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REGRESO A LA

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Regreso a la socialización

Cuánto no se ha dicho ya del daño que la pandemia de Covid-19 ha hecho en nuestras vidas, cómo un intruso que sin aviso alguno nos obligó a transformar todo lo que hacíamos. Y esta experiencia no ha sido la más disfrutable, es verdad que cada persona no tuvo los mismos retos ni los atravesó con la misma dificultad,

todos partimos de contextos distintos en donde el privilegio y la desventaja juegan un papel importante en el camino.

Sin embargo, la incertidumbre, el miedo, la tristeza y la depresión que la pandemia trajo consigo, no resulta muy diferente desde el sentir humano. Nuestra historia es única pero compartimos el dolor.

El dolor de haber sufrido la pérdida de una persona a la que amábamos - y aún amamos -, la inestabilidad y la pérdida de la libertad son situaciones que engloban la energía de esta etapa de la humanidad, que seguro irá para los libros de historia.

Nosotros en el presente nos hemos enfrentado entre tantas cosas, a la restricción de la vida social. Ir a nuestro lugar de trabajo, visitar a un familiar, salir con un amigo, o algo tan simple como pasear entre la calles, rápidamente se convirtió en una actividad de riesgo en donde nuestra vida corría peligro.

Fueron momentos difíciles, como sociedad nos vimos obligados a enfrentar algo que jamás pensamos que podría suceder.

Una de las razones por las que nos cuesta lidiar con situaciones de emergencia es, por el miedo inherente del ser humano hacia lo desconocido. Nuestra necesidad de mantener todo bajo control permite crear una coraza de seguridad y psicológicamente nos aleja del peligro.

Aunque no todos los peligros son reales; muchas veces las experiencias negativas del pasado limitan y condicionan las acciones del presente dirigidas hacia el futuro, sin tomar en cuenta las valías de nuestra persona y manipulando las garantías. Muchos la conocemos como la ansiedad.

Consideremos tomar esta experiencia como una llamada de atención: no siempre podemos tener el control de todo, y eso está bien. Hay que vivir y amar a cada instante, no alejarnos de donde pertenecemos, soltar y fluir.

Para muchos, regresar a la sociedad representa precisamente, ese enfrentamiento a lo desconocido que tanto nos causa conflicto. Una vez experimentamos el miedo al contacto presencial y ahora, tenemos de este. Algunos optan por trabajar desde casa, el miedo sigue latente. Todo sea por intentar proteger la salud y la vida, aunque sea con miedo y culpa.

Es el momento de darle la debida importancia a nuestra salud mental, cuidar y ser consciente de nuestras acciones. En un mundo donde el valor de uno se mide a través de los ojos de otros, es normal ser ignorante en cuestiones de cuidado personal que implique un cariño más allá de lo físico. El cuidado del ser interno considera lo que llamamos dieta mental: buenos pensamientos - buenas emociones, mientras lo negativo es comprendido y sanado. Elige lo que darás y elige lo que recibirás desde el amor, justicia, respeto y libertad. Ahora, el miedo no debe ser ridiculizado. Es probable que la pérdida haya provocado un estado de tristeza y alerta profunda, al final de todo, somos personas heridas tratando de protegernos. Ese solo hecho ya nos hace valientes y nos demuestra que podemos perseguir algo más grande a cada paso, porque nos seguimos preocupando, porque queremos seguir vivos.

La vida es un instante, nuestro paso por la Tierra no es más que un parpadeo para el Universo, el tiempo es incierto. Hace cien años no te encontrabas respirando el aire que estás inhalando ahora, en cien años más el escenario será idéntico, con la diferencia que tu existencia supone un aliento más que habrá contribuido en la formación del mundo. Es por eso que vale la pena comenzar a vivir, estar en el momento presente, y por un momento contemplar las maravillas del mundo, empaparnos del cariño de las personas, practicar nuestros valores, permitir las enseñanzas, caminar con el miedo de la mano Si el sufrimiento persiste, la terapia es el lugar donde aprenderán a manejar las herramientas expuestas desde el apoyo y comprensión. Amen, vivan y continúen cuidándose.

Gabriela Sabik Tanatóloga Tibetana gabrielasabik 5614114026

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