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Creación (hibridación, sobreexposición) literaria AÑO 3 - NÚMERO 4 - JUNIO 2013

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a modo de vuelta Volvemos. Después de haber examinado y criticado nuestras primeras tres ediciones, estamos de vuelta. Conversando, entre copa y copa, sobre nuestras tres primeras ediciones, caímos en la cuenta de que todo lo que hemos publicado anteriormente no nos gusta. (Como es lógico, tenemos nuestros favoritos.) Así pasa en casi todas las formas de expresión: hay mermas y excesos. A veces, en el proceso de edición de una revista, se favorece un texto y se desmerece otro. Aceptamos las críticas. Bienvenidas las réplicas. La Facultad de Letras (en la universidad donde se ideó esta revista), si bien en otros tiempos fueron fecundos, hoy adolece de revistas de creación literaria. Curioso,ç porque los procesos de edición e imprenta son más accesibles, lógistica y económicamente. (Curioso también porque, de lo que sabemos, lo que más hay son poetas y narradores.) Así que nuestra virtud es la misma: un espacio de creación y difusión literaria, pero, claro, tampoco somos un centro cultural «inclusivo» –palabreja tan de moda–, no aceptamos a todos. Tenemos dos formas de incluír los textos en la revista: una, hacemos una convocatoria y escojemos el que nos guste; y dos, invitamos a escritores que hemos leído previamente y nos parecen recomendables. Un poco retrasados, pero ya estamos aquí. Motivos para explicar (justificar, en realidad) hay varios: desidia, flojera, desvaríos, dinero o tiempo acaso. Algunos motivos explícitos, los editores: Kevin Castro ha publicado su primer poemario Los tiempos jurásicos (C.A.C.A. Editores); Shirley Castañeda frecuenta los pasillos de las cárceles de Lima entrevistándose con violines, pirañas y patrones del mal para liberarlos de la prisión o mantenerlos ahí; Viviana Barrios, entre tanto discurso feminista, ha comenzado a escribir crónicas periodísticas y entrevistas a algunos sosos rockeros de la ciudad; y Jorge Castillo organiza, junto con otros sinvergüenzas, algo (pero nadie sabe qué). En fin, de vuelta, aquí estamos.

Año 3 - Número 4 - Junio 2013 MUTANTRES es editada por Viviana Barrios, Shirley Castañeda, Kevin Castro y Jorge Castillo. Es una publicación que pretende ser trimestral. Su tiraje es de 500 ejemplares. Escriben en esta publicación: Viviana Barrios y Shirley Castañeda. Colaboran: Jairo Araujo, Héctor Hernández, Elvis Herrada, Marco López, Luna Miguel, Carlos Rojas, Gonzalo del Rosario, Sandra Suazo, Kreit Vargas, Soren Vargas y Elmer Vélez. Ilustración de portada: Mutantre (ilustración digital) de Bastian Alarcón. www.bbrauning.blogspot.com E-mail: tresmutan3@gmail.com Agradecimientos: Alberto Alarcón, Edwin Angulo, Bea Hy, Gonzalo del Rosario, Salón Dadá en Trujillo Papelería Autoadhe: Avenida José Gálvez 1660, Lince. Teléfono: 472-1907. WR Impresiones: Teléfono: 723-8089 E-mail: wr.peru@gmail.com Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2012-05060 Creemos en la piratería: fotocopia y difunde.


¡bang!

shirley castañeda ¿Quién le apuntaba con el arma? Las luces pestañean entre las hojas de los arboles, a través de la ventanilla del auto tiemblan, bailan, te sonríen: son el destello de algo que se enreda y se retuerce en una armonía extraña. Son estrellas, flores, garabatos o puntos histéricos que vibran irritados por el viento. La avenida es larga y sólida a esta hora, el auto recorre el desfile de… palmeras, sí de palmeras que florecen, que florecen en rojo azul amarillo verde fucsia…; palmeras floreadas de un paisaje exótico. Mañana no te llamaré porque habrá inspección de celdas, El Tunche se comunicará contigo. Como la foto del anuncio de la agencia de viaje, que ocupa toda una pared de la sala de espera; un paraíso al alcance de tu bolsillo, no muy lejos, a unas ciudades más al norte, promociona; tal vez el sueño sea desproporcionado; tal vez la imagen, exagerada; tal vez la foto trucada, pero el pasajero ansioso afloja la cara, acomoda su impaciencia a la silla, se deja seducir y cae en el ensueño fugaz de un paraíso caribeño que nada tiene que ver con la realidad ¿Cómo explica Ud. que hayan pagado la reparación del vehículo en el taller con sus propios recursos, si su institución les asigna un presupuesto para estos gastos?¿Y más aun, si como ustedes refieren ganan poco? No hay paisajes, solo un entrecruce de caminos, y la hora de llegar, y la hora de partir nunca se cumple, y los viajes también son ocasiones para el olvido; pero si te plantas en medio de la sala de espera, si miras detenidamente la pantalla, dándole la espalda al anuncio y escoges un destino, no, mejor no elijas, que el azar te lo dé... Hay muchas direcciones que tomar, juega al tin marín, aventura un rumbo desconocido, una nueva ciudad, el origen de nuestro próximo reencuentro; puedes tener la desenvoltura de quien atraviesa ciudades como atraviesa su casa en cuatro zancadas. Te llamaré el miércoles, tú sabes que este culito es solo tuyo bebe. Mire allá arriba: las casitas en el cerro, que parecen cajas de fósforos con cuadritos dibujados, son ojos, son oídos, son guardianes que vigilan día y noche. En época de invierno, el frío se siente acá más que en cualquier parte, uno ya está acostumbrado, es el trabajo. Salgo por las tardes, casi todos los días, me encuentro con un sol gigante al final de la pista, un sol anaranjado, y maduro como una fruta. Parece que el bus quiere alcanzarlo; las calles están limpias, las jardineras verdes y las veredas tienen peatones tranquilos, apurados, saludables, sonrientes, … tú sonríes poco. No te pongas triste bebe, tú eres el único, te visitaré la próxima semana: he estado mal. Sígame y no mire al costado, no mire a la malla porque si la ven le van a pedir cosas: plata, comida, su gaseosa mejor escóndala, lo que le vean le piden, señorita, señorita, señorita, un sol, señorita, un sol. Doctor, doctor, se acuerda de mí, doctor, se acuerda de mí. Doctora, doctora. ¡Señores, pónganse la camisa que hay damas!, grita un hombrecito con actitud de mandamás, cruza el patio, sus palabras se volatilizan como la lengüita de humo que escapa de la boca de tres chicos que comparten un diminuto cigarro. Casi siempre encuentro un gringo manejando bicicleta, va tran1

Pepear: dar la cara.

quilo por la ciclovia, también sonríe, se infla los pulmones de un aire que cree limpio, puro, inmaculado, y se libera de una tristeza que me acosa a esta hora del día. Maneja iluminado por ese sol que parece haber sido creado para él, para reflejarse en sus rizos de dios extranjero, suelta el timón y sigue pedaleando con absoluta, total libertad, inexplicablemente feliz ¿Qué tiene que decir respecto a la sindicación del agraviado de que para identificar el vehículo donde se le mantuvo secuestrado arañó uno de los números del patrullero?(lo que se ha constatado) Me aburro, me aburro siempre: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 líneas, líneas y líneas 1, 2, 3, 4,5,6,7,8,9 …luces y luces a lo largo del túnel y al final no una luz sino muchas luces. Cuando me aburro me da por contar las cosas; repites mucho: «considerando», «creo», «tal vez», palabras todas aburridas ¡acelera!, no hay nadie que nos vea. La calle esta lisa y húmeda como una cabellera recién lavada; El sudor se pega a tu camisa; tu espalda líquida, tus labios encendidos, fluorescentes, palpitan: uno… dos… tres… cuatro…cinco… botones…tu camisa, uno… dos… tres… cuatro….pliegues en tu pantalón, tienes la boca salada, uno… dos… tres… hueles a mar, uno… dos…no, no, mira al frente, maneja despacio; despacio, despacio. La maría no se ha puesto de acuerdo con el Chihuaco, ¡carajo!, esta hablando cojudeces. Yo los voy a limpiar, yo estoy pepeando1 por todos, ya les he dicho, no metan al Cabezón en esto. Entonces, resbalaron las llantas de un carro, creí que se había empotrado en la jardinera, pero giró rápido y nos interceptó en la curva, por suerte pude frenar. Despacio, despacio, despacio. Recién la conocía hace dos semanas. Salieron tres, me sacaron del auto y me metieron al suyo. Te amo mi bebe, que descanses. El auto frenó en frente, nos cerró el pase, se estrelló por el asiento del copiloto. No recuerdo bien como eran: estaba nervioso. Déjese constancia, señor vocal, que el agraviado no recuerda, por tanto, no puede identificar a sus secuestradores. Sentí como un cosquilleo en la espalda, y después vi la sangre, era como una pesadilla, estaba asustado: vi a mi amiga. Se equivocaron carajo, la cagaron huevones de mierda. Y entonces, veo al gringo, no se parece al doctor que regresa a casa espantado o asombrado después ver la orgía del templo de los deseos en la pelicula de Kubrick; imagino el espanto del conservador, del doctor, de Tom Cruise; no identifico al gringo con el actor, ni con el doctor pero sí siento el tránsito del frío de la calle a la tibia habitación de la casa del doctor, otro paisaje exótico. Parecía dormida. Salíamos de un bar, ella había tomado demasiado, yo no tomé porque iba a manejar. Iba sentada a mi lado. Al principio conversábamos, aunque ella hablaba más. Me contaba de su trabajo, viajes, cárceles, flores, arena: estaba borracha y mezclaba las cosas. Tal vez se había metido algo, no lo sé, yo no soy consumidor, ni adicto a nada. Como rosas de neón, vibrando, sofocándose, abriéndose a través del tránsito lento del auto que se acerca, que acorta la distancia, que vuela a través de la avenida. El hecho ocurrió a las 02:30 horas aproximadamente.


servicio de recolección y disposición final de la maleza

Camino, pienso, discrepo, golpeo; envuelvo, tiro, pateo; horado, nimbo, resuello, tanto cavilar me deja calva de emociones. Cómo sorprenderme ante mi rostro amoratado por la lluvia, cómo deleitarme al descubrir la sangre entre mis uñas la miel entre mis heces.

silencio, por favor

El agudísimo silbido del muchacho rojo reverdece la avenida. ¡Oh!, la silueta de la oreja que volteaba todas las esquinas ahora clavada en un cartel. Y si la presencia del «eterno retorno», todas las tardes, dentro de este bólido de humo ocasionara la súplica, el ponerse de rodillas ante uno mismo tratando de desatarse los sesos impacientes ante los gritos de la especie y sus ecos que rebotan de oreja en oreja. ¡Oh!, la sencillez de la inconsciencia desgastada de mano en mano. Ya pídanme que pare, por favor, llegaré a emitir el más horrendo y patético verso al creer que este vacío es sonoro, también.

Sandra Suazo Canchanya (Lima, 1986). Ha publicado los siguientes libros: el poemario-origami Papiroflexia-horizonteencerrado (2008) y Broza (2012, La Casa). Realiza intervenciones artísticas gráficas y performáticas sobre paredes y calles limeñas. Forma parte del colectivo interdiscipinario Nadies y publica historieta y poesía bajo el proyecto editorial La Casa. Estos textos pertenecen a un libro de género indefinido y sin título tentativo. Su trabajo puede verse en: www.sandrasuazo.blogspot.com y colectivonadies.wordpress.com.


ana pisa cartago y habla con los perros

para Drac, Robin, Lula, Sansón y Harpo

Pisad mi templo de huesos porque nada temo, porque no tengo más que huesos y cierto hipo profano (ni siquiera el silencio se respeta, no hay homenaje para los enfermos). Yo siempre he querido la salud pero nunca la he encontrado y el cielo se reparte entre los pobres pues solo es aire (un poco de aire, un poco de blanco). ¿Por qué nos prometen las nubes si apenas se puede respirar? Pisad mi templo. Pi-sad-mi-tem-plo. Acaso habéis visto el tamaño de esta cicatriz, acaso habéis sentido la arcada ante la roja carne que no es sino una muralla entre lo moral y lo inmoral, entre mi estómago y mis sentimientos, entre tú y... Pisad mi templo largamente como la extensa mirada que el poeta precisa. A qué estáis esperando, acariciad el tumor de los perros. Quien quiera adorarlo tiene mi consentimiento.

la jungla Mi querido hermano, ha llegado la hora de descifrar el miedo que cada noche inyecta el terror bajo las sábanas. Ya no sé si dentro hay bestias o si es el campo fresco lo que punza los dedos de nuestros delgados pies. A veces creo que son jirafas, otras temo que sean cucarachas y otras, la mayoría, siento que son aviones ligeros que desgastan con sus hélices el esmalte de los meñiques. Sé que somos humanos porque nos sigue emocionando el despegue. Cómo no iba a emocionarnos si aún nos fascinan el sexo entre animales, el sonido violento del mar o el fuego que cada verano destruye las montañas. No sabemos a qué suena el aire porque necesitamos motor para sobrevivirlo. Trepando o volando, ha llegado la hora de descifrarlo. Mi querido hermano, dame un poco de agua que aclare mis ideas. Soñar es como alimentar a las palomas: no recibimos nada a cambio salvo su fealdad. Mi querido hermano, he buscado canciones contra los celos, he buscado ese cielo tejido por las amapolas. He buscado y he encontrado que dentro de mis nervios no me diferencio tanto de ti. También sé cortar la carne con las uñas. También sé soportar el frío. Pero me creo más lista e incluso más bella, porque sé ocultar mejor el duelo. Así lloramos las muertes: como el niño que canta villancicos, como el perro que lame la basura, como la gaviota hambrienta, así lloramos. Mi querido hermano, si soy cruel con mis amigos es porque no soporto adivinar en sus fallos mis posibles fallos. Si soy cruel con los insectos es porque no soporto ver en su asco mi posible asco. Si soy cruel con el amor, con el padre, con el hermano, es porque detestaría en mí la ingenuidad y la decepción de mis actos. Hay tantos lugares en los que crecer. Sospecho tantos ojos a los que atender. Si los animales muertos van a nuestro estómago, ¿a dónde nosotros? Mi querido hermano, debemos abrazar nuestros muslos porque solo de este modo el abrazo se comprende. Ahora enséñame tú a ser tan mansa, y yo te contaré por qué los hombres os matan.

Luna Miguel (Madrid, 1990) es autora de los libros de poemas Estar enfermo (La Bella Varsovia, 2010), Poetry is not dead, Pensamientos estériles (El Cangrejo Pistolero, 2011), La tumba del marinero (La Bella Varsovia, 2013). También ha publicado el cuento Exhumación (Alpha Decay, 2010), escrito junto con Antonio J. Rodríguez y ha traducido a autores como Marcel Schwob, Arthur Rimbaud, Tracy K. Smith, Cassandra Troyan o Lysiane Rakotoson. También ha editado las antologías Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), Sangrantes (Origami, 2013), Ficción Rara (PlayGround, 2013) y VOMIT (El Gaviero Ediciones, 2013). El texto que presentamos formará parte de Los estómagos, aún inédito.


oveja eléctrica Yo soy, yo sé, yo siento. Yo soy la oveja que modela para ti estas mallas. Lo hago para seducirte y que me lleves contigo. Yo sé que lo puedo hacer mucho mejor que las estrellas que toman decisiones esquizofrénicas y beben hidrógeno y escupen fuego. Esa soy. Quítense de mi camino, que ahí voy como una revista de lujo para autistas. Yo sé que no soy lo mejor de este mundo pero tampoco es lo que pretendo. Me columpio en los parques post apocalípticos con mis amigas. Disfruto de la libertad en mis mejillas erosionadas. Sí, los maniquíes son de plástico, los cuadros son conceptuales y qué. En este mundo tan increíblemente solo, solo tenemos que aparentar al menos, ser felices. Seguir alguna línea hacia el caos. Dormir con los ojos cerrados. Pero también extraño los arrullos cuando era niña. Extraño a mi padre, a mi madre y a mis hermanas tanto como me extraño a mí misma. Soy tan pequeña y tengo tanta fuerza, pero mi mundo es muy tan grande y mi deseo tan caótico. Y ahora que los días futuros se caen como modelos en pasarelas mis ojos han hecho circuito en la sombra. En mansos pastos de mercurio descanso, esperándote, trasquilador para que hagas de mí el abrigo contra los días metálicos.

Soren Vargas (San José, Costa Rica, 1981). Se dedica a la arquitectura pero ama la poesía, y ahora mantiene un trío amoroso con la edición. Se puede saber un poco más sobre él en sorenvargas.squarespace.com.


[amrita] Máscaras de niebla en la noche quebrada Río incansable por la mañana Ya no podías con tu traje de bruma a 4 mil metros sobre nadie donde el zoo de nubes divierte el pervertido teorema del infante Eras serpiente divina entre los cráneos de cristal resplandeciente ensayando el nuevo sol. Entre los corredores de aire denso purificado en el giro de la danza Cartografías el infinito entre el galope de los centauros bajo la casa de virgo. Cuando mordieron tu carne presintieron la primera marea El tiempo menguado para el animal herido sobre las sabanas doradas En los alabastros inalcanzables En el eléctrico estallido Sobre las costas de Vietnam o el desierto de Nueva Delhi Como si importase el ritmo y la pausa en el sacrificio [Obuses inaugurales ante la estampida de aviones] No tienen nombre aquellos quienes pierden el paso en la cuerda Solo el golpe irreversible extendiéndose hacia la tierra abriéndose como una flor Me dicen que tu historia estuvo marcada por el deseo irrevocable del jaguar Alto entre las montañas guardianas Tu aliento fue consagrado a la muerte dorada en las bodas de la sangre En el pacto concordado Príncipe purísimo en la dinastía del agua Eras el breve rumor de las mariposas migrando hacia el sol. Todos éramos animales conocidos antes que nos brotaran los ojos Lejos del puerto donde los barcos abrazan el fondo marino Después de las celebraciones por el abrazo renovado Adquirí esa vieja costumbre de cazar al lobo para la noche solitaria Por el simple acto de soledad de rabia Mas no dejaron que supiera que mi destino era un fracaso inevitable Entonces no pude sino optar por reducir la distancia para que lamiera mis manos Perfecto en el momento donde el humo era imperio sin sentido. Corrí Sin detenerme en la prédica alta de sus hallazgos definitivos Todo era inédito para el astronauta que fascinado renunciaba a la certeza de lo palpable Era este mi sueño bendecido por sus pasos que anunciaban estas corrientes Donde el yo se disuelve y el rumor de la conciencia se hace civilización incomparable

Kreit Vargas. Invierno del 84. [Encendemos todas las luces pero elegimos un pequeño lugar en la oscuridad] Asteriode AKM Sudamérica


tukuy allquykunaqa ha Tukuy allquykunaqa hanaqpachata qhawanku qunqayta pitaspa ayñankutaq q’ala, manchakusqa, mana rasurasqa habitacionpi papel pirwanapi qullqinta k’anaspa, Manchaypa kunkata uyaristin umphukuspa; Sunquqa rimayniymi; aswan rimayniymanta, tuta rawraq ñuqam manaraqa khuyaypa riqsiqkunap uman hananpi; Mana suyayniyuqniraqta arqhipayaspa chukchanta qhachuchkancku maskarayaptiyku: «Maytaq uywayku suwa allqu mistikuna kunan makiykupi wañunkichis kunan manañan» thanta wakcha kaypa runayachiy hina, ch’usaq qhawayninkunantin musphakusqa, waka chiri unu pisop ch’isiyayninpi jazzqhawapayaq millay llaqtap kakaran hananpi tuytustin; qhaparipayachkanchis: «manataqmi mana piyniyuq kay munanichu, ni munanichu ni atiymanchu» nispa Q’araykuyuqqa riparakurqapuni: Iskay uywaylla kanchis, mana yuyayniyuq, qhapariq, rurasqatapas yuyasqatapas willakusqatapas… ñawi muyuykachaytapas hospital carcel guerra pacha kutitapas susiyllamanta rimaq uywakunaqa, lliwta ismusqa amawtakunaqa qanchis p’unchawmanta k’anchaq ñawiyuq; ña imakunata k’uchunchamunanchis kachkanrayku kikinchis kay qallarinanchispaq pacha: huk hatunkaray rabia rumiqa chay machu riqsisqanchispa allqunkunapaq wasiyki qhipanpi ayñaypaq, chay chawpi tuta ferrocarrilpa patanpi «maymantaq risaq» nispa niq puriykachaq, mana p’akisqa sunquta saqirpariq, cigarrillokunata pitaq bunrururuq camionetapi camionetapi camionetapi rasunta wañusqa kanchaman allqukunarayku… Ñuqawan kuska thatkichkanki, wayllataq mayninta puriqniyki kani, mana qhawachikuypaq ñawiykipas takiyniykipas: «Caudalchallaykim huntaruchkanña runapa wiqinwan Yakuchallaykim huntaruchkanña» Patiopiqa siq’isqa yupiykikunawan rimanakuspa musphachkani aya wantunapi uyaykimpa wirp’aypa waraninrayku hina Mana penata k’anchachiypaqniyuq karqanchis tukuy sarunakuq ch’isipi rosa rosapipas parque publicop quranpurapas ayanapipas yumankuta munaqkunamanpas chayariqkunamanpas yumaq sukhapiñataq mana saksasqa sarunakurpariq cerveza botellawan munapayaqpiwan ciqarrillo q’ipiwan ima velawan; puñunamanta urmarqanku, hinaspa ñawpaqman l’atanku, pirqampasqa waka rakhatapas yuma ch’iwkaytapas musqhuq wañunayarunku manaña nunap qhipaq samanniyuqña kaspa; paqariypi hunu sipaspa rakhankunata misk’inchachirqanku, waraytataq pukayasqa ñawiyuq karqanku, illariypa rakhanta misk’inchachiyta atiq muhuna uranpi, sikip illapunkunata qhawachispa quchapi; chaypi samayta mask’achkanchis hanaqmanta relojkunata ch’anqaptiyku unay uran Eternidadmanta rimaypaq & rikch’ariqkunaqa umankuman sapa p’unchaw chunka watakama urmampurqanku; kimsa kuti sirk’a kuchukuspa saqirparirqanku chaychaq qhatuta tiyanarqanku machuyayninkuta yuyaspa; chaymanta waq’ayarqanku: «Yanachallaykiqa Infiernillopis penata pasachkan kuyay yanallariqa purikutipis»


anaqpachata qhawanku* Llaki llakillaña pusaq killachiki llamk’arqanki chay «casa de cultura» nisqa wañuriy wasipi lliw wañusqa kay yuyaptinchis, qhilla, mikunayaq Houstonninta puriykacharqankuraq jazz, sarunakuy, lawa mask’aq, Eternidadmantapas Americamantapas rimanakunankupaq k’anchaq Españolta qatirqanku, sasallaña ruray; chay hina Africaman wampumurqanku: «Mundoqa santom!, Nunaqa santom! Q’araqa santom! Sinqaqa santom! Q’allupas, ullupas, makipas, sikip uchkunpas! Lliw santom! Tukuy Mundoqa santom! Tukuy chiqakunaqa santom! Sapa p’unchawniyuqmi Eternidadqa! Sapa runaqa angelmi!» nispa Suyay karqanraq porque iskay chikan sunqupi rukrinakuq pisqu kayrayku, qurantapas parque bancantapas haypanakustin kallpaspa ñuqanchismanta ch’anqasqa kasqanchistaq; chayrayku markaykita hamurqanki qamwan mat’inakurqani ñawiykita tarinawayta maskaykuspa; tukuy qampata khuyarqani qanchis chunka iskayniyuq horata illasqanku kanchanta ñuqa otaq qam Eternidadta ñawiriypaq musqhuq yachananpaq: «Maypitaq kanki ñuqarayku wañusqaykimanta» Lluqllasaqku ñuqanchispa llapan allpanchista Hapinaykukama; llaqtanchispas llaqtanchispuni kanankama: «América te lo he dado todo y ahora no soy nada. América dos dólares y veintisiete centavos 17 de enero de 1956. No puedo soportar mi propia mente. América, ¿cuándo pondremos fin a la guerra de la humanidad? Vete a que te den por culo con tu bomba atómica. No me siento bien no me molestes. No pienso escribir mi poema hasta que me sienta lúcido» «Tupaq Amaru, Amarup Churi, Apu Salqantaypa» nispa liyrayarquchkaptiyki, sach’awan kuska marq’aykistin tiyasqa uyariykispa poste k’anchaynin ura, Jiron Cuzcopi; chaypi tuya waq’ayasqa qhapariq hina rikch’akuchkanchis llasallaña sullull horanpi, llapan holetuchopi nina millp’uq, Paradise Alleypi trementina ukyaq allqunchispaq manuchani, wasankuta sapa p’unchaw purgatorio wanayta muchuchiq musqhuynintapas drogantapas nunap llasaq musqhuntapas, alcoholnintapas mana tukuq phistayninta muyu mana piyniyuq kayninpi allqunchispas Ñuqapalla kanña chawpiypi apakuykita atiq kaypas alllinta mana allinta munasqaypas Mana ima ni ñuqapachu ni q’inti hina wañuypa sisa raprankunapi hark’awanchu «Sapay rikukuni mana piynillayuq puna wayta hina llaki llantullayuq», chay huk machu allquman tapuykuchkanitaq; imakunatataq qammanta yuyaykuni, Walt Whitman, calle patanpi, sach’a uran, umay nanawaqpas kikiy yuyakuq, killa paqariynintapas, chimsiynintapas, chupanpi chupantapas qhawaspa purirqanirayku.

*Todos mis perros miran al cielo. Poema collage con recortes de textos de Allen Ginsberg, José María Arguedas y Enrique Verástegui, remezclados por Jorge Castillo, que también filtra textos propios. Arbitraria traducción al runa simi por Jairo Araujo (1994), estudiante de Lingüística en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


aproximaciones al estribillo del huayno I Tengo esta sed colmando mi sed y aunque suene contradictorio es porque el agua que he de beber está repetitiva de lluvia de anhelo de tus besos de miel. II Si me he de morir ay menuda cholita que sea en febrero cuando llueva cuando bailen cuando el huayno corte un árbol seco para que crezca otro y que los niños del pueblo cojan los frutos que cuelguen de él. XIV Mamá Mamá tiene dos florecillas adyacentes colgando lejanísimos pétalos amarillos a las regañinas y los "levántate carajo" matutinos Madre tiene un café tibio cuatro tazas dos abrazos tres o cinco monedas cuando hay suerte y un par de manzanas para el viaje del bus-orfelinato de su incómodo transeúnte semejante Madre tiene toda una cadena de días añadidos a la fuerza por una Lima gastando sus articulaciones Madre, se nos viene el silencio di?

Carlos Rojas (Lima, 1992) 20 años, hace ocho o nueve soñó con escribir un libro aunque solo escribiese huevada y media; sin embargo, fue seleccionado para el libro Ese puerco existe, breve antología de poesía, editado por la joven editorial C.A.C.A Editores, una editorial comprometida y resentida. Tiene patas en la revista, he ahí el porqué de su presencia.


[sin título] Estamos sentados alrededor de una mesa de madera artesanal y podría ser algo así como un día de campo, pero es de noche. Una luna llena ilumina la colina y podemos ver los campos floridos. Una suave brisa fresca trae su perfume. También vemos una estrella rojiza que es Marte. Nos miramos a la luz de una vela y bebemos vino. Puede ser una especie de ritual, pero no hay ningún objeto inusitado. Salvo un gato con rostro extraño que se pasea entre nuestras piernas. Sólo disfrutamos la noche. El hombre negro se pone de pie. Está vestido y ceñido de blanco. Su cuerpo es grande y robusto como el de un guerrero. Tiene los ojos rojizos y parece enojado, pero no. Lo más probable es que estemos a comienzos del siglo menos III en el sur de Atenas. Me mira y me pregunta ¿Tú hablas y escribes siempre en plural. ¿A quiénes aludes? Dejo mi copa y le respondo: A un grupo de amigos, de entre 18 y 23 años, que hoy comparte un espacio y que está en la misma. La escena evoca audacia y bravura. El hombre luego de la pregunta se ve altivo y desvergonzado. La mujer revestida con un manto, rojo por arriba y blanco por debajo, con un pie adelantado se levanta de su asiento elegantemente y pregunta con nobleza: ¿En cuál? Más que ser escritores, poetas, pintores o músicos, somos sujetos que estamos viviendo. Tenemos una onda más personal que intelectual. Nunca nos hemos planteado como vanguardistas, le respondo. Luego el tercer hombre en la mesa avanza hacia mí. Es pálido y de cabellos rojizos. Está vestido de rojo, lleva un brazalete de oro y sostiene un bastón de madera. Pareciera ser un mago. Se nota inquieto porque no puede hacer el bien que desea. Su rostro resplandece de tanta humanidad. ¿Mantienen algún diálogo con los poetas que los preceden generacionalmente? me pregunta con una sonrisa. Yo le miro las manos y respondo: El diálogo es el no diálogo. A la generación de entre 25 y 30 años la veo súper individualista, cerrada y académica. Y ellos nos ven a nosotros como a unos pendejos jugando a ser poetas, jugando a ser músicos, siempre jugando. Nuestra actitud, nuestra parada frente a la literatura y al arte, es muy diferente. ¿En qué sentido? me inquiere con curiosidad. Lo nuestro es más abierto, menos excluyente. Nunca hemos limitado el espacio literario a la escritura. La música, la instalación, la poesía: todo se cruza. Somos más libres y, como nunca nos han pescado, mala suerte si no les gusta. Nosotros no le rendimos cuentas a nadie. Los tres se miran entre ellos y luego me miran a mí. En sus miradas hay un dejo de orgullo por mis respuestas. Me tomo la cara y me doy cuenta que llevo una máscara. No, no es una máscara. Tengo bigotes y la cara peluda. Bajo la colina a toda velocidad. Unos perros intentan corretearme. Estoy contento. Tengo una nueva vida.

*** Sin lugar a dudas es una isla. Por el color y la textura del suelo pareciera ser de origen volcánico. Debe ser la Polinesia, pero no creo que pueda calcular la época. En frente mío un hombre totalmente desnudo ha dejado de labrar la tierra. Las huertas se ven rebosantes y los establos ordenados y limpios. Es evidente que ama hacer esto. A un costado tiene un pequeño cuadrado sin sembrar donde hay una mesa y un libro sobre ella. “Todos los géneros son una convención que no necesitamos”, dices en tu libro ¿Por qué te molestan tanto las definiciones? me pregunta. Delimitar me produce mucha suspicacia. Ver la literatura como un género definido responde a otra época. Ahora tenemos otras necesidades, son otros los aconteceres. Para mí la literatura tiene que ver con lo que pasa, con lo que vivo, con lo que oigo en la micro, con lo que habla por teléfono mi mamá con mi tía, con la calle. Otro hombre desnudo se acerca. Tiene una llave en la mano y pareciera ser el líder. Se mueve y habla con autoridad. Si te definen como poeta a secas, ¿te molesta? me pregunta mirándome directamente a los ojos. Si alguien pone esa categoría entiendo que está resumiendo algo. Es la convención: eres novelista, cuentista o poeta, y no hay más. La gente no se da el trabajo de entender la multiplicidad de esas subjetividades. Atrás de él un perro le ladra a un toro que arrastra un arado. Muchos de tus pares han optado por el anonimato. ¿Qué sentido tiene para ti publicar? Sonrío ante la pregunta y le digo: Publicar fue un azar. Fue un accidente bonito. Pero pudo pasarle también a cualquiera de mis amigos. Rápidamente agrega: Pero ahora quieres seguir publicando. Yo le termino de decir: Cuando uno ya está con la pata enyesada, se le empiezan a enyesar los brazos y el resto del cuerpo. Publicar es irse enyesando, y hay que tener cuidado con eso. Me imagino que en algún minuto uno dirá basta. Supongo que llega un momento en que los escritores sólo quieren quemar sus libros o comprar todas las ediciones para que nunca más los lean. Un tercer hombre se acerca, pero es distinto a estos dos. En una mano trae una serpiente y en la otra una flecha. Camina rápido y con la mirada pegada al suelo. A pesar de lo ajado de su rostro no ha perdido su inocencia. Pareciera ser el sirviente. Extiende su mano para alcanzarme el animal. Lo tomo y lo guardo en una bolsa. Mis manos son finas y de mujer. Soy una sacerdotisa. Llevo un collar de oro y tengo miedo a que me lo roben. El primer hombre me da el libro. También lo guardo. Quieren que les dé algo a cambio. Apunto a la estrella de la tarde y les digo que tomen de mí lo que quieran.

Héctor Hernández Montecinos. (Santiago de Chile, 1979) Su obra total es Arquitectura de la mentalidad (1999-2013) conformada por La Divina Revelación (2011), Debajo de la Lengua (2009) y O4 (inédito). Algunos libros recopilatorios de su extensa obra: Putamadre (2005), Livro Universal (2008, en portugués), NGC 224 (2009), Microcosmos (2010), El título de un sueño (2013), entre otros. Es el compilador de 4M3R1C4: Novísima poesía latinoamericana (2010). Los textos publicados aquí son inéditos.


[sin título] quisiera saber qué es tristeza las he contado una por una y ninguna sobra tanto como para poder retener este momento en mi cabeza ¿cada gota de sudor en el transporte cuenta? ¿la verruga en el dedo gordo cuenta? ¿la foliculitis en las esquinas de los labios cuenta? ¿el grano en la espalda cuenta? ¿el orzuelo en el ojo cuenta? ¿es que aquella película que despertó el corazón grasoso cuenta? ¿el sueño y su mal aliento cuenta? ¿el café en el suelo dormir en la cocina trastocar la locura y mirarse al borde del abismo cuentan? no pudo siquiera vomitar o trastocar el espíritu de esta ciudad el cigarro sabe a eso, a ciudad y mis tristezas son esas, soledades mi cuarto ¿qué es un cuarto? ¿es mi corazón? ¿roma en ruinas? el hacha se levanta de mi espalda a un lado de la cama y vuelve a estar de espalda la caminata triste triste triste a casa ¿y cómo es que hacha en mi corazón? ¿y cómo saber que solo dios puede estarse solo? ¿es un pecado querer ser como él? ¿qué somos sino dioses? ¿una sonrisa del rey de espadas cuenta?

Marco López. (Lima, 1993) No hace nada en especial pero le gusta ver series, leer, escuchar música y otras cosas.


destapando el ataúd de wagner encontrado misivas sospechosas acerca de canciones enclavedefa perdidas en lemuria viviana barrios

Mañana será lo mismo. Uno y uno a la vez. Consigo arrastrar y reunir cada pedazo de mierda que se esparce por las voces de los otros y de las nuestras. Pero lo único que siento es el carraspeo de tus ojos mirando dentro mío. Aquí en los hoyitos. Como queriendo inventar poemas de lugares recónditos y estrechos. Crees que son mis manos comprimidas y mis malos tratos que te doy las que destruyen la torre Eiffel de ilusiones cuando increpo a tus absurdos ruidos. Me induces a que abra la carpeta, Mare Nostrum, porque has compuesto relatos en diez tracks musicales, una sola historia de diez ínsulas engrilletadas que no hablan de mi, ni de ti, de otro yo que eres tú. No te creo. Lo olvido. Y es la envidia la que me hace arrastrarme y sentirme caca de perro vagabundo. Hasta disecarme, convertirme en cenizas, armes un fallito con eso y me aspires. Pienso, es lo más (ir)real, me aseguro de recordarlo todas las noches en las que suelo ensuciarme cuando embolso la porquería calentita de W, perra maestra, a veces suave, otras, dura, naranja, marrón, verde, no importa. Y alguien dice que el significante canino significa ganadora. Cuando W imponente observa concentrada, detenida, mística como por réquiem en la pared. Por horas, su ritmo se suspende para descifrar filosóficamente la pared. Me aturde porque creo que desea que le explique qué dice aquel muro que se mueve como suaves acordeones grises. O me reta a que pueda oír los intramuros caninos que le responden. Y en lo único que pudimos coincidir es en la misma cerveza negra que terminamos por lamer cuando se hace charco del resto de todo. (Comienza y termina por leer ya. Escucha y tararea los cuentos progresivos, diez soundtracks que he creado, todavía sin masterizar, que tienen algo de ti y no te lo había contando. Porque eres una paranoica. Inclínate y suspéndete con cuidado hacia el cielo sonoro recuéstate en sus alforjas que son todos los cuerpos extintos, al son que imaginas con las manos cada nota, por las teclas de tus dedos cada acorde, por tus muslos bamboneados cada golpe, por los pies cimbreantes como marchas nupciales.) (bis) Hoy es igual a ayer. El tiempo va restando al tiempo, momentos. Para morir sin haber antes terminado de oír. Para olvidar palabras: Revolución, amor, libertad, paz, lucha popular, reivindicación... Para reencontrarnos en esos tracks que seguro me harán recordar todas las resonancias, análogas, digitales, biológicas. Y sí está tu voz presente. No. Tú dices que las sinfonías son historias vivientes, que prefie-

res escribir con sonidos lacerantes. Pero todo es musical, las hormigas son melódicas, un cuaderno nuevo posee el silencio de una canción, W en sus ronquidos, voracidades, paseos, masturbaciones, gemidos es un concierto progre de tripas aguantadas antes de oler los pastos y los pichis, y nada, nada, nada también lo es. Millones de carpetas que contienen de todo. Es decir, nada. Pero es siempre uno. Que escapa a la definición y se le llama con nombre cursis o indeterminadamente extensas, es un mal endémico que encierra detenida y sigilosa el Mare Nostrum. (Cuando acabes de escuchar. Sabrás que este relato contenido en 60 minutos sobre calabozos y dragones poseen tus gestos y tu sonrisa inexpresiva. Como si hubiese construido un rompecabezas con los cuerpos extintos de The Necromancer, The Dark Side of the Moon, Berlin, Invisible Touch, Tales from Topographic Oceans. ¡All the memories!, sobre eso hace mucho se ha hecho, seguro me dirás. Pero es mío. Y no soy la copia que piensas. Aunque estés acostumbrada a destruir torres Eifeles y caballos. Escucha y tararea los cuentos progresivos que tienen algo de ti y no te lo había contando. Porque eres una psicótica.) (bis) Y el día a día que carcome figuras redondas. Y W ha visto y olisqueado a otro W pútrido por la sarna gangrenosa que le ha quemado el pelaje dejándole llagas de pústulas sangrantes, su nocuerpo se va achicando, hasta desaparecerlo y dejarlo como esqueleto de museo. La tengo bien agarrada antes que otro W la monte porque ha sacado su pito pelado rojísimo, directo a clavarle, antes que brinque pateo entre sus carachas asesinas, otro W aúlla, llora y se va alejando triste. Y sí uno puede ser más que uno. Si pueden ser todas las partes. O alguna, ninguna de ellas. Mis celos no eran por las mujeres que te rodeaban y a las que tú respondías siempre frágil y angelical, pero tus ojos miraban muy dentro mío. Yo no veía mis ojos ni escuchaba mi voz. Y tampoco los tuyos. Solo pensaba aquello que habías hecho y yo no, pienso en Baudelaire, Kerouac, Hernández. He cambiado de nombre a la carpeta y la he llamado Destapando el ataúd de Wagner encontrado misivas sospechosas acerca de canciones enclavedefa perdidas en Lemuria. Porque creo recordar siluetas que me remontan a un compac disc, long play, casette, libro, solo que era un extracto de todo. Lo grabarías tú por Soundforget versión 5.0. Como en toda historia se cuenta lo que a uno le conviene y el resto se pierde, se olvida, se borra. Lamento decir que nunca lo escuche.


feticidio

soñé contigo

Centenares de esferas negras caen del cielo sobre el fuego intenso que brota del suelo.

Recreo de primaria. Sexto grado sale al ultimo. Mientras, Matías le hace señas a Alicia con las manos. Es hora, bajó los escaleras apurado y, fijándose que nadie lo viera, llegó al primer piso y fue al segundo patio. Más allá de la biblioteca, que siempre estaba cerrada, está el antiguo baño de inicial que ya nadie usaba. Entró en el único cubiculo y observaba alrededor ansioso.

Bailando en el escenario, aparece siempre bella la princesa de las tinieblas, que, con movimientos delicados, se insinúa insatisfecha frente a su reflejo en ellas. Sus dedos rozan encima de sus muslos, levantando inocentes la seda gris que oculta el contorno de su figura. Se excita. La yema de su índice juega en el interior de su calzón; cada vez más traviesa penetra entre sus piernas. Se agita. Se mueve. Se retuerce. Siente una explosión venir. Jadeante, cae sobre las brasas encendidas; mientras ambas manos se acercan voraces a su útero. Los pulgares dilatan la vagina para dejar que el líquido amniótico corra libre trazando así el camino por donde vendrá su primogénito orgasmo. Lo recibe sangrando, sacándolo delicadamente de entre sus piernas. El cordón aún cuelga. Lame la grasa mezclada con placenta hasta terminar de acicalar a su neonato.

Alicia llegó silenciosamente, él abrió la puerta para dejarla pasar. Tenía la bragueta abierta. Se besaron como por compromiso casi sin abrir la boca, Matías apartó la cara. Chúpamela. Alicia se arrodilló sin decir nada. Ese piso siempre estaba húmedo. Que asco. La enredada cabellera negra de Alicia se ondulaba freneticamente, él sentia un nudo en la garganta y sentía su voz reducida a un delgado hilo. Párate. Volteate. No te muevas. Alicia hizo caso al susurro y luego sintió su falda escocesa azul levantarse. Castillos y arcoiris, pensó Matias, mientras la desvestía y usaba su dedo como guia para su sexo. Tenia un trasero pequeño y redondo. Debía tener cuidado, le daba asco la caca y no quería ensuciarse. Alicia estaba cada vez más tensa y gruñía suavemente. A Matías le dolía el brazo cada vez más. Su pierna derecha se acalambraba al aumentar el movimiento. Ella giraba la cara y se veían un instante hasta que volvía a mirar al frente por vergüenza. Matías gimió largo y en silencio y dejó de moverse. Se sentía cansado, el brazo le dolia, lo habia estado haciendo muy seguido. Vió un pequeño grumo blanquecino y espeso en la taza, flotando. Intentó orinar pero no pudo. Tomó papel higiénico del bolsillo, se limpió y jaló la cadena. Se lavó las manos antes de volver al salón.

«¿Por qué saliste?» Se lamenta, derramando una lágrima encima de la teta que pronto dará de lactar.

Elvis Herrada (Surquillo, Lima, Perú). A mediados del 1996, un adolescente escribe su primer poemario titulado Charcutería Empoemada (homologando al ser humano) que distribuyó en plaquetas escolares y fanzines universitarios. Al año siguiente haría periodismo escrito y de esa barbarie de noticias aglutinadas en su cerebro salió otra producción literaria denominada: Cartas desde Ciudad Serpiente, microcuentos de horror y fantasía. Su tercera producción, El Imaginero, fue publicada en el 2009 gracias al Fondo Editorial de Cultura Peruana. Elvis es periodista y alterna la profesión con sus escritos sobre microcuentos y novela corta, género que lo identifica.

Elmer Vásquez (Lima, 1990). Una vez pisó una abeja y tuvo el pie hinchado una semana.


ocean child* Half of what I say is meaningless... Con las gotas del agua caliente resbalando sobre sus párpados y el vapor que borraba su reflejo, Julia sonreía al contacto de su abdomen y aquel glande que soltaba de a pocos el semen restante, observando en silencio cómo se arremolinaba en una espiral de cabellos y shampoo por la rejilla. ...but I say it just to reach you... Estática por su tan esperada irrupción –lo había dejado lanzando sentado tranquilo en el balcón– al verlo sonriéndole excitado, todavía desnudo y tan tierno con su pene erecto en la mano, lo dejó entrar a la ducha para masturbarlo o, mejor dicho, masturbarse; antes de agacharse para volver a saborear aquello que su miedo le había vedado por ya varios años perdidos. … seashell eyes, windy smile, calls me. So I sing a song of love… –Y si te quitas esto…–, –¡no!–, –pero si acabamos de…–, –es que me da cosas que me veas así, de frente, no me gusta–, –¡qué extraña que eres!– ...morning moon, touch me. So I sing a song of love... Julia sentía sumergirse a sus pies la toalla blanca que, al menor sonido, había acercado para cubrir sus diminutos senos de pezones similares a bombones helados, así como sus labios camuflados por completo bajo su abundante vello y las piernas que aún sentía adoloridas. ...Sunrise doesn't last all morning, a cloudburst doesn't last all day... Durante la madrugada la había llenado de besos bajo el edredón para que no se durmiera sino la noche se pasaría muy rápido. Las negativas a sus manos jugaban sobre su ropa. Se mordían muy suave con todo aún en su lugar –por lo menos ella– tanto que al descender sus labios encontraron una prenda humedecida de colección. ...so I must be on my way and face another day, now the darkness only stays at nighttime... Se la quitó y colocó como sombrero, antes de que sus manos intentaran taparla. Su falo ya jugaba buscando penetrarla, hundiéndose de a pocos con ambas piernas en sus hombros (no sin regresar a lamer y succionar su clítoris hasta que las uñas de Julia marcaron sus oídos), introduciendo al fin muy despacio la cabeza, caricias a sus senos entre sus dedos, besando pies y pantorrillas con su barba sin afeitar que le producía cosquillas. ...her hair of floating sky is shimmering... –no te había visto nunca tan feliz– ...glimmering... –¿que tan amargada o seria soy?– ...In the sun... –es Julia de Lennon–, –me gusta mucho esa canción–, –lo sé. Recordaban esto riendo y echados de la mano otra vez sobre la cama a la espera del taxi que la llevaría hasta Plaza Norte para que comenzara de verdad con su trabajo, luego de consumar esta fantasía que, camuflada en la excusa de ahorrar tiempo, la trajo aquel fin de semana hasta el quinto piso del edificio donde residía ese loco de quien, sin creerlo ni aceptarlo, permanecía templada desde hacía varios años. ...but nobody wants to know him, they can see that he's just a fool, and he never gives an answer... Otro beso disipó sus dudas y una sonrisa completó el soundtrack. Si algo sobraba de una noche nutrida por tres six pack, ganya compartida en pipa, bate y horneada, una feria de disqueras independientes en el parque Washington con tocada libre para presentarla a los patas, y el ya vamos regresando que hace frío, pero en realidad solo quiero estar a solas contigo, era la relajación de quitarse el jodido peso de la imaginación. ...well on the way, head in a cloud, the man of a thousand voices talking perfectly loud... Ahora, concluido el último intercambio de miradas hasta nuevo aviso, desde la ventana de las escaleras entre el primer y segundo piso y a través de las lunas recién lavadas del station wagon, salió al balcón nuevamente, se sentó, colocó su bate en el bomber y encendió, aspirando y pensando en cómo su humo se confundiría entre toda esa neblina, porque nada había más de solitario que esas tardes de domingo en Lima. ...when I cannot sing my heart, I can only speak my mind, Julia... * Soundtrack: John Lennon. Julia. The Beatles, 1968. George Harrison. All things must pass. Anthology II, 1995. Paul McCartney. The fool on the hill. Magical Mystery Tour, 1967 Gonzalo del Rosario (Trujillo, 1986). Escritor, periodista y docente licenciado en Educacion con especialidad en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Trujillo. Ha publicado en narrativa: Cuentos pa' Kemarse (2008), Losocialystones (2010), Mishky Stories (2011) y Ven ten mi muerte (2012); ademas de participar en el hibrido Tv-out (2009). Por el momento está invernando.


generoso, querido y bienaventurado

Hace un tiempo, vía un mensaje anónimo, nos hicieron llegar la noticia de un poeta interesante en las áridas tierras norteñas. Decían de él, que era un gran poeta, que había publicado un libro en una editorial ecuatoriana y que tenía ganas de publicar otro. Fuimos en busca del poeta norteño y encontramos más de lo que esperábamos: es mototaxista (hace la ruta Poronga-Túchupe, es la más larga y atraviesa varios kilómetros de desiertos y algarrabos), ha publicado no un libro sino tres: Degollado bajo un algarrobo (Del Perro Ediciones), Árida y fecunda (Guá Editores) y Poemas negros y bravíos (Chafloque Editora), hace performance subido en su mototaxi, cuyo acto consiste en ir al mercado de la ciudad a comprar pescado e ir dejándolo por los campos desolados y desiertos lúgrubes, mientras espera cómo los gallinazos, buitres, lagartos, ratas y demás bichos asquerosos van al encuentro de esos pescados pútridos para devorarlos rabiosa y animosamente. Es un conocedor de la cumanana, canto popular o copla piurana, que comparte con paisanos y amigos. Es un hombre generoso, querido y bienaventurado. Ni bien lo conocimos nos invitó a una chichería desde donde se realizó esta larga entrevista y que ahora transcribo pero que, por cuestión de espacio, quedará incompleta. -Su poesía es irregular. Quiero decir que hay libros, pero sobre todo poemas, donde los poemas trascienden, son hermosos, y otros en que más bien son flojos y un poco remedos de otros, ¿qué piensa de esto? -Supongo que es natural, no todo en la vida te sale bien. No me preocupa. A mí del poema, me interesa la anécdota, que puede ser muy sencilla, muy absurda y que, sin embargo, refleja una trascendencia mucho mayor, unas trascendencia, se diría, poética, y bueno, vaya a uno saber qué quiso decir finalmente. El significado final ya no me importa mucho, ni su resultado. Yo intento que todo lo que me motivó, en un principio, esté casi literalmente. Le cuento una anéctoda, por ejemplo, ocurrida hace una semana, más o menos. Ocurre que mi primo, el Lucio, es pescador y va muy temprano a altamar y vuelve por las tardes. Para el almuerzo lleva varias conchas de abanico, grandes, que pescan en las islas de Paita, que luego sazona con limón y poco de sal, y se las come, al vuelo nomás, en altamar. Con dos o tres son suficientes. Resulta que yo, como nunca, lo acompañé para traerme unos toyos para mi familia que, como sabe, es numerosa. Así que yo, mi primo y otros dos pescadores, fuimos mar adentro pero antes pasamos por las islas de Paita para sacar esas conchas que serían nuestro almuerzo. Mi primo encontró una concha que tenía un color extrañísimo, era un naranja fosforescente con terminaciones violáceas azuladas. Algo así. Todos se sorprendieron por haber encontrado esa concha. A la hora del almuerzo, el Lucio comió como todos pero, por alguna extraña razón, comenzó a balbucear palabras ininteligibles pero que daban a entender que querían robarle su extraña concha. Era cierto, en parte, los pescadores parecían envidiar su tesoro, parecían querer quitarle, al menor descuido, su preciada concha. Lucio les reclabama, colérico y difuso, entonces los pescadores, ofendidos, en el momento más álgido, más tormentoso, le gritaron, a coro, «ándate a la reconche...» y él, abrazado a su maravillosa concha,

se lanzó al mar, hundiéndose en esa oceánica masa de agua y nunca volvió a la superficie, quiero decir que se murió. -¿Ah? -... -Quiere decir que ¿se murió realmente? -Sí, el pobre dejó una familia numerosa. Toda mi familia es numerosa, y él tenía dos mujeres y dieciocho hijos, más o menos, ya no recuerdo bien la cantidad, menos los nombres de mis sobrinos. Así fue, todo por una maldita concha, aunque, bien pensado no sé si sea tan maldita. -Y este hecho, que incluye la muerte de un familiar suyo, ¿le parece anecdótico? -Sí, claro. Qué puede ser la muerte en esta parte del país sino un hecho accesorio, risible. Fíjese, por el oeste tenemos la inmensidad del océano y por el este tenemos un extenso y árido desierto. Estamos atrapados entre dos inmensidades, ¿qué puede significar la muerte sino un hecho pequeño, chiquitito, sin importancia? Pobre la familia del Lucio, pero así es. Ahí nació el poema Muerte del Lucio en altamar que nace de la anécdota que le acabo de contar. Como hecho accesorio le cuento que su cuerpo nunca apareció y los pescadores que lo acompañaban han quedado estériles, eran jóvenes y querían tener, por lo menos, séis hijos más, han quedado frustados y están cada día más flacos. Pobres. -Eso parece, más bien, un acto de magia, de chamanismo. -Son usuales los actos de chamanismo por aquí, pero esto no tiene nada que ver con esto. Parece una cuestión más del realismo mágico. Yo pienso que las gentes del sur y de la capital no nos conocen, o nos conocen muy poco, y por eso se dan malinterpretaciones; aunque, valgan verdades, tampoco hemos mucho por darnos a conocer. A mí, y a mis paisanos, creo que no nos importa mucho. Yo ya estoy viejo y creo que lo único que me importa es echarme algo al buche y contentarle la grupa a mi nera Carmen. Eso es todo. A veces, enjuagarme la garganta con mis amigos como ustedes y escribir, tal vez, un buen verso. -¡Salud por eso! Cuéntenos cómo es eso de su performance. -Bueno, es algo que me enseñó un gringo loco que vino allá por los años cincuenta. Me habló del perfomance y de toda una movida poética de la norteamérica de la posguerra. Él tenía varias, la que más recuerdo y la más bonita es que se pegaba un montón de espejitos en el cuerpo y se iba al final del muelle, donde no hay nadie, solo algunas gaviotas, y estiraba los brazos. Como es de suponer, el sol brillaba más sobre su cuerpo «espejeado» y, decía él, competía con la luminosidad del sol. Se reía y creo era feliz. Yo inventé la mía que consiste en comprar pescado, depende del tiempo y el precio, y dejarlo en las páramos desolados, donde solo habitan buitres, gallinazos carroñeros y algunas bestias solitarias. Yo los observo, tranquilamente, apago el motor de mi mototaxi, me desnudo y camino al lado de muchos de estos animales asquerosos, mientras voy gritando «Bienvenidos, bienvenidos, animalitos asquerosos y solitarios que vienen del confín del mundo, del lugar de los excluídos y los marginales, del final y triste lugar, bienvenidos todos». -Grande, maestro. -Juanacha, tráete otra ronda de esta porquería que estamos tomando, porque aquí tenemos pa largar la lengua un buen rato.


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