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SUPERANDO BARRERAS: EL INSPIRADOR CAMINO DE UNA MUJER INMIGRANTE EN KALAMAZOO

Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo

Por Lucinda Mosquera New/Nueva Opinión

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Nota del editor: Este reportaje forma parte de la serie Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo de New/Nueva Opinión. Subvencionada por la Kalamazoo Community Foundation.

Kalamazoo, MI - Cuando hablamos de inmigrantes, en muchas ocasiones recordamos historias de lucha y perseverancia, de personas que han dejado su tierra natal en busca de un futuro mejor. La historia de Mireya Tlapal, no es la excepción. A través de los años, ella ha encontrado en Michigan el escenario perfecto para sacar a relucir su talento y lograr, poco a poco, sus sueños.

Hace más de treinta años, Mireya dejó su pueblo natal de Tepeojuma, en el estado de Puebla, México, con un sueño en mente: estudiar y convertirse en veterinaria. Aunque ya era madre a su corta edad, Mireya estaba decidida a buscar un futuro mejor para su familia. Con ilusiones y esperanzas, llegaron a Nueva York, donde comenzaron una nueva vida, pero vivir en esta ciudad, como madre soltera, era muy difícil, por lo que toma la decisión de mudarse a Michigan.

Mireya Tlapal, propietaria de Novedades y Artesanías Mireya, se ve con otro local, más grande, con más productos tradicionales mexicanos.

Foto: Jesús Grillo, New/Nueva Opinión

Mireya, dice que, como muchas otras personas, vino a los Estados Unidos a enfrentar desafíos y seguir buscando oportunidades, “porque nadie llega aquí sabiendo lo que les espera; solo unos pocos tienen la suerte de llegar con un empleo ya contratado”, dice. En su caso, ella había llegado con visa y para no perderla, salía del país cada seis meses y regresaba, siguiendo las reglas y siempre dispuesta a luchar por su sueño.

Estando en Michigan, busca trabajo en asilo de ancianos, también en el área de limpieza, donde trabajó para las escuelas públicas de Kalamazoo a través de una compañía que la contrató y que la mandaba a diferentes sitios a desempeñar gran variedad de trabajos. Mireya no encontraba un trabajo fijo que era lo que ella quería. En el 2006, dice Mireya, “encontré un trabajo que el cual digo que es mi escuela, trabajo en granjas con animales, y mi pasión cuando vivía en México era estudiar veterinaria”. Aunque en esa época había muy poca gente que hablaba español y su inglés limitado no fue un obstáculo para desempeñar su trabajo en esa granja de criadero de cerdos. “Fui la primera hispana que empezó a trabajar ahí, aprendí de todo, desde quitarle la cola a los cerdos, quitar colmillos, abrir a los cerdos y tratar sus intestinos, y prácticamente con el paso del tiempo me convertí en asistente de los veterinarios. De ellos he aprendido mucho.” Mireya ya lleva 14 años en este oficio trabajando para H&H Pig Farm, donde ha estado a cargo de hasta cuatro granjas, esto la inspiró a empezar a tomar clases en línea para convertirse en una asistente de veterinaria con licencia. Ya que realizaba trabajos correspondientes a un veterinario y el pago no era justo. Y para que Mireya haga realidad su sueño, solo le queda un año más de cuatro que se necesitan para poder obtener su título.

Según Mireya no le gustan las injusticias, pues a muchos trabajos llega mucho hispano que no habla inglés y ella puede ver de primera mano cómo abusan de ellos. “Pero la gente por necesidad hace toda clase de trabajo”, dice. Ella cree que teniendo su licencia de asistente veterinaria podrá hacerle la vida un poco más fácil a aquellos que trabajan en las granjas.

Las circunstancias llevan a Mireya a buscar un trabajo que le ofrezca buenos y mejores beneficios que los que tenía y encuentra un trabajo como operadora en una fábrica, llamada American Axle Manufacturing, trabajo que desempeña actualmente en el tercer turno.

Pero en Mireya, existe una mujer emprenderá y “luchona” como dice ella misma, además de ser una madre de tres, Mireya, orgullosa de su cultura mexicana, empieza a traer pequeñas muestras de artesanías hechas a mano y a venderlas entre sus conocidos.

Como dice Mireya, “era un reto para mí, ya que mi idea era traer la cultura que tenemos en México, especialmente la artesanía”.

Cuando viaja a México en compañía de su familia, visita los “pueblos mágicos”, pueblos donde aún se encuentran artesanos trabajando en talleres con sus técnicas ancestrales dotados de herramientas rústicas y les compra di- rectamente a ellos, sin usar intermediarios.

Sin tener todavía en mente abrir su propia tienda de artesanías. Mireya, como miembro de un grupo de mujeres latinas de Kalamazoo, las visitaba en sus casas y les exponía su mercancía y una de sus amigas le dio la idea de tener su propio negocio. Así empezó a pensar que llevaba tantos años trabajando para otros, trabajando 24/ 7 todo el tiempo. Quería tener algo propio, aunque tuviera que trabajar 24/7, pero era para ella. Así fue como empezó a participar en ferias y eventos donde vendía sus artesanías y aprendiendo en el camino y educándose sobre como poder importar legalmente sus productos.

Mireya durante su trabajo en la granja de cerdos.

Foto: proveída

En la búsqueda de un local para poder vender sus artículos, a Mireya le ofrecen la anterior dulcería Mi lindo Nayarit. Sin pensarlo mucho, Mireya acepta el local tal como se lo ofrecieron con la mercancía incluida y empieza a surtirlo con sus artesanías.

“Desde que yo pisé Estados Unidos he trabajado doble” dice Mireya, y esto lo dice porque prácticamente ella tiene tres trabajos. Su trabajo de tiempo completo en la fábrica, la atención de su Tienda Novedades y Artesanías Mireya, y sus estudios de tres días a la semana, incluyendo sus prácticas.

Mireya ha logrado superar todos los obstáculos y está segura de que con un poco más de esfuerzo, logrará alcanzar su meta. Mireya nunca ha perdido de vista su sueño de convertirse en asistente veterinaria. A pesar de las dificultades y desafíos, siempre se ha mantenido persistente y determinada y de seguir trabajando en el área de la zootecnia. Ahora, como dueña de su propio negocio, Novedades y Artesanías Mireya, se ve con otro local, más grande, con más productos tradicionales mexicanos. Seguir mostrando a través de las artesanías, la cultura mexicana, sin apartar su vista de su meta.

“A veces el miedo es el que no nos deja cumplir nuestros sueños”, dice Mireya, “miedo al que no tengo lo suficiente, no puedo, me va a ir mal. Mejor sigo trabajando de empleado y claro, todo es un sacrificio. Al principio todo es más duro, pues a veces los negocios son un ‘sube y baja’, pero con el tiempo se verán los resultados”.

Mireya es una mujer fuerte, valiente y llena de determinación y desde el principio era consciente que el camino hacia su sueño no sería fácil, pero estaba dispuesta a afrontar todos los desafíos que se le presentaran en el camino.

“No se cierren las puertas, siempre todo se puede. No hay candado que uno no pueda abrir. Siempre dije: ‘Estoy en una jaula de oro y algún día se va a abrir’”, y esto lo dice Mireya al referirse a aquellas personas que no tienen papeles, porque el estar viviendo en los Estados Unidos, la calidad de vida de las personas mejora, pueden tener sus propias casas, pero están privados de ir a su país a ver sus seres queridos y aunque esto sea fuerte, no debe ser un impedimento para alcanzar las metas que las personas se pongan. Ahora Mireya ve a sus años en Nueva York y su trabajo en el criadero de cerdos como etapas fundamentales en su proceso de crecimiento y aprendizaje, que la ayudaron a forjar su carácter y a encontrar el camino hacia su objetivo en la vida. Siendo una mujer emprendedora, apasionada y generosa, Mireya ha demostrado que, aunque los comienzos puedan ser difíciles y llenos de retos, con esfuerzo y amor por lo que se hace, es posible alcanzar el éxito y cambiar el mundo de una manera positiva.

La vida de Mireya no solo es inspiradora para aquellos que tienen aspiraciones y metas similares, sino también para cualquier persona que busque superación y éxito en sus vidas. Su capacidad para superar obstáculos, enfrentar desafíos y nunca rendirse es admirable y motivadora.

A lo largo de los años, Mireya ha enfrentado muchas pruebas y dificultades en su camino, pero nunca ha dejado que nada la desvíe de sus metas. A pesar de tener responsabilidades como madre, trabajadora y estudiante, siempre ha luchado por hacer tiempo para perfeccionarse y crecer personal y profesionalmente.

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