Almirante Alfonso Argudín Alcaraz Autobiografía
porque fué 2º contramaestre embarcado en el “Guanajuato” en el que yo había sido Segundo Comandante.
La flota leal, zarpó al mando del Almirante Vázquez del Mercado, que años después fue Secretario de Marina y antes de que ellos pudieran lograr su objetivo los interceptamos en el Mar de Cortés entre Los Cabos y Mazatlán y supuestamente los destruimos.
Al mando de mi escuadrilla tuve experiencias agradables: Una vez, cumpliendo órdenes, lleve mi barco a Puerto Vallarta, que en aquel entonces era un pequeño pueblito y aún no tenía el magnífico puerto interior que le construyeron, dragando la barra del cercano estero de “Boca de Tomates”.
En otras maniobras, cerca de Manzanillo, tuvo el mando el Almirante Romero, quien llegó a Comte. Gral. de la Armada y único Almirante en el activo, pero no fué Secretario de Marina, pues Echeverría nombró a Bravo, llamándolo del retiro.
Aniversario de Bahía de Banderas.
No es presunción, pero mi “G-30”, con su escudo del “Súper Ratón” en la chimenea y su lema “chiquito, pero picoso”, era de los mejor presentados y que más navegaba.
Como la enorme Bahía de Banderas es acantilada y muy profunda hasta muy cerca de la playa, había que atinarle a un bajo que estaba frente al pueblo y era el único lugar en el que se podía fondear, pues, si no era en él, podía uno “filar” toda la cadena y el ancla aún quedaba “a la pendura”, no hacía presa en el fondo y el buque no quedaba fondeado seguramente. Luego, para desembarcar, había que usar las canoas de los lugareños conocedores, que desafiaban olas tan fuertes como las de Pié de la Cuesta y las “corrían”, como en Hawai.
Por ello y mi antigüedad, el 1º de julio de 1954, fui nombrado Comandante de la 4ª Escuadrilla (4 buques) de la 3ª flotilla del Pacífico, (9 buques tipo “30”). En Manzanillo me tocó ver un hito histórico, cuando Don Mario Rodríguez Malpica Comandante de la Zona Naval, rompió precedentes y ascendió a Almirante, 3 estrellas, equivalente a Divisionario, pues antiguamente el máximo o “grado tope”, en la Armada, era Vicealmirante, 2 estrellas o sea General de Brigada.
El regreso a bordo era aún más riesgoso y amedrantador con el oleaje en contra, pero, jóvenes aún, lo hicimos. Con el nuevo puerto, todo eso debe haber pasado a la historia.
También, poco después, me tocó firmar la carta de protesta de todos los oficiales, cuando Don Mario, ya Comandante General de la Armada fue relevado injustamente del mando por el hundimiento del remolcador “Río Blanco” que mandaba mi ex condiscípulo, 2 años más antiguo que yo, “El Charro” Reyes Pérez.
Aquella vez, creo era aniversario de la fundación de la ciudad, entre los festejos en que participamos hubo un encuentro de básquetbol de un equipo nuestro contra uno de porteños. Para mí fue “el canto del cisne”, la última ocasión en que jugué, no por diversión o entrenamiento, sino por competencia.
A Inocencio Tagano Aguirre, único sobreviviente de esa tragedia que se salvó aferrado a un salvavidas, o trozo de madera, un par de días, hasta que el mar lo arrojó a la playa, cerca de Alvarado, lo conocí
Lógicamente todo el público estaba a favor de los suyos y en contra nuestra, por lo que, cuando salimos a la cancha y empezamos a 96