Berni, narrativas argentinas

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La masacre de los inocentes retomaba un tema cristiano tradicional: la matanza de los niños nacidos en Belén ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret. Probablemente Berni eligió este tema porque el día de los inocentes, 28 de diciembre, caía durante la exhibición inaugurada en noviembre, pero además la matanza de Herodes constituye la primera representación de una masacre en la tradición occidental.35 En un texto elaborado para la ocasión, el artista postulaba esta obra como una suerte de pesebre que recreaba la tradición de “imágenes corporales que miman uno de los dramas más crueles de la sociedad contemporánea”.36 La violencia de este episodio bíblico involucraba un conjunto de inocentes equiparables tanto a las mujeres y niños vietnamitas, como a los trabajadores sujetos al control policial, pero también –tal como deslizaba en la entrevista de Siete Días– a las víctimas de la guerrilla urbana. Por otra parte, no se trataba de una imagen, sino que la obra envolvía al espectador en una situación turbadora que incluía una ambientación sonora de Aníbal Libenson. José Antonio Berni recuerda que la inauguración de esta muestra fue muy convocante, pero aunque hubiera asistido hasta Louis Aragon, este episodio le dejó un sabor amargo a su padre. A mi viejo lo llevaron tercermundistas como Troche y Gaudibert y esta gente tuvo patas cortas. Poco después de la muestra de Berni, la prensa francesa armó un gran vacío en torno a ellos, una vez que pudieron, pasado el furor del 68, se los sacaron de encima porque no formaban parte del establishment de las galerías. […] la repercusión de la masacre de los inocentes en comparación con la muestra fue mínima. En parte, por el boicot que le hicieron a estos tipos. Yo creo que ahí el viejo se cansó de pelearla en Francia.37

Desde su creación, el ARC había dado prioridad a los artistas de la figuración narrativa. Entre 1968 y 1972, Henri Cueco, Erró, Gilles Aillaud, Peter Klasen, Leonardo Cremonini, Antonio Seguí, Eduardo Arroyo y Gérard Fromanger tuvieron sus respectivas exposiciones individuales. Pero la muestra de Berni tuvo lugar poco después de la censura por parte de la Prefectura de París de dos telas de Jean Mathelin exhibidas en el ARC durante el mes de octubre de 1971. El episodio despertó polémica en el medio cultural y motivó la renuncia de Gaudibert al año siguiente, cansado también de lidiar con la burocracia municipal y un presupuesto escaso.38 En efecto, el perfil engagé de Gaudibert no coincidía con las políticas culturales modernizantes de Georges Pompidou (aunque el proyecto del Centre national d’art et de culture anunciado a fines de 1969 –y que hoy lleva el nombre de aquel presidente francés– tiene algunos puntos en común con el “museo del futuro” que imaginaba Gaudibert). Lo cierto es que más allá de la nota de tapa del número 24-25 de Opus International, son escasos los artículos que conocemos sobre la retrospectiva de Berni.39 Damián Bayón la mencionó en una reseña sobre la actividad artística parisina publicada en una revista mexicana. La imagen que daba Bayón es ilustrativa: “París está lleno”.40 Lleno de turistas y de exposiciones: en el Grand Palais, retrospectivas de Léger y Bacon, además de simbolistas y surrealistas belgas y

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