no es delantero, cuando escapó absolutamente solo casi desde mitad de cancha y estrelló su remate en el pecho de Navarro en la más clara hasta entonces. A partir de allí, el partido tomó un ritmo lento ya que el empate parecía dejar conformes a ambos. Independiente intentó hacerse dueño del campo pero no lograba crear demasiado peligro, a excepción de una extraordinaria intervención del arquero xeneize ante un cabezazo de Ernesto Farías. Sin embargo Boca, con el amor propio que tanto le gusta a sus hinchas, fue. Una corrida del uruguayo Alvin que hizo rugir a la Bombonera terminó en un tiro libre en la puerta del área, y el crack del momento, Sánchez Miño tomó la pelota, se disfrazó de Román y la clavó en el ángulo para poner el 3 a 2 ante la mirada del DT argentino Alejandro Sabella, quien lo estudiaba desde la platea. Los últimos minutos serían a pura emoción, porque primero el travesaño y luego D´Angelo salvaron a Boca y, en la réplica, Lautaro Acosta dudó en la definición tras otra excelente trepada del ingresado lateral uruguayo. En la última jugada, Clemente cometió un infantil penal tras un yerro individual y Farías lo cambió por gol para sellar el 3 a 3 definitivo. Le costaron muy caro los errores a Boca, que no mereció otro resultado más que la victoria. Pero el empate tiene gusto a
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derrota no sólo porque deberá definir de visitante, sino también por los goles recibidos y
porque otra vez, como aquel recordado 5-4, lo sufrió en el final.