El mapa de Mansilla

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La Picasa (o Desconocida) para el emplazamiento de la comandancia de la nueva frontera norte de Buenos Aires, como también de las tareas exploratorias que llevaran a cabo Benavídez y Charras, se evaluaba la posibilidad de ocupar, para el mismo fin, la laguna del Tuerto Venado (Traumá Traulí o Toro Muerto), en definitiva otro sería el sitio elegido: Ancalóo Grande. Lucio Mansilla, habiendo llegado a Langheló un mes atrás, tenía el convencimiento de que las fuerzas de Charras avanzarían a la par de las suyas para ocupar La Picasa, como lo había proyectado Czetz. En este sentido intentó comunicarse mediante descubiertas enviadas al efecto, y por medios de señales, con la columna de Charras, lo que resultó infructuoso por dos motivos: las fuerzas de Buenos Aires no habían partido aún del Chañar y el destino de ocupación ya no era La Picasa sino Ancalóo Grande. “...y ver si me pongo en contacto con las fuerzas de la Frontera Norte de Bs Ayres que deben haber avanzado á la Picasa, a cuyo rumbo naciente he hecho ya varias descubiertas sin que mis señales hayan sido contestadas”. [Servicio Histórico del Ejército. Buenos Aires. Campaña contra los Indios. Caja Nº 29. Documento del 24 de septiembre de 1869. Nota de Mansilla]. Mientras Mansilla emprendía nuevos reconocimientos de terrenos hacia el sur, su ayudante Melchert, hacía lo propio estudiando lo que habría de ser el flanco izquierdo de la frontera sur de Santa Fe, y seleccionando los lugares apropiados para levantar los fortines correspondientes. Durante la última semana de septiembre de 1869, Lucio Mansilla acompañado de 12 hombres de su regimiento, exploró una vasta región llegando hasta los médanos de Italó. “... Mi Ayudante de órdenes, el Capitan Melchert ha reconocido y estudiado diez leguas sobre el flanco izquierdo, y con esta fecha determino al Coronel Benavides los dos puntos que debe ocupar con fortines. Yo personalmente, con mi partida de doce hombres he andado al Sud hasta Huitalobo, distante de aquí treze leguas, recorriendo la Pampa en todas direcciones y describiendo un gran semi circulo de cincuenta leguas, al frente de las nuevas posiciones que voy á ocupar haciendo descubrimientos de aguadas desconocidas para los mismos indios, pues el lenguaras de ellos que tengo en rehenes en mi poder, asi lo declara, siendo de advertir, que no lo he llevado conmigo de Vaqueano, y que á dchas. aguadas, encerradas en un perímetro considerable, no caen sendas ni caminos. Algunas de dchas. 217


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