El Greco y la pintura de lo imposible. 400 años después

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Visible y móvil, mi cuerpo está en el número de las cosas, es una de ellas, pertenece al tejido del mundo y su cohesión es la de una cosa. Pero, puesto que se ve y se mueve, tiene las cosas en círculo alrededor de sí, ellas son un anexo o una prolongación de él mismo, están incrustadas en su carne, forman parte de su definición plena y el mundo está hecho con la misma tela del cuerpo.1 Maurice Merleau-Ponty

Para el Greco, la pintura era una herramienta que le permitía mediar entre el mundo sensible y todo aquello que está más allá de lo que cualquier lenguaje pudiera explicar. Una articulación entre lo que es posible representar en la superficie de la tela y las estrategias alegóricas que reflexionan sobre la condición humana, atrapada entre el cielo y la tierra. Sus imágenes se centran en el cuerpo, al que le imprime su característica distorsión. Esta estilización pone una distancia entre lo representado y su referente, ya no es una mera copia del mundo al que accedemos a través de nuestros sentidos. La preocupación por la semejanza es abandonada con la intención de construir su personal mirada sobre el mundo. El cuerpo y sus posibles representaciones es el concepto que recorre los trabajos de los tres artistas contemporáneos que participan de esta exhibición. Cuerpo que puede ser entendido como la conexión entre la imagen y el objeto, pero que también es el del artista que desarrolla una obra en un presente donde convive con las del Greco y forma parte de su imaginario. El pintor de Toledo buscaba una nueva representación de la realidad, como lo manifiestan sus óleos de santos y apóstoles de formas estilizadas, donde la luz podía funcionar como conexión entre lo celeste y lo terrenal. Este modo de concebir las imágenes guarda estrecha relación con las ideas aristotélicas y neoplatónicas que circulaban en la época, de las que el Greco estaba interiorizado a través de diversos textos que, hoy sabemos, tenía en su biblioteca. Para la presente exposición se tuvieron en cuenta estas interpretaciones de lo divino, lo sensible y lo racional, partiendo de pensadores como Alain Badiou,2 quien actualiza el núcleo de polémica neoplatónica, enfrentándolo al planteo aristotélico sobre la mímesis en el arte y su relación con la filosofía. Badiou sostiene que el arte no es una imitación de las cosas, sino del efecto de verdad de éstas, concepto que deriva de la contraposición entre la realidad y el conocimiento descrita por Platón en el célebre mito de la caverna, en La República. Para Platón, la única forma de acceder a la realidad inteligible era mediante la razón y el entendimiento; el papel de los sentidos quedaba relegado, por considerarlo engañoso, como sombras proyectadas percibidas como verdaderas. En esta oportunidad, los artistas invitados enlazan estas ideas con sus obras, expresan el mundo de lo corpóreo y las sombras de las que hablaba Platón. Se observan los cambios que experimenta el sujeto en contacto con la divinidad; en su cuerpo quedan registradas las huellas de la transformación a modo de estigmas, martirios y estados de éxtasis. La representación de lo humano que se observa en estas producciones, y que se hace extensiva a muchas piezas del arte actual, privilegia una estética alejada de los cánones de belleza tradicionales, puede incluir aspectos como lo degradado, la fragmentación y la mutilación. Estos artistas incursionan también en la idea del cuerpo observado, donde la mirada del otro nos hace tomar conciencia de nuestro propio cuerpo y de su vulnerabilidad. Las piezas en exhibición materializan las tensiones de la existencia contemporánea, reflexionan y ponen en crisis los esquemas normativos sobre lo corporal y el paradigma moderno sobre la elevación a través del arte y su posibilidad en el mundo actual. Estas obras están cruzadas por temáticas que encontramos a lo largo de toda la historia del arte, y las conexiones que podemos hacer entre ellas son múltiples.

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Maurice Merleau-Ponty, El ojo y el espíritu, Barcelona, Editorial Paidós, 1986, p. 17. Alain Badiou, Pequeño manual de inestética, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2009. 113


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