«irreal», frente a toda esta simultaneidad espacial? Después de todo, las estructuras realistas suponen que una historia puede ser contada como si se desarrollara coherentemente, acontecimiento tras acontecimiento en el tiempo. Estas estructuras eran inconsistentes con una realidad en la que dos sucesos acaecidos al mismo tiempo en espacios enteramente distintos podían entrar eu una interseccián que modificara el funcionamiento dei mundo. Flaubert, el modernista, abrió el camino que a Zola, el realista, le fue imposible imitar. La segunda gran ola de innovación modernista en el âmbito estético comenzó en media de esta fase de rápida compresión espaciotemporal. i,Hasta qué punto puede interpretarse entonces el modernismo como una respuesta a una crisis en la experiencia deI espacio y el tiempo? EI estudio de Kern (1983), The culture of time and space, 1880-1918, hace verosimil esa suposición. Kern acepta que «el teléfono, el telégrafo sin hilos, los rayos X, el cine, la bicicleta, el automóvil y el aeroplano instauraron los fundamentos materiales» para los nuevos modos de pensar y experimentar el tiempo y el espacio. Kern se empena en sostener la independencia de los desarrollos culturales, pera sostiene que «la interpretación de fenômenos como la estructura de clases, la diplomacia y las tácticas de la guerra en función de las modalidades dei tiempo y el espacio permite demostrar su similitud esencial con consideraciones explícitas dei tiempo y el espacio en la literatura, la fJ.1oso!'la;Jll ciencia y el arte» (págs. 1-5). No dispone de una teoria sobreIa innovación tecnológica, sobre la dinámica capitalista en el espacio o sobre la producción cultural, y es así como sólo ofrece «generalizaciones sobre los desarrollos culturales esenciales deI período». Pera sus descripciones iluminan las increíbles confusiones y oposiciones que atraviesan todo un espectro de posibles reacciones al creciente sentimiento de crisis de la experiencia deI tiempo y el espacio, que se habian venido acumulando desde 1848 y que parecian haber madurado justo antes de la Primera Guerra Mundial. Observo entre paréntesis que 1910-1914 es, en grandes líneas, el periodo que muchos historiadores dei modernismo (comenzando con Virginia Woolf y D. H. Lawrence) sefialan como crucial para la evolución dei pensamiento modernista (véase supra, pág. 44; Bradbury y McFarlane, 1976, pág. 31). Henri Lefebvre coincide:
«Alrededor de 1910 se produjo la ruptura de un cierto espacio. Era el espacio del sentido común, deI conocimiento, de la práctica social, dei poder político, un espacio que hasta el momento había estado resguardado en el discurso cotidiano, así como en el pensamiento abstracto, como medio de la comunicación y conducto de ella (...) EI
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