Ote Arte No 21

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Julio Fajardo. Testigo mudo de la frágil memoria.

“No necesito darle detalles de mi vida, pues considero que estas cosas no tienen la menor importancia para usted. Me parece que lo que tengo que decir lo oirá usted mejor que de mis labios, plantándose en frente de mis pinturas murales y estudiándolas”. Tomado de, El pintor Julio Fajardo, un reportaje al joven pintor tolimense, por Brand, El Colombiano , Medellín 1941.

En el marco de la conmemoración de los cien años del nacimiento del maestro Julio Fajardo Rubio, la Alcaldía de Ibagué, la Gobernación del Tolima y el Museo de Arte del Tolima, le rinden un homenaje a este artista tolimense, con la exposición, “Testigo mudo de la frágil memoria”, una recopilación de lo mejor de la obra del escultor, pintor y ceramista que ocupa un lugar de honor en la historia de las artes plásticas del país. Óleos, esculturas, cerámicas, dibujos, platos, acuarelas y murales, son algunas de las obras que se exhiben en el MAT y desde las que se hace un recorrido por la vida de este artista, que dedicó su obra a rescatar los valores de su tierra y que es considerado como uno de los artistas colombianos más sobresalientes de mediados del siglo XX. Fajardo, quien en su momento no fue valorado, es el artista tolimense más importante de la historia del arte colombiano y es catalogado como ficha clave de la muralística Colombiana. Su prolifera obra como escultor, pintor, ceramista y muralista le hicieron acreedor de múltiples premios y reconocimientos.

Las obras que se encuentra actualmente exhibidas en el MAT, pertenecen a la colección de la familia Fajardo Castilla, a la Colección del Museo de arte del Tolima, a la Colección Ortiz Salazar, y a los coleccionistas particulares, Julián Varela, Leonora Melendro, Ana María Melendro, María Magdalena García, Helena Melendro de Caicedo, George Braun y Amelia Melendro de Braun.

Sobre el artista Julio Fajardo Rubio, nació en el año 1910 en Honda, Tolima. Estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá y perfeccionó sus estudios en Santiago de Chile y Buenos Aires, Argentina. Sus esculturas, pinturas, murales, y cerámicas son de gran importancia por su valor estético e histórico, así como por captar aspectos típicos de los pueblos colombianos. La obra de Fajardo se caracteriza por una expresión muy particular, en la que lo terrígeno y lo indígena son temas recurrentes, y desde los que Fajardo buscaba una identidad nacional. Aunque nunca perteneció oficialmente a los movimientos

nacionalistas de principios del siglo XX, su obra se relaciona directamente con esta tendencia que pretendía crear un arte característico en el país. Fundador y director en 1942 de la Escuela de Bellas Artes del Conservatorio del Tolima y director de la Escuela de Cerámicas de la Chamba. Ganador de diversos galardones nacionales e internacionales, entre ellos, Primer Premio en “Pintura al Fresco” en el Salón Oficial de Santiago de Chile en 1938, Mención Honorifica en “Pintura al Oleo” en el II Salón de Artistas Nacionales en Bogotá en 1941 , Segundo premio en el VII Salón de Artistas Nacionales en Bogotá en 1946, Primer premio en el Primer Salón de Artistas Tejicondor en Medellín en 1949 , Segundo premio en escultura en el X Salón de Artistas Colombianos en 1957 y Primer premio en escultura en el XI Salón de Artistas Nacionales en Bogotá en 1958. En 1961 Fajardo participó en el XIII Salón de Artistas Colombianos con "Mujer en la Hamaca", una obra declarada fuera de concurso. Fotografías 1. Retrato de Julio Fajardo Rubio.

Al entrar a revisar la historia del arte colombiano del siglo XX todos los historiadores parecen ponerse de acuerdo en los principales momentos que llevaron al triunfo y consolidación de las vanguardias y del arte moderno en Colombia, comenzando tímidamente en los años treinta con el movimiento nacionalista llamado comúnmente Bachué y el muralismo de los años cuarenta, siguiendo con el Salón de Arte Contemporáneo y el Salón de Arte Moderno de finales de esa década, las exposiciones de arte y artistas abstractos de comienzos de los cincuenta en la Biblioteca Nacional y terminando finalmente, con la gran eclosión que sobrevino tras la caída de Rojas Pinilla en 1957 y que tiene como paradigmas los salones nacionales del 57 y 58 y el Salón de Arte Moderno de 1957. La búsqueda que comenzaran los artistas de los años treinta parecía haber llegado a su clímax cuando en 1957 Enrique Grau se lleva el primer premio en pintura del X Salón Anual de Artistas Colombianos, y Fernando Botero y Alejandro Obregón comparten el segundo puesto. Dicho clímax es ratificado en el salón del año siguiente al recibir Botero el primer premio en pintura por su obra “La camera degli sposi”, talvez el cuadro más famoso en toda la historia de los salones nacionales desde su creación en 1940, y por el primer premio en dibujo de Enrique Grau.

Entre los grandes animadores de esas tres décadas se alza la figura de Julio Fajardo, artista tolimense nacido en Honda hace cien años, quien fue educado bajo la tutela de la generación Bachué; fue uno de los precursores del movimiento muralista no solamente en Colombia sino también en Chile donde recibió un primer premio en mural en 1938; participante del importante salón de arte Moderno de 1949; expositor en la Biblioteca Nacional en 1950 y 1957; segundo puesto en escultura en aquel famoso X salón Anual de Artistas Colombianos que premiara a Grau, Botero y a Obregón; participante de la paradigmática exposición que inauguró la Biblioteca Luis Ángel Arango con el nombre de Salón de Arte Moderno de 1957 y primer premio en escultura con su obra Ballet Azul en el XI Salón Anual de Artistas Colombianos, el mismo salón que consagraría a Fernando Botero. Sin embargo pese a estar allí, pese a exponer y ganar premios al lado de los nombres más importantes de la plástica colombiana en toda su historia, y de ganar más de una vez dichos premios sobre varios nombres mucho más recordados e importantes hoy en día que el suyo, Julio Fajardo ha sido testigo mudo de la frágil memoria, pues su nombre deliberadamente esquivado por influyentes escritores y críticos de la época fue sacado

impunemente de la historia del arte colombiano y del mercado del arte hasta el punto de volverse una figura casi invisible. Esta exposición, producto de una exhaustiva investigación, es un homenaje a su obra en la medida de lo que fue y de los logros que obtuvo, es un reconocimiento a su labor como artista, pedagogo y activista cívico. Pero sobre todo es una vacuna contra el olvido y contra la ignorancia alrededor de quien fue uno de los artistas más sobresalientes de la Colombia de mediados del siglo XX. Aspiramos de ésta manera que Julio Fajardo Rubio comience a recuperar un sitio en nuestra memoria y el espacio que dignamente le corresponde en la historia de nuestro arte que él mismo ayudó a forjar. Darío Ortiz Robledo Artista plástico y Curador de la muestra “Testigo mudo de la frágil memoria”.

Fotografías 1. Estudio en yeso para Monumento a la Paz. Julio Fajardo. 2. Querencia. Cerámica en caolín bruñido. Julio Fajardo. 3. Fotografía dela escultura El Boga. Julio Fajardo. 4. Síntesis. Óleo/Lienzo. Primer Premio en pintura en la Exposición Nacional de Medellín en 1955. Julio Fajardo. 5. Boga. Óleo/Lienzo. Julio Fajardo. 6. Mercado en Purificación. Óleo/Lienzo. Julio Fajardo.


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