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ENTREVISTA 5

Beatriz Santamaría Monjaraz

POR OMAR PIÑA

E

l 17 de octubre de 1953 se estableció constitucionalmente el voto femenino en México. A sesenta años de distancia, aún queda trecho por andar y los retos son la equidad en las cuotas de género y el establecimiento de agendas políticas que velen por la integridad igualitaria de los ciudadanos. Para Beatriz Santamaría, las mujeres que participan en la vida política mexicana a través de cargos de elección popular deben actuar por los intereses de sus representadas, pero hay factores que obstaculizan ese “buen desempeño”, como son: educación, oportunidad laboral y enfoques de territorialidad. Mæstra en Políticas Públicas, egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, Beatriz Santamaría Monjaraz es directora del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México. Explica que el gran objetivo del Inmujeres-DF es: “garantizar que las instituciones públicas cumplan su quehacer desde un enfoque de igualdad, donde se reconozca que en la vida cotidiana hombres y mujeres vivimos aún en condiciones distintas y que las mujeres tenemos poco acceso a ámbitos del desarrollo de la vida”.

¿Se nace con la noción de que hombres y mujeres somos iguales? Desde la vida cotidiana aprendes a tener igualdad. Cuando yo crecí, era una época donde los hombres salían a trabajar y regresaban a casa por la noche, ahora las cosas han cambiado. Y fuera de casa… ¿hay lugares que ofrecen igualdad en México? El Distrito Federal es uno de los lugares que ofrece mayor garantía jurídica a los derechos y libertades de hombres y mujeres, pero existen sigtóricamente, ha sido el derecho de las mujeres a la participación política, pues si bien las mujeres representamos el cincuenta y dos por ciento de la población, hemos necesitado recorrer un largo camino para lograr el reconocimiento de nuestros derechos fundamentales, entre ellos, el derecho al voto. El voto femenino, ¿onomástico o verdadero logro? Fue a partir del 17 de octubre de 1953 cuando las mujeres ganamos el derecho a votar y de ser electas en un puesto de representación popunuestro derecho al sufragio universal. Pero la conquista del derecho al el inicio de una nueva etapa para lo-

DERECHOS POLÍTICOS DE LAS

MUJERES EN MÉXICO Foto: CIMAC Noticias

grar la participación en la política y la vida pública en general, es decir, en el derecho y la realidad de esa participación.

¿Se puede distinguir el “derecho” de la “realidad”? Una muestra congruente es el Distrito Federal, donde gracias a los gobiernos democráticos y de izquierda, al movimiento feminista y a la exigencia de la ciudadanía del cumplimiento de sus derechos; se cuenta con un marco normativo de avanzada que crea derechos humanos de las mujeres y de manera particular para sus derechos políticos. Desde el año 2007 se ha luchado por obtener un marco legal y a partir de entonces está la Ley de Igualdad Sustantiva entre Mujeres

¿Ley que se aplica? En concreto, el marco jurídico al que ticipación, experiencia y aporte de las mujeres en los ámbitos de gobierno para un mejor desarrollo de la sociedad. Estos instrumentos posibilitan la implementación de acciones para el ejercicio real de los derechos políticos de las mujeres, puesto que guían y vigilan la actuación de los entes públicos para el logro de la igualdad sustantiva. Coordinan la acción interinstitucional para eliminar la violencia en contra de las mujeres al reconocer que ésta representa uno de los mecanismos fundamentales para inhibir su participación en los espacios públicos y de toma de decisión.

¿Qué se logra? Promueven la puesta en marcha de acciones que permiten avanzar en el acceso al mismo trato y oportunidades para el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos humanos de todas las mujeres y exigen la aplicación de recursos destinados a disminuir las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres y por supuesto validan la adopción de mecanismos para alcanzar la igualdad real. ¿Es posible aterrizar la parte teórica? En el Distrito Federal, los avances normativos se pueden traducir en avances numéricos importantes en la participación política de las mujeres. En la actualidad, en la Asamblea Legislativa hay 22 diputadas locales; hay cinco Jefas delegacionales y otras que ocupan secretarías y puestos donde la toma de decisiones es muy importante. Otro dato: son mujeres, aproximadamente el cincuenta y seis por ciento, quienes durante las jornadas electorales ocupan los comités de base y juntas vecinales. Es complicado responder sí ¿comienzo resuelto? Aún estamos lejos de alcanzar el impacto deseado que permita a las mujeres negociar y hacer efectivas determinadas condiciones y cambiar en la cultura las normas sociales, marcando una diferencia importante al interior de los espacios de la toma de decisión y dando lugar a la participación sustantiva que implique un cambio cualitativo en el proceso y los resultados de la política.

¿Se gobierna igual como mujer que como hombre? Este tipo de representación supone actuar en interés de las representadas y por tanto integrar los intereses de las mujeres y las agentes de la igualdad de género en las resoluciones legislativas y las políticas públicas. Sin embargo es preciso hablar de los factores que obstaculizan a las mujeres el ejercicio de una participación sustantiva. De acuerdo a los análisis de la realidad en nuestro país son las siguientes: las mujeres reciben menos información que los hombres sobre candidaturas y sobre los programas de los partidos políticos y los procedimientos de voto. El analfabetismo y la incomprensión de los sistemas políticos o las repercusiones que las iniciativas o normas políticas tendrán en su vida. La doble o triple carga de trabajo de las mujeres y los problemas económicos que limitan el tiempo y la oportunidad que puedan tener de participar en el espacio público y en puestos de representación popular. Un trabajo nada sencillo… La violencia que enfrentan las mujeres en la esfera política es otro factor que inhibe su participación. Incluye la violencia interinstitucional, como la que se da en el interior de sus partidos políticos, pasando por la violencia económica al desviar o limitar sus recursos para capacitación y campañas; hasta el hostigamiento y el acoso sexual o la violencia comunitaria e incluso el femiviolencias múltiples por numerosas mujeres como candidatas o legisladoras o funcionarias.

¿La mitad del electorado al margen? La prevalencia de actitudes negativas respecto a la participación política de del electorado en las candidatas o de apoyo en estas es un obstáculo más. Estos factores explican, por lo menos en parte, la paradoja de que pese a que las mujeres, que son la mitad del electorado, no ejerzan su poder político ni formen agrupaciones que promuevan sus intereses o cambien el gobierno o eliminen las políticas discriminatorias.

Hay sesenta años de derecho al voto, ¿ese voto resuelve a favor? Para revertir esta situación es necesario ampliar la democracia o la ciudadanía de las mujeres y construir una democracia en donde mujeres y hombres participen de manera igualitaria. A este respecto, las acciones nero son necesarias para superar las barreras que afrontan las mujeres para su efectiva participación para la vía de entrada del conocimiento a dimensiones de la realidad ignoradas y despolitizadas, como el cuidado de las niñas y los niños y las personas de la tercera edad, las enfermas. Es necesaria la consolidación familiar y laboral para establecer nuevos estilos de liderazgo. ¿Tienen opciones contempladas? Para evitar simulaciones mediante las cuales llegue un hombre como suplente de una mujer, las acciones de procesos más amplios que incluyan mecanismos de sanción o de no tolerancia a conductas, actos o manifestaciones hostiles a la participación de las mujeres de los espacios políticos que cuenten además con la necesaria capacidad institucional para su aplicación.

¿Qué más se requiere? El impulso de nuevos modelos de corresponsabilidad entre mujeres y tos público y privado. La construcción de liderazgo político entre las mujeres mediante el impulso de procesos de capacitación que incluyan temas como movilización de recursos, establecimiento de alianzas, habilidades de negociación, gestión y análisis de para llevar exitosamente las campañas electorales donde participen mujeres y por supuesto la elección de candidatas que decididamente asuman una agenda política de género, porque hay que recordar: no necesariamente el hecho de que llegue una mujer a los puestos de participación política garantiza una afectiva agenda de género.


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