Escritos sobre Nestor Villegas

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ESCRITOS SOBRE NESTOR VILLEGAS HORAS Y MINUTOS Se va de Manzanares Néstor Villegas Duque, es el cuento callejero, pero de esas voces, que se oyen y no se escuchan, de esos decires que corren por los corrillos y que el que conoce de todo algo, no puede creer semejante cosa, no puede prestarle atención a un acontecimiento que en siendo verdad, sería muy de lamentarse, sería una falta que manzanareño alguno perdonaría si al estudiar la causa resultara persona culpable. Pero como todo muda, como todo cambia, como todo se transforma el cuento resulto verdad y al amanecer el miércoles, entre brumas y nieblas, le vimos partir hacia la ciudad de Sonsón llamado a ocupar el puesto de médico Oficial, escolar y legista. La nota que apuntamos, nos llena de placer, nos colma de gozo: la ausencia de Néstor Villegas de Manzanares es para nosotros, mortales que escribimos estas líneas y que habrá de leerlas y leernos este noble amigo que se va, es la mejor que insertaremos en las columnas de HERVEO. Néstor Villegas, no era, no podía ser ciudadanos para acompañarnos a los que estamos condenados a pasar lentamente los días de nuestra existencia en el corazón de estas breñas rústicas y soleadas; Néstor Villegas no podía vivir entre la monotonía de esta tierra, en donde el mañana solamente nos preocupa por lo tardía de la vuelta del padre Sol, para seguir la misma e invariable condición de mercantilistas ahogados en un rincón a donde no llega la palabra creadora, el verbo elocuente, la razón convincente, y en donde la diosa intelectual jamás ha existido. A Néstor Villegas, una de las primeras intelectualidades de la juventud colombiana, modelado en los claustros de Santa Inés, con figura de profesor moderno, de profundos conocimientos científicos y llegado al doctorado con los mejores y más altos honores del profesorado y la prensa de la capital; le está reservado un porvenir muy brillante y no podía quedarse entre nosotros. Néstor Villegas, de alma fuerte y corazón generoso, aquilatado en los sufrimientos de una carrera coronada como quizás no encontramos otro; con una voluntad de hierro, educada a fuerza de predicarse el cumplimiento de un deber, luchando entre una pobreza franciscana y los placeres de la vida bogotana que se brindan a! que como Villegas, poseía todo, me¬nos él metal y le sobraba todo, porque en todo podía descollar, tenía que marcharse de Manzanares y sin que nadie lo supiera, sin que nadie dijera nada, como que él con su exceptisismo racial., todo lo desprecia, se alejó y. se alejó tranquilamente. Deja Villegas un vacío inllenable. La corta labor de sus servicios profesionales en esta comarca y en el Hospital de San Antonio son suficientes para juzgar que sus capacidades no tenían el campo de experimentación que tanto deseaba. Y quién de esta partida inesperada tiene la culpa? E! Consejo Municipal de Manzanares, que miró este paso, con toda frialdad, que no pensó en aumentarle los sueldos hasta donde otra ciudad se los fijaba; el Consejo Municipal de Manzanares, que no tuvo para este servidor público y humanitario el desprendimiento necesario a la par que sí conserva en sus arcas públicas dineros para subvenciones y aumentos inconsultos y el Consejo Municipal de Manzanares que con el empeño de pagar una deuda o empréstito que no se le está cobrando, ni se le cobraría mientras cumpla con los intereses al prestario, viene perjudicando los intereses de los asociados casi en todos los ramos administrativos. Esta falta, jamás la borrará la municipalidad de Manzanares, jamás la perdonará el pueblo que hoy vive de rodillas cubriendo las enormes contribuciones que le son impuestas con la mansedumbre del súbdito, en espera de ver por alguna parte la retribución equitativa y las promesas que nunca se cumplieron.

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Pero cada pueblo tiene el gobierno que se merece, según el dicho popular y por ello debemos callar hasta la hora de las reinvindicaciones que ya aparecen en lontananza con deslineamientos clarividentes. Villegas se instalará en Sonsón en donde indudablemente alcanzará muchos triunfos y en donde servirá a los hijos de esa tierra , nidal de las mujeres bellas. Allí comprenderán cuánto vale un buen amigo y de cuánto es capaz: Allí estará en los aleros de Medellín, capital en donde llegará en no lejano día a desempeñar la Rectoría de la Escuela de Medicina. Esto lo queremos y esto resultará, pues ayer se doctoró, otro día figuró en las listas de las representaciones nacionales al congreso por el liberalismo doctrinario y de una hora a otra lo habremos de ver dictando las profundas y sabias experimentaciones de su ciencia en los claustros impecables de la Villa de la Candelaria. Mientras esto pasa, guardamos con cariño el recuerdo de esa amistad, franca y leal que nunca sirviera de comercio.

NESTOR VILLEGAS Está en Manizales Néstor Villegas, una de las inteligencias caldenses más lu¬josamente amobladas. Acaba de regresar de Europa, en donde estuvo oreando su espíritu con el viejo sol de antiguas civilizaciones occidentales y viene de nuevo a la patria a pagarle e! tributo de su talento y de sus estudios. Néstor Villegas, como los héroes de Smiles, es un hijo de su propio esfuerzo. El ha hecho de su .inteligencia un laboratorio para descubrir prodigios dentro de su propia personalidad y ha marcado su espíritu con una voluntad fuer¬te, arrinconando todos los obs¬táculos que se le han atrevido en su dura vida. Entre los mozos que empinan sus testas estudiosas sobre la su¬perficie intelectual del país, Néstor Villegas es uno de los más erguidos y más fácilmente divisibles. Sus excursiones por las ciencias experimentales y su afán investigador en los campos médicos, no han obstaculizado sus diálogos con el pensamiento ni con el ensueño. Los muchachos que han intentado remozar un poco los coloniales sistemas educacionistas de Caldas, pensaron con viva simpa¬tía y con ardoroso entusiasmo en que Néstor Villegas, desde la Secretaría de Educación Pública se¬ría capaz de hacer una renovación perdurable. Desgraciadamente los gobiernos cegatones y temerosos como monjas interesadas en parecer virtuosas, no alcanzan a mirar en la lejanía los verdaderos valores. Y por centésima, vez, la ju¬ventud fue degollada a los pies mismos de la cobardía. Y las capacidades de Néstor Villegas, en pleno Manizales, están todavía inéditas para muchos marchantes cotidianos que azotan incansablemente el asfalto de nuestras calles….. Sea bien venido Néstor Villegas, mozo de letras, valor verídico, que tiene la vanidad de poseer una tierra que lo ignora. Y esto ya es bastante.

Los hijos de nadie encuentran afecto en el hospital de niños desamparadosuna madre que abandona a su hijo y una tía que lo quema por una falta le Este es Mario el más contemplado de todos” Un diálogo como pocos. La abnegación de las hermanitas de los pobres. En el Hospital de Niños desamparados una de las instituciones más benéficas con

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que cuenta la ciudad de Manizales por los lados de !a Beneficencia. El edificio en donde funciona, y que fue obsequiado para ese fin por don Manuel Piedrihita y su señora esposa, está situado en la avenida Cervantes y a la entrada para el pintoresco ba¬rrio residencial denominado Versalles. No se sabe por cual de los cuatro puntos cardinales es más espléndido el paisaje que desde ese edificio se domina; los cuatro horizontes lo circundan casi pudiéramos decir que con cariño; el sol mañanero penetra a sus salones y a su patio con toda libertad, sin vitrinas que entorpezcan su acción benéfica, y sin, techos transparentes que burlen sus favores. El patio Después de cruzar la puerta principal y de dejar en la parte del frente, una preciosa capillita sencilla como una jaculatoria, y se entra de lleno al patio principal, en cuyo piso brillante retoza el sol y juguetea la luna como en su propia casa. Macetas cultivadas con esmero religioso le dan fisonomía de patio de recreo y no de sede del dolor humano; dentro de su forma rectangular, los niños asilados juegan a la salud en las tardes de verano. Como nació la idea de este hospital Por allá en uno de los meses finales del año 37, el doc¬tor Néstor Villegas dueño de la más exquisita sensibilidad cristiana y social, en asocio de otro apóstol de los desamparados, don Gabriel Villegas Botero, resolvieron que era necesaria la apertura De un establecimiento para alojar en él a los niños enfermos que carecían de drogas, de pan, generalmente de padre y,.lo que es más ni siquiera personales porque estos dos caballeros no disponen sino de lo justo para sus propias obligaciones y eso porque trabajan los seis días hábiles de la semana, el Hospital de niños desamparados se abrió y se puso bajo el cuidado maternal de las Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver , cuya casa principal está en la ciudad de Barranquilla. El primer asilado Todavía está en el Hospital de niños desamparados el primero qua tuvo la fortuna de cambiar su suerte trágica de la calle, sin hogar, sin alimento y sin padres. por este techo en donde la Providencia regala con todo aquello en la forma más espléndida y generosa: se llama Carlos Enrique Morales y vino de Villamaría Cómo dotó el doctor Néstor Villegas los salones de camas para los niños La forma abnegada como el doctor Villegas dotó los saloncitos del Hospital de las camas necesarias, es ejemplar y tierna como un pesebre navideño. Le restó tiempo a sus infatigables labores profesionales para dirigirse personalmente a algunas personas de buenas condiciones económicas y .establecer con ellas un diálogo cordial mas o menos como el siguiente: Un diálogo como pocos Le participo, señor (o señora, porque fueron muchas las señoras que obsequiaron al Hospital de niños con camas] que hemos abierto en esta ciudad un modesto Hospitalito para niños desamparados. Muy bien; lo felicitamos doctor Villegas. Esa es una obra de gran beneficia social. Pero tenemos que dotarlo… —Claro que sí; y seguramente tienen el apoyo del de partamento y.del .municipio para organizarlo convenientemente. —No señor; e! Hospitalito no cuenta con ningún auxilio oficial y no esperamos por ahora esa clase de subvenciones Por ahora no cuenta sino con la generosidad particular. — Pues estoy a sus órdenes doctor. En qué puedo servirle?

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-El Hospitalito les pide a sus hijos el obsequio de una camita completamente dotada y como para que un niño viva bien. Y fue en esta forma, repetimos, ejemplar, como el doctor Villegas y otras personas que le acompañaron, llevaron al salón dormitorio del hospital de niños desamparados 37 camitas bellísimas, limpias hasta la exageración y perfectamente dotadas. De ayer a hoy Naturalmente que la vida precaria de este lugar en donde se refugia el dolor infantil ha cambiado notablemente sin que esto quiera decir que esté gozando de muy buena situación. Pero hoy posee edificio propio obsequiado por don Manuel Piedrahíta y su señora esposa, y tiene subvenciones del departamento y del municipio, por valor de $ 200 cada una. Un niño perdido en los mimos EI cronista entra y .después de indicar el objeto de la visita se dirige a una Hermanita que tiene a un niño en sus brazos y lo mima como si ella fuera su propia madre. —Este es Mario, nos dice ella; vino aquí de siete días de nacido; es el más contemplado de todos porque él mismo nos obliga a hacerlo; está tan mimado que cuando se ve solo llora. Y efectivamente, el mencionado Mario nos mira y nos sonríe como confirmándonos lo que su protectora acaba de decirnos. Pero qué tía, por Dios! Preguntamos por un niño a quien le faltan algunos dedos en uno de sus pies y una de las Hermanitas nos dice: —Se llama Alfredo Manzano y es natural de Palmira; la madre lo abandonó y se hizo cargo de él una tía. Pero qué tía. Dios santo! Por una falta leve y muy común en los niños, lo abandonó también pero después de quemarle los pies. Fíjate en las cicatrices. -Y usted se acuerda de su tía, le preguntamos. -Yo sí me acuerdo y la Hermanita me enseña a rezar por ella. Lo que sigue no es de tíos sino de padres El caso que sigue es también de una crueldad conmovedora. Se trata de tres niños cuyos nombres son: Cecilia, José y María. Cecilia tiene tres años y revela solamente dos meses. Fueron abandonados el primero por su padre y más tarde por la madre. Los vecinos los recogieron y los entregaron a la ambulancia para que fueran conducidos a estehospitalito Y como le parece el caso que sigue? De los casos mas dolorosos y que nos refirieron las hermanitas relacionados con la vida en el Hospital, está e! de dos niños recién nacidos que murieron en el portón en donde fueron dejados sin ninguna seña, ni siquiera con la consoladora de que habían sido bautizados. Cuantos niños han pasado por el Hospital Durante el tiempo que lleva de estar funcionando este benéfico establecimiento han pasado trescientos siete niños, cifra que llena el alma de amargura, porque se trata de trescientos setenta y siete padres y trescientos setenta y siete madres que no han tenido la menor noción de la responsabilidad que tienen ante los seres a quienes les han dado la vida material. Afortunadamente, la Providencia se ha encargado de llevarlos a este lugar de paz, de caridad y de afecto. El proceso de los niños asilados. Y qué hacen con los niños cuando ya están mayorcitos? Cuando ya están mayorcitos, y si su salud es buena los pasamos al Orfanato.

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Los servicios del Hospital El cronista acompañado de algunas Hermanitas recorre el Hospital. Primero la botica en donde se encuentran las drogas para combatir las enfermedades propias de la infancia . Después la sala de cirugía provista de buena y moderna mesa para intervenciones de los niños y de un magnífico microscopio para los exámenes de laboratorio. Luego la sala dormitorio , con sus 37 catrecitos como lo informamos más arriba. Y en todos los cuartos, en todos los rincones, en los pisos y en los cielos, el aseo más riguroso como resultado de la acción eficaz de las tres Hermanitas de los Padres de San Pedro Claver que han entregado sus personas y sus vidas con la más encomiable abnegación a la buena marcha del Hospitalito. Y sin embargo las van a cambiar. Cuando el cronista estaba para salir recibió de una persona que hacía visita la noticia de que muy pronto las Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver, serán cambiadas por otras de distinta congregación. Esta noticia la confirma una de las Hermanitas. No nos explicamos por qué se ha tomado esta resolución. A vente pasos la vida cambia A veinte pasos de distancia, hacia el frente del edificio la vida cambia de manera prodigiosa. Está la Avenida Cervantes que en las mañanas dominicales presenta uno de los más bellos aspectos por la circulación de vehículos y por el tránsito de personas que se apresuran a dar su paseo o asistir a los oficios religiosos en una de las varias capillas que hay por estos lados. Las gentes todas se cruzan generalmente dentro de un ambiente de alegría y de bienestar, sin pensar que a los pocos metros de su alegría andante, está la vida trágica de los hijos de NADIE. Una Visita Al Hospital De Niños Desamparados Es un domingo brumoso, solítario, monacal. Voy detrás de un grupo de muchachas rosadas que pasan pa¬ra la Plaza de los Fundadores, ese verde y acariciante vestíbulo de oxígeno y de flores, No quiero seguir, porque me '' ataja un niño que llora en el es- tablecimiento de la Gota de Le¬che. Y Gabriel Villegas B. me había dicho: —Es bueno que te des una asomada al Hospital de Niños Desamparados que estamos fundando ahora. Entré resueltamente. Una hermana sale a recibirme. Dice que va a hablar con la madre. La madre parece una muchacha bretona: habla con marcado acento costeño y a veces deja oír un dejo medio nariñense. Es, sin embargo, de Venezuela. Vino a Colombia con la Comunidad de las Hermanitas de los Pobres. —Estamos empezando —me dice. Naturalmente esta casa no tiene la suficiente amplitud; pero Dios ayudará. Tiene un digno elogio para el doctor Villegas Duque. Yo le digo que quiero escribir algo acerca de la nueva institución. —Y usted quién es? —pregunta ella medio asustada. —No, nadie —reverenda ma¬dre; me ha enviado Gabriel. —Ah sí. Como no. Usted es MAURICIO. Sí, sí he leído su viaje a la Costa. Yo viví seis años en Cartagena. Si. Sí. Hemos leído sus "minutos". —Gracias reverenda madre. — Esta mañana se nos murió una niñita. Esto está un poco re¬vuelto Hubo que desinfectar la pieza, pues la chiquilla murió de consunción. Pienso para entré mí: Y qué? a mí ya no .me entra na¬da. Me río de la tuberculosis. Quiero conocer algo del hospital de los niños desamparados

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-Con mucho gusto – añade la madre. Entramos a las salas donde están las cunas. Hay por ahora pocos niños, pero eso se irá llenando. Me acerco a un chiquillo. Tiene uno o dos meses. Duerme confiado, a la sombra de las cofias blancas de estas hermanitas a quienes el reglamento prohibe tener sueldo. Ellas sólo pueden pedir limosna de puerta en puerta. La cesta en que reciben la dádiva se las llenará Dios de estrellas, allá arriba, muy arriba. Cerca del que duerme hay otro despierto. Me mira con unos ojos enormes, asombrados miedosos. Parece que viniera de una región muy triste. En su cara se adivina la huella de un padre alcohólico o la fatiga de una madre que agoniza de hambre. Es un bebé moreno, con cuarenta días de edad, arrebatado a la bohardilla sin sol En el salón siguiente llora otro niño. Dos hermanitas lo bañan con una sonrisa de madre iluminadas por la castidad y la ternura. -Vea este – me dice la madre. Este tenía hambre: se estaba muriendo- Vea el cuerpecito . En efecto: se pueden contar sus costillas como juncos. Parece una bolsa de huecesillos. Tiene huellas de haber llorado mucho y de ignorar la leche santa que cae sobre la cuna maternal. La vista de este niño hace llorar. Yo le echo llave al grifo de las lágrimas. - Este- agrega la religiosa- nació al momento en que moría su madre. El esposo se fue, huyò, se perdió. La abuela quedó con el regazo lleno de familia. Hubo de encargarse de los huérfanos. Pero ella ha traído al último. Este es: tenía hambre. Se estaba muriendo por falta de alimento. -Vuelvo a mirarlo: su carne amarilla dibuja la osamenta. Tiene bracitos como para agarrarse de la vida y sus ojos enormes en esta cara enflaquecida, están llenos de amargura. -Aquì es donde yo quiera ver –pienso otra vez entre mí mismo- a estos hombres de la plaza pública. Aquí en medio de estas cunas henchidas de criaturas que encontraron senos cegados, madres agonizantes, padres que huyeron. Aquí, mismo cerca del dolor. Pobrecitos: saltaron de la cuna al hospital, en tanto que las madres mueren de hambre y de frío: para ellos no habrá juguetes de navidad: la vida honorable aprieta en sus gargantas. Viéndolos aquí, dormidos en cunas o llorando despiertos, dijera que vienen de un país remoto de dolor y de miseria. Pero uno que me mira insistentemente y sonríe; tiene alientos para sonreír. Pero es una sonrisa sobre el abismo. Es una sonrisa oscura detrás de la cual se agazapa un horrible mal hereditario. El esposo violento en horas oscuras, golpeó el rostro de la madre. Venía del suburbio. Es posible que el niño nació prematuramente, cuando hay hambre y falta lumbre tibia. Nació este niño sin abrigos, bajo la implacable soledad. Y aquí está sonriendo, por una boca nueva que no logró estar un instante en el regazo de la madre, y se encuentra ahora con un biberón sin arrullo y sin cantares. Pero, madre, esto es horrible. No. Apenas estamos empezando. Voy a mostrarle como se arreglan los teteros y el cuidado científico que se tiene con ellos. El doctor Villegas es el alma de esta iniciativa. -Se han formado algunas juntas? Si. Hay juntas de damas y de caballeros. La junta femenina la componen: Inés Gutiérrez, Inés Trujillo, Blanca Villegas, Marina Pinzón, Mariela Jaramillo, Pepita Escobar, Ofelia Gutiérrez, Amelia Jaramillo. - Y los iniciadores? Son el Dr. Néstor Villegas, Antonio J. Londoño, Gabriel Villegas B. y Jorge Botero. -Es como una adición a la Gota de Leche, verdad?

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Sí, ahora, aunque pequeño, verá el botiquín. Después agrega: -Monseñor Muñoz también es uno de los más recios iniciadores. Entro un momento a la capilla. Flores, incienso, claridad mística y serena. Ahora los niños duermen. Observo un anillo en esta religiosa que, lejos de su patria, ha escogido el camino que conduce a Dios. Sigue las huellas de San Pedro Claver, el que, después de los corredores de su convento, oteaba bajeles negreros en Cartagena. No quiero quitarle más tiempo –digo a la religiosa y salgo a la calle. Un grupo de hombres acomodados pasa indiferente al llanto de los niños. Por la ventana, un obrero pide el biberón para su hijo. Una hermanita lo entrega y él dice: -Dios se lo pague. Entonces pienso en Pepita, en Ofelia, en las Ineses, en Amelia, en Mariela, en Blanca, en Marina y las veo llegar al cielo vestidas con el lino que vió el profeta de Patmos. Veo cuando uno de esos niños desamparados, sale a su encuentro como un heraldo: lleva un lirio en la mano y grita en la puerta de oro: - Han llegado unas señoritas de Manizales Qué entren, exclama Dios entre un coro de liras.

MAURICIO “EL MÉDICO” Es este el título de un sentido cuadro de la vida, que se encuentra en las antecámaras de los consultorios, de los facultativos ilustres. En su lecho de dolor el paciente espera el último momento de su mermada existencia. A la cabecera de su pena, un hombre vela su fatigado sueño, capta la gravedad de su dolencia, observa las crispaturas de sus labios, medita en la lobreguez de su mirada, y su fina mano busca en las revoluciones arteriales la marcha irregular de su loco corazón. En aquel hombre tiene puesta sus miradas anhelantes la afligida esposa, el hijo triste, el amigo de todos los momentos. La más leve contracción de sus facciones, el más leve gesto, sus frecuentes inclinaciones hacia el enfermo, son dardos que le punzan el corazón. Sus graves amonestaciones, sus prudentes pronósticos, sus sabias indicaciones, son claras promesas de futura prosperidad. Cierra aquel cuadro de la vida, la opalina claridad de una tibia mañana de primavera. Todos y contra todo querer, llevamos esculpido en el alma aquel cuadro de dolor. Solo que nuestro médico es de carne y hueso, con más hueso que carne. Ilustre, constante, abnegado, paciente, tenaz, investigador, optimista sin obstinación, lo vi siempre al pie del lecho de la sufrida Viejecita, amor de mis amores, impaciente por no poder prolongar aquella preciosa vida, lámpara votiva de santa resignación, faro perenne de bondad, fuente de virtud, remanso de amor, guía de luz en la noche del dolor… Con nosotros compartió todos nuestros caros anhelos, nuestras ansias infinitas, nuestro loco egoismo de conservar aquella cara reliquia. Suyas fueron nuestras angustias, suyo nuestro pesar, suyas las horas de prolongadas vigilias. Mi médico y el de todos los míos, figura también en el cuadro de dolor que llevamos esculpido en el alma, en esta hora de dolor, pero no responde simplemente al nombre de “El Médico”, sino al nombre mil veces querido de Néstor Villegas Duque. Ignacio Gómez Calderón Li vida de don Manuel Piedrahíta Fue una Viva Lección de Civismo

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Dijo ayer el doctor Julio Zuloaga. en el entierro del gran servidor de Manizales. — Su generosidad para con el Hospitalito Infantil. — Texto del discurso Señoras, señores: El Dios de los niños no ha debi¬do permitir que la muerte, a cuyas determinaciones sorpresivas e inexorables no se puede resignar la humanidad, nos hubiese arrebatado, traidoramente, al varón cristiano que captó las angustias de las cu¬nas humildes. Don Manuel Piedrahita venía empeñado, desde hace varios años, en resolver, silenciosamente, uno de los más graves problemas que confronta nuestra ciudad amada. Al lado de la dama esclarecida, que a fuerza de inteligencia y de constancia , formó con él un grueso capital y que alimentó las caritativas inclinaciones de su corazón nobilísimo, miraban complacidos, ella hoy desde el cielo y todavía desde la tierra, — cómo progresaba la construcción del Hospital Infantil, su .obra predilecta, que la gratitud de Manizales debiera reconocer, en todo su valor, dándole a tal edificio el nombre de Hospital Piedrahíta—Garcés. Una pausa de se¬gundos pido, en esta escena de do¬lor colectivo, para que recordemos un nombre de mujer cristiana y para que pidamos al Creador que el brillo de la corona luminosa de do¬ña Mila Garcés de Piedrahíta, sea la estrella que alumbre !a vía que otras damas han de seguir para imitar su inolvidable ejemplo. . . , ,' Y unos minutos de recogimiento invoco, para que unidos en la gratitud y la tristeza, hagamos un rápido recuento de la inquietud que fue creando en don Manuel Piedrahita la necesidad de abrir las válvulas de su corazón generoso. En nuestros dos primeros y viejos hospitales, nunca hubo salas desti¬nadas a servicios infantiles. "Los ni¬ños iban, en muy escaso número, a salas generales. El ritmo creciente de la ciudad dejaba atrás el puntal de su mayor futura esperanza. El presupuesto para asistencia social era muy corto y había mora inexplicable en completar los servicios hospitalarios destinados a infan¬tes. La mortalidad de niños espantaba. Apenas en el hospital actual se abrió la primera sala pará niños gracias a la amplitud del edificio para las necesidades de entonces v a la inquietud de un grumo de jóve¬nes médicos que entendía el problema y sus obligaciones sociales y que tuvo la audacia de encontrar los recursos pecuniarios indispensables. Luego llegaron, no hace muchos años, — esto es historia moderna para una ciudad casi naciente, — medicos especializados en medicina infantil, quienes se hicieron cargo de este servicio, el cual ya se atendía con regularidad y eficacia. Pero había un inconforme que no consideraba saldado su compromiso moral para con su clientela pobre, llevando los hijos del pueblo, a un local ya estrecho e insignificantemente dotado. Un día, cuando juntos salíamos del hospital, después de cumplir nuestra faena diaria, me dijo este colega inconforme al pasar frente a un edificio situado en un lugar pintoresco de nuestra principal avenida: “Hace ya días he venido pensando en que esta casa, construída para clínica particular, pudiera servir para hospital de niños, con magníficas proyecciones para el futuro. Yo creo en cosa providenciales y sé que los nudos de los dedos que golpean contra puertas generosas las hará abrir sin quebranto físico y espiritual alguno. Tengo un candidato, cuyo nombre no le descubro todavía, para hacerle el pedido de esta casa, en nombre de Dios y de los niños pobres de la ciudad. Con tal fe, el doctor Néstor Villegas Duque, el galeno inconforme, residente hoy en Bogotá, me hablaba de su proyecto, que yo acabé por unirme a su entusiasmo y a soñar, para un día lejano, un gran Hospital en aquel lugar privilegiado. No había pasado una semana cuando el distinguido colega me refería el éxito completo que había alcanzado en la labor meritoria que tan intrigado me tenía. Don Manuel Piedrahita y su esposa doña Mila Garcés, después de dos días de meditar en la solicitud formulada, anunciaron al doctor Villegas que el edificio había sido adquirido y destinado a servir

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para el Hospital Infantil. El corazón sensible y generoso de estos dos apóstoles de la caridad había encontrado en y en qué emplear su honradamente adquirida fortuna. Ellos sabían de aquella necesidad y muchas veces estuvieron dispuestos a remediarla. En aquel atardecer oscuro, cuando la escritura de donación se firmaba, una nueva estrella benefactora apa¬recía brillante en el cielo bondadoso de la ciudad. No todos los manizaleños saben de aquella largueza, con- cebida y hecha obra real en la se¬vera morada de dos almas sensibles al lamento infantil que rasga el si¬lencio de la noche tenebrosa y fría. Pero Manuel Piedrahíta no atendía únicamente a esta obra merito¬ria.. Su renta se derramaba para servir a quienes necesitaban su aporte cívico o caritativo. Las bellas joyas que hicieron el encanto de su juventud y de su dama, lucirán, convertidas en decoración artística en el altar de nuestra Catedral; muchos ojos angustiados, que estoy viendo desde este lugar, denuncian las dádivas que repartía hasta consu¬mir toda su renta. Este caballero, turista de todos los continentes, inquieto visitante de los más grandes museos, almacenes con un rico criterio artístico que su¬po aprovechar en la adquisición de obras de grandes maestros, para su propio solaz espiritual, de sus fa¬miliares y amigos; supo llevar una vida de trabajo acorde con su inte¬ligencia, y con su juicio: fue un ejemplo de laboriosidad y buenas ma¬neras; un defensor doctrinario de sus ideales políticos; un servidor de la ciudad en sus instituciones cívi¬cas y administrativas. Vida ejemplar para ser imitada por los hombres. Vida fecunda para la ciudad y para la patria. Los niños que se llevan a la iglesia vestidos de blanco a recibir el nombre de cristianos; los que van de blanco el día de su primera co¬munión; los que vuelven a la vida, en las camitas blancas ,del hospital que Manuel Piedrahíta les legara, traerán a su tumba flores blancas, y yo despido, con mi pañuelo enlutado, al gran señor, al filántropo y al amigo que, por designio providencial que humildemente aceptará, ha dejado los caminos escabrosos de la tierra para tomar el luminoso de la eternidad. NESTOR VILLEGAS Desde ayer se encuentra en la ciudad este apreciado amigo nuestro, y partirá mañana en el primer tren con dirección a París. Villegas es uno de esos raros ejemplares de la raza. Profesional de grandes ejecutorias ha disfrutado los humos del éxito sin padecer los vértigos dolorosos de la altura. Una vez graduado en la Universidad Nacional se retiró al trabajo sereno y tranquilo a favor de los enfermos. Su preparación científica es tan sólida, como inauditos los esfuerzos que precedieron la culminación de una rerrera. Talento y conciencia del yoo y tenacidad fueron las virtudes austeras que le destacaron entre la juventud bogotana y le suministraron los recursos que había menester sin ocurrir siquiera al auxilio de su familia. La ciudad de Sonsón le ha tenido a su servicio durante dos años, tiempo que bastó para hacerse a la cordial simpatía y aprecio que al despedirse la manifestó espontáneamente. Néstor Villegas no será un viajero de tantos a París completará su formación. Que lleve un viaje sin contratiempos que se traduzca en fecundidad. NESTOR VILLEGAS Para reemplazar al distinguido y lamentado doctor Jaime Robledo Uribe en su cátedra de fisiología y como médico del establecimiento, el Colegio de Nuestra Señora acaba de nombrar al muy ilustre hombre de letras y médico muy insigne doctor Néstor Villegas D., quien desde mañana iniciará labores en el renombrado plantel que aprestigian con

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sus enseñanzas un grupo de ilustrados sacerdotes y profesores seglares bajo la sabia rectoría del presbítero Baltasar Alvarez Restrepo Si se tiene en cuenta la larga y brillante carrera del doctor Néstor Villegas en la ardua labor del profesorado, sus profundos conocimientos sobre medicina y psicología de la niñez y la juventud, podemos augurarle un éxito seguro al Colegio con tan eminente galeno al frente de sus actividades médicas-. El doctor Néstor Villegas no sólo es espejo de la juventud estudiosa y prenda de acierto en la cátedra y en el ejercicio de la medicina, sino también es varón que da lustre y prestancia a la raza. No en balde el Colegio de Nuestra Señora ha conquistado año por año la aprobación del ministerio de educación nacional, después de minuciosas y escrupulosas visitas hechas por los inspectores del ramo, pues todos los días abrillanta su nómina con servidores de auténtico valer científico. Nuestros parabienes para el alumnado de Nuestra Señora por tan preciada adquisición. INTERESANTISIMA FUE LA CONFERENCIA DEL DOCTOR NESTOR VILLEGAS, ANTIER. Revistió excepcional interés la conferencia del doctor Néstor Villegas, pronunciada la noche el miércoles ante los micrófonos de la Radio Manizales, en el desarrollo del programa de la Hora Cultural. Es el doctor Villegas personalidad de relieve entre el distinguido cuerpo médico de la ciudad ; especializado en enfermedades de los niños, sus conocimientos en asunto de tan primordial importancia le han dado un merecido renombre; y hay que verlo ante el lecho donde el pequeñín que es la ilusión y la alegría de todo un hogar, se debate bajo la garra de acero de la difteria que lo estrangula o se consume en la estufa interior de la fiebre que le enciende rosas fugases en las mejillas y le da brillos metálicos a la mirada inocente, hay qué verlo cómo lucha, cómo concentra toda la energía de su voluntad, cómo moviliza en escuadras de combate sus conocimientos científicos, cómo vela unificado en una misma angustia con los familiares, cómo sus palabras fraternas buscan en el idioma los más suaves vocables para serenar la amargura y cómo cuando la ciencia es derrotada por la fatalidad y el chiquillo se vueve de cera y de mármol bajo la helada muerte, el pesar humedece sus ojos y ya no halla paz ni entusiasmo en las horas del día. Apunta el doctor Villegas diversas causas de la desoladora mortalidad infantil que azota la ciudad, especialmente los hogares proletarios; la desnutrición, la exigua cantidad de leche que se le da a los pequeños, la mala calidad de ésta o su deficiente dosificación; especialmente en nuestros campos es artículo de lujo y las actividades de toda la familia se concentran únicamente en acrecer la producción de café, mientras la anemia tropical lanza sus hordas mortales sobre los niños a pesar de la valiosa campaña sanitaria que realizan las autoridades municipales; las viviendas sin sol, esas casas en donde se ha sacrificado la comodidad a la elegancia o al afán de lucro o donde se deja entrar un poco de sol tamizado a través de los cristales que anulan la virtud milagrosa de la radiación solar. Secundamos la idea lanzada por el doctor Villegas de crear una clase de puericultura en los colegios de segunda enseñanza; nuestros centros femeninos educacionistas tienen una admirable organización y pueden parangonarse orgullosamente con los mejores del país; el Colegio de Santa Inés , el de la Presentación, el Sagrado Corazón, el liceo de señoritas, la Escuela Normal complementarían con todo éxito la sólida preparación de las jóvenes con el curso de puericultura . Felicitamos al doctor Néstor Villegas por su gran conferencia.

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DOCTOR NESTOR VILLEGAS Néstor, con su hermana Lu¬cía, fue el producto del segun¬do matrimonio de su señora madre doña Anita Duque y el señor Jesús Antonio Villegas. Antes había procreado doña Anita de su primer enlace a doña Carmen, ya fallecida, madre de nuestro distinguido amigo doctor Benjamín Gómez Duque y doña María, madre también de mi coterráneo y coetáneo don Miguel Naran¬jo. Oriundos de Salamina, fija¬ron su residencia en Manzana¬res, cuna de Néstor y tierra que él no olvida y en la que tiene puesta su ingénita sim¬patía a pesar de la seriedad que su profesión le ha impreso amén de sus lecturas y estudios áridos de por sí y que no se compaginan con la ingenuidad de su carácter y lo festivo y ameno de su trato. Talvez ni sus familiares pue¬den hablar como lo hago yo de los primeros años de su vida, por la intimidad de relaciones que con él he tenido desde esa época ya lejana en que ajenos aJ porvenir pero arrastrados por la fuerza del destino pen¬sábamos en ser HOMBRES pa¬ra cumplir con nuestros debe¬res de familia, ya que un sino fatal nos había arrebatado des¬de la más tierna infancia a nuestros progenitores y éramos la cabeza de nuestros respecti¬vos hogares con muchos debe¬res para cumplir y ningunos haberes para explotar. Néstor frisa en la actualidad alrededor de media centuria, pero la fuerza de voluntad que siem¬pre ha poseído y la filosofía volteriana con que siempre ha mirado la vida, han hecho que el tiempo no corra ni se haga visible en él, aparentando en la actualidad una juventud lo¬zana y fresca, tanto en su cuerpo, como en su espíritu. Posiblemente el muchacho que mayores simpatías desper¬tó en Manzanares fue Néstor, por su carácter generoso, su don de gentes, su sencillez mo¬derada, su abnegación sin lin¬deros, su estoica miseria y su afecto familiar; bajo la dirección maternal de doña Anita se hizo hombre siendo un niño; con la misma facilidad y des¬treza con que desempeñaba humildes menesteres domésticos, ocupaba también los primeros puestos en los bancos de la escuela regentada por E, Ospina y más tarde los del colegio de que fueron rectores don Alberto Calle, don Urbano Ruiz y don Francisco A. Monsalve. En esa época alternábamos en¬tre el estudio, el encierro de las vacas .de leche, el cuido de las bestias y pequeñas operaciones comerciales los sábados, con Julio César Hoyos, con Al varo Jiménez y con Arturo Gómez Arango, y era así como los días de mercado al cantó de los gallos nos levantábamos y acudíamos presurosos a la plaza principal a tomar el puesto: para nuestras toldas, disputándolo a veteranos del negocio de sal envuelta por libras, cacao de don Jesús Atehortúa, arroz de Victoria y jabón dé la Hanseática de Barranquilla, Cuántas sisas, cuánta agua vertida en los bultos de sal pa¬ra hacerlos más pesados; cuán¬to afán por atraer campesinos y endosarles nuestras mercade¬rías y cuántos dolores también cuando los domingos hacíamos balance de nuestras operacio¬nes y nos superábamos unos a otros en utilidades así adquiri¬das. Néstor ocupó después el puesto de portero escribiente del Juzgado de Circuito de Manzanares siendo magistrado de dicho Tribunal el altísimo poeta y gran político, preclaro orador e ilustre literato doctor Tobías Jiménez S., hijo del médico de ese entonces ilustre sonsoneño doctor Tobías Jimé¬nez M. No he conversado con Néstor sobre este particular pero estoy convencido de que la formación intelectual y so¬bre todo la filosófica principió a hacerse en éste al lado de TOBIANO, como familiarmen¬te llamaban sus íntimos a nuestro Juez. Con dos denarios que por este trabajo recibía Néstor se modificó en mucho la peno¬sa situación que atravesaban por

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entonces doña Anita y sus hijos, a pesar de que relativamente nada les faltaba a la sombra de don Pedro Nolasco, esposo de doña María. Pero Néstor no se conformaba en lo íntimo de su ser con estas po¬siciones secundarias y abriga¬ba la esperanza de hacerse hombre por sí mismo, útil a la familia y a la sociedad; con muy pocas economías y a la buena de Dios, un día cualquie¬ra lío bártulos y llegó a Manizales a tocar en las puertas del Instituto Universitario en demanda de saber, allí estuvo, adelantó conocimientos, transmitió como alumno-profesor los que ya tenía hasta adquirir el título de bachiller. Fue a Bogotá a recorrer el calvario de sus estudios profesionales y fue en esa época cuando dio de sí, dominando su voluntad y sobrellevando . escaseces y miserias sin nom- bre, todo lo que era capaz de dar un temperamento como el suyo cuando existe el propósi¬to firme de triunfar en la vida. Quisiera que otros hablasen por mí sobre la vida universi¬taria de Néstor y diesen cuenta minuciosa de sus afanes y desvelos, al lado de sus compañeros de entonces, los prestigiosos médicos en la actualidad, doctores Demetrio Martínez Porras, boyacense; Juan B. Giraldo, huilense y Emiliano Laserna, también manzanareño. Volvió a Manzanares con su título de doctor en medicina y cirugía, y aquí obtuvo triunfos en el ejercicio de su profesión, triunfos que lo encumbraron más aún en el concepto de sus paisanos. No fue un explota¬dor y sí un benefactor de quie¬nes de sus conocimientos ha¬bían menester. Dentro del san¬tuario de su hogar, con la satisfacción del deber cumplido y del éxito alcanzado y en constante veneración para su madre que veía así compensados sus amores maternales, permaneció Néstor en su pueblo natal alrededor de cuatro años, pero ávido de mayores; conocimientos en su oficio se, fue a Europa y en las facultades de medicina de París y, Berlín investigó hasta captar los últimos adelantos de la medicina y de la cirugía especial¬mente en las enfermedades de los niños, para radicarse posteriormente en Manizales, donde reside en la actualidad. El suelo le ha sido propicio y la Diosa Fortuna lo ha tenido de su mano y le ha premiado sus esfuerzos haciéndolo centro y: cabeza visible de un hogar en donde la Virtud y la sencillez residen. Si en la juventud quiso espigar en los campos de la políti¬ca, bien pronto su capacidad intelectual le demostró que no era allí donde debía actuar. No quiere esto decir que haya sido ajeno a las modalidades políticas del país y bien claro lo demostró cuando en la cam¬paña electoral Suárez-Valencia, sostuvo en la plaza de Manza¬nares las excelencias de este último candidato. Ya antes ha¬bía demostrado también su in¬conformidad desde la tribuna pública por la candidatura Concha secundada por el gene¬ral Uribe Uribe como jefe del partido liberal, adhiriendo a la doctrinaria del doctor Lombana Barreneche; y retrocediendo un poco al través del tiempo bueno es recordar también su adhesión a la «Unión Republi¬cana», en los albores de sus es¬tudios universitarios, cuando Eduardo Santos, Alfonso Villegas Restrepo y Aquilino Vi- llegas, pugnaban por generalizar en el pueblo colombiano este movimiento político de tan efímera duración. Más tarde, al iniciarse el régimen liberal en Colombia y bajo la presidencia del doctor Enrique Olaya Herrera, Néstor fue llamado urgentemente de Bogotá por este ilustre mandatario para exigirle el concurso de sus capacidades al frente de la gobernación de Caldas; pero ya éste había colgado desde muchos años atrás el bagaje de sus actividades políticas y rehusó este honor, que para él era un derecho y para el pueblo que lo vio nacer, su propia redención. Que sirva la vida de Néstor como ejemplo a los jóvenes manzanareños que se inician en la carrera del estudio y que imiten de èl lo que puede una voluntad bien dirigida y mejor organizada, cuando se tiene como meta de las aspiraciones el triunfo del hombre sobre los elementos que le son adversos

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Roberto Ramírez Llano EL CANTO DE NESTOR VILLEGAS Doctor Néstor Villegas Duque. Bogotá. No de oídas sino de conocimiento direc¬to sabia yo que usted es un médico excelente cuya especiali¬dad los niños—, lo ha colocado en la cima de la fama. Sabía también, por honrosa distinción que es usted amigo sin par de generosidad material y es¬piritual inigualada. Sabía ade¬más por control inmediato que es usted un cervantino apasio¬nado para quien el idioma no tiene ninguna reserva egoísta. Y muchas otras cosas sabía de usted, todas apasionantes desde el punto de vista del prestigio moral e intelectual, pero, Dios mío, no sabía que en usted vive de asiento un gran poeta. Por¬que un gran poeta es el autor de los alejandrinos pareados dedicados a Manizales y publi¬cados en LA PATRIA de ayer domingo, y nada importa para el concepto cabal de la poesía, que algunos acentos no acudan a la cita impertinente de una retórica que va pasando de mo¬da. Porque en ese canto a Ma¬nizales hay lo que la poesía exige con todo rigor, o sea mate¬rial ideológico, fondo de belle¬za y expresión elegante. Todo lo demás pertenece a la versifica¬ción que nada tiene que ver con la verdadera poesía. He acariciado, éste es el vocablo preciso, con delectación y con orgullo de amigo ese canto a la ciudad y no me he cansado en la admiración, ni me ha hostigado su gusto exquisito extraído de las esencias finísi¬mas del idioma. En fin, doctor Villegas, usted que ha sido el amigo medico, el amigo filólogo, el amigo cordial, agrega con su canto un eslabón más a la cadena de la amistad, el eslabón del amigo poeta, pero poeta de verdad. Devotamente, Ramón Escobar Álzate. CANTO A MANIZALES Publicamos e n nuestro suplemento literario un hermoso y meritísimo Canto a Manizales, cu¬yo autor quiso escudarse bajo el pseudónimo de Ambrosio Vélez Macías y que en reali¬dad corresponde a la firma ilustre del doctor Néstor Ville¬gas Duque, hombre de vasta cultura que ha preferido la si¬lenciosa sencillez de su biblio¬teca a la efímera gloria lite¬raria. No podía quedar oculta la autenticidad del autor de ese canto, en verso alejandrino, de altísimo valor espiritual, só¬lida contextura, que evoca en muchos de sus apartes aquella escuela inextinguible de Gui¬llermo Valencia. No se sabe qué apreciar más en el poema del doctor Villegas: si la con¬textura, el vigor del pensamiento, la fuerza ideológica, la ele¬gía consagraticia a la ciudad tutelar, o el entrañable afecto con que está escrito. Como un caso digno de admi¬ración y de ejemplo presenta¬mos este poema. Su autor es un médico eminente, que alter¬na el estudio cotidiano de los libros profesionales con la lectura de los clásicos y de los modernos. Su permanencia en París, donde tuvo la oportuni¬dad de hacer cursos de especialización, le abrió las puertas de la cultura europea y le dio una mentalidad acendrada en las fuentes inmortales del es¬píritu. Como prosista creemos que es de los mejores que tie¬ne el país, pero se inhibe de publicar en los periódicos, o de lanzar un libro, por la fideli¬dad a un evangelio ingénito de sencillez y de modestia. Al im¬pulso emotivo del primer cen¬tenario de Manizales, el doctor Villegas envió al concurso lite¬rario abierto en el "Club Rotario", un poema que honra a las letras caldenses y coloca su nombre a la altura de nuestros más consagrados hombres de letras. El autor sufrirá una mortificación con esta nota y con la publicación de su nom¬bre al pie del poema.

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Hemos querido hacerlo así por el mé¬rito del inspirado canto y por su significación imponderable.

Salamina mayo 9 de 1960 Sr Dr Néstor Villegas Duque, Bogotá Mi apreciado Dr Villegas Duque : En mi vida tres: veces lo he visto a Ud , Fue la primera allá por el año 34, cuando lo conocí . Es¬taba Ud muy joven . Yo fui con-mi hermano Eudoro a consultarlo. El era el enfermo . Ud recetaba de La Esponsión para abajo . Ud lo examinó a fondo , le tomó sus reflejos , lo inspeccionó , le preguntó muy bien su sintomatología y lo recetó . Yo era adulto y no había pensado estudiar medicina , ni por asomo . Al recapa¬citar hoy en este hecho , a través de la asociación que me trae su carta , confirmo la aseveración del Dr Pablo Elias Gutiérrez, cuando alguna vez me decía ; Manizales se quedó sin clínicos , pues Jaime Robledo Uribe murió y Néstor Villegas se les fue para Bogotá . La segunda vez lo vi en casa de mi abuelo Fermín . El estaba enfermo . Cristóbal le hizo junta médica . Asistieron Ud, recuerdo que Ud le decía a mi abuelo, tío , con mucho cariño - el Dr Pablo Elias , el Dr Enrique Isaza y Cristóbal . Le hacían una atención al colega y como para la muerte no hay remedio , dos días después mi abuelo murió en un paro cardíaco , mientras se incorporaba, a tomar el vaso de noche , La última vez que lo vi fue cuando fui con el Dr José Alzate Betancourt a su casa de Ud , allá en Chapinero , hace unos siete años . Ud nos recibió muy amablemente , Hablamos de muchas cosas . Se agitaba una densa clientela de madres con infantes de brazos en la sala de es¬pera , y al darnos cuenta de ello , vimos que le quitábamos tiempo al médico y vida a esos chiquillos , y nos despedimos . Ud , con la gran cortesía que lleva en su sangre , nos tendió la mano y el brazo , cancelando esta charla memorable . Después de esto he oído hablar mucho de Ud . Fernando Duque Macías es el gran intérprete de su vida , talento y conducta . Una de las facetas que más he admi¬rado en Ud , pues el talento me lo explico , es su rectitud . También me explico su rectitud y santidad , pero las admiro . En esa santidad veo a mi abuelo , hombre de talento , rectitud y equilibrio como pocos los hay . Su carta es hermosa . No merezco esa atención . A propósito de cartas le diré que mi libro fue repartido . No lo vendi . Entre las manifestaciones privadas , por una rara coincidencia, hay tres cartas de tres pediá.tras que son la más grande recompensa a mi obra , A la cabeza de ellas va la suya , por su sinceridad , por la grandeza que encierra , por su estilo de prosador impecable , Las. otras dos las recibí de Umberto 8alazar , condiscípulo de bachillerato y de Bernardo Vélez , condiscípulo de carrera en Medellín . Esta coincidencia de estas cartas hermosas , de tres pediatras , me su¬giere el criterio de ley selectiva que debe tener la pediatría , al elegir a sus hombres que han de garantizar la salud del niño . Hay un alto grado de esteticismo , de sensibilidad , de sinceridad y de análisis en estas cartas . Algo distinto debe tener el pedíatra pa¬ra captar el mundo , para intuir la belleza . Quizás por estar al frente del enfermo que no habla , que no sabe de su dolor , el médico se vuelva más intuitivo , más sicólogo , más escrutador . Y ese sentido paternalista que va adquiriendo , al lado del infante , lo hace más artista , casi poeta . Talvez González Ochoa , primo

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del filósofo Fernando González , fue el mejor Profesor de mi carrera , Este médico , hoy padre de la escuela pediátrica de Antioquia , tiene un don raro de mirar al mundo , a través de las rehendijas que a dia rio le presenta . • ' Hermosa la evocación de Dña Ana María , su ma¬dre , en las veladas intelectuales de Brujas . Este dato engrandece más la inolvidable montaña. Ud. añora esos campos . No se si los conoció personalmente o a través de su madre . De cualquiera manera que los hubiera intuido , hecho vivencia , es bastante . Algo similar me ocurre en relación con El Retiro , la tierra de mi madre , tierra a la que amo a través de sus relatos y leyendas vividas por ella , en su infancia lejana . Tengo una niña de siete años , que hace dos se aprendió , - aún no sabía leer - la mayor parte del capílo de Brujas y lo declama con primor . Ella lo siente . Es un poco romántica, y al oír de mis labios que Nazaria , la vieja del cuento , está, en porvo en el cementerio de acá , se le crispan sus nervios . No la concibe sino en Brujas , tierra que ama entrañablemente sin conocerla, y a la que me pide la lleve para comprobar la letra de lo que recita y siente con toda la entraña de su alma . como que eso fue.la vida de su padre cuando era niño . /La vida son puñados de emociones y detalles De Dña Antonina , su tía , el ultimo vastago de esos 15 hi¬jos del recio antioqueño Dn José María Duque Arbeláez , le informo que allí está guardando la tradición de la raza . No soy yo ccomo üd lo dice , es ella , esta hermosa y santa ancia, hermosa y santa como dicen que lo fue Dña Ana María , su madre , la que sigue hablando de la estirpe de un aguerrido varón que subió de Marinilla a pie , consiguió riquezas , sembró una tradición intelectual y moral en este pueblo , a través de esos 15 hijos que hoy se han vuelto multitudes honradas y de una sola palabra como él . Se de sus Memorias que Ud prepara . Para este libro auguro el mayor de los éxitos , como producto que será de un intelectual puro y de un médico que fue hijo del esfuerzo . Si no es mucho insinuarle , no olvide mandarle un ejemplar al Profesor López de Mesa El ha comentado mi obra con una carta llena de sabiduría , como todo lo suyo . Ud vive muy ocupado , Esta carta es respuesta a la suya f tan gentil y obligante . La respuesta de esta , será su libro . Reciba el saludo de su colega , pariente y amigo . Hernando Duque Maya

Registro Cultural Un libro de Néstor Villegas Duque Néstor Villegas Duque, médico de calidad, profesor de esa ciencia en nuestra Universidad, Humanista, letrado y filólogo de nacimiento, acaba de regalar a los lectores de Colombia y del mundo hispanoamericano, con una obra pulcramente escrita, como todo lo de él, con el título “Estampas Interiores”. (Antares, Bogotá, agosto 31 de 1961). Acaso el lector desconozca a Néstor Villegas Duque, porque si bien es cierto que quienes estamos enterados del permanente florecer de Caldas en los predios del intelecto, en función de poesía, de ciencia, de novela, de cuento, de ensayo, de crítica y de elocuencia, lo conocemos desde mucho atrás, no ocurre lo mismo con quienes nos siguen de cerca, ese orto renovado del que hablamos. El prólogo de Silvio Villegas, que

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en esta página reproducimos, dice bella y acertadamente, en prosa que invita s ser devorada con glotonería, cuanto significa el doctor Villegas Duque, no solo como señor del idioma y fino captador de almas y paisajes, sino como humana concreción. Su vida ascensional es tan ejemplar como la más ejemplar entre las que merecen este nombre. La juventud puede aprender en la estampa miguelangelesca que le dibuja Silvio lo mucho que puede una voluntad noblemente puesta al servicio de la inteligencia. La lección que nos ofrece la vida de Villegas Duque es que la sabiduría lo mismo que la santidad, es obra de nosotros mismos, siempre que aprovechemos las herramientas que para lograrlo Dios ha puesto en nuestras manos. Este libro, costelado de estampas interiores y de amigos, así como de cuadros lugareños , en su mayoría pretéritos, servirá de itinerario de superación a cuantos lo lean, de manera especial a las nuevas generaciones, porque el Jorge que lo colma es el propio autor. Lo llevaremos de cabecera en nuestro viaje al exterior, que se inicia pasado mañana ; y sobre aspectos que Silvio Villegas no enfoca hilvanaremos nuestro ordinario concepto. Benigno Acosta Polo La República, Octubre 1 de 1961. Cali, Septiembre 18 de l961 Muy querida Carlota: Me uno a César para enviar a ti, Néstor, Anita y familia un estrecho abrazo y para reiterarle a él nuestra más afectuosa felicitación su su libro, que mas que una autobiografía es una admirable obra costumbrista. Pocas veces se ve tan maravillosamente copiada la idiosincrasia de una raza, de la que Néstor es un exponente que la honra en grado sumo. Que no cuelgue la pluma, porque quien ya nos dio esa muestra de sus capacidades de escritor, está obligado a no dejar nada en el tintero mientras viva. Para los nietos besitos y tú recibe de nuevo con Néstor, Daniel y Anita mi cariñoso abrazo Mercedes (Mercedes Salazar de Vallejo) De Nuestro Monasterio de Manizales Septiembre 17 de 1961 Queridísima Carlota: Esta cartica es para ti y a traves de ti para el Doctor. Nos parece que este es el mejor conducto para hacerle llegar una felicitación tan íntima y cariñosa como la que deseamos enviarle, hemos gozado y compartido contigo el gusto de saber que ha terminado con tanto éxito el libro que estaba escribiendo, tanto en los comentarios de una cartica de Matilde Salazar como en los de Mons. Tulio hemos sabido que es muy ameno e interesante Nuestra Reverenda Hermana Depuesta quisiera escribirle siquiera unas palabritas para manifestarle su gusto y felicitarlo, pero estos tres días se ha levantado y con la impresión de la agonía y muerte del yerno de Roberto y la venida de algunos familiares, nos da miedo y queremos que se economice para la semana entrante si pueden venir Ustedes y Ernesto y Leonor, entonces podrán hablar con calma, pueda ser que resulte efecrtiva esa visita que nos proporcionará un buen gusto Como Maruja se va de mañanita no queremos perder esa ocasión de saber que llegó seguramente la carta, recíbela pues con todo nuestro cariño y gusto de que tengas un marido tan ejemplar y que sabe aprovechar tan bien y rectamente los talentos que Dios le ha dado, díle pues que los siga aprovechando para bien de tantas seres menos dotados

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y que necesitan luz y guías. Salúdalo de nuestra parte que todas las monjas los saludamos felicitamos y tenemos el gusto de ve.rlos aquí Mil recuerdos y felicitaciones para Anita y Daniel, cariños para los niños, Las monjas de la Visitación Popayán Septiembre 24 de 1961 Mi querido Nesticor: Fuera de la venida de Elvirita hace 20 días que fue para todos de una indescriptible alegría, hacía años no me había llegado un gusto tan grande como el que me ha proporcionado la llegada de “Estampas Interiores” y no solamente yo estoy feliz con él, sino todos los de la casa. Y también otra cosa, estoy muy orgullosa de tener un libro escrito por un tío, y mientras mas lo leo más me enorgullezco por lo bello que me parece, porque “Jorge” es un verdadero héroe, porque Jorge vale igual que un tesoro, porque tantos méritos muy pocos los han tenido o los tendrán. Quisiera llamar a todas mis amigas y decirles que lean ese libro pero que sepan que su protagonista es un tío mío. Pero para contarle todo lo que me ha ocurrido con “Estampas Interiores” le cuento que me ha hecho llorar de una manera incontenible. Lo que mas me lastimó el alma fue la venta de la cadena del reloj de papá Jesús Antonio. En total mi querido Nesticor adoro a Estampas Interiores es un compañero que me anima en mi sufrimiento diario deciéndome en sus ejemplares líneas: ¡Adelante! Que Dios le pague por este gran regalo que me acompañará hasta el último día de mi vida y luego quedará a mis hijos y nietos para que aprendan de él que en la vida se puedde ser lo que uno quiera. También lo felicito por la culminación de esta maravillosa obra, felicito a Carlota y Anita muy efusivamente. A Clemencita le mandé las indicaciones de tanto valor que en su carta me da respecto de la niña. Todavía no he recibido respuesta pero tengo seguridad de que ella las practicará Todos estamos bien y a todos me uno para abrazarlo con Carlota y demás. Afma. Sobrina que más lo quiere,. Carina (Carina Villegas de Duque)

DEPARTAMENTO DEL TOLIMA -contraloria Seccional del Departamenlo Ibagué, Septiembre 19 de 1.961 Señor Doctor NÉSTOR VILLEGAS DUQUE Bogotá. Mi muy querido tío: Sean estas cortas líneas, mi buen señor, para significarle mi felicidad por el inmenso regalo espiritual con que ha honrado a la tierra y a la raza. Se aventuró Ud, a escribir su autobiografía,

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lo que sólo quien se conozca a sí mismo y la medida diáfana de lo justo y de lo bueno, en expresión de normativo ejemplo, se atreve a publicar. Qué obra tan importante para esta generación de hoy, la que de los abiertos caminos sólo conoce los suspendi¬dos atajos, el vértigo rojo que ya nos viene del abismo. "El Mensaje García" que yo aprendí de niño se quedó atrás como una posta en espera de esta "Carta" a la juventud de América Admira la obra por su ordenación cronológi¬ca, por la unidad de pensamiento al logro de una orientación y -fin propuesto: un ejemplo y una lección de ética y moral profe¬sional. Todo en esta obra es perfecto desde la luminosa vida de un hombre en pira de amor sagrado a la cantarína fuente que corre por sus páginas con la naturalidad con que ella se lanza de la cordillera al llano o a la desdibujada pincelada-de un paisaje inconcluso que se torna de su pluma en lienzo de maestro. Qué orgullo para doña Carlota, Anita, sus que ridos nietos y para Héctor que lo lleva en la sangre, en el cora¬zón y en el espíritu. Un abrazo para todos. Hector Villegas Villegas

Telegrama: Manizales Septiembre 30/61 Profunda emoción hemos sentido lectura su bello libro que lo honra a usted, a la región y a Colombia. Reciba nuestro homenaje de admiración y amistad . carvasquez carmenrosa Cali, Septiembre 28/61 Dr. Néstor Villegas D. Bogotá Para Ud y los suyos envío un cariñoso saludo Acabo de leer su libro “Estampas Interiores” que por doncucto de uno de sus parientes llegó a mis manos. Este excelente regalo, con dedicatoria que me llena de complacencia, lo guardaré como un tesoro mientras viva. Nunca antes hube de leer un libro, con tanto placer y emoción;; en él hay capítulos de fino humor, como también en sus páginas hay otros que enternecen; varias veces llevé el pañuelo a los ojos para secar la lágrimas. Su libro lleno de bondades y noblezas sin cuento está escrito en un castellano pulcro y elegante y con una inteligencia que deslumbra. Dr. Villegas, Estampas Interiores honra a su autor, a la familia y a la Patria Le repito mis más rendidas Gracias. Su fiel amigo de siempre Abel López Gómez

Manizales Ocbre 2 de 1.961. Dr

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Néstor Villegas Duque. Bogotá. Néstor querido: pasando la convalescencia de una colecistectomía por ominoso cálculo enclavado en la ampolla de Váter, me vino tu libro co¬mo caído del cielo. Para mi íntima satisfacción era suficiente la dedi¬catoria, pero ya que tanto me honras con la estampa que me consagras, mil gracias. Con exquisita delectación he estado saboreando este fascinante libro que me llega al fondo del alma, ya que, mutatis mutandi, algo tengo de Jorge. Lo he leído añorando, riendo, sonriendo y chocoliando. Añorando con él la prodigiosa descripción de nuestra vida en el Colegio Mayor y en el Instituto; aún resuenan en mis oídos tus palabras de protesta cuan¬do sin conocerme casi, te enfadaste porque el inolvidable don José Gutié¬rrez me sacó de filas por no tener vestidito negro; esto perdura en mi me¬moria. Riendo con Ing al aterra, con el rústico Plácido Sánchez y con 'Tato Botero, aterrado por las palabrotas del Quijote. Riéndome con los arcaísmos y latinajos de don Repárato y con la macabra relación de aquella ca¬bellera que andaba en el anfiteatro y con la pilatuna del secuestro de instrumental para las disecciones. Sonriendo con tus aventuras a lomo de mula por aquellos farallones y ventisqueros y con la boleta de Lucio Quintana en pago de tus honorarios. Ya lo dijo el Manco: servir a villa¬nos es echar agua a la mar. Chocoliando con el cúmulo de amarguras que sufriste y los matones que saltaste para poder subsistir; solo quienes amasamos la carrera con las lágrimas de la orfandad y la levadura de una pobreza franciscana, podemos darnos cuenta cabal y completa de tantos infortunios. Sin ánimo de herir tu modestia, he de decirte que las pági¬nas de Estampas Interiores son todas de antología; qué estilo tan per¬fecto, qué prosa tan severa y suave que dominio del idioma,y cuan ele¬vados y nobles sus pensamientos; espléndida lección para un joven médi¬co. Son de un maestro las consideraciones sobre el habla antioqueña, las consideraciones filosóficas y el diálogo sublime de don Pacho sobre la vejez. El prólogo de Silvio es magnífico. no podía ser de otra manera pa¬ra los gavilanes de escritor tan famoso; es como la espuma lírica que adorna el delicioso ponqué de Estampas Interiores. En fin, Néstor queri¬do, que has coronado la parábola de tu vida sin sombras con una obra que perdurará en la literatura colombiana y en el corazón de tus amigos. Réstame tan solo y en nombre de todos los amigos que aquí tienes, hacer¬te la cordial, sincera y formal invitación para que vengas a pasar a nuestro lado unas horas, para tener la dicha de verte; y volver un poco a tan dulce pasado. Para Carlota y Anita mi cariñoso saludo y para tí el abrazo muy estrecho de tu affmo,

Manizales, Octubre 3 de 1961 Señor Dr. Néstor Villegas I). Bogotá Mi querido Dr. Villegas: De manos del maestro David recibí su fa¬moso libro. No sabe cuanto le agradecemos Matilde y yo tan grande atención, y tan estupendo regalo. Ya empecé a leerlo, y le aseguro que me ha dejado sorprendido. Aunque yo sabia bien lo que se ocultaba detrás de esa inmensa modestia, jamás creí que hubiera semejante escritor; la literatura

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Colombia tenia un "bien oculto" y muy grande. Seguramente que mi gran entusiasmo viene en parte del inmenso cariño con que lo es¬toy leyendo, pero a pesar de mi impreparación en estas mate¬rias, como en todas, me he dado cuenta de lo mucho que vale su obra, que ojalá no sea la última. Con los suyos reciba un apretado abrazo y todo el cariño de su affmo. Amigo Ambrosio Echeverri

Telegrama Manzanares Noviembre 6 l961 Inmensamente agradecidas cariñosamente Pastora Lucía Aura

(Pastorita Gómez)

Manizales Octubre 7 de 1961 Señor Dr. Néstor Villegas Bogotá Mi querido Nestor: Me refiero a tu sarta de fecha 27 del mes pmo. pasado, que me llegó con el paquete de libres, o mejor dicho con dos paquetes y la respectiva lista para entregarlos Inmediatamente llamé a Pedro Josépara que ee pusiera en la obra de entregarlos, lo que ha hecho durante esta semana, hoy terminó, quedando por entregar el para Yagarí que no se encuentra en la Ciudad y en la Patria le dijeron a Pedro que no lo de¬jara porque se perdía, lo dejo en mi poder y tan pronto llegue se lo en¬trego. Ahora quiero felicitarte por los ratos tan agradablesque he pasado leyendo tu libro, la amenidad ,1a dulce sencillez de escri¬bir como decia, Don Marco Fidel Suarezr no me han sorprendido, pero, la vo¬luntad, el carácter, la hombria y en fin tantas condiciones para dominar los inconvenientes- y triunfar en la vida como lo haz hecho si me admiran.. Tu libro es una Iección tan grande para los jovenes que ya se lo estoy haciendo leer a los de mi casa. Yo que no soy literato y más o menos estaré como Jacinto tu compañero de cuarto estudiando zoolegia si me considere suficiente para sentir un buen libro. -Para no darte más paja solo te digo que tu litro no es ningún chapín y . boquinche como, tu .dices, es todo un libro como lo más agradable y ameno que uno pueda leer. Alicia va a gozar mucho lyendolo cuando regrese de los EE.UU.donde se encuentra pasando unos días con Mari a Emilia. Con Pedro José no hice ningún negecio para entregar tu libro simplemente le dije que lo repartiera y asi lo hizo, a todo el que se 1o entregaba lo hacia firmar. Si tu deseo es darle o pagarle algo, dime cuánto le doy y lo haré con mucho gusto Sin más, recíbe con Carlota mi cordial abrazo y mis

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•deseos porque se "encuentren sin novedad y que sigas tú deleitándonos con tus escritos Tuyo David Uribe

Telegrama Manizales Octubre 4 l961 Recibí tu hermoso libro bellamente escrito diáfano nobilísimo como tu espiritu. Te escribiré muy pronto estrecho abrazo de felicitación. Amigo, Londoño Peláez Telegrama Manzanares Octubre 5 de 1961 Precioso recuerdo. Agradecemoslo infinitamente. Reciba atento saludo sus amigos que lo aprecian en lo que vale usted. Abrazámoslo Capitán Luisa Telegrama Cali San Fernando Octubre 4/61 Cordiales felicitaciones. Muy agradecidos. Fernando Lema Clemencia Villegas Telegrama Manizales 13 de Octubre/61 Agradecida. Selectísima obra . Clementina Duque

Manizales Octubre 4/61 Acaba de llegarme bellamente tomificado . Te leeré fervorosamente. . Gracias, Abrazos. Congratulaciones. Abel López Gómez Cali Sept. 28/61 Encantado con tu libro. Estoy deseosísimo conocerlo. Con Carlotica recibe cariñoso abrazo. Agradecidísimo Jorge Vallejo Manizales 12 de Octubre/61 Cordial abrazo Felicitación agradecida. Madre Sofía. (María Salazar de Estrada – Sofía Estrada S. Manizales 14 de Octubre /61 Agradecidos magnífico obsequio. Cordial saludo. Alfonso Duque – Margarita Estrada S. Manizales 18 de Octubre /61 Inmensamente agradecida y emocionada. Delicado tierno envío . Complacidísima devoraré sus páginas. Ameli a (Amelia Estrada de Jaramillo) 21


Salamina Octubre 16 de 1961 Señor Dr Néstor Villegas D. Bogotá Recordado Néstor: Por medio de la presente acuso recibo de tu libro, el cual desde que supe estabas escribiendo deseaba ansiosamente conocerlo; ayer nos llegó y sobra decirte nuestro gusto al recibirlo, asi que con todo interés y atención vamos a dar principio a tan amena y encantadora lectura. En nombre de ambas quiero darte un sin número de agradecimientos por tan valioso e incomparable obsequio, a la vez que nuestras felicitaciones más cordiales y sinceras Gustoza cumplí tu recomendación de entregar al Rdo. Padre Duque y al Dr Calvo los que les enviaste; Gonzalo Mejía se encuentra ausente, pero tan pronto regrese se lo haré llegar Me uno a Evita para enviarte nuestro más cordial y cariñoso saludo el que harás extensivo a Carlotica, Anita y familia, deseándoles un completo bienestar. Affma prima Marina V. de Echeverri Telegrama Manizales Octubre 14 de l961 Acabamos de leer sus brillantes y amenas estampas interiores Ojalá continúe con el volumen segundo. Enviámosle cordial abrazo felicitación Luis Carlos Giraldo Matilde Manizales Octubre 13 de 1961 Muy agradecido por tan estupendo regalo. El compromiso contraído con tus conciudadanos lo has cumplido espléndidamente y por ello apresuramos a felicitarte afectuoso saludo Guillermo Isaza – Lola Vélez de Isaza

Manizales, Octubre 3 de 1961 Señor Dr. Néstor Villegas Bogota Muy querido Néstor Qué regalazo el que nos hizo con su admirable y extraordinario libro.. Su lectura me ha entusiasmado de tal manera que he dejado de lado los que traía entre manos para dedícame a el. Las felicitaciones mías y ¬de Ana son verdaderamente sinceras, y aun cuando de profanos, " no sabemos hacer empanadas pero sí donde las hacen buenas". Reciba pues el estrecho abrazo que le enviamos, extensivo a Carlota, a Anita y a su marido. Suyo muy affmo. Telegrama Manzanares Octubre 5/61 Muy agradecidos gentilísimo Obsequio Cordiales abrazos. Antonio familia Manzanares Octubre 3/61

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Al agradecer tan incomparable rasgo generosidad Permitome felicitarlo efusivamente y como manzanareño y su amigo leeré siempre sus páginas con deleite y emoción Sinceramente celebro merecido triunfo Honorio Ramírez A. Salamina Septiembre 27/61 Recibí precioso regalo. Deleitándome muy agradecido Hernando Manzanares Octubre 13 de l961 Tu grande obra merece elogios futuras generaciones agradecemoste profundamente ARJIMENEZ Elena Espriella Nariño Octubre 14 de 1961 Recibí maravilloso libro agradecidísimo cordialmente felicítote Abrazos Franciso Manzanares Octubre 29 /61 Acabo recibir obra fruto clara inteligencia suya. Agradezcole Felicítolo Noel Ramírez Manzanares Octubre 14 /61 Agradezcole. Felicítolo libro saludolo Nazario Vera 'ADEL LOPEZ GÓMEZ.: Estampas Interiores Tiene razón Silvio Villegas cuando dice en el magnífico prólogo de este libro admirable, al referirse a su autor ilustre: "La medicina ha sido para el doctor Villegas una forma de santidad, un canto de amor, porque implica el sacrificio de sí mismo, en aras de las aje¬nas desventuras". Un juicio exacto que se desprende de la lectura de este libro au¬tobiográfico y sencillo, hermoso y sincero, escrito desde el principio al fin con palabras de verdad y humanidad por alguien que, no ha¬biendo presumido nunca de escritor, lo es, sinembargo en la esbelta forma y en e! diáfano estilo. En la precisión de las imágenes y en la sobriedad y belleza de las descripciones. En la justeza interpretati¬va, en el sentido del paisaje y en un sabio sentido de la dosis que hace de sus cuadros retablos verdaderos y pinturas exactas. Dado el lector al encanto de este libro de amor y bondad, cau¬tivo en la lustral fluidez de su relato, viajero en compañía del per¬sonaje por entre las páginas amables, experimenta una especie de perplejidad. Ha de compartirse entre el héroe y su peripecia vital. Vale decir entre el autor que en tercera persona habla de sí mismo y el significado de su vida. La historia de su inquietud y de su sueño. Una inquietud y un sueño desde aquella apacible tarde aldeana, "a, los pies del cerro de San Luis , .sobre la empinada ladera", cuando el niño que hacía de escribiente en el juzgado suspendió su trabajo, hasta la fría mañana sabanera en que el doctor toma su coche para ir a visitar a sus pequeños enfermos, bajo la melancólica garúa ... Sí. La medicina ha sido para Néstor Villegas Duque una forma de santidad y un canto de amor, como lo dice Silvio. "Estampas In¬ teriores" es un testimonio de ello. La historia de una ambición de servicio tan noble como profunda. Tan firme en la voluntad como ar¬ duamente defendida a través de silenciosas batallas sin cuento. De amarguísimos momentos. De tremendas incertidumbres y calladas privaciones. . El prodigio maravilloso es que toda esta lucha, los años de adver¬sidad y de miseria. Los de soledad y de silenciosa prueba reiterada y constante no afectarán nunca la

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limpieza del corazón y la bondad del alma. Las virtudes, en fin que hicieron posible a Néstor Villegas es¬cribir a la entrada de su libro: “Por razón de nuestros años, cuando a la vida ya solo le pedimos un poco de sosiego para la corta tarea que nos falta, esta "carta" y los encarecimientos y encomios que en ella se encuentran, solo tiene el valor de un entendimiento de nuestra gratitud y cordialidad". Pero aparte de su notable significación como documento autobio¬gráfico, en torno a una vida tan importante y valiosa como la de Néstor Villegas, "Estampas Interiores" está lleno de certeras estam¬pas humanas. Las de los grandes profesores médicos, las de los ami¬gos y condiscípulos, entre los cuales tantos han tenido alta figura¬ción en la vida colombiana de los últimos treinta años. De ejemplar justeza es, por ejemplo, este párrafo sobre Luis Ál¬zate Noreña, el grande, el malogrado poeta de "Símbolos Rotos": "Ha¬bía en Luis un desasosiego, un, deseo vago, inapagable, que se le adi¬vinaba a poco de conocerlo y que se hermanaba con un desdén, a ve¬ces franco y a veces medio oculto. Vivía como en una bruma interior, en una espesura de emociones, cultivando un amor extraño e impo¬sible y oyendo la flauta, de la Diosa Melancolía, en sus ritos delica¬dos, selectos y sumos. De ahí que en toda su obra esté presente una mujer misteriosa y presentida, y lo indescifrable de la muerte . . . " Adel LÓPEZ GÓMEZ “La Patria 14 de octubre de 1961 DE DARÍO VERA JIMÉNEZ: "Estampas Interiores" "En cierto significado íntimo, todo libro es una carta circular a los amigos. En el libro se encuentran mensajes privados, seguridades de cariño, a modo de señales o cintillas". Néstor Villegas Duque, autor de "Estampas Interiores" que recibi¬mos con dedicatoria cordial, es muy parecido al famoso médico escritor de la Isla de Capri, quien hizo de su profesión un auténtico "apostolado y realizó una estupenda obra social en favor de los de aba¬jo. Con la sinceridad que lo caracteriza —virtud ésta que se cotiza por estas calendas de Dios a precios prohibitivos—, declara enfática¬mente que "Estampas Interiores" es una imitación a Ernesto Roberto Curtius en su libro "El Espíritu Francés en la nueva Europa". El médico Néstor Villegas Duque es un hombre esencialmente modesto. Con la modestia de los hombres grandes. que sirve en nuestro medio para que los mediocres se impongan. Sin ambiciones terrena¬les, es austero y un ejemplar jefe de hogar. Generoso y severo, Ville¬gas Duque ha sido para nosotros el mayor ejemplo de dignidad hu¬mana y el más edificante viático en este duro ascender. Por eso bus¬có la medicina, porque es ciencia del corazon, Al decir dé Silvio Vi¬llegas "es un hombre que se ha buscado a sí mismo, en horas de po¬breza, de desolación e incertidumbre, y que comprende con Pascal, que no obstante el espectáculo de todas las miserias que nos turban y : aprietan nuestra garganta, tenemos un instinto irreprimible que nos eleva". "Estampas Interiores" es libro encantador, editado sin jactancia y sinónimo de lucro. De estas publicaciones se dan muy de vez en cuando. Está escrito con sinceridad y amor a! prójimo. Es el relato de un viajero audaz con fervorosa sensibilidad mental. Que hace re¬saltar el sentido de la amistad tan escasa por estos tiempos. La vir¬tud sobresaliente de Néstor Villegas es el hecho de que nunca hizo alardes de escritor ni de médico trascendental .Sus luchas le sirvieron de aliciente a nuestro querido y admirado paisano. La adversidad pu¬lió una personalidad a toda prueba. Por haber sido esencialmente bueno, al fina! de su correría vital, la vida le ofrece el sosiego que es la razón para escribir esta autobiografía que es el mejor regalo a las generaciones.

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Nosotros, en estos breves comentarios no queremos adentrarnos en un elogio a la riqueza sintáctica de una obra singular, ni disiparnos en divagaciones idiomáticas dirigidas a criticar o enaltecer al escritor de "Estampas Interiores". Necia y petulante sería esta posición. La alegría nuestra es porque tuvimos la oportunidad de decir algo del insigne maestro, también hijo de esa cara tierra de Manzanares, Bogotá, octubre 18 ESTAMPAS INTERIORES HERNANDO DUQUE MAYA Con un ajustado y hermosísimo prólogo del escritor Silvio Villegas, el doctor Néstor Villegas Duque , pediatra de renombre, ha lanzado al mundo de las letras, en edición perfecta y en estilo sobrio e impecable, su reciente libro titulado “ESTAMPAS INTERIORES” Son unas memorias a manera de novela. No se si esta obra pueda clasificarse de novela. Novela real y vivida. Ella es la vida superada de un hombre que se ha escondido detrás de un personaje, llamado Jorge, personaje introspectivo, de voluntad granítica, impregnado de heroísmo, de un constante e inquebrantable anhelo de superación. En su narración es amenísimo. Sus retratos de personajes son perfectos. Este libro es la vida de un estudiante pobre, de casta y de talento, quien un día cualquiera toma la senda estrecha de lo difícil y se arma caballero de un ideal que lo hace grande. Parte de Manzanares, su tierra natal, con rumbo a Manizales. Va en busca de educación al Instituto Universitario. Viaja a pie en compañía de un mercader que le sirve de escudero. Al marchar por la cordillera central va reflexionando, ya que el reflexionar ha sido el mejor clima de la vida interior, como hombre introspectivo. El piensa al trepar escotero y sudoroso, que el que va caminando por esa estrecha ruta de peñascos, no es él, sino la sombra oculta de sus abuelos, de aquellos abuelos luchadores que emigraron del oriente de Antioquia en el siglo pasado, a la cabeza de los cuales llegó don José María Duque Arbeláez, quien siendo un mozalbete y sin una blanca en el bolsillo, llegó a pie hasta Salamina , donde poseyó y sembró la tierra virgen y esparció en ella su raza generosa. Jorge desde el arribo al Instituto empieza a recoger la rica cosecha de sus talentos. La pluma maestra del autor va dejando escrita la historia de ese plantel con todos sus rectores y discípulos. Desfilan en este libro, educadores como don Francisco Marulanda Correa, don Manuel S. Buitrago, el doctor Valerio Antonio Hoyos, el Padre Nazario Restrepo y el profesor Emilio Robledo. Entre sus condiscípulos destaca a Jorge Luis Vargas, Ramón Londoño Peláez , Carlos Arturo Jaramillo y J. Elías Calvo. En su segunda etapa en Bogotá entra a la Facultad de Medicina. En sus páginas admirables describe salas de anfiteatro y salas de enfermos impresionantes. Enfermos de piel, enfermos tosedores, atacados por la peste blanca, en esa época enfermedad irremediable. Sutilmente y sin que el lector lo advierta el escritor lo va llevando al conocimiento de maestros como Rivas, el sabio profesor de anatomía; de Lombana el filósofo y clínico estupendo; de Franco. El austero y erudito tropicalista ; de Esguerra, el eximio profesor de ojos azules. Tras breves instantes , Jorge, el personaje central de la obra, sentado en su camastro de estudiante paupérrimo, lee en voz alta, para él y para su compañero, un trozo literario del Maestro Carrasquilla, sumo deleite de sus horas de ayuno y soledad, y luego, cavila y cavila, pensando quién será la voz femenina que lo asedia por teléfono, con una dulce ternura de bella colegiala enamorada. Libro totalmente nacional. En él entreteje medicina, literatura, vidas de hombres ilustres, figuras centrales de la patria. Por sus pá¬ginas andan arrebatados "Los

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Leopardos", con sus gestos y arengas tribunicias. Figuras como las de don Marcó Fidel Suárez, cruzan paso a paso por la calle de los Carneros, meditando un sueño de gramatica. Por "ESTAMPAS INTERIORES" desfilan poetas como Donoso, los esposos Jaramillo Mesa y el brillante Mauricio. Médicos abnegados y Quijotes, como Jaramillo Arango, viajan a la jineta y sin camisa, y figuras cimeras como las de Aquilino, Jaime Robledo Uribe y Arias Trujillo, quedan en lienzos perfectos, a la manera de los viejos retratas que adornan las salas y aposentos de esas casonas familia¬res. Al hablar de Manizales de ahora cuarenta años, hay una frase perfecta que lo define en cuerpo y alma: "Era una ciudad a modo de un peñasco solitario, religioso y tomista". Muy hermoso y edificante es el diálogo del Maestro y el médico del capítulo 13. Y en sus páginas sobre su viajé por Francia, hay preciosismos literarios que revelan su temperamento de artista refinado. Ejemplo de ellas es la que escribe sobre "el Cieguecillo de París". La entrevista con el viejo sacerdote le sugiere unas cuartillas sobre las cosas pequeñas, página que tiene un profundo y edificante sentido filosófico. Al hablar de Germán Arciniegas dice que "su prosa es una fiesta de los ojos", y en la página 338 dice por boca del Maestro Marulánda Correa: "la sabiduría es es¬puma de los años". Qué verdad tan bien cristalizada. Esta obra es la epopeya de un joven pobre que quiso y fué capaz de triunfar, venciendo toda suerte de dificultades. Al leer a Marañón encontramos unos párrafos superados sobre el estudiante pobre. Es que la pobreza a veces es el mejor acicate para el triunfo. En dichos párrafos del escritor peninsular cabe de sobra la épica jornada de Néstor Villegas, relatadas en sus "ESTAMPAS INTERIORES". Al felicitar al escritor y al noble amigo, solo nos resta pedirle un ejemplar para las Bibliotecas públicas. Uno para la Biblioteca Jaime Mejía de Salamina. Es que a estos sitios van los muchachos pobres que no tienen con qué comprar el libro, y un libro como este puede ser el trampolín por donde salte mañana el estudiante de talento, el estudiante sin fortuna, casi siempre malogrado en nuestro opaco me¬dio de provincia. Con el libro "ESTAMPAS INTERIORES", obra que entra a en¬galanar la literatura colombiana, el doctor Néstor Villegas Duque ha escalado una nueva posición que lo enaltece. A sus atributos de hombre de rectitud acrisolada, de pediatra de renombre, de exponente al¬truista y generoso, de estudioso infatigable, ha sumado el título de es¬critor, dotado de clarísimos talentos. La Patria, Octubre 18 de 1961

Salamina Octubre 18 de 1961 Dr. Néstor Villegas Duque Bogotá Apreciadísimo Dr Néstor Villegas Duque No se imagina con cuanta alegría y sorpresa recibí su hermoso libro. Al tenerlo desenvuelto aprecié su pulcrísima impresión y sobriedad. Leí su “carta circular”, su dedicatoria y gentilísima tarjeta, y entré en su lectura.. El libro es apasionante desde la primera hasta la última página. Al tenerlo conocido escribí el comentario que aparece en La Patría. Quise hacerlo así ya que el libro suyo es obra para comentarse abiertamente, a fin de que sea conocido por el mayor número de lectores, ya que su contenido es una enseñanza palpitante, un tratado de historia y una preciosa joya por la altísima calidad estética. Lo dicho por mí en el artículo es un breve comentario. En el libro hay material para un erudito y dilatado estudio. Cuántas cosas

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podorán escribirse sobre su labor científica como médico general en su querido Manzanares, sobre sus desvelos al pie del niño enfermo; sobre sus profundas consideraciones sobre la responsabilidad del médico; sobre sus ensayos sobre el pueblo antioqueño. Plumas más autorizadas se lo harán. O muy seguramente todos los que seamos sus lectores haríamos por escrito o vervalmente, el comentario total de su mensaje que ha tenido la gentileza de entregarnos. Al acabar de leerlo, y por petición especialísima de las Villegas Duque de Elenita, las pasé a sus manos, quienes estaban ansiosas de conocerlo. No sabían que en esos parientes hay intelectuales puras, como Laura, catadora de exquisitos autores. Le agradecerían mucho un ejemplar. Por otra parte el Dr Hernando Alzate López , médico y senador, sobrino del Dr Alzate Betancourt ha manifestado gran curiosidad por conocer su obra. El fue el prologuista de la obra del Dr. Jaime Mejía. También de la obra del Dr. Jaime Mejía. También le informo que en Armenia ejerce nuestro pariente Fabio Isaza Duque. Cómo gozaría repasando esa bella historia de la gran escuela bogotana, donde se hizo médico, y muy famoso.! Al finalizar esta carta solo me resta felicitarlo muy de verdad por esta obra tan hermosa como ejemplarizante e instructiva.Su pariente y amigo que lo aprecia de verdad Hernando Duque Maya. P.D, En el momento de cerrar esta esquela he recibido su gentilísimo telegrama Por ello desisto de mandarle el recorte de La Patria. Valdría la pena de remitir unos ejemplares al almacén Librería de Celia Villegas la de Totico, ya que en Salamina puede tener una buena acogida esta obra tan caldense. H:D:M. Señor Doctor Néstor Villegas Duque Bogot.a Muy estimado Néstor; Hace ya algunos días recibimos tu libro, de manos de nuestro vecino David Uribe. No te había escrito antes, manifestándote nuestro agradecimiento por el regalo y por la de¬dicatoria tan generosa y gentil, pues quería leerlo antes de es¬cribirte y poder, con mayores razones, agradecerte el envío. Lo he leído ya y quisiera que pudiera llegar a las manos de los estudiantes de Medicina, pues además del gran * interés histórico que tiene, es necesario que se sepa que el Mé¬dico que triunfa, debe poseer, en alto grado, tu vocación, tu desin¬terés, tu afición al estudio y por sobre todo ello,tu hombría de bien. Además, las cualidades literarias de tu obra, te colocan en un sitio muy destacado, dentro de nuestros escritores. Quisiera pues, pedirte un ejemplar para la Biblioteca de la Facultad de Me¬dicina. Mil gracias, mi querido Néstor. Te envío, en unión de Berta, las más sinceras felicitaciones y expresiones de nuestra admiración y aprecio. Para Carlota enviamos muchos recuerdos. Te abraza: Enrique Mejia ruiz MEDICO - CIRUJANO Calle 26 No. 22-45 manizales Octubre 18 de 1.961.

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Sr. Dr. Néstor Villegas Bogotá D.E. Mi querido Néstor: Fue un gran deleite espiritual la lectura de su libro "ESTAMPAS INTERIORES" que tuvo a bien remitirme. Dice Ud. con propiedad que es un mensaje a sus amigos, con el que nos sentimos de verdad emocionados, pues evoca allí una época de juventud que nos fue muy cara, y está plena de conceptos y de recuerdos que el tiempo no ha logrado destruir; pero qué valores perdurables encierra su obra, páginas de Antología que están llamadas a perdurar entre las mejores de la Literatura Nacional. Desde el punto de vista descriptivo no tiene par el de la Feria de Manzanares, las andanzas por los profundos cañones de su tierra, la placides de la vida lugareña, con todos sus personajes afectivos, que vistos a través del tiempo se hacen legendarios. Lo perdurable de su obra radica, a más de su exce¬lente prosa, en la descripción de un modo de vida que entonces era la usual en Colombia. Pequeñas poblaciones en donde la vida transcurría con exquisita sencillez, conjugando las mejores virtudes de la acción comunal, en aislamiento obligado por las grandes distancias, pero que no fue obstáculo para que la mayor parte de ellas fuese verdadero vivero de grandes hombres, hechos a base de esfuerzo, de afán de progreso y de superación» Le diría que se incubó e esos pueblos una generación romántica, con un real concepto de la cultura, que en cierto modo es¬tá moderando la anarquía conceptual de los tiempos que corren» Es Ud. un escritor de talla que yo desconocía. Re¬ciba mis felicitaciones muy cordiales y muchas gracias por haberme dis¬tinguido enviándome su libro. Le ruego saludarme a Doña Carlota y a Anita, recibir mi estrecho abrazo y tenerme como su permanente estimador y amigo

4'Estampas Interiores" ManizaJes, octubre 24 de 1967 Señor doctor Néstor Villegas Duque. — Bogotá. Estimado doctor y amigo: Mi demora para enviarle los agradecimientos por el gentil envío de su libro "Estampas Interiores" se ha debido precisamente al in¬menso placer que su lectura me produjo lo que me llevó a gustarlo por dos veces, despaciosa y concienzudamente. Yo, que tuve la fortuna de nacer en sus manos, que desde niño he oído de labios de mis mayores (abuelos, padres y tíos) la justa alabanza a sus virtudes de gran médico, de probo ciudadano, de leal amigo y de íntegro manzanareño, me he sentido orgulloso de saber el valor humano y literario que mi cara tierra tiene en usted. Su meritoria obra, que, a no dudar, dejará profunda huella en la historia de las letras caldenses y colombianas, proporciona en cada uno de sus capítulos especial regocijo a sus afortunados lectores. Pe¬ro el regocijo es mayor para quienes como yo, anduvimos en nues¬tra infancia por los mismos .paisajes que usted tan admirablemente pinta, vivimos horas de alegría semejantes a las que usted relata y, ya de hombres, conocimos a buena parte de los Profesores de la Fa¬cultad de Medicina que, usted tan noblemente evoca y hemos teni¬do la oportunidad, en esta hidalga ciudad de Manizales, de compar¬tir largos momentos de ameno paliquear con hombres a los que usted recuerda con tanto afecto en las admirables páginas de su libro.

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Digan otros más disertos el elogio del hombre de letras y del prosista experto; yo me limito a la alabanza de su obra como algo que nos pertenece muy íntimamente porque tengo, entre mis pocas cualidades, la de adorar a mi terruño y su libro es, antes que iodo, un canto a Manzanares, a sus fundadores y a sus gentes. Usted, doctor Villegas, ha hecho por la tierra natal con sus "Es¬ tampas Interiores" mucho más que todos los manzanareños juntos, Con usted sí que se cumple aquello de qué "No son los pueblos que hacen grandes a los hombres, sino los hombres los que hacen grandes a los pueblos".A Le repito mi gratitud por el invaluable obsequio que me hizo 1 lo insto, con todo el respeto que usted merece, a que dedique los días que aún le restan de su preciosa existencia (y ruego a Dios que no sean pocos) a enriquecer la literatura colombiana con los incompa¬rables frutos de su poderosa inteligencia. Le desea muchas felicidades, su amigo, Héctor José Jiménez Tirado ESTAMPAS INTERIORES La Patria Octubre 27 1961 Fui y he sido siempre un tácito discípulo de! doctor Néstor Vi¬llegas Duque aunque no disfruté, directamente, de su excelentísimo magisterio. Apenas, forzando un tanto la composición de lugar que la infancia admite de lenitivo para todos los interrogantes doloro¬sos, lo recuerdo como profesional sin par, como intelectual de al¬tísima preeminencia, como hombre de hogar solícito e incansable, como interlocutor de espléndida fascinación. Varias veces, de ado¬lescente, fui huésped ocasional de su casa, invitado por uno de sus sobrinos, Héctor Villegas, quien, enamorado de la biblioteca de su tío, gustaba compartir con sus amigos los descubrimientos que iba haciendo entre esos libros eximios. A Héctor no lo veo desde hace veinte años, ni sé nada de él, pero siempre vinculo la figura de ese estudiante increíblemente curioso, con la del tío extraordinariamen¬te culto y afable, que supo sembrar dilectas inquietudes espiritua¬les en muchos espíritus ávidos de perfección. Ahora ese médico de espléndida cultura, ese divulgador de co¬nocimientos preeminentes, ha escrito sus memorias con el título de "Estampas Interiores", como queriendo vincular su vida de profe¬sional y de hombre de letras a las aficiones exquisitas de su yo se¬creto, Y en verdad que esa vinculación ha resultado de una pulcri¬tud insospechada, de un amor ferviente por esa doble configuración de su personalidad, de una sincera armonización entre las posibili¬dades intelectuales especializadas y aquéllas otras que afirman el "logos" y el "ethos", dentro de la trascendencia de una visión to¬tal de la vida. Y aunque, como lo recuerda Silvio Villegas al pro¬logar la obra del doctor Néstor Villegas, la sucesión de los médicos letrados es interminable y muchas veces esa peculiaridad sobresa¬liente no constituye una excepcionalidad clamorosa, tengo para mí que "Estampas Interiores" resiste, con ventaja, aún las compara¬ciones de tipo más exigente, como en el caso de los diarios médicos, de tanto habitual éxito, donde el profesional aparece como un pro¬veedor de Ilusiones y de realidades, como un taumaturgo de incon¬trastable pericia, como un revelador de secretos escandalosos o como un domeñador, invacilable, de todas las ramas de la ciencia y del arte. Este género, aunque puede tener sus ventajas dentro de un consenso de dudosa solidez mental, se resiente de una inmotivada propensión a suscitar un ingenuo interés por temas que rozan ape¬nas superficialmente con lo que es en realidad el alma de un mé¬dico y más aún con lo que significa su vocación como

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potencia pa¬ralela a una creación ininterrumpida. El libro del doctor Villegas no acude a una festinación innecesaria de la supuesta morbosidad del lector, ni encamina a éste a atribuirse una inconsciente arro¬gancia para juzgar la vida y la obra de un médico. Además, allí queda muy en claro que el trabajo, la intención, la dedicación de un médico no implican "revelaciones" taxativas, ni de un orden es¬trecho, sino que toda esa específica propensión se explica por una visiói» sui-géneris de sus semejantes y por un magisterio tranquilo y sencillo, enrumbado hacia una totalidad vital insustituible. . En mis tiempos se decía que el doctor Néstor Villegas Duque era» el escritor cáldense que mejor uso, (con más gloria y esplendor, con mayor idoneidad y sabiduría) hacía del adjetivo. Ese concepto no era extraño para quien hizo del estudio y enseñanza del idioma castellano una afición casi profesional, que lo llevó a distinciones del mayor crédito. Leyendo sus memorias, veo que se ha apaciguado esa preclara disposición, sin que el estilo haya sufrido lo más mínimo. Su prosa no tiene rumores descomunales, ni necesita muchos es¬fuerzos lexicográficos extravagantes para calificar y determinar, dentro de una suavidad casi meticulosa. Sin que se note la apasio¬nada solicitud del gramático y el ímpetu del retórico fogoso, sabe muy bien, con dócil maestría, qué giro es el que va a llenar de es¬plendores tácitos el período. Difícil en verdad para un libro de re¬cuerdos, en el cual la acumulación de impresiones puede contagiar el estilo con nocivas reiteraciones. Parece que el doctor Villegas Du¬que hubiera hecho suya, para siempre, la sentencia de tucano: "Haec demtim sapiet dictio, qnae feriet": Ante todo la impresión que no desfigure la fuerza de la idea, ese es el secreto del agradar. Al lado de "Estampas Interiores" de Néstor Villegas Duque, yo colocaría "Vida y Muerte", la preclara autobiografía del cirujano Andrea Majocchi. Ambas hablan de la vida como una visión de po¬tencia, y no como una tentativa de vencer lo imposible. Y ambos autores han preferido al discurrir melancólico, la fe en la prpvidencialidad del esfuerzo sencillo. Uno y otro pueden confesar, sin rubores, que Dios los llevó de la mano, y que una profesión que es an¬te todo una vocación, puede tornarse, con ventaja, en una actitud nobilísima ante la impotencia humana. Yo creo que si todos los co¬lombianos leyeran las páginas escritas por Néstor Villegas Duque, extraerían de allí la lección de la más pura espiritualidad que es la que necesitamos todos: temerosos de morir, pero sin aterrarnos al saber que la pasión de vivir indiferentes es mucho peor que todos los horrores de la disolución física. JORGE SANTANDER ARIAS. «ESTAMPAS INTERIORES” Este libro lo he leído con el corazón apretado, sin cambiar de posición, como las viejas novelas de la infancia. Es un libro escrito en primera persona, aunque el autor, con su timidez natural, haya inventado a "Jorge". Nunca una vida y un libro estuvieron tan ín¬timamente ligados. Nace en Manzanares el hilo de esta historia, con estampas muy vivas, bajo un "cielo benigno, recortado por enhiestas colinas, repu¬jado con la luz maravillosa de sus mañanas y atardeceres". Un pue¬blo, como arrancado a una de las páginas de Pereda. Tal la frescu¬ra de sus imágenes, la limpieza del idioma y el parecido de sus gen¬tes. Don Cancio, el más viejo del pueblo, y don Pepe, el más piadoso, conversan con el señor Cura; mientras surgen las tapias del templo nuevo. Dos andenes de piedra, en forma de equis, cruzan la plaza. Arde en los labios el tabaco del Párroco, mientras cruzan el an¬dén opuesto doña Tilde, doña Vila y doña Rosa, en busca de la Salve.

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Y nace allí el autor de estas páginas, llamadas a perdurar, tan¬to como el recuerdo del varón que las hizo. Porque es un verdade¬ro regalo de la naturaleza, el que hayan salido, por la misma puer¬ta, el mejor hombre de Caldas y el mejor libro. Los que conocen a Néstor Villegas Duque saben que no he dicho ninguna exageración. Y los que lean "Estampas Interiores" han de abonarme la segunda parte de mi aserción. El libro va a colocarse, con paso natural, y un poco delantero, en la misma línea en donde se encuentran "La Canción del Caminante" y "Risaralda". El libro de Silvio Villegas son prosas escogidas, producto de laboratorio, escritas con mano maestra y con fulgencias de piedras preciosas. El de Arias Trujillo hubiera servido como cauce de una novela ejemplar si las imá¬genes no hubieran hecho cerrar los ojos al autor, perdiendo el hilo narrativo para romper el aliento humano contra el tesoro de sus cláusulas. Este que ahora llega a enriquecer la bibliografía de los caldenses, es un libro que nace en la entraña de la tierra, una espe¬cie de "chorro de Padilla", manantial purísimo en donde podrán re¬coger su porción de sabiduría incontaminada todos los sedientos de la vía. Es un libro que enseña y educa. Nuestros hijos y nietos ha¬llarán allí, hasta hartarse, todas las mieles del estilo y las dulzu¬ras del alma. Qué bueno ser, como el héroe del libro!, dirán sus ca¬llados lectores. El autor, con tres panes y dos peces, como en la página bíblica, da de comer a millones de almas. Qué generosidad la suya! Qué hon¬rados quedamos los que alcanzamos la gracia celestial de su dádi¬va! Las mejores novelas del mundo las están escribiendo los médi¬cos. Allí están "Hombres de Blanco", "Historia de San Michel" y "Servidumbre Humana". A las páginas de Néstor Villegas Duque se llega con el mismo temblor. "Sentada junto al borde de una cama se hallaba una mujer jo¬ven, angustiada. Ay, señor, se me muere mi chinita!, fue el saludo que "Jorge" recibió al acercarse. Dos manos finas y un pañuelo recibían los sollozos y las lágrimas. Bajo una manta rosada, en la que sobresalía del bordado el diá¬logo de un bebé y un perro, se encontraba, vencido por la enferme¬dad, el cuerpo frágil, blanco y diminuto de una niña que llegaba al año. Sobre el lino de la almohada resaltaba el color negro del ca¬bello crespo. En la enflaquecida, seca y pálida carita se había vela¬do la luz de la vida tras la cortinilla de los párpados, sombreados de un azul oscuro por los asomos de la muerte. Las ventanillas de la nariz se dilataban en acelerado ritmo, a tono con el tórax y el abdomen, y entre los labios se había estampado un gesto de dolor y sufrimiento. La fiebre era muy alta. Un olor penetrante y tibio de combustión se elevaba de aquella leve porcelana". Si provoca copiar todo el libro. Las estampas de sus maestros y algunos condiscípulos, son perfectas. El libro se acaba en nuestras .manos con la tristeza del niño que ve cómo se extingue su caja de Manjar blanco. Una novela? Tal vez sí. Una novela escrita en pri¬mera persona, donde todo es verdad, hasta el autor, ese hombre ex¬traordinario, de blanco, que va por la vida, alto y sonriente, dejan¬do en cada cuna una sonrisa y en el corazón de la madre una ora¬ción. "Estampas Interiores" nos ha hecho llorar y nos ha hecho son¬reír. Estoy citado con el médico Ramón Londoño Peláez para leer, en su casa, algunos capítulos. Será una fiesta del corazón. Las pala¬bras bellas producen la embriaguez de todos los sentidos. Mi amigo sentirá que se le estremecen todas las "piezas" de su ser. LUIS YAGARI. La Patria Ictubre 31 de 1961 La Múltiple Lección de "Estampas Interiores" Por Benigno Ac0sta Polo

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De regreso, cumplo la promesa que hice antes de mi breve salida del país: comentar el libro "Es¬tampas Interiores", de Néstor Villegas Duque. "Documento humano" lo llama Silvio Villegas en el digno prólogo con que lo presenta. En cuanto a su aspecto autobiográfico tiene razón el prologuista. : Una accidentada y conmovedora confesión circula por las páginas de esta obra, que es también pro¬fundamente humana por la admirable lección que - el caso de Néstor Villegas ofrece a las nuevas generaciones. Y es, no lo dudo, un mensaje estético y filosófico. Lo primero, por el léxico desenvuelto, castizo y de "camisa limpia", que pone al servi¬cio de sus confidencias, de sus apreciaciones sobre — la vida, condiscípulos, amigos, maestros y escritores; por la limpidez con que evoca el paisaje nativo .y la santa mujer que lo llevó en sus entrañas; por la donosura que utiliza para el adoctri¬namiento deontológieo de quienes no hacen de la medicina un sacerdocio. Su léxico, repito, es arcilla dócil en las manos de este experto plasmador de caracteres, de situaciones y de ambientes. Una lección de optimismo Su libro es, igualmente, una lección de optimis¬mo. No en el sentido intonso como muchos conci¬ben esa actitud. Quiero decir, como algo que -ne¬cesariamente tiene que sernos entregado en ban¬deja de plata —así sea la cabeza del Bautista— pa¬ra satisfacción de ambiciones o caprichos de cualquier orden. El de Néstor Villegas es el optimismo del cristiano, convencido de que la Providencia actúa en nosotros si la hacemos nuestra compañera ... Y le ofrecemos hasta la más insignificante de nuestras obras. Su trayectoria, desde los primeros centavos que ganó en una notaría. para sostenerse en el Colegio Departamental de Manizales, hasta la manera mi¬lagrosa como obtuvo los mil pesos de que care¬cía para publicar su tesis, pagar derechos y comprarse un vestido y un par de zapatos decorosos, indispensables para su grado, fue recorrida de brazos de la Providencia. Porque siempre creyó en Ella, protagonizó victoriosamente una Odisea de dificul¬tades que a otro hubieran acobardado. En la pobreza y en la fe halló su sostén. Sobre este tema abunda en confidencias que deben meditar y hacer suyas quienes se duelen de su suerte a pesar de la comodidad en que viven o se incineran. Por medio de Jorge, personaje que ha creado para hablar en tercera persona, dice Néstor Villegas: "Otras noches avivaba sentimientos. Meditaba en su soledad; en su pobreza, que al fin y al cabo era su mayor fuerza; en sus pantalones raidos, remendados por él mismo; en sus medias ro¬tas; en su cuarto, que era al mismo tiempo depósito de herramientas de la fábrica, oscuro y frío, donde nunca entraba el sol. Pero entonces se decía con el naturalista inglés: "Mientras más lóbrega es mi noche, más brillan mis estrellas". Ese grito de Jubilo en medio de la pobreza tiene su ascendiente en Job. Su carrera, amasada con pobreza y alegría, terminó por convertirlo en un esculpido risco, "uno de esos que coronan los cerros de mi pueblo". Un risco humano, con el sócalo inconmovible del amor a Dios, y por amor a El, al prójimo, sin excluir a cierto. pobre, de pobreza espiritual, que en lugar de pagarle con gratitud, lo hizo con la injuria y la amenaza. A la pobreza y a las dificultades las iluminó con la misma dulce sonrisa que floreció en los labios del "poverello' de Asís. Sociología del antioqueño Sobre la índole del antioqueño, del cual Néstor 'Villegas es ejemplar de selección, hace frecuen¬tes consideraciones, que sería largo citar. Pero bastan unas cuantas, que son como un alcaloide de su sociología del .paisa. Hablando de la influencia del medio ambiente en la formación de su pueblo, dice "La geografía misma, como otro gran obrero, participa en la formación nuestra, Los picachos en¬durecen al hombre y le dan

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el ansia de poseer los horizontes que columbra. El sentimiento pleno y audaz de la vida tal vez se tiene mejor en las al¬turas y ellas habitúan el alma a la pura libertad". Y más adelante: "El conglomerado antioqueño nada tiene que envidiarle a ninguno del mundo". aquí el sociólogo se convierte en panegirista. Multifacetismo de Néstor Villegas Quien lea con detenimiento sus "Estampas In¬teriores" observará, desde las primeras páginas, que en ellas campea cierto multifacetismo en donde el escritor castizo deriva con frecuencia hacia el sicólogo, el intuitivo, hacia el dueño de delicada paleta que lo mismo pinta el estado de alma de un paisaje o un episodio impregnado de cruda o espiritual realidad; hacia el definidor de caracteres y situaciones; hacia el poeta y el critico; cantor de las excelencias que deben esmaltar a toda profesión, y como compendio de tantas virtudes, nos encontrarnos ante una alma que se moviliza en serena atmósfera de bondad, aun en medie las más duras jugarretas de la vida. Nacido con el don del bien decir, no hay pági¬na de Néstor Villegas que no pueda servir de mo¬delo al más exigente profesor de castellano. Maneja la elipsis con bizarro señorío. El escritor pulcramente pictórico y el señor del idioma se dan la mano en pasajes como este: "El paisaje entraba por la puerta abierta. La luz de la tarde brillaba las cosas; La verdura del prado de enfrente y del bosquecillo, más apartado, lo inundaban de dulzura y de paz. Y los rumores del agua jugueteaban en el recinto como con la frescura de las voces infantiles.. Obsérvese, de paso, como al verbo "brillar” lo revitaliza dándole significado de transitivo. La nitidez y la frescura del concepto cobran tinte azorinesco, potenciado de intenso aliento humano que solo raras. veces encontramos en el maestro español. No hay sino que leer esto que tomo al azar: "Luego salieron a la calle 12. En la nariz llevaba Jorge la desazón de los malos olores y en el espíritu el frío y la pesadez de aquel ambiente". A menudo el discreto pictorismo se trueca en lirismo de pura ley, asaz esquivo a la prosa: "L« tarde se duerme de dulzura en el camino y los ribazos, y el Santo Domingo, a la derecha, pasan cantando su canción. Parecía más bien un paisaje recien nacido lleno de transparencia y de dulzura". Si alguien desea gozar de la buena crítica, no tiene sino que leer los conceptos de Néstor Villegas sobre Suárez, Carrasquilla, Aquilino Villegas y Camacho Carreño. Si quiere el lector llegar con él a la altura que alcanza como sicólogo al servicio d« la -filología, no tiene sino que regodearse con e! capítulo final, donde analiza las características que imprimen fisonomía singular al habla del antioqueño. En lo único en que no anda acertado es cuando afirma que "el médico tiene la altura del lugar donde ejerce". Lo dice en trance de modestia, pero la verdad es otra. Es el médico quien imprime al¬tura moral al conglomerado humano donde ejerce su sacerdocio. Lo mismo ocurre con todas las profesiones, inclusive con la muy ímproba del escritor. Néstor Villegas es la demostración palmaria de que como hombre, como médico y como briosa péñola sabe dotar de lumínica altitud todo cuanto toca -----------------------------

TERTULIA LITERARIA Una interesantísima tertulia literaria celebró en su casa en. la noche del miércoles doña Lucila de Londoño Peláez, con el fin de comentar la reciente obra del médico caldense

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Dr. Néstor Villegas. Allí se leyeron durante varias horas algunos, dé. los ..más hermosos capítulos dé ese extraordinario libro del eminente escritor. Al .finalizar .la espiritualísima sesión, los concurrentes firmaron un mensaje para el Dr. Ville¬gas Duque, concebido en los siguientes término: Manlzaies, Noviembre 8 de 1.961 . Néstor Villegas Buque BOGOTÁ. Te hemos releído esta noche en la casa nobilísima de Lucila de Limdoño Péláez en un ambiente de cálida amistad y admiración que hubiera sido grato a tu gran corazón de amigo ejemplar. La presencia viviente de tu estilo nos acompañó durante unas horas inolvidables. Como esta noche de amistad se celebró en su nombre y todos exaltamos las excelencias de tu talento, de tu cultura y de tu estilo, que te han colocado con esta obra a la cabeza de los grandes escritores colombianos, queremos darte parte del suceso* con efusivos saludos de amistad. Adel López Gómez, José Restrepo Restrepo, Ramón Londoño Pe¬láez, Luis Yagarí, Roberto Ochoa Ángel, Octavio Vélez Ramírez, Samuel Ocampo Trujillo.

Manizales, Octubre 24 de 1.961, Señor Dr» D, Néstor Villegas Duque Bogota. Me uno a mis hermanas para enviarle un saludo repleto da cariño y lo hacemos extensivo a la buena y querida Dña* Carlota, deseando para todos bienestar y felicidad sin medida. Hace algunos días fui gratamente sorprendido con el envío de un libro escrito por Ud. y de intento no quise acusarle ^ recibo inmediatamente como era lógico, porque quería leerlo primero y luego referirme a él. Bueno, con verdadero deleite saboreé sus páginas; muchas veces a altas horas de la noche me hallaba en mi lecho embebido en su lectura por que no encontraba donde suspenderla. Qué obra tan admirable, qué estilo tan ameno, qué corrección y que nitidez tanto en la impresión como en el lenguaje, pero en mi concepto el título del libro debería ser más bien1. "EL PODER DE LA VOLUNTAD", o "TRIUNFAR VENCIENDO DIFICULTADES" y, en ultimo caso, imitando a Dale Carnegies "COMO SE OBTIENE COMPLETO ÉXITO ARROSTRANDO UNA SUPREMA POBREZA "o Al través de esas páginas contemplamos los rasgos heroicos de caridad y la suma pobreza del "Pobrecillo de Asís", la dulzura y la delicada poesía de Gutiérrez González y las bien logradas estampas costumbristas de Tomás Carrasquilla» El Ministro de Educación debiera ordenar que ese libro se leyera en todas las Escuelas y Colegios del país para que los perezosos y remilgados muchachos de hoy que rechazan el huevo en perico y la tajada de ponqué y que no reciben para sus gastos semanales menos de veinte pesos, vieran cómo en medio de la mas absoluta pobreza y sufriendo privaciones y penalidades sin cuento. un muchacho de noble estirpe coronó una brillante carrera. Pobre Jorge! Cuántas veces mis ojos se llenaron de lágrimas al oírle narrar algunos pasajes críticos y trágicos de su vida, porque sólo pensaba que al que le había ocurrido todo eso era al querido Dr. Villegas y no a un Jorge cualquiera.. Sentía algo muy semejante . cuando en mi niñez le oía referir a mi buena madre_ ciertos hechos dolorosos de cuando era niña y tragando lágrimas ; me iba a mi cama para darle rienda suelta a mi dolor.

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Cómo recuerdo cuando a Sonsón llegó un apuesto y ga llardo caballero de noble tipo, de maneras señoriales, de exquisita cultura, de trato amable, sencillo, bondadoso y con estas y otras muchas cualidades que le adornaban supo captarse desde un principio la simpatía, el cariño, el aprecio y la admiración de toda la ciudadanía y cómo creció esa admiración y ese afecto a medida que lo fueron conociendo y qué hondo vacío y qué recuerdo tan grato dejó el dilectísimo Dr. Villegas cuando, lamentablemente .tuvo que ausentarse en busca de mejores horizontes y qué cosa más extraña, en su libro no le dedica siquiera cuatro líneas para decir al menos que una época de su vida la había pasado allá; no tuvo mi querida tierra la gloria y la honra de oír de labios del Dr, Villegas que también bajo sus acogedores aleros había ejercido su Profesión. Bueno mi querido Dr0 con mis cosas más íntimas y más apreciadas guardaré con supremo cariño su libro que tantas enseñanzas me ha dejado, tales como una Fe pura y una absoluta co fianza en Díos, virtudes que a Ud. lo sacaron avante en todas las dificultades de su vida. Que un apretado abrazo le lleve el fervoroso mensaje de mi sincero cariño, de mi gratitud, de mi admiración y de mis efusivas felicitaciones por su admirable y estupenda obra0 Affmo, amigo,

JOSE BOTERO JARAMILLO DE ARTURO CARDONA JARAMILLO “ESTAMPAS INTERIORES” La literatura es una carrera extraña, donde es preciso ser uno mismo para los demás. PAUL VALERY En prólogo de calidad inimitable, donde Silvio Villegas labró una página maestra de su estilo y de su espíritu, el libro de memorias del doctor Néstor Villegas está definido como "un documento humano". El mismo título de la obra trata de sugerirlo, con un hermoso reflejo de los grandes pensadores franceses, pero es preciso adentrarse por el camino de sus páginas, de deslumbramiento en deslumbramiento, como quien busca la luz del diamante en el maravilloso ministerio que la engendra. El pórtico preludia un viaje insaciable. Silvio Villegas se aplicó a sí mismo, en la elaboración de las páginas iniciales» las tres cualidades mágicas del estilo que señalaba Suárez:-luz, color y fuego. Pocas veces puede admirarse en un libro esta unidad de sentimientos, esta identidad de calidades estéticas, esta honda emoción que hace estremecer al_._lector. azotado por «n viento extraño. Silvio Villegas Ilumina las letras de un nombre, de un escritor ingénito y lo presenta a la ¡ consagración intelectual de la patria, ¿Quién es el doctor Néstor Villegas, que sale como autor. por primera vez, con un libro de memorias, género tan fácil y tan difícil en su paradojal estructura, a la consideración nacional? Quizás en sus "Dos Palabras" preludíales, encontremos la respuesta a esta primera pregunta, copiando la introducción de Stevenson que Ernesto Roberto Curtís le puso a su libro "El espíritu francés de la nueva Europa": "En cierto significado Intimo, todo libro es una carta circular destinada a los amigos de quien lo escribe. Ellos solos entienden y reciben su sentido; dispersos entre las páginas y en su intención, en él encuentran mensajes privados, seguridades de cariño, expresiones de agradecimiento, a

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modo de señales o cintillas. ¿De qué puede enorgullecerse un hombre, sino de sus amigos?". Médico de excelsas virtudes profesionales, el doctor Néstor Villegas hizo de la suya una misión, antes que una profesión científica. SI no desgarráramos su profunda discreción, diríamos muchas de las cosas que él hizo y que continúa haciendo, con mística que honra a todos los médicos. En los diferentes capítulos de su libro hay algunos relatos que mueven ; el sentimiento de solidaridad humana y sirven de guía para los médicos y para los enfermos. Pero de la serena penumbra en que el doctor Villegas se nos presenta con algunos de los casos que son "actores" de sus memorias, sacamos la ecuación sencilla de que ha sido también médico de almas, cirujano del consejo, profesor de ética. Es noble y grande poder decirle a la vida, con documentos humanos, que se ha permanecido fiel a la doctrina del alma, que las enseñanzas del hogar pater¬no perdido en el venero de la provincia colombiana, fulgen y se levantan con la virtud de los palios. Su vida de estudiante no fue una novela sino un drama. La pobreza lo acompañó como una diosa amiga. Solamente una, voluntad como la suya, una tenacidad como la de su carácter, una firmeza en sus potencias interiores, lo hizo llegar hasta la sala de grados de la vieja escuela de medicina, parecido a un risco, "a uno de los que coronan los cerros de mi pueblo, por eso me siento huidizo, áspero, apartado y solo". El idioma de su libro tiene la miel de los campos caldenses, la ternura del hogar impecable, la bondad de las gentes que en esa época eran buenas, la claridad del corazón, el fervor de la sangre. Su carrera profesional la hizo, como dice Pascal, me¬diante humillaciones. Pero humillaciones fecundas, cátedra maravillosa para las juventudes cómodas de nuestro tiempo. El triunfo así ya no es bandera sino un alumbramiento. Es evidente, como dice Mauriac, que "la vida nos empobrece y a medida que avanza nos arrebata nuestras riqueza» más puras". Entonces hay necesidad de entregar a las generaciones el patrimonio puro de la vida, prender en la lámpara del ejemplo el aceite de los hechos productivos. Antes que nada, es preciso tener sed, decía Santa Catalina de Siena. Sed de ese silencio "en que Dios nos habla". Solamente así se entiende la obra de arte. El que tiene sed busca la linfa de ía sabiduría, De la lectura de "Estampas Interiores" nos queda una emoción y una lección. Algo semejante a un sello del espíritu sobre la colina inspirada de Barres. En el doctor Néstor Villegas Colombia tiene a uno de sus grandes escritores, quien ya conocía como un eminente médico y un hijo predilecto, “La República” Noviembre 1961

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