “pérdida de terreno” de la Iglesia, frente a la modernidad.

2. Un objeto-actor político Uno de los hitos más importantes en la configuración de la Iglesia Católica como sujeto político, fue la realización del Concilio Vaticano II (1962-1965)7, reunión en la que se determinaron las soluciones para enfrentar las problemáticas relacionadas con la “puesta al día” de la Iglesia en relación a las necesidades de la sociedad moderna. No obstante lo anterior, fue una instancia que reflejó la incapacidad de las

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Citado de Fussel, K.: “Condicionamientos socioeconómicos de la Iglesia”. En: Concilium 164, abril 1981. pp., 25-26. En: Codina, Víctor; de Prada, Miguel Ángel; Pereda, Carlos: Analizar la Iglesia. Ediciones HOAC, Madrid 1981. p. 90. Codina, Víctor; de Prada, Miguel Ángel; Pereda, Carlos: op. cit. p., 82. Para estudiar nuestra temática, tomamos algunos modelos analíticos aplicados a la Iglesia española y los aplicamos al caso chileno. Entendemos por concilio, una gran reunión de todas las Iglesias representadas por sus máximas autoridades (obispos y arzobispos) donde se abordan problemáticas doctrinales o disciplinares que atraviesa la institución.


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Jerarquías de mantener una homogeneidad discursiva e interpretativa del mensaje del evangelio a nivel mundial, que amenazó la unidad de la Iglesia. Este espacio conciliar conmocionó las prácticas religiosas tradicionales (desde el devocionismo puritano del siglo XIX a la aceptación a ciegas del criterio de autoridad papal, conciliar y episcopal) y reflejó la necesidad de vincular a las Iglesias del primer mundo con las Iglesias del tercer mundo, las menos poderosas (establecidas en ambientes de altísimos niveles de pobreza y de conflictividad social) que enfrentaban una gran desvinculación con sus fieles, lo que las llevó a una gran crisis de afiliación religiosa, a la que se sumaba un fenómeno de fondo: la revolución popular antioligárquica y antiimperialista8. Es en estas dos líneas convergentes, que se puede encontrar la explicación de los acontecimientos que marcaron a la Iglesia latinoamericana después del medio siglo. El 3 de junio de 1963, en pleno concilio, murió el Papa Juan XXIII a causa de un cáncer al estómago, lo que conmocionó a una Iglesia en reformulación por lo que su sucesión fue un tema prioritario, considerando la importancia que tenía esta elección en un contexto caracterizado por la heterogeneidad de las líneas políticas y la necesidad de poner orden. El asunto se resolvió el 21 de junio con la elección del cardenal Giovanni Battista Montini, quien asumía como el Papa Pablo VI a los 66 años. Es relevante decir, que este cardenal poseía antecedentes políticos relacionados con la formación de la Democracia Cristiana, lo que llegó a ser determinante en el contexto político de la época. En Chile, el 22 de marzo de 1962 fue nombrado Cardenal el sacerdote Raúl Silva Henríquez y con ello la Iglesia comenzó un proceso de reformulación y de transformaciones que se plasmaron en el plano pastoral y doctrinario, nacional e internacionalmente. La publicación, un poco antes de este nombramiento, de la pastoral colectiva denominada “La Iglesia y los problemas del campesinado chileno” sentó las bases de lo que sería la implementación de una reforma con inspiración cristiana, con el propósito de “transformar íntegramente al hombre, valorizar todas sus posibilidades individuales, colectivas y espirituales y reestructurarlo todo en Cristo”9. Este acercamiento con las problemáticas del hombre tuvo su mayor expresión en la promulgación de una nueva pastoral colectiva, denominada “El deber social y político en la hora presente”, el 18 de septiembre de 196210. Este documento tiene su origen en un diagnóstico que arrojó diversos problemas, como la dispersión del esfuerzo pastoral, la cada vez más disminuida influencia en la sociedad chilena (debilitada aun más con las nuevas corrientes ideológicas), lo que tenía su origen en el alejamiento de la Iglesia con los problemas reales, en la ausencia de un programa 8

Dussel, Enrique: Historia de la Iglesia en América Latina. Medio milenio de coloniaje y liberación 1492-1992. Editorial Mundo Negro-Esquila Nacional. Madrid, 1992. p. 206. 9 Cavallo, Ascanio: Memorias del Cardenal Raúl Silva Henríquez, Ediciones Copygraph. Santiago, 1991. p, 243. 10 Publicada por la Revista Mensaje, número 114, 1962.


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conjunto, y en un enfoque apostólico predominante que dejaba fuera la acción de los laicos en la propagación del cristianismo11. Se afirmaba que la hora que vivía la Iglesia era una hora de acción, por el compromiso que tenía con la gestación de una patria nueva, siendo por este deber, imprescindible hacer llegar la voz de la Iglesia a todos sus fieles12, lo que hizo notar la necesidad de modificar el trato con los fieles chilenos. Para su mejoría fue declarado un “estado de misión” que impulsó la creación de nuevas diócesis y de una central de difusión para la propagación de la fe. Es muy relevante en este documento la fuertísima crítica al marxismo, que lo descartó como una opción política posible para solucionar las problemáticas sociales. Según el pensamiento de la Iglesia, el comunismo se oponía diametralmente al cristianismo, ya que esta ideología sembraba el odio, exacerbaba las diferencias de las clases sociales y procuraba que la lucha de clases se hiciera violenta y destructiva de todo el orden actual. Para la Iglesia, la destrucción de la idea de Dios, de patria y de los vínculos más sagrados que provocaba la instalación del socialismo en un país, venía de la mano con la elevación del partido único como el “nuevo Dios”, eliminándose cualquier intento de espiritualidad en la nueva sociedad. Para poder fundamentar esta idea y negarla rotundamente, la jerarquía anunció en la carta pastoral del deber social y político, lo que consideró las causas de la propagación del marxismo. Entre dichas causas encontramos que: 1. Este (marxismo) ocultaba su verdadera faz; 2. El excesivo abuso de la economía liberal sobre los trabajadores, lo había promovido como solución de justicia; 3. La debilidad e inoperancia de los gobiernos en encontrar las soluciones definitivas a las problemáticas sociales; y por último; 4. Que (el comunismo) se había impregnado de un poder sobre la verdad que le entregó una gran credibilidad, por medio de un espejismo de éxito futuro que confundía a la sociedad13. Se condenó al comunismo convocando a su vez a los cristianos a contribuir en la modificación de aquel estado de cosas no cristiano, de manera rápida y profunda, guiándose por el Evangelio y la Doctrina Social, apartándose del marxismo y por ende, apoyando a las tendencias que construirían una sociedad justa bajo la mirada del evangelio. Es relevante señalar que esta tesis sobre el comunismo se sustentó en la encíclica14 Divini Redemptoris promulgada en 1937 por el Papa Pío XI, en la cual criticó y rechazó al comunismo bolchevique. Ésta afirmaba además que:

11 El detalle de esta misión es relatado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, quien lo asumió como su tarea personal en el Episcopado. En: Cavallo, Ascanio, op. cit. pp. 277-280. 12 Ibíd., p. 577. 13 Revista Mensaje. “El deber social y político en la hora presente”. p. 582-584. 14 Entendemos por encíclica, una carta masiva dirigida a toda la comunidad católica.


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…del triunfo del comunismo, la Iglesia y todos sus hijos no podían esperar sino persecución, lágrimas y sangre (…) y quienes quisieran colaborar con la causa comunista, pretendiendo alianzas tácticas, debían saber que con dolor…son hijos que se han apartado de la casa paterna15. Estas nuevas formas de hacer Iglesia disgustaron a comunistas y conservadores, quienes consideraron que se había ejercido una intervención política nunca antes vista en su historia. La molestia fue tan profunda que inclusive llegó al Parlamento, en el cual se propuso sin éxito una interpelación formal al Cardenal. Los comunistas enfatizaron que nadie impediría la llegada del comunismo al país y los liberales, que tampoco estuvieron ajenos a esta problemática (ya que sintieron una condena al sistema capitalista), publicaron una declaración en contra de esta carta pastoral. En un punto de unión jamás visto antes, comunistas y liberales coincidieron en que se favorecía a la Democracia Cristiana, lo que acercaba a la Iglesia en temáticas políticas que no pertenecían a su área de influencia. Afirmando lo anterior, la historiadora Sofía Correa16 menciona que la Iglesia que había confiado en el partido conservador en la aplicación de la política anticomunista, volcó desde los sesenta su apoyo al PDC, influenciado por el obispo Manuel Larraín y el cardenal Silva, los cuales a su vez se encontraban fuertemente influenciados por los jesuitas Roger Veckemans y Renato Poblete, quienes vislumbraban la coyuntura presidencial de 1964 y el rol que le cabía a la Iglesia respecto a la posición de las fuerzas católicas. Sin embargo, en el plano pastoral, con las nuevas corrientes ideológicas que llegaban desde mediados de siglo al interior del clero y a la sociedad católica, comenzó el desarrollo de una heterogeneidad doctrinal que amenazaba su integridad y solidez como institución, lo que produjo importantes divisiones en lo teórico y en lo práctico. En la tendencia política de izquierda encontramos la Teología de la Liberación, las Comunidades Cristianas de Base Popular y el Grupo de Acción Laica Iglesia Joven. Todos poseían un planteamiento ligado al socialismo y a la igualdad y justicia en lo económico, que no negaba la defensa violenta de los derechos de los desposeídos en América Latina. Este grupo fue importantísimo en la historia chilena y marcó una impronta en las organizaciones sociales que se desarrollaron posteriormente. Desde la derecha se agrupó una organización laica y católica llamada Fiducia. Este grupo de ultraderecha contaba con el favor de una parte de la alta jerarquía del Vaticano y se dedicó a la defensa de la integridad de la Iglesia en una tendencia ultraconservadora

15 Cavallo, Ascanio: op. cit. p., 255. Palabras del mismo Cardenal Raúl Silva Henríquez. 16 Correa Sutil, Sofía. “La opción política de los católicos en Chile”. En Revista Mapocho, Nº 46, segundo semestre, 1999.


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ante las divergentes corrientes políticas y teológicas que se presentaban en el seno de esta misma17.

3. 1964-1970: Elecciones presidenciales: ¿con o sin la Iglesia? La transición de la Iglesia como una institución política se comprobó en las instancias electorales, y es por ello que se revisará someramente las candidaturas y procesos en los que la Iglesia se vio involucrada. La coyuntura electoral-presidencial de 1964 se mostró determinante desde sus inicios. Considerando el proceso de crisis que vivía el país ante el agotamiento del modelo de desarrollo productivo, el denominado modelo de sustitución de importaciones y el descontento popular que se acrecentó durante el gobierno del empresario Jorge Alessandri que había generado altas expectativas, que no fueron satisfechas. Tal como la plantea Arturo Valenzuela18, en su análisis del contexto partidista antes de las elecciones, el partido Demócrata Cristiano se propuso poner fin a la polarización de la sociedad entre dos opciones políticas: izquierda y derecha, lo que sumado a un discurso socialcristiano le permitió la conquista del centro político (que antes le pertenecía al Partido Radical) y de algunos sectores de la Derecha que veían como su coalición se derrumbaba ante la falta de una unidad programática y la multiplicidad de tendencias para resolver la crisis que dejaba el gobierno del empresario. La DC se erigió entonces como la nueva fuerza política. En importante destacar que el contexto bipolar configurado después de la segunda guerra mundial, entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética, se replicaba en los países de América Latina, que eran territorio de dominio capitalista. Es por esto que la potencia del norte no escatimó recursos en la defensa de su territorio ante la posibilidad de la llegada del socialismo. Considerando lo anterior, la Iglesia recibió entre 1965 y 1970 importantes donaciones provenientes de los Estados Unidos y Europa para financiar programas que evitaran la promoción del cambio social y la llegada del comunismo. Los dineros alcanzaron una cifra cercana a los 35.8 17 Para una mayor profundización en el recorrido de ambas agrupaciones, consultar mi tesis denominada Fe y política: la Iglesia Católica y el poder de negociación en Chile 1962-1970, Instituto de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad de Valparaíso, enero 2010; en la que hay una reconstrucción de ambas agrupaciones, sostenido en el análisis a sus documentos más importantes y en su quehacer en la época. 18 El autor intenta explicar las causas del golpe de Estado de 1973, de ahí que se sostenga como tesis que el derrumbe democrático se produjo por la erosión del centro pragmático del sistema político, lo cual provocó la polarización de la sociedad y de las instituciones neutrales que se encargaban de dar estabilidad al régimen. A pesar de que se considera que el autor obvia importantes factores dentro de su análisis, como los movimientos sociales y el actuar desestabilizador de ciertos actores. Tomamos su análisis político partidista sobre la Democracia Cristiana como centro político polarizador. En Arturo Valenzuela, El Quiebre de la Democracia en Chile, FLACSO, Santiago, 1989.


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millones de dólares, cifra impresionante si se compara con la recaudación interna que alcanzó sólo 1.9 millones de dólares en el mismo período19. Esta cooperación que es posible insertar en un actuar desestabilizador, se plasmó en la denominada “Campaña del Terror” que tuvo como fin desprestigiar a la izquierda y sembrar el miedo ante el posible triunfo del candidato socialista Salvador Allende. Tanto la Derecha como la DC predecían el futuro ataque a la Iglesia si es que ganaba el socialismo, y personificaron la figura de Allende, el candidato de izquierda, como un dictador socialista obediente a las órdenes de Moscú y La Habana, que quería exterminar físicamente a todos sus adversarios, dentro de ellos, los fieles católicos. Se hacía notar la inquietud no sólo del Episcopado, sino también del Papa Pablo VI quien se interesó por la situación política que atravesaba el país: “la situación es grave, y la suerte de la Iglesia en el futuro y su independencia y libertad están seriamente amenazadas20”. Era evidente la preocupación y también los alcances de esta contra propaganda, plasmada en la elaboración de un informe confidencial dentro del Episcopado, el cual aseveró que: …la situación se presenta muy difícil, el candidato socialista es en realidad un candidato comunista y su triunfo es un triunfo del comunismo, con todas sus consecuencias. La iglesia, si ellos triunfan entraría a corto plazo a la condición de Iglesia del silencio (…) además consideran los comunistas que el triunfo en Chile les asegura el triunfo del comunismo en toda América Latina, dada la influencia que tiene Chile en el continente…21. EL Cardenal Silva Henríquez propagó una prohibición estricta de no intervenir en política y declaró la independencia de la Iglesia en relación a las instituciones sociales, a pesar de que en el alto clero se hablara confidencialmente, como se acaba de ver, de las opciones políticas de los fieles. Conjuntamente, en vistas a la campaña presidencial, publicó cerca de 20 mil ejemplares de la pastoral del Deber social y político (emitida en 1962), lo que se consideró por políticos de izquierda como un intervencionismo. Algunos obispos afirmaron la necesidad de pronunciarse en forma tajante frente al Comunismo, condenando a quienes se relacionaran con el partido comunista o socialista. Esto desencadenó un debate al interior del clero, dentro del cual se analizaron las vinculaciones entre la Iglesia y los partidos políticos, concluyendo que ese tipo de acciones, no eran auspiciosas para la Iglesia post Vaticano II, en su 19 Correa, Sofía. op. cit. p. 196. Extraído de Smith, Brian: The church and politics in Chile. Challenges to modern catholicsm. Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1982. p. 182. 20 Cavallo, Ascanio: Memorias del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Editorial Copygraph. Santiago, 1992. tomo II. p. 9. 21 Ibíd., p. 14.


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fase de ampliación de los vínculos con la sociedad. La preocupación cruzó la frontera cuando la Santa Sede un mes antes de la elección exigió conocer las medidas para frenar el avance del Comunismo en el país. Finalmente, en este ambiente de polarización en alza y de alto nivel de intervención de la Iglesia, en las elecciones del 4 de septiembre de 1964 se obtuvieron los siguientes resultados: para el candidato del Frente Democrático Julio Duran, 4.94% (125.233 votos), Salvador Allende por el FRAP obtuvo un 38.64% (977.902 sufragios) y Eduardo Frei Montalva por la DC en alianza con la Derecha y los EE.UU., triunfó con un 55.67% (equivalente a 1.409.012 votos). Estos resultados crearon un ambiente político confuso, altamente conflictivo y polarizado que comenzó a generar un sentimiento de desconfianza en relación a las capacidades del sistema político chileno22. La llegada de la Democracia Cristiana al poder ejecutivo significó un gran impacto para la Iglesia y su base popular, causado principalmente por las coincidencias entre el comunitarismo, base del partido cristiano, y la Doctrina Social de la Iglesia. La mayoría de los líderes y militantes de la DC formaron parte en su pasado de los movimientos apostólicos de la Iglesia y al acceder al poder, se produjo un desplazamiento de cierta base eclesial a la militancia democratacristiana. Esto vinculó el accionar del PDC con el Episcopado y el Sacerdocio, al evidenciarse una cercanía no sólo teórica sino también de base, politizándose el movimiento apostólico y temporalizando las tareas de la Iglesia. La estrategia política de la Jerarquía eclesiástica tuvo grandes consecuencias para el acontecer político y la sensación de urgencia, de dramatismo y de constructivismo social se incluyó en los diagnósticos sobre la realidad política y la necesidad de neutralizar al comunismo23. La Misión general, la nueva edición de la Pastoral sobre el Deber Social y Político, la educación en la Doctrina Social de la Iglesia y la utilización de los medios de comunicación de la Iglesia (como las revistas Mensaje, La Voz, entre otras) consolidó esta intervención y dejó al Partido Conservador fuera de la estructura eclesial que estaba comprometida ahora con el Partido Demócrata Cristiano. Paralelamente, y desde el otro lado político, nuevas corrientes despertaban en otras latitudes que no dejarían de repercutir en Chile. Una de ellas fue la Teología de la Liberación, ampliamente discutida, negada y aceptada por diversos sujetos en toda la historia de la Iglesia. El inicio de esta corriente teórica dentro de la Iglesia, la situamos en la II Conferencia Episcopal de Medellín en 1968, donde la denominación de la Iglesia como servidora de los pobres dio cabida a la relectura del evangelio. La Teología es una reflexión, que se entiende como expresión de comunidades cristianas que han madurado en la fe y que para enfrentar sus tareas, buscan situarse de cara a sus realidades locales. Esta corriente de pensamiento-acción tuvo repercusiones

22 Valenzuela, Arturo: El quiebre de la democracia en Chile. Edición FLACSO. Santiago, 1989. p. 109. 23 Correa, Sofía: op cit. pp. 191-203.


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principalmente en Brasil, Argentina, Centro América y Chile. Uno de los máximos exponentes en nuestro país fue el sacerdote Ronaldo Muñoz. Asumiendo una opción preferencial por los pobres, se preocuparon de la condición inhumana y antievangélica en la que vivían los pobres latinoamericanos. Esta situación de “violencia institucionalizada” (entendida como una violencia de los mismos seres humanos, contra otros seres humanos) poseía en sí misma, estructuras socioeconómicas y categorías mentales, las cuales la definen como una “condición injusta”, contraria a la dignidad humana según el evangelio. Ante esta cuestión de justicia, la opción preferencial por los pobres, fue el desafío para una parte de la Iglesia de ser la voz de los sin voz y de ver en la figura del pobre, a un agente con derecho de ser y cambiar su destino24. Desde la firma del manifiesto de los Obispos del Tercer Mundo en 1967, se hizo el llamado a adoptar posturas socializantes, y se puede ver que algunos sacerdotes van a adoptar la Revolución socialista como única salida para los problemas fundamentales de América Latina. Uno de los íconos de esto fue el sacerdote colombiano Camilo Torres, pero otros destacados en Brasil fueron el Obispo de San Andrés, Don Marcos, el sacerdote Leje de Belo Horizonte y Ruas de Manao, por mencionar a algunos25. La posibilidad de realizar una vinculación del marxismo con la Teología se ha intentado desde hace algunos años. Es posible decir que el cristianismo fue historizándose y tomando conciencia de las condiciones de opresión en las que había vivido la clase oprimida, y el llamado a “construir el reino de Dios en la tierra” significó la adopción del modelo socialista26. Sin duda, estos elementos pertenecientes a épocas posteriores al debate cristiano-marxista de los sesenta no influyeron en el diálogo de la época, pero sí nos sirven para entregar cierta claridad de este pensamiento y coherencia en la hora de determinar cuál fue el rol en la configuración de los grupos de opinión-acción diferentes al parecer de la Jerarquía. Grupos que estuvieron con la Teología de la Liberación, por la invitación a definirse como cristianos políticamente, porque propagan la solidaridad cristiana, negando la caridad paternalista, es un postulado de denuncia de la explotación en la clase trabajadora27. Considerando el debate político en alza, 1969 fue un año decisivo en la política chilena. En marzo se realizaron las elecciones parlamentarias, en las cuales la inter-

24 Gutiérrez, Gustavo: “Pobreza y Reflexión Teológica, Cuarenta años de la Teología de la Liberación”. En: El Catolicismo del Siglo XXI, involución de la Iglesia Católica Chilena, de la Teología de la Liberación al Papa Benedicto XVI. Selección de Artículos de Le Monde Diplomatique. Editorial Aún Creemos en los Sueños. Santiago, 2007. pp. 41-46. 25 Ibíd., p. 96. 26 Ibíd., p. 67. 27 Escobar, Jaime: Porque estamos con la Teología de la Liberación. Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, 1985.


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vención de todas las coaliciones se hicieron presentes desde comienzos de año.Ya en enero la izquierda a través del Comando Nacional de Trabajadores había convocado a un paro para el 8 y 9 de enero y días después terratenientes del Sur derechistas, bloquearon la carretera del Sur para desestabilizar el precio del trigo, siendo algunos de los alcances de la gran y determinante disputa electoral, vista como el antecedente de las presidenciales. En las elecciones parlamentarias de 1969, antesala de las presidenciales, el Partido Nacional tuvo un 19.97%, el Radical un 13.03%, el Socialista alcanzó un 12.23% y el Comunista un 15.91%. La coalición de Gobierno alcanzó un 29.78%, cifra que lo situó como el partido mayoritario28, pero en declive en relación a las elecciones anteriores. Lo interesante fue el repunte del Partido Nacional, que mostró el aumento del ambiente polarizado y el desgaste de la política comunitarista, ante lo cual la DC ya comenzaba a manifestar la necesidad de vincularse con otras fuerzas políticas. La baja considerable de la coalición cristiana, se explica con la emergencia de una nueva Derecha, que recibió los votos de los sectores críticos de la administración de Frei que ya antes habían votado a favor del centro por ser la alternativa al Marxismo. Mientras que la izquierda también había crecido, aunándose las posturas y acercándose a la unión programática. El PDC logró proclamar a Tomic como Candidato presidencial en busca de una alianza amplia con los socialistas. La izquierda se unía en torno a la tesis del polo revolucionario, aunando posturas en el Frente amplio, el Partido Radical (ala izquierda), el MAPU, el PS y el PC, los cuales proclamaron nuevamente a Salvador Allende, y simultáneamente rechazaron cualquier tipo de alianza con la DC. La Derecha, por su parte, agrupada en el gremialismo, el Partido Nacional y algunos grupos de acción directa radical como el Frente Patria y Libertad, decidió proclamar como candidato al ex presidente Jorge Alessandri, el cual ejecutaría sus líneas programáticas centradas principalmente en la construcción de un estado subsidiario. El acontecimiento que más impacto tuvo en este período eleccionario, fue el levantamiento de las tropas del regimiento Tacna, comandado por el general Viaux, el 21 de octubre de 1969: el “tacnazo”. Este fue un acto reivindicativo del Ejército por las remuneraciones y equipamientos pero podemos interpretarlo derechamente como una acción reivindicativa de las FFAA, por los resultados electorales de marzo y por la necesidad de ponerse en el nivel de los poderosos. La revista Mensaje fue la primera en decir que habían despertado las ambiciones golpistas29 reconociendo un clima de intranquilidad y la necesidad de hablar respecto a los hechos sucedidos a causa de su criticado silencio manifestado en otras oportunidades o coyunturas políticas.

28 Correa, Sofía et al: Documentos del siglo XX chileno. Editorial Sudamericana, Santiago, 2001. p. 94. 29 Revista Mensaje, Editorial: “Cuando despiertan las ambiciones golpistas”. Nº 85, diciembre de 1969. p. 597.


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Por primera vez, a partir de la crisis que atravesaba a la institución castrense, se cuestionó cuál era el lugar de las FFAA en la política nacional y cómo debían reformarse para convertirse en garantía de la búsqueda común y de la realización de los ideales nacionales, contribuyendo en la defensa de la democracia para el desarrollo nacional30. El Episcopado no hizo oídos sordos y elaboró una declaración sobre “La Situación Actual del País”, la cual tuvo por objeto ser un elemento de reflexión para prevenir situaciones que traerían inútiles e injustificados sufrimientos31. Con la aclaración de que no era su intención involucrarse en la política partidista del país, a favor de la conciencia y convivencia democrática, definida por la participación amplia del pueblo en las tareas y los bienes de la nación. Los Obispos reconocieron la importancia de no suprimir el sistema democrático, ya sea por partidos políticos, grupos terroristas o por las Fuerzas Armadas, y a su vez aceptaron el aumento de la participación ciudadana en los quehaceres de la nación siendo inadmisible que un grupo decidiera tomarse el poder por medio de la fuerza, pasando por sobre la voluntad ciudadana, resucitando un paternalismo ya superado32. Por lo mismo, condenaron el “golpe de Estado”, y solicitaron a los partidos que se encargaran de hacer un juego democrático limpio, manteniendo la paz, el respeto por las ideas y las personas en pos del bien común, considerando que: La imposición de una política por medio del terror, por la dictadura o por las armas, traía consigo la represión brutal de los que se oponen, y la supresión de todas las libertades consideradas peligrosas por los que detentan el poder. El país entraría en la vía de los juicios políticos, de las relegaciones, de las injusticias flagrantes, de la supresión de toda prensa libre, de toda posibilidad de defenderse, de las sospechas, de las calumnias y por último del paredón33. En marzo de 1970, el Cardenal convocó a una asamblea plenaria, donde lo central fue la actitud del Episcopado ante las elecciones. En plena discusión se evidenció, cuenta el Cardenal, que todos los candidatos habían estado presionando a más de un Obispo para contar con la opción política de los católicos y algunos en la reunión manifestaron la necesidad de que el episcopado condenara la candidatura marxista. Por último se estipuló mayoritariamente que el papel de la Iglesia era de “prescindencia agudizada por la amenazante desunión de las bases católicas”34. Por esto 30 Revista Mensaje, Editorial: “Reflexiones después del Golpe”. Nº 84, noviembre, 1969. p. 526. 31 “Declaración Episcopal sobre la Situación Actual del País”, en Revista Mensaje. Nº 186, enero-febrero, 1970. p. 77. 32 Ibíd., p. 78. 33 Ibíd., p. 79. 34 Cavallo, Ascanio: op. cit. p. 176.


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no se produjo un pronunciamiento público del Episcopado, aunque aumentaba la participación de sacerdotes, religiosas y laicos en la campaña ya que la llegada de la Teología de la Liberación en la práctica significó la vinculación de algunos sacerdotes en la campaña de Salvador Allende, como es el caso de Darío Marcotti y de Roberto Lebegue, quienes se preguntaron en medio de una prédica ¿tenemos que renunciar a la lucha de clases para no romper la unidad entre cristianos? Clarificando aun más la contradicción entre la opción por los pobres y la unidad de la institución eclesial. Ambos fueron el caso chileno de un proceso latinoamericano que se replicaba en Colombia con el grupo Golcolda, en Argentina con el Movimiento de Sacerdotes Tercer Mundo y en Perú con la Organización Nacional de Información Social ONIS35. Para mantener la línea política de la Iglesia, el Cardenal publicó la Carta Iglesia, Sacerdocio y Política, en la que declaró que la Iglesia no tenía ni estaba ligada a ningún sistema de partido político reafirmando sobre el sacerdocio que el servicio propio (de ellos) era ofrecerse para que en la Iglesia los hombres encuentren su casa: la casa donde se puede legítimamente discrepar, siendo incluso adversario, pero no enemigo36 . Finalmente, en campaña, la opción de la izquierda se perfilaba como la ganadora a pesar de los costos de la campaña del terror en torno a la candidatura marxista. En medio de esto y ad portas a la elección de septiembre, Allende se reunió con el Cardenal y le afirmó que “no tocaría a la Iglesia ni con el pétalo de una rosa”37. Todos se sentían ganadores, y la Iglesia no visitaría al candidato electo sino hasta la expresión de la voluntad democrática del 4 de septiembre. La mayoría relativa de Allende obtenida el día del sufragio, puso a la Iglesia en una encrucijada, donde su opción política reformista -evidenciada a lo largo de esta investigación- quedaba relegada a la opción marxista de la Unidad Popular, inaugurándose con esto la intervención política por medio del Poder Moral de Negociación entre los actores políticos, a favor de una democracia y un constitucionalismo donde se respetara la dignidad humana.

4. Conclusiones El estudio de la Iglesia como actor político en Chile, verificó cómo el conflicto de clases entre 1962 y 1970 se replicó al interior del seno sacerdotal manifestándose en una diversidad en las posturas de los católicos, consolidando la actuación política de la Iglesia. Esto impidió que la Jerarquía pudiera mantener una homogeneidad discursiva e interpretativa del mensaje del evangelio, lo cual desató una crisis institucio35 Ibíd., p. 181. 36 Ibíd., p. 182. 37 Ibíd., p. 183.


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nal que antecedió el gobierno de Salvador Allende y que se manifestó en la formación de múltiples grupos y discursos. Se puede concluir que la Iglesia se encontraba en crisis por el desajuste entre el carácter totalitario de su doctrina y los requerimientos pluralistas de la sociedad moderna. Diversos grupos manifestaron esta distancia ofreciendo las respuestas que no encontraron en el seno de la formalidad eclesiástica. La jerarquización en todos los niveles tuvo como consecuencia inmediata la separación entre dirigentes y dirigidos. “Los dirigentes eran la minoría rectora, y los dirigidos la mayoría que había despertado de su pasividad y que había levantado la necesidad de modificar las relaciones desde la Santa Sede con los órganos colegiados y con las Iglesias locales. Esto produjo que se enfrentaran los que entienden, los profetas, teólogos, los del magisterio, etc.; los que lo administran, el clero; los que practican, los religiosos, orden del ser; y los fieles obedientes, formando la orden del deber38”. En relación a la formación de corrientes y contracorrientes en el seno eclesial, se evidenció que la estructura social se replicaba al interior de la Iglesia. La empresa, el estado, el partido, la escuela y la familia pasaron a ser una estructura dentro de la Iglesia, que se entendió como una identidad colectiva unida por un sentido de espiritualidad, que estableció una relación múltiple entre la sociedad civil (estado y ciudadanos), la Santa Sede y la Iglesia misma entendida como la Jerarquía y los fieles. Esto significó que la Jerarquía asumiera funciones en la lucha de clases. Para poder entender de mejor manera como surge esta situación en la Iglesia se propuso un esquema de análisis, en el cual se pudo ver que la Iglesia Católica al ingresar a una sociedad liberal debía afirmarse en un modelo que le entregara legitimidad en el corto plazo. Ante la multiplicidad de los modelos simbólicos creados en la interpretación del evangelio, la Iglesia iba a adoptar el modelo que recibiera mayor aceptación y que le asegurase la máxima cohesión en la construcción del “reino de Dios en la tierra” o del proyecto político que lo representara. Esta Iglesia no era portadora de un solo mensaje, sino de muchos mensajes contradictorios y de un poder moral de negociación, y para evitar los enfrentamientos que resultaban de éstos, entonces abusó de un autoritarismo en la generalidad de los casos conflictivos, contrario a los planteamientos de cercanía y unión entre sacerdocio y laicado. Las luchas políticas entonces fueron las relacionadas con el poder del Estado y a su vez las luchas religiosas con la doctrina fueron un problema moral o una interpretación del mensaje39. Los movimientos eclesiales debían llegar a operar como multiplicadores e irradiadores de una formación cristiana más densa y exigente en el seno del pueblo de Dios, con capacidad para la formación de líderes cristianos40, los cuales

38 Codina, Víctor; de Prada, Miguel Ángel; Pereda, Carlos: op. cit. p. 107. 39 Ibíd., p, 245. 40 Pontificio consejo para los laicos, la formación de los laicos, en servicio, Revista de pastoral de la Iglesia de Chile, Nº 44, Santiago, 1980.


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posteriormente ocupaban el espacio político donde se producía la formación y el acercamiento con la intelectualidad y la clase política. Para concluir, se debe decir que efectivamente la jerarquía católica desestabilizó el proyecto de izquierda con un discurso antimarxista, contrario a la Teología de la Liberación, a favor de su unidad estructural más que de su unidad pastoral. Esto a su vez significó la estabilización y la concreción de la postura reformista. La Jerarquía entonces en sintonía con la Democracia Cristiana, provocó, en parte, la división de la población creyente. En cuanto a la relación con la política formal, los sucesos más importantes de la Iglesia coincidieron con el aumento de la polarización y fue a finales de la década del sesenta donde nos atrevemos a re-situar el inicio del quiebre democrático, obligando a todos los actores a asumir posturas. El golpe de estado no comenzó con la elección de Allende, sino con la reagrupación de la derecha y la lucha por imponer su proyecto político, y en este sentido, la importancia de estudiar el fenómeno religioso apuntó a entender el peso de la cultura religiosa entre las masas populares y la historia y el papel y poder de la Iglesia en Chile en relación al Estado y a las clases oprimidas. Sin duda es un tema relevante. Se ha comprobado que las creencias de la población determinan decisiones políticas que aunque la institución más importante de la espiritualidad se niegue a asumir terminaron por influenciar el panorama político nacional en los críticos años sesenta Se reafirma la relevancia que tiene este estudio en los intentos que desde la disciplina histórica en su rama política emergen en relación a la comprensión de manera más acabada de los sucesos del acontecer político, despertando las voces de los artífices e incitadores de los hechos y reviviendo las consecuencias sociales y culturales de su participación en la historia.



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¿Unidad o división Popular? Confluencias y divergencias de la intelectualidad de izquierda en Chile para alcanzar el Desarrollo. Perspectivas y herramientas para analizar el Desarrollo en el Chile actual Kim López Pizarro*

Resumen: Veremos en este artículo los distintos diagnósticos que hacía la intelectualidad de izquierda con respecto al estado de la economía chilena para fines de la década de 1960. Encontraremos entonces que esos diagnósticos son similares y que donde existe una divergencia mayor es en la forma de llevar a cabo los cambios necesarios para superar las características estructurales que impiden alcanzar el Desarrollo. Desde esa experiencia histórica haremos una aproximación a los proyectos actuales y conceptualización que tienen éstos con respecto al desarrollo, qué entienden por él y cómo a partir de ahí promueven una adecuación o reforma dentro del marco del sistema económico capitalista en su expresión neoliberal que impera hoy en Chile. Palabras clave: desarrollo – subdesarrollo – dependencia – reformismo – burguesía – modelo de desarrollo desde dentro.

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Estudiante de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción La Historia Económica de Chile está marcada por ciertas características estructurales identificables que se proyectan desde su formación colonial hasta nuestros días, las cuales, obviamente, van cambiando en su intensidad y niveles de influencia pero a la larga continúan existiendo. Dentro de ellas podemos nombrar como rasgo central el carácter de subordinación que mantiene con respecto de los grandes centros industriales, es decir, el alto grado de “dependencia económica”1 que posee con los países desarrollados. Si bien dicho elemento en un principio fue impuesto, controlado y mantenido por agentes exógenos (la Corona española), posteriormente, tras el proceso de independencia, el control de la economía queda al arbitrio de la naciente clase dominante chilena, permitiéndole profundizar, mantener o disminuir la dependencia heredada, según estime conveniente. Considerando ese nuevo margen de acción, a lo largo de la historia de Chile republicano podemos encontrar distintos proyectos de desarrollo. Estos proyectos los podemos englobar básicamente en dos modelos generales: En una primera instancia, desde la formación de la nación hasta la crisis de 1930, y tras el Golpe Militar, con la implantación del capitalismo en su expresión neoliberal, hasta el día de hoy, donde encontramos un modelo que se caracteriza por intentar alcanzar el desarrollo al alero de la dependencia antes descrita, es decir, se promueve un “desarrollo económico orientado hacia fuera”2, basado en la monoexportación aprovechando las “ventajas comparativas”3 que posee el país. Una de las desventajas presentadas por este modelo fue que al centrarse en la monoexportación de materias primas, se impidió el desarrollo de otras áreas productivas, utilizando ingresos obtenidos de las

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Concepto de la Teoría de la Dependencia, respuesta teórica elaborada entre 1950 y ‘70 para dar respuesta al estancamiento socio-económico latinoamericano. La tesis principal es que los países subdesarrollados, a partir de la desigual configuración de la economía mundial, tienen un rol determinado, extraer materias primas de un bajo valor, en contraste con el rol de los países desarrollados, que transforman las materias primas y tienen por tanto una producción industrial de mayor valor, asociado al conocimiento tecnológico que van acumulando dichos países. Se hace necesario para los países subdesarrollados, depender de ellos para poder vivir de forma actualizada a los tiempos, con los productos que se pueden importar.Véase Dos Santos, Theotonio: La Teoría de la Dependencia. Conceptualización que la podemos encontrar en Pinto, Aníbal: Chile, un caso de desarrollo frustrado. Universitaria 3ª edición. Santiago, Chile, 1953. Ventajas que posee un país por sobre otro con respecto a la producción de un bien determinado. Según la teoría, los países debiesen entonces especializarse en la producción de aquellos bienes que tienen un menor costo de producción, alcanzando así una mayor competitividad con respecto a ese producto, lo que les permite a su vez tener acceso a los productos que elaboran otros países a costos menores. Véase Ricardo, David: Principios de Economía Política y Tributación (1817).


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exportaciones en pagar la deuda externa y en cubrir los costos de importación de productos manufacturados. Por otro lado, encontramos un segundo modelo que engloba a los distintos proyectos puestos en práctica desde la gran depresión hasta el derrocamiento de Allende y la Unidad Popular. Éste se caracteriza por promover un “desarrollo económico orientado hacia adentro”, el cual consiste en generar mayores márgenes de autonomía a partir de una diversificación de la actividad económica y una fuerte inversión en desarrollo industrial. Lo anterior en vistas de superar los lazos de dependencia existentes y avanzar en la consecución del desarrollo económico4. En esta investigación nos referiremos al “modelo de desarrollo hacia adentro”, particularmente al proceso de definición tras el cual se concretizó un giro en el modelo: la coyuntura electoral que inició un proceso de transformación radical tendiente a alcanzar el socialismo, y que trajo consigo, al menos en los primeros momentos, increíbles resultados con respecto al crecimiento económico: La economía chilena vivió un auge sin precedentes en 1971, como resultado de políticas económicas altamente expansivas. Se experimentó un mejoramiento generalizado en el nivel de vida de la población, y una sensación de éxito total entre los líderes de la U.P.5 A la postre, significó el término del modelo mismo producto de los inevitables roces que trae la agudización de los conflictos de intereses en la sociedad, los cuales finalmente decantaron en el golpe militar y la re-implantación del “modelo hacia fuera” en Chile, a partir de la imposición del capitalismo en su expresión neoliberal. Hablamos entonces de la coyuntura de la elección presidencial de 1970. Previo a ella, la intelectualidad6 de la izquierda chilena realiza sus respectivos análisis y diagnósticos sobre la economía nacional en dicho período7. Tales estudios no sólo 4

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Desarrollo económico entendido no solamente como el aumento del ingreso por habitante, sino como un crecimiento económico que sea traducido en una mejora considerable en los niveles de vida de la población en general. Meller, Patricio: Un siglo de Economía Política Chilena (1890 - 1990). Edit. Andrés Bello. Santiago, Chile. 1996. p. 118. Entendiéndola desde el concepto de “Intelectual Orgánico”, aquel que da a la clase a la cual pertenece o se identifica, homogeneidad y conciencia de la función que cumple dentro del modo de producción, tanto en el ámbito económico como político y social. Antonio Gramsci en “Los intelectuales y la organización de la cultura”. Nos referiremos particularmente a los trabajos de Sergio Ramos, militante e intelectual del Partido Comunista; Pedro Vuskovic, militante del Partido Socialista y posterior ministro de economía, fomento y reconstrucción de Chile; y finalmente algunos elementos que nos pudiese entregar Ruy Mauro Marini, intelectual, militante y miembro del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Desde ellos podremos generar una aproximación a las divergencias y convergencias que poseían sus respectivas colectividades en cuanto a los diagnósticos y en cuanto a su quehacer.


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parten de cierta forma influenciados por la visión de la colectividad política a la cual pertenecen, sino que también pasan a tener un alto grado de influencia en las visiones políticas que van construyendo esas mismas colectividades, transformándose en parte constitutiva de ellas. Desde ahí se puede ver el análisis a partir del cual la izquierda levanta su nuevo proyecto político, la Unidad Popular, como una alternativa para enfrentar el modelo económico promovido hasta ese entonces, alejándose de la manifiesta intención de la derecha, de darle un giro al modelo y abrir de par en par la economía nuevamente. Ante ese escenario, la tarea que nos planteamos consiste en exponer el contexto histórico en el cual se enmarca al proceso antes descrito, a partir de aquello analizar dichos diagnósticos sobre el estado de la economía chilena para fines de la década de los ’60s, ver su grado de complicidad o rechazo con el modelo aplicado hasta entonces y como, a partir de ello, se levanta el nuevo proyecto político que terminará imponiéndose en las elecciones venideras. Posteriormente se pretende dar cuenta del proyecto en sí y analizar como éste entrega una posibilidad real para alcanzar el bienestar de la población, en contraste con el proyecto actual que dice pretender alcanzar el “desarrollo” dentro de los márgenes del sistema capitalista en su expresión neoliberal.

2. Contexto Histórico: Evolución económica y política en torno a los modelos de desarrollo Como ya hemos señalado, Chile desde su formación colonial heredó una dependencia económica ligada a España que determinó el atraso en el cual se vio inmersa la nueva nación. Es ese atraso justamente, tras el proceso emancipador, el que hace surgir la necesidad de subordinarse nuevamente. Se ve, con la influencia de la burguesía internacional8, el ingreso a los mercados internacionales y la imitación de los modelos del mundo civilizado9 como la única forma de dejar atrás el carácter premoderno existente y poder convertirse en una nación moderna. De esa forma Chile se vuelve a entrampar en nuevos lazos de dependencia, que son mucho más profundos ya que se establecen esta vez con el mercado internacional en general, por tanto Chile se abre a la “economía-mundo capitalista”10. De ahí en más, hasta la crisis 8

“Mediante el rápido mejoramiento de todos los instrumentos de producción y los inmensos medios de comunicación facilitados, la burguesía conduce a todas las naciones, incluso a las más bárbaras, a la civilización… en Una palabra, crea un mundo a su propia imagen”. Marx, K. y Engels, “Manifiesto del Partido Comunista”. Londres. 1848. 9 “En una serie de versiones dominantes, las regiones más atrasadas copiaron los modelos del mundo desarrollado”. Hobsbawm, Eric: La era del Capital 1848 - 1875. Bs. As. Argentina, 1998. p. 76. 10 Wallerstein, Immanuel: Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. Siglo XXI, México. p. 40. Haciendo referencia a la economía-mundo, es decir, las relaciones de producción que se sostienen a nivel mundial;


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económica del primer cuarto del siglo XX, la economía chilena sufrió un ascendente proceso de apertura y liberalización, ya que “la independencia abrió las puertas de la economía chilena de par en par. Esa fue su contribución primordial al desarrollo económico del país”11, para bien o para mal12, aceptando por ese hecho el enorme impacto de las fluctuaciones económicas del mercado mundial en el país, dándole un sello de inestabilidad completa a la propia economía nacional debido a los bajos niveles de autonomía que ésta pasó a tener, independiente de las cifras de crecimiento que se pudieron alcanzar. Ese sería entonces el patrón de desarrollo a seguir. Tal desarrollo dependiente terminaría “frustrándose”13, a partir de la crisis mundial de la década de 1920 y la gran depresión al fin de ésta. Las consecuencias del fenómeno no serían menores: …fue tan severo que provocó un cambio completo en el modelo de desarrollo: el desarrollo orientado hacia adentro reemplazó al desarrollo orientado hacia afuera. La industrialización pasó a ser considerada la fórmula para desarrollar la economía nacional, transformándose en el motor del crecimiento, y la industrialización basada en la sustitución de importaciones (ISI) marcó la primera etapa del nuevo proceso de desarrollo.14 De esa forma se configuró un modelo capitalista regulado por mayores grados de intervención por parte del Estado. Se espera además, con la natural respuesta a la crisis por parte de los países latinoamericanos (a partir de lo que más tarde se conocerá como “Modelo ISI”15), que se supere en algún grado los altos niveles de

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hoy, en el sistema-mundo moderno, dicha economía-mundo es capitalista dado que lo que impera en esas relaciones es la lógica de la valorización del capital, la incesante acumulación de capital para acumular más capital. Pinto, Aníbal: op cit. p. 15. Es relativo el grado de aporte que significó esa apertura comercial, si bien produjo algún crecimiento, aunque menor al menos en los primeros 15 años de la República Conservadora, la necesidad de tener algún grado de subordinación por parte de las nuevas naciones para darle estabilidad a la economía determinó un sistema a la deriva y fluctuante. Pinto, Aníbal: op. cit. Sosteniendo que pese a tener las potencialidades para alcanzar el desarrollo, la economía chilena habría frustrado su proceso de industrialización, extinguiendo esas posibilidades. Meller, Patricio: op cit. p. 47. Modelo de Industrialización en base a la sustitución de importaciones implementado en Chile a partir de un descenso en la demanda por materias primas y de la aguda escasez de productos importados los cuales elevaron sus precios tras la gran depresión. La respuesta entonces fue comenzar a producirlos internamente, generando con ello un proceso de modernización en las actividades económicas que podrían permitir alcanzar un estado de desarrollo económico. Posteriormente desde la CEPAL se le daría un cuerpo conceptual al modelo y generarían a su vez la promoción de éste como método para alcanzar el desarrollo, como una alternativa dentro de los márgenes del capitalismo para así soslayar el efecto de la revolución cubana y el comunismo que surgía en base a la crítica del modelo y en la proposición de un modo de producción distinto.


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dependencia que se arrastraban desde el modelo anterior y desprenderse, con ello, de la alta inestabilidad económica en la que se veían inmersos a causa de las fluctuaciones de la economía a nivel mundial. Ahora bien, “en el plano político, (...) junto a la emergencia de nuevos sujetos, como las clases medias y obreras, (…) se dio una ruptura del orden institucional… se reemplazó el régimen parlamentario por uno de presidencialismo fuerte”16. Tales elementos no serían menores ya que darían pie para la posterior acumulación de fuerzas y la conformación de la base social de la Unidad Popular al fin y al cabo. Asimismo, ocurriría también un cambio en los organismos de representación de dichos sectores, tanto en el Partido Socialista (PS) como en el Partido Comunista (PC), en relación a la táctica para alcanzar sus objetivos. En ese sentido, ambas colectividades “pasaron a reemplazar su inicial énfasis en la revolución por otro, centrado en la democratización”17, en la solución de las problemáticas mediante la vía institucional y siempre a partir del consenso, siendo un eje articulador en dicho sistema el Partido Radical (PR). Dicha visión también tiene que atenuarse en cierta medida ya que es sólo una parte del PS que asume la vía institucional, otro sector mantiene la vía revolucionaria. De esa forma se continuó con el nuevo modelo de desarrollo establecido durante la década de 1930 y con la nueva configuración política, generándose un proceso de modernización en las distintas áreas productivas, con una alta participación de la industria como motor del crecimiento económico18. Ya para la década de 1950 el modelo ISI comienza a manifestar un estancamiento y da cuenta de su propia crisis19: …el “modelo de crecimiento hacia adentro” había ido perdiendo dinamismo, sofocado por la estrechez del mercado interno y por la fuerte expansión de los grandes conglomerados industriales de los países centrales, detentores de un

16 Corvalán Marquéz, Luis: Del anticapitalismo al neoliberalismo en Chile: Izquierda, centro y derecha en la lucha entre los proyectos globales 1950 – 2000. Edit. Sudamericana. Santiago, Chile. 2001. p. 14. 17 Ibíd., p. 15. 18 “El valor agregado por el sector industrial aumentó, tan sólo entre 1941 y 1945, más del 100%, registrando un crecimiento notable, en especial, en las industrias metálicas, debido a la substitución de importaciones y en las industrias de consumo no durable, debido al aumento en la demanda popular generado por la elevación del ingreso. El valor agregado aumentó entre 1940 y 1945 en los diversos sectores industriales: bienes de consumo 68%, bienes intermedios 98% e industriales metálicas 232%”. Frank, Andre Gunder: “La política económica en Chile, desde el Frente Popular a la Unidad Popular”, en Documentos, suplemento de la edición N° 153 de la Revista Punto Final. Martes 14 de marzo de 1972. Santiago, Chile. p. 2. 19 El tema de la crisis del modelo ISI también se puede someter a debate en el sentido de si realmente era una crisis que venía impostergable e intrínsecamente en el mismo modelo o responde mucho más a las consecuencias del contexto internacional tras la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea.


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control monopólico de las bases financieras y tecnológicas de la diversificación y producción a gran escala.20 Con esas condiciones objetivas comenzó también a generarse un ambiente de conflicto dentro de la población, mediante el cual se inició un cuestionamiento al patrón de desarrollo lo que dará origen, según lo planteado por Luis Corvalán, al fortalecimiento de los partidos y al surgimiento de los denominados “proyectos globales”21. Tales proyectos, según el autor mencionado, establecerían el camino a seguir para determinar nuevos patrones de desarrollo. Se generaría también una transformación no menor en el centro político en donde el Partido Demócrata Cristiano (DC) desplazaría al Radical22. Así, en cuanto a los proyectos: Por un lado se levantó el de la DC (…) Por otro lado, figuraba el proyecto de la izquierda, articulada en el Frente de Acción Popular (FRAP) cuyo núcleo estaba formado por el PC y el PS (…) también la derecha levantó su proyecto global, sustentado esencialmente en el gran empresariado industrial, agrario y de las finanzas…23 Cada proyecto tendrá la oportunidad de llevarse a cabo (unos más que otros), partiendo por la derecha con el gobierno de Alessandri en 1958 quien impulsó como solución para enfrentar la crisis dejada por el Ibañismo, el proyecto liberal-conservador con su propio modelo de desarrollo: darle un giro radical al modelo en crisis, orientar la economía hacia afuera nuevamente. Este proyecto terminaría fracasando y condicionando con ello el respaldo de la ciudadanía, teniendo serios problemas de representatividad, los cuales se manifestarán en los procesos eleccionarios posteriores. Ante ese escenario surge el proyecto impulsado por la DC, el cual se configuró a partir de su participación en la “Alianza para el Progreso”24 y con el pleno apoyo de EE.UU. para instaurar un gobierno reformista, populista e izquierdizado con su programa de “revolución en libertad” y “revolución sin sangre”, como propuesta para hacer frente a las fuerzas comunistas y al modelo cubano que se instaló como un 20 Gonzalorena, Jorge. Causas y consecuencias de la implantación del modelo económico Neoliberal en Chile. Artículo redactado a partir de la ponencia presentada el 29 de octubre del año 2008, en el marco de la II Jornada de Historia Política del Taller de Historia Política de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso. p. 1. 21 En Corvalan Marquéz: op cit. 22 Ibíd., p. 17. 23 Ibíd. 24 “Concebida como un programa de masiva ayuda económica a los países de la región, condicionada a que llevaran a cabo transformaciones destinadas a remover las estructuras tradicionales, a las que se atribuía generar las premisas que estimulaban y hacían posible el camino cubano”. Ibíd., p. 21.


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referente alternativo para el resto de América. Por otro lado, desde ya se levantaba por parte del FRAP la necesidad de encaminarse a la construcción de una sociedad socialista, aunque con matices internos producto de sus elementos constitutivos. Es desde estas perspectivas que comenzará la agudización de los conflictos a partir de los ‘60s, “con un estilo cada vez más confrontacional, ideologizado y anticlasista (…) –que– implicaba el término de los consensos”25. Surgiría a partir del ejemplo y el espíritu revolucionario de Cuba una “radicalización de un sector de la izquierda (…) –que– consideró que la vía armada era la que correspondía implementar como estrategia hacia el socialismo”26. Serían el PS y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) los que encarnen esta visión. El PC, en tanto, siguió con su tesis tradicional, la vía pacífica e institucional. Finalmente quien pudo imponer su proyecto fue el Partido Demócrata Cristiano, con el apoyo de conservadores y liberales bajo la tesis del “menor de los males”, en base a su programa de modernización capitalista. “Bajo el gobierno de Frei (1964 - 1970) cobra efectivo impulso la reforma agraria, orientada a modificar la estructura de propiedad de la tierra, incorporando a ella a una parte de los campesinos, y a modernizar los métodos de cultivo”27. Genera además la “chilenización del cobre”28 e impulsa la creación del “pacto andino” buscando la integración regional y la ampliación de los mercados. 2.1. La Unidad Popular Sin embargo y pese al intento de la DC por hacer cambios “estructurales”, comenzaron a levantarse nuevamente voces en contra del patrón establecido producto de la recesión económica29, en la segunda mitad de su período, y por la lentitud para afrontar tal crisis. Era necesario profundizarlo, o bien, descartarlo definitivamente como proyecto ya que no daba los resultados esperados. Se plantea así, de manera cada vez más nítida, una disyuntiva polar: llevar decididamente a cabo las transformaciones estructurales requeridas para sacar al

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Ibíd., p. 18. Ibíd., p. 21. Gonzalorena, Jorge: op cit. p. 2. Proceso a partir del cual se genera la asociación del Estado Chileno con las empresas norteamericanas que explotan el cobre. El Estado adquiría un porcentaje de las acciones de las grandes compañías mineras, con ese capital invertido se esperaba modernizar y aumentar la capacidad productiva, se crean entonces las sociedades mineras mixtas. 29 “La movilización de las masas por sus reivindicaciones expresadas en huelgas legales e ilegales y tomas de fábricas, fundos, terrenos, etc., experimentó un auge sin precedentes desde 1970”. Frank, Andre Gunder. 1972. p. 16.


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proceso de industrialización del empantanamiento en que se encuentra o darlo por definitivamente cancelado, asumiendo como ilusorios los propósitos que lo han guiado… tal disyuntiva deja de plantearse en términos exclusivamente teóricos para pasar a asumir ya un carácter cada vez más claro y directamente político…30 Es desde dicha perspectiva que empieza a configurarse una fuerza política en torno a la elección presidencial de 1970 que propondrá un aceleramiento del proceso de transformación estructural a partir de un mayor control de la economía y una central de ésta por parte del Estado. Tal fuerza de izquierda fue la Unidad Popular, coalición política conformada por el PC, el PS, el PR, el PSD (Partido Social Demócrata), el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unificado) y la API (Acción Popular Independiente), posteriormente se le sumaría la Izquierda Cristiana (IC). Estas agrupaciones levantaron la candidatura de Salvador Allende Gossens, y con ello levantarían también el proceso tendiente a instaurar el socialismo en Chile a partir de transformaciones profundas dentro de los márgenes de la institucionalidad. En ese sentido fue una “revolución desde arriba”, que por ser de esa manera encontró importantes limitantes que obstaculizaron ese proceso de transición. Chocaron en ese sentido dos visiones en el seno de la UP, protagonizadas principalmente, por un lado, por el PC, “el agente principal de una línea de tránsito institucional (…) para ello busca la formación de un ‘bloque por los cambios’, una alianza más amplia, que incluyera a la Democracia Cristiana”31, línea táctica que seguían desde 1933. Mientras que por el otro lado se alzaba la línea del PS, “Ese otro tipo de línea coexistente se construyó sobre la idea de superar el gradualismo y sobre la necesidad de ‘saltar’ rápidamente adelante”32, esto mediante la máxima profundización del programa de Gobierno de la Unidad Popular y la agudización de las contradicciones. Todo esto sin contar las diversas corrientes existentes entre las mismas colectividades (salvo al interior del PC), sobre todo en el PS. A pesar de todo ello, según Tomás Moulian, no se generaría una imposición de ninguna por sobre otra ni un control de la hegemonía de la UP, en ese sentido, “sucede lo contrario, priman las tendencias al eclecticismo, a la conciliación permanente entre los dos enfoques”33. Ese hecho duró, según el mismo autor, hasta junio de 1972 a partir de una agudización de la crítica al carácter reformista, tras el fracaso de las conversaciones con la DC, la crisis de desabastecimiento, entre otros factores.

30 Gonzalorena, Jorge: op cit. p. 3. 31 Moulian, Tomás: Fracturas. De Pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938 - 1973). LOM ediciones. Santiago, Chile. 2006. p. 242. 32 Ibíd., p. 243. 33 Ibíd.


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3. La Economía Chilena según la Izquierda Teniendo ya un panorama general con respecto a algunos aspectos claves del desarrollo histórico de la economía chilena y su correspondiente evolución política, podemos adentrarnos en los distintos diagnósticos de la intelectualidad de la izquierda chilena sobre el estado económico del país a fines de la década de 1960. Para esos efectos partiremos con el diagnóstico del intelectual del PC Sergio Ramos, quien realiza un análisis en los marcos de una economía de transición acerca de una estructura coyuntural, denominada por él “la situación de transición”34. Contrastaremos este diagnóstico con los elementos que podamos desprender de los Discursos de Pedro Vuskovic, como ministro de la UP y militante del PS, para dar cuenta de las dos principales corrientes que debaten al interior de la coalición de izquierda. Finalmente a partir de Ruy Mauro Marini y Andre Gunder Frank recoger la crítica y la variante que postulaba el MIR para alcanzar el socialismo, fin común entre todos pero con matices muy marcados con respecto al método o la vía para alcanzar dicho objetivo. 3.1. Sergio Ramos y el diagnóstico general de la UP Desde un comienzo el autor señala la complejidad de las sociedades reales al tener múltiples modos de producción coexistiendo a la vez,35 “en Chile hoy bastaría con señalar la existencia de la gran producción monopólica industrial o minera junto a la pequeña producción minifundaria en el campo”36, sin embargo constata también “la dominación de las relaciones capitalistas por sobre los otros modos” a los cuales “modifica en su particularidad, en su propio funcionamiento”37, es decir, si bien hay una multiplicidad de elementos de distintos modos de producción interactuando, hay también un determinado tipo de relaciones de producción en ellos, caracterizadas por ser relaciones de producción capitalistas. En ese sentido, hay un modo de produc-

34 “Situación que se crea con la conquista de una parte del poder político por el proletariado y sus aliados, con la existencia de la dualidad de poder expresada al interior del aparato del Estado, con la fusión de las tareas de la destrucción del sistema antiguo (capitalista) y la creación de un sistema nuevo (socialista) antes del quiebre revolucionario definitivo”. En Ramos, Sergio: Chile: ¿Una economía de transición?. Edit. CESO-PLA. Santiago, Chile. 1972. p. 29. 35 Siguiendo un poco el ejemplo que hace Lenin en El infantilismo izquierdista y el espíritu pequeño-burgués, con respecto a la situación Rusa en donde coexistían “5 tipos diferentes de economía social”. 36 Ibíd., p. 23. 37 Ibíd., p. 24. Siguiendo a K. Marx en la Crítica de la economía política y haciendo un paralelo con la conceptualización de C. Bettelheim como “un estructura compleja a-dominante (o, con dominación)”.


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ción que domina a los resabios de los demás, y no sólo los domina sino que también posee “modalidades de eliminación de esas estructuras no dominantes”38. Ya en un plano más concreto, inicial y superficialmente, da cuenta de la coyuntura en la cual se manifiesta “una muy marcada tendencia al estancamiento desde 1967”39, lo cual trajo consigo el término de las posibilidades reformistas del gobierno de la DC, evidencia clara del agotamiento del modelo en Chile y de la posibilidad de generar una economía de transición. Como características estructurales de la economía nacional señala la existencia de tres elementos claves: “su situación de dependencia, su elevado grado de monopolización y el papel decisivo que en ella juega el aparato estatal, esto es, la existencia del capitalismo monopolista de Estado”40. Ramos comparte el hecho de que la economía chilena posee una “dependencia estructural”, muy profunda y generada a partir del capital extranjero. Desde dicha perspectiva, “el movimiento general de la economía y su dinámica quedan determinadas de manera creciente por el capital extranjero”41. Esto producto del carácter “dominante que han adquirido las empresas conglomeradas multinacionales (…) célula básica del capitalismo monopolista moderno (…) vehículo material del proceso de internacionalización del capital”, y su consecuente “dominación creciente sobre el conjunto de la estructura económica del país”42.Todo esto a partir de: 1) Un proceso de “desnacionalización de la economía dependiente en la totalidad de sus ramas”; 2) El establecimiento de “relaciones estructuralmente fundadas entre la burguesía nacional y la burguesía del centro hegemónico”; y finalmente, 3) “Una fuerte dependencia tecnológica43 y financiera”44. El segundo rasgo estructural que señala, el carácter monopólico, está determinado por la misma lógica interna a la cual responde todo sistema capitalista, el cual “tiende, por sus leyes de funcionamiento, a un proceso de concentración y centralización del capital, acelerado enormemente por la existencia de núcleos monopólicos en la economía”45, dado por sus superiores condiciones competitivas y sus elevados

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Ibíd., p. 27. Ibíd., p. 32. Ibíd., p. 43. Análisis que se desprende de la visión de la UP en general a través de sus primeras cuentas. Ibíd., p. 52. Ibíd., pp. 44 – 45. Ibíd., p. 54. “Base de sustentación del proceso de expansión internacional del gran capital… (dado que) brinda ventajas decisivas en el tipo de producción como en la forma en la cual se produce”. Señala también que en Chile “la dependencia tecnológica había alcanzado niveles muy elevados abarcando varios sectores de la actividad productiva”. 44 Ibíd., p. 58. “Caracterizada por la agudización de la dependencia -particularmente frente a EE.UU.- Expresada en general por el aumento del pago del servicio de la deuda, que ha llevado a una situación típica de espiral de endeudamiento (créditos para pagar créditos)”. 45 Ibíd., p. 59.


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niveles de productividad que aseguran ese aumento significativo y la concentración del capital; generando a su vez una relación de dominación con respecto a las pequeñas y medianas empresas, las cuales se ven imposibilitadas para competir, quiebran y, por lo tanto, se centraliza el capital. Esta monopolización abarca, al igual que la dependencia, a la economía en su conjunto, a todas sus ramas. Generaba también una serie de grupos económicos que “en su conjunto pasan a ser los centros directrices y unificadores de los grandes monopolios, de éstos con el capital extranjero y también con el aparato estatal”46, pasando a ser en el fondo los reales dominadores políticos, económicos y sociales del sistema. Finalmente encontramos el capitalismo monopolista de Estado, dado que en la economía chilena “el Estado juega un papel decisivo para su reproducción ampliada”. Es el mismo Estado quien permite y garantiza que se sigan reproduciendo las lógicas capitalistas mencionadas anteriormente, el carácter de dependencia en todas sus áreas y la formación y preservación de monopolios, a partir de la intervención directa o indirecta de la economía. Por lo tanto, para Sergio Ramos: La economía chilena puede caracterizarse en pocas palabras como una economía monopólica capitalista de Estado y dependiente. Esto es, sus tres características básicas que integran un todo inseparable de tal modo que tienden a reforzarse mutuamente y constituyen los elementos definitorios y relacionados de la estructura económica chilena.47 Además da cuenta de elementos que caracterizan el funcionamiento de la economía chilena y que serían centrales para explicar el continuo empeoramiento de la calidad de vida de la población, estos serían el tipo de distribución del ingreso, la inflación, el desempleo y el estancamiento económico. Éstos acentuarían y definirían a las características antes mencionadas, pese a ello se mantendrían como rasgos estructurales que imprimen su influencia en todos los aspectos de la sociedad. Finalmente, las soluciones que plantea, en cuanto a materia económica y línea política a seguir, son: 1) atacar simultáneamente cada una de las características estructurales de la economía; 2) enfrentar al capital extranjero y modificar las relaciones internacionales del país, abrirse a la lucha antimperialista; 3) generar una alianza de los sectores medios con el proletariado y campesinos pobres, cuestión decisiva; y 4) reorientar la clase del Estado, fin al Estado Burgués48.

46 Ibíd., p. 73. 47 Ibíd., p. 88. 48 Ibíd., p. 89.


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3.2. El consenso y la crítica del PS a través de Vuskovic Pedro Vuskovic49 mantiene en su análisis elementos muy similares a los de Sergio Ramos, dando cuenta por lo tanto de un enfoque o diagnóstico más o menos transversal al interior de la UP con respecto a la economía nacional. Tal elemento lo podemos desprender de sus discursos, como por ejemplo en el siguiente, donde se refiere a los rasgos generales del escenario económico propio de la realidad chilena que existía en el momento en que la UP se hizo cargo del gobierno.Vuskovic sostiene que: “No sólo nos encontramos –la UP– con los vicios acumulados por el sistema anterior: sometimiento de nuestra economía a intereses extranjeros, gran concentración del poder económico, extrema desigualdad en la distribución del ingreso, baja capacidad ocupacional, etc.”50. Producto de ello: “el estancamiento, la inflación, la desigualdad, la desocupación y la desnacionalización de la economía”. Finalmente señala también la acción del propio Estado, “con su tradición de injerencia en la economía del país, no actuaba sino como coadyuvante de los procesos de monopolización y dependencia inherentes a ese esquema”51. En ese sentido se puede visualizar que el diagnóstico general de la economía planteado por Ramos inicialmente sería compartido por Vuskovic, y quizás compartido también por las corrientes más divergentes al interior de la UP, el PS y el PC. Coincidiría también con Ramos en un elemento clave en cuanto a las tareas a realizar: “El programa implica una estrategia política determinada: enfrentar al imperialismo y a los grandes intereses monopólicos, neutralizando o ganando a los pequeños y medianos empresarios y comerciantes”52. Es decir, se justifica el hecho del consenso al interior de la UP al menos para los dos primeros años de gobierno, se comparte la necesidad de generar una política de alianzas entre los distintos actores sociales para crear una fuerza política y social mayor.Y aun más, en su mismo discurso, Vuskovic señala que “es necesario aclarar que no existen en nuestro programa una mezcla de medidas ‘revolucionarias’ y ‘reformistas’ como algunos parecen haberlo entendido. Se trata de una sola orientación hacia la meta que pretendemos alcanzar”53. Bajándole de esa forma el perfil al conflicto interno y dando luces de que no existían contradicciones en la UP, cuestión que puede estar determinada por el importante cargo que posee, por lo que puede ser más bien un velo a la situación interna. Con-

49 Militante del PS, primer ministro de economía, fomento y reconstrucción de Chile, de la Unidad Popular. 50 En “Avances y debilidades de la Unidad Popular”, Discurso de Pedro Vuskovic en la Asamblea Nacional de la Unidad Popular, 8 de enero de 1971. 51 En “La política económica de la transición al socialismo”, Intervención de Pedro Vuskovic, Ministro de Economía, ante el CIAP (Consejo Interamericano de la Alianza para el Progreso), 1971. 52 Vuskovic, Pedro: op cit. 53 Ibíd.


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firma al menos, con lo anterior, los postulados de Moulian revisados anteriormente54, que daban cuenta de la certeza existente entre el PS y el PC sobre la necesidad de mantener un consenso, cediendo a veces en los planteamientos políticos-económicos de las mismas colectividades para mantener la unidad de la UP y poder realizar el programa de gobierno. En ese sentido los discursos de Vuskovic, al menos en los documentos encontrados, mantienen una cuestión mediatizada quizás por el cargo de ministro por lo que no nos permite identificar mejor una visión política-económica distinta y que sea real reflejo de los principios y los lineamientos del PS. Pese a lo anterior, se pueden percibir algunos elementos que dan cuenta de una crítica al desempeño de la Unidad Popular sobre todo con respecto al quehacer político, muy relacionados con la crítica general del PS por lo demás. Es así como señala las debilidades de la UP para el proceso, destacando en el tercer punto el “Temor a arriesgarse con mayor audacia. Más vale que aceptemos tomar decisiones aunque podamos equivocarnos, a que nos quedemos parados”55. Agregando con ello la necesidad permanente que visualiza el PS: radicalizar profundamente el proceso. No solamente se queda en eso, también genera algunas críticas más profundas aun, la crítica a la “revolución desde arriba”, como elemento negativo para la UP, cuestión que formaba parte esencial de la táctica del PC y por tanto se genera ahí también una crítica al partido como tal. Por último, y quizás la más grave de nuestras debilidades, una insuficiente movilización de las masas. Las medidas tomadas por el gobierno tienen un carácter “muy desde arriba”. La mayoría de la población asume el papel de receptora pasiva. Las acepta, las apoya, crece la base política del gobierno, pero no existe una “participación activa”56. Por lo que, finalmente,Vuskovic termina dando cuenta del conflicto interno de igual forma, si bien no explícitamente, de una forma velada plantea esas disyuntivas, contradiciendo también sus planteamientos iniciales. 3.3. Marini y Frank: El MIR y la política de alianzas y de masas de la UP Marini y Frank, economistas de la Teoría de la Dependencia y militantes de Organizaciones Revolucionarias de Izquierda en distintos países de América de entre ellas el MIR chileno, poseen también un diagnóstico similar con respecto a la economía chilena. Haremos hincapié entonces en otros aspectos relevantes que visualizan 54 Véase la cita 30 en donde se señala la tesis del autor. 55 Ibíd. 56 Ibíd.


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sobre la conformación social existente en Chile. Desde ahí caracterizan a la burguesía siendo muy críticos del imaginario de la DC y de su línea política en el período anterior. Es en base a esa crítica que plantean una divergencia tangencial con el diagnóstico político y las líneas que de él desprenden las fuerzas constitutivas de la UP. Marini señala al respecto que: Desde el punto de vista de las manifestaciones huelguísticas, hay que decir que 1966 ya marca el comienzo de un nuevo periodo, que a su vez refleja la crisis económica del país, y la profundiza en la medida de la incapacidad de respuesta por parte del reformismo DC57. Así también, en un intento por caracterizar a la DC la define: …claramente como un partido burgués y, para algunos, como el partido de la burguesía. Sorprende así verla revitalizada, practicando una política y un lenguaje cuyo corte reformista va más allá de lo que se puede normalmente esperar de un partido de esa naturaleza58. De esa forma plantea entonces en primera instancia, y en base al análisis de la multiplicación de las manifestaciones sociales como resultado de la crisis económica, que el reformismo es incapaz de avanzar en una solución real a las problemáticas surgidas por el modelo económico existente en Chile, cuestión que, en mayor o menor grado, también es compartida por Ramos y Vuskovic. En segunda instancia señala la esencia de la DC demostrada a partir de su desarrollo histórico. La DC es por tanto un partido de la burguesía, y como tal no debiese generarse una política de alianza con dicha colectividad dado que sus intereses serían totalmente contrapuestos con los intereses de la clase trabajadora, la DC responde a intereses capitalistas. Andre Gunder Frank refiriéndose al programa político puesto en práctica por el partido “reformista y burgués”, indica que “durante estos últimos años también se vuelve antipopular la política de ‘estabilización’ y de salarios, mientras que a la par aumenta la política de represión del gobierno, convirtiendo la ‘revolución sin sangre’ en sangre sin revolución”59. Por lo que da cuenta, al igual que Marini, del notable aumento 57 Marini, Ruy Mauro: “Antecedentes para el estudio del movimiento de masas en el periodo”. En El reformismo y la contrarrevolución. Estudios sobre Chile. Ediciones Era, México, 1976. Anexo al informe de la Comisión Política al Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Santiago de Chile, 10 de agosto de 1972. También en: http://www.mariniescritos.unam.mx/072_movimiento_masas_es.htm. 58 Marini, Ruy Mauro. “La DC y la Burguesía” Publicado originalmente en Chile Hoy, número 2, Santiago de Chile, 23 al 29 de junio de 1972. También en El reformismo y la contrarrevolución. Estudios sobre Chile y en http://www.marini-escritos.unam.mx/062_burguesia_es.htm. 59 Frank, Andre Gunder: op cit. 1972. p. 11.


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del descontento social con respecto a las políticas del gobierno, incapaz de dar una solución estructural, teniendo que recurrir a la represión de tales manifestaciones populares. Más adelante demuestra que: …la inversión en estos últimos sectores (la minería y la industria) no significa beneficio inmediato para el pueblo trabajador (y en el caso de la chilenización y la nacionalización pactada no lo hará jamás) aunque sí lo significa para la burguesía chilena e imperialista a corto y largo plazo60. En esa línea refuerza la crítica a la DC y a su proyecto, puntualmente con respecto a las posibilidades que ofrece ésta a los sectores populares, destacando el hecho de que dentro de los márgenes del sistema capitalista una economía subdesarrollada jamás podrá alcanzar el desarrollo económico, entendido como el aumento considerable del bienestar social. Termina respondiendo a un llamado que hace el Presidente Salvador Allende en el diario El Mercurio a los “elementos ultraizquierdistas”61, de la siguiente forma: ¿Marchar hacia dónde? Puede preguntarse… habiendo en el plano nacional e internacional ya agotado en un año los beneficios y reservas que la política de corto plazo podía ofrecer como pequeño motor para hacer arrancar el gran motor popular para la conquista del poder revolucionario, sin que el pueblo se haya todavía puesto definitivamente en marcha… 62 Crítica final, con la que termina su análisis publicado en la revista Punto Final, augurando ya una suerte de destino fatal al no encontrar forma de levantar al pueblo habiendo agotado ya las posibilidades existentes para hacerlo.

60 Ibíd., p. 13. 61 “(se reitera a) los elementos ultraizquierdistas que apoyan a su régimen y que exigen se acelere el proceso revolucionario, que cada país tiene su propia historia, realidad e idiosincrasia y que las naciones actúan a través de sus gobernantes en función de la realidad que confrontan. Frente a la anterior realidad, Chile debe caminar lenta y firmemente pero con cuidado”. Citado en Frank, 1972, desde el diario “El Mercurio”, 18 de febrero de 1972. 62 Ibíd., p. 18.


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4. Conclusiones: Las posibilidades actuales de alcanzar el desarrollo A partir del análisis de los discursos y los estudios de los intelectuales de distintas agrupaciones políticas de izquierda en Chile, podemos encontrar un diagnóstico económico similar. La izquierda, desde los sectores más tradicionales hasta los más radicales y revolucionarios, comparte en general una misma visión con respecto al estado de la economía nacional a finales de la década de 1960 tanto en sus rasgos estructurales (economía monopólica capitalista de Estado y dependiente) como en sus rasgos derivados de la interrelación de esos elementos y del funcionamiento en general de la economía (el estancamiento, la inflación, la desigualdad, la desocupación y la desnacionalización). La misma UP, y por lo tanto el conjunto de colectividades políticas que la integran, declara su correspondencia con el diagnóstico general y la deja manifiesta en la apuesta programática a partir de la cual se levanta la candidatura de Salvador Allende Gossens, señalando que “Chile es un país capitalista, dependiente del imperialismo, dominado por los sectores de la burguesía estructuralmente ligados al capital extranjero”63. Ahora bien, la concordancia de la izquierda en lo económico no se irradiará a lo político. En este aspecto podemos encontrar matices con respecto a la mirada que se tiene del período reformista, que van desde una tenue complicidad y una crítica menor hacia la DC, carácter necesario para sacar adelante la política aliancista del PC; hasta la crítica dura, manifestada en menor grado por el PS y en mayor grado por el MIR a través de Marini y Frank. A partir del carácter de la crítica se levantan distintas líneas políticas para tratar el tema de las alianzas tácticas, encontrando también en este elemento divergencias no menores entre la izquierda. Así vemos a unos, tendientes a generar acuerdos cupulares y entre cuatro paredes con el partido de la burguesía (política encarnada por el PC en particular y por la UP en general); y otros que de plano descartan la alianza desde arriba con el partido burgués, a pesar de ello manifiesta de igual manera una necesidad de generar una mayor adherencia de los sectores medios al proceso, pero en términos estrictamente de masas (línea política del MIR). De esa forma queda en entredicho la tesis del consenso y el eclecticismo al interior de la UP, al menos como rasgo característico de los dos primeros años, planteada por Moulian64. Al parecer se podría establecer algún grado de hegemonía del PC en la coalición dado que finalmente es su línea política la que prima, teniendo el PS que ceder en pos de la cohesión y proyección de la UP pero manteniendo en su seno las críticas al gradualismo y a la “revolución desde arriba”, que pese a la aguda y 63 Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular. 64 Véase cita 30.


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creciente movilización social no supo generar mayores grados de politización en las masas populares.Tales elementos se pueden apreciar desde los discursos de Vuskovic antes mencionados. Ya en un plano general, queda en primera instancia abierta la interrogante sobre las posibilidades del modelo ISI, ¿habrá sido una crisis propia del modelo, es decir, desde dentro, enquistada intrínsecamente desde su origen que lo llevaría inevitablemente al fracaso, o, más bien, se habrá debido netamente a las fluctuaciones internacionales tras la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea, que, dado los altos grados de dependencia con las grandes potencias, calaron hondo en la economía chilena?. Tal respuesta se escapa al menos de esta breve investigación, pero sin duda se transforma en un nicho que se puede explotar. Ahora bien, saliéndonos un poco del análisis concreto del período histórico al cual nos referimos y del debate generado entre los miembros y las colectividades involucradas, veremos las proyecciones que deja dicha experiencia para la construcción de un proyecto popular en el presente con vistas a acercarse al desarrollo y al bienestar general de los hombres y mujeres de la región en un futuro próximo. Alejándonos de las miradas que ven al proceso como un total fracaso y una derrota rotunda, que en definitiva no es más que una renuncia casi militante al futuro. Si de algo sirve estudiar y analizar el pasado es justamente para no quedarse en eso y proyectar un futuro distinto que contemple los aciertos y los errores del pasado, pero para superarlos. En ese sentido, vemos en esta experiencia una visión y comprensión clara del desarrollo, el cual era entendido justamente como el alcanzar un alto grado de bienestar en la población. En función de ello se construye una propuesta profunda de cambio que, independientemente de que haya tenido que ceder en cuanto a la profundización de esos cambios producto de las condiciones objetivas, tenía un norte claro, un rumbo al cual dirigirse y un punto a donde llegar, todo esto con una propuesta en concordancia con ese norte, para alcanzarlo. Hoy por el contrario, las opciones existentes se ven más bien confundidas, los dos proyectos políticos con mayor peso en el país (el de la derecha y el de la concertación) entienden el desarrollo netamente como un crecimiento económico con un aumento en el ingreso per cápita, y no necesariamente como un aumento o una mejora de las condiciones de vida de la población. Por lo tanto, características estructurales de nuestro sistema económico tan importantes para el período estudiado, hoy tienen una relevancia minimizada, la dependencia económica por ejemplo no es tema, el debate en torno al desarrollo de una industria interna y Estatal tampoco. Y por ende alternativas que pretendan establecer un proyecto fuera de los márgenes del sistema actual, no existen o más bien carecen de un fuerte peso y una aceptación social. Desde dicha perspectiva se rescata el período, el proceso y el proyecto revisado, en función de tener herramien-


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tas a partir de las cuales contrastar la realidad actual, analizarla profundamente en su complejidad y proyectar nuevas alternativas capaces de superar la “inmovilidad” que sugieren los proyectos dominantes actuales.



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La intervención norteamericana en Chile: el caso de la Campaña del Terror (1964 – 1973) María Elena Makuc Urbina*

Resumen: El 11 de septiembre de 1973 marcó el transcurso de nuestra historia para siempre, donde múltiples fueron los factores que contribuyeron para su desarrollo. El rol de los Estados Unidos bajo el contexto de la Guerra Fría fue clave. La intervención iniciada en los sesenta hacia nuestro país ayudó a crear las condiciones necesarias para la ejecución final de un golpe de estado. Mediante diversas técnicas la influencia norteamericana en nuestro país dejó una huella. Entre ellas se encontraba la generación de una Campaña del Terror basada principalmente en el uso de la prensa contra la izquierda nacional. Palabras clave: propaganda política – campaña del terror.

Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción En un contexto internacional marcado por la Guerra Fría, la influencia norteamericana en Chile comenzó a agudizarse ante la posibilidad cierta del triunfo electoral del candidato marxista Salvador Allende en las elecciones de 1964. En vistas de lo anterior, el gobierno norteamericano comenzó a intervenir de manera directa en los acontecimientos políticos de nuestro país. ¿Cómo fue esa intervención? ¿Qué técnicas se emplearon para influenciar en el desarrollo de la política nacional? Planteamos que la intervención norteamericana en Chile se desarrolló de manera encubierta a través de la acción de grupos opositores a Salvador Allende, compuestos principalmente por la derecha nacional1 y el gran empresariado. Las técnicas fueron diversas: colaboración a partidos políticos; apoyo a empresarios; influencia en las Fuerzas Armadas; y –lo que representa el eje central de este artículo- el desarrollo de una campaña de propaganda anticomunista, mediante el financiamiento de medios de comunicación y organizaciones afines. Esta propaganda se denominó “Campaña del Terror”, la cual tenía como objetivo identificar al adversario -léase la izquierda política– como un mal absoluto, lo que generaba miedo en la población civil. Las temáticas de esta campaña eran generalmente alusivas al terror que provocaba el Marxismo, en concreto la experiencia comunista de Europa Oriental, principalmente el paredón y las ejecuciones.

2. Chile en la Guerra Fría: inicios de los sesenta Al término de la Segunda Guerra Mundial, fines de la década de los cuarenta, Estados Unidos acentuó su control sobre los diversos territorios bajo su área de influencia. Cabe recordar la división político – ideológica del mundo en dos bloques, occidental (EE.UU.) y oriental (URSS.). Latinoamérica, por su parte, se mantuvo subyugada a la hegemonía norteamericana. Ante este nuevo escenario mundial la estrategia de EE.UU. hacia América Latina consistía en tres puntos claves: a) mantener la hegemonía político-militar estadounidense; b) la lucha ideológica contra el comunismo; y c) la promoción de sus in-

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Como Derecha nos referiremos al grupo político “representante de los intereses de la clase dominante”. El cual se conformaba por una derecha tradicional (terratenientes), la derecha moderna (pequeños burgueses, empresarios) y la derecha nacionalista – tradicionalista. La derecha en general tenía como voz de opinión el diario El Mercurio, y como partido político representante el Partido Nacional (desde 1966, antes eran los partidos Liberal y Conservador). Ver más en Eduardo González, Las Derechas Chilenas, tesis para obtener el grado académico de Licenciado en Historia y Educación, Universidad de Valparaíso, 2008.


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tereses económicos. Un claro reflejo de esta estrategia norteamericana en la región, fue la creación en 1947 de la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual, en opinión de Joan Garcés, buscaba “institucionalizar y esconder bajo un paraguas multilateral la hegemonía estadounidense en la región, significativamente su sede estaba en Washington”2. En general, la región no veía amenazado el predominio estadounidense. Siguiendo con las apreciaciones de Garcés, “en América Latina la Guerra Fría fue desde un comienzo preventiva, dirigida no a enfrentar a adversarios reales sino a condicionar la evolución de los que, según estimaban los estrategas, podían eventualmente oponerse a las políticas mundiales de EE.UU.”3. Esta actitud cambió rotundamente con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Washington se vio obligado a modificar su política en Latinoamérica para poder seguir con sus pretensiones en el marco del nuevo escenario político mundial que abrió dicha revolución. En el lugar menos esperado, los planes para mantener la supremacía occidental se vinieron abajo, “La Revolución Cubana cambió el cuadro de las relaciones entre EE.UU. y América Latina, proveyendo a la región de un ejemplo exitoso del desafío latinoamericano a la hegemonía y a los intereses económicos estadounidenses, mientras se montaba también el desafío a su ortodoxia ideológica”4. En respuesta a este giro en el escenario geopolítico, EE.UU. estableció “¡No Más Cubas!” como la meta prioritaria de su política. Su objetivo sería, desde ese momento, evitar futuras revoluciones en países considerados como proclives en América Latina bajo una estrategia de doble dimensión. Por un lado se modernizarían las Fuerzas Armadas de la región, a fin de prepararlas para la guerra contrainsurgente bajo la Doctrina de la Seguridad Nacional donde “se enseñó a las FF.AA. de América Latina a ver su principal enemigo en las fuerzas internas, no en los países vecinos”5. Esto se materializó mediante la iniciativa de la “Escuela de las Américas” en Panamá (1946 – 1984), institución orientada a instruir a los oficiales latinoamericanos bajo esta doctrina. Por otro lado, se trató de evitar futuras revoluciones mediante la promoción de la reforma democrática desde arriba, ello mediante la creación de la Alianza Para el Progreso, que se traducía como “el compromiso estadounidense de apoyar la reforma desde arriba como alternativa a la revolución desde abajo”6. Principalmente, la

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Winn, Peter: Por la Razón o la Fuerza, EE.UU y Chile en la América Latina de los años sesenta y setenta. En Zapata, Francisco [comp.]: Frágiles Suturas: Chile a treinta años del Gobierno de Salvador Allende. CESOC. México, 2006, p. 37. Garcés, Joan: Soberanos e Intervenidos: Chile, la Guerra Fría y después. Edic. BAT. Santiago, 2008. p. 17. Winn, Peter: op.cit. p. 39. Power, Margaret: La mujer de derecha: el poder femenino y la lucha contra Salvador Allende, 1964-1973. DIBAM. Santiago, 2008. p. 66. Winn, Peter: op cit. p. 40.


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Alianza Para el Progreso se enfocó en fomentar la Reforma Agraria en Latinoamérica; de este modo se entregaba ayuda como modernización agraria, educación, salud, títulos de propiedad, control de precios, entre otros, a fin de evitar futuras revueltas por parte de campesinos latinoamericanos en busca de reivindicaciones. En torno a esto último, la imagen de nuestro país se vuelve atractiva, es decir, Chile se visualiza como modelo para la aplicación de la Alianza Para el Progreso. Durante este periodo –inicios de los sesenta– el Partido Demócrata Cristiano (PDC), bajo su líder Eduardo Frei Montalva, se presentaba como una respuesta al marxismo dotado de un programa político basado en reformas estructurales, las cuales estaban en profunda consonancia con la propuesta norteamericana. De esta manera, luego que Frei Montalva resultara electo presidente en 1964, su gobierno se convierte para Washington en “la alternativa de cambio (o revolución) democrática en América Latina. Frente al totalitarismo de la Revolución Cubana (…) se ofrecería un modelo democrático de revolución, de cambio. Era una renovación, ya que recogía el guante del desafío cubano”7. Es preciso señalar que este “entusiasmo” que EE.UU. tenía con el gobierno del PDC, también se manifestó de manera factual. Desde el año 1963, Washington comienza a realizar acciones encubiertas en Chile a fin de asegurar un triunfo de la Democracia Cristiana, y guiar de acuerdo a sus intereses la evolución política de nuestro país8. Cómo EE.UU. actúa en esta intervención lo veremos más adelante; sin embargo el desarrollo de las ideas reformistas encabezadas por Eduardo Frei no eran la única causa de la intromisión norteamericana; desde el año 1958 Chile ya había despertado la atención de Washington con la evolución política de Salvador Allende.

3. El avance de la Izquierda en Chile En las elecciones presidenciales de 1958 la coalición de izquierda, el Frente de Acción Popular (FRAP), con su candidato Salvador Allende, es vencido por un estrecho margen ante Jorge Alessandri, representante de la derecha tradicional. Este hecho adquirió una gran trascendencia política ya que “la vía electoral se demostró entonces como un camino factible. La realidad política y social de Chile permitía ganar unas elecciones presidenciales y llevar a cabo desde allí transformaciones de fondo”9.

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Fermandois, Joaquín: Mundo y Fin de Mundo: Chile en la política mundial 1900-2004. Universidad Católica de Chile. Santiago, 2005. p. 299. Las acciones encubiertas se basaban en el apoyo financiero a los partidos y agrupaciones políticas contrarios a la izquierda en Chile. La Campaña del Terror fue una de las estrategias con mayor alcance, para nuestros efectos la veremos con mayor detalle en las páginas siguientes. Corvalán M., Luis: Del Anticapitalismo al Neoliberalismo en Chile. Editorial Sudamericana. Santiago, 2001. p. 47.


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La coyuntura de 1964 tendría una gran trascendencia para el curso de la política chilena, “por primera vez en la historia, unas elecciones presidenciales en Chile tuvieron un significado directo en el continente y recibieron atención en Europa más allá de lo usual”10. La izquierda representaba una alternativa de tipo democrático para el cambio, alternativa que no iba acorde a los objetivos del hemisferio occidental, “la disyuntiva, como en 1970, le dio a la política chilena el perfil mundial más delineado de todas las justas electorales o presidenciales latinoamericanas. O la democracia occidental o la democracia socialista”11. Con este hecho EE.UU. comienza a manifestar una gran preocupación respecto de Chile ya que “la estrecha derrota de Allende en las elecciones presidenciales de 1958 fue una llamada para despertar a Washington, llamada que precedió y reforzó el triunfo de Castro en Cuba unos meses más tarde”12. Faltando un escaso margen para el triunfo electoral en 1958, por parte de la izquierda y luego con una revolución marxista, se entienden claramente las intenciones del gobierno norteamericano: potenciar a la Democracia Cristiana con su programa de reformas, y asimismo impedir que en las próximas elecciones, la Izquierda ni siquiera se acercara a la obtención de la mayoría relativa. Luego del triunfo de la Democracia Cristiana en 1964, Washington, con apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), extendió su programa de acciones encubiertas basado en la intervención en un amplio espectro de espacios, tales como los partidos políticos, organizaciones, medios de comunicación, entre otros. Esta intervención sería mediante financiamiento y apoyo logístico para influir en el acontecer político chileno. El objetivo de sus estrategias era evidente, evitar el ascenso de la izquierda, junto con potenciar el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Para vislumbrar a mayor cabalidad las intenciones norteamericanas, debemos recordar que Chile tenía una escasa autonomía económica. A fines de los sesenta existía un fuerte endeudamiento per cápita, nuestro país era una de las naciones con la deuda externa más alta en el mundo (2.975 millones de dólares hacia el año 1970)13. Además, una alta cantidad de exportaciones eran controladas desde el exterior, el cobre representaba el 77% de las exportaciones donde empresas norteamericanas controlaban un 60% de las exportaciones totales. Estos datos nos entregan las claves para entender que EE.UU tenía fuertes intereses económicos puestos sobre nuestro país, lo que trae aparejado la participación de transnacionales como Anacon-

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Fermandois, Joaquín: op cit. p. 297. Ibíd., p. 298. Winn, Peter: op cit. p. 42. Uribe, Armando y Opaso, Cristián: Intervención Norteamericana en Chile, dos textos claves. Editorial Sudamericana. Santiago, 2001. p. 17.


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da, Kennecott y la Internacional Telelephone and Telegraph (ITT) en la intervención estadounidense en Chile14. Sin embargo, debemos destacar que la principal motivación que llevó a Washington a interferir en la política chilena era de tipo geopolítica, pues, una coalición marxista que llegara al poder por vía democrática rompería el esquema de la Guerra Fría. Estados Unidos proyectaba los valores de la democracia y la libertad, en oposición a lo que atacaba de la Unión Soviética, el totalitarismo. Si el marxismo podía llegar a ser gobierno en un país bajo las reglas de la democracia, se produciría una contradicción en los parámetros de la Guerra Fría, con el serio riesgo de “contagio” para el resto del hemisferio occidental. La atención que generaba el avance del marxismo en Chile se manifestó con mayor intensidad en las elecciones presidenciales de 1970, donde se presentaron tres candidatos, representando cada uno los tres tercios políticos: derecha, izquierda y centro. El ex presidente Jorge Alessandri, candidato del Partido Nacional; Salvador Allende, quien nuevamente se presentaba, ahora con el apoyo de una coalición política conformada por comunistas, socialistas y otras agrupaciones denominada “Unidad Popular”; y Radomiro Tomic, representando el ala izquierdista de la Democracia Cristiana. Esta coyuntura presentaba nuevas variantes para los Estados Unidos. Hacia 1970 el gobierno de Eduardo Frei había bajado en popularidad, ya que los objetivos de la “Revolución en Libertad” no se habían alcanzado a cabalidad; “pese al gasto inmenso y al tremendo respaldo político y moral que el gobierno de EE.UU. brindó al PDC, el partido de Frei sencillamente no fue capaz de instituir las reformas necesarias”15. Además, Radomiro Tomic presentaba un programa más afín con las ideas de la Unidad Popular, esto último hacía que EE.UU. dudara a la hora de apoyar a este candidato. Por otro lado, Jorge Alessandri ya había sido electo presidente (1958-1964), para estas elecciones ya era un hombre de avanzada edad, y su programa de gobierno no era atrayente para ser apoyado por los norteamericanos. A diferencia de los otros candidatos, Salvador Allende se presentaba como una fuerte carta para la victoria, esto significaba que para el contexto mundial: Amenazaría la base ideológica de la hegemonía de EE.UU. en la Guerra Fría en Europa, una región que Kissinger valoró más que América Latina y que en 1970 parecía al borde del Eurocomunismo (…) Para Kissinger, un socialismo demo14 Estas empresas poseían una gran cantidad de inversiones en Chile. Kenecott y Anaconda controlaban la mayoría de las minas cupríferas; y la ITT poseía el control de la telefonía nacional. La principal preocupación de estas transnacionales era el programa de nacionalización (expropiar a estas empresas internacionales para dejar al Estado como dueño de las mineras) que pretendía llevar a cabo Allende en el caso de resultar electo. 15 Power, Margaret: op cit. p. 67.


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crático exitoso en Chile era más peligroso que el comunismo revolucionario en Cuba.16 Henry Kissinger, ex Secretario de Estado de los EE.UU.17, sabía mejor que nadie las implicancias que tendría un triunfo de Allende, ya que visualizaba las consecuencias que traería este resultado. Roger Morris18 describe la opinión de Kissinger ante esta coyuntura: No creo que nadie en el gobierno comprendiese cuán ideológico era Kissinger en la cuestión de Chile. Nadie supo ver que Henry consideraba a Allende como una amenaza mucho más peligrosa que Castro. Allende era el vivo ejemplo de la reforma social y democrática en América del Sur. Ocurrían en ese momento hechos desastrosos en el mundo, pero sólo Chile asustaba a Henry.19 La imagen de Allende significaba una seria amenaza para Washington. En sus memorias Kissinger compara esta situación con la de 1964, donde destaca que lo que estaba por ocurrir, era algo inédito en la historia: Nuestra negativa a enfrentar la realidad de lo que estaba sucediendo era una lucha política mortal y no un debate entre profesores de economía, nos transformó para 1970 en una clase de gallina que cloqueaba nerviosamente cosas fuera de lugar desde los costados, cuando en 1964 éramos el elemento dominante.20 Bajo este contexto, EE.UU. desplegó con mayor intensidad su plan de acciones encubiertas para evitar la elección de Salvador Allende. La intervención adquiere mayor protagonismo luego de su triunfo, el 4 de septiembre de 1970, donde se debía esperar la ratificación del Congreso (ya que no había obtenido la mayoría absoluta de los votos). Las estrategias creadas por Washington para ese momento se denominaron “Track I” y “Track II”21, las que finalmente no tuvieron éxito ya que el 4 de noviembre de 1970, Allende asume la presidencia del país. 16 Winn, Peter: op cit. p 45. 17 Henry Kissinger fue Secretario de Estado durante el gobierno de Richard Nixon. Diplomático y político, dedicó sus objetivos a combatir al comunismo en el mundo mediante acciones encubiertas con ayuda de la CIA. Ver más en Henry Kissinger, Mis Memorias. 18 Roger Morris era miembro del National Security Council (NSC) o también llamado “Comité 40”, bajo la dirección de Henry Kissinger. 19 Citado en Seymour M., Hersh, The Price of Power. Kissinger in the Nixon White House, en Joan Garcés: op cit. p. 147. 20 Kissinger, Henry: Mis Memorias. Editorial Atlántida. Buenos Aires, 1980. p. 462. 21 Track I consistía en la salida parlamentaria, donde Estados Unidos buscaba convencer a los parlamentarios para evitar la ratificación de Allende. Track II era el Plan de Acción II que, una vez fracasado el Plan I, se


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El impacto internacional que tuvo el triunfo de Salvador Allende fue significativo, “la pregunta en ese momento en el mundo era ¿dónde marcha el mundo, socialismo o capitalismo?, era central en la política mundial. La elección de Allende aparecía como el ineluctable triunfo del Socialismo”22. Es así que se comienza a escribir una nueva etapa en la historia de Chile, con un gobierno socialista elegido por primera vez democráticamente, inclusive bajo una fuerte intervención norteamericana; y sobre todo, con una sociedad altamente polarizada políticamente. A estas alturas las tendencias políticas iban orientadas a configurarse en dos bandos, gobierno y oposición; esta última aumenta con el apoyo de la Democracia Cristiana luego de 197123. De este modo, durante el gobierno de la Unidad Popular los medios de comunicación se encargarían de fomentar y agudizar aun más la división y el miedo hacia lo que podría traer para el país la denominada “Vía chilena al Socialismo” de Salvador Allende.

4. La Campaña del Terror como una Acción Encubierta Como bien se ha descrito, Estados Unidos intervino en los asuntos políticos que sucedían en nuestro país. Estas acciones, que durante los sesenta y setenta fueron en aumento, iban influyendo cada vez más en el acontecer nacional. La Campaña del Terror se inserta dentro de las operaciones encubiertas que realizó la CIA en nuestro país. No se puede comprender esta empresa anticomunista al margen de los esfuerzos norteamericanos, ya que se ubica profundamente en el conjunto de sus actividades intervencionistas. Haremos una breve referencia al Informe Church, principal fuente que nos aporta antecedentes en torno a las acciones clandestinas en Chile entre los años 1963 y 1973. En el año 1975, el Senado norteamericano solicitó una investigación acerca de las operaciones encubiertas efectuadas por el Gobierno estadounidense y la CIA en Chile. La comisión encargada para esta investigación, encabezada por el Senador Frank Church, redactó un informe que abarcaba todas las técnicas y operaciones encubiertas realizadas en nuestro país entre 1963 y 1973. Según el Informe,“el objetivo de la acción encubierta es de impacto político”24. Se buscaba influir tanto en los acontecimientos políticos como en la opinión pública destinaron las fuerzas y contactos norteamericanos en realizar un golpe de Estado, el cual fracasa junto al asesinato del General René Schneider, ligado al constitucionalismo de las FF.AA. 22 Fermandois, Joaquín: op cit. p. 331. 23 A inicios del gobierno de la Unidad Popular, la oposición era representada sólo por la derecha, el PDC aún se encontraba dividido acerca de apoyar o no el gobierno de Allende, en el partido no había un consenso de actuar como centro político. Luego del asesinato del ex ministro democratacristiano, Edmundo Pérez Zujovic en junio de 1971, este partido pasó a ser oficialmente de oposición. 24 Informe del Senado de los Estados Unidos, Acciones Encubiertas en Chile, 1963-1973, reproducido en


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chilena para evitar el ascenso de la izquierda. Para lograr esta finalidad, se enumeran una serie de diversas técnicas y acciones secretas, donde destaca el apoyo a medios de comunicación, financiamiento a partidos y agrupaciones políticas, y la ayuda a organizaciones del sector privado, entre otros. Durante este período de injerencia estadounidense, las elecciones presidenciales de 1964 y 1970 fueron los momentos de mayor intensidad en la aplicación de las técnicas encubiertas, debido a que fueron coyunturas claves en el acontecer político. Uno de los elementos principales de la intromisión norteamericana fue el despliegue de una masiva campaña propagandística anti-comunista. El Informe Church describe esta acción como una técnica de uso masivo en nuestro país: Se hizo uso extenso de la prensa, radio, películas, panfletos, carteles, pasquines, correo directo, banderolas de papel y pintadas en las paredes. Fue una “campaña de terror”, que contaba con la dureza de las imágenes de tanques soviéticos y pelotones de fusilamiento cubanos y fue orientado especialmente a las mujeres.25 El desarrollo que alcanzó la campaña, abarcando todos los medios de comunicación existentes en Chile, fue enorme. La propia CIA consideró a “la campaña de alarma anticomunista como la actividad más efectiva dirigida por los Estados Unidos a favor del candidato demócrata cristiano”26 . Y el triunfo de Eduardo Frei demostró lo eficiente que podría ser este tipo de procedimientos de operación clandestina, por lo que se continuó realizando en los años siguientes. Posteriormente, la Campaña del Terror fue adquiriendo mayor fuerza, sobre todo por la influencia que ejercía sobre los chilenos: Los proyectos propagandísticos probablemente tuvieron un substancial efecto acumulativo durante estos años, ambos ayudaron a polarizar la opinión pública respecto de la amenaza planteada por los comunistas y otros izquierdistas, y en un mantenimiento y extensión de la capacidad propagandística. Los mecanismos de propaganda desarrollados durante los años 60 estuvieron prestos para ser utilizados en la campaña electoral de 1970.27 Tal como sostiene el Informe, estos mecanismos propagandísticos se utilizaron nuevamente para 1970; grupos independientes y medios de comunicación volvieron a ser financiados para influir en la opinión pública acerca del mal que traería Uribe, Armando y Opaso, Cristián, op cit. p. 218. 25 Ibíd., p. 242. 26 Ibíd. 27 Ibíd., p. 249.


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Allende para nuestro país, tal como lo describe a continuación el Informe del Senado estadounidense: (…) fue una “campaña de terror”, usando muchos de los mismos planteamientos que en el programa de elección presidencial de 1964, equiparando una victoria de Allende con violencia y represión stalinista (…) La “campaña de terror” explotó la violencia de la invasión a Checoslovaquia con fotografías grandes de Praga y de tanques en el centro de Santiago. Otros carteles recordaban a los usados en 1964, mostrando prisioneros políticos cubanos ante el pelotón de fusilamiento, y avisando que una victoria de Allende significaría el fin de la religión y la vida familiar en Chile.28 Las repercusiones que generó esta acción encubierta fueron de gran magnitud, el mismo Informe Church lo reconoce como una de las técnicas de mayor alcance; “la ‘campaña del terror’ contribuyó a la polarización política y al pánico financiero en ese periodo”29. A continuación veremos cómo esta estrategia norteamericana logró estos objetivos.

5. Características de la propaganda anticomunista Para comprender a mayor cabalidad cómo la Campaña del Terror logró afectar la mentalidad de los chilenos durante el gobierno de Allende, analizaremos a grandes rasgos el concepto de propaganda política y sus reglas. En primer lugar podemos definir la propaganda como el uso sistemático […] de símbolos, principalmente mediante sugestión y técnicas psicológicas similares, con la intención de alterar y controlar opiniones, ideas, valores, y en última instancia, cambiar acciones públicas con arreglo a unas líneas predeterminadas30. Es decir, que la propaganda busca influir en las opiniones de las personas, y quienes la diseñan conocen perfectamente las diversas técnicas de convencimiento y manipulación psicológica Ahora bien, sabemos que la propaganda usa símbolos y busca controlar las ideas o valores humanos, en el ámbito político utiliza ciertos mecanismos para conseguir sus objetivos. Según Domenach, la propaganda política es “una empresa organiza-

28 Ibíd., p. 254. 29 Ibíd., p. 255. 30 Young, Kimball: Psicología Social de la Propaganda. Paidós. Buenos Aires, 1969. p. 17.


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da para influir y dirigir la opinión”31 , en nuestro caso la Campaña del Terror buscaba crear miedo y terror hacia el gobierno de Salvador Allende. Según Jean Marie Domenach, para que la propaganda política tenga los efectos esperados debe responder a cinco reglas: 1.

Regla de Simplificación y Enemigo Único. La simplificación se utiliza en base a noticias breves con un mensaje claro para todos los destinatarios. La idea del enemigo único se explica en la unificación de los elementos negativos a los que se desea atacar con la propaganda. Domenach explica que “los hombres prefieren enfrentar a personas visibles más bien que a fuerzas oscuras”32. 2. Regla de Exageración y Desfiguración. Según Domenach, esta norma se basa en la deformación abusiva de hechos o noticias que sean favorables para el propagandista. Implica la asociación de elementos negativos traspasando el límite de lo verdadero, y del “uso hábil de citas desvinculadas de su contexto”.33 3. Regla de Orquestación. Consiste en la repetición incesante por la gran mayoría de los medios de comunicación, acerca de noticias que afectan negativamente al sujeto en contra del cual se hace la propaganda. Domenach establece que “la persistencia del tema, junto con la variedad de su presentación, es la cualidad rectora de toda campaña de propaganda”.34 4. Regla de Transfusión. Domenach sostiene que la propaganda opera siempre sobre un sustrato pre-existente (mitología nacional, complejo de odios, prejuicios tradicionales); esto significa que “existen en la psiquis de los pueblos sentimientos conscientes o inconscientes que la propaganda capta y explota”. 35 5. Regla de Unanimidad y Contagio. La intención de esta regla es crear un sentimiento lleno de exaltación y miedo difuso, que lleva al individuo a adoptar las mismas concepciones políticas que parecen compartir la casi totalidad de las personas que lo rodean. En relación a estas reglas, lo que buscaban los propagandistas en la Campaña del Terror era personificar en el Gobierno de la Unidad Popular al representante del conjunto de todos los elementos negativos que afectaban a la sociedad chilena, como por ejemplo asesinatos, descuartizamientos, violencia civil, asaltos, entre otros; esto 31 32 33 34 35

Domenach, Jean Marie: La Propaganda Política. Eudeba. Buenos Aires, 1963. p. 55. Ibíd., p. 55. Ibíd., p. 58. Ibíd., p. 60. Ibíd., p. 68.


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junto a la simplificación de las noticias con un mensaje breve y claro para todos los chilenos. Lo anterior se acompañaba de una desfiguración de las noticias entregadas, donde ya se perdía el límite entre lo verdadero y lo falso, donde ya se pensaba que podría ser cierto el envío de niños chilenos a Cuba para ser entrenados militarmente, uno de los tantos ejemplos que la prensa hacía circular en ese entonces. Este tipo de noticias eran constantemente publicadas en todos los medios de comunicación, gracias al financiamiento de la CIA, de este modo existió un bombardeo de noticias angustiosas que llegaban a todos los chilenos. A su vez, para que esta propaganda fuera eficaz, la Campaña del Terror operaba con los miedos insertos en la sociedad chilena, como el temor a una crisis económica, a la violencia civil, o al quiebre institucional. Y junto a ello, se buscaba que el sentimiento que debía adoptar la población chilena fuera el temor y la búsqueda de salidas a la crisis del Gobierno de la Unidad Popular, esto es de un apoyo a la Derecha y el gran empresariado. A continuación expondremos algunos ejemplos gráficos de lo que fue la Campaña del Terror para las elecciones de 1964, las de 1970 y durante el gobierno de la Unidad Popular (1970 – 1973).

Elecciones de 1964:

Se utiliza el recurso de la posible pérdida de la propiedad privada (casa, terreno) ante la llegada de un gobierno marxista.

Se hacía sentir un ambiente de inquietud ante la llegada de un régimen que podría acabar con las libertades.

Mediante analogías con el Mundial de Fútbol de 1962, se buscaba identificar a los rusos (URSS) como enemigos de Chile al ser nación comunista.


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Elecciones de 1970:

Uso de la imagen del paredón (paredes de fusilamiento a los enemigos de un régimen).

Los avisos donde aparecían niños eran orientados principalmente a las mujeres, en alusión a la pérdida de valores con la llegada del comunismo al país.

El tema de los fusilamientos, basado en la experiencia comunista en otros países, fue constantemente utilizado en la Campaña del terror para las elecciones de 1970.


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Gobierno de Salvador Allende (1970 - 1973):

El diario El Mercurio se caracterizó por asociar noticias negativas con elementos de izquierda, siendo esto muchas veces noticias inventadas.

El uso de imágenes de descuartizados con llamadas de atención a la sociedad fueron un elemento constante en la propaganda.

El diario Tribuna (perteneciente al Partido Nacional) cumplía gran parte de las reglas de la propaganda como la exageración, desfiguración y repetición de noticias.


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Los anteriores son algunos ejemplos de cómo se desarrolló la Campaña del Terror contra los partidos y representantes del sector de izquierda. Podemos ver que, desde 1964 hasta el fin del gobierno de la Unidad Popular en 1973, el desarrollo propagandístico fue masivo y constante, influenciando en la opinión pública nacional. Utilizando diversas temáticas se logra captar el mensaje final: ante un gobierno de izquierda Chile se va a sumir en el caos, hambre, y peor aun a un régimen totalitario basado en la experiencia de los países del bloque comunista.

6. Conclusiones Hemos dado cuenta cómo Estados Unidos se preocupó de influenciar en la dirección del acontecer político chileno mediante las acciones encubiertas. Una de ellas fue la Campaña del Terror, propaganda negativa hacia la izquierda chilena que se desplegó durante más de nueve años en el país, despertó huellas y marcas en el imaginario colectivo nacional. Esta campaña dejó miedos, temores y angustias ante una crisis inevitable, entregando como única solución la búsqueda de un fin al gobierno de Allende. A través de este artículo pudimos comprobar que una maniobra tan clave como la Campaña del Terror, haya sido deliberadamente planeada y financiada desde Norteamérica, pero ejecutada por chilenos contrarios a Salvador Allende. Posteriormente, lo sucedido el 11 de septiembre de 1973 en Chile, significó un triunfo para los Estados Unidos y la ideología representante de esta área de influencia, en consecuencia, el fin del comunismo y la implantación de un sistema económico neoliberal. Observamos que la gran influencia que tienen los medios de comunicación sobre la sociedad, evidenciando con el despliegue de la Campaña del Terror, nos demuestra que elementos como la prensa o la misma propaganda otorgan mucho poder a quienes la controlan. En nuestra actualidad el bombardeo de los medios de comunicación es infinito, con la expansión de Internet en el actual contexto globalizado nos hacen pensar sobre cómo serían los alcances de una campaña con esas características. Como así también nos hace cuestionar cuántos tipos de propaganda política están día a día influyendo en nuestros valores, opiniones e ideas.



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La razón por la fuerza: Duopolio de la prensa, régimen autoritario y neoliberalismo en Chile (1973 – 1990) Israel Fortune Fuentevilla* “No es, pues, necesario que el príncipe tenga cualidades deseables, pero sí mucho que parezca tenerlas.” Nicolás Maquiavelo “Los pobres regalémoselos a la UDI, total ellos ya cambiaron sus conciencias por unos microondas”. Mauricio Redolés Resumen: El actual duopolio de la prensa existente en Chile, conformado por las empresas periodísticas El Mercurio S.A.P. y COPESA, se articuló durante la dictadura militar, definiendo sus perfiles periodísticos sobre la base del autoritarismo impuesto por el régimen al que apoyó y en coherencia con el modelo neoliberal al que dicho autoritarismo fue funcional. Palabras clave: duopolio de la prensa - neoliberalismo - régimen autoritario - perfil periodístico opinión pública.

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Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción: Una herencia que no acabamos de descubrir El 11 de marzo de 1990, Patricio Aylwin Azocar asumió formalmente la presidencia de Chile como representante de la Concertación de Partidos por la Democracia, dando así paso a la administración civil del Estado y junto con ella, la del proyecto modernizador capitalista de corte neoliberal instaurado durante los 17 años de dictadura militar. Si bien dicho resultado no fue el deseado por la derecha más “dura” que cerraba filas en torno a la figura del general Augusto Pinochet Ugarte y su permanencia en el poder1, sí fue conveniente para la derecha “blanda”2. Esta última fue la que impulsó los acuerdos alcanzados con la Concertación, logrando que “el marco institucional garantizar[a] las condiciones políticas de estabilidad que aquel proyecto [el neoliberal] requería para su funcionamiento normal, lo que se había mostrado inviable bajo la égida castrense”3, cuestión que aseguró la posición privilegiada del principal actor beneficiado de este proceso: el gran empresariado. Es así que la derecha, que ostentó el poder durante la dictadura militar mediante la represión y la violencia, buscaría luego de ésta reforzar enclaves de poder más acordes con la forma de dominación que se haría necesario fortalecer en democracia: la cultural. El caso más emblemático en este sentido es la consagración del duopolio de las comunicaciones conformado por las empresas periodísticas El Mercurio S.A.P. y el Consorcio Periodístico de Chile S.A. (COPESA), los que controlan gran cantidad de radios y medios escritos en el país. Sus dueños son respectivamente Agustín Edwards Eastman y Álvaro Saieh y sus medios estandarte son, también respectivamente, El Mercurio y La Tercera, ambas publicaciones de carácter diario y distribución nacional. De tal manera, ambas empresas logran hoy los mayores tirajes y los mayores índices de lectoría, llevándose de paso casi la totalidad de la cartera publicitaria con las cuan1

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Prueba de ello es la constante negativa que el General manifestó durante toda la década de los ‘80 a la hora de negociar una salida pactada de la dictadura con la clase política y aun más, los planes para deslegitimar el plebiscito de 1988 en que se decidía la prolongación del régimen, urdidos en conjunto con sus más cercanos y que iban desde generar una situación de violencia en la que su desarrollo fuera imposible, hasta el autogolpe de Estado en caso de perder, siendo todas estas iniciativas desarticuladas principalmente por la presión internacional, entre otros factores. Para profundizar sobre este particular, se recomienda revisar Corvalán M., Luis: Del anticapitalismo al neoliberalismo en Chile. Editorial Universitaria. Santiago, 2001. pp. 432-436. La derecha, en tanto ala política, fue -y es- algo más heterogénea de lo que se acostumbra afirmar. Durante el período estudiado se llamó “duros” a los nacionalistas, quienes defendían un proyecto de desarrollo corporativista y conservador resguardado por el autoritarismo militar, mientras que se calificó de “blandos” a los miembros de la alianza entre gremialistas y neoliberales, los que remaron en dirección de un proyecto de tipo neoliberal en que los elementos más conservadores eran algo transable. Corvalán M., Luis: op. cit. p. 438.


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tiosas sumas de dinero que ello implica, configurando así “un monopolio de dos cabezas por la uniformidad de estilos de cobertura informativa, de opciones temáticas y, por último, de los proyectos político-ideológicos de sus líneas editoriales”.4 Sin embargo, la posición que estas empresas ocupan hoy, no es tampoco el resultado de una política improvisada de parte de la clase dominante en vista del nuevo rol que le ha tocado jugar. Por el contrario, es el corolario de su activa participación en el régimen anterior a la etapa de los gobiernos concertacionistas. En consecuencia, se busca demostrar aquí que la consagración a la que se hacía referencia más arriba, con todas las características resultantes, es la concreción de un proceso que se inició con el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 y que se enmarcó en la implantación del modelo económico neoliberal.

2. Para abordar el problema: algunas herramientas desde la teoría La disciplina historiográfica, en cuanto ciencia social, involucra para su práctica de elaboración de conocimiento del pasado, el análisis de todas las dimensiones que componen a la sociedad (política, económica, social, cultural), y aunque a menudo las investigaciones profundicen en uno de estos aspectos en particular, siempre debe considerarse lo que pasa con los demás en relación al tema estudiado, de lo contrario las explicaciones que se elaboren serán incompletas y el saber producido será fragmentario. La importancia de esta aclaración radica en el hecho de que para el caso de los medios de comunicación “se integran orgánicamente lo económico, lo político y lo cultural-comunicativo”5, por lo que la identidad que un medio asume frente a la sociedad: …es la identidad del medio en su dinámica de interrelaciones y mutuas determinaciones e influencias con su contexto. Por ende, el perfil que identifica a un medio es una construcción inacabada, cambiante, móvil, dentro de los límites de una época y una sociedad y, a la vez, transformando y actuando sobre ellos.6 Por lo tanto, no se trata de afirmar simplemente que los intereses de los propietarios de un medio en particular se manifiesten a través de éste, sino que la 4

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González, Gustavo: Medios de comunicación en Chile bajo el signo de la Concertación. En The Media in Latin America. Open University Press. McGraw-Hill Education. 2008. En http://www.lapetus.uchile.cl/lapetus/arc hivos/1218653220MediosdeComunicaci%C3%B3nenChile.doc Roncagliolo, Rafael en prólogo a Portales C., Diego: Poder económico y libertad de expresión. La industria de la comunicación chilena en la democracia y el autoritarismo. Editorial Nueva Imagen. Santiago, 1981. p. 16. Santa Cruz, Eduardo: Modelos y estrategias de la prensa escrita en procesos de modernización: Chile siglo XX. Centro de Investigaciones Universidad ARCIS. 1996. p. 10.


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forma que esa manifestación asume, dependerá de las posibilidades que su contexto le imponga independientemente de si están o no de acuerdo con ellas. Ahora bien. Como ya se perfiló en la introducción del presente artículo y como se pretende argumentar más adelante, el período que se aborda, vale decir, la dictadura militar, se define a modo general como una forma extrema de régimen autoritario al servicio de la implantación de un modelo económico de tipo neoliberal. Conviene por tanto definir qué se entiende por autoritarismo y neoliberalismo en sí, y cómo se conectan esas definiciones con los medios de comunicación. Es fácil confundir el autoritarismo con el totalitarismo7, la diferencia en este sentido, según afirma Ángela Vivanco, radica en los niveles de la vida que abarcan, por lo que “si dentro del totalitarismo se suprimen los derechos y libertades del hombre, en el autoritarismo se restringen, algunos hasta el punto de ser en realidad suprimidos, pero queda un cierto ámbito no abarcado del todo por el Estado”. Entre los derechos que más se restringen “se hallan los políticos, el derecho a la reunión, la libertad de asociación y las libertades de opinión e información”.8 Los motivos de este pequeño margen de pluralidad que se deja, o apariencia de pluralidad si se quiere, obedece a su vez a razones de legitimidad como: La presión de la opinión pública; La presión de la opinión internacional; La necesidad de dar una serie de justificativos legales y, además, de cierta legitimidad, a las acciones del gobernante, para imprimirles más peso y perdurabilidad; El deseo de continuar en el poder, no sólo apoyado por la fuerza física, sino por una suerte de imperativo político moral o ético: ser el gobernante, “el llamado” por el pueblo a combatir a enemigos o debilidades dañinas del sistema.9 En concordancia, la dictadura militar en Chile se valió del autoritarismo para instaurar el neoliberalismo. La autora ya citada expresa que si bien la ideología liberal10 desde la teoría aboga por los derechos y las libertades del hombre, desde susinicios

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Para el caso de la dictadura militar en Chile, esta confusión se ve potenciada por el gran acercamiento que las FF.AA. tuvieron con los sectores fascistas de la derecha previo al golpe de Estado. Si bien estas simpatías se materializaron principalmente en el plano del discurso refundacional de la institucionalidad de la que mucho se habló, finalmente ni lo que se propuso en este sentido en la Constitución del ’80, ni el modelo económico que se instauraría, se asemejaron a las propuestas de la doctrina fascista. Por tanto se sostiene aquí que el autoritarismo, característica también propia del fascismo, fue un instrumento que obedeció a otro fin. 8 Vivanco M., Ángela: Las libertades de opinión y de información. Editorial Andrés Bello. Chile, 1992. p. 92. 9 Ibíd., p. 94. 10 Liberalismo y neoliberalismo en realidad no difieren en sus postulados. Este último toma su nombre de la situación histórica consistente en la vuelta del liberalismo sobre las tendencias económicas que asignaban al Estado un rol de interventor en la economía, las que proliferaron a partir de la crisis económica de 1929 y que comenzaron a decaer desde la segunda mitad del siglo XX.


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“lentamente hubo una identificación de la defensa de esos derechos y libertades con la defensa de la propiedad, con lo cual los que no tenían nada igualmente carecieron de respeto de parte del gobernante”11, por lo que: El enfoque de la libertad de prensa como inherente al ser humano cognoscente no tiene un tratamiento diferente a los demás derechos y libertades del ideario liberal y se la protege tanto o más. Así mismo la empresa periodística no será distinta de las demás empresas lucrativas que propone una economía liberal.12 Más adelante se argumentará cómo los elementos teóricos esbozados aquí, se cruzan y se complementan concretamente durante el período que se estudia. Por ahora queda definir un punto más: si de lo dicho hasta acá se desprende que el perfil o identidad de un medio de comunicación se define por el contexto político y económico en que se encuentra, y que en este caso son respectivamente el autoritarismo y el neoliberalismo, entonces ¿Qué rol pueden jugar los medios de comunicación hacia la sociedad en este contexto?. La respuesta es: influir en la opinión pública por medio de la difusión de la ideología dominante. Entiéndase por opinión pública no lo que el sentido común nos dictaría, vale decir, “lo que el público opina”, pues la influencia de los medios de comunicación es un asunto más complejo. Robert Ferguson sostiene que las ideologías no funcionan como sistemas cerrados que se imponen a las personas y que éstas asumen como si fueran una tabula rasa, sino que los individuos asimilan sus elementos en función de sus preconcepciones, o sea, los agregan a sus “reservas discursivas” generando nuevas “pautas” de comportamiento13. Pues bien, la opinión pública corresponde al perfil de pensamiento que los medios de comunicación difunden y del que las personas se pueden valer para justificar su comportamiento, es decir, lo que se le sugiere al público que debe opinar y en consecuencia con ello, cómo debe actuar. Es por lo tanto una suerte de “reserva discursiva colectiva”. 3. Los antecedentes: Situación de la prensa durante la Unidad Popular La situación de la prensa durante la Unidad Popular es, a su vez, el resultado de un desarrollo que se gestó lentamente desde inicios de la década de 1930, cuando el “patrón mesocrático sustitutivo de importaciones”14 se erigió como el telón sobre

11 Vivanco M., Ángela: op. cit. p. 97. 12 Ibíd., p. 100. 13 Ferguson, Robert: Los medios bajo sospecha. Ideología y poder en los medios de comunicación. Editorial Gedisa. Barcelona, 2007. p. 27. 14 Corvalán M., Luis: op. cit. p. 14.


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el cual la participación popular fue creciendo hasta ser ésta interpretada por el gobierno presidido por Salvador Allende. En esa línea, en materia de prensa surgieron también nuevas estrategias periodísticas consistentes en interpelar al mundo popular haciéndole partícipe de un proyecto de desarrollo. En el marco de esta “prensa popular” surgen publicaciones como El Siglo (en 1940 y perteneciente al Partido Comunista) y Las Noticias de Última Hora (en 1943 y perteneciente al Partido Socialista). De tal forma el sistema periodístico se caracterizó, en general, por manifestar una plena hegemonía de la dimensión ideológico-cultural, en que el tratamiento de la noticia era instrumental a ésta y con una escasa importancia de la política comercial de los medios aunque éstos deban competir en el mercado informativo15. Quizás la única excepción en este sentido es el diario La Tercera de la Hora fundado en 1950 por los hermanos Agustín y Germán Picó Cañas, cuyo perfil fue definido más bien por propósitos empresariales, en lo que tuvo gran éxito convirtiéndose luego de 1973 en el periódico de mayor venta.16 Es así que al igual que el conjunto de la sociedad, durante la Unidad Popular, la prensa se hallaba altamente politizada y representaba más o menos equitativamente a todos los sectores en pugna, cuestión que estaba asegurada además por el “Estatuto de Garantías Constitucionales”17 firmado entre la DC y la UP en 1970, en el que entre otros puntos “figuran disposiciones destinadas a asegurar la libertad de expresión”18. Al igual que en la arena política, se desató entonces una lucha informativa en la que se buscó llegar a todos los sectores sociales interpelándolos a través de distintos lenguajes, configurándose una especie de simetría hacia la derecha y la izquierda en la que, en ambas direcciones, existió lo que Patricio Dooner conceptualiza como una “prensa ariete” y otra “seria”. La primera estuvo representada hacia la izquierda por los diarios Clarín, Puro Chile y Las Noticias de Última Hora, mientras que hacia la derecha por los diarios La Segunda y Tribuna junto con las revistas P.E.C. y SEPA. Esta prensa -la “ariete”- se caracterizó por sus titulares sensacionalistas y un discurso amarillista en que predominaron las ofensas contra personajes públicos e instituciones. Por otro lado, la “prensa seria” estuvo representada hacia la izquierda por El Siglo y hacia la derecha por El Mercurio. Ésta, en lugar del titular escandaloso, recurrió al editorial sesudo, al mensaje críptico y a una aparente neutralidad afectiva.19 15 Desarrollado en Santa Cruz, Eduardo: op. cit. 16 Portales C., Diego: op. cit. p. 78. 17 El Estatuto de Garantías Constitucionales consistió en una serie de compromisos que asumió el gobierno de la Unidad Popular en torno a no sobrepasar la institucionalidad vigente a la hora de ejecutar su programa de gobierno, el que establecía avanzar gradualmente hacia el socialismo. 18 Prenafeta J., Sergio et al: Informe de la comisión “Verdad y Periodismo sobre la Prensa y los Derechos Humanos” 1960-1990. [1992] En http://www.colegiodeperiodistas.cl/sites/default/files/file/informe_verdad_y_ periodismo_1960_1990.pdf. p. 6. 19 En profundidad en: Dooner, Patricio: Periodismo y política. La prensa de derecha e izquierda. 1970-1973. Editorial Andante. Santiago de Chile, 1989.


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Dado que en gran medida la razón de ser de varias de estas publicaciones se suscribía a motivos estrictamente políticos e ideológicos, en materia económica su supervivencia también estaba asegurada, ya sea porque los propietarios de éstas eran los distintos partidos políticos, por la gran necesidad de propaganda política que se distribuía entre éstas o por el avisaje estatal que aseguraba el financiamiento de los medios proclives al gobierno20. Mención aparte merece el caso de El Mercurio, que ante la gran competencia y su consiguiente pérdida en términos de avisaje y lectoría, “la CIA gastó un millón y medio de dólares (US$ 1.500.000) para apoyar a El Mercurio, el principal diario del país y el más importante canal para la propaganda en contra de Allende”21. También requiere aclaración lo ocurrido con los diarios La Tercera y La Nación. En el caso del primero, su naturaleza comercial hizo que su línea editorial fluctuase según su conveniencia en pos de captar mayor avisaje y lectoría, manteniéndose en general en una situación de centro. Mientras que el discurso de La Nación estaba paradójicamente regulado por su posición de diario de gobierno, lo que aseguraba de paso su permanencia a pesar de las dificultades económicas.22 No obstante, la situación de simetría discursiva se planteó en términos de “especie de”, porque al analizar el tiraje de los distintos diarios, un estudio realizado a fines de la década del setenta: …indica que el núcleo oligopólico conformado por las empresas privadas El Mercurio, Sopesur y Consorcio periodístico de Chile (La Tercera), más la estatal La Nación (que también publicaba La Tarde), alcanzaban un total de 475.000 ejemplares diarios (78%), frente a 137.000 de la prensa contestataria (22%)…23 Esto comprueba que a pesar de la gran efervescencia de la época, poco podía hacer la prensa “militante”, tanto de derecha como de izquierda, frente al gran alcance distributivo de las empresas periodísticas, las que por su misma naturaleza empresarial apoyaron a la derecha o aparecieron como neutrales. No obstante, es posible afirmar que, en general, durante el gobierno de la UP las libertades de información y de opinión fueron respetadas.

20 Para un análisis detallado de la situación económica de la prensa durante la Unidad Popular se recomienda revisar Portales C., Diego: op. cit. pp. 71-127. 21 Uribe, Armando y Opaso, Cristián: Intervención norteamericana en Chile. [Dos textos claves]. Editorial Sudamericana. Santiago de Chile, 2001. p. 267. 22 Portales C., Diego: op. cit. pp. 71-127. 23 Ibíd., p. 79.


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4. Primera etapa. Del golpe de Estado a la Constitución de 1980: La configuración del duopolio No se está recurriendo a la metáfora cuando se dice que estas libertades, junto con muchas otras, fueron suprimidas “de golpe”. El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, ejecutado por las FF.AA. y de Orden, acabó con el largo proceso democrático que en Chile la mayoría de la sociedad venía desarrollando paulatinamente desde la década de 1930 y que alcanzó su punto cúlmine durante el gobierno de la Unidad Popular, al acercarse explícitamente a una economía socialista acompañada de una serie de transformaciones en el Estado “que permitieran que el poder político fuera pasando a los trabajadores y al pueblo en general”.24 La salida violenta y el régimen autoritario que le sucedió, se entienden en efecto, porque “la derecha y el gran empresariado carecían de hegemonía cultural e intelectual y, por tanto, de apoyo suficiente entre los distintos sectores sociales del país. Eran minoría. No les era posible, entonces, instaurar su proyecto mediante la vía institucional y democrática”25. A modo general, dicho proyecto: Postulaba un desarrollo nacional basado en la empresa privada y la inversión extranjera, la gradual apertura de la economía al exterior, el fin del Estado empresario y la desregulación estatal de importantes aspectos de la economía, los que, a su juicio, debían quedar sujetos a los mecanismos de mercado. En lo político impulsaba una vigorización del Poder Ejecutivo, cuyo correlato era una crítica a la “demagogia” y la “politiquería” y una defensa de la naturaleza técnica de las decisiones de la autoridad.26 La represión que se hizo necesaria para este fin, quedó manifiesta desde un principio en los Bandos emitidos por la recién constituida Junta de Gobierno. En materia de comunicaciones, el Bando nº 12 del mismo día 11 advertía “a la prensa, radio y canales de televisión que cualquier información dada al público y no confirmada por la Junta de Gobierno Militar, determinará la inmediata intervención de la respectiva Empresa”27. Además, como antecediendo lo que sería la configuración del duopolio de la prensa al que se ha hecho referencia, el bando nº 15 estipulaba que en vista de la situación de Estado de Sitio:

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Corvalán M., Luis: op. cit. p. 18. Corvalán M., Luis: op. cit. p. 280. Ibíd., p. 18. “Bando nº 12 de la Junta de Gobierno, 11 de septiembre de 1973”. En Correa, Sofía et al. Documentos del siglo XX chileno. Editorial Sudamericana. Santiago de Chile, 2001. p. 384.


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Como primera medida precautoria, durante el día 12 de Septiembre de 1973, se ha autorizado solamente la emisión de los siguientes diarios: El Mercurio y La Tercera de la Hora. Paulatinamente se irán autorizando otras publicaciones. Se considerará que las Empresas no indicadas por este Bando, deben considerarse de hecho clausuradas.28 Desaparecieron de esta manera por mucho tiempo -la mayoría de forma definitiva- todas las publicaciones proclives al depuesto gobierno tales como “Clarín, Diario Color de Concepción, El Siglo, Puro Chile, Última Hora, Revista Ahora, Hechos Mundiales, Mayoría, Mundo, Onda, Paloma, Punto Final, Ramona”29, etc. Sumado a esto, otras publicaciones dejaron de circular de manera voluntaria en vista de que su objetivo de desestabilizar al gobierno de la UP, hasta generar su derrocamiento, ya estaba logrado. Ejemplo de ello es Tribuna perteneciente al Partido Nacional, el que de igual manera, procedió a autodisolverse. Otros cerraron por motivos económicos, tal es el caso de La Prensa, perteneciente a la Democracia Cristiana, que dejó de circular en febrero de 1974.30 Pero la represión contra la prensa no sólo consistió en la clausura de los medios, sino que se enmarcó además en el exterminio de un segmento de la población chilena al que era necesario “extirpar” a la manera de un “cáncer” social, el “cáncer marxista”, pues desde la ideología antiliberal de la extrema derecha, tal medida “no debía dar lugar a reproches desde el punto de vista de la violación a los derechos humanos, puesto que los militantes de las organizaciones marxistas, en razón de que serían ‘humanoides’, carecían de real estatus de humanidad”31. De manera que, como describe Toño Freire, varios periodistas fueron asesinados32, mientras que el Colegio de Periodistas señalaba a fines de 1974 al Ministro del Interior que cuatro periodistas estaban relegados y cuatro en prisión, en tanto que en 1975 los detenidos, procesados o condenados eran 14 y en el exilio o autoexilio se encontraban 300.33 Por otro lado, la prensa que quedó después de este exterminio, colaboraría con la misión refundacional que la dictadura militar se había impuesto, en la que “la tarea de reconstruir moral, institucional y materialmente al país requiere una acción 28 “Bando nº 15 de la Junta de Gobierno, 11 de septiembre de 1973”. En Correa, Sofía et al. op. cit. p. 386. 29 Prenafeta J., Sergio et al: op. cit. p. 10. 30 La razón de que esta publicación no haya sido clausurada, radica en el hecho de que la DC legitimó inicialmente el golpe de Estado y apoyó reservadamente a la dictadura militar durante sus primeros años. Para profundizar sobre este tema, revisar Yocelevzky A., Ricardo: Chile: partidos políticos, democracia y dictadura. 1970-1991. Fondo de Cultura Económica. Chile, 2002. pp. 171-203. 31 Corvalán M., Luis: op. cit. p. 285. 32 Ver Freire, Toño: Testigo. 50 años de periodismo: 1956-2006. Editorial Emege Comunicaciones. Chile, 2006. p. 58. 33 Sobre este tema revisar Prenafeta J., Sergio et al. op. cit. p. 11.


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profunda y prolongada. En definitiva, resulta imperioso cambiar la mentalidad de los chilenos”34, mentalidad que había sido insanamente politizada por la demagoga clase política.35 Este cambio de mentalidad implicaba primeramente la justificación del régimen militar ante la opinión pública y la demonización de las ideas que habían llevado a la nación a su “destrucción”. Para este fin, tempranamente se crea la Dirección Nacional de Comunicaciones (DINACOS), que se encargaría de censurar los contenidos que fueran inconvenientes e incluso proponer otros que se hicieran necesarios. Entre ellos destacan la difusión del llamado “Plan Zeta”, supuesta conjura de la izquierda para eliminar a altos oficiales de las FF.AA. y a personeros políticos de derecha36; y la “lista de los 119”, consistente en la publicación de una lista de militantes del MIR que se habrían asesinado entre sí producto de rencillas internas en Argentina como respuesta a los familiares que pedían información sobre el paradero de sus seres queridos y como muestra a la sociedad de la escasa concepción de humanidad que los marxistas tendrían al eliminarse entre ellos mismos.37 Muchas personas vinculadas al periodismo participaron entusiastamente en esta labor, como “Claudio Sánchez, Pablo Honorato -ambos reporteros predilectos del Trece-, Juan Esteban Montero, Julio López Blanco y Ricardo Coya”38. Otros lo hicieron desde altos cargos, como Fernando Léniz, quien hasta antes del golpe se había desempeñado como gerente y después presidente de la Empresa Periodística El Mercurio y que luego de este cargo asumió como Ministro de Economía hasta 1975.39 Además, los medios hacían lo propio desde lo que sus líneas editoriales permitían. De esta manera, por ejemplo, para el caso del discurso dirigido hacia los trabajadores y los pobladores, El Mercurio, representando tempranamente al proyecto económico neoliberal, se orientó hacia la clase tradicionalmente dominante, emanando hacia lo popular un discurso impersonal y tecnocrático en que estos sectores figuraban como un engranaje más de la gran máquina que avanzaría hacia el desarrollo. Mientras que La Tercera, vinculada con sectores nacionalistas que propugnaban un proyecto de tipo corporativista, impulsó un discurso desde los trabajadores y los pobladores, incorporando sus voces al interior de sus páginas y recurriendo a su lenguaje, intentando posicionarse como un representante legítimo de estos sectores a

34 “Declaración de Principios del Gobierno de Chile”. En Correa, Sofía et al. op. cit. p. 438. 35 La opinión que el ejército y la extrema derecha tenían sobre la clase política en general y sus efectos en la desintegración de la sociedad, queda manifiesta en Pinochet, Augusto: Política, politiquería y demagogia. Editorial Renacimiento. Chile, 1983. 36 Ver Freire, Toño: op. cit. p. 59. 37 Ver Agüero, Ignacio [dir.]: El Diario de Agustín. [Documental]. Año 2008. 38 Ver Freire, Toño: op. cit. p. 61. 39 Ver Mönckeberg, María Olivia: El Saqueo de los Grupos Económicos al Estado chileno. Ediciones B. Santiago de Chile, 2001. p. 260.


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los que definía como “el nervio de la sociedad”. Tal diferenciación se dio, por supuesto, compartiendo ambos diarios su adhesión básica al régimen militar.40 Sin embargo, a partir de la segunda mitad de la década de 1970, varios elementos modificarían en buena medida este panorama. En lo que a política se refiere, la presión internacional por las violaciones contra los derechos humanos se acrecentó, principalmente en razón de hechos como el asesinato de Orlando Letelier en septiembre de 1976 por parte de agentes de la DINA en EE.UU., lo que de alguna manera condujo a un “reblandecimiento” del régimen, por lo menos en lo aparente, pues los asesinatos y las torturas no dejaron de ser una práctica institucional. Además y en el mismo marco de la situación de legalidad que se quería imprimir al proceso, comenzaron a perfilarse distintos planes de normalización institucional, los que irían desde el discurso de Chacarillas pronunciado por Pinochet el 9 de julio de 1977, hasta el estipulado junto con la entrada en vigencia de la Constitución de 1980.41 En lo económico se produjo el fortalecimiento de la segunda arista a la que se ha hecho mención y a la que el autoritarismo fue instrumental: la implantación del neoliberalismo, proyecto al que la dictadura se inclinó de manera definitiva a partir de abril de 1975, cuando en vista de una inminente crisis económica, las medidas que los “Chicago Boys”42 proponían fueron asumidas por la oficialidad y entraron éstos a ocupar los mandos en materia económica. La política de shock emprendida en pos de salvar los índices macroeconómicos, tuvo efectos catastróficos para los sectores populares de la sociedad en materia salarial y de oferta laboral43. No obstante aquello, el nuevo modelo económico contemplaba una apertura a los mercados extranjeros, produciéndose consiguientemente un sostenido aumento de las importaciones, “las que en elevado porcentaje corresponden a bienes de consumo susceptibles de ser producidos en el país o a artículos suntuarios perfectamente prescindibles”44, y, en consecuencia con ello, a partir de 1977 se dio un “‘boom’ consumista entre las clases medias chilenas”45, lo cual –dicho sea de paso– contribuyó a la desmovilización y la consecuente desarticulación de los partidos políticos, objetivo siempre buscado por

40 Desarrollado en profundidad por Gutiérrez, Paulina y Warnken, Cristian: El Discurso sobre el trabajador y el poblador en “El Mercurio” y “La Tercera” (1973-1983). Ceneca. Santiago, 1986. 41 Véase Corvalán M., Luis: op. cit. pp. 334-346. 42 “Chicago Boys” es la manera en que a partir de los ’70 se llamó a los economistas neoliberales educados en la Universidad de Chicago bajo el alero de los estadounidenses Milton Friedman y Arnold Harberger. Algunos de ellos son Pablo Baraona, Álvaro Bardón, Jorge Cauas, Fernando Léniz, Hernán Büchi, José Piñera, Joaquín Lavín, entre otros. 43 Detalle sobre el cómo los sectores neoliberales de la derecha se hicieron hegemónicos al interior de ésta, consultar Yocelevzky A., Ricardo: op. cit. pp. 119-132. 44 Gonzalorena, Jorge: “Causas y consecuencias de la implantación del modelo económico neoliberal en Chile”. En Ríos Kroyer, Nicole [ed.]: Para el análisis del Chile contemporáneo: Aportes desde la Historia Política. Taller de Historia Política.Valparaíso, 2010. p. 39. 45 Yocelevzky A., Ricardo: op. cit. p. 244.


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la dictadura. En este mismo sentido el propio Pinochet salió a alabar las bondades del nuevo modelo cuando el 11 de septiembre de 1979 pronosticaba que “en 1985 o 1986, cada chileno [iba] a tener auto, casa y televisor”46. Es en esta situación -la del cruce del autoritarismo y el neoliberalismo- que el duopolio empresarial de la prensa en Chile, representado por El Mercurio y La Tercera, redefinió su perfil tanto en lo económico como en lo editorial. El primer factor que ayudó a ello fue la clausura de gran cantidad de medios, pues al quedar los que sobrevivieron libres de competencia, éstos gozaron de plena libertad de acceso a todo el público y la publicidad. En materia de prensa diaria, las únicas empresas que poseían publicaciones de carácter diario y distribución nacional fueron El Mercurio, La Tercera y La Nación (con su diario El Cronista, que luego volvería a llamarse La Nación), propiedad esta última del Estado y siendo las dos primeras las que concentraban la mayor cantidad de activos y de patrimonio. Por ejemplo, en 1977 sus patrimonios alcanzaban los 7.56, 7.07 y 1.20 millones de dólares respectivamente47, lo que nos permite hablar –en vista de las proporciones– de una situación duopólica que el Estado no tenía pretensiones de revertir. El segundo factor -en gran medida consecuencia del primero- es que a la par de la situación política y económica que se desarrollaría desde el golpe de Estado en adelante, el mencionado duopolio debería rearticular su estrategia y perfil periodístico para sobrevivir y crecer como empresas, intentando tener mayor acceso a las dos variables de las que la prensa suele beneficiarse: la lectoría y el avisaje. Sobre la primera resalta la redefinición editorial de La Tercera, acentuando una línea que progresivamente apoyará al nuevo régimen, pero volcándose a “la explotación de fenómenos de interés masivo: lo deportivo, policial y sexual”48, captando así al público antes cautivo por publicaciones como Clarín y convirtiéndose en el diario de mayor venta. Una fuerte tendencia, de la que también bebió El Mercurio y que de igual manera se relaciona con el cierre de muchas revistas especializadas, es el intento de llenar ese nicho por parte de la prensa diaria mediante la multiplicación de suplementos. Una muestra realizada en la tercera semana de abril de 1978, refleja que para los días martes, miércoles, sábado y domingo, El Mercurio publicaba respectivamente los suplementos “Campo” (agrícola), “TV Espectáculos” (espectáculos), “Más Allá” (ciencia) y “Revista del Domingo” (misceláneos), mientras que La Tercera hacía lo propio para los mismos días con “De mujer a mujer” (femenino), “Icarito” (educativo), “Estreno” (espectáculos) y “Buen domingo” (misceláneos).49

46 Citado en La Tercera, 29 de agosto de 1999, Reportajes, “1979: el año del cuesco Cabrera”. En Yocelevzky A., Ricardo: op. cit. p. 145. 47 Portales C., Diego: op. cit. p. 134. 48 Ibíd., p. 136. 49 Ibíd., p. 155.


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Otro elemento fue el aumento del material recreativo que en 1978 creció en un 13% respecto al año 197250. Gran importancia también tuvo la transnacionalización de los contenidos. En este sentido, con respecto al uso de cables internacionales, se registró un aumento entre 1972 y 1978 de un 312% para el caso de El Mercurio y un 353% en el de La Tercera.51 Sobre la segunda variable mencionada, el avisaje, se registró un notorio desmedro de aquel de carácter político en favor del de tipo comercial. Comparando las tasas de 1972 y 1978, el avisaje político desciende un 97% mientras que el comercial aumenta un 10%.52 En síntesis, todas estas redefiniciones repercutieron en la opinión pública produciendo su despolitización (por ejemplo a través del aumento del material recreativo), su fragmentación en públicos con intereses específicos (mediante la aparición de suplementos) y su orientación hacia el consumo (vía el aumento de la propaganda comercial en desmedro de la política)53. Concretamente, el resultado de todas estas transformaciones queda graficado en lo que Diego Portales resume para el caso de El Mercurio hacia 1978: El Mercurio tenía 50 páginas, de las cuales 27 estaban dedicadas a publicidad, diez a suplementos y trece a noticias de actualidad. De estas trece, alrededor de cuatro eran ocupadas por cables y radiofotos, cuatro por las secciones de deportes, espectáculos, vida social y cartas de los lectores, una página era de opinión editorial y sólo cuatro eran de crónica nacional. A su vez, la información nacional se distribuía en una página y media de información política, económica y/o de gobierno, una página de provincias, un tercio de página de asuntos laborales, otro de comerciales y otro de policiales y, por último, dos tercios a sueltos de crónica. De modo que los temas políticos, económicos y de gobierno apenas ocupan un 3% del total del espacio del más importante diario de Santiago.54

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Ibíd., p. 145. Ibíd., p. 147. Ibíd., p. 143. La clasificación de los efectos que cada transformación produce, obedece más bien a una cuestión pedagógica que busca simplificar la explicación, pero en realidad –y como resulta fácil notar– todos estos guardan una intrínseca relación y se alimentan unos a otros en el marco de lo que un diario en las manos de su lector es, vale decir, una representación de la realidad a la cual hace referencia, indicando lo que sucede en ésta, lo que se debe pensar sobre los hechos que describe y cómo se debe actuar en concordancia con ello. 54 Portales C., Diego: op. cit. p. 154.


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Si a esto sumamos el juicio emitido por Jaime Guzmán –potente ideólogo de la derecha y de la futura UDI– en 1980, refiriéndose a El Mercurio en términos de que “es el diario formador de opinión pública por excelencia.[…] En cierta medida para la opinión pública las cosas ocurren ‘porque’ salen en El Mercurio”55, es fácil concluir que en materia de opinión pública en el Chile de fines de los ’70, pasaba poco, o simplemente nada. Si bien tanto El Mercurio como La Tercera apoyaron subordinadamente al régimen militar, Portales hace una distinción en materia de sus líneas editoriales, señalando que aunque ambos lograron aumentar sostenidamente sus tasas de ganancias, El Mercurio “las complementa bien con su función política”56, mientras que La Tercera, en pos de conquistar el mercado “su línea editorial [era] totalmente adjetiva”57, cuestión que queda demostrado en el rol que ambos desempeñaron desde principios de los ’70 en adelante.

5. Segunda etapa. De la Constitución de 1980 al inicio de los gobiernos concertacionistas: un no tan largo paréntesis La década de 1980 era vista con gran optimismo por la dictadura militar. La Constitución recién aprobada por vía de un plebiscito dudosamente legítimo58, contemplaba un plan de normalización institucional en el que Pinochet sería reelecto en 1989 como Presidente de Chile por otros ocho años, vale decir, hasta 1997. Su triunfo en las urnas estaría asegurado en virtud de que el nuevo modelo económico ya habría rendido sus frutos, lo que daría lugar a nuevas pautas culturales que “tendrían que modificar las actitudes políticas del país, pautas tales como el individualismo, el consumismo, el volcamiento hacia la vida privada, la despolitización, etc., fenómenos todos que debían terminar por quitarle su base social al centro y a la izquierda, potenciando a la derecha”.59 Sin embargo ocurrió lo que nadie se esperaba. En el marco de la crisis económica desatada, en 1983 se desarrolló un largo período de protesta social, que si bien fue convocada por los trabajadores del cobre, se extendió espontáneamente

55 Ramírez, Francisco: El Desarrollo de la Prensa Escrita Chilena en el Siglo XX y la Conformación del Duopolio de los Consorcios “El Mercurio” y “Copesa”. En http://www.pepe-rodriguez.com/Publica_estud/Ramirez_4_ perinves.htm. 56 Portales C., Diego: op. cit. p. 176. 57 Ibíd., p. 176. 58 El plebiscito celebrado el 11 de septiembre de ese año “se verificó sin registros electorales, sin libertades para la oposición, con las vocalías copadas por adherentes al régimen, bajo estado de excepción, con proscripción de los partidos políticos, control total de los medios de comunicación y, en fin, con cédulas electorales que translucían la opción marcada”. Corvalán M., Luis: op. cit. p. 341. 59 Ibíd., pp. 345-346.


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por amplísimos sectores sociales como manifestación de un latente descontento. Esta situación fue aprovechada por los partidos políticos de oposición que se rearticularon rápidamente para canalizar las movilizaciones hacia una salida pactada con la dictadura, en la que tuvieran la posibilidad de asumir nuevamente la administración del Estado.60 Tal contexto posibilitó también –y en importante medida fue causante suyo– la aparición de la prensa periódica de oposición, la que si bien venía manifestándose tímidamente y fuertemente censurada desde fines de la década de 1970 con la aparición de las revistas Solidaridad (del Arzobispado de Santiago), Hoy, Apsi, y el boletín de análisis internacional Análisis que pronto tendría también el carácter de revista, es a partir de los ‘80 que surgieron una gran cantidad de publicaciones periódicas no oficialistas como La Bicicleta y Haciendo Camino (1980), Fortín Mapocho (1983), Cauce, Pluma y Pincel, Primer Plano y Alternativa (1986). La fundación del diario La Época en 1987, por los mismos editores de Hoy, termina de configurar un fuerte bloque opositor en materia de prensa.61 En gran medida esta explosión de nuevos medios fue posible gracias a un nuevo “clima moral” surgido al interior de la oposición sobre la base de los grados de permisividad que la misma dictadura se había propuesto abrir en virtud de la gradual entrada en vigencia de la Constitución de 1980, la que contemplaba que “Toda persona natural o jurídica tiene derecho a fundar, editar y mantener diarios, revistas y periódicos en las condiciones que señala la ley”62. No obstante, esta permisividad legal era en gran proporción aparente, principalmente por dos motivos. El primero era que la misma constitución proscribía a toda persona o grupo que propagara una doctrina “de carácter totalitario o fundada en la lucha de clases”, prohibiéndose a éstos “explotar un medio de comunicación social o ser directores o administradores del mismo, ni desempeñar en él funciones relacionadas con la emisión y difusión de opiniones o información”63. El segundo fue que en vista de lo que se estaba produciendo, la dictadura rápidamente emitió una serie de artículos transitorios o decretos con fuerza de ley que restringían las ya limitadas libertades que la Constitución aseguraba. Es así que se inició un largo desfile por los tribunales de parte de periodistas y representantes de medios de oposición, muchos de ellos fueron censurados por largos períodos luego de los cuales les fue imposible recuperarse económicamente y volver a circular, mientras otros fueron derechamente clausurados.64

60 Sobre este particular, revisar Yocelevzky A., Ricardo: op. cit. pp. 204-218. 61 En profundidad en Navarro, Arturo: “Sistema de prensa bajo el régimen militar (1973-1986)”. En Reyes Matta, Fernando [comp.]: Comunicación alternativa y búsquedas democráticas. ILET. México, 1983. 62 “Artículo 19º de la Constitución Política de la República de Chile de 1980”. Editorial Ciencia y Tecnología. Santiago, 1980. p. 19. 63 “Artículo 8º de la Constitución Política de la República de Chile de 1980”. op. cit. pp. 10-11. 64 En profundidad en Navarro, Arturo: “Sistema de prensa…”. En Reyes Matta, Fernando: op. cit.


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Paralelo a todo esto, la situación que el duopolio de la prensa parecía haber consagrado antes de 1980, vivió fuertes dificultades producto de la misma crisis económica y del reaparecimiento de la competencia. Tanto El Mercurio S.A.P. como Copesa contrajeron millonarias deudas con el Banco del Estado65, las que al no poder ser pagadas, se generó para el caso de La Tercera una situación de virtual propiedad de ésta por parte del Estado, hasta el punto de que muchas veces “sus editoriales y muchas pautas salían directamente de la Secretaría General de Gobierno”.66 La resolución de este panorama, que consistiría en la consagración definitiva del ya mencionado duopolio, vendría de la mano con la salida pactada que la rearticulada clase política en la Concertación de Partidos por la Democracia, convendría con la derecha, en ella el modelo económico impuesto no sería cuestionado67. Con lo que respecta al bloque de prensa de oposición, la que en su mayoría estaba en manos de esta clase política, sufrió el mismo destino que la movilización social surgida en los ’80, vale decir, se le quitó el apoyo cuando ya no fue útil. Una vez asumiera Aylwin su gobierno, José Joaquín Brünner (antes columnista de Cauce) declaró respecto a las publicaciones de oposición, ahora desde su sillón ministerial, que “En materia de comunicaciones es mejor no tenerlas”68. Fueron así cerrando durante los primeros años de la democracia Fortín Mapocho, Cauce, Análisis, Apsi, La Bicicleta, Pluma y Pincel, La Época. A los medios que no eran cerrados por sus dueños se les negaba el avisaje estatal.69 Las deudas contraídas por El Mercurio, que para 1989 alcanzaban los 14 mil millones de pesos70, y las de COPESA, que en manos de los hermanos Picó Cañas habían tenido que desprenderse de un 35% de la propiedad, llegaban a los 400 millones de pesos71. La posibilidad de que estas importantes plataformas informativas cayeran en manos del gobierno entrante, llevaron a la dictadura a perdonarlas mediante algunos malabarismos financieros: Para evitar que los diarios de Copesa y del grupo ‘El Mercurio’, que era otro de los grandes deudores del Estado en los ochenta, tuvieran que seguir dependien65 González, Gustavo: op. cit. 66 Ver Mönckeberg, María Olivia: op. cit. p. 179. 67 “El PDC […] había resuelto rechazar la lucha entre proyectos globales alternativos y excluyentes, definiéndola como la causa de fondo de la crisis del sistema político. Lo que equivalía decir que no cabía levantar nuevos proyectos globales. O, lo que es lo mismo, que había que aceptar el existente –es decir, el de la derecha y el gran empresariado– […] Y en la izquierda concertacionista, la renuncia a sus utopías anteriores no había sido reemplazada por nada muy definido como no fuera su adhesión genérica a la democracia y a otros valores como la justicia social, la libertad, etc.”. Corvalán M., Luis: op. cit. p. 438. 68 Freire, Toño: op. cit. p. 86. 69 Ibíd., p. 86. 70 Ibíd., p. 88. 71 Ibíd., p. 88.


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do del gobierno que se preveía sería conducido por los opositores al régimen militar, los ejecutivos del Banco del Estado idearon una serie de operaciones de ‘licuación’ de las deudas. Se diseñó así un artificioso sistema de ‘permutas’ de créditos que terminó por salvar la vida de los diarios sin que pagaran realmente las inmensas sumas que debían.72 Con esto El Mercurio S.A.P. siguió en manos de su histórico dueño, Agustín Edwards Eastman, mientras que COPESA fue definitivamente adquirido por Álvaro Saieh y sus socios, todos ellos grandes beneficiados del proceso de privatización de las empresas estatales73. Ambas empresas con sus respectivos diarios estandartes (El Mercurio y Las Últimas Noticias en el primer caso; y La Tercera y La Cuarta en el segundo), han llegado a controlar casi la totalidad del sistema de prensa del país con sus demás publicaciones regionales de las que son dueños o asociados, cerrando así un “no tan largo paréntesis” en que pareció que el conjunto de la sociedad podría decidir de manera participativa su futuro, sirviéndose para ello, entre otros elementos, de un sistema de prensa democrático.

6. Conclusiones El presente artículo da un rápido vistazo sobre el cómo se configuró el duopolio de la prensa en Chile durante la dictadura militar. Para ello se describió primero la situación de la prensa previa al golpe de Estado de 1973, la que en términos discursivos representaba e interpelaba a todos los sectores sociales en el marco de las libertades de opinión e información que fueron respetados. No obstante, ese esquema era altamente frágil y dependiente del sistema de partidos, los que en gran medida sostenían las distintas publicaciones existentes, mientras que las independientes debían competir no sólo en el terreno ideológico, sino también en el económico, terreno en el cual los grandes consorcios periodísticos, siempre en manos de grupos cercanos a la derecha, llevaban las de ganar. La dictadura militar, en concordancia con su condición de régimen autoritario, no totalizó la propiedad de los medios de comunicación, sino que, buscando un recubrimiento de legalidad y respeto a las libertades en base a los cuales pudiera legitimarse y proyectarse, dejó que éstos siguieran en manos de privados con los que guardaran afinidad, imponiendo como condición que las líneas editoriales se ajustaran a sus conveniencias, controlando los contenidos que emitían por medio de aparatos especialmente dispuestos para ello. 72 Mönckeberg, María Olivia: op. cit. p. 179. 73 Sobre la trayectoria de este empresario en particular y el proceso de privatización de las empresas estatales durante la dictadura militar en profundidad, en Mönckeberg, María Olivia: op. cit.


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Luego del golpe, el duopolio comunicacional de la prensa diaria conformado por El Mercurio y La Tercera, redefinió sus perfiles de manera consonante al nuevo panorama, combinando en vista de su natural inclinación hacia la derecha, las restricciones que a los contenidos imponía el régimen autoritario con su función empresarial, orientándose a la transnacionalización y la despolitización, cuestión que era coherente con el modelo económico neoliberal que se buscaba implantar no sólo en términos macroeconómicos, sino también culturales. Cabe mencionar que el acomodo al nuevo contexto fue distinto en ambos medios. Mientras que El Mercurio siguió siempre una línea más política, la cual conjugó con su función empresarial, La Tercera hizo más bien lo contrario, pues históricamente -por lo menos hasta que fuera adquirido definitivamente por Álvaro Saieh y sus cercanos- había orientado su perfil principalmente en la dirección que le aportase mayor ganancia económica, erigiéndose, en la práctica, como el paradigma del neoliberalismo en lo que a comunicaciones se refiere. La década de 1980 se constituyó como un paréntesis a esta situación al configurarse un bloque periodístico de oposición al régimen, el cual, junto con la crisis económica desatada y las manifestaciones sociales, puso en jaque al duopolio referido. Tal cosa, sin embargo, acabaría con el inicio de los gobiernos concertacionistas, pues al serles los medios alternativos ya inútiles e inconvenientes a la renovada clase política, estos fueron disueltos. Paralelo a ello, el endeudamiento de los consorcios periodísticos fue perdonado por la dictadura meses antes de que los militares abandonaran definitivamente la administración del Estado, asegurándose el control de éstos por parte de privados que, en pos de la reproducción del modelo económico neoliberal implantado, orientarán por medio de la opinión pública en la sociedad, las pautas de comportamiento necesarias para ello. En definitiva, como resume el título de este trabajo, durante la dictadura militar se impusieron así como muchas otras cosas, por la fuerza, los mecanismos de los que hoy se nutre nuestra razón.


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Tensiones y conflictos al interior de la dictadura militar. Los Nacionalistas y la Secretaría Nacional de los Gremios Aníbal Pérez Contreras* “Aún repercute en nuestra memoria la acción politizante que los grupos marxistas desarrollaron en el seno de la mayoría de las organizaciones sindicales, apartándolas de los fines netamente gremiales, que son el fundamento y la razón de su existencia”1 (Discurso del día del trabajador, 1 de mayo de 1981)

Resumen: La dictadura militar impuesta en 1973, se propuso entre otras cosas “refundar Chile”, imponiendo con ello un nuevo patrón de desarrollo: el neoliberal de la derecha y el gran empresariado. La imposición de este nuevo modelo, tuvo sus propias diferencias y contradicciones entre quienes intentaban disputar los diferentes espacios de hegemonía en la dictadura, tal fue el caso de los nacionalistas. Este artículo busca, entre otras cosas, reconstituir esas tensiones y explorar el campo de influencia hacia el movimiento social de este último grupo, muy poco estudiado en la historiografía chilena. Palabras clave: Modelo neoliberal – hegemonía – nacionalistas - tensión.

*

Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

1

Pinochet, Augusto: Pinochet Patria y Democracia. Editorial Andrés Bello. 1983.


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1. Introducción De manera general, el presente artículo analiza la disputa acaecida al interior de la dictadura militar entre formaciones de extrema derecha, nacionalistas y gremialistas. En términos particulares reconstruye el proceso mediante el cual los sectores “duros” –es decir, los nacionalistas- intentaron desplegar una política de masas dirigida hacia el movimiento de trabajadores a través de la Secretaría Nacional de los Gremios, bajo la creación de la escuela nacional sindical. Por su parte, la idea central de este trabajo sostiene que la disputa entre ambos sectores estuvo lejos de restringirse al ámbito del Estado, también supuso un despliegue hacia los movimientos sociales; en ellos cada bando pretendió hegemonizar diversos espacios de la sociedad civil. Para el caso del movimiento gremialista, la principal herramienta utilizada fue la Secretaría Nacional de la Juventud y de la mujer, por el contrario los nacionalistas intentaron penetrar el movimiento de trabajadores mediante la Secretaría Nacional de los Gremios. Ambas entidades bajo la dirección del ministerio Secretaría General de Gobierno y del Departamento de Organizaciones Civiles. En este último caso nos detendremos mayormente, debido a la inexistencia de un estudio histórico que aborde el tema.2 Desde el punto de vista metodológico, el presente trabajo se enmarca dentro de una línea cualitativa con un carácter descriptivo. Bajo la utilización de técnicas de historia oral –en formato de entrevistas– y la revisión de fuentes documentales, se construye el andamiaje argumentativo pertinente a fin de hacer demostrable y coherente la investigación. Dicho andamiaje se desarrolla en tres capítulos. En el primero de ellos, se muestra de manera general el empeño de la dictadura en implementar un nuevo patrón de desarrollo global mediante la despolitización de la sociedad. Bajo el segundo, se evidencian las tensiones y diferencias entre los bandos gremialistas y nacionalistas. En el tercero, se examina con más detalle el caso de la vertiente nacionalista, su rol y objetivos propuestos mediante la Secretaría Nacional de los Gremios y la Escuela Sindical de Chile. El objetivo general que persigue es mostrar otra cara de la dictadura militar, alejada de las concepciones que piensan a esta última como un todo homogéneo.

2. La “refundación nacional” El golpe de Estado de 1973 supuso la resolución de una contradicción vital en el proceso democratizador chileno, significando el triunfo de la derecha y el gran

2

Cabe señalar que historiadores como Patricio Quiroga, Verónica Valdivia y Luis Corvalán han realizado estudios sobre los movimientos nacionalistas en otras épocas históricas.


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empresariado, en contra de los sujetos mesocráticos y populares que venían cuestionando la hegemonía de los sectores dominantes -claramente desde los cincuenta en adelante-, ya sea desde una perspectiva reformista o revolucionaria. Además de esto, incluyó el triunfo y la aplicación de un proyecto global3 que buscaba transformar en sus diversas expresiones la sociedad chilena, dejando atrás la influencia de la izquierda y la politización existente. De manera más precisa, Luis Corvalán lo ha enunciado de la siguiente manera: La dictadura militar resultante de dicho golpe cumplió una función precisa, que podríamos resumir así: 1) instaurar el proyecto de modernización capitalista impulsado por la derecha y el gran empresariado; 2) restituir a este sector social y a los grupos conservadores en general el control de la sociedad chilena; 3) disolver, como parte de lo anterior, a los sujetos mesocráticos y populares que le habían disputado a aquéllos, desde los sesenta en adelante, la dirección social levantando sus propios proyectos globales, y 4) instaurar una institucionalidad política que en las circunstancias históricas que se vivían fuera funcional a esas finalidades, asegurando su cumplimiento4. La implantación de este nuevo proyecto de sociedad no estuvo ajena de conflictos, sobre todo en lo que tendría que ver con los sujetos históricos que habían trabajado y sustentado los proyectos de democratización de la sociedad anteriores a la dictadura, encima de los cuales se dejaría caer una sistemática represión y desarticulación social y política. Al respecto, Corvalán ha sostenido: La existencia de tales sujetos era, por cierto, incompatible con la implementación del proyecto de la derecha y el gran empresariado (…) Se requería pues, su erradicación, lo que implicaba prohibir y destruir sus organizaciones e incluso, aniquilar físicamente a gran parte de sus cuadros, tanto políticos como sociales, generando a la par experiencias amedrentadoras y traumáticas en sus bases.5 A juicio del historiador, la relación entre necesidades objetivas de implementación del nuevo proyecto global, junto con la violencia propiciada desde el Estado –ya sea por militares o civiles– fueron dos caras inseparables de la misma “necesidad histórica” de aplicación del modelo. 3

4 5

Por proyecto global entenderemos un proceso mediante el cual se transforman los diversos ámbitos de una sociedad, ya sean políticos, económicos, sociales y culturales. Para profundizar este proceso ver: Corvalán, Luis: Del anticapitalismo al Neoliberalismo en Chile. Editorial Sudamericana. Santiago, 2004. Ibíd., p. 279. Ibíd., p. 280.


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Quizás, donde quedó de manera más evidente y explícita la idea según la cual el nuevo régimen implantado buscaría una total refundación de Chile y la organización de un nuevo tipo de sociedad, fue en la Declaración de Principios de la Junta Militar de 1974, la cual pasaremos a analizar. La tesis principal expuesta en dicho documento, sostenía que Chile –desde el golpe militar de 1973– se encontraba en un profundo proceso de reconstrucción nacional, en los momentos en que una aguda crisis estaría remeciendo al mundo, la cual “pone en tela de juicio los valores y formas de vida de los diversos tipos de sociedad”6. Esta crisis –a juicio del documento– sería sustentada por ideas foráneas, particularmente el marxismo, sobre el cual se sostenía: La alternativa de una sociedad de inspiración marxista debe ser rechazada por Chile, dado su carácter totalitario y anulador de la persona humana, todo lo cual contradice nuestra tradición cristiana e hispánica. Además, la experiencia demuestra que el marxismo tampoco engendra bienestar, porque su carácter socialista y estatista no es apto para un adecuado desarrollo económico. 7 En cuanto a lo ideológico, la Declaración de Principios presentaba todo un despliegue argumentativo de carácter metafísico, sustentado en la teoría de los cuerpos intermedios, -de tipo corporativista- se encuentra en el tradicionalismo de Vásquez de Mella y el nacionalismo hispanista de Primo de Rivera. Esta concepción, característica del pensamiento contra revolucionario español, plantea que la sociedad se debe organizar mediante las sociedades intermedias (esto es familias, municipios, gremios, etc.), las cuales creadas por Dios, tendrían fines particulares y específicos impidiéndose con ello la intromisión de unas por sobre otras. En esta línea, la única función que le corresponde al Estado sería asegurar el cumplimiento del bien común, sin invadir la autonomía de estas sociedades en general y del individuo en particular, esto debido al carácter artificial del Estado como fruto de la creación humana. Por el contrario, el individuo “dotado de espiritualidad” como “hijo de Dios”, nunca podría verse invadido por una sociedad mayor carente de “gracia” como lo sería el Estado. Ahora bien, el objetivo de asegurar el bien común sólo se lograría mediante una absoluta independencia político partidista de los cuerpos intermedios a fin de que éstos pudiesen desarrollarse libremente. Por ello el documento sostuvo la urgencia de “asegurar la independencia y despolitización de todas las sociedades intermedias entre el hombre y el estado”8. La declaración agregaba que:

6 7 8

Declaración de Principios del gobierno de Chile, Santiago, marzo 11 de 1974, Correa, Sofía y varios autores, en “Documentos históricos del siglo XX”, Ed. Sudamericana, Santiago, 2001. Ibíd., p. 2 Ibíd., pp. 2-3.


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Esta definición traduce una concepción del bien común, que difiere por igual de la que sustentan el individualismo liberal y el colectivismo totalitario. El individualismo liberal concibe al bien común como la simple suma de los bienes individuales, que cada cual procura obtener con casi total prescindencia del de los demás. El colectivismo se sitúa en el extremo opuesto, y entiende el bien común como un concepto referido al todo colectivo o estatal, frente al cual el bien individual de cada persona desaparece por completo.9 Como queda de manifiesto, el régimen marcaba distancia tanto de las lecturas liberales clásicas (según esta mirada, principal responsable de la crisis de la nación debido a la posibilidad que abrió históricamente a la penetración de ideas foráneas como el marxismo), como de las colectivistas de carácter socialistas, asignándole un nuevo rol al Estado que se denominaría como subsidiario, argumentando explícitamente que: El respeto al principio de subsidiariedad representa la clave de la vigencia de una sociedad auténticamente libertaria… Por oposición a él, cuanto mayor sea el estatismo que afecte a una sociedad, menor será su efectiva libertad, por extendido que sea el ejercicio ciudadano de los derechos políticos […] El estatismo genera, en cambio, una sociedad gris, uniforme, sometida y sin horizontes.10 Así, según la mirada de la Junta, la única manera de asegurar el bien común recaería en la plena autonomía de las sociedades intermedias, para que éstas cumpliesen sus fines propios. Más aun, la Junta Militar anunciaba de antemano que “no se propondría como un gobierno transitorio entre dos de tipo partidista”11, sino que por el contrario, emprendería todo un enorme proyecto de reconstrucción nacional, a nivel político, económico y social. Es decir, presentaba la implementación de un proyecto global. Por su parte, este proyecto global a nivel político se caracterizó por implantar un régimen altamente autoritario, generando en 1980 una construcción jurídica de carácter excluyente. Al mismo tiempo, en el plano económico supuso la imposición del modelo neoliberal, el cual según el profesor Jorge Gonzalorena Döll se caracterizó por: 9 Ibíd. 10 Ibíd., p. 5. 11 Ibíd. Esto también representaba un fuerte revés para el Partido Demócrata Cristiano, que mantenía esperanzas de un breve período de dictadura militar. Perdiendo de esta manera, el supuesto de manipular a las FF.AA. Por el contrario, creemos que serán los neoliberales quienes terminen hegemonizando al gobierno.


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a) Una radical liberalización de los mercados, sustentada en la eliminación casi total de los controles y restricciones previamente existentes; b) una también radical y unilateral apertura al exterior, apoyada en una rápida y sustantiva disminución de los aranceles y de los controles cambiarios; c) una extensión muy amplia de los ámbitos de actividad privada y el encogimiento equivalente de la acción del Estado que traspasa a particulares muchas de sus anteriores funciones.12 Por otra parte, en el plano social la dictadura apostó a generar una sociedad atomizada y despolitizada, bajo el firme convencimiento de eliminar la politización gremial y a los partidos que la hacían efectiva. A fin de poner en marcha este proyecto, lo que vendría sería la despolitización de las sociedades intermedias y el exterminio de los sujetos opositores, objetivos que necesitaron de la ayuda de “colaboradores” civiles, los cuales, en su pasado político, emprendieron la lucha contra el gobierno de Salvador Allende. La Secretaría de la Juventud –a cargo de los futuros miembros de la UDI– y la Secretaría Nacional de los Gremios – ocupada por el MRNS13– serán a nuestro juicio elementos importantes en esta “tarea de refundación nacional” para con la sociedad civil.

3. Divergencias en torno al camino a seguir El denominado proceso de “refundación nacional” –descrito más arriba– ubicó a diversos sectores políticos –que habían sido oposición al gobierno de Allende y que acompañarán a los militares– en distintos cargos en la nueva burocracia Estatal. Esto, mientras los militantes de partidos de izquierda y opositores al nuevo régimen eran perseguidos y torturados14. Entre quienes fueron actores activos del régimen, podemos distinguir: a) el Partido Demócrata Cristiano, pero que prontamente se distanciará de la dictadura, cuando se percate que no puede hegemonizar a los militares, b) el movimiento gremialista liderado por Jaime Guzmán, que más tarde devendrá en la formación de la

12 Gonzalorena, Jorge: “Causas y consecuencias de la implantación del modelo económico Neoliberal en Chile”. En Ríos Kroyer, Nicole [ed.]: Para el análisis del Chile contemporáneo: aportes desde la Historia Política. Valparaíso, 2002. p. 35. 13 El Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista, es la agrupación de extrema derecha con más larga data en la historia de Chile, existiendo hasta nuestros días. Esta colectividad ideológicamente se ubica en el pensamiento ultra conservador chileno, desde una vertiente católica nacionalista-hispanista y anti-liberal. Para profundizar esto ver: Pérez, Anibal, “Dios que buen vasallo si hubiese buen señor. El imaginario político del M.R.N.S”, en Para el análisis del Chile contemporáneo, Ríos, Nicole editora, Valparaíso, abril, 2010. 14 Para profundizar este tema ver Corvalán, Luis: op. cit. Particularmente la tercera parte denominada “Después del tiempo eje” en su tema I: “Violencias extremas desde el Estado”.


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UDI, c) los nacionalistas de extrema derecha15, algunos dispersos y otros agrupados como el caso del MRNS, d) los neoliberales de la Universidad Católica, y e) los antiguos miembros del disuelto Partido Nacional de tendencias liberales y conservadoras. Al mismo tiempo que el objetivo de despolitizar a la sociedad civil e implantar un nuevo patrón de desarrollo se cumplía, dentro del régimen se dará una férrea competencia entre los diversos grupos que participaban en el nuevo gobierno. Esta competencia tenía como objetivo “ocupar espacios” en las áreas de influencia y de decisión al interior del régimen implantado, lo que incluía ganar la simpatía de los militares con rol político. Bajo esta disputa, los que generen mayores roces y conflictos serán por una parte los movimientos nacionalistas civiles junto con algunos oficiales de las FF.AA16, quienes se caracterizarán por intentar plantear un régimen corporativo de tendencia más “fascista”17 alejado del neoliberalismo y por otra, la alianza perpetrada al interior del gobierno entre gremialistas y neoliberales. a) El caso de los nacionalistas Con respecto a las formaciones nacionalistas, cabe señalar que históricamente en el siglo XX resaltaron cada vez que los sujetos mesocráticos y populares avanzaron en los procesos de democratización. Particularmente en la coyuntura 1970-1973 tuvieron un rol activo en lo que a desestabilizar el gobierno de Salvador Allende se refiere.Ya sea en su vertiente católica –como el caso del M.R.N.S– o en su expresión laica –el Frente Nacionalista Patria y Libertad–, las formaciones nacionalistas mantuvieron un imaginario político que podríamos resumir en las siguientes tesis: 1. 2.

3.

La idea según la cual, la democracia liberal lleva consigo una enfermedad congénita que propicia su autodestrucción. La concepción de la nación como un cuerpo, el cual sería infectado y atacado por ideas foráneas –como el marxismo y el liberalismo– que amenazarían las tradiciones propias de Chile, llevándole a su destrucción. La necesidad de refundar Chile mediante una “revolución” nacionalista de carácter: autoritaria, corporativista y anticapitalista.

15 Entre las formaciones nacionalistas de extrema derecha existentes previo al golpe de Estado podemos encontrar: Fiducia, Tacna, Patria y Libertad, el movimiento gremialista de la Universidad Católica y el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista. 16 Dentro de los cuales se puede ubicar al General Gustavo Leigh, el General Oscar Bonilla –muerto en un accidente aéreo-, el coronel Pedro Edwin, Nicanor Díaz Estrada, por nombrar algunos. 17 Me refiero a un carácter más estatista, corporativo, autoritario y anticomunista.


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Fue bajo la dictadura militar, que las formaciones nacionalistas vieron la posibilidad de llevar a cabo su “revolución”. Es por esto que en un comienzo apoyaron la dictadura militar, pero luego de que ésta asumiera en el plano económico el modelo neoliberal, se distanciaron de aquella. Así, Patria y Libertad terminó auto-disolviéndose y el MRNS se concentró en el mundo sindical, para intentar desde ahí generar un nuevo sujeto social. Ahora bien, en el marco de la competencia con los gremialistas y aclarando las diferencias al interior del gobierno con los neoliberales, Roberto Thieme –ex secretario general de Patria y Libertad18– sostuvo: “En el plano económico, nosotros proponíamos una economía social de mercado, que sustituyera la empresa capitalista tradicional, por una empresa integrada de trabajadores”19. En relación con ello, en agosto de 1983, tres personajes importantes del nacionalismo criollo, Pablo Rodríguez Grez, junto con Federico Willoughy y Gastón Acuña20, publicaron un libro llamado “¿Qué es el nacionalismo hoy?”, mediante el cual desarrollaron una ácida crítica a las políticas neoliberales asumidas por el gobierno luego de la crisis de la década de los ochenta. Al respecto, sostuvieron: ¡Que no se diga tampoco que el modelo estaba errado! El error estuvo en el libertinaje. El error estuvo en suponer que ese modelo podía operar con un “Estado ausente”. El error estuvo en creer que puede haber libertad sin disciplina e iniciativa privada sin planificación. El error estuvo en olvidarse que somos una comunidad nacional, donde cada cual tiene su sitio en la tarea, y donde aquel que actúa a su sólo arbitrio, o a su capricho, abusa de la libertad, la traiciona y desbarranca. El error estuvo en el vergonzante, impúdico, repulsivo ejemplo que en el mal uso de esa libertad dieron aquellos que tenían una responsabilidad más alta y un rol más decisivo en las esferas de las finanzas privadas.21 En el mismo marco de las críticas a los neoliberales, Misael Galleguillos22 –uno de los principales líderes del Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista (MRNS), representante del nacionalismo– nos expuso, lo siguiente en una entrevista realizada el año 2009:

18 El Frente Nacionalista Patria y Libertad (FNPL) será uno de los movimientos de extrema derecha más radicales en su lucha contra el gobierno de Salvador Allende. Su líder principal era Pablo Rodríguez Grez. 19 Salazar, Manuel: Roberto Thieme. El rebelde de Patria y Libertad. Editorial Mare Nostrum. Santiago, agosto de 2007. p. 153. 20 Ex M.R.N.S. 21 Acuña, Gastón; Willoughby, Federico; Rodríguez, Pablo, “¿Qué es el nacionalismo hoy?”. Sin editorial. Agosto de 1983. pp. 26-27. 22 Misael Galleguillos Vásquez era profesor de la Universidad de Chile sede Valparaíso y de la USACH. Uno de los principales líderes del MRNS y Secretario Nacional de los Gremios desde 1977 hasta 1982.


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Cuando se creó el MAN, –Movimiento Acción Nacional-, por iniciativa de Federico Willoughby, Gastón Acuña y Pablo Rodríguez, me invitaron a una reunión y me preguntaron qué es lo que pensaba de la empresa, yo les dije: –la unidad básica productiva–, no, me dijeron, sobre la propiedad de la empresa. Bueno, les dije que el sector laboral debía participar de cierta manera en la propiedad de la empresa mediante un acceso gradual, como en Alemania, en Inglaterra, etc. A lo que uno de los que estaba en la reunión (que era el pro-rector de la Universidad de Chile, Hernán García Vidal) dice: ¡No te dije yo! Este último –que era tío de la Lucía Hiriart de Pinochet– “tenía pasada para allá”, era importante. Luego de eso Willoughby dijo: ¡Hay un problema! (de hecho este último había logrado el apoyo del Partido Conservador Inglés), porque Hernán ha llegado a cierto nivel de sectores empresariales y le habían preguntado al MAN, acerca de este tema. Pablo Rodríguez les había planteado la idea de la empresa integrada, en donde todos los que trabajaban en ella eran los dueños, participando en la gestión y propiedad. Esto era importante porque un sector empresarial había visto que podía ser un movimiento que ellos respaldarían, para tener una visión distinta, ya que el sector productor chileno estaba en contra de Guzmán, porque éste apoyaba al sector financiero, dejando de lado a los productores, sintiéndose los empresarios desplazados. Recuerda que muchas empresas quebraron en este tiempo. Finalmente no pudimos ganar esa pelea y ellos fueron –los neoliberalesquienes perdieron el control con la crisis del ‘83.23 b) Los gremialistas El gremialismo fue un movimiento de masas surgido en la Universidad Católica. Liderado por Jaime Guzmán, en un primer momento se caracterizó por su oposición total a la reforma universitaria y luego de esto, por su tenaz lucha en contra del gobierno de la Unidad Popular. Como movimiento de masas, se caracterizó por ser “abierto”, lo cual le permitió generar una gran cantidad de apoyo. Una vez perpetrado el golpe militar, Jaime Guzmán fue dejando de lado las concepciones tradicionalistas de su juventud, para encaminarse en la formación de un partido político de derecha católica y conservadora, el cual fuese capaz de disputar espacios, en el maco de una futura democracia de partidos. Además de esto, fue uno de los principales elaboradores de la Constitución autoritaria de 1980. Por su parte, logró hacer una alianza estratégica con los neoliberales, quienes –como lo vimos más arriba– eran partidarios de un capitalismo desregulado, disminuyendo la injerencia Estatal en el área económica. Así en el mismo régimen militar, el

23 Entrevista a Misael Galleguillos, 21 de agosto de 2009.


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movimiento gremialista con los neoliberales, fueron bloqueando y disminuyendo las áreas de influencia de los nacionalistas al interior del Estado. Esta competencia –como sostiene nuestra hipótesis– no se restringió al campo de la burocracia Estatal, sino que también se encargó de desplegar toda una política hacia la sociedad civil, con el objetivo de “despolitizar” los “cuerpos intermedios” de la sociedad y cooptar un nuevo sujeto popular para esta nueva derecha. Su política estuvo plasmada en la Secretaría Nacional de la Juventud y de la Mujer, donde el movimiento se especializó en generar una enorme red de actividades con las Juntas de Vecinos, agrupaciones poblacionales, trabajos voluntarios de invierno y verano y preuniversitarios populares,24 disputándole directamente el histórico espacio a la izquierda, perseguida y aniquilada mediante los organismos de inteligencia. Cabe resaltar que la Secretaría Nacional de la Juventud entre 1975 y 1983 logró incluir en sus diversas actividades alrededor de 230.000 personas25. En este inmenso trabajo de bases sociales la futura UDI se nutrirá de dirigentes, militantes y electores hasta el día de hoy. Al respecto,Verónica Valdivia en una de sus últimas publicaciones sostiene: El movimiento gremial dirigido por Guzmán logró dos pilares a partir de los cuales fortalecer su influencia socio-política: por un lado acercarse a los sectores populares a través de la Secretaría Nacional de la Juventud y las Federaciones estudiantiles universitarias, lo cual habría sido muy difícil –si no imposible- bajo un contexto políticamente competitivo y con una izquierda vigente. En este sentido el futuro de la derecha dependía del aniquilamiento de la izquierda.26

4. Los nacionalistas y la “despolitización” de la sociedad. El MRNS y la Secretaría Nacional de los Gremios Sin perjuicio de que el régimen militar irá siendo hegemonizado por tendencias neoliberales, los nacionalistas liderados por el MRNS27 desarrollaron su política en la Secretaría Nacional de los Gremios. Según lo recordaba Misael Galleguillos:

24 Recomiendo la publicación de Verónica Valdivia sobre este tema: Su revolución contra nuestra revolución II. Editorial LOM. Santiago, 2009. 25 Valdivia, Verónica: Su revolución contra nuestra revolución. Editorial LOM. Santiago, 2009. p. 74. 26 Ibíd., p. 85. 27 El M.R.N.S. para aquel entonces era la formación nacionalista que contaba con una estructura definida y clara, al contrario de las otras colectividades de extrema derecha que mantenían una organización algo más laxa y coyuntural.


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La Secretaría Nacional de los Gremios se creó en 1977. Antes había sólo una oficina de gremios, que no tenía estructura, estaba a cargo de Rubén Díaz Neira, amigo mío. Una vez creada, viajé desde Arica a Punta Arenas con un gasto enorme creando oficinas regionales. La primera fue en Santiago, luego en Valparaíso, Concepción, Copiapó, Iquique, Arica. Nosotros dependíamos directamente del Ministerio Secretaría General de Gobierno.28 El objetivo que perseguía este organismo -según se señala en las fuentes del MRNS- era: Contribuir al cumplimiento de las acciones de gobierno sobre el ámbito gremial, que incluye a los sindicatos, los gremios empresariales y a los colegios profesionales, a fin de relacionar a este sector social con el gobierno de la República.29 Sin perjuicio de lo anterior, es posible observar que existía un objetivo político también para el MRNS, el cual era obtener un sujeto social dentro del mundo de los trabajadores a fin de dar cuerpo a la propuesta nacionalista, al mismo tiempo que se promovería una vertiente del sindicalismo de carácter nacionalista, corporativa, antipartidista y anticomunista, todo muy afín al imaginario Nacional Sindicalista. Así como la futura UDI saldrá a conquistar los “cuerpos sociales” mientras la dictadura eliminaba al “enemigo interno”, el MRNS buscará lograr lo mismo en el mundo sindicalista influenciado históricamente por la izquierda; la Secretaría será el espacio. Ahora bien, la creación de la Secretaría Nacional de los Gremios, tuvo como principal organismo la “Escuela Nacional Sindical” con el objetivo de formar ideológicamente a los diferentes dirigentes sindicales en materias propiamente gremiales, como lo eran los derechos y deberes de los trabajadores.

28 Ibíd. 29 Citado el 25 de abril de 2010 en: http://feresuelta.blogspot.cl


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Dicha “escuela” incluyó cursos de “capacitación” en el sindicalismo, asistencia a seminarios y conferencias sobre materia sindical. En cuanto al impacto de ésta en el mundo sindical, cabe señalar que para 1977 tomaron algún tipo de curso en la Escuela –ya sea seminarios breves o internados más extensos– alrededor de 1411 dirigentes y en 1978, 155330 personas. La Escuela Sindical tuvo una casa en donde se alojaban los dirigentes para recibir la educación de manera más cómoda. Además recibían alimentación y ratos de esparcimiento31, todo esto bajo un régimen de internado que permitiera aprender de mejor manera los cursos de “formación” sindical. Resulta relevante destacar que dentro de los profesores que hicieron clases en la Escuela encontramos a “Ramón Callis Arrigorriaga [el ex jefe nacional del MRNS], Ariel Peralta32 y Eduardo Sánchez”33. Por otra parte, dentro de quienes trabajaron en la Secretaría en general se encuentran entre otros: Pedro Zurita, Germán Cuevas, Patricia Arancibia Clavel, Soledad Acuña, Arturo Marshall, Fernando Muñoz, Federico Morales, Nancy Sepúlveda34. Sobre la importancia que representó este espacio para las formaciones nacionalistas, Guillermo Henríquez, ex miembro del MRNS, comentó en una interesante entrevista –que debido a su relevancia es presentada de manera casi integral- publicada en internet a través de la página nacionalista “Alerta Austral”35: Yo llegué al nacional sindicalismo junto con otra cantidad de camaradas, que habían militado durante el gobierno de la Unidad Popular, en el comando Rolando Matus y otros en Patria y Libertad (…) No obstante, como había una similitud de propósitos, nos fuimos abriendo paso en los círculos ligados a la armada y el ejército, siendo aceptada nuestra existencia, hasta que en un momento determinado nuestro jefe fáctico del movimiento, fue nombrado en la dirección de la Secretaría Nacional de los Gremios. Esta entidad era un organismo paralelo y equivalente a la Secretaría de la Juventud, la Secretaría de la Mujer, la Secretaría de la Cultura, etc. Organismos dependientes de la Secretaría General de Gobierno… Nosotros por ese entonces éramos jóvenes universitarios y naturalmente participábamos de todo aquello, teniendo también nuestras luchas al interior de la universidad, las que tenían un carácter distinto, toda vez que se vivía en un régimen militar, hacíamos lo que

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Revista Gremios, N°1, P. 32 Entrevista a Misael Galleguillos, agosto de 2008. Profesor del Instituto Nacional y autor del libro: “El mito de Chile”. Profesor de Historia, y ex director de un liceo municipal de Estación Central, esto según entrevista a Misael Galleguillos. 34 Citado el 25 de abril de 2010 en: http://feresuelta.blogspot.cl op. cit. 35 Alerta Austral es una importante página de difusión de las ideas nacionalistas en internet, en donde escriben nacionalistas de las más diversas tendencias. Para profundizar esto ver: www.alertaustral.cl


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se hacía: trabajo en los centros de alumnos y federaciones de estudiantes. Así empezamos a tener nuestras primeras grandes disputas, que fueron bastante serias, con otro grupo que también apoyaba al régimen militar y que tenía una visión totalmente distinta a la nuestra, el movimiento gremial que después se transformó en la UDI. De hecho, los gremialistas ya manejaban la Secretaría de la Juventud… Los nacionalistas del MRNS, por estar en la Secretaría de los Gremios, desarrollamos un fuerte contacto con las bases sindicales y esto, por un lado, de algún modo dificultó nuestro contacto con los jóvenes. [Los] Aportes del nacional sindicalismo en aquellos años fue a mi modo de ver, la creación en la ciudad de Santiago de la Escuela Sindical de Chile. Este era un proyecto, que en alguna medida se realizó en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, durante un período muy corto, y en el gobierno militar fue un proyecto que se concretó y cuyo objetivo era básicamente formar dirigentes sindicales, pero no políticamente o en el sentido leninista, sino en conocimientos de la historia del sindicalismo, desarrollo de técnicas de oratoria, lectura de balance, el manejo de herramientas contables y financieras. Para nosotros, el dirigente sindical no podía ser más un ignorante en esos temas, él debía sentarse con toda propiedad, para así representar los intereses de sus representados.36 De esta entrevista se desprende lo importante que era para el MRNS la generación de este espacio de “formación sindical” al interior del régimen, al mismo tiempo que evidencia las diferencias constantes con el movimiento gremialista de Jaime Guzmán. Por otra parte, se generó una revista propia -dependiente de la Secretaríallamada Gremios, la cual contaba con recursos y una calidad no menor en cuanto a la impresión. El director de la revista era Ramón Rivas Guzmán, en el comité redactor se encontraban, entre otros, Fernando Muñoz Parra, Pedro Zurita, Carlos Koch, Luis Lazzaro. Además, entre quienes publicaban en esta revista se encontraba: Patricia Arancibia Clavel. La revista estaba encargada de cubrir los eventos que realizaba la Secretaría, al mismo tiempo que propugnaba el desarrollo ideológico del MRNS y concepciones sindicalistas basadas en la “doctrina de los cuerpos intermedios”, concordantes con los principios ideológicos expuestos en la “Declaración de principios de la Junta Militar de 1974”, ya explicados con anterioridad. En su editorial N°1 señalaba:

36 Citado el 25 de abril de 2010, en: http://www.alertaustral.cl


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Gremios es una publicación que nace a la vida nacional para contribuir al fortalecimiento y desarrollo de los gremios y sindicatos en que se han organizado los trabajadores, profesionales y empresarios chilenos […] El Supremo gobierno se ha propuesto lograr la participación social a través de los organismos sociales intermedios entre el hombre y el Estado, para lograr la constitución de un poder social responsable que no esté supeditado al poder político del Estado, sino más bien que le sirva de límite. La función primordial del Estado de lograr el bien común, de ser el custodio del derecho, el promotor del desarrollo y el ejecutor de nuestro destino histórico…37 Más aun, en el lanzamiento del N°1 de la revista se cubrió de manera detallada el aniversario del 1 de Mayo de 1978, celebrado en el edificio Diego Portales, con una plenaria llena de más de 3000 dirigentes sindicales. En dicha plenaria, Pinochet junto con Lucía Hiriart se dedicaron a saludar y premiar de manera “carismática” a los diversos asistentes, además de generar discursos en conmemoración del día del trabajador. Resulta decidora la declaración que se hizo en la cobertura acerca del discurso de Manuel Hernández, dirigente de Ferrocarriles, quien sostenía: “El 1 de Mayo tiene hoy una nueva connotación. Es la fiesta del trabajador en que se manifiesta la unión de todos por encima de las diferencias”.38 Otro discurso relevante lo realizó Guillermo Medina (en la foto premiado por Pinochet), dirigente del Cobre, el cual señalaba: Los trabajadores chilenos han devuelto al 1° de Mayo su verdadera y real significación”. Además de esto Gremios agregaba: “Al final de su intervención hizo presente cinco puntos de los cuales destacó el primero por ser aplaudido por la totalidad de los asistentes. Pedía la dictación de la reforma constitucional en que se fijara claramente el camino de los 37 Revista Gremios, N°1, P. 3. Junio de 1978. En las concepciones nacionalistas, son típicos los rasgos mesiánicos y metafísicos que se encuentran en el discurso recién citado. Al mismo tiempo, la idea según la cual las naciones tienen destinos históricos, se encuentra presente en Primo de Rivera, teórico y político español, quien propugna un nacionalismo sustentado en el tradicionalismo hispanista. Las negritas son nuestras. 38 Revista Gremios, op. cit. p. 4.


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chilenos en las responsabilidades ciudadanas -concretamente la prohibición total de que los dirigentes sindicales tengan participación en los partidos políticos-39. Estas declaraciones, de una u otra forma, podrían mostrarnos el alcance de la Secretaría Nacional de los Gremios y la no despreciable capacidad de movilización de ésta,40 al mismo tiempo que exigen una investigación más extensa y detallada, a fin de dar cuenta del movimiento sindical bajo la dictadura militar. No es menor el hecho de que en ese 1 de Mayo se encontraban presentes entre otras personas: El presidente de la Corte Suprema, José María Eyzaguirre; el ex presidente de la República y vicepresidente del Consejo de Estado, Gabriel González Videla; el Contralor General de la República, Osvaldo Iturriaga; miembros del consejo de Estado y dirigentes gremiales y de colegios profesionales, el director de organizaciones civiles Coronel Sergio Badiola, y el Secretario Nacional de los Gremios Galleguillos.41 Ahora bien, la celebración de ese 1° de Mayo coincidía también con el anuncio de tres importantes políticas laborales desde el punto de vista del MRNS. La primera de ellas decía relación de la nueva ley de contrato del trabajo. Al respecto, Gremios publicaba: El Ministro del Trabajo, Vasco Costa, explicó que la nueva Ley sobre las normas relativas al contrato de trabajo se basa en el establecimiento de derechos igualitarios para todos los trabajadores, terminando con la discriminación entre empleados y obreros. La ley iguala a ambos en beneficios de jornada ordinaria de trabajo, descanso entre jornadas, formas de remuneración, monto y protección de ésta…42 La segunda política contemplaba: “Para las nuevas contrataciones, se establece una indemnización automática en razón del término del contrato, ascendente a un mes por año de trabajo o fracción, superior a seis meses”43. 39 Ibíd., p. 4. 40 Galleguillos sostuvo en la entrevista del 19 de agosto del 2009, Al presidente le encantaba esto de estar con los dirigentes y a estos últimos también. 41 Ibíd., P. 4. 42 Revista Gremios, op. cit. p. 13. 43 Ibíd., p. 13


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La tercera y la más importante guardaba relación con la creación del Consejo del Trabajo, máxima expresión de una política de corte corporativa que deseaba impulsar el MRNS. Sobre esto Gremios sostenía: El Consejo del Trabajo es un cuerpo de integración, formado por 15 representantes de los trabajadores y 15 representantes de las organizaciones de empleadores, que se desempeñen en las actividades de producción y servicios, bajo la presidencia del Ministro del Trabajo y Previsión Social, quien en representación del gobierno se reservará la función de armonizar los diversos intereses particulares con miras al bien común. La designación de los consejeros operará mediante la presentación de ternas por parte de las directivas de las organizaciones sindicales y gremiales de los trabajadores y empleadores. En el Consejo del Trabajo, las autoridades expondrán los aspectos laborales de la política gubernamental y analizarán las opciones y planteamientos de empleadores y trabajadores sobre tales materias.44 Este Consejo del trabajo -de clara inspiración corporativista-, sólo se entiende en relación con el marco ideológico sustentado en un nacionalismo corporativista, al mismo tiempo que buscaba generar un espacio político relevante para el MRNS, toda vez que los cuadros que ingresarían a él, habrían pasado directa o indirectamente por la Secretaría y la Escuela Sindical de Chile. Cabe señalar que si bien este organismo fue aprobado, demoró un tiempo en desarrollar las elecciones de sus miembros. Esto llevó a reclamos publicados por dirigentes sindicales a través de Gremios, particularmente en el N°3, los cuales reflejan la queja de los trabajadores: El representante de los trabajadores en el Consejo de Estado, Guillermo Medina, planteó una serie de inquietudes, las que calificó de extraordinaria importancia para el sector laboral nacional. Entre otras materias, pidió que se nombrara a la brevedad posible el Consejo Nacional del Trabajo, la pronta promulgación de la reforma de Seguridad Social y la promulgación del Libro III del Código del Trabajo, que regula la negociación colectiva.45 Es importante señalar que este dirigente sindical, fue el mismo que era citado en el número 1 de Gremios exigiendo una reforma constitucional para el término de la militancia partidista en los dirigentes sindicales.

44 Revista Gremios, op.cit. p. 13. 45 Revista Gremios, N° 3, julio de 1978. p. 5.


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Ahora bien, con respecto a este tema Galleguillos recordaba muy molesto el hecho, toda vez que había representado un triunfo frustrado para el MRNS y al mismo tiempo la puesta en práctica de una medida corporativa, la cual habría sido impedida por gente ligada al sector neoliberal: Aunque si bien, más adelante se eligieron las personas que integrarían el Consejo, éste nunca se puso en marcha, debido a que en la mañana de ese día Miguel Kast fue a hablar con el Presidente de la República y le dijo que el país atravesaba por una fuerte crisis económica y que el funcionamiento del Consejo Nacional del Trabajo iba a dificultar la aplicación de leyes para superar la crisis, entonces le pidió al presidente que lo postergara. Kast decía que podía ocurrir la necesidad de tomar una medida dura y el Consejo Nacional del Trabajo la podía rechazar. Quedó creado pero no funcionado.46 Aunque este hecho significó un estancamiento para la política del MRNS, cabe señalar que el funcionamiento de la Escuela Nacional Sindical se extendió por más de siete años. Mediante ella, se proporcionó una fuerte, sistemática y clara ideologización a los dirigentes sindicales chilenos. Sin lugar a dudas, estamos en presencia de un espacio histórico para el nacionalismo chileno, que aún no ha sido reconocido por la historiografía actual, constituyéndose este artículo, solamente en su introducción. Finalmente, el asesinato de Tucapel Jiménez, líder sindical y Presidente de la ANEF, el 25 de febrero de 1982, marcará el fin de Galleguillos como Secretario Nacional de los Gremios y al mismo tiempo la pérdida para el sector nacionalista de una poco explorada experiencia sindical. Este último será inculpado –aunque procesado recién el año 199947 y luego dejado en libertad– como autor intelectual del asesinato, por lo cual dejará la Secretaría y volverá a la Universidad de Santiago de Chile a impartir docencia. De hecho, en 1991 será raptado por un comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (autónomo), desde la sala de clases en la cual se encontraba trabajando y lo dejarán encadenado a la puerta de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, con bombas pegadas al cuerpo, además de un cartel alusivo al asesinato de Tucapel Jiménez.

46 Entrevista a Misael Galleguillos, op. cit. 47 Mientras Galleguillos esté en prisión escribirá un texto con sus reflexiones llamado: La patria de los valores eternos. Reflexiones y pensamientos escritos en prisión. Editorial Macul. Santiago, marzo de 2006.


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A propósito de este tema, el periodista Benedicto Castillo ha escrito un libro llamado “El emblemático crimen de Tucapel Jiménez. El cóndor quiere carne”48, en donde sostiene la tesis según la cual Galleguillos habría sido el responsable del espionaje al líder sindical, sobre la base del cual se habría realizado su asesinato. Por otra parte, el propio Galleguillos accedió a hablar de este tema y nos comentó: Lo concreto ahí es que la Secretaría no tenía nada que ver. Nosotros no hacíamos seguimiento, para eso está la división del trabajo en la CNI, había ahí algo dedicado a los sindicatos. A mí me preguntaron si en la secretaría había una persona de seguridad, yo les dije que no, pero sí había en el ministerio del trabajo. Estos tipos pensaban que la Secretaría de los Gremios era una central sindical. Y no, era un organismo de gobierno. Incluso el ministro Muñoz preguntó si éramos parte de la CNI, se le pidió informes a la CNI y no había nadie. En abril de 1999 nos procesaron por solicitud de los querellantes, luego el mismo Ministro revocó el auto-procesamiento, en el fondo nunca fuimos parte del proceso.49 En ese sentido, Galleguillos se mostraba favorable a la tesis de que la DINE mató a Tucapel, siendo él una especie de “chivo expiatorio”. El objetivo de los militares habría sido provocar una distracción en la investigación –inculpando a la Secretaría–, a fin de que tras correr el tiempo la causa caducara. Cabe señalar que este hecho servirá de paso para que los neoliberales junto con los gremialistas desarticularan el último bastión del nacionalismo. Finalmente quienes terminarán ganando esta competencia a lo largo del gobierno serán los neoliberales aliados con los gremialistas –implicando eso sí un radical quiebre de Jaime Guzmán con sus antiguas concepciones ideológicas de carácter corporativas y tradicionalistas–,50 desplazando la influencia de los sectores nacionalistas, tanto en su afluente civil y militar. Esto último se explicaría a juicio de Verónica Valdivia, debido a la incapacidad política de estos últimos51 de generar una alianza programática entre “los sectores duros” del régimen. De hecho el propio Galleguillos –frunciendo el seño y suspirando– sostuvo en la última entrevista concedida: “Nos

48 Para profundizar esto, recomiendo leer: Castillo, Benedicto, “El emblemático crimen de Tucapel Jiménez”, Editorial Mare Nostrum, Santiago 2009. 49 Entrevista a Misael Galleguillos. 50 Cabe señalar que Jaime Guzmán siempre intentará conciliar de manera forzosa ambas vertientes de pensamiento. Pero según Renato Cristi, terminaría cediendo ante una visión política más pragmática. Para profundizar este tema ver: Renato, Cristi: El pensamiento político de Jaime Guzmán, Editorial LOM, Santiago 2000. 51 Para profundizar este tema ver: Valdivia, Verónica: El golpe después del golpe. op. cit. Especialmente el capítulo V: ¡Porque la patria no se vende!


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faltó mayor capacidad política”52. No obstante el proceso de ideologización bajo la escuela sindical de Chile, aunque no se puede evidenciar mediante estadísticas electorales –como sí podríamos hacerlo con el caso de la UDI–, fue un proyecto que no dejó de contar con el apoyo del mundo sindical, siendo un caso desconocido hasta el día de hoy por la historiografía tradicional.

5. Conclusión Mediante el desarrollo del presente artículo, se analiza la disputa acaecida al interior de la dictadura militar entre la alianza gremialista-neoliberal contra las formaciones nacionalistas, centralmente el MRNS. En esta línea, se muestra cómo cada sector, lejos de concentrarse en el Estado, desarrolló una política hacia los movimientos sociales, a fin de ganar nuevos espacios y conquistar un nuevo sujeto social y político. Particularmente se estudió el caso del sector nacionalista, a fin de mostrar cómo se sometió a un proceso de “educación” sindical a los dirigentes sociales del mundo de los trabajadores, mediante una formación ideológica desde una variante corporativista y nacionalista. Esto último al alero de la Escuela Sindical de Chile. Se ha mostrado una lectura de la dictadura militar no explorada, con el objetivo de ayudar a dejar de lado las compresiones de esta última como un todo homogéneo, mostrando de esta manera, las tensiones propias que surgen al alero de un proceso histórico caracterizado por una violación sistemática de los derechos humanos, además de la implantación de un proyecto de tipo global, es decir, mediante una reconfiguración política de los sectores dominantes chilenos.

52 Entrevista a Misael Galleguillos, 21 de agosto de 2009.



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El partido Renovación Nacional: aproximaciones al origen de su estrategia post-dictatorial. Chile, 1983-1989 Jorge Valderas Villarroel* “(…) resolver qué tipo de partido aspiramos a constituir y qué papel pretendemos desempeñar en la vida nacional. Una primera opción es ser un grupo monolítico, que no efectúa avances doctrinarios, no incursiona en temas polémicos y se mantiene apegado al ideario más convencional; la segunda opción es conformar un partido más amplio y flexible, cuyo crecimiento hacia otros sectores implica ajustes programáticos, incursionar en temas no abordados y desarrollar un ideario más amplio.” Andrés Allamand (La travesía del desierto) Resumen: El presente artículo busca analizar el origen de la estrategia política que despliega el partido chileno de derecha Renovación Nacional durante el período denominado como postdictadura. Se propone que el origen de su estrategia fue, en gran medida, consecuencia de las pugnas existentes al interior del partido durante su periodo de conformación (19831989), las cuales se vieron reflejadas tanto en su definición ideológica, como programática. La relevancia de un estudio de esta naturaleza radica en la necesidad de cubrir un espacio vacío en la historiografía nacional, que es el estudio de los partidos de derecha en la post-dictadura, y específicamente de Renovación Nacional, que hoy en día es el partido de gobierno. Palabras clave: Renovación Nacional – partido de derecha – post-dictadura. *

Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción: Revitalizar la historia política en el Chile actual De un tiempo a esta parte la historia política ha tomado un nuevo impulso. De la mano de connotados historiadores1, se ha explotado un ámbito que la historiografía tradicional siempre ha renegado estudiar en profundidad. Estamos hablando de la llamada “historia política reciente”, esa que cubre “tanto al régimen autoritario militar (la dictadura) 1973-1990 y el régimen democrático (la democracia protegida) 19902010”2. Esgrimiendo el clásico argumento de la necesaria lejanía temporal entre el historiador y su objeto de estudio (para lograr la ansiada objetividad), la historiografía tradicional ha optado por dejar un vacío en el estudio de nuestra historia, con el fin de evitar que las pasiones políticas manchen el quehacer historiográfico. Durante estos últimos años, este vacío ha comenzado a llenarse poco a poco, y es cada día más común ver libros, artículos en revistas especializadas, conferencias, jornadas y foros de debate, dedicados al análisis de la historia política reciente de nuestro país. Es dentro de este ámbito en el cual se enmarca este artículo, ya que pretende aportar en la medida de sus posibilidades a llenar ese vacío descrito anteriormente y sacar a la luz temáticas que muchas veces no son de la preferencia o el gusto de la mayoría de quienes se dedican a este oficio. Antes de especificar las distintas aristas del tema a tratar, resulta sumamente necesario explicitar el por qué la opción tomada por quien escribe, de realizar una investigación en historia política reciente. La primera motivación es la innegable relación entre historia y política. El historiador como cualquier persona que vive en sociedad, hace política, ya sea a través de acciones específicas o a través de omisiones. El pretender separar la política de la historia, y mostrarlas como ámbitos distintos, es una ilusión que la historiografía tradicional (concordante con su ideología política, el conservadurismo) ha tratado, y conseguido en cierta medida, instalar como sentido común. Muy por el contrario, nosotros asumimos esa relación intrínseca y la alentamos, ya que consideramos que la “objetividad” no la brinda una corriente o preferencia política específica, o la supuesta falta de ella (“apoliticismo”), sino que la objetividad la brinda el método que se utiliza en el estudio (científico), y su aplicación rigurosa. Desde ya queda manifiestado que todo conocimiento obtenido como fruto de una investigación científica, está sujeto a revisión. Pero el grado de certeza (o de objetividad) de una afirmación lo

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Por nombrar a algunos encontramos a: Luis Corvalán Marquéz, Verónica Valdivia, Rolando Álvarez, Julio Pinto, Juan Carlos Gómez. Gómez, Juan Carlos, “Democratización y Democracia en la Historia Política reciente de Chile”. En Ríos Kroyer, Nicole [ed.]: Para el análisis del Chile contemporáneo. Aportes desde la Historia Política. Ediciones Taller de Historia Política, Valparaíso, 2010. p. 49.


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brinda la calidad de la argumentación utilizada y no el descarte apriorístico de ciertos temas por el grado de conflicto que éstos puedan generar3. La segunda motivación, es la de reposicionar a la historia política como la disciplina historiográfica capaz de brindar las explicaciones más completas sobre periodos, procesos o actores históricos. En este sentido concordamos con Luis Corvalán Marquéz, quien refiriéndose a la historia política, plantea: No es, sin duda, a la historia política de corte decimonónica a la que aquí queremos referirnos. Muy lejos de ello pensamos en una historia analítica y explicativa, una historia que visualice los más diversos procesos verificados en la sociedad, sintetizados y expresados en el nivel del Estado y de las luchas por su control, lo que implica sujetos, proyectos, discursos legitimantes, ideologías, intereses, etc.4 La historia política a la cual adscribimos no es aquella que se dedica a realizar un relato lineal de los gobiernos y los hechos más “relevantes” que ocurren en ellos. Por el contrario, consideramos que es de suma relevancia integrar los distintos ámbitos existentes en la sociedad (planos económico, político, social y cultural en sus distintas manifestaciones), para así lograr la finalidad que a nuestro juicio debe tener la historia, que es brindar explicaciones de un alto grado de confiablidad. Tal como plantea Corvalán, lo que atraviesa a esta concepción de la historia es la noción de “formación económico-social –unidad de base y superestructura– de raigambre marxiana,” en la que el punto central sobre el cual poner atención son las relaciones sociales de producción, y las “derivadas de éstas, la estructura de clases, con sus correspondientes contradicciones y conflictos”5 . Considerando lo anterior es que Corvalán concluye: A partir de allí (relaciones de producción y la estructura de clases) es que se entiende la conformación de los sujetos, las ideologías, la cultura, los proyectos políticos y la construcción del Estado, siempre por sujetos determinados. Éstos normalmente tienden a ser clasistas, aunque presentan de forma universalizada sus intereses particulares, aspirando a generar hegemonías morales e intelectuales encaminadas a dar estabilidad, consenso y solidez a su dominación. Desde esta óptica teórica, la historia política emerge como una historia síntesis de todas las demás historias6. 3 4 5 6

Corvalán Marquéz, Luis: Introducción a la teoría del método científico, tesis para optar al grado académico de profesor en Historia y Geografía Económica, Universidad Técnica del Estado, 1978. Corvalán Marquéz, Luis, “Prólogo” contenido en Ríos Kroyer, Nicole [ed]: op. cit. p. 7. Ibíd. Ibíd.


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Haciendo presentes estas aclaraciones, se puede establecer que el tema central a tratar en este artículo versa sobre el origen de la estrategia política (pragmatismo) que asume el partido político chileno de derecha Renovación Nacional frente a la post-dictadura7. La hipótesis que se plantea es que el origen de dicha estrategia fue, en gran medida, consecuencia de las pugnas existentes al interior del partido durante su periodo de conformación. Las cuales se vieron reflejadas tanto en su definición ideológica, como programática.

2. Derecha y post-dictadura: definiciones conceptuales necesarias Para comprender de mejor manera el tema de este artículo, se hace necesario explicitar, al menos, el contenido de dos conceptos que ya se han enunciado previamente: partido de derecha y post-dictadura. La noción de derecha e izquierda ha sido ampliamente discutida en las ciencias sociales8, existiendo una vasta literatura al respecto, por lo cual se estima pertinente, sólo plantear la perspectiva abordada en este estudio, para así no desviar la atención del tema central de este artículo. En este sentido se emplea la definición que realiza Edward Gibson, el cual señala que la principal característica de los partidos de derecha es la de funcionar como un elemento de vinculación entre las clases más acomodadas y el resto de la sociedad. Es decir, vinculan a través de un proyecto político los intereses del corazón constitutivo del partido (que son las clases altas, acomodadas, que le dan la identidad al partido) con el resto de la sociedad, creando para estos efectos una coalición social multiclasista que necesariamente debe abarcar a la mayor cantidad de electores (que obviamente sobrepasan al corazón constitutivo que siempre es pequeño)9. Por lo tanto, al definir a Renovación Nacional como un partido de derecha, se busca plantear que este partido defiende los intereses de un grupo minoritario, que sería su corazón 7

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Con post-dictadura nos referimos al periodo temporal que abarca desde que asume Patricio Aylwin el 11 de marzo de 1990, hasta nuestros días. A este período también se le ha llamado postpinochetismo (Garretón), pero consideramos que si bien la figura de Pinochet fue central bajo la Dictadura Militar, no fue sólo ésta la que caracterizó a ese periodo en específico, y por tanto a nuestro juicio es erróneo centrar el análisis y tomar como punto de referencia sólo a la figura de Pinochet. Véase los trabajos de Norberto Bobbio, Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, Madrid, 1988; Anthony Giddens, Más allá de la izquierda y la derecha: el futuro de las políticas radicales, Cátedra, Madrid, 1996; Marta Harnecker, “Sobre la estrategia de la izquierda en América Latina”, 2004, disponible en: http://www.nodo50.org/cachicamo/documentos/la%20Estrategia%20de%20la%20izquierda%20en%20America%20Latina.pdf (consulta realizada el 05 de agosto de 2010); entre otros. Gibson, Edward, “Conservative electoral movements and democratic politics: core constituencies, coalition buildings and the Latin American electoral Right” en, Chalmers, Douglas, Campello de Souza, Maria do Carmo, Borón, Atilio [editores], The Right and Democracy in Latin America, New York, 1992.


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constituyente (específicamente el gran empresariado), mediante la construcción o apoyo a un proyecto político que sea capaz de aglutinar a la gran mayoría de los electores, como también de mantener los privilegios de ese pequeño grupo. Que existan distintas tendencias dentro de Renovación Nacional, se entiende como la expresión de distintos grupos por imponer su propia visión acerca de cuál es la mejor manera, o la más eficaz, de defender esos intereses10. Expresiones diversas que se analizarán en detalle más adelante. Por otro lado se utiliza el concepto de post-dictadura, el cual será entendido en una primera instancia como el período temporal que transcurre entre el 11 de marzo de 1990, cuando asume la presidencia Patricio Aylwin, y nuestros días. Ahora bien, ¿por qué la opción de recurrir a este concepto de post-dictadura y no a otro para caracterizar a este período?. El motivo central radica en que este concepto, además de la dimensión temporal lógica de “después de la dictadura”, implica una dimensión simbólica que representa, a nuestro juicio, de mejor manera los distintos procesos que se van desarrollando en el período señalado. En la lectura de Teresa Basile, la post-dictadura puede ser también definida como el espacio crítico que pone en el “centro de su agenda las herencias de la dictadura y sus recontextualizaciones en democracia”11, tomando como eje central de su discurso: las demandas de respeto por los derechos humanos de todo tipo, los problemas de la justicia aún sin resolver, las críticas a todo tipo de terrorismo de Estado, la revisión de la historia nacional y el papel de los militares en ella, la necesidad de recuperar la “memoria” frente a políticas del olvido, los nuevos modos de dominación a través del neoliberalismo económico, entre otros12. Estos elementos, que ligan íntimamente los dos períodos (el de dictadura y el período posterior a ésta, la post-dictadura) revelan, a nuestro juicio, lo que han “olvidado” otras definiciones o conceptualizaciones del periodo temporal antes señalado. Como indica por ejemplo Manuel Antonio Garretón, quien conceptualiza el periodo como postpinochetismo13, centrándose específicamente en la figura de Augusto Pinochet y el legado institucional que éste dejó. Para Garretón, el discutir si la transición terminó o no, es irrelevante (para él termina el 11 de marzo de 1990), ya que la cen10 Para profundizar el análisis sobre la competencia interna existente dentro de los partidos y los distintos tipos de ella, véase: Offerlé, Michel, Los Partidos Políticos, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2004. 11 Basile, Teresa, “La Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo: emergencia de nuevas prácticas en cultura y poder en la Argentina de la Posdictadura”. En Daniel Mato (compilador), Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Caracas, Venezuela., 2002. Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/cultura/basile.doc 12 Ibíd. 13 Garretón, Manual Antonio: Del postpinochetismo a la sociedad democrática. Globalización y política en el Bicentenario. Random House Mondadori S. A. Santiago, 2007.


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tralidad se encuentra en realizar las reformas políticas necesarias a la Constitución Política, con el objetivo de terminar con la democracia incompleta y llegar finalmente a una democracia plena14. Esta definición resulta incompleta para este estudio, ya que omite temas sumamente relevantes para la historia política reciente de nuestro país, como por ejemplo la implantación y profundización del modelo económico neoliberal, limitando el análisis sólo al tema político-institucional. Es por ello, que se considera que el concepto de post-dictadura, puede representar de mejor manera el período en cuestión, ya que implica no solamente plantearse las tareas políticas, económicas o incluso culturales del futuro que pueden llevar adelante ciertos grupos (para la mantención de lo existente o su cambio radical), sino que liga esas tareas con su pasado inmediato y les da un sentido histórico. Realizadas estas definiciones, a continuación se analiza la conformación del partido Renovación Nacional, como también su contenido ideológico-programático, a modo de comprender que el pragmatismo que muestra Renovación Nacional durante la post-dictadura obedece, en gran medida, a esta pugna por hegemonizar la conducción del partido tanto política, como ideológicamente.

3. Confluencia, Conflicto y División: el nacimiento de Renovación Nacional 1983-1989 Renovación Nacional nació el 29 de abril de 1987, a través de la confluencia de tres grupos: Unión Nacional (UN), la Unión Demócrata Independiente (UDI) y el Frente Nacional del Trabajo (FNT). Esto como consecuencia del llamado que hace Andrés Allamand (quien era el presidente de Unión Nacional en ese entonces) a unificar la derecha en vista de: 1) la inminencia del plebiscito de 1988, 2) la certeza que el tema a encarar ya no era adelantar la transición, sino que la sucesión presidencial (que de acuerdo al itinerario constitucional debía dirimirse en 1989 en caso de triunfar la opción NO en el plebiscito), y 3) la constatación que el actuar solitario de su partido, Unión Nacional, no daba garantías de un triunfo seguro en el plebiscito15. En su autobiográfico libro “La travesía del desierto”, Allamand plantea que: Al final del año –refiriéndose a 1986– era evidente que las tareas que nos habíamos propuesto estaban sobredimensionadas para el tamaño de nuestra organización. En dos palabras, éramos un partido demasiado nuevo y pequeño como para pretender –simultáneamente– que un gobierno militar todavía muy poderoso cambiara su diseño institucional, y una alianza de partidos formada por

14 Ibíd., p. 78. 15 Allamand, Andrés: La travesía del desierto, Aguilar, Santiago de Chile, 1999.


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colectividades grandes –con mucha historia, recursos, historia y raíces– cambiara en forma radical de planes y estrategias. Si queríamos influir más, teníamos entonces que ser más fuertes, organizarnos mejor y aprender a interpretar a más gente. El desafío era ineludible: había que encarar la unidad de la centroderecha16. Si bien Allamand reconoció la necesidad política de la unión de la derecha en esa coyuntura específica que les tocó afrontar, no contó con que las fuertes divisiones tanto ideológicas (economía, rol del Estado, postura frente a la democracia liberal como forma de organización política, etc.), como en la forma de hacer política de los distintos grupos que conformaron RN (el grupo UDI con una clara vocación de poder y disciplina, elementos presentes en menor medida en UN y en FNT), iban a menguar ese afán unificador. Comenzaremos hablando de Unión Nacional. Este partido fue formado a fines del año 1983, con “una buena mezcla, tanto de dirigentes del viejo partido –refiriéndose al Partido Nacional–, como de sectores independientes, líderes de movimientos regionales y jóvenes”17. Podemos decir que este partido será la matriz de lo que será Renovación Nacional en el futuro, lo cual queda claro en su primera declaración. Recordando este episodio, Allamand nos dice que la UN propiciaba como régimen político, una democracia representativa, que recoja nuestras tradiciones y experiencias, respetuosa de los derechos de las personas, libre de totalitarismos (…) En el ámbito económico-social, adheríamos a la economía de mercado, a la libertad económica y a la propiedad privada (…) (Además) valorizábamos la ‘tarea histórica’ del gobierno militar y nos comprometíamos ‘desde una posición de independencia’ a apoyar una transición pacífica y sostenida hacia la plena democracia.18 Lo que se pretende con esta cita es mostrar cuáles fueron los tres ejes que causaron las disputas al interior de RN con posterioridad a su conformación, y que en definitiva serán las causales de su división. Dentro de las principales figuras que se destacaron dentro de UN se encontraban Andrés Allamand, Carlos Reymond, Alberto Espina, Juan Luis Ossa, Fernando Maturana y Gustavo Alessandri, entre otros.

16 Allamand, Andrés: La travesía del desierto. Aguilar, Santiago, 1999. p. 110. 17 Ibíd., p. 61. 18 Ibíd.


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Un punto a resaltar dentro de la historia de la UN, son las conversaciones que sostuvo (impulsadas principalmente por Andrés Allamand) con la llamada “oposición democrática”, con el fin de llegar a un acuerdo con ella y el régimen militar para adelantar la transición. Si bien este acuerdo finalmente no prosperó, sin duda marcó la tendencia del partido y sus militantes al formar RN, en relación a su trato con el régimen militar.19 Junto con la UN, otro de los partidos que adhirió al llamado hecho por Allamand fue la Unión Demócrata Independiente (UDI), que nace el 24 de septiembre de 1983: por la inquietud de crear un nuevo partido político, que se fundará sobre un triple perfil: popular, de inspiración cristiana y que apoya el sistema social de mercado, donde sus miembros, tal como recalcara Jaime Guzmán, “debían actuar como demócratas independientes y gremialistas”.20 El antecedente directo de la UDI fue el Movimiento Gremial, creado en la Universidad Católica en los años sesenta, el cual tuvo una fuerte influencia del corporativismo de raigambre española. La UDI va a ser la fuente más grande de apoyo político al régimen militar, defendiendo tanto el modelo económico impuesto por ésta, como también el régimen político expresado en la Constitución de 1980. Entre los miembros fundadores destacaron Jaime Guzmán, Sergio Fernández y Pablo Longueira, activos partidarios del régimen, participando el primero como ideólogo de la constitución de 1980 y el segundo como ministro de Estado. El tercer grupo que completó a Renovación Nacional, fue el Frente Nacional del Trabajo, agrupación de corte nacionalista creada por Sergio Onofre Jarpa (expresidente del partido Nacional y ministro del Interior durante el régimen militar). Dentro de los planteamientos centrales del FNT es posible señalar que “desde el punto de vista económico, era más proclive a un rol más activo del Estado a favor de la burguesía agraria y productiva. Ideológicamente enfatizaba el rol de los gremios patronales y poseía ciertos rasgos corporativo-fascistas”21. Tal como se indicó anteriormente, uno de los principales puntos de divergencia era el apoyo al régimen militar. Si bien los tres grupos apoyaban la obra del gobierno militar, la UN planteaba que el plebiscito de 1988 no debía centrarse en la persona de Augusto Pinochet, sino que ese plebiscito debía convertirse en elecciones democráticas y competitivas, donde el candidato no fuera el hasta esos momentos Presidente de la República y general en jefe del Ejército, sino alguien que aglutinara 19 Para un detalle de este punto véase: Corvalán Marquéz, Luis: op. cit. 20 Extracto de “Historia de la UDI”, obtenido de su sitio web oficial: www.udi.cl. Enlace directo: http://www. udi.cl/sitio/udi/historia-de-la-udi/ 21 Corvalán Marquéz, Luis: op. cit. p. 425.


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un electorado mayor, específicamente de centro. Esto se contraponía con la postura de la UDI, la cual siempre cerró filas en torno a Pinochet (incluso muchos años después de finalizado el régimen militar) y que además siempre sostuvo que el itinerario político planteado por el régimen debía cumplirse. Por otro lado, en relación al modelo económico, UN y la UDI coincidían plenamente en el modelo de mercado, pero el FNT acorde con su ideario nacionalista siempre fue más proclive a un rol más activo del Estado22. Sobre el régimen político, las diferencias centrales se encontraban en que la UDI apoyaba un nuevo tipo de democracia, conocida como protegida, que estaba explicitada en la Constitución de 1980, donde el Presidente y las Fuerzas Armadas jugaban un rol protagónico, no así los partidos políticos. Elementos que contrastaban con los planteados por UN, que adherían con más fuerza a la democracia representativa liberal clásica. Estas convergencias y divergencias las expresa de manera muy clara Andrés Allamand cuando recuerda los comienzos de RN: Puesto que el Frente Nacional del Trabajo respondía a una atrasada concepción del desarrollo económico, no había dudas de que la UN y la UDI tendíamos a coincidir mucho más que Jarpa y su gente en el modelo de economía de mercado. Pero la cosa cambiaba cuando pasábamos a la política. Porque en este campo la UDI y el FNT terminaban invariablemente siendo más pinochetistas que la Unión Nacional. Unos y otros eran también, a la primera de cambio, críticos de las ‘debilidades’ de la democracia liberal.23 Todo esto culminará con la salida de la UDI de Renovación Nacional, a comienzos de 1988, luego de ciertos conflictos ocurridos durante las elecciones internas del partido, que terminaron con la expulsión de Jaime Guzmán de RN, y la posterior renuncia de los gremialistas, quienes formaron el partido UDI por el SÍ, en clara alusión a su diferencia con la tendencia de Allamand y la UN. Por todo es posible decir que el proceso de constitución del partido Renovación Nacional, tal como se conoce ahora, finaliza con la salida de la UDI y la derrota de Pinochet en el plebiscito de 1988.

22 Consultado Sergio Onofre Jarpa, líder indiscutido del FNT, sobre las declaraciones de Andrés Allamand acerca del “atraso” y la no modernización del FNT en relación a la mirada económica (debido a la crítica a la apertura económica, a la falta de protección a la agricultura, a la inexistencia de aranceles diferenciados, etc.), éste declaró: “En eso tiene razón Allamand. Fue mi convicción en el Ministerio del Interior y la mantengo hasta el día de hoy”. Véase: Arancibia Clavel, Patricia y otros, Jarpa. Confesiones políticas, La Tercera-Mondadori, 2002. p. 377. 23 Allamand, Andrés: op. cit. p. 127.


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4. Liberalismo, Nacionalismo y Corporativismo. La pugna ideológica-programática dentro de Renovación Nacional Si bien con la salida de la UDI se podría pensar que el partido adoptaría un cariz mas homogéneo, esto no es así, ya que diversas tendencias empezarán a emerger, fruto de los antiguos alineamientos personales poseídos antes del régimen militar, y durante él. Se comenzará exponiendo los principios ideológicos, entendidos como la visión de mundo, del hombre y la sociedad, que posee el partido, para luego continuar con los principios programáticos, entendidos como las acciones que se requiere realizar para acercarse a la visión de mundo ideal. Al leer la Declaración de principios de Renovación Nacional queda en evidencia la preponderancia de una visión de mundo liberal, según la cual “existe un orden moral objetivo, fundamento de la civilización cristiana occidental” y en la que el hombre es un “ser racional, libre y responsable de sus actos, con un fin trascendente y poseedor de derechos inalienables anteriores al Estado”24. El rol que se le asigna al Estado es el de “promover el bien común, entendido como el conjunto de condiciones sociales que permita a cada persona su realización espiritual y material”25. Por tanto, según esta visión de mundo liberal, el motor de la sociedad es el hombre libre y racional, que tiene, como fundamento e impulso de su progreso tanto espiritual como material, su propia capacidad creadora. Si se quisiera hacer una descripción superflua de lo que son los principios ideológicos de Renovación Nacional, lo expuesto en los párrafos anteriores bastaría. Sin embargo, como se ha señalado, Renovación Nacional dista mucho de ser un partido homogéneo, ya lo vimos en su conformación, y a la hora de hacer explícita su visión de mundo, se ven reflejadas las diversas tendencias existentes en su interior. Además del marcado tinte liberal de sus principios, también se pueden encontrar elementos o conceptos que la ligan con su pasado más inmediato, esto es, el Régimen militar26. Como señala Inés Picazo, Renovación Nacional deja entrever en sus principios “la huella de orientaciones políticas deudoras, al mismo tiempo, tanto

24 “Declaración de Principios de Renovación Nacional”. Disponible en la página web oficial del partido www. rn.cl p.1 25 “Declaración de Principios…” op. cit. 26 Si bien se ha señalado que Renovación Nacional intentará tomar distancia del Gobierno Militar, a esto hay que agregar que nunca se declaró como oposición, ni se opuso firmemente a las políticas impulsadas por el régimen, es más, las apoyó, y como se señala en esta tesis, la estrategia de desmarcarse de él, es para mantener la bases fundamentales de lo obrado durante esos 17 años.


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de su pasado político más inmediato, como de los desafíos de un próximo futuro en democracia”27. Uno de estos elementos es la noción de cuerpos intermedios o agrupaciones intermedias, propia del corporativismo, que se puede encontrar dentro de la declaración de principios de Renovación Nacional, cuando se refiere al tema de la familia como el núcleo clave de la sociedad. “La familia, núcleo básico de la sociedad, debe ser respetada y fortalecida. Las personas tienen derecho a formar agrupaciones intermedias autónomas, para propender a sus fines específicos”28. En este párrafo, que pareciera estar calcado de la constitución de 1980, está implícito el concepto que servirá como aglutinador de esta corriente corporativista y de la corriente liberal antes señalada, y que será uno de los pilares sobre los que descansará la obra del régimen militar, nos referimos al llamado principio de subsidiaridad. El principio de subsidiaridad le niega al Estado la participación en asuntos de materia económica, ya que es el mercado quien regula esta actividad.También plantea que al Estado: le corresponde asumir directamente sólo aquellas funciones que las sociedades intermedias o particulares no están en condiciones de cumplir adecuadamente, ya sea porque de suyo desbordan sus posibilidades (caso de la Defensa Nacional, las labores de la policía o las Relaciones Exteriores), o porque envuelven una coordinación general que por su naturaleza corresponde al Estado.29 Según lo planteado en la Constitución de 1980, el poder político reside preponderantemente en el Presidente de la República, el cual está bajo la tutela de las Fuerzas Armadas a través del Consejo de Estado30. El poder social o las demandas sociales ya no estarían canalizados a través de los partidos políticos, sino que a través de estas llamadas agrupaciones intermedias (Federaciones de Estudiantes, Centros de Madres, Clubes Deportivos, Asociaciones gremiales, etc.), las cuales serían despolitizadas y sólo se preocuparían de los fines para las cuales fueron creadas. Estos elementos atentan y se contraponen claramente con el ideal liberal de un grupo importante dentro de Renovación Nacional, que será el que tomará el control del partido durante los años noventa, pero en definitiva quedaron expuestos

27 Inés Picazo Verdejo, sección dedicada a Chile. En Alcántara, Manuel, Freidenberg, Flavia, Partidos Políticos de América Latina. Cono Sur, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2003. p. 249. 28 “Declaración…” op. cit. p. 1. 29 “Declaración de Principios del Gobierno de Chile”, en Correa, Sofía, Documentos del Siglo XX, Sudamericana. Santiago. p. 432. 30 Recordemos que en el plan original, el Congreso también estaría cautivo debido a la existencia de los senadores designados y vitalicios como también por el sistema electoral binominal.


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en su declaración de principios31, como una forma de consensuar posturas dentro del mismo partido y demostrar unidad en un momento a todas luces complicado para la derecha chilena. Otros elementos que se mezclan con las nociones liberales y corporativistas, son el tradicionalismo y el nacionalismo. El primero lo podemos ver expresado cuando se plantea que “Renovación Nacional rechaza los ideologismos excesivos que debilitan esa unidad (nacional), y también los intentos de encasillar a la sociedad en estructuras artificiosas o moldes ideológicos”32. Al parecer, Renovación Nacional considera que cualquier modelo político-social-económico que se quiera instalar, sin importar si es apoyado por un amplio espectro del país o no, que no sea la democracia liberal que ellos apoyan, es un modelo artificioso, que no corresponde a “los valores y forma de vida creados por Chile en el curso de su historia (y que) constituyen su tradición, elemento unificador de su pueblo”33. Como ya se ha señalado, para RN existe un orden moral objetivo, del cual se desprende el tipo de organización que la sociedad debe tener, por ello cualquier modelo que atente contra ese orden moral objetivo, sería anti-natural. El punto anterior se liga íntimamente con el tema del nacionalismo, ya que cuando se habla de estructuras artificiosas, moldes ideológicos que van en contra del orden moral objetivo, se habla principalmente del marxismo. Según lo planteado por RN, la libertad individual sería parte fundamental del orden moral objetivo en el cual se basa la sociedad occidental, y el marxismo en su esencia atentaría contra esa libertad. Consecuente con el humanismo propio de una sociedad libre, RENOVACIÓN NACIONAL se declara resueltamente contraria a todo totalitarismo, cualquiera sea su signo. Por ello, repudia el marxismo y todo pacto o alianza que facilite su penetración. Independientemente de su agravante leninista, la doctrina de Marx y Engels es esencialmente totalitaria. No hay compatibilidad posible entre ser marxista y ser demócrata. En definitiva, no existe conciliación posible entre marxismo y libertad.34

31 El explícito apoyo al principio de subsidiaridad se lee en su declaración de principios: “Renovación Nacional postula el principio de subsidiaridad como base de la sociedad libre. El respeto a la libertad personal exige que ni el Estado, ni ningún otro organismo de la sociedad, invadan el campo específico de las entidades menores o la libertad de cada persona”. Declaración de Principios de Renovación Nacional. p. 1. 32 “Declaración de Principios…”. op.cit. El destacado es nuestro. 33 Ibíd. 34 Ibíd. p.2


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De acuerdo al ideario nacionalista, el marxismo, al ser una ideología foránea, atentaría contra la unidad nacional buscando romperla, para así establecer sus modelos artificiosos, que irían en contra de la tradición chilena (cristiana, republicana y respetuosa de los derechos individuales). Vistos ya los elementos centrales de la ideología, o mejor dicho de las ideologías que conviven dentro de Renovación Nacional (liberalismo, corporativismo, tradicionalismo, nacionalismo), a continuación se describeN de manera acotada los elementos concretos mediante los cuales se manifiesta la concepción de mundo de RN, es decir, los elementos programáticos que permitirían llevar a la práctica las ideas del partido. Como primer punto se debe señalar que el régimen político al cual adhiere RN es “el régimen democrático, propio de Occidente, -el cual- es la forma de gobierno inherente a la tradición e idiosincrasia chilenas”35. Este régimen tiene entre sus características centrales, el velar por: la igualdad ante la ley, el robustecimiento de las funciones propias del Estado, la posibilidad de las diversas tendencias democráticas de alternar en el ejercicio del poder, la renovación periódica de las autoridades políticas y los demás elementos que caracterizan a un Estado de Derecho36. Hasta aquí pareciera que RN propugna un apego explícito a la democracia liberal y su manifestación política que es la democracia representativa, pero se debe consignar que el partido establece algunos puntos excepcionales a este modelo, concordantes con las demás ideologías que moldean la visión de mundo de Renovación Nacional. Entre las excepciones que establece RN, se encuentra la limitación del pluralismo político, frente al cual plantea que debe existir un consenso en cuestiones básicas, y que la pugna por el poder no puede alterar estos consensos. El sistema democrático sólo puede ser estable si las opciones electorales que compiten por el poder comparten sus normas esenciales y se guardan un mínimo respeto recíproco. Ninguna elección o plebiscito puede representar amenazas para los valores fundamentales de la chilenidad, ni poner en juego legítimos principios esenciales para los integrantes de la sociedad. Es preciso aceptar, por tanto, que el pluralismo político tiene límites37.

35 Ibíd. 36 Ibíd. 37 Ibíd. Lo destacado es del autor.


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Este punto guarda directa relación con su rechazo al marxismo, por lo cual a través de este “pluralismo limitado”, se excluye a un grupo importante de la población de poseer representación en el sistema político institucional, como a la vez de funcionar con las libertades que un sistema democrático garantiza38. Otro punto esencial dentro de los postulados programáticos políticos, es el colocar la eficiencia, la independencia de los partidos, la desburocratización y la tecnificación de la administración pública como elementos centrales para su buen funcionamiento39. Es decir, se busca despolitizar el carácter del Estado, negándole la posibilidad de brindarle una orientación política proyectual distinta a la existente, elemento concordante con el modelo neoliberal defendido por Renovación Nacional. Además, se agrega la iniciativa por parte de RN a que exista un respeto irrestricto a los cuerpos intermedios y las funciones que llevan a cabo en la sociedad, sin intervención por parte del Estado, junto con la promoción de la existencia de áreas de neutralidad política en las cuales no exista participación partidista ni “abanderizamientos” ideológicos, ambos elementos propios de la corriente corporativista40. En relación a la economía, el modelo específico defendido por RN es el de libre mercado o también conocido como Economía Social de Mercado, el cual está basado “en la propiedad privada de los medios de producción y en la iniciativa particular y la armonía social, como elementos básicos del desarrollo económico”41. ¿Por qué RN opta por este modelo?. La respuesta que se puede obtener de su Declaración de Principios es que “la economía social de mercado reúne los principios de libertad individual, justicia social y eficiencia económica”42, requeridos para el libre desarrollo del individuo (elemento central de su concepción ideológica), de lo cual desprende que “el respeto a la libertad económica de los individuos, tanto en su carácter de productores como de consumidores, es fundamento de la libertad política”43. Es decir, para Renovación Nacional no puede existir libertad económica si no existe libertad política y viceversa44. 38 Renovación Nacional es bastante claro en este punto al plantear incluso “que es lícito que –a través de un órgano jurisdiccional independiente– se suspenda el ejercicio de los principales derechos cívico-políticos a las personas o grupos que pretendan valerse de ellos para conculcarlos, propagando doctrinas totalitarias o violentistas. Similar exclusión es válida respecto de las organizaciones o partidos que, por sus objetivos o por la conducta de sus adherentes, tiendan a igual propósito” (Declaración de Principios de Renovación Nacional, p. 2). 39 Este discurso es mantenido hasta el día de hoy, y fue la base de la campaña presidencial que llevó al poder al actual presidente Sebastián Piñera, ex-militante de Renovación Nacional, quien tuvo que renunciar a su militancia por razones estatutarias de su ex-partido. 40 Véase punto 21 de la declaración de Principios de Renovación Nacional: “Cuerpos intermedios despolitizados y áreas de neutralidad política”. 41 “Declaración de principios…” op. cit. p. 3. 42 Ibíd. 43 Ibíd. 44 “Las libertades políticas y económicas son independientes y la subsistencia de unas sin las otras sólo puede registrarse de modo excepcional”. Declaración de Principios… op. cit. El destacado es mío.


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La economía para RN descansa de manera central en la empresa privada, a la cual considera “el pilar básico e irremplazable, en una sociedad libre, para el desarrollo económico y social. Su iniciativa, dinamismo, capacidad creadora y responsabilidad, impulsan el progreso y deben estar insertos en el bien común”45. El rol del Estado dentro de este esquema, es ser el regulador de la macro economía, esto es, debe “desempeñar eficazmente su irrenunciable papel orientador, normativo y fiscalizador de la actividad económica, independientemente de su carácter subsidiario”46, y no deberá intervenir de manera directa en la economía salvo para cumplir su rol subsidiario en las funciones sociales que se hallen vacías y que ningún particular pueda cumplir47. En cuanto a lo social, RN plantea que debe existir un gran acuerdo social en relación a la economía social de mercado, ya que ésta no sólo afecta al plano económico sino también “compromete a toda la sociedad en la consecución de un gran objetivo común, - que es- lograr el desarrollo armónico de todos los sectores sociales”.48 El principio rector de este acuerdo es la cooperación, basado en el principio cristiano de la solidaridad social, el cual es la antítesis de la lucha de clases que, a juicio de RN, buscaría destruir la unidad nacional y frenar el desarrollo, a través de la confrontación de la sociedad49. En resumen, podemos decir que los elementos programáticos predominantes dentro de Renovación Nacional son: la democracia representativa (con las consideraciones explicitadas) como régimen político y la economía social de mercado como modelo económico-social único.

5. Conclusiones El complejo parto de Renovación Nacional, como el posterior consenso a la hora de definir sus principios y programa, ayudó a comprender al sector liberal del partido (quienes han ejercido el control durante la post-dictadura) que la mejor

45 Ibíd. Lo curioso de esta afirmación es la confianza o fe que poseen, en que la empresa privada tenderá a propiciar el bien común en vez del beneficio propio, tal como históricamente se ha evidenciado. Véase la obra de Karl Marx, el cual se explaya profundamente sobre esta temática. 46 Ibíd. 47 En este punto debemos señalar que si bien estos son los postulados programáticos ideales de la economía social de mercado, no siempre se cumplen, ya que en momentos de crisis, los defensores más acérrimos de este modelo invariablemente terminan acudiendo al Estado como último recurso para salvar sus inversiones. Basta recordar la ayuda a los bancos en los años 80 en Chile, y sin ir más lejos el rescate que realizó el gobierno de EEUU a través de una serie de medidas con motivo de la crisis financiera de los pasados años y que aún continúa afectando al mundo. 48 “Declaración de Principios…” op.cit. 49 Ibíd.


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estrategia para llevar adelante su proyecto político, más que el conflicto y la confrontación directa, era el diálogo y el consenso. Es así como en diversos momentos se levantará la llamada “política de los consensos” o la “democracia de los acuerdos”, llegando incluso a realizar votaciones en conjunto con sus adversarios políticos, esto en vistas de mantener los privilegios de su corazón constituyente, consagrados institucionalmente, bajo el régimen militar50. A modo de síntesis, es posible señalar que el origen de este pragmatismo, que evidencia en su actuar político Renovación Nacional durante el período de la postdictadura, se encuentra en su definición ideológica como partido de derecha, en el aprendizaje realizado durante su período constitutivo y en su inserción al sistema de partidos, donde no sólo debe hacer frente a las disputas internas por la hegemonía del partido y por ende al predominio de tal o cual tendencia, sino que también debe competir con la UDI por ser el mejor representante de los intereses del núcleo constituyente de la derecha, es decir, el gran empresariado.

50 Nos referimos específicamente a las trabas institucionales creadas, con la finalidad de impedir la realización de cambios de fondo al modelo político-económico heredado de la dictadura.


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Tensión y ruptura en el Partido Comunista: El desenlace del debate interno del Partido Comunista de Chile sobre la Política de Rebelión Popular de Masas (1986-1990) José Ignacio Ponce López*

Resumen: Entre 1986 y 1990 se dio un tenso debate al interior del Partido Comunista de Chile acerca de la Política de Rebelión Popular de Masas. Esto era causado por la coexistencia de distintas culturas e identidades políticas en esta colectividad. Las divergencias provocaron una serie de conflictos manifestados en la división en 1987 del FPMR y en la diáspora de militantes en 1990. Palabras clave: Cultura política - Identidad política – Coexistencia – Conflicto - Diáspora.

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Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción Durante la década de 1980, el debate interno del Partido Comunista de Chile (PCch)1 sobre su Política de Rebelión Popular de Masas (PRPM)2, se caracterizó por el constante conflicto3. Esta fue su estrategia planteada para salir de la Dictadura4 y re-establecer un orden democrático en el país, que abriera paso al socialismo. Sin embargo, aparecieron distintas interpretaciones sobre la misma. Así, en cada coyuntura la PRPM iba teniendo divergentes balances y perspectivas entre su militancia. En el marco de este conflicto, se observa que entre 1986 y 1990 -cuando se da la etapa cúlmine de esa política- es un momento clave en la historia del PCch. Este periodo se caracterizó por el fracaso de la etapa de Sublevación Nacional de la PRPM en 1986, desde ahí se comenzó a dar la etapa más acalorada del debate interno, el cual se extenderá hasta 1990. Esta es la problemática que intenta desentrañar este artículo. Para ello, buscamos establecer cuáles fueron las diferencias de balance verificadas al interior del PC en torno a la PRPM en 1986 y qué consecuencias trajeron para éste. La hipótesis versa que hacia 1986 se distinguen al menos tres balances sobre la PRPM. Las divergencias que expresaban y sus consecuentes acciones, provocaron escisiones político-orgánicas en la colectividad. Esto se materializó en la división de los “comandantes”5 del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR)6, los cuales en 1987 formaron el FPMR-Autónomo. Asimismo, en el marco del XV Congreso del PCch, el conflicto nuevamente florecerá –aunque ahora al debate de la PRPM se sumaron los temas de partido y socialismo a construir–, lo que causó una gran diáspora de militantes comunistas en 1990. Ahora bien, es posible afirmar que tanto el debate, las escisiones y/o diáspora de militantes fueron la expresión del choque de distintas culturas e identidades políticas en el interior del comunismo chileno. Se entiende a la vez que el discurso teórico, la práctica y la experiencia política de los actores en medio de esta discusión, han sido expresión de dicho conflicto. Lo anterior corresponde al núcleo de la crisis que recorrió al PC chileno entre 1986 y 1990. 1 2 3

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Desde ahora PCch o PC. Desde ahora PRPM. Bravo,Viviana: “El tiempo de los audaces: La Política de Rebelión Popular de Masas y el debate que sacudió al Partido Comunista de Chile (1973-1986)”. En Álvarez, Rolando; Samaniego, Augusto; Venegas, Hernán [eds.] Fragmentos de una historia, El Partido Comunista de Chile en el siglo XX. Democratización, clandestinidad, rebelión (1912-1994). Ediciones ICAL Santiago, Chile. Entendemos por Dictadura Militar al período que se extiende entre 1973 a 1990. Para un análisis detallado de ella, véase Corvalán, M. Luis. Del Anticapitalismo al Neoliberalismo en Chile. Izquierda, centro y derecha. En la lucha entre los tres proyectos globales. 1950-2000. Sudamericana. Santiago, Chile. 2001. Denominación en la jerga comunista y rodriguista para designar a los principales responsables del FPMR. De ahora en adelante FPMR.


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Si bien cultura e identidad política tienen varias conceptualizaciones, se tomará la visión del mexicano Gilberto Giménez. Para él, la cultura política es el “conjunto de conocimientos, creencias, y valores y actitudes que permiten a los individuos dar sentido a la experiencia rutinaria de sus relaciones con el poder que los gobierna, así como también con los grupos que le sirven como referencia identitaria”7. Desde esto último podemos ver su relación inseparable con la identidad política, ya que ésta se formaría por la subjetivación de los rasgos culturales “distintivos por los que se reconocen y son reconocidos grupos o conjuntos de individuos que comparten representaciones socialmente construidas”8 referentes a la acción política. Producto de la extensión del artículo, sólo se toman dos elementos constituyentes del mapa mental9 de la cultura e identidad política comunista de esos años: la PRPM y el concepto de partido.

2. “¡Con la razón y la fuerza, venceremos!”: La PRPM “oficial” del PCch 1980-1986 Lo primero a dilucidar, es en qué consistió la PRPM para el PC. Ella surge fruto del desarrollo político durante la Dictadura Militar y, por ende, con la derrota política del proyecto global al que apuntaba la Unidad Popular (U.P.) –estrategia de este partido hasta 1973–10. La necesidad de superar su larga política11 fue un punto central de los aspectos teórico-políticos nuevos que aportó la PRPM. Sin embargo, durante los primeros 7 años de la Dictadura persistieron los aspectos centrales de la línea previa al ‘73, es decir, la alianza amplia entre las fuerzas progresistas para –en este caso– derribar la dictadura, formando un gran Frente Antifascista. Esto refleja la complejidad del parto de la nueva estrategia. El desarrollo de los mismos acontecimientos ocurridos en Chile, a saber, la derrota política, la oleada represiva, el asesinato de gran parte de las direcciones en Chile y la condición clandestina de los militantes, provocaron una transformación de la auto-percepción de los comunistas, aumentando los niveles de combatividad

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Giménez, Gilberto: Cultura y política. Disponible en http://www.paginasprodigy.com/peimber/culteident.pdf. p. 113. 8 Ibíd., p. 117. 9 Entendemos por mapa mental “a la forma en que nos representamos la realidad social. Construimos mapas mentales para hacernos una idea del mundo y ordenar la complejidad de los asuntos humanos en un panorama inteligible” en Lechner, Norbert: “La erosión de los mapas mentales” en Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política. Lom ediciones. Santiago. 2000. pp. 27-28. 10 Corvalán, M: Luis. op. cit. Capítulo I. 11 Samaniego, Augusto: “Origen de una larga política. Informe de Carlos Contreras Labarca al X congreso del PCch, 1938”. En Loyola, Manuel y Jorge Rojas [comp.]: Por un Rojo Amanecer. Hacia la historia de los comunistas chilenos. Impresora Valus, Santiago, Chile. 2000.


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y resistencia a las formas de represión de la Dictadura. A esto se deben sumar las experiencias vividas por la militancia exiliada, su contacto directo con el movimiento comunista mundial y con los procesos revolucionarios que habían conquistado el poder12. Sólo en el Pleno del Comité Central13 de 1977, el PCch realizó el primer balance oficial de la experiencia de la UP y del golpe de Estado del 11 de septiembre. Allí, Luis Corvalán (ver fig. 2) sostuvo la tesis del “vacío histórico”14 de la política militar del partido. Pero sólo en 1980 declaró la legitimidad de “todas las formas de lucha” para derrocar a la Dictadura15. Estos supuestos serán la semilla de la nueva política militar del partido, la cual condujo al surgimiento de la PRPM. No obstante, como demuestra la historiadora Viviana Bravo: aunque se entregó una visión oficial, y aparentemente había cierto consenso en el llamado “vacío” militar y en puntualizar las causas de la derrota, la imagen cambia si leemos cuidadosamente las intervenciones del resto de los dirigentes y demuestra que no hubo acuerdo en la discusión16.

Fig. 1: Luis Corvalán Lepe. Secretario General del PCch 1958-1989.

A lo que podemos agregar que tampoco habrá consenso sobre las acciones políticas que estaban proponiendo quienes apoyaban el contenido del “vacío histórico”, lo que continuará a lo largo de los ´80. De todos modos, quienes sostuvieron el “vacío histórico” y la necesidad de acudir legítimamente a todas las formas de lucha para derrocar a la Dictadura Militar,

12 Estas ideas han sido demostradas en Álvarez, Rolando: Desde las Sombras. Una Historia de la Clandestinidad comunista. 1973-1980. LOM ediciones Santiago, Chile. 2003.Y del mismo autor, ver Valdivia,Verónica; Álvarez, Rolando; Pinto, Julio: Su revolución contra nuestra revolución. Vol. I. LOM ediciones Santiago, Chile. 2006. 13 Instancia de Discusión del Comité Central del PCch. 14 Informe al Pleno, de agosto de 1977, del Comité Central del Partido Comunista de Chile, rendido por su Secretario General, compañero Luis Corvalán en http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/ MC0016916.pdf . Consultado el 17 de agosto del 2010. p. 33. 15 Véase los discursos “El derecho del pueblo a la rebelión es indiscutible” y “Avanzar en el camino de la Unidad y la lucha dominando las más diversas formas de combate” en Corvalán Lepe, Luis.Tres períodos en nuestra línea revolucionaria. Verlagzeit im blid, Dresden, República Democrática Alemana. 1982. El concepto de todas las “formas de lucha”, es claramente alusivo a la inclusión de la lucha militar como forma de combatir a la Dictadura Militar, en el marco de la lucha de clases. Este aspecto el PCch lo había dejado fuera de su praxis política en el proceso que condujo hacia la obtención del gobierno de la UP. 16 Bravo, Viviana “El tiempo de los audaces….” op. cit. p. 154.


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obtuvieron la hegemonía en el partido. Así, se comenzaron a desarrollar los aspectos constitutivos de la PRPM. Ésta se basó en el supuesto de que una estrategia: para enfrentar a Pinochet debía no sólo contar con las herramientas históricas del PC, “unidad y lucha de masas”, sino que también pasaba por sumar fuerza en el terreno de la violencia revolucionaria. El objetivo táctico fue crear una nueva dinámica política e incorporar el factor subjetivo con un movimiento popular que tomara la iniciativa y voluntad de cambiar el orden imperante. La ofensiva de las masas sería la expresión de una resistencia activa que combinaba diversas formas de lucha, incluso armada si fuese necesario17. Siguiendo la lógica de la misma autora, en términos oficiales, la PRPM no era una estrategia de lucha armada para la toma del poder, ni para la construcción de socialismo, sino que era un proyecto estratégico que tenía como objetivo la caída de la dictadura. ¿Qué vendría después de lograrlo? La conformación de un gobierno provisional y el llamado a una Asamblea Constituyente que mandaría a la basura la Constitución ilegítima de 198018. Así, se instauraría una democracia avanzada, la cual podría abrir en el futuro el debate sobre una democracia socialista o una burguesa19. El desarrollo de esta política constaba de una serie de etapas. En la primera, se debían generar los componentes orgánicos para iniciar el proceso que conduciría a la Rebelión Popular. En efecto, al agregar la forma de lucha militar que este partido no había contemplado de manera profunda en su historia, debía establecer espacios en su orgánica para llevarla adelante. Para ello se dio una mayor formación militar y de seguridad a las células partidarias, expresada en las Unidades de Combate. Pero lo fundamental era crear un frente que permitiera desarrollar la política militar, éste terminó siendo el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. A ello se agregó, con el objetivo de masificar esta forma de lucha, instrucción militar de masas a los adherentes del PCch, mediante las llamadas “milicias rodriguistas”20. La segunda etapa correspondió a la implementación de la política. El partido tenía que enfrentar las distintas coyunturas políticas amalgamando las diferentes formas de lucha. Esto fue al calor del ciclo de protestas nacionales entre 1983 y 1985, lo que cambió el contexto político del país. Acontecimiento sobre el cual el PC 17 18 19 20

Ibíd., p. 159. Ibíd., p. 164. Concepto de la tradición comunista para definir el sistema político liberal de las sociedades capitalistas. Valdivia, Verónica; Álvarez, Rolando; Pinto, Julio. Su revolución contra nuestra revolución. La pugna marxista –gremialista en los ochenta.Vol. II. LOM ediciones. Santiago, Chile. 2008. p.57.


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manifestó en 1984: “madura(ba) rápidamente una situación revolucionaria pues están presentes y se desarrollan los elementos fundamentales que la caracterizan aunque no se manifiestan todos con la misma evidencia”21, con ello se “contempló finalmente la tesis de que la salida ‘más probable’ sería una ‘Sublevación Nacional’22 contra la Dictadura. Ello hizo creer al Equipo Dirección Interior (EDI)23 que 1986 sería el año decisivo para derrocar a Pinochet. Basados en esa lógica, el partido llevó a cabo las acciones político-militar más importantes de esa época en el país: la internación de armas en Carrizal Bajo y la denominada operación “Siglo Patria Nueva”24 (atentado a Pinochet). El fracaso del derrocamiento de la Dictadura mediante una Sublevación Nacional, expresado en las acciones enunciadas, cerró el momento de mayor influencia del PCch en el proceso de Transición de la Dictadura a los gobiernos civiles de la Concertación25. Mirado desde el presente, podemos sostener que será el fin de la posibilidad de una transición política avanzada, democrática y que abriera caminos para el socialismo, como buscaba Fig. 2: Bandera del Frente Patriótico este partido. Manuel Rodríguez. El fracaso de dichas acciones, no es el objeto de nuestro estudio, ya que se pretende dejar en claro cuál fue la posición oficial del PCch hacia 1986 acerca de la PRPM. Además de ello, clarificar que, tal como ya han demostrado otros autores, esta postura no correspondía a un consenso absoluto en las filas del partido. El desarrollo de la PRPM se dio al calor de un intenso debate interno y los tires y afloja de cada posición, le fueron dando cuerpo a sus fortalezas y deficiencias26. Ante este panorama, al interior del PCch surgirán diversos balances sobre las consecuencias que había traído hasta 1986 la adopción de esta política al partido.

21 Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile1985 en Hacia el XV Congreso del Partido Comunista de Chile. Documentos para el enriquecimiento del debate. p.118. Rolando Álvarez aclara que la fecha de realización de dicho Pleno fue diciembre del ´84. 22 Valdivia, Verónica; Álvarez, Rolando; Pinto, Julio: op.cit. p. 48. 23 Este espacio de dirección surge como consecuencia de que la mayoría de la Dirección del PCch se había exiliado, ante lo que se conforma un Equipo dentro de las fronteras nacionales para suplir esa particularidad. Desde aquí en adelante lo llamaremos EDI. 24 Atentado a Augusto Pinochet el 7 de septiembre de 1986 en el Cajón del Maipo, en las cercanías de Santiago, donde el Dictador se salvó por milímetros de ser asesinado. 25 Véase Corvalán, M. Luis: op. cit. “Tercera Parte. Después del tiempo eje”. 26 Véanse los libros ya citados de Rolando Álvarez y Viviana Bravo sobre el período de implementación y desarrollo de la PRPM, en donde se demuestra esta hipótesis.


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3. Los bautizados por el fuego: La identidad política “Rodriguista”. 1986-1987 La PRPM hacia el año ´86 había adquirido determinados rasgos históricos. Ya se ha esbozado cual era su entramado oficialmente para el PC. Ahora bien, el fracaso de la emboscada a Pinochet, trajo consecuencias al interior de esta colectividad. Una de ellas fue el resurgimiento de las diferencias que venían del nacimiento de esta política.Tal cual era su obligación, la comisión política de este partido será la primera en hacer un balance acerca de la PRPM, lo cual abrirá los fuegos de su latente conflicto interno. La comisión política del PC estaba hegemonizada por el ex-EDI. Por ello, es posible homologar que las tesis de este balance corresponden a quienes lo componían desde principio de los ´80 y que habían impulsado la PRPM. El primer encuentro para analizar lo ocurrido hasta el atentado contra Pinochet, se hizo a pocos días de haberlo realizado. Allí, se afirmó que en el transcurso de 1986 las ideas de la rebelión habían tomado cuerpo en el seno del pueblo, gestando un cuadro político cada vez más propicio para impulsar una salida democrática y popular. Ante ese panorama, los elementos conciliadores de la oposición de centro-derecha se replegaron y distanciaron del PC y el Movimiento Democrático Popular (MDP), acercándose a la Dictadura, lo que era propiciado activamente por EEUU. Paralelamente, la dictadura desplegaba una nueva oleada represiva. En síntesis, lo que buscaban todos estos sectores era impedir que se diera una salida política de la dictadura fuera de su control, donde EEUU era un actor principal27. Si bien la comisión política del PC reconocía que Carrizal Bajo y el atentado a Pinochet colaboraron en alejarlos de los sectores vacilantes de la oposición burguesa28, se esforzaba por legitimar dichas acciones, más que en realizar una autocrítica profunda. Basados en ese análisis, la primera necesidad para el PC era romper el nuevo contexto, llevando “adelante la movilización social, la lucha de masas, entendiendo por tal a los mítines relámpago, las volanteadas relámpago, así como las barricadas, detonaciones y otras acciones por el estilo”.29 Tratando de impedir un cuadro de pánico que desalentara el ánimo movilizador de los comunistas y de la ciudadanía. Esto último era vital, ya que partía del supuesto que “la moral de combate es y debe ser un elemento decisivo en la gran batalla en que nos hallamos empeñados”30. 27 Véase el desarrollo de esta tesis en el Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile -1986 en Hacia el XV Congreso del Partido Comunista. op. cit. 28 Jerga Comunista referida a los sectores políticos y sociales que no promovían un proyecto socialista, en específico a la Alianza Democrática, donde el Partido Demócrata Cristiano jugaba el rol principal. 29 Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile -1986… op. cit. p. 127. 30 Ibíd., p. 127.


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A su vez, para el PC, el creciente aislamiento del cual era víctima por la actitud de la oposición de centro-derecha31, se podría revertir por medio de los lazos que se habían gestado con los militantes de base de dichas colectividades en el seno de las organizaciones sociales. Es posible observar, que se sostenían las tesis principales de la PRPM, sin perjuicio del retroceso en el año decisivo. La autocrítica no iba más allá. Este análisis, tal como sostiene Rolando Álvarez, dejó inconforme tanto a sectores de izquierda como de la derecha partidaria32. Basado en estas conclusiones, el PCch tomó una serie de medidas para reorganizar el trabajo militar, lo que agravó las diferencias internas. Tal como apunta Álvarez, se concluyó que: en el aparato militar existían concepciones y estilos de trabajos distintos a los del PC… lo que existía en el Frente militar eran “desviaciones militaristas”… la decisión que tomó la Comisión Política fue intervenir el aparato militar, removiendo a algunos integrantes de la Comisión Militar y al jefe del FPMR, estructura orgánica donde se encontraba la izquierda partidaria.33 Este hecho desencadenó una grave crisis que terminó con la ruptura del FPMR. En agosto del ´87 Raúl Pellegrín -conocido con el apodo de Comandante José Miguel (ver fig. 4)- enviaba una carta al Comité Central del PC, que sintetizaba “un ciclo de reuniones con el núcleo de cuatro Rodriguistas”34, las que tenían como objetivo sacar conclusiones políticas y orgánicas acerca de 1986 y proyectar el ´87. El documento diagnosticaba que en los últimos meses, la burguesía se había entregado a conciliar con el régimen al ver la potencialidad del movimiento popular. Ante ello afirmaba, que el único camino para el Partido era desarrollar la fuerza político-militar que condujera a las masas, por medio de las distintas formas de lucha, a la Sublevación Nacional impidiendo el plan continuista de la Dictadura. Esto último -según Pellegrín- era fomentado por las agudas condiciones objetivas de la sociedad, que provocaba una creciente combatividad en las masas. Sin embargo, existía un enorme obstáculo para la Sublevación Nacional: “ciertas vacilaciones de los partidos de izquierda e incluso en Ajedrez, han ido, en la práctica, retrasando la movilización del pueblo, o al menos 31 Este concepto hace referencia a la Alianza Democrática y al Acuerdo Nacional, espacios de convergencia entre los opositores de la Democracia Cristiana e, incluso, sectores de la Derecha con colaboradores más Liberales de la Dictadura Militar, para llegar a una Transición Pactada a Gobiernos civiles. Más detalladamente, véase el VII Capítulo de la Tercera parte “Hacia el Comienzo del Fin de la dictadura militar. 1980-1985” en Corvalán M, Luis. op cit. 32 Valdivia, Verónica; Álvarez, Rolando; Pinto, Julio: op.cit. p. 67. 33 Ibíd., p. 68. 34 Pellegrín, Raúl: Comunicado FPMR. Cuando la separación. Junio de 1987. p.1 Disponible en línea <http:// www.archivochile.com/entrada.html>


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no han impulsado al nivel que era posible”35, lo que cobra más sentido si se entiende que para los frentistas, “e(ra) problema de la vanguardia impulsar la movilización y la lucha”.36 En síntesis, la carta enunciada realizaba una propuesta que se basaba en la percepción de un estado de ánimo combativo latente en la sociedad, que tendía a ser superior a los anteriores, lo que el partido debía intensificar mediante sus componentes político-militares, para generar un proceso de movilización ascendente que pusiera en jaque al régimen, materializándolo en septiembre del ´87. Para los rodriguistas, este era el único camino viable para el pueblo37. Aunque si bien compartían elementos con lo planteado por la Comisión Política comunista, existían elementos que matizaban la propuesta. Ellos eran la cuestión de la unidad con el resto de la oposición y la unívoca posibilidad del camino de la Sublevación Nacional. Fig. 3: Raúl Pellegrín y Cecilia Magni, Como dato adyacente a los elementos discursivosComandantes del FPMR copolíticos ya expuestos, el documento revela el siguiente nocidos como “José Miguel” y fenómeno: “Tamara”. Formaron el FPMR-A. Fueron asesinados por la Dictadura en 1988.

Esta forma de enfrentar estos meses ha derivado en serias dificultades, no sólo entre los partidos de oposición, hay cierta confusión en el pueblo, hay una baja en la lucha. Y a la par se ha generado un difícil problema con el Frente a partir de diferencias de opiniones de cómo llevar adelante la política de RP, se ha ido produciendo un proceso de “acusación al Frente…”38.

Lo que queda claro en esta cita, es que se produjeron una serie de roces entre el Frente y algunos sectores del PCch -incluida su dirección-, lo que llevó a las 20 resoluciones de noviembre del ´86 sobre el Trabajo Militar del Partido. Para José Miguel, si bien formalmente se sostenía el argumento que el partido veía distorsiones del Trabajo Militar del Frente, en el fondo dichas medidas tenían como objetivo cambiar la orientación del FPMR. Contrariamente a esto, el documento del Comandante rodriguista, decía que el contexto político posterior al atentado a Pinochet, no era 35 36 37 38

Ibíd., p. 2. Ajedrez hace referencia en clave al Partido Comunista. Ibíd., p. 2. Ibíd., p. 3. Ibíd., p. 3.


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causa de supuestas distorsiones en el FPMR, sino que por no alcanzar la sublevación nacional en el ´86, y esto a su vez “por no contar el partido y el pueblo con la fuerza político-militar para ello”39. Más aun, para Pellegrín el PCch no rectificaba esa línea, la mantenían y ellas en “las resoluciones de marzo y abril, relativas al trabajo militar de éstas (sobre todo acerca del papel de las unidades territoriales), reflejan cambios en la concepción de esta fuerza”40. Es decir, el PC progresivamente cambiaba la línea política en el trabajo del Frente. En conclusión, sostenía que “el partido, como conjunto, todavía no ha asumido el trabajo militar”41, por lo que “nos obligan a dar un paso que implica asumir responsabilidades que debía asumir Ajedrez; pues si Ajedrez se la jugara ‘de verdad’ por la RP y la SN, impulsara su PM, sus milicias, se propusiera e impulsara con fuerza la movilización, ningún sentido tendría otra fuerza en la sociedad Chilena. Pero con la actual Dirección, eso no parece posible, más bien aparece la tendencia inversa, no ha sido capaz de llevar adelante, de forma consecuente, la RP, SN. Hay vacilaciones y retrocesos.” 42 Todo lo relatado deja en claro que el rodriguismo desarrolló una concepción propia de la PRPM, que en términos globales discrepaba profundamente con el PC. Existían tres diferencias políticas vitales de este análisis con lo planteado por el PC: uno, el nulo pronunciamiento sobre la relación con el resto de la oposición a Pinochet; dos, la vía militar como el único camino para derrocarlo; y tres, el rol exclusivo que tenía el partido. Esta trilogía articulada, en donde el partido era el exclusivo protagonista para conducir al pueblo a la unívoca vía militar para derrocar a Pinochet, conformaba una PRPM particular, distinta a la versión partidaria de articular flexiblemente todas las formas de lucha y propiciar la unidad del conjunto de la oposición desde las organizaciones sociales para acabar con la Dictadura. Así, el “Rodriguismo” tomaba distancia de lo planteado por el partido. Para nosotros esta crítica venía más bien articulada como cultura política, basada en la experiencia política que habían tenido como los encargados de implementar la “forma de lucha militar” en el FPMR y que políticamente, es decir, el concepto vía para la “revolución” (la militar) y del motor de ella (el rol único del partido), marcaban claras fronteras identitarias con el PC, transformándose en una alternativa a la cultura e identidad hegemónica43 en dicha organización. No obstante, el llamado del “Rodri39 40 41 42 43

Ibíd., p. 4. Ibíd., p. 5. Ibíd., p.11. Ibíd., p. 8. Entendemos por cultura e identidad política hegemónica -parafraseando a Antonio Gramsci- a la concepción de mundo que da la dirección intelectual y moral a una organización política, pero que convive a la


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guismo” 44 a emprender su “Guerra Patriótica contra Pinochet”, no tendrá mayor eco en la militancia comunista. Así, este conflicto identitario no tendría otra solución más que la escisión orgánica de 1987. En efecto, en los hechos esa fue la última exposición del Comandante José Miguel como militante del FPMR comunista, separándose de dicho partido, y formando el FPMR-Autónomo. Así, caía el telón de la primera escena del drama que vivió el PC por esos años, sus hijos pródigos bautizados a fuego en la lucha contra Pinochet, seguían su camino. Ninguno preveía lo que vendría en los próximos años, sólo que lo harían por sendas distintas.

4. “La Gran Diáspora”: Las cuatro identidades comunistas. 1988-1990 A la par de la concepción “Rodriguista” de la PRPM, al interior del PCch se habían gestado otras visiones de ellas, las cuales saldrían a la luz entre 1988 y 1990. Esta fue la segunda etapa del choque cultural e identitario al interior del PCch, que se transformó en la Gran Diáspora45 Comunista. Este período se desarrollará en dos grandes momentos. El primero circunscrito al plebiscito de 1988. El segundo en torno al XV Congreso Nacional del PCch46 en 1989. Culminando todo este proceso con una enorme sangría de militantes comunistas en 1990. 4.1. Los albores de la Gran Diáspora: Las manifestaciones desde la derecha comunista.1988-1989 La primera fase de esta etapa, se iniciará con la aparición pública de las críticas de militantes de la derecha partidaria. Esto será en el preludio a la campaña por las elecciones libres o el Plebiscito del Sí-No de 198847. Esta crítica, se cree, había estado

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vez con otras subalternas o alternativas. Es hegemónica y no dominante, porque su legitimidad está basada en el consenso o, en su defecto, en la coerción entendida como obligar a obedecer a un subordinado basado en la normas de una comunidad específica. Por ende, no utiliza la coacción o violencia física para su condición hegemónica. Un análisis de algunos rasgos de la identidad política rodriguista en Valdivia, Verónica; Álvarez, Rolando; Pinto, Julio: op. cit. Tomando un concepto acuñado respecto al hecho final del proceso por Rolando Álvarez V. en Valdivia, Verónica; Álvarez, Rolando; Pinto, Julio: op. cit. p. 64. Instancia política de discusión y reflexión superior del PCch, en él participa el conjunto de sus militantes por mecanismos establecidos por el mismo partido. Éste se realiza con una regularidad de cuatro años. Sin embargo, el XV Congreso Nacional del PC se hizo después de 20 años del XIV, esto como consecuencia del golpe de Estado de 1973, año en que estaba fijado inicialmente dicha instancia. El Mercurio, 18 de septiembre de 1987.


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latente desde el mismo origen de la PRPM. Quienes la sostenían, eran algunos de los dirigentes históricos del PC, integrantes de lo que denominaremos como la “Vieja Guardia”. Si bien el transcurso de la coyuntura, dejó a María Maluenda como principal portavoz de este sector en 1988, fue Orlando Millas quien a lo largo de la década del ´80 había sido el principal crítico a la PRPM dentro de los antiguos dirigentes. Tal como declarará más tarde en sus Memorias, para Millas, el problema de la política comunista radicaba en haber establecido a 1986 como el año decisivo, contra lo que argumentó: la orientación hacia la rebelión popular de masas era muy justa, pero cuando se dejó de poner el acento en la lucha por la democratización, en que coincidíamos con otros sectores, y con la idea de la lucha por el poder en base a sostener que había una situación revolucionaria, se realizaron acciones que no eran de masas, hubo efectos contraproducentes que contribuyeron a malograr el magnífico movimiento de protestas y a hacer retroceder atemorizada a una parte de la oposición, incluso en poblaciones populares48. De esta idea es posible sostener dos cosas. Por un lado, si bien existía una crítica a la PRPM, no era rechazada en su totalidad. Además se deduce que quienes sostenían esta posición, creían pertinente el concepto de PRPM que ponía acento en la democratización y la alianza con otros sectores opositores a Pinochet. Así, demuestran que tenían un concepto de PRPM, pero era distinto al de la Dirección oficial del PC. No obstante, su crítica se relacionaba con las acciones del partido basadas en el diagnóstico que caracterizaba a Chile en condiciones revolucionarias, es decir, desde 1984 en adelante. Sobre la base anterior se tomaron acciones como el atentado a Pinochet, que tenía como objetivo tomarse el poder. A juicio de Millas, esto sólo aislaba a la organización de las masas y al resto de la oposición a la dictadura. Contrariamente a ello, él apostaba a poner como finalidad la democratización por medio de la unificación de toda la oposición a Pinochet. Lo que se concretaba en sumarse cuanto antes a la campaña por las elecciones libres. El ejemplo práctico de esta posición fue María Maluenda –ex parlamentaria y por ese entonces una de las voceras del PC–, quien manifestó públicamente estar proclive a la inscripción al proceso electoral que se acercaba, cuestión que contraria a la posición de la colectividad, por ello fue “alejada” de ésta.49 Con la separación de Maluenda del PC, se materializaba la negativa de la Dirección comunista a inscribirse en 1987 a convocar a participar en el Plebiscito. En

48 Millas, Orlando: Memorias. Cuarto Volumen. 1957-1991. Una Disgresión. Ediciones Chile América CESOC. Santiago, Chile. 1996. p. 44. 49 Véase una breve reseña en El Mercurio del 18 de septiembre de 1987.


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efecto, su posición no fructificó y fue la mayoría de la dirección del partido, es decir, los integrantes del ex-EDI quienes condujeron los caminos del PCch entre 1988 y 1990. Éstos enfocaron su posición en la acción multiforme de las masas buscando unificar a la oposición desde sus bases para derrocar a la Dictadura, en la perspectiva de lograr una salida democrática de avanzada, tal como se concebía desde el inicio de la PRPM. Esta visión partía del supuesto carácter fraudulento del proceso de elecciones libres. La fuerza de los hechos Fig. 4: obligó a la dirección comunista a convocar a regañadientes a Panfleto del PCch durante participar en el plebiscito a sus militantes y adherentes, lo el Plebiscito de 1988. cual sólo realizó a mediados de 1988, con la consigna de “No hasta vencer”, manifestando solapadamente su escepticismo al plebiscito.50 Todas las acciones erráticas del período 1988-1990, demuestran que el PC estuvo más preocupado de mantener escondidas sus peleas internas que se manifestaban progresivamente, en vez de impulsar una política clara y coherente de acuerdo al escenario del momento. En este contexto se abrió paso al pospuesto XV Congreso del Partido Comunista de Chile, que si bien “fue sobre todo un ajuste de cuentas internas de los propios comunistas” que resolvió las fronteras de la mayor crisis cultural e identitaria del partido51, también resolvió la mantención de las “otras” formas de ser comunistas al interior de él y, por ende, la adscripción de un gran número de sus militantes. 4.2. El Quiebre Final: La Gran Diáspora en un conflicto entre cuatro identidades La segunda fase y final de esta etapa del choque cultural e identitario al interior del PCch, se dará en el marco de su XV Congreso en el año 1989. Desde la ruptura por el FPMR, había pasado bastante agua bajo el puente, el cuadro político era otro, Pinochet era derrotado electoralmente, por ende, clausurándose la vía insurreccional y toda la estrategia trazada por el PCch para derrocarlo. El conflicto interno analizado hasta el momento, sólo se resuelve en torno a su instancia más importante: el XV Congreso Nacional del PCch de 1989. Las distintas partes se prepararon para luchar por lo que creían pertenecer aún. Así, el debate se

50 Véase el detalle de este proceso en Riquelme, Alfredo: ROJO ATARDECER. El comunismo chileno entre dictadura y democracia. Ediciones DIBAM. Santiago, Chile. 2009. 51 Álvarez, Rolando: La tarea de las tareas: Luchar, unir, vencer. Tradición y Renovación en el Partido Comunista de Chile (1965-1990). Tesis doctoral inédita. Universidad de Chile. 2007. p. 439.


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transformó en un conflicto por el poder interno que se debía resolver en favor de una u otra cultura e identidad política existente. En sí, como se ha descrito, las dos principales posturas sobre la PRPM ya estaban planteadas desde 1988. Ellas tenían un carácter marcadamente antagónico. No obstante, existían matices en su interior. La primera posición, correspondía a la mayoría de la dirección compuesta por el antiguo EDI y por un grupo de intelectuales del partido, quienes apoyaban el desarrollo de la PRPM pues la consideraban como un proceso de renovación en la cultura política del PC. Al calor del conflicto cultural e identitario de la colectividad, el grupo que sostenía esta tendencia se dividió. Por un lado, estaba el grupo que tenía el control orgánico del Partido, ocupando los cargos más importantes en su interior (dentro de los que Gladys Marín –véase la fig. 6– destaca como la principal líder del PC en esos años). Asimismo, deseaban mantener la hegemonía de la organización. En cuanto a la PRPM, la consideraban como un proceso de renovación de la cultura política comunista, lo que se evidenció a lo largo de Fig. 5: los ´80. Si bien estimaban que se debía profundizar Gladys Marín, la renovación del partido, en cuanto a su demo- Por esos años integrante del Comité Central del PCch. En 1994 es elegida secretaria cracia interna y proyecto social, esto se debía dar General hasta que en el 2002, pasa a ser gradualmente en plazos futuros. la Presidenta del Partido, cargo que ocupa El grupo de intelectuales comunistas52 ha- hasta su muerte en el 2005. bían sido los principales teóricos de la PRPM y ocuparon distintas responsabilidades políticas al interior del partido durante los ´8053. Sostenían que si bien la PRPM había avanzado en el proceso de renovación de la cultura política comunista, aún se necesitaba impulsar un segundo momento revolucionario que creara “un nuevo Partido Comunista para Chile, secularizado y democrático en su formas internas y con un proyecto de sociedad igualmente laico y propio, no dependiente de ningún centro ideológico” 54. Por ello, impulsaban una necesaria “renovación revolucionaria” del conjunto de los elementos culturales e identitarios de la organización. La diferencia entre el ex-EDI y los intelectuales comunistas, radicaba en que éstos, pensaban emprender la renova52 Entendemos por intelectuales comunistas dedicados específicamente a la profundización teórica de los componentes de la política del Partido. 53 Ibíd., p. 422. 54 Ibíd., p 428. Para ver la expresión documental de estas tesis, se puede indagar el texto recopilatorio llamado Crítica y Socialismo, editado por CISPO, espacio intelectual del PCch, dirigido hasta ese momento por Manuel Fernando Contreras.


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ción revolucionaria lo antes posible, lo cual era consecuencia de su convencimiento de la necesidad imperiosa del proceso. A este grupo lo denominaremos como “Renovadores Revolucionarios”. La segunda posición estaba compuesta por la “Vieja Guardia” y por todos aquellos que discursivamente se acercaban a la socialdemocracia. Ellos percibían que esta política había devenido en una exacerbación de elementos militaristas o ultraizquierdistas, que separó al partido de su tradicional práctica gradualista y mesurada anterior al golpe de Estado, la cual debía recomponerse en un nuevo marco democrático. La “Vieja Guardia” estaba constituida por los dirigentes históricos del PC tales como Orlando Millas, Luis Corvalán y otros. Ellos habían sido los principales portavoces de esta crítica de la PRPM. Para ellos, su implementación los había alejado del estilo recabarrenista de trabajo en las masas del PC. Esta forma de hacer política se debía rectificar, recomponiendo su práctica histórica en el nuevo marco democrático. Cercanos a esta crítica de la “Vieja Guardia”, estaba un grupo que se hacía parte discursivamente de la socialdemocracia. Este grupo estaba compuesto por una gama de distintos dirigentes públicos y sociales del PC durante los ´80. Pero para ellos, la PRPM había alejado al PC de las masas. Esto se evidenciaba en el distanciamiento de la naciente Concertación de Partidos Por la Democracia, lo cual era extremadamente preocupante para ellos. Criticaban fuertemente el período previo al plebiscito de 1988. A diferencia de los antiguos dirigentes, no proponían volver a la forma de hacer política tradicional del PC, sino que esgrimían la necesidad de una renovación profunda del Partido, lo que tenía mayor resonancia en el marco de la crisis de la Unión Soviética55, el principal referente ideológico del PC. Desde nuestra óptica, creemos que éstos sufrieron un proceso de metamorfosis identitaria56 similar al ocurrido con el PS durante los ´80 Parafraseando a lo que sostiene Luis Corvalán M. sobre el PS, en este grupo se desarrollaron fuertes tendencias mesocráticas, que a finales de los ´80, no podían ser sustentadas por una identidad revolucionaria. Asumieron una identidad que rompía radicalmente con la comunista, por ende, no era una renovación, sino una identidad completamente nueva57. En esa lógica, impulsaron constantemente la necesidad de “renovación” y unidad con la Concertación.58 Como vemos, la complejidad del conflicto cultural e identitario al interior del PCch, evidenciaba la división entre cuatro bandos: “el antiguo EDI” –el círculo

55 La crisis de la URSS desarrollada durante los años ´80, que buscó ser superada con las reformas globales conocidas como Perestroika y Glasnot entre 1985 y 1990. Sin embargo, el proceso reformista terminará con el colapso del Sistema soviético y del conjunto del llamado “mundo Socialista”. 56 Veáse el Capítulo IV de la Tercera Parte en Corvalán, M. Luis. op. cit. 57 Corvalán, M. Luis: op. cit. p. 360. 58 Argumentamos esta hipótesis sobre la expresión documental materializada en la intervención de Antonio Leal, Luis Guastavino, Gonzalo Rovira en VV.AA La crisis del P.C. -Una discusión. Santiago. s/f. s/e.


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cercano a Gladys Marín–; los “Renovadores Revolucionarios”; la “Vieja Guardia” y los discursivamente “Socialdemócratas”. En el contexto del XV Congreso, se seguirán manifestando las alianzas previas a él. Es decir, “ex-EDI” y “Renovadores Revolucionarios” frente a la “Vieja Guardia” junto a los “Socialdemócratas”. Como podemos ver a través del informe y de las resoluciones del XV Congreso, la batalla la ganaron los primeros59. En efecto, las tesis centrales que se expresaban en el Informe del Comité Central al XV Congreso del PCch acerca de la PRPM -el cual fue aprobado en su integridad-, sostenía que esta política había constituido “una renovación y fortalecimiento ideológico del Partido”60, que surgió como emanación directa del cambio de percepción de las masas producto de la violencia aplicada por la dictadura, y se fue desarrollando a lo largo de todo ese proceso de lucha. En términos políticos, reforzaba las ideas-fuerzas de la PRPM, la cual entendía como la articulación de la estrategia y táctica en función de resolver la contradicción principal dictadura-democracia. Su objetivo principal es avanzar al fin del fascismo, conquistar y profundizar la democracia. Nuestra Línea Política está inserta en una estrategia de poder para el pueblo. A partir del papel del partido y su política, trabajamos para crear la correlación de fuerzas a favor de la solución de estas tareas. Ello exige promover una intensa y multifacética lucha de las masas, la unidad amplia y sin exclusiones, y la implementación y combinación de las diferentes formas de lucha necesarias de acuerdo con la situación histórica concreta.61. Otras ideas que reafirman el triunfo de la alianza ex-EDI e intelectuales comunistas, son los análisis críticos acerca del funcionamiento partidario. En consecuencia, la autocrítica que vemos en el XV Congreso, concluía: Debemos desechar procedimientos y conductas que se arrastran desde antes del golpe y que nada han ayudado a enfrentar los años de dictadura. Por el contrario, se han constituido en un freno para el desarrollo y aplicación de nuestra política. 62 Cuestión concordante con el planteamiento sostenido por los intelectuales, quienes veían que la estructura partidaria no correspondía a lo que debía ser un parti59 Álvarez, Rolando. La tarea de las tareas… op. cit. p 423. 60 Informe del Comité Central del Partido Comunista de Chile al XV Congreso del Partido Comunista de Chile 1989. p. 7. 61 Ibíd., p. 8. 62 Ibíd., p. 6.


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do revolucionario, cuestión que el ex-EDI respaldaba hasta cierto punto. Esto será un elemento ideológico que causará roces entre esta alianza. En cuanto a las acciones realizadas por el partido entre 1986 y 1988, se buscaba legitimarlas más que analizarlas exhaustiva y críticamente. Esto se expresaba, en la idea de que el ´86 no había sido el pueblo quien claudicó, sino la burguesía por apoyar a Pinochet, actitud alentada por EEUU. En cuanto a la inscripción al Plebiscito, se afirmó que ésta no se podía hacer de buenas a primeras, ya que ello significaba renunciar a las vigentes posibilidades de la PRPM en 1988. Sin embargo, para ganar esta batalla se tenían que dejar en claro las diferencias que existían entre una y otra posición. Para lograr la hegemonía interna del PCch, la alianza EDI-intelectuales planteó fuertes críticas a la “Vieja Guardia” dirigente. En efecto, las críticas se centraron en el manejó partidario durante el período inicial de la Dictadura. La conducción del PC “por control remoto” de la dirección en el exterior, el ocultamiento de la información y de discusiones que se daban entre el ex-EDI y el segmento exterior, el largo tiempo de permanencia en los cargos del Partido y la falta de democracia interna serán las principales críticas a la “Vieja Guardia”. Es decir, se atacó su legitimidad interna, obstaculizando su influencia en la colectividad. Asimismo, tal como señala Rolando Álvarez, la hegemonía del bando compuesto por el ex-EDI y los intelectuales del partido se plasmó en la ocupación de los cargos directivos de la estructura orgánica del partido. Por ende, estos dos sectores del PCch coparon los delegados al Congreso, la nueva dirección y los espacios intelectuales resultando una hegemonía casi absoluta63, mientras las otras fuerzas quedaban en posiciones marginales. Además, en el citado Congreso se estableció la necesidad de desarrollar una Conferencia Nacional Partidaria, en la cual se lograrán aprobar los nuevos Estatutos en conjunto con un nuevo Programa Político del Partido. Esta será la siguiente coyuntura que abrirá el debate partidario. La única vía que aparecía en el camino para los disconformes con estas resoluciones estaba fuera de la organización. Así, los discursivamente socialdemócratas impulsaron una ofensiva por fuera del Partido, ventilando abiertamente los problemas que aquejaban a los comunistas, en conjunto con alianzas y acciones políticas con militantes de otros partidos, cuestión que será sancionada. Estas acciones tendrán una aceptación progresivamente favorable en la prensa, aunque por diversos motivos. Lo que nos importa es que ella provocó un efecto de bola de nieve respecto de las querellas entre este sector y el ex-EDI. En este marco, intuimos que el sector intelectual del PCch vio un panorama favorable con las conclusiones del XV Congreso para la segunda etapa de renovación revolucionaria, impulsando una ofensiva radical. Por medio de los espacios políticos e 63 Álvarez, Rolando: La tarea de las tareas... op. cit. p. 442.


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intelectuales que ocupaban como consecuencia del XV Congreso, desarrollaron una serie de seminarios y publicaciones en las que difundían sus principales ideas. Siguiendo con la misma lógica que expresa Álvarez, la lucha política y las alianzas internas se modificaron y el ex-EDI se unió con la vilipendiada “Vieja Guardia”, y los intelectuales con los socialdemócratas64. Estas reconfiguradas alianzas se gestaron porque tanto el sector socialdemócrata como el de los intelectuales renovadoresrevolucionarios hicieron públicos sus planteamientos con el afán de ganar posiciones políticas en el partido, lo que no cabía en los cánones de la Dirección (ex-EDI) y la “Vieja Guardia”. Las posiciones entre los intelectuales y los socialdemócratas parecían ser las mismas. En efecto, el principal argumento que esgrimía cada sector se basaba en la necesidad de renovar al partido. Ello era consecuencia de que ambos grupos necesitaban de una reforma radical al interior de las filas comunistas para implementar su concepción de Partido Comunista y Proyecto Social, en la nueva institucionalidad que comenzaba a imperar en Chile. Aunque existían discrepancias fundamentales en sus postulados. A su vez, quienes habían constituido el ex-EDI, en su posición de dirección oficial del PC, recurrieron al tronco histórico de su identidad para imponer el orden en esta vorágine intestina en la que se había inmerso su partido65. Pero también, se recurrió al control orgánico de éste para solucionar el conflicto en su favor. En efecto, se sancionó a los militantes que se habían convertido públicamente en la punta de lanza contra el corazón de la cultura e identidad comunista, entre ellos Luis Guastavino. Por su parte, Augusto Samaniego y Manuel Fernando Contreras dejaban la militancia del comunismo chileno voluntariamente. Esto sucedía porque tanto a la perspectiva renovadora revolucionaria como a la metamorfosis socialdemócrata “la Conferencia Nacional les demostró la inviabilidad de esta posibilidad, pues la inmensa mayoría del Comité Central no los respaldó”66. La dirigencia oficial se tomó de esta decisión para poner punto final al conflicto. El nivel de conflictividad interna del PCch, hizo que la “Vieja Guardia” se plegara con la decisión que adoptó la dirección, cuestión entendible desde la tradicional disciplina arraigada en sus patrones culturales. La causa de esto, fue que la radical ofensiva de “renovadores revolucionarios” y “socialdemócratas”, era vista desde el imaginario de los dirigentes históricos del PC, como un jaque donde estaba en juego de vida o muerte el “ser comunista” y el “Partido”. Cuestión inaceptable para ellos.

64 Ibíd., p. 421. 65 Ibíd. 66 Ibíd., p. 463.


Tensión y ruptura en el Partido Comunista

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Es así, como los dirigentes de ayer y de 1990, formaban un frente único contra los disidentes que se unificaban crecientemente y comenzaban a actuar como una fracción opuesta a la dirección del PC. Este conflicto cultural e identitario, finalmente se resolvió en favor de aquellos que ocupaban la dirigencia partidaria, debido principalmente a la mantención del control orgánico del partido, además por contar con una línea política que se había hecho carne en la mayoría de los militantes del partido. El sector que triunfó recurrió a los espacios de poder que controlaba, levantando las banderas de la PRPM que se había consolidado en el XV Congreso, con la identidad y cultura política que ésta legitimaba. En la otra cara de la moneda, las identidades disidentes tuvieron que emigrar en los más diversos destinos. De todos aquellos que salieron, algunos trataron de impulsar lo que se llamó la Asamblea de Renovación Comunista (ARCO), lo que tenía como perspectiva construir un nuevo Partido Democrático de Izquierda (P.D.I.), el que tuvo una efímera supervivencia. Un grupo de ellos ingresó a la Concertación y ocuparon cargos importantes, como Guastavino y Antonio Leal. Otros simplemente dejaron la política, abrumados por el peso de la derrota que significó la dictadura y la imposibilidad de contar con un partido que satisficiera sus convicciones. Todo este proceso se vio reforzado por el derrumbe paralelo que vivía el sistema soviético. Así, ellos trataron de rehacer una vida cotidiana en la vigencia del régimen institucional. Por ello, la diáspora comunista no se dio solamente al nivel de cúpula partidaria, sino que muy por el contrario, se dio transversalmente y con mayor fuerza en su base.67

5. Conclusiones Tras realizar el mapeo histórico de una de las coyunturas más complejas vividas por el Partido Comunista de Chile, se ha podido establecer un punto nodal entre dos problemas: por un lado, los balances discrepantes sobre la PRPM; y, por otro, la escisión de 1987 y la diáspora de militantes de 1990. Finalmente, se comprobó que todo este proceso fue la solución del conflicto cultural causado por la aparición de distintas identidades políticas al interior del PC, durante 1986 y 1990. Se buscó trazar el nivel de importancia que juegan las culturas e identidades políticas en los conflictos partidarios. Así, éstas tienen un rol clave como elementos unitarios pero a la vez diferenciadores en una comunidad, en este caso del PC. Si bien se demostró la hipótesis planteada, quedan elementos por indagar que la reforzarían aun más. La influencia que tuvo en los comunistas la caída de la URSS, 67 La mayoría de los planteamientos señalados son argumentados en Álvarez, Rolando. La tarea de las tareas.... op. cit.


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los rumbos que siguieron las identidades políticas derrotadas en este conflicto interno del PCch y el desarrollo de este partido durante los gobiernos concertacionistas, son elementos vitales para complementar los argumentos planteados. Dichos ejes analíticos sobre esta colectividad que aún quedan bajo signo de interrogación, debieran ser un campo abierto por comprender para los estudiantes de esta disciplina, buscando retomar la senda de la Historia Política como objetivo historiográfico, permitiendo a la vez, ampliar aquel estrecho horizonte que estigmatizó la historiografía del siglo XIX.

Fig. 6: Símbolo del Partido Comunista de Chile.


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La reestructuración del imperialismo mundial y sus consecuencias en el plano político-económico chileno Juan Pablo Navarro A.* Bernardo Toledo T.**

Resumen: La crisis estructural del capitalismo mundial, evidenciada a mediados de la década de 1970, representa el agotamiento de la política económica keynesiana, siendo reemplazada por el modelo neoliberal, lo que representa un esfuerzo de reestructuración del imperialismo mundial. Sus consecuencias en Chile se traducen en su implementación “exitosa” por medio de la dictadura militar, transformándose en factor determinante en una nueva configuración de alianzas políticas. Fruto de ello es el surgimiento de la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición encargada de dirigir el proceso de transición mediante el cual retornan los gobiernos “democráticos”. No obstante, en materia económica se aprecia la continuidad y consolidación del modelo neoliberal impuesto por la dictadura. Palabras clave: crisis estructural – imperialismo – keynesianismo - neoliberalismo. *

Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

** Estudiante Tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción El período del que daremos cuenta, las dos décadas posteriores al golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, corresponde a una de las etapas más convulsivas de la historia contemporánea, tanto a nivel nacional como mundial. Es imposible negar que este fue un período de crisis y grandes transformaciones que ocurrieron desde las formas de producción e intercambio hasta los mapas y las sociedades que se identifican en ellos. El presente trabajo se propone sintetizar el contexto internacional y regional1 en el cual se produce la reestructuración en el imperialismo, traducida en el cambio del paradigma económico hegemónico a nivel mundial, para luego describir de qué manera esta reestructuración se manifiesta en Chile y cuál es su influencia en el cambio de la correlación de fuerzas que da pie para la formación de la Concertación de Partidos por la Democracia. Sostendremos como hipótesis que esta transformación se manifiesta en Chile a través de la implantación “exitosa” del neoliberalismo, por parte de la dictadura militar, evidenciando en la práctica un cambio en la correlación de las fuerzas políticas nacionales. La argumentación de esta hipótesis consta, en primer lugar, de algunas precisiones en torno a los conceptos de imperialismo, ciclos económicos de larga duración de Kondrátiev, keynesianismo y neoliberalismo, centrales para la comprensión profunda del período en cuestión. A continuación nos abocaremos a exponer una síntesis del contexto internacional y regional, centrándonos en las temáticas en torno a la crisis de los ‘70, el cambio de paradigma económico, un esbozo de la correlación de fuerzas interimperialistas, en base a la descripción de los gobiernos de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y la URSS. Posteriormente nos referiremos al agotamiento del patrón de desarrollo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) y al contexto político en que se da. Para concluir con una comparación entre la política económica de la dictadura, el programa de gobierno de la Concertación y su aplicación efectiva, tratando de proponer un significado posible de la llegada de dicha coalición al poder.

2. Algunos conceptos para la comprensión profunda del período La descripción de los conceptos de imperialismo, ciclos económicos de onda larga Kondrátiev, keynesianismo y neoliberalismo serán fundamentales para la comprensión del periodo estudiado, los cuales serán enunciados a continuación. 1

Por regional nos referimos a América Latina.


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a. Imperialismo El imperialismo es propio de la expansión capitalista en todos sus aspectos, tanto económica como territorialmente. Lenin lo define como: …la fase de desarrollo en la que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero; ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts2 internacionales, y ha terminado el reparto del mismo entre los países capitalistas más importantes.3 Podemos establecer entonces que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo, tendiente a una masiva concentración de la producción y del capital en muy pocas manos, dando origen a las compañías transnacionales, las que se reparten las áreas de la producción, así como sus países de origen se reparten territorialmente el mundo, lo cual queda ejemplificado claramente en el caso del continente africano durante el siglo XIX. El imperialismo no sólo se manifiesta mediante el colonialismo, ni tampoco termina con la descolonización después de la Segunda Guerra Mundial como se suele pensar equívocamente, sino que también tiene expresiones más sutiles y sostenidas a través del tiempo. En el periodo estudiado, se plasma por intermedio de la masificación de las grandes compañías transnacionales, las cuales cumplen con el objetivo de obtener materias primas, fuerza de trabajo y acceso a mercados a bajo costo. Por otro lado, estas compañías, al concentrar la producción y, por ende, el capital, adquieren un poder casi inigualable que les permite explotar libremente4 los recursos de un país a muy bajo costo, para luego procesarlos, manufacturarlos y lanzarlos al mercado que ellos monopolizan. Estos monopolios aún se mantienen, siguen creciendo y hoy son las megacorporaciones internacionales, las que constantemente se fusionan, o compran compañías más pequeñas llegando a cada rincón del planeta. Por ejemplo, en Chile tenemos actualmente el caso de la cadena de supermercados Wal-Mart que adquirió la propiedad de Líder, en los combustibles está Shell, cadenas de comida

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Concentración de diferentes empresas bajo una dirección central. Lenin, Vladimir: Imperialismo, fase superior del capitalismo. Editorial Quadrata. Buenos Aires, 2006. p. 85. Esta libertad las ha llevado incluso a intervenir políticamente en los países donde se instalan para salvaguardar sus intereses económicos. Tal es el caso en la década de los setenta en Chile con el espionaje de la ITT, compañía de telecomunicaciones que tenía el monopolio en esta materia en todo el continente americano, siendo de vital importancia para Estados Unidos la información que le reportaba a la CIA respecto de la situación política del país de cara a una posible expropiación de parte del gobierno de Salvador Allende.


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rápida como Mc’Donalds, compañías de telecomunicaciones como Movistar y por supuesto el monopolio de la información en manos de CNN. b. Los ciclos de onda larga Kondrátiev Los ciclos de fluctuación económica Kondrátiev reciben su nombre del economista ruso Nicolai Dimitriev Kondrátiev (1892-1938). Estos ciclos tienen una duración aproximada de 50 años y están compuestos en lo esencial de dos mitades, una de ascenso y otra de descenso, y tiene su fundamento en una investigación empíricoestadística que data el comienzo del primer ciclo largo en el siglo XVIII. Kondrátiev: …para determinar la existencia de los ciclos largos analizó datos como los precios de mercancías al mayoreo, la tasa de interés, el salario nominal de obreros agrícolas y textiles, el comercio exterior, la producción de carbón, de hierro, de plomo, para el caso de Inglaterra; también estudió, con éstos y con otros indicadores, países como Francia, Estados Unidos, Alemania. Encontró, desde finales del siglo XVIII hasta (…) la década de 1920, dos ciclos y medio. Cada uno lo dividió en dos fases, una ascendente y otra descendente, las llamó ondas (waves)(…) Esta división es con base al movimiento de los precios comerciales.5 A partir de la determinación de estos ciclos y el estudio de los países mencionados, Kondrátiev va estableciendo cuatro “regularidades empíricas” que se presentan como despegue, desarrollo y decadencia del ciclo económico de larga duración: •

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La primera: “en el curso, aproximadamente, de dos decenios antes del inicio de una onda ascendente de un ciclo largo se observa una animación en la esfera de las invenciones técnicas”6; La segunda que encontró, es que los periodos de la onda ascendente “son considerablemente más ricos en grandes conmociones sociales y virajes en la vida de la sociedad (revoluciones, guerras), que los periodos de las ondas descendentes”; La tercera consiste en que las ondas descendentes de estos ciclos se acompañan de una depresión prolongada de la agricultura; y finalmente

Rodríguez, José: La nueva fase de desarrollo económico y social del mundo capitalista. Apéndice Segundo Capítulo, 2005. Tesis doctoral accesible a texto completo en: http://www.eumed.net/tesis/jjrv/ Ibíd. “Antes de y durante el mismo inicio de una ola ascendente se observa una amplia aplicación de estas invenciones en la esfera de la práctica industrial, vinculada con la reorganización de las relaciones de producción. El comienzo de los ciclos largos habitualmente coincide con la ampliación de la órbita de las relaciones económicas mundiales. Al inicio de los dos últimos ciclos les preceden, finalmente, modificaciones serias en la extracción de metales preciosos y en la circulación monetaria”.


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La cuarta regularidad: “los ciclos largos de la coyuntura económica se manifiestan en el mismo proceso único de la dinámica del desarrollo económico en el cual se manifiestan también los ciclos medios con sus fases de auge, crisis y depresión. Los ciclos medios, por ello, como que se insertan en las ondas de los ciclos largos…”. De una manera sintética, Kondrátiev vio que en las ondas descendentes predominan las depresiones y en las ascendentes los años de auge.7

Serán estas regularidades las que permiten realizar la descripción del periodo como un proceso enmarcado en la larga duración histórica. Es en esta perspectiva que se comprenderán los distintos modelos de desarrollo propuestos desde las potencias hegemónicas.

c. Keynesianismo En 1936 el economista John Maynard Keynes publica su libro “Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero” en el cual expone sus planteamientos en respuesta a la gran crisis del capitalismo mundial desatada en 1929 y en contraposición al liberalismo clásico. En este texto rebate la teoría de la autorregulación de los mercados a través del equilibrio natural entre la oferta y la demanda, teniendo como supuesto básico que la oferta genera su propia demanda. A juicio de Keynes, esta crisis se produce debido a la insuficiencia de la demanda efectiva8, lo que desincentiva la inversión y por ende la economía se estanca, expresándose en altos índices de desempleo y la caída de los salarios. Esto quiere decir que la gente, los demandantes, no quieren gastar su dinero debido a la inestabilidad de los precios o no tienen el dinero suficiente para consumir todos los bienes que el mercado les ofrece, es decir, la oferta supera a la demanda, por ende no hay garantías que incentiven la inversión de capitales, el dinero no circula, la economía se estanca y entra en crisis, una crisis de sobreproducción según la teoría marxista. Como solución a este problema Keynes propone en primer lugar el pleno empleo de los recursos productivos, tanto de capital como de trabajo. Para lograr aquello no sólo se debe descansar en el sector privado, sino que el sector público –el Estado– debe tener una fuerte participación en la actividad económica para asegurar que los niveles de inversión se correspondan con el pleno empleo de los recursos 7

8

El “modelo teórico de desarrollo” se encuentra en la ponencia del debate soviético de 1926/28, y no fue conocida hasta su publicación en 1983 en inglés o en 1992 en español y francés; son diez páginas que empiezan justo en donde termina la versión inglesa de 1935/1979. Por lo consiguiente, nunca fue referida esta parte y sólo se empieza a analizar en trabajos recientes como el de Francisco Louca y Luis Sandoval Ramírez; también Richard D. Day en 1976, porque leyó la obra de Kondrátiev en ruso. Consumo.


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productivos, esto es, el incremento del gasto público para complementar la actividad privada. El problema de esta situación es la inflación que esto conlleva debido a la intervención estatal para estimular la demanda y con ello la inversión. Ejemplo de esto es la regulación de los salarios que deben ser lo suficientemente altos para que la demanda absorba la oferta, es decir, los trabajadores deben tener dinero suficiente para gastar en consumo. Pero para Keynes es preferible una economía que crece con inflación a una economía estancada, pero sin inflación. La teoría Keynesiana va a tener un alto impacto y aceptación a nivel mundial, ya que la mayoría de los gobiernos occidentales va a adoptar estas políticas después de la Segunda Guerra Mundial, las cuales se van a materializar en el Estado de Bienestar y el Desarrollismo. El Estado de Bienestar, implementado por la mayoría de los países capitalistas occidentales, principalmente europeos, tiene como característica fundamental la protección social que el Estado proporciona a la totalidad de la sociedad, lo que se expresa en los servicios públicos –de calidad– como la salud, la educación y la previsión social, proporcionados gratuitamente a todas las personas. El financiamiento de este sistema se obtiene a través de una participación activa del estado en la economía, lo que a su vez cumple con el objetivo de estimular la demanda y la inversión. En este sistema el Estado maneja un número significativo de industrias, las cuales controlan las áreas más importantes de la producción y los servicios básicos, como lo son el sector sanitario, energético, transportes, etc. Como consecuencia de esta política económica estatal tenemos que el mundo capitalista entra en una nueva onda larga expansiva, en donde se alcanzan niveles de crecimiento y productividad nunca antes vistos. Sin duda, esta es –en palabras de Eric Hobsbawm– “la edad de oro” del capitalismo mundial: Los grandes éxitos económicos de la posguerra en los países capitalistas (…) son ejemplos de industrialización efectuada con el apoyo, la supervisión, la dirección y a veces la planificación y la gestión de los gobiernos (…) Al mismo tiempo, el compromiso político de los gobiernos con el pleno empleo y —en menor grado— con la reducción de las desigualdades económicas, es decir, un compromiso con el bienestar y la seguridad social, dio pie por primera vez a la existencia de un mercado de consumo masivo de artículos de lujo que ahora pasarían a considerarse necesarios.9 Por otro lado, los países menos desarrollados, tercermundistas, en vías de desarrollo, o periféricos, también acogieron los planteamientos keynesianos, los cuales se materializaron en el desarrollismo, que se traduce en la implementación de 9

Hobsbawm, Eric: Historia del siglo XX. Editorial Crítica. Buenos Aires, 1998. pp. 271-272.


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un Estado económicamente activo, teniendo como rol fundamental el impulso de la industrialización, con lo que paulatinamente se iría alcanzando el desarrollo y autonomía en materia económica. Esta corriente fue elaborada y difundida principalmente a través de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), organismo con sede en Santiago de Chile, dependiente de la ONU, que propuso un proyecto nacional de desarrollo para las economías Latinoamericanas. Fruto de ello es el patrón de desarrollo “hacia adentro” que se va a aplicar en toda la región, a saber: el modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), cuyas características principales son las siguientes: 1. Rol protagónico del Estado como impulsor de la economía, específicamente de la industrialización, en los servicios básicos y la protección social. 2. Implementar -y proteger- una industria (liviana) nacional que paulatinamente sustituya los productos que son importados, en el campo de la metalurgia, la energía, las comunicaciones, el transporte, el textil, artefactos domésticos, etc. 3. Mantener las exportaciones tradicionales y potenciarlas para generar capital e invertirlo en industrialización. 4. Fomentar la integración regional, lo que en la práctica se traduce en la ampliación de los mercados internos, principalmente el mercado agrario, mediante la reforma agraria, para aumentar la productividad agrícola y abaratar el costo de los alimentos.10 5. Atraer capital extranjero para complementar el ahorro externo. Al igual que en los países del centro capitalista (grandes potencias), en la periferia (países en vías de desarrollo) este modelo entró en crisis hacia finales de la década de 1960, evidenciándose en bajas tasas de crecimiento y elevadas tasas de inflación. Los economistas monetaristas identificaron el problema en la esencia misma del modelo, la intervención estatal; la solución propuesta por éstos se centrará en parte en la disminución de la participación del estado en áreas estratégicas de las economías nacionales, con lo que comienza a perfilarse un nuevo paradigma dentro de la ciencia económica y por ende un nuevo modelo de desarrollo. d. Neoliberalismo El neoliberalismo emerge como respuesta a la crisis estructural de la economía capitalista, aunque sus orígenes datan del período posterior a la segunda Guerra

10 Al elevarse la productividad se eleva el ingreso y con ello la capacidad de demanda en el campo, lo que genera un excedente importante.


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Mundial con las reflexiones del economista austriaco Friedrich von Hayek. Su objetivo principal es: …mantener un Estado fuerte, capaz de romper la fuerza de los sindicatos y de controlar estrictamente la evolución de la masa monetaria (política monetarista). (Promover un) Estado… frugal en el dominio de los gastos sociales (que se abstenga) de intervenciones económicas. La estabilidad monetaria debe constituir el objetivo supremo de todos los gobiernos. Para este fin, es necesaria una disciplina presupuestaria, acompañada de una restricción de los gastos sociales y la restauración de una llamada tasa natural de desempleo, es decir, de la creación de un ejército de reserva de asalariados (…) que permita debilitar a los sindicatos. Por otra parte, deben introducirse reformas fiscales a fin de estimular a los “agentes económicos” a ahorrar e invertir. En otras palabras, esta propuesta implica –simplemente– una reducción de los impuestos sobre los ingresos elevados de las personas y sobre las ganancias de las empresas.11 Bajo esta lógica funcionarán todos los Estados del mundo, tras la vanguardia de las potencias imperialistas a partir de las décadas de 1980-1990. La consolidación de este modelo a nivel mundial se enmarca en la fase recesiva del ciclo económico de larga duración, no existiendo aún certezas de que dicha consolidación abra paso a una fase expansiva del ciclo económico. Será bajo estas precisiones teóricas que centraremos nuestra descripción del periodo 1970-1990.

3. La crisis económica de la década de 1970 A mediados de la década de 1960, durante el apogeo de onda larga Kondrátiev ascendente, comienza a evidenciarse una contracción en la economía, dándose las condiciones para entrar en una onda larga recesiva; se produce un estancamiento de los ritmos de acumulación capitalista y una caída de la productividad del trabajo, los cuales, en adelante, serán recurrentes para las economías capitalistas. Esta situación se agudiza hacia la mitad de la década de 1970 debido a la llamada crisis del petróleo12, cuestión que se manifiesta en el alza de las materias primas y pone en evidencia el agotamiento del modelo keynesiano, junto con dejar al descubierto una nueva crisis estructural del capitalismo, propia de su funcionamiento cíclico, la cual va a estar caracterizada por la caída de la productividad –se detiene el crecimiento económico de 11 Rodríguez, José: op. cit. p. 50. 12 Fenómeno producido debido al alza del precio del petróleo por parte de los países productores agrupados en la OPEP.


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los países, se genera una elevada inflación y con ello, una caída en la tasa de ganancia: la fase recesiva del ciclo Kondrátiev. Esta crisis económica se explica desde el seno del modelo keynesiano13. Las mismas políticas que la impulsaron después de la gran depresión de 1929, son las que generaron su crisis y llevaron a su reemplazo. El diagnóstico al problema identifica a la inflación14, propia del modelo keynesiano, como la principal dificultad económica a resolver. La particularidad fundamental de esta crisis es que por primera vez en la historia del capitalismo se mezclan bajas tasas de crecimiento con una elevada inflación, dando origen a la estanflación15. Ante este panorama comienzan a ganar terreno las ideas neoliberales.

4. Cambio de paradigma: causas Es en este marco de crisis en el que se libra la pugna entre dos paradigmas económicos, a saber, el keynesianismo y el neoliberalismo, desatada abiertamente en la década de los setenta. Es sabido que dicha pugna se resolvió a favor del neoliberalismo; sus políticas comienzan a aplicarse de forma paulatina y superficial desde fines de la década de 1970. Ya en el decenio siguiente se llevan a cabo reformas económicas estructurales de corte monetarista16 neoliberal, impulsadas por dos grandes referentes mundiales, Inglaterra de la mano de Margaret Thatcher y EE.UU bajo la conducción de Ronald Reagan, ambos gobiernos de corte conservador. Estos países

13 El Keynesianismo es una doctrina económica creada para dar solución a la crisis capitalista de entreguerras, en el plano del estancamiento de la productividad, el desempleo y la deflación. Para ello propone la intervención del Estado en la economía como ente regulador de los mercados, para corregir las desviaciones propias de la libertad de éstos, por ejemplo monopolios. Por ende, el Estado debe regular la actividad económica en sus diferentes aspectos como los salarios, tasa de interés, condiciones laborales, valor de la moneda y el nivel de empleo. La expresión práctica de esta doctrina es el Estado de Bienestar. 14 Inflación es el crecimiento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios y factores productivos de una economía a lo largo del tiempo. Otras definiciones la explican como el movimiento persistente al alza del nivel general de precios o disminución del poder adquisitivo del dinero. Su indicador es el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En http://www.econlink.com.ar/definicion/inflacion.shtml 15 Estanflación es una palabra derivada del inglés, stagnation, la cual determina un momento en el que la economía se halla con una tasa alta de desempleo (estancamiento económico) y, a su vez, con inflación. En: http://www.finanzzas.com/estanflacion 16 Monetarismo: Teoría económica formulada en la década de los 60 en contraposición al keynesianismo. Identifica a la inflación como el problema central a resolver, la cual se produce –según esta teoría– debido a que hay más dinero en circulación, en manos de la gente, que el que debería haber de acuerdo a las reservas del Banco Central, por lo que se produce un desequilibrio, es decir, el dinero no tiene respaldo y vale menos, por ende la inflación es un problema estrictamente monetario.


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marcarán la pauta para ser seguidos inmediatamente por otras economías “desarrolladas” –o imperialistas– a nivel mundial.17 El cambio de paradigma hegemónico responde principalmente a las cifras negativas arrojadas a nivel macroeconómico para el crecimiento de los países fruto del estancamiento, así como también, y en mayor medida, a la caída en la tasa de ganancia, es decir, del beneficio económico de la clase capitalista. El problema principal a resolver es la inflación18.

5. Gobiernos conservadores: Margaret Thatcher, Ronald Reagan Inglaterra es el primer referente del neoliberalismo a nivel internacional. Es el primer país imperialista que desde el gobierno comienza a aplicar abiertamente las políticas neoliberales19. El artífice es el Partido Conservador, encabezado por la figura de Margaret Thatcher, líder de dicho partido y Primera Ministra Británica entre 1979 y 1990. Thatcher fue conocida bajo la chapa de la dama de hierro, debido a su política dura e inflexible, la cual estaba orientada a defender y aplicar firmemente las políticas neoliberales, así como también –con la misma firmeza– combatió las doctrinas y políticas keynesianas, laboristas20, nacionalistas y socialistas. Inglaterra, al igual que todo el mundo capitalista, estaba inmersa en una crisis económica y las tradicionales políticas desarrollistas o keynesianas no contribuían a solucionarla. Los conservadores como Thatcher eran meros espectadores del alza del déficit productivo y la inflación, con lo que disminuía el bienestar social, se generaba violencia, el sobreempleo fomentaba la holgazanería y crecía la cultura antiempresarial; “el país estaba dividido y desesperado, era el nuevo hombre enfermo de Europa”21. Las causas de ello –para Margaret Thatcher- eran claras: “el socialismo, la intervención del Estado, las doctrinas keynesianas, los sindicatos. Las soluciones: el conservadurismo, reducción del sector público, disciplina financiera, la privatización y la reforma sindical”22. En este sentido el Estado debía garantizar la estabilidad en todos los ámbitos (político, social y económico), y más específicamente en materia económica. Así, sólo debía remitirse a generar condiciones apropiadas para que el mercado regulara la actividad económica en favor del crecimiento productivo y de 17 Rodríguez, José: op. cit. p. 28. 18 “Cínica e inteligentemente Keynes propuso estimular la inflación para deprimir los salarios reales y estimular la inversión productiva (lo que) en el corto plazo resolvió el problema fundamental”. Ibíd., p. 50. 19 El primer experimento neoliberal a nivel internacional es el caso chileno, a mediado de los 70, en el cual este modelo económico es implantado por la fuerza de la mano de la dictadura militar. 20 El laborismo hace referencia al Partido Laborista Inglés, contraparte del Partido Conservador. 21 El término hombre enfermo ha sido utilizado varias veces en la historia, generalmente hace alusión a un país cuya economía está deteriorada, con lo cual se produce un estancamiento general de este país. 22 Thatcher, Margaret: Los años en Downing Street. Ediciones Aguilar-Nuevo Siglo. p. 15.


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las tasas de ganancia del capital. Para ello se implementaron las siguientes medidas de carácter neoliberal: 1. Reducción de la emisión de masa monetaria (dinero). 2. Alza de la tasa de interés. 3. Reducción de impuestos sobre los ingresos más altos. 4. Liberación de flujos financieros (entrada y salida de capitales). 5. Eliminación del control de precios y de cambios. 6. Elevación –intencionada– de la tasa de desempleo. 7. Legislación antisindical. 8. Represión a las huelgas. 9. Reducción del gasto social. 10. Privatización de los servicios públicos e industria básica, como la electricidad, el acero, el petróleo y la distribución del agua. En síntesis, podemos decir que la política económica de Margaret Thatcher se reduce a “combatir la inflación, con la orientación monetarista, y a la vez cambiar las estructuras públicas, sindicales y privadas, con medidas liberales y antirregulacionistas”23. Por otro lado, como afirma Perry Anderson, “Este conjunto de medidas constituyó el proyecto más sistemático y ambicioso de todos los experimentos neoliberales en los países capitalistas avanzados.” 24 El éxito de este proyecto convierte a Inglaterra en un referente para el mundo capitalista en su conjunto y el modelo neoliberal se transforma en la receta a seguir para recuperar la productividad y detener la inflación. El otro gran referente es EE.UU a partir de la llegada a la presidencia del Republicano Ronald Reagan, gobernante desde 1981 hasta 1989. Debido a la incapacidad de las políticas keynesianas para acabar con el problema inflacionario de la economía norteamericana, a partir de 1981 el gobierno de Reagan pone en práctica una serie de medidas de carácter monetarista, es decir, de control del dinero circulante para reducir la inflación y luego una serie de reformas de carácter liberalizador para estimular la actividad económica, elevar la productividad, recuperar el crecimiento y con ello elevar la tasa de ganancia. Las principales reformas realizadas por el gobierno de Reagan son las siguientes: 1. Disminución de impuestos a los mayores ingresos y a las empresas. 2. Disminución de la demanda, a través de la disminución de salarios. 3. Disminución del gasto fiscal. 4. Control de la tasa de crecimiento del dinero (tasa de interés).

23 Rodríguez, José: op. cit. p. 26. 24 Anderson, Perry: Historia y lecciones del neoliberalismo. En: http://deslinde.org.co/IMG/pdf/Historia_y_lecciones_del_neoliberalismo-_Por_Perry_Anderson.pdf


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5. Eliminación de impuestos a las nuevas inversiones. 6. Eliminación de regulaciones para fomentar la expansión de los negocios. Con estas medidas se pretendía lograr dos cuestiones fundamentales; primero detener la inflación y en segundo lugar estimular la productividad. El resultado fue el descenso sostenido de la inflación -que en 1979 estaba en el 12%- hasta un promedio de 3,5% para los dos gobiernos de Reagan, con lo que quedaba neutralizado el problema fundamental de la economía norteamericana. Esto se combinó con una política de estimulación de la oferta, conseguida mediante la reducción de impuestos, lo que a su vez fomentó la productividad y los ingresos fiscales25. Estas políticas fueron efectivas y a partir de 1982 comenzó un crecimiento sostenido de la economía norteamericana, un promedio de 3,5% anual y con una cifra de desempleo aceptable que fluctuó entre el 5 y el 7% anual. Sin embargo, como consecuencia de lo anterior, el déficit fiscal aumentó considerablemente. Por otra parte, ésta fue una política que eliminó el apoyo y la protección social proporcionada por el Estado. La reducción de impuestos no fue equitativa, sino que se aplicó sobre las rentas más altas, lo que perjudicó directamente al sector social de menores ingresos. Paralelamente, se redujo la red de bienestar social, eliminando todo tipo de subsidios y ayudas a las familias de escasos recursos -la clase trabajadora- buscando disminuir el gasto fiscal. En efecto, estas medidas fueron en beneficio de la clase capitalista, propietaria de las grandes empresas y en perjuicio de la clase trabajadora.

6. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) Al finalizar la década de 1970, el desarrollo de la Guerra Fría estuvo determinado por la crisis económica marcada por la onda larga recesiva, agravada por el alza de los precios del petróleo que decretó la OPEP (1973 y 1979). La URSS entró en un período de estancamiento económico reflejado en el no crecimiento de las tasas del producto interno bruto, la producción industrial, la producción agrícola, las inversiones de capital, la productividad del trabajo y el ingreso real per cápita26. Paralelamente, debido al rol de productor de petróleo, los ingresos por exportación de energía se elevaron de manera abrumadora lo que les permitió seguir sosteniendo una estructura económica que ya no lo lograba hacer por sí misma dada la falta de voluntad para reformar. Por otra parte, también les permitió sostener a las economías socialistas por medio de créditos desmesurados y con muy pocas restricciones.

25 Este último objetivo no se alcanzó nunca, sino que por el contrario, el déficit fiscal fue aumentando considerablemente -hasta llegar a niveles cercanos al 40% del PIB-, debido al tremendo gasto que significaba para el Estado norteamericano la carrera armamentista que estaba sosteniendo con la URSS. 26 Hobsbawm, Eric: op. cit. p. 468.


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Habría que agregar a este estancamiento económico, la decadencia de las estructuras políticas y partidarias. La formación de cúpulas políticas monolíticas -que en los inicios hizo ver a la URSS con respeto y admiración dada la capacidad organizativa, el altruismo y lealtad a la línea política del partido de sus cuadros políticos- en 60 años de trayectoria había entrado en un proceso de degeneración burocrática y corrupción personal, dando la razón a las críticas que en algún momento levantaron los detractores internos del régimen, por ejemplo, los trotskistas27. Así, inmerso en una decadencia “estructural”, el régimen socialista de la URSS enfrenta la crisis de la deuda externa de los ochentas en condiciones de debilidad impensadas para una superpotencia. La utilización poco productiva de los inmensos ingresos de dinero producto de las exportaciones de petróleo, la imposibilidad de cobrar deuda y el gasto militar en alza, hizo retomar la senda estalinista de restricciones y órdenes centrales, sin contemplar la realización de reformas. Este sería el panorama en que asumió Mijail Sergueievich Gorbachov (abogado y reformista) el liderazgo de la Unión Soviética. Su objetivo principal, terminar con la Guerra Fría y reformar la estructura política y económica de la URSS con el fin de superar el estancamiento. Esto último lo llevó a cabo mediante la aplicación de dos políticas: la Glasnost (libertad de información y transparencia) y la Perestroika (restructuración económica y política). Paradójicamente, la aplicación de estas reformas aunada a todos los síntomas de decadencia enunciados antes, llevaron a que la Unión Soviética colapsase como régimen hacia 1991 y junto con ella se derrumbara toda la esfera de influencia socialista.

7. El agotamiento del modelo ISI El desarrollo de Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX estuvo determinado en parte considerable por el influjo de la política exterior de EEUU, claramente hegemónico en la región. Esto, en el contexto de la “Guerra Fría”, geopolíticamente enmarcó a nuestro continente en el área de influencia norteamericana, una de las partes de este conflicto28. Dicha hegemonía estuvo caracterizada por presiones políticas y militares, y la “asistencia técnica” constante en el desarrollo de planes de desarrollo económico y social con el objetivo de complementar la estrategia militar de contención y eliminación del “enemigo interno”29. Ejemplo de estos planes complementarios fue la “alianza para el progreso” que lanzó el presidente Kennedy en 27 Ibíd., p. 469. 28 La otra parte era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. 29 Política anticomunista en contra de los grupos subversivos que inspirados en la revolución cubana y el campo socialista, buscaban revolucionar sus países basados en el análisis del patrón de desarrollo “hacia adentro”, el cual -concluían- estaba en una crisis terminal (así también, el capitalismo) y por lo tanto, la revolución era una posible salida a esa crisis y para que se diera de esa manera había que utilizar todos los medios de lucha.


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la década de 1960; según este plan, en 10 años debía ser erradicada la pobreza del continente y promover la democracia en toda América haciendo alusión con esto último a la erradicación de los regimenes socialistas y las organizaciones subversivas izquierdistas de la región. Hasta la década de 1960 el Estado tenía participación en la mayor parte de las áreas estratégicas de las economías nacionales latinoamericanas, incluso subsidiaba gran parte de la inversión privada. En su primera etapa, trajo gran prosperidad económica reflejada en el mejoramiento de las condiciones laborales y vida de los trabajadores a través de mejores salarios. Junto con garantizar salud, educación y vivienda, así como también fomentar la organización sindical. Uno de los resultados de esta política económica es el aumento en la capacidad para adquirir productos (la demanda), que creció a un ritmo explosivo; aunque la producción de bienes (la oferta) no creció al mismo ritmo. Este desequilibrio entre oferta-demanda produjo una enorme inflación. La consecuencia de este particular panorama dará origen a un nuevo concepto en economía política: estanflación –referida líneas arriba–. Para tratar de bajar las tasas de inflación, las economías nacionales entraron en el mercado de créditos y con ello comenzó a formarse una burbuja que estalló a comienzos de la década de 1980: la crisis de la deuda. Este será uno de los principales argumentos que, una vez que la crisis de este modelo se hizo insostenible con medidas a corto plazo, esgrimirán economistas tales como Friedrich Von Hayek y Milton Friedmann (“los padres del neoliberalismo”), para lograr incidir en las decisiones de los Estados y orientar “los ajustes estructurales” necesarios para sortear la crisis.

8. Características de las dictaduras latinoamericanas entre 1970 y 1990 En América Latina, este periodo está revestido de claros-oscuros dependiendo del país en que se sitúe el análisis. Sin embargo, todos los procesos dictatoriales están suscritos a una constante: las dificultades de las elites nacionales para “mantener en orden sociedades cada vez más complejas, donde los actores sociales y políticos eran más diversificados y cuyas demandas eran mayores”30, cuestión que se suma a una crisis más profunda, la cual es el agotamiento del patrón de desarrollo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), más conocido como “desarrollo hacia adentro”, analizado más arriba. Ante este panorama, la irrupción de las dictaduras militares buscó encauzar a estas naciones enfermas nuevamente en la senda del orden 30 Del Pozo, José, Historia de Latino América y El Caribe, 1825 hasta nuestros días. LOM Ediciones. Santiago, 2002. p. 198.


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social y del crecimiento económico. Para ello utilizaron como excusa la necesidad de la lucha antisubversiva frente a los grupos de corte revolucionario inspirados principalmente en la revolución cubana, los que a su vez también buscaban dar respuesta a la crisis del patrón de desarrollo mediante una salida de corte socialista. A pesar de esta constante, y del sangriento rastro que dejaron el más de medio millón de muertes provocadas por razones políticas31, las dictaduras en América Latina tuvieron matices ideológicos y programáticos que dependieron básicamente de las orientaciones de quienes estaban en el poder. Diferencias en el uso de la violencia desde el Estado en cuanto a sus objetivos e intensidad y la cantidad de detenidos desaparecidos, diferencias en las políticas económicas que decidieron adoptar para dar salida a la crisis del patrón de desarrollo, diferencias en la actitud adoptada ante la oposición y ante el sistema político que llegaron a reemplazar, así como también diferencias en la forma de salida o transición hacia la democracia. Así por ejemplo, Costa Rica y Venezuela logran mantener desde la segunda mitad del siglo XX una estabilidad en el ámbito político que no se repite en ninguno de los países de Centro y Sudamérica. Perú, México y República Dominicana se caracterizan en esos años por mantener unas “Democracias Aparentes”32. Aunque esta estabilidad política y económica se ve fuertemente afectada por la crisis de la deuda externa, desatada a comienzos de la década de 1980. La crisis de hegemonía de la derecha política y la burguesía se plasma más nítidamente en las dictaduras del Conosur. En Brasil, Argentina y Uruguay se levantaron dictaduras como pretexto para defender al país de la subversión33. Junto a la dictadura chilena, estas tres dictaduras se plantearon como objetivo prioritario la proscripción de los partidos políticos y la eliminación física de los agentes de oposición de inspiración izquierdista, presentándose con un discurso apolítico y técnico. El término de las dictaduras en Latinoamérica (salvo el caso de Argentina debido principalmente a la derrota sufrida en la guerra de las Malvinas), contó con salidas de orden institucionales (no existía concordancia de número), con programas de transición que las mismas dictaduras fijaron y con Constituciones Políticas que impedían una inmediata transformación de lo que hasta ese momento habían logrado construir, haciendo imposible en la práctica los anhelos de volver a los estados de prosperidad y de expectativas de cambio previas a su irrupción con procedimientos legales que impedían un juicio amplio a los culpables de la administración de violencia desde el Estado, desapariciones forzadas y ejecuciones políticas de militantes de izquierda, siendo incluso en algunos casos, como el argentino, promulgadas sendas

31 Ibíd., p. 199. 32 Ibíd., p. 204. 33 Para un panorama más detallado ver Del Pozo, José, op. cit. pp. 169-230.


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leyes que amnistiaban a los culpables y dirigentes militares de las dictaduras. En el plano económico, su gestión pavimentó el camino a las reformas estructurales que se estaban implementando a nivel mundial. Finalmente, la apertura hacia regímenes democráticos marcó la finalización en Latinoamérica de un proceso mundial de cambio en la correlación de fuerzas en la disputa interimperialista, entre las economías planificadas no capitalistas y las economías capitalistas de occidente; el fin de la Guerra Fría.

9. Implantación del neoliberalismo en Chile Como hemos observado hasta ahora, la solución a la crisis de un patrón de desarrollo en la región latinoamericana y de una forma de capitalismo en el mundo impulsada por el cambio de la onda larga de fluctuación económica, y la significancia que hasta aquí hemos tratado de señalar, se sintetiza en un nuevo patrón de desarrollo y en una restructuración de la correlación de fuerzas entre capital y trabajo a nivel mundial. En este apartado trataremos de exponer las principales características del llamado neoliberalismo, centrándonos en la política económica aplicada en el caso de Chile y su rol de laboratorio de ensayos que cumplió en este periodo. Chile fue el laboratorio de los economistas del libre cambio y de la desregulación. Contó con la amplia atención y asesoría de los Estados Unidos, aunque no oficialmente con la asesoría y consejo de las principales instituciones del capitalismo mundial (FMI, BM, BID)34. Esta particular alianza se dio gracias a que desde la década de 1970 se buscaron salidas a la crisis develada por el cambio en la curva ascendente del ciclo de onda larga, lo que decantó en el ámbito mundial a través de la explosiva alza en los precios del petróleo. La dictadura de Pinochet, por otra parte, buscó una salida drástica que permitiera superar la crisis del patrón de desarrollo ISI, que estaba en disputa entre todas las fuerzas políticas y sociales desde la década de 1950. La dictadura fue expresión práctica de la reacción de la oposición al gobierno de Salvador Allende. Su objetivo fundamental fue solucionar el caos institucional e instaurar el proyecto global de la derecha, el gran empresariado y el capital transnacional. Su meta principal, y argumento para justificar su accionar terrorista, fue erradicar el “cáncer marxista” causante de la decadencia de la nación35. Finalmente, 34 Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, respectivamente. 35 Esta es la terminología que se utilizaba en la época, para referirse a la izquierda chilena. Claramente lo que el régimen buscaba era eliminar una larga senda de conquistas de la izquierda que le había permitido llegar por la vía institucional a la presidencia de la república, en un proceso que comienza a inicios de siglo, pero que se materializa más puntualmente a partir de la década de los 50, con la emergencia de las clases medias y populares en el ámbito político electoral, proceso que en el gobierno de Salvador Allende ponía en riesgo la propiedad privada de los medios de producción y hacía sentir en la derecha el peligro de la expropiación. Era un peligro para el capital, tanto nacional como mundial, al nacionalizar las riquezas


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la dictadura militar cumplió la función de allanar el camino e inaugurar la aplicación sistemática de políticas neoliberales en Chile y América Latina. En efecto Chile es un laboratorio al ser el primer país de Latinoamérica que aplica (entre 1975 y 1990) la receta neoliberal de manera completa, en un proyecto de largo aliento diseñado en Estados Unidos y aplicado por tecnócratas nacionales educados en ese país; es esto lo que hace que Chile tome importancia en el plano regional y mundial. Cabe destacar que las políticas implementadas en Chile se aplican antes en Estados Unidos desde la década de 1960, pero no de la misma manera que se hizo en Chile. El gobierno norteamericano utilizó estas políticas de forma parcelada, tratando de solucionar el problema de la inflación en el corto plazo, determinando el cuerpo de las decisiones político-económicas en base a la coyuntura electoral36. La aplicación del neoliberalismo en Chile no fue espontánea, sino que fue un proyecto perfilado desde la década de 1960 en base al “proyecto Chile”37. El estar en contra de las políticas del Gobierno de Allende, sin duda les sirvió para posicionarse entre quienes elaboraron el plan económico de la dictadura. Los “Chicago Boys” entraron al gobierno como “tecnócratas apolíticos”38, con la clara intención de transformar el patrón económico imperante hasta el momento del golpe, contando con la venia de la Junta Militar. Se dio así la mezcla perfecta de liberalismo económico y gobierno autoritario, donde el primero tuvo completa autonomía para aplicar las políticas que requería para contrarrevolucionar las estructuras con la protección del segundo. En 1975, con el anuncio desde el Ministerio de Hacienda del “Plan de Reconstrucción Económica” –elaborado por Jorge Cauas y un grupo de asesores– se inició la implementación del neoliberalismo en Chile. Este plan es lo que se conoce mayormente como el shock fiscal y monetario, cuyo principal objetivo era restaurar los equilibrios en la balanza de pagos y detener el espiral inflacionario que ese año llegó al 341%. del suelo y subsuelo chileno y estatizar la banca nacional. El golpe de Estado es claramente una reacción de estos actores para frenar este proceso y para instaurar el modelo de desarrollo más conveniente de acuerdo a sus intereses. 36 Rodríguez, José, op. cit., p. 69. Cuando Estados Unidos e Inglaterra deciden llevar a la práctica el plan de reformas estructurales, Chile ya había intentado el primer ensayo (la terapia de “Shock”) y se preparaba la aplicación de un segundo, que tuvo como plan de ruta la Constitución de 1980. 37 Cáceres, Gonzalo: “El neoliberalismo en Chile: implantación y proyecto, 1956-1980”. En Revista Mapocho, n° 36. “Proyecto Chile”, fue un programa de cooperación entre la Universidad Católica y la Universidad de Chicago, que seleccionó a un grupo de estudiantes de economía para realizar estudios en política monetaria, aquí se identifica el proceso de formación de los cuadros intelectuales que elaboraron “El Ladrillo” y llevaron adelante el “Plan de reconstrucción económica de Chile”, a partir de 1975. 38 El epíteto apolítico es contradictorio, sobre todo si se tiene en cuenta que los mismo que trabajaron en asesorar sobre todo al gobierno dictatorial, fueron fervientes opositores del gobierno del presidente Allende, tenían lazos familiares seculares con la elite empresarial y financiera chilena –históricamente de derecha-, y las políticas económicas que postulaban provocaban la desarticulación de toda una malla de protección social y laboral, que claramente orienta los beneficios, las utilidades y los costos sociales de su aplicación.


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Las reformas que se implantaron durante el periodo de dictadura, abarcaron esencialmente cinco áreas: a.

b.

c.

d.

e.

una redefinición del papel del Estado, que eliminó los déficit fiscales crónicos, redujo el gasto fiscal39 y los impuestos, levantó los controles de precios, liberalizó los mercados y privatizó la mayor parte de las empresas estatales40, el sistema de seguridad social y (parcialmente) la educación y la salud41; la apertura de la economía al mundo exterior a través de la eliminación de todas las barreras no arancelarias a las importaciones, la sustitución de una estructura arancelaria alta y diferenciada por una tasa arancelaria baja y cuasi uniforme, la aplicación de una política cambiaria realista, la reducción de controles cambiarios y la abolición de todas las restricciones a las importaciones; la creación de un mercado de capitales libre, mediante la supresión del límite máximo de las tasas de interés y los controles de crédito, la liberalización de la inversión extranjera y el establecimiento de un Banco Central independiente; la flexibilización de los mercados laborales, mediante la reducción del poder monopólico de los sindicatos laborales y la eliminación de la mayoría de las barreras de entrada a las diferentes ocupaciones, la disminución de las restricciones a los despidos y la eliminación virtual de la intervención gubernamental en la negociación de los salarios privados, y el fortalecimiento de una “red social” con el fin de mejorar las condiciones de los más pobres (y protegerlos de las penurias del ajuste económico) a través de varios programas gubernamentales eficientemente diseñados y cuidadosamente dirigidos.42

Si bien con estas políticas se logró detener el espiral inflacionario, los artífices de esta implantación no se preocuparon por la supervisión de los créditos contraídos, e incluso más, fomentaron el endeudamiento de la banca privada triplicando la deuda externa de la nación43. Cuando México anunció la incapacidad de seguir pagan39 15% del gasto en pesos y 25% del gasto en dólares; la disminución del gasto fiscal fue considerable, 31% de participación en el PIB en relación al 41% de 1973. 40 Marchesi, Giancarlo: La evolución política, económica y social en Argentina, Chile y Perú: Una visión comparativa. CLASPO, Texas, 2004. Hacia 1980, de las 500 empresas estatales, sólo quedaban 43 no privatizadas. 41 Ibíd., Con estas medidas, el empleo del sector público se redujo en un 30% en 1976. 42 Fontaine, Juan Andrés: “Transición económica y política en Chile: 1970-1990”. En Estudios Públicos, n° 50, 1993, p. 253. 43 Entre 1979 y 1981 la deuda se elevó desde 5.763 millones de dólares a 15.700 millones. Marchesi, Giancarlo: op. cit.


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do los compromisos contraídos, automáticamente cesó el otorgamiento de créditos y la economía chilena entró en un período de recesión (la segunda desde que se comenzó la implantación del neoliberalismo, la primera ocurrió en 1975), la caída del PBI en 1982 fue de 13.4% y de 3.5% en 1983. Los resultados en el campo social fueron desastrosos: el desempleo llegó a casi 33% y la indigencia a 30% en 1983. Este ambiente de crisis decantó en una fuerte movilización social con protestas populares coordinadas a nivel nacional, orientadas a desestabilizar el régimen y en algunos casos a derrocarlo.44 En el plano político se rearticularon las estructuras partidarias de la Democracia Cristiana y del Partido Socialista; el primero de éstos logrará asumir la dirección del diálogo entre las fuerzas opositoras y el régimen militar. Lo que culminó con la unión de gran parte de las fuerzas opositoras en una coalición común: La Concertación de Partidos por la Democracia.

10. A modo de conclusión: La Concertación de Partidos por la Democracia El proceso de cambio en la correlación de fuerzas en el imperialismo mundial, junto con traducirse en la implantación del neoliberalismo en Chile, lo que transformó las estructuras económicas y sociales, modificó profundamente la estructura política nacional. En la oposición al régimen se produjo una transformación políticoteórica-ideológica. Fruto de ello surgió la Concertación de Partidos por la Democracia, la cual recibió e hizo suyo el nuevo modelo económico. La dificultad de generar una fuerte cohesión interna durante todo el periodo de gobierno de esta coalición permite afirmar que en sí misma la Concertación es un pacto de carácter coyuntural electoral, desinteresada en elaborar un proyecto global alternativo al implantado por la dictadura. Esta incapacidad se encubre tras el manto de imposibilidad fáctica dado el panorama mundial de generar alternativas al capitalismo neoliberal imperante en Chile bajo la supervisión de EE.UU. Posteriormente, una vez en el poder, la Concertación erigió esta imposibilidad como pretexto para no implementar cambios estructurales al patrón de desarrollo de la derecha y el gran empresariado implantado por la dictadura. La Concertación de Partidos por la Democracia nace en 1988 como pacto instrumental entre sus dos partidos eje, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Socialista (PS), al que luego se sumarán partidos minoritarios como el Partido Radical (PR) y el Partido por la Democracia (PPD), con el objetivo estratégico de

44 Ejemplo de esto son las acciones de boicot, la internación de armas en Carrizal Bajo y el atentado al general Pinochet, realizadas por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.


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derrotar a la dictadura por la vía institucional establecida en la Constitución de 1980, es decir, a través del plebiscito fijado para octubre de 1988. De este modo surgió la Concertación de Partidos por la Democracia luego de un proceso de rearticulación y redefinición de dichos partidos, mediante el cual se trataron de identificar las causas del fracaso de la UP, sosteniendo ambos como conclusión general que dicho fracaso se debió al quiebre de ciertos consensos básicos para sostener una democracia. Esta coalición surgió como el principal movimiento político opositor al régimen autoritario, asumiendo una posición crítica frente a la dictadura, especialmente en el ámbito socioeconómico, pero sin llegar a plantear cuestionamientos de fondo. En cuanto a planteamientos programáticos, la Concertación se mostró bastante difusa en materia económica y planteó una articulación entre el crecimiento y la superación de la desigualdad. Se habló de justicia social, participación popular y toda clase de conceptos que se hicieron ver como contraposición al pasado amargo y sombrío de la dictadura, para dar paso a una supuesta nueva sociedad, de ahí el lema “la alegría ya viene”. La Concertación se impuso en el plebiscito de 1988, con lo que se puso fin a la dictadura militar. Posteriormente se alzó como vencedora en la elección presidencial de 1989, dando inicio al proceso denominado como transición, lo que significó que “En lo, político la dictadura es reemplazada por los gobiernos de la Concertación, pero en lo económico, registramos una continuidad del modelo impuesto a punta de bayoneta en el periodo precedente”45. Ya en el gobierno, el programa de la Concertación sólo se quedó en la retórica del papel, ya que en la práctica, si bien se introdujeron modificaciones, éstas llegaron justo al límite de no afectar el funcionamiento del proyecto global de la derecha y el gran empresariado, es decir, el modelo neoliberal.46 De esta manera el gobierno de Patricio Aylwin vino a legitimar el modelo implantado por la dictadura, ya que la Concertación como coalición opositora al régimen entró a administrar su propio modelo económico sin introducir modificaciones de fondo, esto es, hace suyo un proyecto económico, político y social ajeno y que no representaba los intereses del electorado que los llevó al gobierno, es decir, los sectores más golpeados por la reestructuración económica en Chile. Convirtiéndose así, la denominada clase política, en una especie de casta separada del resto de la sociedad y que tuvo mayor concordancia con el sector capitalista que con los sectores populares, que paradójicamente son los que llevaron a la Concertación de Partidos por la Democracia al poder. Ejemplo de esto, y del abandono del programa que plantea

45 Fazio, Hugo: El programa abandonado. Balance económico social del gobierno de Aylwin. LOM Ediciones. Santiago, 1996. p. 11. 46 Para mayor profundización en este aspecto véase: Fazio, Hugo, op. cit.


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Hugo Fazio, es la política de acuerdos cupulares entre los máximos representantes de la Concertación y la derecha tradicional: “… la participación ciudadana fue reemplazada desde los primeros meses de gobierno con los entendimientos cupulares, en especial con los partidos de derecha. La primera manifestación de apertura de esta política de acuerdos cupulares se produjo en el proceso de aprobación de la Reforma tributaria de 1990.”47 En síntesis, podemos afirmar que la Concertación de Partidos por la Democracia nace al mismo momento en que el mundo capitalista está implementando masivamente las políticas neoliberales, cerrando las puertas a cualquier otra alternativa de desarrollo, ya que el keynesianismo había demostrado su agotamiento. Por otro lado, el derrumbe de la URSS y con ello el de todo el bloque socialista mundial, dejó a los partidos de izquierda sin ningún referente práctico a nivel internacional, del cual apoyarse para impulsar un modelo de desarrollo no capitalista. En el plano nacional esto se manifestó a través de la implantación del neoliberalismo por parte de la dictadura militar. Ante ello y con el objetivo de presentarse como alternativa viable en reemplazo del régimen militar es que surgió la idea de “Concertación Social” de toda la sociedad en contra de la dictadura, o en palabras de Jorge Arrate: “surge sobre la necesidad de construir una opción no violenta para reconstruir formas democráticas de convivencia”.48 Lo que a su vez permitió pararse frente a la dictadura como la coalición indicada para administrar el país de cara a la negociación de la transición o salida pactada a un régimen “democrático”. Un aspecto fundamental en este proceso de generar confianza en los militares fue el tema económico y particularmente la posición de la Concertación frente al neoliberalismo, el cual nunca fue cuestionado seriamente, sino que por el contario, fue aceptado íntegramente e incluso profundizado en algunos aspectos.49

47 Fazio, Hugo, Ibíd., p. 33. 48 Arrate, Jorge, “La evolución política de Chile (1988-2003)”. En: Working papers, Center for Latin American Studies University of California. Berkeley, septiembre 2004, paper número 10. En: http://escholarship.org/uc/ item/4q4975nd# 49 Para mayor profundización en este aspecto véase: Fazio, Hugo, op. cit.



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El sistema de pensiones y sus reformas (1981-2008) ¿Regímenes de bienestar social? Nicole Amneris Ríos Kroyer*

Resumen: El objeto de este artículo es el de entregar una breve perspectiva respecto del sistema previsional en nuestro país y sus consecuencias en las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI. Ello a partir del desglose de las características primordiales de dicho sistema y la relación que se establece entre sus reformas, en primer lugar la de 1981 bajo el Régimen Militar y luego la propuesta programática en esta materia llevada a cabo bajo el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet aprobada finalmente en 2008. El momento de los balances había llegado, y con éste, la puesta en evidencia de sus falencias. Si es que se consideró necesaria una reforma previsional, ¿por qué no se adoptaron las medidas necesarias para cambiar el sistema, y más bien se limitaron a integrar pequeños ajustes? Palabras clave: Neoliberalismo - privatización - sistema de pensiones - administradoras de fondos de pensiones - capitalización individual.

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Alumna Egresada de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


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1. Introducción El sistema previsional como objeto de análisis no ha incitado un mayor interés en el ámbito historiográfico, su estudio por el contrario, ha sido ampliamente abordado desde aspectos técnicos, jurídicos, socioeconómicos, inclusive comerciales, existiendo una abundante bibliografía al respecto, desde las más diversas variables y, aun más, diversas valoraciones. El presente artículo tiene como propósito historizar de manera muy sucinta, por cierto, la relación entre sus reformas más importantes en el último cuarto del siglo XX en adelante, ejercicio que implica explicitar ciertas apreciaciones. La primera reforma en cuestión, de carácter global respecto de su precedente institucional, es la manifestación de una nueva política económica y corresponde al momento en que asistimos a la privatización del sistema en el marco de la Dictadura Militar el año 1981; la segunda, conforme avanzan los años, corresponde a la reforma llevada a cabo en el gobierno civil de la presidenta Michelle Bachelet en el año 2008, emparentada profundamente con su símil anterior en cuanto se propone explícitamente superar las evidentes limitaciones que surgían a propósito de la evaluación del sistema. La problemática central de este artículo, versa en torno a la orientación impuesta en esta segunda reforma enunciada, y las consecuencias que conlleva el asumirla en la forma en que se hizo. Se sostiene que si bien se plantea un mal diagnóstico de la situación respecto del sistema de pensiones en términos de beneficio social, el gobierno de Michelle Bachelet instituye una reforma previsional que se limita a introducir un mayor aporte solidario, lo que deviene en la persistencia de los elementos constitutivos del sistema, caracterizados por un componente altamente antidemocrático, oligopólico y de escaso beneficio para la mayoría de la población.

2. La reforma de 1981: Privatización del Sistema La imposición del proyecto global neoliberal por parte del Gobierno Militar supuso una serie de tareas orientadas a la transformación estructural de la política y la economía nacional. En ellas resalta la temprana adopción del principio de subsidiariedad, el derecho a la propiedad privada y la libre iniciativa en el campo económico1. Hacia 1975 (no sin pugnas previas entre los altos mandos de las FFAA y tras la llamada “crisis del petróleo”) se advierte la clara adopción del neoliberalismo en su versión más ortodoxa como modelo de desarrollo por medio de una política de shock, lo que en la práctica corresponde a la imposición de los planteamientos 1

Afirmación extraída de la declaración de principios de la Junta Militar del año 1974.


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técnicos de los Chicago Boys2, quienes son el grupo de intelectuales orgánicos que dirigieron el curso de la política económica seguida en Chile. El programa en el cual se sintetizan tales disposiciones está contenido en una suerte de voluminoso programa de gobierno conocido como “El Ladrillo”, instalado en los escritorios de los altos mandos de las FFAA al día siguiente del Golpe de Estado3. Por su parte, y en un ánimo de profundización del modelo, en el año 1979 el régimen militar anuncia su llamado programa de las “siete modernizaciones”, reformas orientadas a extender la lógica liberal hacia ámbitos de pública competencia (es decir, cuyas disposiciones comprometen el bienestar general de la población en aras de un proyecto de desarrollo nacional), ellas son: Plan Laboral (emparentado estrechamente con el tema previsional, no sólo por provenir del mismo gestor, sino por vulnerar derechos que habían sido ganados por los trabajadores, eliminando las denominadas “rigideces” del mercado del trabajo), Directiva Educacional, Reestructuración del Sector Salud, Modernización de la Justicia, Desarrollo Agrícola, Reforma Administrativa, Regionalización y –lo que nos atañe– Reforma Previsional. En general podemos decir que el Estado se desentiende de las inherentes responsabilidades sociales que le conciernen (bajo el paradigma social-benefactor que históricamente lo había caracterizado), delegando en los agentes privados este ejercicio de acuerdo a criterios de mercado, replegándose hacia un rol subsidiario. La reforma al sistema de pensiones fue uno de los aspectos clave en la serie de políticas que se impusieron bajo la implacable lógica de la “modernización” (que en lo concreto significó la reducción del Estado y la privatización de sus empresas y servicios). Sobre todo en cuanto favoreció la creación y fortalecimiento de un mercado de capitales, otro de los medios para vehiculizar la acumulación de la clase capitalista. Es así como “La lógica de las modernizaciones introducidas por el Estado neoliberal, no tienen, pues, un carácter social ni civil, sino exclusivamente económico. Tienen por fin crear condiciones de excepción para la formación y acumulación de capital”4. Esquemáticamente, la reforma previsional llevada a cabo bajo este efecto se basa en la creación de un sistema de capitalización individual, es decir, un sistema en el que cada trabajador deposita obligatoriamente mes a mes un porcentaje de su sueldo 2

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4

En 1956 la Facultad de Ciencias Económicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Chicago, personificada principalmente en la figura de Arnold Harberger, firman un convenio de intercambio por medio del cual sus alumnos tuvieron la posibilidad de llevar a cabo estudios de postgrado en la escuela de economía de Chicago (EEUU), adoptando las doctrinas como intelectuales de Milton Friedman, y Friedrich August von Hayek. Para obtener un relato periodístico pormenorizado de estos acontecimientos que envuelven la relación entre economía y política del período, acuda a Fontaine, Arturo: Los economistas y el presidente Pinochet. Santiago, Zig Zag, 2° Ed. 1988. Salazar, Gabriel; Pinto, Julio: Historia Contemporánea de Chile I. Estado, legitimidad, ciudadanía, Santiago, LOM, 1°Ed. 1999, p. 111.


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en una cuenta administrada por unas instituciones con fines de lucro (que cobran libremente a sus afiliados una “comisión”, es decir, una porción de ese porcentaje) denominadas Administradoras de Fondos Previsionales ‘AFP’, las cuales toman estos fondos y realizan una serie de inversiones “dentro de un esquema de inversiones razonablemente seguro”5 con el fin de obtener la mayor rentabilidad (ganancia) de tales fondos. Su objetivo es generar pensiones de vejez, invalidez y sobrevivencia (para estos dos últimos efectos, contratan adicionalmente los servicios de una compañía de seguros). Una vez en edad de jubilar (65 años los hombres; 60 las mujeres), se está en condición de retirar mes a mes su ahorro previsional por cierta cantidad de años a través de una determinada modalidad de pensión6, cuya cuantía dependerá del monto del ahorro. De este modo (propugnaron las autoridades en su momento) se obtiene una relación directa entre el esfuerzo personal y la pensión obtenida. Otro de los fundamentos del sistema corresponde al de la libertad de elección del trabajador, lo que en rigor se circunscribe solamente a la elección de la institución previsional que administrará sus fondos; el traslado de institución en caso que lo prefiera; escoger entre distintos fondos de inversión o bien aumentar su pensión cotizando además en una cuenta de ahorro voluntario (opción que claramente sólo le es posible a quienes obtienen altos sueldos, y pueden prescindir de una porción del mismo). El régimen de pensiones implantado a través del Decreto Ley N° 3.500 de 1980, significó una profunda transformación del sistema previsional chileno vigente, reemplazando un régimen público de beneficio definido, denominado sistema de reparto, por un sistema pionero en su género7 de capitalización individual, contribución definida, actuación de unidades administrativas privadas (AFPs) y regulación del Estado. Este último, además, asumió subsidiariamente la preocupación por la pobreza en la vejez, otorgando pensiones asistenciales focalizadas y pensiones mínimas, en calidad de mero garante8. En el sistema anterior, es decir, el de reparto, si bien con imperfecciones las pensiones se financiaban en parte con los aportes que realizan los trabajadores activos y el Estado. El dinero aportado va a un fondo común con el cual se financian las 5 6

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Ministerio del Trabajo y Previsión Social: Todo lo que Ud. necesita saber sobre el nuevo sistema previsional. Santiago, 1987.p. 8. Dichas modalidades son: la renta vitalicia inmediata, la renta temporal con renta vitalicia diferida, el retiro programado o bien la renta vitalicia inmediata con retiro programado. Para una explicación en detalle de las modalidades enunciadas, acuda a <http://www.safp.cl/573/article-2660.html> Tanto es así que su “éxito” de implantación lo convirtió en un verdadero “producto de exportación”, adoptado por otros países latinoamericanos y hasta europeos. Su creador y principal impulsor, José Piñera Echenique, se dedica hoy a transmitir las bondades de su modelo previsional por todo el mundo a través de la fundación Cato. Para mayor información acuda a <www.elcato.org> Para conocer una apreciación de primera fuente respecto de esta reforma, acuda a Piñera, José: El cascabel al gato: La batalla por la reforma previsional. Zig Zag. 1991.


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prestaciones, lo que constituye un sistema de solidaridad intergeneracional, donde la población activa (que trabaja) sostiene a la pasiva (jubilados). Para efectos de regular la transición (cuyos enormes costos, por cierto, estuvieron a cargo del Estado), se creó el Instituto de Normalización Previsional ‘INP’, constituido por la fusión del conjunto de cajas previsionales que existían (13 cajas, con 52 regímenes distintos9) en una sola entidad. Tan importante es este cambio que, como versa en el libro de Arturo Fontaine, “La idea de terminar con el sistema de reparto e implantar la capitalización de los fondos de los imponentes se maneja por ODEPLAN [antecedente institucional del Ministerio de Planificación] desde los comienzos del régimen”10. Los personeros claves que trabajan en esta reforma son, como primer propulsor, Miguel Kast Rist, luego José Piñera Echenique, a la sazón Ministro de Trabajo y Previsión Social -principal ideólogo del sistema-, Hernán Büchi (en calidad de subsecretario de economía tuvo una actuación determinante en este proceso, tal como en la elaboración del Plan Laboral, la reforma de la Salud y la privatización de empresas públicas en el periodo comprendido entre 1985 y 1989) más los economistas Alfonso Serrano, Martín Costabal, todos ellos comisionados por el Ministro de Hacienda, Sergio de Castro, en conjunto con los abogados Patricio Mardones y Patricio Guerrero. El traspaso a este sistema fue obligatorio para los trabajadores que ingresaron al mercado laboral tras la puesta en vigencia de la reforma, cerrando definitivamente la puerta del antiguo régimen previsional. A los trabajadores más antiguos se les dio la posibilidad de optar entre uno u otro régimen, con incentivo en la entrega de bonos de reconocimiento en sus cuentas de capitalización individual por años de cotización en el antiguo sistema. Las FFAA, por su parte, se resguardaron en un sistema previsional diferenciado, imponiendo hasta hoy en la Caja de Previsión de la Defensa Nacional. Por aquel entonces, y con tal de asegurar el traspaso de la gran mayoría de los trabajadores hacia el nuevo sistema, el régimen de reparto sufrió una intensa campaña anti propagandística, es más, durante toda la dictadura se inició, como complemento a la política económica, toda una campaña mediático-cultural, no sólo acerca de la “ineficiencia” del Estado, sino también en contra de lo que denominaron “paternalismo de Estado”, que [según las autoridades de la dictadura] había impregnado todo el desarrollo en nuestro país, delegando al

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La proliferación institucional de diversas cajas y el consecuente enjambre burocrático, se originó en la influencia de diferentes grupos sectoriales con representación política en el Parlamento, los cuales lograron la promulgación de normas legales que los favorecían. Estas leyes especiales para determinados grupos con mayor poder de presión política, social o sindical, fueron las llamadas leyes “con nombre y apellido”. 10 Fontaine, Arturo: op. cit. p. 137.


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Estado responsabilidades que debieran ser individuales. […] Esta cultura estatista era necesario erradicarla y crear un sentido de “responsabilidad individual”11. Este mismo afán anti estatista, fue una de las justificaciones por medio de las cuales se defendió la implantación de la reforma frente a la Comisión Legislativa Única (presidida por el Coronel Arturo Varela), instancia jurídica de la época por medio de la cual se aprobaban o no las iniciativas legales a falta de Parlamento (clausurado por el Régimen Militar). El relato periodístico de Arturo Fontaine nos refiere un momento fundamental de este proceso, que es cuando el Comité Asesor plantea sus reparos frente a la aprobación del proyecto mediante su Director General Roberto Guillard y la aguda apreciación del entonces General Fernando Lyon (Auditor General del Ejército), quien pregunta a José Piñera si es que: está consciente de que este proyecto significa traspasar del Estado a los particulares una enorme masa de fondos y que, en consecuencia, este Gobierno se desprende así del manejo y control de unos recursos con los cuales contaron todos los Gobiernos anteriores desde hace cincuenta años12. Frente a lo cual el Ministro responde que: está consciente y ahí reside el valor del proyecto, en que entrega a los ciudadanos una cuota de poder y libertad necesaria para el pleno desarrollo dentro de la sociedad libre que el Gobierno esta bosquejando. Retener esos fondos en el Estado es perpetuar el régimen de estatismo, con sus secuelas de ineficacia, favoritismo e injusticias13. Este diálogo evidencia el marcado sesgo ideológico respecto de la decisión del Régimen Militar aprobando el nuevo sistema de pensiones, que en el plano práctico fue tomada con toda consideración de sus alcances. En este mismo sentido, es necesario agregar una cuestión de base, que es que las grandes posibilidades de inversión de los fondos acumulados están íntimamente asociados a la privatización de empresas públicas, ya que el manejo de esta enorme cantidad de recursos le permitió a los directivos de las AFP hacerse del control muchas veces mayoritario de sus acciones (algunos ejemplos representativos son los de la eléctrica Chilgener o la azucarera IANSA). Es así como importantes personeros de la dictadura que participaron en ta11 Márquez, Isabel: Impacto de la Reforma Previsional de 1981 en los beneficios de los afiliados. Tesis para optar al grado de Magíster en Ciencias Sociales con mención en Sociología de la Modernización. Universidad de Chile. Santiago, 2004. p. 23. En: <http://www.archivochile.com/tesis/05_te/05te0010.pdf> 12 Fontaine, Arturo: op. cit. p. 138. 13 Ibíd.


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les directorios, transitaron comúnmente desde la esfera de acción pública a la privada (tal es el caso de Alfonso Márquez de la Plata Yrarrázabal, Jorge Cauas Lama, Miguel Schweitzer Speisky, Álvaro Bardón y Jorge Prado Aránguiz14, entre otros). En palabras de la periodista María Olivia Mönckeberg: Desde mediados de la década de los ochenta, las AFP han desempeñado un rol clave en la consolidación del poder económico en manos de quienes hoy lo detentan. Gracias a la participación significativa en las empresas que fueron del Estado, las AFP han sido un eficaz instrumento de control ejercido por los mismos que iniciaron y desarrollaron el programa de privatización bajo el régimen militar15. Por último, y dado que el nuevo sistema de pensiones se inició en 1980, no es de extrañar que las AFP cayeran en fuertes conflictos producto de la crisis financiera de 1981-198216. Una gran cantidad de las administradoras debieron ser intervenidas por el Estado, junto con varios bancos a fin de resguardarlas de la debacle financiera producto del sobre endeudamiento en el que estaba sumida la economía nacional respecto de la banca internacional (especialmente la estadounidense), para luego ser reprivatizados a mediados de la década del ´80.

3. La previsión en los gobiernos de la Concertación Con el triunfo del No como hito institucional tras el plebiscito, el poder político vuelve a manos civiles esta vez en manos de la coalición de gobierno denominada Concertación de Partidos por la Democracia, la cual programática y discursivamente recogió las aspiraciones de amplios sectores sociales vapuleados por la dictadura. En los hechos sin embargo, aunque su enfoque se centró en el objetivo del “crecimiento con equidad” optó por la mantención y profundización del modelo económico impuesto por los militares, léase neoliberal, perpetuándolo y por tanto otorgándole legitimidad. Ello a pesar de la crítica que le dirigieron en años de dictadura personeros que en el gobierno de Aylwin (el primero elegido por medio de votación popular) se ocuparon de los asuntos económicos, entre ellos Alejandro Foxley y Carlos Ominami, Ministro de Hacienda y primer Ministro de Economía respectivamente. 14 Nombres obtenidos de la investigación periodística de María Olivia Mönckeberg. 15 Mönckeberg, María Olivia: El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno. Santiago, Ed. B, p. 210. 16 Para obtener un análisis de las etapas por las cuales pasó la economía chilena, en especial la referida a la crisis económica de 1982 y sus implicancias, recomiendo la lectura de Restivo, Néstor: Chile, la crisis de 1973 y los ciclos económicos. Buenos Aires, Instituto de Estudios y Formación de la CTA, 2003. Particularmente interesante por situar su propuesta analítica en la teoría de las ondas largas en conexión con la economía mundial.


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La reformulación institucional del Estado en clave democrática pasa por alto la posibilidad de fortalecerse a través de un verdadero programa de desarrollo. En opinión de Hugo Fazio, los fondos acumulados en el sistema previsional constituyen el principal mecanismo de ahorro interno. En los gobiernos concertacionistas, ese ahorro generado no se colocó al servicio de una estrategia de desarrollo nacional, “alternativa que en el caso de los fondos de los imponentes se pudo dar con plenas garantías de registrar altas tasas de rentabilidad”17, sino que atendió más bien a los intereses de unos concentrados grupos financieros. La ley de reforma del mercado de capitales (llevada a cabo durante el gobierno de Aylwin) se vislumbra como un hito clave dentro de este panorama, mediante la ampliación de los campos de inversión de las AFPs, compañías de seguros y de los fondos mutuos (producto de la magnitud misma que alcanzaron tales fondos); posibilitó además la modificación de los límites de inversión en diferentes documentos y la creación de otros nuevos (lo que en la práctica amplía el nivel de participación de las AFPs en sociedades anónimas). En vistas de su perfeccionamiento institucional, han existido una gran cantidad de pequeños ajustes legales al sistema previsional, tanto durante la dictadura como en los sucesivos gobiernos civiles de la Concertación, pero ninguno de ellos ha sido fundamental ya que atienden más bien a características técnicas del sistema. Las modificaciones más relevantes en este orden de cosas (en opinión del actual presidente de la Asociación de AFPs, Guillermo Arthur), corresponden a la creación de los multifondos18 (bajo el gobierno de Ricardo Lagos, en el 2002) y del Ahorro Previsional Voluntario ‘APV’. Cabe señalar que en el transcurso de su funcionamiento, las AFPs demostraron ser incapaces de brindar acceso generalizado a pensiones mínimas dignas, provocando que el Estado deba sustentarlas a través de la garantía estatal (en una proporción mucho mayor a lo proyectado), lo que justificó inclusive políticas macroeconómicas durante los dos últimos gobiernos concertacionistas (de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet), tales como la instalación de la “regla del superávit estructural del 1% del PIB”19, que es uno de los mecanismos antiinflacionarios que consiste en el resguardo del 1% de los recursos del PIB en el presupuesto nacional, lo que corresponde a una

17 Fazio, Hugo: El programa abandonado; Balance económico social del gobierno de Aylwin. LOM, Santiago, 1996. p. 157. 18 Los Multifondos son 5 Fondos de pensión diferenciados por letras, con el fin de invertir la Cotización Obligatoria, Ahorro Previsional Voluntario y Ahorro Voluntario. Cada fondo se diferencia en la proporción invertida (y el consiguiente nivel de riesgo) en instrumentos de renta fija (por ejemplo, depósitos a plazos) y renta variable (por ejemplo, acciones). Esta proporción puede ir desde 0% invertido en renta variable (Fondo E) hasta llegar a un 80% en renta variable (Fondo A). 19 El PIB, antiguamente denominado Producto Geográfico Bruto, representa el valor total de lo producido en el territorio nacional en el lapso de un año determinado.


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política de austeridad fiscal que restringe el gasto público coartando el nivel de participación del Estado en la economía nacional20.

4. La Reforma Previsional de 2008

a) Programa de Gobierno de Michelle Bachelet: Red de Protección Social y Reforma Previsional El gobierno de la presidenta Bachelet corresponde al cuarto de la gestión concertacionista, resalta su profundo interés por legitimarse a través de la articulación explícita y mediática de una serie de políticas de protección social, a través de un modelo de gestión denominado “Chile Solidario”, que sobrepasen los esfuerzos anteriores en esta materia, legislando acerca de un conjunto de problemáticas que aquejan a las personas a lo largo de su vida. Dicho sistema -según el programa de gobierno- debe ser “construido en base a derechos sociales capaces de garantizar igualdad de oportunidades y cobertura de los principales riesgos que amenazan a las familias de menores recursos a lo largo de la vida”.21 No es la intención de este artículo hacer una revisión pormenorizada de la implementación del citado programa de gobierno, sino más bien, situar a la reforma previsional dentro del marco de acción política trazado, poniendo de manifiesto la dirección impresa en la formulación del mismo. Dentro de la lógica de protección social establecida a lo largo del ciclo vital, el tema de las pensiones apunta a satisfacer las apremiantes (y futuras) necesidades de la tercera edad, y se la caracteriza como la principal reforma a emprender en el gobierno. Supone ser un auténtico cambio emanado de los anhelos ciudadanos, al contrario de anteriores meras modificaciones a la ley, surgidas principalmente desde las mismas AFP. Literalmente busca mejorar el sistema de capitalización individual, no reemplazarlo. El componente central de la reforma proyectada es la conformación de un pilar solidario, es decir, un eje por medio del cual se estructuran los beneficios mínimos que el Estado brinda a los sectores más desposeídos de la sociedad en calidad de garante. Esta propuesta se asemeja a la concepción de quien llamamos “ideólogo” del sistema privado de pensiones, José Piñera, quien desestima el –a nuestro juicio– necesario rol redistributivo que debe caracterizar al sistema previsional. En su opi20 Para mayor información respecto a política fiscal, acuda a los informes emanados de la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda, disponibles en la web www.dipres.cl 21 (Noviembre 2005) Programa de Gobierno de Michelle Bachelet, <http://www.presidencia.cl/documentos/programa-gobierno-bachelet.pdf>, el énfasis es nuestro a fin de dar cuenta de la grandilocuencia con que se abordan tales premisas.


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nión para tales fines “existen instrumentos de política económica –el gasto social del estado es el principal- que son mucho más eficaces que la previsión”22. En su visión, es únicamente el Estado quien debe hacerse cargo de financiar las políticas sociales. Para formalizar tales premisas, se propone la creación de un consejo técnico que elabore una serie de propuestas sintetizadas en un informe con fecha límite en junio de 2006, en acuerdo a los criterios de sustentabilidad financiera propios de la política fiscal del gobierno. b) El Consejo Asesor: consenso entre especialistas En marzo de 2006 inició su trabajo una comisión técnica denominada “Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional” (plasmada bajo los términos jurídicos del Decreto Supremo N°366), encabezada por Mario Marcell Cuyel, ex Director de Presupuesto en el gobierno de Ricardo Lagos. El perfil de las quince personas que incluyen el citado consejo corresponde al de la formación académica de posgrado en el extranjero, con varios trabajos de investigación desarrollados al alero de diversos centros de estudios (inclusive investigaciones emanadas desde instituciones supranacionales como el BM -Banco Mundial-, y el BID –Banco Interamericano de Desarrollo-), la mayoría de ellos economistas e ingenieros comerciales, y en menor medida abogados y sociólogos; algunos con militancia política de distintas bancadas, tales como la UDI o RN, así como la DC y el PS, ello atendiendo al supuesto criterio de transversalidad que se pretendió imprimir en su conformación, que integró asimismo los aportes de una serie de organizaciones de la sociedad civil (gremios, sindicatos, centros de estudios, organizaciones no gubernamentales, etc), a través de un ciclo de audiencias. Muchos de los integrantes de esta comisión trabajan para las AFP o entidades relacionadas, otros fueron también importantes personeros de gobierno que ya habían participado en diversas asesorías en esta materia y afines en el período concertacionista, ya sea de manera personal o a través de las consultoras de las que son miembros. Con respecto a la colaboración de los organismos del ejecutivo que entregaron sus aportes (mediante las respuestas a tópicos técnicos y la entrega de diagnósticos propios), cabe mencionar la Superintendencia de AFP, la Dirección de Presupuestos, el Servicio Nacional del Adulto Mayor y el Servicio Nacional de la Mujer. La finalidad de esta comisión reside entonces en la elaboración de una serie de propuestas no vinculantes:

22 Piñera, José: op. cit. p.73


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…orientadas a resolver los principales problemas del sistema vigente e identificar otras medidas complementarias a la luz de los mandatos constitucionales sobre la materia, las necesidades de la ciudadanía y los desafíos que enfrenta el sistema como consecuencia del desarrollo económico y social del país23. En rigor, su fin principal es “realizar un diagnóstico sobre los méritos, limitaciones y desafíos del sistema previsional chileno a través del estudio y análisis de los resultados observados y proyectados del sistema de pensiones”24, generando un informe detallado que sirva de base para la elaboración del proyecto de ley presentado al parlamento. c) El Informe Marcel: Diagnóstico y propuestas Entregado en julio de 2006 a la Presidenta, el Informe Marcel (llamado así por el apellido del presidente de la comisión) se ordena en dos grandes volúmenes: el primero contiene el diagnóstico y las propuestas elaboradas y el segundo, la documentación correspondiente a la fase consultiva del trabajo del mismo. Diagnostica la necesidad imperiosa de una reforma de acuerdo a un país que está cambiando, y que envejece constante e inexorablemente25. Establece que el bajo monto de las pensiones se encuentra en relación a las condicionantes de un mercado laboral cada vez menos estable y con menos garantías para los trabajadores (lo que va de la mano de una desfavorable legislación) y a su vez, más propenso a la fragilidad contractual, en vistas de la creciente flexibilización. La discontinuidad laboral, consecuencia propia de esta realidad, genera una serie de “lagunas previsionales”, es decir, de prolongados espacios de tiempo en donde no se cotiza y, por lo tanto, no se ahorra (aquí cabe mencionar que tales lagunas provocan que muchos trabajadores no puedan enterar las 240 cotizaciones necesarias para acceder al beneficio de garantía estatal). Asimismo, la tardía incorporación de los jóvenes al mundo del trabajo, y las persistentes condiciones desfavorables que en general afectan a las mujeres en este mismo ámbito, representan una seria amenaza para la solvencia en la vejez; se verifica la expansión de las familias nucleares y también monoparentales, muchas veces encabezadas por una mujer. Redundan en este adverso panorama ciertos “vicios” del sistema, como las cotizaciones presentadas por un sueldo menor al percibido, práctica común, puesto que se prioriza el dinero inmediato en pos de necesidades más apremiantes en lo

23 Art. 1, Decreto N° 336 de 2006 (Crea Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional). 24 Art. 2, letra a, Decreto N° 336 de 2006 (Crea Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional). 25 Según estimaciones del INE, el porcentaje de adultos mayores respecto de la población total en el año 2015, será de 16, 1% para las mujeres y 13, 4% para los hombres.


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cotidiano (lo que está en directa correlación con las exigencias propias del sistema económico en el cual estamos inmersos). A pesar de reconocer todas estas situaciones adversas, el Informe Marcel niega explícitamente la crisis interna que vive el sistema, y enuncia en base a supuestos ideales, situaciones que se muestran insensibles a las tensiones económicas y sociales patentes en el mercado laboral, enfatizando más bien una serie de méritos: El régimen de capitalización individual como mecanismo de financiamiento no ha fracasado. Para trabajadores con empleos estables, que cotizan con regularidad a lo largo de toda su vida laboral, los fondos acumulados permiten financiar pensiones cercanas a sus ingresos en actividad. El régimen de capitalización individual también ha tenido efectos positivos sobre el crecimiento y el desarrollo del mercado de capitales del país. Estos efectos no se reflejan sólo en indicadores macroeconómicos, sino en realidades mucho más cercanas a las personas, como el costo de los créditos hipotecarios, los créditos de consumo y los créditos para las pequeñas empresas. Sin embargo, un sistema de pensiones no requiere estar inmerso en una crisis para que sea necesario reformarlo. Basta con que esté expuesto a mayores exigencias de la sociedad.26. En general, es clara la lógica consensual que opera dentro de las conclusiones del informe, careciendo del necesario enfoque crítico propio de este tipo de análisis por parte de especialistas, que en general concuerda con la propuesta programática presidencial prediseñada antes que ejerciera gobierno. Si bien dicho informe reconoce falencias, éstas son evidentes, y no por eso menos graves para el bienestar de la población: De seguir las cosas como están, se estima que dentro de 20 años sólo alrededor de la mitad de los adultos mayores podrá contar con una pensión superior a la pensión mínima, menos de un 5% podrá acceder a la pensión mínima garantizada por el estado (actualmente de $87.853 mensuales) y el resto deberá conformarse con una pensión inferior a la mínima, una pensión asistencial (actualmente de $44.186), una pensión de sobrevivencia o no tendrá pensión. Esto significa cerca de un millón de personas con pensiones inferiores a la mínima en 2025. Entre quienes se encuentran en mayor riesgo de encontrarse en esta situación se cuentan los trabajadores de bajos ingresos, los temporeros, los trabajadores por cuenta propia y una importante proporción de las mujeres.

26 Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional (2006). Informe Ejecutivo, Volumen I, Introducción, el énfasis es nuestro.


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Esta realidad contrasta con las exigencias hacia el sistema previsional que surgen de los convenios internacionales, de la Constitución y de las opiniones ciudadanas. Estas exigencias apuntan hacia una amplia cobertura, adecuadas tasas de reemplazo, protección mínima contra la pobreza, predictibilidad y transparencia27. En rigor, y actuando según la misma orientación para la que fue creada, esta comisión se propone una serie de cambios en el sistema y no de sistema, cuya mayor preocupación reside en generar una adhesión legitimada al régimen previsional y a los mecanismos de mercado en que se sustenta. Se niega la posibilidad que el sistema de capitalización individual albergue en su interior problemas estructurales de funcionamiento, y se reafirma su capacidad de hacer frente a una crisis (negando lo que de facto ocurre con las estrepitosas caídas de la rentabilidad nacional, producto de las diversas crisis propias del capitalismo a escala mundial, que indefectiblemente repercuten en mayor medida en los países situados en condiciones de dependencia). La Comisión no desconoce que las proyecciones que se hacen de los índices de pensión en términos de mínima satisfacción son negativas, lo que se antepone férreamente a las aspiraciones de la ciudadanía, así como al principio de universalidad consagrado en la Constitución, y a los estándares internacionales de prevención de la pobreza en la vejez (de hecho en Chile ya existían apreciaciones provenientes de la Comisión de Expertos de la Organización Internacional de Trabajadores –OIT– acerca de la vulneración de convenios internacionales en materia de seguridad social durante el periodo dictatorial como en los gobiernos de la Concertación), empeñándose en su afán reformista, pasando por alto la posibilidad de permutar el sistema. Aun más, sostiene –mediante una supuesta lógica de dinamismo histórico– que si el país no hubiera atravesado por las crisis económicas vividas en la década del ochenta, la revisión misma del régimen de capitalización sería innecesaria. “Una reforma previsional podría ser innecesaria si el progreso económico y social y la consolidación del sistema fueran resolviendo por sí solos los problemas de cobertura o de equidad de género”28. Otro componente esencial del diagnóstico es la complejidad de las decisiones involucradas en el proceso de jubilación, su escaso conocimiento (lo que provoca las denominadas insensibilidades en la demanda y la falta de competencia entre administradoras29) y la vulnerabilidad frente a los cambios producidos en el mercado de capitales por parte de los afiliados. 27 Ibíd., el énfasis es nuestro, se recalca la orientación reformista con la temprana identificación de los cambios que la Comisión cree necesarios en el sistema. 28 Ibíd. 29 Según el Centro de Microdatos de la U. de Chile, del total de la muestra de afiliados al sistema, sólo un 34,3% conoce su monto de cotización en la AFP; un 1.7% conoce la comisión fija, un 2.1% conoce la comisión variable y un 21.6% conoce el saldo acumulado en su fondo de pensión.


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Se afirma la necesidad de restablecer un contrato social, suscrito entre cotizantes, AFPs y el Estado (en calidad de garante), mediado por el mercado de capitales, que es donde se genera el nexo entre el esfuerzo contributivo realizado y los beneficios obtenidos. Plantea que se requiere de “legitimidad política para aceptar la subordinación de las opciones individuales a la responsabilidad colectiva, expresada en una afiliación de carácter obligatorio y en riesgos compartidos”30, lo que en los hechos se traduce como la aceptación pasiva del aporte concreto inmediato, y (maliciosamente) del beneficio indefinido en lo posterior. La reforma previsional se instituye entonces como una ocasión para renovar dicho contrato de la ciudadanía con la seguridad social31. “Esto significa reconstruir el marco de derechos, obligaciones y garantías institucionales de manera que éstos puedan responder de mejor forma a las necesidades de estándares cambiantes de la sociedad respecto del bienestar que puede entregar a sus miembros y las responsabilidades que puede exigirles, en la mira de establecer un sistema de protección social”32. El Consejo plantea (entre otras consideraciones) una serie de medidas de carácter general (a fin de entregar al gobierno un amplio margen de acción), que contempla metas finales e intermedias, a través de áreas de intervención específicas (Nuevo pilar solidario, Cobertura, densidad de cotizaciones y cumplimiento del mandato de cotizar, Equidad de género, Competencia y organización de la industria de AFP, Competencia y precios, Inversión de los fondos de pensiones, Pensiones en el pilar contributivo, Ampliación de pilar voluntario; Educación e información; Institucionalidad; y Disciplina financiera). En síntesis, propone simplemente reestructurar el modelo previsional a través de una constitución multipilar a través de: a) el pilar solidario (aporte del Estado); b) el pilar contributivo (aporte obligatorio de los trabajadores a sus cuentas de capitalización individual); y c) el pilar voluntario (tal como lo indica su nombre, engrosado con los aportes que puedan ahorrar voluntariamente los cotizantes) de manera complementaria e integrada. Es indudable que la estructura así propuesta aunque integra nuevos elementos, no conmueve en nada los cimientos del sistema. Sobre la base del informe ejecutivo en donde se resumen estas propuestas, se presentó al Congreso Nacional un proyecto de ley sobre la materia en el segundo semestre de 2006 para su estudio por parte de comisiones especializadas, las cuales

30 Ibíd. 31 El concepto de Seguridad social es más amplio que el de Previsión social (ya que lo contiene). Se entiende como el conjunto más amplio de prestaciones en materia de salud, accidentes del trabajo, seguro de desempleo, asignaciones familiares, subsidios maternales y pensiones, con que la sociedad, a través de la ley, cubre un conjunto de riesgos personales y sociales mediante mecanismos contributivos o no contributivos. 32 Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional (2006) Informe Ejecutivo, Volumen I, Cap. II.


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emiten un informe a los parlamentarios de ambas cámaras para su discusión33 (donde no sólo participaron diputados y senadores, sino también centros de estudios, fundaciones y organizaciones gremiales, sindicales de diversa índole). d) Puesta en marcha de la Reforma Las disposiciones más relevantes que se acogieron después dé la discusión parlamentaria en el nuevo marco jurídico de la ley 20.255, corresponden a: • La creación de un sistema de pensiones solidarias (SPS) que dé mayores garantías a los sectores de menores recursos de la población, reemplazando a los anteriores mecanismos estatales. Los principales beneficios contemplados en el SPS corresponden al establecimiento de una Pensión Básica Solidaria (PBS), orientado a personas que nunca han cotizado, o bien han cotizado tan poco que no pueden acceder a pensión alguna o son inválidos, cuyo monto es de $60.000 pesos y se comenzó a pagar el 1 de julio de 2008. Su monto ascendió a $75.000 pesos en julio de 200934. Por otra parte, la creación del Aporte Previsional Solidario (APS), que es un complemento de las pensiones más bajas35. • El establecimiento de la cotización obligatoria por parte de los trabajadores independientes desde el año 2012 en adelante36. Esta medida apunta a aumentar la masa de cotizantes, al mismo objetivo apunta el fomento del ahorro voluntario en las AFP sea en forma individual o colectiva. En los hechos se extiende en aproximadamente 800.000 el número de cotizantes que entregarán su dinero a las AFP, y que pagarán por su administra33 Sobre este procedimiento legislativo se distinguen dos momentos: el primero, donde el Congreso en cada una de sus Cámaras discute el proyecto en general, que consiste en el examen de la idea de legislar, y segundo, el de la discusión en particular, oportunidad en que se discute cada artículo en especial. En el caso del proyecto referido a la reforma previsional, no hubo discusión particular, por lo tanto no estuvo presente el necesario desglose que una propuesta de esta envergadura requiere. 34 Los requisitos para acceder a la PBS son tener 65 años de edad (hombres como mujeres), pertenecer al 60% más pobre de la población, tener residencia en Chile durante 20 años y no tener derecho a pensión por AFP ni por INP. 35 En términos explícitos, una pensión actual de $60.000 pesos, evolucionará de la siguiente forma: el año 2008 la pensión aumenta a $68.571 pesos; el año 2009 a $97.500 pesos; año 2010 aumenta a $105.000, año 2011 a $112.500, para llegar a su tope máximo el año 2012 con $117.353 pesos. 36 La afiliación obligatoria de los trabajadores independientes (que emiten boleta de honorarios) no se apunta sólo al Sistema de Pensiones, sino también al Sistema de Salud y al Seguro de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales (lo que permitirá igualar derechos y deberes entre trabajadores dependientes e independientes). Ello conlleva la obtención de los siguientes beneficios: derecho a recibir asignación familiar por sus cargas debidamente acreditadas, afiliación a Caja de Compensación de Asignación Familiar, utilizar el Seguro de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, acceso al Seguro de Invalidez y Sobrevivencia.


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ción para (tal como nos indican los porfiados hechos) recibir un subsidio estatal al momento de jubilarse. La entrega de un bono por cada hijo nacido vivo para las mujeres37, beneficio de aproximadamente $259.000 pesos, depositado en la cuenta de capitalización individual consignado a aumentar el monto de la pensión de las mujeres mayores de 65 años que se pensionen a partir del 1º de julio de 2009. La separación por género del seguro de invalidez y sobrevivencia. La división de los fondos existentes en la cuenta de capitalización individual de cada uno de los cónyuges38 (a favor del otro que quede en situación de menoscabo) que inicien su divorcio a partir del 1º de octubre de 2008. El subsidio estatal a la contratación de jóvenes entre 18 y 35 años de edad que tengan ingresos inferiores a 1,5 veces el salario mínimo. Se trata de un beneficio orientado a los empleadores que percibirán aproximadamente $7.200 pesos mensuales por cada trabajador contratado en estas condiciones (con lo que se fomenta la precarización laboral). Adicionalmente se entrega la misma suma en la cuenta de capitalización individual de cada uno de estos trabajadores hasta completar 24 cotizaciones. La “licitación de nuevos afiliados”, ello con el objeto de dinamizar la competencia entre administradoras, que en otras palabras significa asignar a los nuevos trabajadores durante 24 meses a la AFP que cobre menos comisión. Se permitió también que ellas puedan subcontratar áreas completas de actividad tales como atención de público y administración de cuentas y de fondos, subsidiando a las AFP con un crédito fiscal equivalente al IVA, medida obviamente aplaudida por la asociación gremial del rubro y su presidente Guillermo Arthur. La eliminación del cobro abusivo de las comisiones fijas (retenidas en base a gestiones como el depósito de cotizaciones o la transferencia de saldo de una comisión a otra). Ampliación del límite de inversión en el extranjero (hasta el 80% de los fondos previsionales pueden ser invertidos fuera de Chile). Ello a pesar de la enorme necesidad de inversión interna que necesita el país. La creación de una nueva institucionalidad: el INP se transforma en Instituto de Previsión Social ‘IPS’, encargado de administrar el SPS y los centros de atención previsional integral, organismo eminentemente de educación

37 El beneficio es susceptible de ser percibido también por los hijos adoptivos. 38 El monto de compensación no podrá ser mayor al 50% de lo acumulado en la cuenta de capitalización individual durante el matrimonio.


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previsional, además de crear y administrar un sistema de Datos Previsionales. Otra institución es la Superintendencia de Pensiones (SUPEN), que pretende fortalecer la capacidad de reacción de instancias políticas encargadas de la toma de decisiones, facilitar la gestión administrativa y evitar la colusión de competencias, a cargo entonces de la completa regulación del sistema previsional civil. Un aspecto importante dentro de las facultades de este organismo es el de sancionar una práctica que había estado vigente, la de la declaración y no pago de las cotizaciones de los trabajadores por parte de los empresarios. Con ocasión de la nueva legislación, la Tesorería General de la República puede retener el monto adeudado desde la devolución de impuestos a la renta. El establecimiento del “Aporte Patronal al seguro de Invalidez y Sobrevivencia”, es decir, un beneficio que obliga al empleador a pagar obligatoriamente las cotizaciones para el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia39. Advertimos que, tal como lo dijera la Central Única de Trabajadores –CUT-, esta medida será tomada por los empresarios como una ocasión para cargar este aporte a sus costos y así pagar menos impuestos. “Aporte previsional voluntario colectivo” ‘APVC’, el cual es un mecanismo de ahorro que ofrece la empresa, según el cual los ahorros voluntarios realizados por los trabajadores son complementados por cada empleador (con los respectivos beneficios de tributación para los empresarios).

5. A modo de conclusión: Algunas apreciaciones generales del sistema de pensiones chileno Para una suerte de síntesis acerca de los alcances en término de “beneficio” que aporta el sistema previsional privado, cabe citar un párrafo de uno de los documentos preparado para el INP, del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo ‘CENDA’, donde laboran destacados especialistas en el tema de las pensiones, como Hugo Fazio y Manuel Riesco, entre otros. En él se sostiene que: El balance entre 1982 y 2008 muestra cómo los afiliados han aportado un total de 37,4 billones de pesos en cotizaciones obligatorias y 4,7 billones de pesos en cotizaciones voluntarias y otros aportes netos. En el mismo período, los pensio39 Cabe mencionar que hasta el mes de junio del 2011 se encontrarán exentos de cumplirla los empleadores que durante el mes respectivo declaren cotizaciones previsionales por menos de 100 trabajadores, período en el cual seguirá siendo de cargo del trabajador. Con posterioridad al de julio del 2011 todos los empleadores estarán obligados a realizar el aporte patronal.


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nados por el sistema privado han percibido pensiones y otros beneficios por 6,3 billones de las AFP, y adicionalmente 8,2 billones en pensiones vitalicias y otras pagadas por las compañías de seguros. Al mismo tiempo, sin embargo, el fisco ha aportado al sistema un total de 8,6 billones de pesos en bonos de reconocimiento y subsidios de pensiones mínimas, que equivalen a un 60 por ciento de los beneficios pagados por el sistema privado. Resulta impactante comprobar que las AFP y compañías de seguros en conjunto se han apropiado de un saldo neto -es decir, comisiones y primas menos beneficios pagados- de 12,5 billones de pesos a favor de ellas mismas, del cual las primeras se apropiaron de 5,3 billones y 7,2 billones las segundas. De este modo, en conjunto, las AFP y compañías de seguros -varias de las cuales pertenecen a los mismos conglomerados- se han embolsado exactamente uno de cada tres pesos cotizados en forma obligatoria en el sistema40. A la luz de las cifras, es evidente cuan lucrativo resulta el negocio de las AFPs y las compañías de seguros, toda vez que mantienen un dominio casi privilegiado de una enorme masa de dinero susceptible de invertir, sin que sus propios dueños, es decir, los trabajadores, tengan nada que ver con tales decisiones o la defensa de sus intereses. Este componente central y profundamente antidemocrático del sistema está amparado por el Estado, quien se encuentra presto a salvaguardar su estructura, descartando toda posibilidad de un cambio radical. Ejemplo de lo mismo fue la desestimación de la posibilidad cierta (y hasta discutida en el Congreso Nacional) de establecer una administradora de carácter público desde el BancoEstado. En ese mismo sentido, las declaraciones del Ministro de Hacienda de la presidenta Michelle Bachelet, señor Andrés Velasco, en el año 2006 respecto a la reforma proyectada hablan por sí mismas: “El gobierno se va a concentrar en el pilar solidario. Aquí hay un nuevo pilar previsional que va a complementar al sistema de AFP. […] se van a dar pensiones básicas y ahí va a estar centrado el esfuerzo del gobierno. No es política del gobierno promover la creación de una AFP estatal”41. A través de las conclusiones extraídas de la “Comisión Marcel” (que recordemos, niega que el sistema privado de pensiones esté en crisis42), y a pesar de su nefasto diagnóstico, el gobierno de la presidenta Bachelet mediante su reforma previsional

40 CENDA, Chile: Bases para una reforma del sistema de pensiones. < http://www.cendachile.cl/>. 41 Ministerio de Hacienda. Ministro Velasco afirmó que el Gobierno no promoverá creación de una AFP estatal. [en línea] <http://www.minhda.cl/pdf/pdf_hacienda_11714.pdf>, el énfasis es nuestro. 42 Un último dato acerca de la “viabilidad y rentabilidad del sistema”, según cálculos del Cenda, durante el 2008 (año de crisis financiera internacional) las AFP perdieron nada menos que 15.524.677 millones (15,5 billones) de pesos del fondo de pensiones. Ello equivale más de 30.000 millones de dólares al cambio de hoy. Esta cifra gigantesca equivale al 60% de todo lo que el fondo había ganado desde 1981 hasta fines del 2007.


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determinó inyectar nuevos recursos fiscales (a través del pilar solidario) y privados (a través de la ampliación del pilar contributivo con la incorporación forzada de los trabajadores independientes) al sistema, perpetuando sus elementos constitutivos, agregándole -eso sí- ajustes y cierto criterio solidario, que atendiera las necesidades de las personas más perjudicadas en lo previsional. El sistema de pensiones como tal, es uno de los ejes articuladores respecto de la mantención del modelo económico, en tanto fuente permanente de una enorme cantidad de capitales provenientes del esfuerzo de los trabajadores chilenos hacia grupos económicos altamente concentrados, lo que les permite controlar un gran número de acciones en diversas empresas, y la ganancia de sueldos altísimos. No se busca, por tanto, reemplazarlo sino perpetuarlo a pesar de los enormes costos (no sólo materiales, sino sociales) involucrados. Cabe mencionar que las propuestas presentadas ante el Congreso por parte de la Asociación Gremial de AFP con ocasión de la discusión parlamentaria del proyecto fueron tomadas casi en su integridad con excepciones menores, tal como la licitación de afiliados más arriba descrita. Sólo cabe emplazar a los trabajadores (verdadera fuente de la riqueza) a tener un mayor nivel de información (o como lo han denominado algunos, una mayor “cultura previsional”), y a manifestar su parecer de manera más activa, que supere la mera reacción frente a una realidad que aparenta ser ininteligible y sustraída a la voluntad de los ciudadanos. Es necesario acortar la brecha entre lo político, la experiencia cotidiana del ciudadano de a pie y la política institucionalizada, a fin de conseguir no sólo una mayor pensión, sino un mayor bienestar social.



Anexos



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I. Anexo conceptual

1.

Teología de la liberación: Teoría de origen latinoamericano, nacida en la segunda conferencia episcopal de Medellín, Colombia en 1968 a partir de la reflexión de la realidad de los años sesenta, en que se vivía una situación de “violencia generalizada” entendida como una realidad contra el evangelio, asumiendo quienes la profesan una “opción preferencial por los pobres” que los involucró en una situación de antagonismo de clase en relación a los oprimidos y opresores, es decir, a proletarios y burgueses siendo la mejor expresión del diálogo entre marxismo y catolicismo.

2.

Tradicionalismo: Ideología política nacida en el siglo XVIII a fin de contrarrestar todo el influjo de la Ilustración. Su tesis principal sostiene que los valores tradicionales estarían siendo amenazados por las ideas racionalistas e ilustradas, entonces lo que cabría sería proteger de manera radical todas las expresiones del “alma nacional”. En su vertiente española, uno de sus mayores exponentes fue Juan Vásquez de Mella, quien mediante una lectura neotomista desarrolló la teoría de los cuerpos intermedios.

3.

Positivismo: Corriente transversal a todas las ciencias de finales del siglo XIX, que pretendía aplicar el método científico a todas las ramas del conocimiento. Expresado en la historiografía, manifestó una fijación por los datos que sustentaba la construcción de un relato que enumerara fechas, personajes e hitos “más importantes”. Ella carecía de apreciaciones conducentes a una visión de totalizante de la compleja realidad social.

4.

Autoritarismo: Régimen político donde predomina el principio de autoridad. Aunque se suele confundir entre este concepto y totalitarismo, la diferencia radica, siguiendo a Ángela Vivanco, en los niveles de la vida que abarcan, ya que “si dentro del totalitarismo se suprimen los derechos y libertades del hombre, en el autoritarismo se restringen, algunos hasta el punto de ser en realidad suprimidos, pero queda un cierto ámbito no abarcado del todo por el Estado”. Entre los derechos que más se restringen “se hallan los políticos, el derecho a la reunión, la libertad de asociación y las libertades de opinión e información”. Los motivos de este pequeño margen de pluralidad que se deja -o apariencia de pluralidad si se quiere- obedece, a su vez, a razones de legitimidad como “la presión de


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la opinión pública; la presión de la opinión internacional; la necesidad de dar una serie de justificativos legales y, además, de cierta legitimidad, a las acciones del gobernante, para imprimirles más peso y perdurabilidad; el deseo de continuar en el poder, no sólo apoyado por la fuerza física, sino por una suerte de imperativo político moral o ético: ser el gobernante, “el llamado por el pueblo a combatir a enemigos o debilidades dañinas del sistema”. 5.

Geopolítica: Ciencia y arte de aplicar el poder de una nación sobre los espacios y demás potencialidades de un estado en favor de su propio desarrollo y beneficio. Une la historia, la geografía y la ciencia política. En el caso de la Guerra Fría, la geopolítica alcanzó mucha importancia, ya que la división del mundo en dos bloques ideológicos generó la constante preocupación de las potencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) para estudiar y saber sobre los países pertenecientes a sus zonas de influencia, para así poder intervenirlos.

6.

Post-dictadura: Siguiendo la definición proporcionada por Teresa Basile, podemos decir que la post-dictadura, además del espacio temporal inmediatamente posterior a la reinaguración de la democracia formal al fin de la dictadura, es el espacio que “analiza la experiencia de la última dictadura y sus herencias, propone una agenda de debates en torno a los problemas de la memoria y la justicia, en torno a los sistemas autoritarios y los procesos democráticos, indaga las constituciones del Estado/Nación y sus políticas de exclusión, revisa los imaginarios de estas comunidades y relee la historia para enseñar sus antecedentes dictatoriales”. Es decir, es una dimensión que engloba no sólo el carácter político-institucional de la herencia dictatorial, sino que además incluye, para el debate y la crítica, los aspectos sociales (emergencia de nuevas formaciones sociales), económicos y culturales, entre otros.

7.

Partido de Derecha: Se define, de acuerdo a los elementos que aportan por un lado Edward Gibson y por otro Kevin J. Middlebrook, como el elemento capaz de vincular a las clases más acomodadas con el resto de la sociedad. Esto es, el partido de derecha a través de un proyecto político vincula los intereses del core constituency –corazón constitutivo– (para el caso de Chile el gran empresariado), con el resto de la sociedad, buscando crear para estos efectos una coalición social multiclasista, con la finalidad de obtener la mayor cantidad de apoyo electoral.


I. Anexo conceptual

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8.

Movimientos Nacionalistas: Movimientos políticos de extrema derecha, que se caracterizan por ser críticos de la democracia liberal, proponer un sistema autoritario y corporativo, además de declararse fervientemente anticomunistas. Su idea principal sostiene que la Patria es amenazada por ideas foráneas (entiéndase marxismo y liberalismo), las cuales llevan a la decadencia de la nación.

9.

Cultura Política: Entendiendo la amplia gama de definiciones de este concepto, se toma la realizada por Gilberto Giménez, quien la entiende como el “conjunto de conocimientos, creencias, y valores y actitudes que permiten a los individuos dar sentido a la experiencia rutinaria de sus relaciones con el poder que los gobierna, así como también con los grupos que le sirven como referencia identitaria”.

10. Identidad Política: Siguiendo al mismo Giménez, la identidad es la internalización subjetiva de la cultura, manifestando la relación inseparable de ambos atributos. Ahora bien, la identidad se puede tomar en dos dimensiones, una individual y otra colectiva. Aclarando que ella sólo se aplica a individuos, puesto que cuentan con conciencia y memoria propia. No obstante, se puede analogar en sujetos colectivos, al ser éstos “sistemas de acción” con sentido. Esto ocurre con la identidad política. Al ser un sistema de acción colectivo, se define por el “conjunto relativamente estable de rasgos distintivos por los que se reconocen y son reconocidos grupos o conjuntos de individuos que comparten representaciones socialmente construidas (creencias, valores, símbolos…) referentes a un campo específico del espacio social y, en consecuencia, orientaciones comunes a la acción”, siendo en este caso, el campo relativo a la participación, influencia y presión en el ejercicio del poder político de una comunidad. 11. Mapa Mental: Siguiendo la definición de Norbert Lechner, es entendido como la forma en que los sujetos-actores políticos construyen representaciones de la realidad social, con el fin de generarse una idea de ella, haciéndola inteligible. 12. Poder de negociación: Poder atribuible a la Iglesia, que como estructura eficaz e invulnerable busca asegurar el “buen” funcionamiento del sistema político. Se sustenta en una red de sujetos individuales o partidos políticos y la Iglesia, para que como “sucursales del poder” éstos ejerzan la “canalización de sus intereses” dentro del entramado social y político. Específicamente, los campos de acción de la institución religiosa en rela-


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ción con este poder, se remitieron por una parte a lo pastoral (tareas dentro de la comunidad católica) y a lo eclesial (tareas de la iglesia como institución relacionada con otras dentro y fuera del país), contribuyendo a la legitimación de un discurso político determinado. 13. Propaganda Política: Es una empresa organizada para influir y dirigir la opinión, mediante el uso sistemático de símbolos y técnicas psicológicas para poder alterar y controlar opiniones, valores e ideas. Una propaganda política puede tener un rol de unidad en un grupo humano, como así también el de desestabilizar un gobierno o grupo político, como es el caso de la Campaña del Terror durante el gobierno de la UP. 14. Campaña del Terror: Se refiere a un tipo de propaganda política sustentada en la exacerbación de las ansiedades y temores, a través de amenazas en el orden psicológico e ideológico, dificultando su discriminación entre ambos planos. Su propósito es influir o determinar la conducta política de vastos sectores de la comunidad, sin tener que recurrir a la violencia material, sino persuadiendo mediante amenazas explícitas o implícitas. 15. Opinión pública: Es algo más complejo de lo que se entiende a primer oído, vale decir, “lo que el público opina”. Robert Ferguson sostiene que las ideologías no funcionan como sistemas cerrados que se imponen a las personas como si éstas fueran una tabula rasa, sino que los individuos asimilan sus elementos en función de sus preconcepciones, o sea, los agregan a sus “reservas discursivas” generando nuevas “pautas” de comportamiento. Pues bien, la opinión pública corresponde al perfil de pensamiento que los medios de comunicación difunden y del que las personas se pueden valer para justificar su comportamiento, es decir, lo que se le sugiere al público que debe opinar y en consecuencia, cómo debe actuar. Es por lo tanto una suerte de “reserva discursiva colectiva”. 16. Perfil periodístico: Corresponde a la imagen que asume un medio de comunicación frente a su público. Sin embargo, el proceso de definición de dicha imagen no es algo sencillo. Eduardo Santa Cruz lo conceptualiza como la “dinámica de interrelaciones y mutuas determinaciones e influencias con su contexto. Por ende, el perfil que identifica a un medio es una construcción inacabada, cambiante, móvil, dentro de los límites de una época y una sociedad y, a la vez, transformando y actuando sobre ellos”.


I. Anexo conceptual

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17. Keynesianismo: Paradigma económico orientado por John M. Keynes, cuyo objetivo inicial fue paliar los problemas ocasionados por la Gran Depresión de 1929. Proponía la intervención del Estado en la economía para corregir los inconvenientes creados por la libertad en los mercados (monopolios, oligopolios, concentración de poder en los más fuertes, abusos y explotación contra los obreros, etc.). Para ello, el Estado debía regular ciertos aspectos claves de la actividad económica, como lo son: salarios, precios, tasas de interés, condiciones de trabajo, valor de la moneda y nivel de empleo. 18. Neoliberalismo: Otro paradigma económico, fundamentado en los planteamientos de Friedrich von Hayek y Milton Friedman. Surge como reacción al keynesianismo y su preocupación máxima es la excesiva tasa de inflación, la cual se traduce en la caída de la tasa de ganancia para la clase capitalista. Para corregir este problema, se propone recortar el gasto fiscal y dejar la actividad económica enteramente en manos de un mercado libre y sin intervención estatal, es decir, de agentes privados, ya que -según esta teoría- el mercado es el mejor asignador y distribuidor natural de recursos. 19. Dependencia económica: Surge a partir de la Teoría de la Dependencia, respuesta elaborada entre 1950 y 1970 para dar respuesta al estancamiento socio-económico latinoamericano. La tesis principal es que los países periféricos, a partir de la desigual configuración de la economía mundial, tienen un rol determinado: extraer materias primas de un bajo valor. En contraste, los países centrales transforman esas materias por medio de una producción industrial, valorizándose el nuevo producto. La necesidad de sobrevivencia de los países ubicados en la periferia, genera una dependencia de los países del centro. Para los dependentistas, la solución ante tal hecho sería generar en los países periféricos mayores grados de independencia económica, teniendo mayor capacidad de decisión de sus mercados frenando la vulnerabilidad ante los mercados internacionales. 20. Imperialismo: Fase monopolista del capitalismo, tendiente a una masiva concentración de la producción y del capital en muy pocas manos. Con ello, se da origen a las compañías transnacionales, que se reparten las áreas de la producción, al igual como sus países de origen se reparten la influencia territorial del mundo.


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21. Economía-mundo capitalista: Concepto que es parte de la Teoría del Sistema-Mundo de Immanuel Wallerstein, hace a las relaciones de producción que se sostienen a escala planetaria. Hoy, en el sistema-mundo moderno, estas relaciones integran varias unidades políticas distintas (Estados), en base a intercambios comerciales y divisiones internacionales de trabajo. Es una economía-mundo capitalista la que impera en el sistemamundo moderno, primando la lógica de valorización del capital, en un incesante proceso de acumulación de este último. 22. División del trabajo: Es la organización en funciones particulares del proceso para producir un bien (o mercancía). Dichas funciones son ejercidas por obreros individuales. Sin embargo, es la totalidad de los roles en la producción los que generan el bien. Asimismo, la división internacional del trabajo comprende el mismo fenómeno a escala de países. Cada uno de ellos se dedica a un rol específico, por ejemplo, algunos extraen materias primas, mientras que otros las transforman. Un detalle en profundidad lo desarrolla Kal Marx en el capítulo XII del Capital. 23. Crisis estructural del capitalismo: Proceso coyuntural mediante el cual se produce un quiebre profundo en el funcionamiento del sistema capitalista, el cual toca su estructura central, llegando a producir una transformación cualitativa en la forma del sistema. 24. Seguridad Social: Tomaremos la definición más convencional, proveniente de la Organización Internacional del Trabajo ‘OIT’, que la entiende como “la protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales que de otra manera derivarían de la desaparición o de una fuerte reducción de sus ingresos como consecuencia de enfermedad, maternidad, accidente del trabajo o enfermedad profesional, desempleo, invalidez, vejez y muerte; y también la protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las familias con hijos”. 25. Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP): Instituciones privadas con fines de lucro que se dedican a la administración de los fondos previsionales. Si bien proliferaron en el sistema, por su misma configuración, se han visto sometidas a desaparecer o, bien, a ser absorbidas por las de mayor tamaño, por ende, contienen en sí mismas una fuerte tendencia a la concentración. Actualmente operan en el mercado previsional cinco AFP´s.


I. Anexo conceptual

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26. Mercado de Capitales: Según la definición del Ministerio de Hacienda, entendemos mercado de capitales como “aquél en que se coordinan la oferta y la demanda de capital financiero en sus más variadas formas (dinero y valores o activos financieros), surgiendo intermediaros especializados, regulados y controlados. Es decir, es el conjunto de regulaciones, instituciones, prácticas e individuos que forman una infraestructura tal que permite a los oferentes de recursos vender dichos recursos a los demandantes de éstos”.



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II. Anexo Bibliográfico 1) Bibliografía general del período: a) Hobsbawm, Eric: Historia del Siglo XX. Crítica, Buenos Aires. 10° Edición, 2007. Como lo denominara Orlando Figes, el “historiador vivo más conocido del mundo”, en esta obra complementa la saga abierta por su serie de “Eras” de la historia contemporánea mundial. Su análisis de lo que denomina el “siglo XX corto”, lo inscribe entre el periodo que va desde la primera Guerra Mundial en 1914 al derrumbe de los “Socialismos Reales” en 1991. Atando los elementos políticos, económicos, sociales y culturales del período, concluye que el “siglo XX corto” tiene la apariencia de un tríptico. Partiendo con la Época de Catástrofe entre la 1° y 2° Guerra Mundial, que materializaron el derrumbe de la civilización occidental del siglo XIX. Continúa con la Edad Dorada del siglo corto, que se extendió desde 1945 a 1973, etapa en la que se dieron las mayores transformaciones económicas, sociales y culturas de la historia humana. Finalmente, el tríptico se cierra con el Derrumbe de esta vertiginosamente transformada sociedad, lo que comenzaría en 1973 y se extendería hasta el desplome de la URSS en 1991 –e incluso hasta el momento en que escribe el autor–. No obstante, como consecuencia de la globalización, todo el mundo seguiría esa senda de descomposición. La pretensión de totalidad, la capacidad interpretativa y argumentativa del análisis de Hobsbawm de índole marxista, convierten a esta obra en un indispensable a quien desee internarse en la Historia Contemporánea tanto mundial, continental o nacional. b) Corvalán M., Luis: Del Anticapitalismo al Neoliberalismo en Chile. Izquierda, centro y derecha. En la lucha entre los tres proyectos globales. 1950-2000. Sudamericana. Santiago, Chile. Esta obra que abarca la segunda mitad del siglo XX de Chile, es una de las piedras angulares de la Historia Contemporánea de este país. Buscando establecer una explicación cabal sobre el acontecimiento nodal de la historia política nacional entre 1950 al 2010, vale decir, el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 al Gobierno de Salvador Allende, Corvalán Marquéz nos dice que éste resolvió el conflicto entre tres proyectos globales de desarrollo. Dichos proyectos habían sido la respuesta que la derecha, centro e izquierda proponían a la crisis del modelo desarrollista de Industrialización por Sustitución


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de Importaciones, que entró en crisis a mediados de 1950. El conflicto encontró su máximo punto en el gobierno de Salvador Allende, el cual fue derrocado por la estrategia política impulsada por la derecha y EEUU, la cual cooptó a las FFAA y al sector conservador de la DC, y que trajo consigo la instauración de la Dictadura Militar encabezada por Augusto Pinochet. Ella instaurará el proyecto que había sido levantado por la Derecha. Sin embargo, sus contradicciones inherentes, hicieron que entrara en crisis a principio de los ´80, por lo que se buscó un recambio en su administración política, cuestión que será impulsada fundamentalmente por EEUU. Finalmente, será la naciente Concertación de Partidos Por la Democracia quien realizará esto, y quien consolidará el modelo Neoliberal. La base formativa de quienes escriben en este libro, es uno de los argumentos secundarios de la elección de la obra. Pero la lucidez interpretativa y la solidez basada en el amplio desarrollo de fuentes en el texto, lo convierten en un referente obligatorio para tener en cuenta en cualquier obra que indague en el periodo. Si bien se circunscribe a la historia política relativa a la institucionalidad, debemos valorar la relación entre política y actores-sujetos políticos en la lucha por el control del poder. c) Valdivia, Verónica, Julio Pinto y Rolando Álvarez. Su revolución contra nuestra revolución (Tomos I y II). LOM, Santiago. 2006-2008. Quizás la obra más innovadora en términos hermenéuticos sobre la historia reciente de Chile, sea ésta. Como plasma Verónica Valdivia en la presentación del segundo tomo, esta publicación materializa una investigación que abarcó el ciclo revolucionario iniciado en 1965 y finalizado en 1989. No obstante, en ellos sólo se publica el período posterior al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. El problema que dilucida, es la relación inversa existente entre la Derecha e Izquierda en estos años. Tomando la conceptualización ideológico-clasista que definió a esta dualidad en el siglo XX, la mira desde el prisma de una modernizada Derecha que condujo al golpe de Estado, el Partido Nacional con el movimiento Gremial, y a la Izquierda marxista, encarnada en el Partido Comunista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). En su primera parte, se interna en la segunda etapa del ciclo revolucionario, vale decir, el albor del régimen militar hasta la instauración de la Constitución en 1980. En este período, la izquierda se aminora progresivamente e intenta sobrevivir a los golpes represivos, mientras la derecha continúa su modernización, pasando a la ofensiva política interpelando a nuevos sujetos sociales, particularmente en el mundo popular. A su vez, en la segunda parte de esta obra, continúa analizando la pugna marxista-gremialista, pero en la tercera parte del ciclo, recorre de 1980 a 1989. Por un lado, desmenuza cómo la izquierda comunista y mirista se transformó proyectual e


II. Anexo Bibliográfico

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ideológica, y cuál fue la senda que condujo a la marginalidad en que terminó este sector. A la inversa, ve cómo se dan los conflictos al interior de la Derecha, cómo el Partido UDI se sobrepone a dichos embates y cómo empezó a filtrar su trabajo hacia el mundo popular, que lo transformaría en la colectividad más importante de la derecha. Finalmente, buscando indagar nuevos caminos, se interna en la dimensión cultural de los tiempos dictatoriales, viendo también aquí reflejado el conflicto entre Derecha e Izquierda. Además de los novedosos enfoques y la metodología grupal de análisis, son las tesis en las cuales concluyen, el más valioso aporte de este trabajo historiográfico.

2) Bibliografía por artículos específicos: a) A la luz de la Historia: El poder moral de negociación en una Iglesia política y sus influencias en el Chile contemporáneo 1962-1970. Dussel, Enrique: Historia de la Iglesia en América Latina. Medio milenio de coloniaje y liberación 1492-1992, editorial mundo Negro-Esquila Nacional, Madrid, 1992. Este libro nos entrega una visión sobre la historia de la Iglesia en América Latina. Su autor es filósofo e historiador, conocido como uno de los fundadores de la llamada filosofía de la liberación. En su obra podemos ver la vertiginosa y cambiante relación del pensamiento religioso en el contexto latinoamericano. En el desarrollo de sus páginas, demuestra el origen del choque cultural entre el pensamiento religioso europeo y americano en el siglo XVI, llegando a las disputas posteriores de la religión, la iglesia y los cambios políticos de nuestro continente ocurridos en la segunda mitad del siglo XX. b) Confluencias y divergencias de la intelectualidad de izquierda en Chile para alcanzar el desarrollo a partir de la Unidad Popular. Posibilidades actuales para alcanzar el desarrollo. Dos Santos, Theotonio. La teoría de la dependencia, balance y perspectivas. Buenos Aires, Argentina, 2003 Este ensayo nos brinda un aporte sobre la construcción conceptual de la teoría de la dependencia, basada en la tradición marxista, pretendiendo transformarse en una alternativa a las corrientes dominantes en la economía. Planteando resolver la diferencia entre países desarrollados y subdesarrollados, concluye que el proceso histórico de ambos tipos de estados, es producto del rol de centro económico que juegan los primeros y el periférico de los segundos. La dependencia desligada de esto,


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sería la causa del subdesarrollo. La progresiva brecha que se gestaría entre el centro y la periferia sería una consecuencia estructural del sistema capitalista. Así, todo este entramado teórico deja en signo interrogativo la posibilidad del desarrollo en el marco de un sistema capitalista. La potencialidad teórica es un elemento que resalta de este ensayo. c) La intervención norteamericana en Chile: el caso de la Campaña del Terror (1964 – 1973). Domenach, Jean Marie. La Propaganda Política. Editorial Eudeba, Buenos Aires, 1963. Concentrándose en el significado de la propaganda política y posicionándola como un elemento indispensable de la historia del siglo XX, indaga su aplicación en la revolución comunista y en el fascismo. En base a ambos, el autor teoriza sobre este fenómeno, entregando reglas y normas que son la piedra angular en la confección de toda propaganda política. Es por lo mismo que este libro es clave para comprender ciertos aspectos de la historia política, en base a uno de los factores influyentes dentro de la sociedad: la propaganda. d) La razón por la fuerza: Duopolio de la prensa, régimen autoritario y neoliberalismo en Chile (1973 – 1990). Portales C., Diego: Poder económico y libertad de expresión. La industria de la comunicación chilena en la democracia y el autoritarismo. Editorial Nueva Imagen. México, 1981. El autor analiza los medios de comunicación de masas en su dinámica previa y posterior al Golpe de Estado. Destacando su rol empresarial, que sumado a lo político, se transforma en otro factor que mantiene la concentración del poder de lo comunicacional y paralelamente impide la conformación de un sistema mediático que se base en y sirva a un proyecto de desarrollo democrático. e) Tensiones y conflictos al interior de la dictadura militar. Los Nacionalistas y la Secretaría Nacional de los Gremios. Valdivia,Verónica, Nacionales y gremialistas. El “parto” de la nueva derecha política chilena, 1964-1973, LOM ediciones, Santiago de Chile, 2008. En este texto, una de las principales analistas de la historia política reciente de Chile, busca dar cuenta de lo que denomina como el “parto” de la nueva derecha chilena, comprendiendo dicho proceso entre 1968-1973. Después de morir la derecha


II. Anexo Bibliográfico

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histórica, la autora se aboca de lleno a desmenuzar la resurrección de las organizaciones partidarias de este sector a mediados de los años sesenta, lo que se verificó en la emergencia de dos nuevos referentes: el Partido Nacional y el Movimiento Gremial de la Universidad Católica. En este sentido, toma distancia de las tesis clásicas de Tomas Moulian, que define a la derecha sin proyecto. Por el contrario, para Valdivia, bajo este periodo se daría la agonía de la derecha tradicional, que dio paso a una nueva expresión de este sector, caracterizada por una actitud de combate, militante y ofensiva. Sólo de esta manera, se entiende el proceso mediante el cual el movimiento gremialista sale a la conquista del mundo popular, esto último bajo un contexto de exterminio sistemático por parte de la dictadura para la izquierda en general. f) El partido Renovación Nacional: aproximaciones al origen de su estrategia post-dictatorial. Chile, 1983-1989. -Bazoret, Emmanuelle y Aubry, Marcel. “De las reformas internas a la candidatura presidencial autónoma: los nuevos caminos institucionales de Renovación Nacional”, en Revista Política, volumen 45, Santiago, Primavera 2005, pp. 165-196. Al no existir una bibliografía extensa sobre el partido Renovación Nacional, el trabajo de Barozet y Aubry, se presenta como una buena alternativa a la hora de iniciar el estudio sobre este actor. Analizando los cambios vividos desde el momento de su fundación hasta el año 2005, se intenta comprender como RN transita de ser uno de los partidos más poderosos electoralmente hablando, a comienzos de los noventa, a ir perdiendo adhesión durante esa década, para resurgir a través de la presentación de su propio candidato presidencial el año 2005. Como tesis central se plantea que uno de los factores determinantes en estos cambios, es la baja institucionalización del partido, lo que provoca fuertes personalismos, elemento que se corregirá con el paso de los años, trayendo como correlato su repunte en materia electoral. g) Tensión y ruptura en el Partido Comunista: El desenlace del debate interno del Partido Comunista de Chile sobre la Política de Rebelión Popular de Masas (1986-1990). Álvarez V., Rolando. La tarea de las tareas: Luchar, unir, vencer. Tradición y Renovación en el Partido Comunista de Chile (1965-1990). Tesis doctoral inédita. Universidad de Chile. 2007. Buscando indagar en el desarrollo de la identidad y cultura política del Partido Comunista de Chile, el autor abarca el período comprendido entre 1965 y 1990. Haciendo un análisis de los pilares centrales que levantaron la “forma de ser” de la militancia del PC hasta 1973, se sumerge en cómo repercutieron una serie de factores


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Vitalizando la Historia Política

durante la segunda mitad de los ´70 hasta finales de los ´80 y cómo ellos provocaron la renovación de la identidad y cultura política de esta colectividad, componiendo una particular síntesis entre tradición y cambio. Finalmente, entre 1988 y 1990 se dará el epílogo de este complejo proceso, donde al calor de un intenso debate se establecerán los límites de la nueva forma de vivir la militancia comunista en Chile. h) La reestructuración del imperialismo mundial y sus consecuencias en el plano político-económico chileno. Rodríguez V., José. “La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial”. Tesis para obtener el grado de Doctor en Economía, UNAM, 2005. Se hace un análisis, que va desde 1950 al 2003, del desarrollo económico y social del sistema capitalista mundial. Para dar cuenta de todo este período, el autor pone bajo la lupa los aspectos históricos, económicos y teóricos del período. Finalmente concluye que entre 1973-1995 se desarrolló una fase depresiva del desarrollo capitalista, que se habría terminado en los años siguientes, creándose las bases económicas, institucionales y sociales, para el punto de inflexión hacia una fase ascendente del ciclo largo. Todo ello la convierte en la piedra angular para la comprensión del desarrollo mundial del período abarcado en el artículo del libro. i) El sistema de pensiones y sus reformas (1981-2008). ¿Regímenes de bienestar social?. Hormazábal, Ricardo. La Reforma Previsional de la Presidenta Bachelet. Santiago. s/d. 2008. Escrito por el abogado demócrata cristiano Ricardo Hormazabal –ex-diputado y senador de la República de Chile-, plantea un balance crítico del sistema de pensiones de manera bastante extensa. Argumentado en base a una detallada recopilación de antecedentes teóricos, jurídicos y prácticos de la experiencia previsional chilena, sostiene tres tesis principales: primero, que las AFP no entregan pensiones dignas para la mayoría de los afiliados; segundo, que la industria de la previsión ha sido determinante para favorecer la concentración de la riqueza en Chile; tercero, y como consecuencia de lo anterior, que los recursos generados en dicha industria, se han usado por grupos económicos para poner en riesgo la Libertad de Prensa y la independencia de la clase política chilena.


Índice

Introducción

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Vitalizando la Historia Política

13

A la luz de la Historia: El poder moral de negociación en una Iglesia política y sus influencias en el Chile contemporáneo 1962-1970 Francisca Antonieta Villalobos Conejeros

15

¿Unidad o División Popular? Confluencias y divergencias de la intelectualidad de izquierda en Chile para alcanzar el Desarrollo. Perspectivas y herramientas para analizar el desarrollo en el Chile actual. Kim López Pizarro

33

La intervención norteamericana en Chile: el caso de la Campaña del Terror (1964 – 1973) María Elena Makuc Urbina

53

La razón por la fuerza: Duopolio de la prensa, régimen autoritario y neoliberalismo enchile (1973-1990) Israel Fortune Fuentevilla Tensiones y conflictos al interior de la dictadura militar. Los Nacionalistas y la Secretaría Nacional de los Gremios Aníbal Pérez Contreras

69

87

El partido Renovación Nacional: aproximaciones al origen de su estrategia post-dictatorial. Chile, 1983-1989 Jorge Valderas Villarroel

107

Tensión y ruptura en el Partido Comunista: El desenlace del debate interno del Partido Comunista de Chile sobre la Política de Rebelión Popular de Masas (1986 -1990) José Ignacio Ponce López

123


La reestructuración del imperialismo mundial y sus consecuencias en el plano político-económico chileno Juan Pablo Navarro A. Bernardo Toledo T.

143

El sistema de pensiones y sus reformas (1981-2008) ¿Regímenes de bienestar social? Nicole Amneris Ríos Kroyer

165

Anexos

185

Anexo conceptual

187

Anexo bibliográfico

195


Durante el año 2010 formaron parte del Taller de Historia Política:

Carolina Zapata Salazar Diego Riffo Soto Mauricio Rojas Flores Francisca Villalobos Conejeros Kim López Pizarro María Elena Makuc Urbina Israel Fortune Fuentevilla Aníbal Pérez Contreras Jorge Valderas Villarroel José Ignacio Ponce López Nicole Amneris Ríos Kroyer



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