«Esta casa de cristal y hormigón se abría al mar, pero estaba cerrada por la parte trasera que da a la selva», explica. «La he abierto en su totalidad, instalando paneles de cristal pivotantes, de modo que ahora se ve a un lado el mar y al otro la selva tropical, siempre a 180 grados. Me fascina la fuerza de la naturaleza. Los árboles y las plantas son gigantescos, robustos. Esta fuerza y esta energía se encuentran también en los hogares brasileños, que son un pueblo positivo, alegre y muy físico, como yo mismo».
Didier Gomez lleva casi veinte años diseñando muebles para Ligne Roset. Todo comenzó en 1996 con la colección Nomade, aún una de las más vendidas en hoy día. Desde entonces, casi todos los años se añade a la colección una nueva pieza del decorador. «Recuerdo muy bien el día en que conocí a Michel Roset. Fue durante una comida organizada por Claude Berthod, que por ese tiempo era redactora jefe de la revista Maison Française. Michel se había fijado en mi trabajo de reinterpretación de los clásicos que había realizado sobre todo en First Time (su primer colección) y pensaba que yo podría darles un toque decorativo a sus colecciones, que en ese tiempo estaban muy centradas en un diseño funcionalista. Conectamos al momento. Me encanta la gente sarcástica y con sentido del humor. Ahora bien, Michel es inclasificable: pasa de un tema a otro, habla de política, de cultura… Puede dar la impresión de ser un espíritu desordenado, pero no es cierto. Posee una visión muy original de la sociedad y, sobre todo, tiene la capacidad de hacer trabajar a los creativos. Y eso no es nada común». Al invitar a Didier Gomez a su colección, la firma se aventuró en un estilo decorativo que nadie esperaba; una apuesta ganadora a tenor del éxito constante de sus creaciones. «Nunca pretendí inventar formas nuevas; solo deseo trabajar con lo que tenemos en común, con las cosas familiares y sus transformaciones». A fuerza de viajar por el mundo entero para trabajar en hoteles o viviendas privadas, Didier Gomez ha desarrollado una visión de antropólogo. «No dejo de preguntarme sobre lo que tienen en común los chinos con los brasileños en cuanto a comportamiento y usos». En estos momentos, su trabajo lo ha llevado hasta Rabat (Marruecos), donde acondiciona el palacio del rey, una coleccionista exigente de diseño; y a Saint-Jean-Cap-Ferrat,
REPORTAGE
El creador, un apasionado de la música que toca el piano desde los cuatro años y que quiso ser cantante de ópera antes de dedicarse a la decoración, instaló un piano de cola blanco en la casa y se pasa horas tocando a Bach, Rachmaninov y Chopin, para el placer exclusivo de los pájaros multicolor y los monos que pueblan la selva. La casa contiene una combinación de mobiliario brasileño de los años 50, firmado por Oscar Niemeyer y Sergio Rodrigues, mezclado con delicadeza con elementos de iluminación de Jean Royère y lámparas de techo de cristal de Murano. Y, por su puesto, piezas de sus colecciones creadas para Ligne Roset.
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