Me dijo que no me asomara más por su hacienda, que ya iba a llamar a otro padre. A partir de ahí comenzaron a llamar a los padres franciscanos de Zacatecoluca. Todas estas informaciones comenzaron a llegar al obispo, quien me mandó a llamar para regañarme y decirme: - Usted está dañando la imagen de la parroquia y de la iglesia. Semana Pastoral para buscar las formas de aplicación de las recomendaciones de los Concilios Vaticano II y Medellín En esos tiempos comencé a tener relación con Juan Macho, de los padres españoles pasionistas de Jiquilisco, porque el límite entre Tecoluca y Jiquilisco era el río Lempa. El cantón que queda a la orilla del río Lempa de Tecoluca se llama San Nicolás Lempa, y el que queda en la otra orilla, al otro lado del río Lempa, después del Puente de Oro, ya es San Marcos Lempa. Cuando yo celebraba misa en San Nicolás, venía la gente de San Marcos, y cuando los padres pasionistas celebraban misa iba la gente de San Nicolás. La misma gente nos unió. Decían por ejemplo: - ¿Por qué no va usted a celebrar misa allá en San Marcos? Le vamos a pedir permiso al padre Juan o al padre Pedro, o al padre Sacarías. Éramos un equipo, tanto así que fueron ellos los que me invitaron a la Primera Semana Pastoral celebrada en la archidiócesis en enero de 1970. Por mi parte invité a los sacerdotes de la diócesis de San Vicente, a los padres Ramiro, Macías, Porfirio, Paco Mejía y a mi hermano Benigno Rodríguez. En ese evento sucedieron tres cosas: Primero, me di cuenta de que los problemas que yo estaba teniendo en Tecoluca los tenían los padres de Jiquilisco, y los tenían muchos padres a nivel nacional, o sea, eran las mismas injusticias sociales contra los campesinos. Teníamos problemas en común. En segundo lugar, esa semana pastoral fue para estudiar los documentos de los Concilios Vaticano II y Medellín y para reflexionar sobre cómo podríamos aplicarlos aquí en El Salvador. En tercer lugar, las conclusiones que sacamos de esa semana pastoral fueron: primero, que teníamos que formar dirigentes laicos, que el trabajo pastoral no estuviera basado solamente en los sacerdotes y religiosos, sino también en los laicos, por lo que había que formar dirigentes laicos. Segundo, que teníamos que trabajar para conformar Comunidades Eclesiales de Base, para que el núcleo primario de la iglesia no fuera el individuo, sino la Comunidad Eclesial de Base. La tercera conclusión fue que era necesario trabajar en el conocimiento de La Biblia de los laicos, por lo que teníamos que difundir la Biblia Latinoamericana, a partir de la Celebración de la Palabra de Dios, dando más protagonismo a los laicos. La cuarta conclusión fue, que con el ejemplo de algunos sacerdotes como Chencho Alas, Monseñor Romero y el padre Romero, teníamos que trabajar con la radio, hacer programas de radio, difundir nuestro mensaje a través de esos programas. Y la quinta conclusión fue, que teníamos que crear centros de formación campesina. Inmediatamente, después de esa semana pastoral, formamos con los padres de Jiquilisco, el Centro de Formación Campesina “Los Naranjos”. En ese tiempo ya estaba funcionando el Centro “El Castaño” con los padres de Mariknoll, quienes nos trasmitieron esa experiencia. En Santa Ana, el padre Walter Guerra ya tenía el Centro “La Divina Providencia”, y el padre Chencho Alas tenía en La Bermuda, Suchitoto el Centro de Formación Campesina. Una Nueva Metodología que Educaba y Concientizaba el Río de La Memoria 113