Nexo Deluxe Edición 30

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Desde 24 de Octubre hasta 6 de Noviembre de 2009 |

PALABRAS MAS

El inventor

Imagen a mano alzada de Facundo Ruiz

Manteles, sabores dulces y mates circulando esperaban la lectura de presentación. Emiliano Vuela y Diego Vdovichenco como teloneros leyeron sus textos: un cuento, varios poemas, algunos inconclusos, músicas e imágenes acompañaron la velada. LETICIA AIELLO

Por Alejandra Larosa nexo@periodicoatico.com.ar

Con el aire de la primavera Facundo Ruiz llegó a la ciudad para presentar su segundo libro de poesía Escorzos, catálogo japonés de imágenes a mano alzada. La presentación de un libro supone lo que todos sabemos: la presencia del autor hablando de su producción. En este caso, sobre una mesa, la pila de libros verdes con los poemas distribuidos en las páginas. En una pared, los poemas transformados en imágenes. Fotos en serie o individuales, una al lado de la otra, retratos de los esbozos. Los poemas de Facundo se volvieron imagen en las fotos de Andrea Testarmata. Carlos Pohle, guitarrista y cantautor, dio el cierre aplacando la atmósfera. El recital fue literalmente poemas recitados. Acompañado de gestos y ademanes, la lectura de Facundo se cargó de su máxima teatralidad. Los poemas expresados en su condición rítmica fueron resignificados, pero no sólo por la cadencia particular de las palabras, sino también por el tono fuerte de la voz, que irrumpía marcando el contrapunto voz-silencio. Nexo conversó con Facundo Ruiz sobre el proceso de escritura de sus textos, su relación con el arte en general y otras cuestiones aquí presentes. ¿Cuándo empezaste a escribir?

Cuando la conocí a Irene, supongo. Lo que es seguro es que debe haber sido de noche, fumando, es decir, de tanto mirar y perder de vista las sombras. No diría que estaba aburrido; más bien suspenso, expectante, como si algo se hubiera interrumpido. Entonces escribí. ¿Quién es Irene Sola?

La mujer con la que escribo, naturalmente. Los recitales de poesía son una instancia de intercambio, donde las imágenes de los Escorzos son también gestos, movimientos, alternancias rítmicas y de tono. ¿Por qué no sólo una lectura? Para vos, ¿cuál es el valor agregado de tus representaciones? y, ¿cómo llegaste a esas representaciones?, supongo que no siempre fue así

No, no siempre fue así. Una sola vez leí, dos o tres escuché leer, y ese fue el principio: nunca voy a olvidar la desesperación, la necesidad de que acabara, de que pasara algo. Es muy difícil leer lo que uno escribe y que parezca que al menos uno quisiera haberlo escrito. Leí en un recital de mi banda, Los Hermanos Celuloide; y desde entonces recito, solo y con la banda: hago, o intento, que pase algo con la poesía, ahí, cuando aparece ante los demás, además, preferiría no estar ahí, no estar “poeta”, cuando todo eso sucede; entonces el recitado, esa salida del papel, ayuda bastante a salirme del mío. Es decir: todo va por otro lado. Digamos, por la curva del cuerpo y sus acentos, y no sólo por la línea de escritura.

[ESTE ES]

Facundo Ruiz nació en Buenos Aires en 1980. Es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeña como docente de Literatura Latinoamericana. Publicó ensayos y reseñas sobre temas afines. Escribe una sola obra: Piezas para libro, de la que ha publicado Sobre eromas (poemas) y, musicalizado e interpretado por Los Hermanos Celuloide, Caravana, Paseo ma non tropo (LP). ¿Del haiku sólo tomás la condensación como recurso para lograr imágenes?

No; o no sólo. Del haiku, y más aún del Libro de la Almohada o de ciertas imágenes de Higuchi Ichiyo, y sobre todo de las películas Wong Kar Wai, lo que me gusta es el peso o la porosidad del instante, esa forma de la velocidad, vital, azarosa. El espacio que eso puede ocupar: un dedal. En tu presentación en Bahía Blanca tuvieron lugar otros artistas. ¿Eso es habitual en vos? ¿Cómo te relacionás con otros artistas y con otros tipos de artes?

Eso depende. Escorzos en particular, o lo que hago cuando tocan Los Hermanos Celuloide, es tratar de abrir el juego, apostar a ver qué pasa, qué puede pasar, y sobre eso ir tejiendo. ¿Cómo tejés tus tex tos? ¿Cómo describirías tu proceso de escritura? ¿Pensás en la instancia oral al momento de escribir, o alguna de las dos instancias es previa?

No, estrictamente ninguna de las dos es previa. Escribir, en todo caso, ocurre antes que nada: que lo oral y la escritura. Un tejido: azar y predisposición. Después uso el “Principio del Asterisco”: cada idea o cosa que se me ocurre, por principio, es una forma cuya figura “cero” es un conjunto de otras líneas; el cruce señala algo, va formando, además de indicar la multitud de líneas, irregulares o distintas que permitirán formar... etc. Escribir también es inventar la propia suerte. ¿Con qué otro oficio compararías tu escritura? ¿Por qué?

Con el del inventor. Porque se trata de

inventar, además de escribir. ¿Cuánto tiempo le dedicás a la escritura? ¿Escribís regularmente?

Escribo todo el tiempo que puedo, que a veces es bastante y otras, simplemente es, y alcanza para continuar en otro momento. Por eso no escribo sólo poemas, porque todo el tiempo no se te ocurre lo mismo, o no se te ocurren cosas cuya forma sea la del poema. La lectura permite inferir, correctamente o no, que pensaste a Escorzos como una unidad, ¿es así?

De acá para allá es así: un libro, esa unidad. De allá para acá fue armándose: un conjunto de imágenes, y luego la idea de las galerías donde mostrarlas, y luego la idea del libro por donde pasaran las galerías, y luego trabajar ese mapa… ¿Pensás que hoy hay una moda en la poesía argentina contemporánea? ¿Podés identificarla?

No sé si una moda, que es un poco despectivo tal vez, o demasiado “editorializante”. Sí hay líneas más evidentes que otras, o más gruesas, o más persistentes: ahí está el Diario de poesía, por ejemplo; acá, Vox. Son líneas, o conjuntos de líneas, que definen figuras más o menos claras de poesía y de poetas. A veces, es decir, de vez en vez, de dos en dos, y de 6 a 7, me parece que la poesía argentina, la contemporánea, narra mucho, o se queda parada sobre el “yo” sin buen equilibrio. Sin embargo, bajo la alfombra hay de todo, y más hablando de poesía; y alcanza con que uno diga A, para llevarse por delante el resto del alfabeto.

Escorzos. Catálogo japonés de imágenes a mano alzada

Escorzos, colección de imágenes diminutas. A veces una. A veces varias contiguas. A veces yuxtapuestas, fundidas para configurar una imagen mayor. Los poemas evidencian una fuerte apropiación de la tradición oriental en lo que respecta a la sustancialidad de lo momentáneo y a la posibilidad de ser captado y plasmado en pocos versos. Cabe señalar que esta apropiación se contextualiza en los objetos que se mencionan, en las acciones y en las referencias que aparecen al proceso de escritura. En Escorzos, escribir es teclear, es un proceso que se experimenta con el cuerpo, teclear, escribir con un gesto semejante al de la ejecución de un piano. Pero escribir aquí también es sudar, por lo arduo que es el trabajo de escritura, tomar líquido para reponer lo que el poeta sudó y así poder seguir tecleando. E sb ozo s de imá gene s , ap ena s una configuración de las luces que se filtran a través de la persiana, de las plumas de un pavo real, del fin de la tormenta en la naturaleza. Los juegos de palabras y de sonidos, las constantes aliteraciones y un lector libre de las preocupaciones de la búsqueda de sentido, tejen los poemas en pocos versos y en expresiones concisas aunque no sencillas. Facundo e Irene en uno, abren las galerías de los cuadernos de impresiones, de las estampas y de los bocetos, donde se exhibe lo que los sentidos perciben y que suponen la aceptación y el goce inmediato del libre y caótico fluir de la existencia.


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